Capítulo 1
- Bueno creo que este es el lugar- le dice un marinero a su acompañante.
- Un restaurante de comida china?- dice la chica abriendo mucho sus ojos verdes.
El muchacho hubiera contestado de no ser porque una joven de cabello morado casi lo mata con su bicicleta.
- Hey, quítate del camino quieres?
- Qué?? Pero si fuiste tú la que...
Demasiado tarde la joven ya estaba muy lejos para oírlo "¡Diablos! Las mujeres son un verdadero peligro, si no fueran tan bellas nadie las querría cerca".
- Mejor terminas con tu trabajo no crees?- le recordó su compañera entre risitas.
Él la vio de soslayo y entró al restaurante donde una diminuta anciana con un largo cabello blanco estaba sentada bebiendo té mientras ¡¿un pato?! Hacía lo posible por trapear el piso y cocinar al mismo tiempo.
- Este... disculpe señora...
La anciana sólo volteó a verlo con indiferencia sin contestarle.
- Bueno, este, yo vengo a dejarle unos baúles que mandaron traer de China,
bueno... ¿son suyos, verdad?
- Y usted que cree? Déjelos en el sótano.
- En el sótano?
- Eso es lo que dije ¿no?
Todavía atontado por la personalidad de la dominante anciana fue por los enormes y antiguos baúles y los llevó al sótano. Entonces la vieja volvió a concentrarse en beber su té al parecer sin tomar en cuenta a la figura en el marco de la puerta hasta que unos minutos después volvió a hablar.
- Y qué es lo que haces tú con semejante tonto?
- Nada. Como ve él está cargando sus baúles y yo estoy aquí con usted. La chica de la bicicleta es su nieta?
- Eso no te importa.
La muchacha se encogió de hombros y ambas guardaron silencio otro rato.
- Debiste tener muchos problemas para dejar tu hogar, es obvio que vienes de muy lejos. O tal vez, tú eras el problema.
- Tal vez- ambas se miraron como queriendo descubrir todos sus secretos- Pero aún así yo nunca he tenido un hogar.
- Espero que no causes problemas aquí.
La muchacha bajó la cabeza para que su rostro no revelara sus pensamientos "Tenga por seguro que yo no causaré ningún problema, anciana, pero no puedo decir lo mismo de su nieta".
En ese momento volvió el joven marinero para cobrar el envío y los dos chicos salieron del lugar.
- Bueno, mi trabajo terminó y es hora de volver al barco.
- Supongo que sí, fue un placer conocerte. Oh! No me mires así, no esperabas que me quedara contigo ¿cierto?
Cierto, eso es lo que él esperaba, lo que cada persona que ama espera; pero no pudo decirlo, las lágrimas le cerraron la garganta y nublaron su vista mientras la gitana se marchaba y él se quedaba ahí sin poder seguirla.
- Pobre! Es un tonto pero aún así me da lástima. Ahora espero que Shampoo no se deje llevar por la magia de esta extraña niña que cree que hay algo en su cabeza que me puede ocultar.
Y luego de ver una última vez al par de jóvenes que se alejaban un poco más a cada momento Cologne volvió al restaurante a regañar una vez mas a Moose y a calentar otra tetera de agua caliente.
- Bueno creo que este es el lugar- le dice un marinero a su acompañante.
- Un restaurante de comida china?- dice la chica abriendo mucho sus ojos verdes.
El muchacho hubiera contestado de no ser porque una joven de cabello morado casi lo mata con su bicicleta.
- Hey, quítate del camino quieres?
- Qué?? Pero si fuiste tú la que...
Demasiado tarde la joven ya estaba muy lejos para oírlo "¡Diablos! Las mujeres son un verdadero peligro, si no fueran tan bellas nadie las querría cerca".
- Mejor terminas con tu trabajo no crees?- le recordó su compañera entre risitas.
Él la vio de soslayo y entró al restaurante donde una diminuta anciana con un largo cabello blanco estaba sentada bebiendo té mientras ¡¿un pato?! Hacía lo posible por trapear el piso y cocinar al mismo tiempo.
- Este... disculpe señora...
La anciana sólo volteó a verlo con indiferencia sin contestarle.
- Bueno, este, yo vengo a dejarle unos baúles que mandaron traer de China,
bueno... ¿son suyos, verdad?
- Y usted que cree? Déjelos en el sótano.
- En el sótano?
- Eso es lo que dije ¿no?
Todavía atontado por la personalidad de la dominante anciana fue por los enormes y antiguos baúles y los llevó al sótano. Entonces la vieja volvió a concentrarse en beber su té al parecer sin tomar en cuenta a la figura en el marco de la puerta hasta que unos minutos después volvió a hablar.
- Y qué es lo que haces tú con semejante tonto?
- Nada. Como ve él está cargando sus baúles y yo estoy aquí con usted. La chica de la bicicleta es su nieta?
- Eso no te importa.
La muchacha se encogió de hombros y ambas guardaron silencio otro rato.
- Debiste tener muchos problemas para dejar tu hogar, es obvio que vienes de muy lejos. O tal vez, tú eras el problema.
- Tal vez- ambas se miraron como queriendo descubrir todos sus secretos- Pero aún así yo nunca he tenido un hogar.
- Espero que no causes problemas aquí.
La muchacha bajó la cabeza para que su rostro no revelara sus pensamientos "Tenga por seguro que yo no causaré ningún problema, anciana, pero no puedo decir lo mismo de su nieta".
En ese momento volvió el joven marinero para cobrar el envío y los dos chicos salieron del lugar.
- Bueno, mi trabajo terminó y es hora de volver al barco.
- Supongo que sí, fue un placer conocerte. Oh! No me mires así, no esperabas que me quedara contigo ¿cierto?
Cierto, eso es lo que él esperaba, lo que cada persona que ama espera; pero no pudo decirlo, las lágrimas le cerraron la garganta y nublaron su vista mientras la gitana se marchaba y él se quedaba ahí sin poder seguirla.
- Pobre! Es un tonto pero aún así me da lástima. Ahora espero que Shampoo no se deje llevar por la magia de esta extraña niña que cree que hay algo en su cabeza que me puede ocultar.
Y luego de ver una última vez al par de jóvenes que se alejaban un poco más a cada momento Cologne volvió al restaurante a regañar una vez mas a Moose y a calentar otra tetera de agua caliente.
