Nota de la autora: En este capitulo Maya revela estar ligada con un enemigo de Kenshin... Adivinen quién es.


CAPITULO 9: La pelea

Kenshin se sorprendio al ver varias lamparas de combustible encendidas en las orillas del cuarto de entrenamiento. Maya se colocó en el centro invitandole a entrar con la mirada.
— No pelearé —aseguró él desde un principio.
— Sinceramente me da lastima Kaoru... Enamorarse de un hombre que nunca la amará completamente la ha hecho infeliz por mucho tiempo. Comprendo lo que siente. Yo tambien viví lo mismo.
— Kaoru es fuerte... Desde la muerte de su padre vivio sola y salio adelante sin la ayuda de nadie. Además ha sobrevivido a todas las desgracias que yo le he traido con mi presencia
— Y con tu ausencia se convertirá en una asesina. De eso me encargaré yo...
— ¡Dejala en paz! —amenazó mientras dejaba en el suelo sus cosas.
— Le enseñaré a usar la espada para lastimar a otros tal como tu lo hiciste, Battousai.
— ¡No sigas!... —insistió apretando fuertemente sus puños.
— La unica forma de evitarlo es que me mates o eliminaré a la inocente chica a la que amas y la convertiré en un sangriento lobo como yo.
— ¡¡Es suficiente!!
Kenshin miró fijamente a Maya. Ella sonrió al distinguir esos ojos color ambar que amenazaban con quitarle la vida. Ambos desenfundaron sus espadas. Kenshin, utilizando su gran velocidad, entró al cuarto y se posicionó detras de Maya para dar el primer golpe. Ella adivinó sus movimientos y de inmediato contratacó. Sostuvieron una fuerte batalla por algunos minutos sin utilizar tecnicas especiales. Battousai no lucia sorprendido al ver que Maya lograba mantener su defensa y su ofensiva sin problemas.
— ¿Tienes idea de cuanto esperé este momento, Battousai?... Si te elimino vengaré a Kaoru y le quitaré ese placer a otro hombre que me ha hecho la vida miserable estos ultimos años.
— Entiendo... Asi que ese es tu verdadero motivo. ¿Y de quien se trata?
— Te mencionaré su nombre cuando mi espada haya penetrado tu pecho.
— Seguramente es uno de tantos a los que elimine.
— No... Lo dejaste vivo y ese fue tu peor error.
— Bien. Lo remediaré cuando tu caigas en su lugar.
Kenshin se preparo para realizar su tecnica especial. Maya adoptó la misma postura que cuando espero el ataque de Sanosuke la mañana que Kenshin la vio pelear por primera vez.
— ¡Eso no te servirá de nada!... ¡Hiten Mitsuruyi Ryu!
Al mismo tiempo Maya balbuceaba unas extrañas palabras.
— Ookami no kagami...
El golpe de Kenshin fue certero. Produjo un gran daño a su alrededor pero sabia que Maya había logrado escapar de él. De repente, sintió el frio contacto de una espada en su nuca.
— Buen golpe... Lograste ubicar mi arma secreta...
De la muñeca derecha de Maya cayeron varios cristales al suelo. Kenshin descrubrió que ella utilizaba el reflejo de la luz del sol o de las lamparas a traves de pequeños espejos atados a sus muñecas para cegar al enemigo por algunos segundos. De esta forma su velocidad le ayudaba a ubicarse en el lugar más propicio para vencer a su oponente.
— ¿Crees que podrás manejar la espada con la muñeca tan lastimada? —sonrió él.
— Lo unico que tengo que hacer es cortarte la cabeza. ¿Crees que necesite mucha fuerza?
Inesperadamente Kenshin se giró atacandola. Maya lo evadió pero continuó con su ataque de frente. Ella logró causarle una gran herida en el pecho y en los hombros. A pesar de haber perdido casi toda la movilidad de su mano derecha, su mano izquierda le era de gran utilidad. Aun tenía muchos secretos guardados.
Luego de un buen rato los dos lucian exhaustos. Se detuvieron mirandose el uno al otro.
— Esta pelea... esta empezando a aburrirme...
— Entonces permiteme darte... el golpe final.
Kenshin se preparo para volver a utilizar su tecnica. Maya iba evadirla pero aquel terrible dolor en el abdomen volvio a presentarse obligandola a hincarse frente a su adversario.
— ...No...
— ¡Hiten...!
Kenshin se detuvo al escuchar que un arma iba directamente hacia él. Dio un salto hacia atrás y luego identificó a un sujeto en la entrada del lugar.
— Tu eres...
— Espera a que ella pueda continuar... —exigió Daichi dejandose identificar gracias a las lamparas del lugar.
— No te metas en esto —advirtió Battousai preparandose nuevamente para atacar a Maya.
— ¡¡¡¡YA BASTA!!!!
Aquel grito desesperado lo detuvo. El color violeta volvió a sus ojos al reconocer a la persona que habia llegado inesperadamente.