NOTA: Antes que nada necesito advertirles que este capitulo es algo violento, trata del pasado de Kenshin y Maya. Espero les guste aunque yo creo que exageré un poco... -_-... ¡Espero sus comentarios!


CAPITULO 5: El Lobo.

Un grito se escuchó a varios metros a la redonda.
Una chica de casi quince años estaba rodeada en ese callejón sin salida por tres hombres que no tenían buenas intenciones. La oscuridad y lo angosto del lugar no le ayudaban a escapar de alli.
— Una linda chica sola a nuestra merced, ¿qué más podemos pedir? —sonreía lujuriosamente aquel que parecía ser el jefe del trio.
— ¡Alejense!... ¡Si mi lider los encuentra los matará!... —advertía ella sin exito.
— ¿Tu lider? —se burló otro de ellos— No me hagas reír, linda. Mejor no te resistas.
Uno de ellos la empujó hacia la pared sosteniendola de los brazos fuertemente. En el puño de la chica podía verse una especie de tatuaje a pesar de la oscuridad. Otro sujeto intentó identificar la imagen mientras los otros dos comenzaban a desgarrarle la ropa. Ella no dejaba de luchar por liberarse.
— ¡Vaya, vaya!... Asi que esta belleza es parte de la famosa "Jauria". Es un buen botín.
—¡¡¡¡Sueltenmé!!!!...
De repente, un extraño sonido llamó la atención de los tres. Pudieron observar el trayecto de un cuchillo que se clavó exactamente a un lado de la cabeza de su rehén. Ella habilmente lo tomó y pronto se quito de encima a sus victimarios.
— ¡¡Maldición!!... ¡Esa tonta me corto la cara! ¡¡Voy a matarla!! — gritó frenéticamente uno de ellos. Desenfundó su espada y la atacó directamente. Para sorpresa de los tres la chica logró evadirlo y corrió hacia el lugar de donde provino su arma salvadora. Los tres bandidos identificaron de inmediato a otra mujer cerca de allí.
— Asi que tu fuiste quien intervino en nuestra pequeña fiesta... —replicó el lider observando a Maya fijamente. Ella por su parte, se quito su obi y se la aventó a la chica.
— Cubrete, Mako —ordenó. Lo único que protegía el torso de Maya eran varios vendajes y su largo cabello que dejó suelto en señal de que combatiria a muerte contra aquellos sujetos.
— ¡Grandioso! —le miró el sujeto de pies a cabeza— Ahora serán dos... La diversión aumenta.
Mako se colocó el obi y retrocedió varios pasos hasta encontrarse con otro hombre. Era Kenshin.
— No te preocupes, Mako. El no te dañará. Solo mantenlo lejos de esto —dijo Maya preparandose para el combate.
Ella asintió. Kenshin no emitió reacción alguna como de costumbre.
Los tres hombres rodearon a Maya. Rapidamente comenzaron la ofensiva. No creyeron que el palo que ella sostenía fuera de peligro. Con su velocidad Maya logró noquear a dos de ellos sin ningun problema, el único que faltaba era el lider. Él se avalanzó hacia ella con su espada cortando habilmente el palo de madera y dejandola sin protección.
— Acepto que eres ruda... pero una simple mujer no puede vencerme.
— No soy una simple mujer... —sonrió mientras se recogia un poco el cabello dejando al descubierto su hombro izquierdo. Un tatuaje sobresalía visiblemente— No debiste tocar a esa mujer. Te haré pagar caro por tu estúpida osadía... "El Lobo" te deborará sin piedad.
Los ojos de Kenshin dejaron ver su sorpresa al identificar aquel tatuaje. Recordó que durante una de sus tantas misiones como Battousai había estado frente a un guerrero con el mismo tatuaje en el hombro. Esa vez se le dio la misión de matar a un alto político que pasaba armas a escondidas a los enemigos, pero al llegar a la ubicación que le indicaron lo único que encontró fue a un chico frente al cadaver mutilado del político. Aquel chico tenía cabello rubio castaño muy corto y una venda amarrada en la cabeza. Logró verlo a los ojos. Su obi estaba semiabierto y en su hombro izquierdo lucia el tatuaje de un lobo.
— "Son... la misma persona... ¡Ella es...!".
— Ese tatuaje es el distintivo del lider de La Jauria... —se burló el bandido sin comprender la situación— No creas que me asustas. Una mujer no puede ser lider de ese clan...
En ese momento Kenshin se percató de la presencia de otra persona sobre el techo de una de las casas que les rodeaban. Aquel sujeto desenvainó una espada y parecía dirigirla hacia Maya. Intentó intervenir pero no contó con que Mako lo amenazara con el cuchillo.
— ¡Ni se te ocurra!... Nuestro lider no necesita ayuda. Si muere es su destino y nadie intervendrá.
Al fin Kenshin entendió que la caprichosa filosofía de La Jauría distinguia perfectamente a sus integrantes.
El sujeto lanzó la espada desde el techo. Maya no se movió. El arma se clavó en el suelo a su lado derecho; durante su trayectoria logro producirle una cortada profunda en el brazo, esto simplemente la hizo sonreir para sorpresa del bandido y de Kenshin.
— He aqui mi regreso... —susurró antes de lamer la sangre que brotaba de su brazo para luego sujetar la espada. Con un movimiento invisible logró insertarla justamente en la pierna derecha de su oponente haciendolo caer.
— " Sorprendente..." —pensaba Kenshin sin dejar de observarla.
Mako bajó su arma y se aproximó a Maya muy contenta, como si aquella violenta escena no hubiera pasado.
— ¡Lider! ¡Eso fue perfecto!... ¡Sabia que usted me protegería!
— Gracias, Mako...
— Es hora de acabar con el ritual, Maya —intervino aquel hombre que le habia lanzado la espada. Era muy joven. Parecía tener la edad de Kaoru y lucia una sonrisa tan espontanea como la Soujiro.
— Tienes razón, Daichi. Mako... ¿Tu sabes que castigo le corresponde a este idiota, verdad? Dime... ¿Qué parte de su cuerpo es la que deseas?
— "¿Parte de su cuerpo?..." —Kenshin no podía creer lo que escuchaba.
— Se atrevió a tocar mi mano —les mostró la mano donde tenía el tatuaje del lobo. Su mirada inocente dejó ver su deseo de venganza—. Me conformaria con quitarle la suya.
— ¿Estas segura? —preguntó Daichi mientras sometía al bandido quien comenzaba a implorar clemencia a gritos.
Mako asintió. Maya le entregó su espada. La chica se acercó al bandido mientras Daichi le sujetaba el brazo contra el suelo.
— ¡No te muevas o la pequeña Mako te cortará todo el brazo!
— ¡¡Basta!! —intervino Kenshin furioso, dispuesto a desenfundar su espada— ¡¡Es suficiente!!
— Este no es tu asunto —le enfrentó Maya sin dudar, con una gran sonrisa victoriosa— Estoy celebrando mi regreso al grupo que yo misma forme. Seguramente ya te diste cuenta que todo mi sequito de lobos se ha reunido ha nuestro alrededor para atestiguar el espectaculo. Ellos son mi familia, la familia a la que nunca debi abandonar. Si intervienes están dispuestos a cortarte la cabeza y creeme... Saben más tecnicas de las que te puedes imaginar y no se dejarán vencer a menos que les quites la vida.
— ¡No permitiré que cometan más injusticias!... ¡Ni tu ni tu grupo de asesinos!
— ¡Vaya! Battousai está hablando de injusticias... ¡Tu tambien asesinaste a varias personas y no lo remediarás comportandote como un niño bueno que trata de borrar sus errores viviendo como el sirviente de una niña indefensa!
— Es cierto... que vivo para limpiar de mis manos la sangre de toda la gente a la que asesiné, pero lo hago porque la misma injusticia que tu practicas fue la que me arrebató a la persona que más amaba. No permitiré que esta vez me quite a Kaoru ni a mis amigos.
— Yo no soy quien para juzgarte, amigo... Si para ti eso es bueno continua con tu vida y dejanos seguir con la nuestra. Para mi jauría esto es justicia porque nadie se encarga de protegernos mas que nosotros mismos.
— Si Kaoru viera esto... se sentiría decepcionada.
— Tienes razón, por eso que desde un principio me opuse a que fuera parte del grupo. Ella es muy inocente, no ha tenido que sufrir la miserable vida que a nosotros nos tocó vivir. Aquí cada uno de mis lobos ha aprendido a defenderse con un arma aunque tenga que matar a su enemigo, de esa forma nos brindamos seguridad y confianza... Sin embargo, Kaoru ya está bastante grandecita para tomar sus decisiones y ahora desea unirse a nosotros nuevamente...
— ¡No permitiré que la Señorita Kaoru sea otro lobo más de tu jauría!... ¡Combatiré contigo y te sacaré de su vida cueste lo que cueste!... —aseguró desenfundando su espada.
— ¿Acaso piensas matarme? ¿Serías capaz de causarle más dolor a Kaoru, Battousai?...
— Por su felicidad haría cualquier cosa.
— Bien... —aseveró dandole la espalda— Entonces matame y conviertete en un asesino otra vez. A ella le dará mucho gusto ver lo que su "sirviente" es en realidad.
Maya observó a Mako. Ella identificó esta señal y, sin que Kenshin pudiera hacer nada mas que permanecer inmovil ante su indesición de perder a Kaoru o romper su promesa de no matar, la chica mutiló al hombre mientras su grito de desesperación se escuchaba a varios metros a la redonda.