CAPITULO 14. Evasión.
Kaoru corría en dirección a la clínica de Megumi lo más rápido que sus piernas le permitían hacerlo. Era seguro que Saito estaba tras ella. De encontrarla, Maya se protegería tras su espada y eso perjudicaría su estado de salud. Además, si algo le sucedía al Líder de "La Jauría" ellos buscarían venganza y esto originaría más muerte. Definitivamente ella tenía que evitar todo esto.
Eran tantas sus preocupaciones que mientras corría no se fijo donde pisaba y cayó al suelo lastimándose un tobillo.
- "¡Maldición!... ¿Por qué ahora?"
- Deberías tener más cuidado.
Kaoru alzó su rostro para encontrarse con una mirada conocida frente a ella.
- ¿Maya?
Se sorprendió mucho al verla vestida de hombre y con el cabello corto recogido en una diminuta colita de caballo.
- ¡Vaya! Me reconociste… -le sonrió mientras se hincaba a su lado para checar su tobillo- ¿Te duele mucho?
- ¡Eso no importa ahora! ¡Tienes que irte de aquí!... ¡Un policía fue al Dojo para buscarte!
- ¿Mm?... ¿Estás segura de que me estaba buscando a mí?... Daichi me dijo que en su camino hacia la clínica en la madrugada un policía lo seguía. El ya está acostumbrado, además no creo que sepan que yo regrese al grupo. Sería lo más obvio que podría hacer así que sería la última opción para buscarme -le explicó mientras le ayudaba a ponerse de pie.
- Bueno… Saito no mencionó a quien estaba buscando…
Al escuchar ese nombre Maya no pudo evitar mirarla llena de asombro.
- ¡¿Di… Dijiste Saito?!!...
- ¿Lo conoces?
Maya dirigió su mirada al suelo sin responder.
- Tienes razón. Será mejor que me vaya lo más pronto posible. ¿Puedes volver a casa tu sola?... ¿Dónde demonios esta "tu sirviente" cuando se le necesita?
- ¡Ya te dije que no lo llames así! ¡Él se quedo con Saito para entretenerlo! Y si… Si puedo regresar sola…
Esta vez Kaoru fue quien bajó la mirada. Sabía que había llegado la hora de despedirse.
- Gracias por todo, Chibi… -le sonrió Maya tratando de animarla. Kaoru se giró para abrazarla con fuerza en respuesta. No pudo guardarse un par de lagrimas que cayeron sobre el gi de su amiga quien correspondió a su abrazo con efusividad- Disculpa si tengo que dejarte otra vez pero… se que en esta ocasión te quedas en las manos del hombre que amas. Ya no estarás sola.
- Por favor… Cuídate mucho… -le suplicó entre sollozos- Y cuida mucho a ese bebe.
- Te prometo que cuando nazca lo traeré a Tokio para que conozca a sus tíos. Además voy a entrenarlo para pueda vencer a Battousai y le de su merecido si alguna vez vuelve a hacerte llorar.
La sonrisa de Kaoru emergió de entre su tristeza una vez más. Esto le dio valor a Maya de decirle esas palabras que le dolía mencionar.
- Adiós, Kaoru…
- Adiós… hermana mayor…
Se miraron unos segundos antes de que Maya le diera la espalda. Dio algunos pasos para luego detenerse en seco. Kaoru le miró desconcertada pero no paso mucho tiempo para que identificara algunos metros más adelante lo que detuvo a su amiga. Ninguna de las dos se había percatado de que no había gente en el lugar mas que ellas dos y un grupo de policías al otro lado de la calle.
- ¡Maya…!
- ¡Maldición!... ¡Kaoru, no te muevas de tu lugar! ¿Entendiste?... "Insisto… ¿Dónde diablos se mete Battousai cuando se le necesita?"…
Los policías caminaron amenazantes hacía Maya quien se mantuvo inmóvil hasta que ellos la rodearon por completo.
- ¡Oye, muchacho! ¡Explícame que haces portando una espada por las calles! ¿Acaso no sabes que está prohibido? -le preguntó uno de ellos desenfundado su espada para intimidarle.
- "¡Vaya! Todo esto es por la espada -sonrió- Creí que me habían descubierto". Por favor, discúlpenme. Esta arma es un regalo muy querido de un amigo y se me hizo fácil colocarla en mi hakana para llevarla a casa. Prometo que esto nunca más volverá a pasar.
- ¿Estás seguro?... Entonces, ¿no sabes usarla?
- No, señor.
- Jmm… Me gustaría comprobarlo -insistió el policía dispuesto a atacarla.
- ¡Aguarden! -exclamó un sujeto llegando hasta ellos por detrás- ¿Podrían explicarme que diablos están haciendo aquí?
Maya reconoció aquella voz. Se puso muy tensa ante su inminente descubrimiento. En tanto, Kenshin llegaba hasta Kaoru muy preocupado.
- ¿Te encuentras bien, Kaoru?
- ¡No debiste venir!... ¡Si Saito descubre a Maya…!
- No pude evitarlo. Sentí que estabas en peligro -murmuró disculpándose.
- ¿Eh? Entiendo… Gracias -le sonrió abrazándole- Kenshin, debemos ayudar a Maya.
- Si. ¿En donde está?
Kaoru observó al grupo de policías que aún rodeaban a su amiga. La llegada de Saito seguramente empeoraría las cosas.
- Señor, encontramos a este chico caminando por la calle con una espada -explicó uno de ellos a Saito.
- Dice que solo es un regalo pero creemos que está mintiendo.
Saito observó de pies a cabeza al sujeto por detrás. El color de su cabello le recordaba a alguien más. Cuando intento colocarse frente a él, el chico agachó la cabeza y se giro de lado.
- Lo siento, señores. Tengo algo de prisa… Con permiso.
Maya intentó marcharse pero la voz de Saito la detuvo luego de un par de pasos.
- No le he dado permiso de irse aún… Será mejor que me entregue su espada.
Ella no se movió.
- Señor, permítanos hacernos cargo de este sujeto. Se arrepentirá de no obedecerle -comenzaron a prepararse los demás policías para el combate.
- Un momento -intervino Kenshin llamando su atención- Yo fui quien le obsequió la espada a ese chico. El no tiene la culpa de nada.
- Señor Himura, no se preocupe por mi. Sabe que yo puedo cuidarme solo. Mejor vaya con la Señorita Kaoru, ello lo necesita mas.
- Pero…
- Este puñado de policías solo son basura… Ya estoy acostumbrada a lidiar con ellos.
- ¡¿Basura?!... ¡Ahora verás!
El grupo de policías se abalanzó sobre Maya. Ella desenfundó su espada y los encaró directamente esta vez. Fue hasta ese momento que Saito pudo verle a los ojos. Él en realidad era Ella, y lo peor de todo era que la conocía.
Kaoru corría en dirección a la clínica de Megumi lo más rápido que sus piernas le permitían hacerlo. Era seguro que Saito estaba tras ella. De encontrarla, Maya se protegería tras su espada y eso perjudicaría su estado de salud. Además, si algo le sucedía al Líder de "La Jauría" ellos buscarían venganza y esto originaría más muerte. Definitivamente ella tenía que evitar todo esto.
Eran tantas sus preocupaciones que mientras corría no se fijo donde pisaba y cayó al suelo lastimándose un tobillo.
- "¡Maldición!... ¿Por qué ahora?"
- Deberías tener más cuidado.
Kaoru alzó su rostro para encontrarse con una mirada conocida frente a ella.
- ¿Maya?
Se sorprendió mucho al verla vestida de hombre y con el cabello corto recogido en una diminuta colita de caballo.
- ¡Vaya! Me reconociste… -le sonrió mientras se hincaba a su lado para checar su tobillo- ¿Te duele mucho?
- ¡Eso no importa ahora! ¡Tienes que irte de aquí!... ¡Un policía fue al Dojo para buscarte!
- ¿Mm?... ¿Estás segura de que me estaba buscando a mí?... Daichi me dijo que en su camino hacia la clínica en la madrugada un policía lo seguía. El ya está acostumbrado, además no creo que sepan que yo regrese al grupo. Sería lo más obvio que podría hacer así que sería la última opción para buscarme -le explicó mientras le ayudaba a ponerse de pie.
- Bueno… Saito no mencionó a quien estaba buscando…
Al escuchar ese nombre Maya no pudo evitar mirarla llena de asombro.
- ¡¿Di… Dijiste Saito?!!...
- ¿Lo conoces?
Maya dirigió su mirada al suelo sin responder.
- Tienes razón. Será mejor que me vaya lo más pronto posible. ¿Puedes volver a casa tu sola?... ¿Dónde demonios esta "tu sirviente" cuando se le necesita?
- ¡Ya te dije que no lo llames así! ¡Él se quedo con Saito para entretenerlo! Y si… Si puedo regresar sola…
Esta vez Kaoru fue quien bajó la mirada. Sabía que había llegado la hora de despedirse.
- Gracias por todo, Chibi… -le sonrió Maya tratando de animarla. Kaoru se giró para abrazarla con fuerza en respuesta. No pudo guardarse un par de lagrimas que cayeron sobre el gi de su amiga quien correspondió a su abrazo con efusividad- Disculpa si tengo que dejarte otra vez pero… se que en esta ocasión te quedas en las manos del hombre que amas. Ya no estarás sola.
- Por favor… Cuídate mucho… -le suplicó entre sollozos- Y cuida mucho a ese bebe.
- Te prometo que cuando nazca lo traeré a Tokio para que conozca a sus tíos. Además voy a entrenarlo para pueda vencer a Battousai y le de su merecido si alguna vez vuelve a hacerte llorar.
La sonrisa de Kaoru emergió de entre su tristeza una vez más. Esto le dio valor a Maya de decirle esas palabras que le dolía mencionar.
- Adiós, Kaoru…
- Adiós… hermana mayor…
Se miraron unos segundos antes de que Maya le diera la espalda. Dio algunos pasos para luego detenerse en seco. Kaoru le miró desconcertada pero no paso mucho tiempo para que identificara algunos metros más adelante lo que detuvo a su amiga. Ninguna de las dos se había percatado de que no había gente en el lugar mas que ellas dos y un grupo de policías al otro lado de la calle.
- ¡Maya…!
- ¡Maldición!... ¡Kaoru, no te muevas de tu lugar! ¿Entendiste?... "Insisto… ¿Dónde diablos se mete Battousai cuando se le necesita?"…
Los policías caminaron amenazantes hacía Maya quien se mantuvo inmóvil hasta que ellos la rodearon por completo.
- ¡Oye, muchacho! ¡Explícame que haces portando una espada por las calles! ¿Acaso no sabes que está prohibido? -le preguntó uno de ellos desenfundado su espada para intimidarle.
- "¡Vaya! Todo esto es por la espada -sonrió- Creí que me habían descubierto". Por favor, discúlpenme. Esta arma es un regalo muy querido de un amigo y se me hizo fácil colocarla en mi hakana para llevarla a casa. Prometo que esto nunca más volverá a pasar.
- ¿Estás seguro?... Entonces, ¿no sabes usarla?
- No, señor.
- Jmm… Me gustaría comprobarlo -insistió el policía dispuesto a atacarla.
- ¡Aguarden! -exclamó un sujeto llegando hasta ellos por detrás- ¿Podrían explicarme que diablos están haciendo aquí?
Maya reconoció aquella voz. Se puso muy tensa ante su inminente descubrimiento. En tanto, Kenshin llegaba hasta Kaoru muy preocupado.
- ¿Te encuentras bien, Kaoru?
- ¡No debiste venir!... ¡Si Saito descubre a Maya…!
- No pude evitarlo. Sentí que estabas en peligro -murmuró disculpándose.
- ¿Eh? Entiendo… Gracias -le sonrió abrazándole- Kenshin, debemos ayudar a Maya.
- Si. ¿En donde está?
Kaoru observó al grupo de policías que aún rodeaban a su amiga. La llegada de Saito seguramente empeoraría las cosas.
- Señor, encontramos a este chico caminando por la calle con una espada -explicó uno de ellos a Saito.
- Dice que solo es un regalo pero creemos que está mintiendo.
Saito observó de pies a cabeza al sujeto por detrás. El color de su cabello le recordaba a alguien más. Cuando intento colocarse frente a él, el chico agachó la cabeza y se giro de lado.
- Lo siento, señores. Tengo algo de prisa… Con permiso.
Maya intentó marcharse pero la voz de Saito la detuvo luego de un par de pasos.
- No le he dado permiso de irse aún… Será mejor que me entregue su espada.
Ella no se movió.
- Señor, permítanos hacernos cargo de este sujeto. Se arrepentirá de no obedecerle -comenzaron a prepararse los demás policías para el combate.
- Un momento -intervino Kenshin llamando su atención- Yo fui quien le obsequió la espada a ese chico. El no tiene la culpa de nada.
- Señor Himura, no se preocupe por mi. Sabe que yo puedo cuidarme solo. Mejor vaya con la Señorita Kaoru, ello lo necesita mas.
- Pero…
- Este puñado de policías solo son basura… Ya estoy acostumbrada a lidiar con ellos.
- ¡¿Basura?!... ¡Ahora verás!
El grupo de policías se abalanzó sobre Maya. Ella desenfundó su espada y los encaró directamente esta vez. Fue hasta ese momento que Saito pudo verle a los ojos. Él en realidad era Ella, y lo peor de todo era que la conocía.
