CAPITULO 11. Despedida.

Eran las tres de la mañana. Daichi y Kaoru entraron al dojo silenciosamente y se dirigieron a la cocina. Alli Kaoru le preparó té a su invitado.
— Disculpa todas las molestias que te hemos ocasionado, Daichi-san... —suplicó ella luego de darle su taza de té.
— No hay nada que disculpar... A Maya le gusta meterse en problemas pero sabe valerse por si misma. Solo que...
— Entiendo lo que sientes... Lo mismo me pasa con Kenshin. El puede pelear contra cualquier enemigo para proteger a quienes estima. Lo ha hecho varias veces y nunca lo dejará de hacer aunque yo tema por su vida.
— Kaoru...
— Pero hay otra cosa que tenemos en común tu y yo. Ellos jamás nos verán como algo más que amigos.
— Es penoso compartir ese mismo sentimiento, ¿no crees? —sonrió con resignación mientras observaba la taza de té en su mano.
— Daichi-san... Se que este no es el mejor momento, pero... necesito saber si me ayudarás a pertenecer al grupo.
Daichi la miró fijamente esta vez. Kaoru, por su parte, intentaba ocultar su nerviosismo mientras miraba al suelo.
— Cuando Maya me pidio que viniera para conocerte tambien me dijo que eras una mujer muy especial y hermosa... Lo primero que pense fue en rechazarte para que ella entendiera mis sentimientos, pero al verte y comprender que sufres lo mismo que yo cambie de opinión.
— ¡Eh!...
— No te lo dije de inmediato porque deseaba darle una oportunidad más a tu vagabundo... Deseaba darte una esperanza que yo nunca tuve. Pero si estás segura de que esto es lo que quieres hacer... yo tambien estoy dispuesto a olvidar.
Agradecida Kaoru asintió. Daichi le sonrió en respuesta.
— Será mejor que me apresure a recoger mis cosas... Esperame aquí. No tardo.
— ¿Qué harás con tu discipulo?
— Yo... Mañana hablaré con dos amigas que se podrán hacer cargo de él y del dojo. Tambien le escribiré una carta... Si hablo directamente con él acabará odiandome más.
Kaoru salió de alli dirigiendose a su habitación. En su camino hizo dos paradas. La primera fue frente a la habitación de Kenshin. Abrió silenciosamente la puerta solo para verificar que el no estaba allí al igual que sus pertenencias. Seguramente había huido. Tarde o temprano lo haría. Guardandose las lagrimas, continuó caminando hasta el cuarto de Yahiko. El niño seguía durmiendo apaciblemente, tal como lo habia visto dos horas antes cuando unos extraños ruidos lograron despertarla a ella. Recordar la pelea entre Kenshin y Maya era un suplicio, pero dejar a ese niño al cual consideraba un hermano menor era mucho peor.
— "Disculpame, Yahiko... No puedo llevarte conmigo. Este camino no es para ti. Por favor, cuidate mucho y sigue siendo tan impetuoso como siempre. Llegarás a ser un gran guerrero... Espero volver a verte algun día".
Luego de despedirse de él mentalmente Kaoru llegó hasta su habitación.
— "Asi que esto es lo que sentia Kenshin cuando se marchaba... Me pregunto cómo podía soportar tanta tristeza y soledad".

"Quizas se sentia triste al dejarnos, pero no sentia lo mismo que tu al verlo partir porque no te amaba como tu a él"
Al entrar decidió no encender la lampara que siempre la alumbraba mientras lloraba por la indiferencia de Kenshin. Era hora de hacer cambios en su vida y ese seria el primero.
Comenzó a sacar algo de ropa y a acomodarla en un pequeño saco. Sin esperarlo, encontró entre sus cosas la cinta que Jinei le dió a Kenshin el día que la tomó como rehén. La acercó a su rostro para olerla y luego la dejó sobre su futón. Iba a dejarla en ese lugar al igual que todos los alegres y amargos momentos que vivió al lado de Kenshin.
— Es una lastima... que todo tuviera que acabar así —balbuceó antes de regresar a lo que estaba haciendo.
— Kaoru...
Una voz emergió de entre las sombras de una de las esquinas de su cuarto. Ese día había luna nueva asi que la obscuridad era intensa en todo el lugar.
— ¡¿Kenshin?!...
Sorprendida, intentó confirmar si aquello no era solo su imaginación. Caminó hacia él logrando distinguir con dificultad su silueta.
— Kenshin... Pense que...
— Kaoru... —balbuceó su nombre otra vez como si fuera lo único que hubiera en su mente.
De inmediato ella lo jaló hacia su futón suplicandole tomar asiento. El obedecio de la misma manera que un un niño arrepentido por haber hecho una travesura.
Kaoru encendió su lampara. Sabia que Kenshin estaba herido y necesitaba ayudarlo. Al notar que su mano derecha estaba sangrando mucho tomó su cinto azul y con el la vendó cuidadosamente. Kenshin no dejó de mirarla durante el proceso. Luego ella extrajo algunos vendajes de una pequeña caja guardada en su armario y trató de limpiar todas las heridas de su cuerpo. Ambos se mantuvieron en silencio todo ese tiempo hasta que...
— Estas heridas sanaran pronto... —murmuró Kaoru ayudandole a ponerse nuevamente su obi — Maya también se recuperará; Megumi ya se hizo cargo de ella.
— Kaoru... Yo...
— No necesitas decir nada, Kenshin —le sonrió ella al hincarse frente a él— Maya me explicó lo que sucedio. Ella fue quien te obligó a pelear. Afortunadamente ya todo pasó...
— Pero...
— Ella no volverá a molestarte... No te preocupes más —aseguró ella al acariciar con una de sus manos la cicatriz en el rostro de Kenshin. El colocó su mano herida sobre la de ella en respuesta. Deseaba que ese momento no terminara nunca — Kenshin... ¿Ibas a irte sin decir nada, verdad?
Kenshin agachó su rostro esta vez. No sabia como disculparse.
— Sabía que algun día te irías de esa forma... Maya te retó no solo para pelear; tambien deseaba detenerte por mi, para que yo no sufriera más al ver que te habias marchado... Lo que ella ni tu sabian es que ya estaba preparada para cuando llegara este día.
El no entendió sus palabras.
— Ya ha pasado mucho tiempo, Kenshin... ¿Crees que no sabía que algun día tu y yo tendríamos que separarnos? Tu tienes una vida que seguir y yo... debo de buscar mi propio camino también. Si no podemos estar juntos... Si no puedes corresponder el amor que te tengo entonces... no tengo mas remedio que seguir adelante y buscar a alguien que pueda corresponderme.
Kenshin no supo que decir al escucharla. Había tantas cosas en su mente... Deseaba decirle lo que sentia por ella, que ella era su motivo para luchar y para seguir viviendo pero nada de esto pudo salir de su boca. Solo continuaba mirandola lleno de tristeza y pena hacia si mismo.
— No me sucederá nada. Estaré bien. El que no sientas lo mismo por mi no es el fin del mundo. Maya me hizo comprenderlo... ¿Sabes? Ella también se alejó de la persona a la que ama y aunque lo extraña ha encontrado otro motivo para continuar viviendo: proteger al grupo que alguna vez dejo. Maya... se parece mucho a ti. Viven para proteger a otros. Yo no quiero interponerme más en tu camino, Kenshin... Ahora es mejor que me vaya.
Kaoru se puso de pie. Al percibir que Kaoru retiraba su mano de la suya Kenshin sintió un dolor agudo en el pecho, diferente al dolor de las heridas producidas por una espada. Era tan intenso y profundo como el que sintió el día que Tomoe murió en sus brazos.
— Si lo deseas puedes quedarte en el dojo el tiempo que sea necesario... Y por favor, no le cuentes a nadie sobre Maya. Si se enteran que me fui con ella hablarán mal a sus espaldas sin razón —sujetó el saco que tenía sus pertenencias preparandose para marcharse— Gracias por todo, Kenshin... Siempre te recordaré.
Eso fue lo ultimó que dijo antes de salir de la habitación. Fue hasta entonces que Kenshin comprendió que la pesadilla aún continuaba y que a menos que despertara perdería a lo que mas amaba en el mundo.
— "No... No puedo detenerla... Quien soy yo para hacerlo... Ella merece ser feliz...".

"¿Ser feliz al lado de otras personas? ¿Al lado de otro hombre? ¿En verdad eso es lo que quieres?"
— "No quiero perderla... pero si la retengo a mi lado algún día la lastimaré más de lo que hoy lo hice... No deseo verla llorar otra vez... Verla mirarme de esa manera... —recordó la manera en que Kaoru lo miró al detener su pelea contra Maya— Ella tenía miedo... Miedo de mi. Me odio de tan solo recordarlo...".

"Ella tenía miedo de perderte a ti o a su amiga. Yo siento el mismo miedo ante la idea de perderla..."
— "Kaoru..." —balbuceó abrazandose a si mismo sobre el futón.

"Yo se como detenerla... La amo igual o mas que tu. Ella debe saberlo. Debe quedarse conmigo... Debe ser mi mujer y de nadie mas".
Esa madrugada nuevamente los ojos de Kenshin volvieron a mostrar ese color ambar que caracterizaba a Battousai...

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nota:

¿Que les pareció? No se preocupes las fans de k y k, a mi tambien me encanta esa pareja asi que ya buscaré la forma de juntarlos.
Muchisimas gracias por los comentarios!!!!