Capítulo 2



Hinata rechaza a Naruto


Hinata Hyūga se encontraba sentada en los escombros que quedaban de su jardín luego de la gran guerra.

El golpe más duro para ella, luego de haberse concluido aquel siniestro capítulo en la vida de todos, fue regresar a su mansión y mirar lo que había quedado de su hogar. Fue cuando al tocar los pétalos marchitos de una flor, éstos se quebraron bajo sus manos, y al fondo, por un segundo escuchó la voz de Neji con la misma pregunta que él siempre le hacía al verla ahí, sola y pensativa:

»¿Seguirá arreglando su jardín como siempre, Hinata-sama?

Aunque él ya no estuviese ahí… ella seguía oyéndolo. ¿Cuántas veces habrá volteado para encontrar nada y después caer en cuenta que Neji jamás regresaría? ¿Cuántas veces habrá llorado su pérdida?

Pero, la vida seguía. Ella sabía que debía mantenerse firme y no dejar que su tristeza se llevase su vida como cuando su madre murió.

Ni ella ni nadie podrían entonces sacarla adelante si ella, por sí sola, se dejaba llevar por la depresión. Sin embargo, lo más doloroso, era que Hinata sabía que adentro de la aldea había alguien que sufría por la muerte de Neji aún más que ella.

―Tenten ―musitó cuando una corriente de aire movió sus cabellos desordenándolos sin tregua.

La chica de las armas seguramente la estaba pasando aún peor que ella, y eso tanto Hinata como Rock Lee lo sabían.

Tenten había apreciado mucho a Neji, Hinata no sabía exactamente cuánto, pero lo que sí sabía era que ella misma lloraría del mismo modo por Naruto como Tenten lo hizo, y posiblemente aún podría estar haciéndolo, por Neji.

Pero, por mucho que a Hinata le pesara la situación de Tenten, por el momento no había nada que ella pudiese hacer para aliviar su dolor, sólo mantenerse firme y no dejarse caer. Estar ahí si algún día Tenten quería hablar de eso.

Hinata se levantó de su asiento improvisado con hojas del jardín, completamente dispuesta a reconstruirlo.

Justo como todos, ella también pondría de su parte para que su hogar volviese a verse, y sentirse, como uno.

Esa sería su meta.

Cuando su madre murió, su padre había ordenado mantener ese jardín como estaba, sin embargo, a sus espaldas, Hinata sembró nuevas flores y quitó algunas otras. Como muestra de un cambio, uno que debía hacerse para no caer en sombras del pasado, y sólo pensar que su madre amaba ese jardín al igual que su hermana Hanabi y ella misma por lo que debían cuidarlo, modificarlo y seguir sembrando vida en él.

Hinata suspiró por el trabajo que le esperaba, su casa aún estaba en remodelación por lo que no estaba con ansias de irse a dormir en uno de los viejos futones que apenas parecían serlo. Así que, no pensaba tardar mucho.

Se quitó su sudadera y lanzándola a un lado donde no estorbase empezó a poner manos a la obra, después de todo, para eso era por lo que había sobrevivido.

Mientras rascaba las raíces muertas, inservibles, Hinata revivió recuerdos gratos a lado de su madre, de su hermana, de Neji e incluso. También uno que otro que tenía junto a su propio padre, cuando este no le hablaba para insultarla.

De hecho, los mejores recuerdos actuales de Hinata con su padre, eran esos donde él ni siquiera le hablaba, pero estaba en silencio junto a ella, aguantaba tiempo sin decirle lo decepcionado que se encontraba de sus habilidades.

Sonrió algo triste, y trató de pensar en el qué le diría Neji al respecto, sin dejar de arrancar maleza y raíces sin flores.

―Te estás esforzando mucho ―le dijo alguien a sus espaldas.

Ella, navegando en su propio mundo, asintió con la cabeza.

El recuerdo de Neji seguía presente, ella incluso podía sentirlo atrás suyo.

―Por eso he sobrevivido ―musitó bastante más tranquila que hace unas horas.

Después de todo, era un día soleado y perfecto para ponerse a trabajar en su jardín, y estar metida en recuerdos tristes no era una opción.

―Me alegro mucho.

Las manos dejaron de escarbar al escuchar la respuesta con una voz completamente distinta a la de Neji.

Él no era Neji.

«¿Naruto?» Hinata arqueó las cejas y tensó los hombros, sin embargo, no se dio la vuelta y siguió con su trabajo; aunque lo hacía de forma más tímida, torpe, temblorosa y lenta―. En la aldea, t-todos también…trabajan mucho, ¿verdad?

―Sí.

Una nueva corriente de aire atrapó las melenas de ambos en un baile sincronizado antes de que Hinata volviese a tomar la palabra. Si Naruto estaba ahí era seguro que era para atar cabos sueltos, y uno de ellos se hizo en la batalla contra Akatsuki.

Hinata dejó en paz la tierra, pero no se levantó ni mucho menos le dio la cara.

―¿A qué viniste? ―preguntó seria, sintiendo su cara arder por la pena. Hinata sabía que se había sonrojado y él ni siquiera le había dicho nada relacionado a… aquello.

Vamos… ella ya sabía lo que Naruto le diría.

Hinata quería acabar rápido con esto.

No era que deseara tocar ese punto tan rápido, pero si ellos dos daban más vueltas a su conversación, Hinata sabía que encontraría la forma de evadir a Naruto. Ya fuese huyendo desesperada de su propia casa, o desmayándose.

¿Qué era lo que se iban a decir? Hinata sabía que él no la amaba como ella lo amaba a él y el simple hecho de que ni uno ni otro haya querido tocar ese tema después de la guerra, había hecho que Hinata quisiera encontrarse con Naruto lo menos posible.

Naruto por su parte se encogió de hombros antes de acercarse un paso más.

―Tú ya lo sabes.

Naruto estuvo a punto de rechinar los dientes con enojo. Jamás le había faltado el respeto a Sakura… pero, oh qué diablos, ella se lo había ganado.

«¡Estúpida Sakura!» apretó sus puños.

Maldición, ¿cómo se atrevía a engañarlo así?

El corazón casi se le salió por la boca cuando oyó que algo pasaba en el territorio Hyūga y…

Arg, menos mal que se dio cuenta del verdadero objetivo de Sakura cuando se halló a sí mismo en la mansión Hyūga con Hinata frente a él en perfectas condiciones. O al menos en las mejores posibles.

No había nadie por la mansión corriendo con apresuro, y la chica de afuera no parecía alarmada por nada.

¿Cómo no vio venir algo así por parte de Sakura? Ella le había estado preguntando sobre Hinata desde que terminó de la guerra, y gracias a Sasuke, Sai y Kakashi, Naruto había logrado evadirla porque… en realidad, él no sabía ni quería profundizar mucho en ese tema. No ahora que se sentía tan indeciso sobre qué hacer. Mucho menos, quería discutir sus sentimientos con Sakura cuando ésta ya tenía suficiente con sus propios asuntos relacionados a Sasuke.

Era muy probable que Sakura hubiese tramado todo ese show únicamente para que él fuese (de una vez por todas) a hablar con Hinata, para que después ella y/o él mismo le dieran noticias a Sakura.

¿Por qué Sakura era tan… metomentodo?

«Sakura» pensó enojado, pero enmudecido.

Idiota él también por caer tan fácil en su mentira.

¿Cómo había sido posible que a pesar de todo siguiera actuando como un niño ingenuo? Solo por eso, no merecía…

—Sí, lo sé, pero…

Ante la total admiración silenciosa de Naruto, Hinata se incorporó con toda la gracia de una Hyūga.

Y para una profunda pena, fue ella, nuevamente, quién dio la cara.

No era normal para Naruto sentirse como un perfecto cobarde, pero ahora que Hinata lo miraba a los ojos, él sentía que ya podían darle su placa de "bienvenido al club de los perdedores".

—Yo quisiera que tú me lo dijeras.

Sí.

Estúpido él que creyó poder con esto.

No entendía el cómo él podía estar lidiando con sujetos descomunalmente más fuertes que él y vencerlos con suma maestría, y de la nada unos simples ojos plata tuvieran el poder de doblegarlo de ese modo tan embarazoso.

¿Desde cuándo ella tenía el poder de hacerle bajar la cabeza y sentirse como un debilucho?

Sus enemigos desde el infierno estarían riéndose carcajadas de él.

Gracias a esos últimos y rápidos pensamientos, Naruto cayó en cuenta de que esto que sentía remolinándose adentro de su corazón, no era un sentimiento común.

En definitiva, no era el mismo que Naruto sentía cada vez que se acercaba a Sakura (al menos con ella podía hablar con fluidez) y tampoco era lo mismo que él pasaba cuando una loca atractiva y atrevida trataba de besarlo para matarlo.

Este… no era un sentimiento con el que sintiera muy cómodo, pero tampoco era algo malo.

Era extraño, y Naruto comenzaba a temer de él.

Hinata, por su parte, miró la indecisión en los ojos de Naruto, los cuales, se mantenían fijos en el piso.

Por primera vez, ella vio que él no tenía nada que decir. Por primera vez desde que lo conocía, él encontraba mudo y evidentemente no había posibilidades de hacerlo hablar.

Oh cielos, sí alguien los viese diría que ella estaba amenazándolo de muerte.

Hinata carraspeó la garganta llamando la atención del rubio, y sintiéndose cohibida porque ahora él ya estaba viéndola a los ojos, trató de poner las cartas sobre la mesa.

—Yo sé… yo sé muy bien el por qué estás aquí —dijo temblorosa, casi en susurro, pero por los gestos del chico ella entendió que él podía oírla bien. Así que, tratando de sonreír, continuó—: Sakura-san hizo algo que no debía, ¿no es así?

El silencio de Naruto y su desviación de mirada le dijo todo, así que prosiguió:

—Tú… no deberías e-estar aquí.

Fue entonces que Naruto pareció haber recibido uno de los mejores golpes de estómago de su vida.

Por lo que la miró estupefacto.

Con el ceño fruncido, fue él quien tomó la palabra.

—¿En qué te basas para decir eso?

—En tú cara —respondió tímida, pero clara—. No te sientes cómodo estando aquí —Hinata le miró con severidad—, y yo tampoco.

No queriendo mostrarse triste ni sintiéndose patética, Hinata pasó de largo para tomar su sudadera atrás de Naruto. La levantó y la sacudió sin intensiones de ponérsela, permaneciendo a espaldas de él.

De este modo ya estaba un poco aliviada, ya que sabía que Naruto no se daría la vuelta para detenerla y obligarla a hablar, al menos no ahora.

Naruto, desde su sitio, se hallaba anonadado.

Había un puñado de cosas que "El Héroe Naranja de Konoha" aún no se había enfrentado, y el hablar con una chica sobre sus sentimientos relacionados a él era sin duda una de ellas.

Tal vez no se sintió nervioso ni nada por el estilo cuando pelearon contra Obito y Madara por la emoción de la batalla, pero ahora que estaban "relajados", Hinata supuso que a Naruto le costaría mucho trabajo desenvolverse y rechazarla como seguramente haría.

Hinata suspiró resignada, al menos en ese ámbito podría tener más experiencia que su modelo a seguir.

—Cuando dije que…

Era una pena que la experiencia no tuviese mucho que ver ahora y Hinata, que tampoco era la gran experta, también tuviese problemas para hablar, lo complicaba todo.

¿Qué debería seguir? Ella no quería presionarlo ni hacerlo sentir más incómodo.

—Cuando te hablé sobre mis sentimientos…siendo honesta, creí que moriría.

Los hombros de Naruto se tensaron.

—No d-deseaba llevarme ese secreto a la tumba —Hinata se sinceró con todo el valor que pudo—, no deseaba que siempre me vieras como la niña rara que se desmaya a cada vez que le hablas.

No había discusión en esa afirmación, y Naruto lo sabía.

—Así que… por primera vez en mi vida, quise hacer algo por ti, aún si eso significaba morir. Porque… tú eres importante para el mundo. Y para mí también. —Pausó únicamente para inhalar el aire y la fuerza que necesitaba—. Sin embargo, no fallecí, estoy viva…gracias a ti, y a Sakura-san. Y cuando Neji…

Los ojos perlados se cerraron con fuerza, temblorosos y agotados.

—No quiero que me digas lo que ya sé —con una voz ronca Hinata rogó. Sería muy doloroso para ella escuchar ese esperado rechazo ahora—. No quiero. No lo soportaré. No ahora que…la situación en Konoha sigue siendo difícil. Necesito centrarme en esto, y nada más en esto.

Movió el pie, como si quisiera correr lejos, haciendo que la tierra resonara en los oídos de ambos.

—El hecho de que Sakura, haya metido sus manos mandándote aquí me molesta, porque sé que no viniste por tu voluntad propia. Viniste porque ella te lo pidió —escupió el nombre del ninja médico con irritación, una bastante obvia.

Sakura Haruno podía ser su amiga desde la infancia, pero eso no le daba derecho de meterse en todos sus asuntos. Ese era su asunto. Suyo, de Naruto y de nadie más.

Y sobre todo agregando el hecho de que era más que obvio, a quién Naruto tomaba más en cuenta, si Sakura no hubiese intercedido, ellos no se hubieran vuelto a encontrar. Hinata, en lo más profundo y oscuro de su alma, odiaba a Sakura por eso.

—Por eso no te he buscado. Porque no quería que esto pasara aún.

—¿Esto? ―musitó el rubio a sus espaldas. Sin embargo, eso no quitaba su ronco tono.

—Oh, por favor —gruñó Hinata—, ¿qué ibas a decirme? ¿Qué nos diéramos un tiempo y a ver qué sucedía?

Naruto lo pensó.

Ahora que ella lo decía, a Naruto no le pareció una mala idea. Es decir, hasta ahora, Hinata es la única mujer cercana que no lo ha hecho besar el suelo, y eso era algo que a él le agradaba de ella ya que, a pesar de ser un idiota la mayor parte del tiempo, Hinata no lo reprendía a base de golpes o insultos a su persona.

Ella era… una ternurita.

Sin embargo, decidió guardarse su opinión e hizo algo que no iba acorde a su personalidad: se calló.

—No… no podemos, es imposible y no tiene sentido que siquiera lo mencione ―dijo ella, lastimándose a sí misma. «Yo no puedo, sé cuál será el resultado y no quiero…», bajó aún más la cabeza—. Además, yo muy pronto ascenderé a Matriarca del Clan Hyūga —gimió sin poder evitarlo—, m-mi padre a-al fin me ha reconocido. No necesito concentrarme en nada más.

Naruto esperó a que ella terminase para hablar.

—Así que… nada más ―susurró Naruto a través de sus dientes. Estaba enojado por esas últimas palabras.

¿A sí que él se quemó el cerebro por nada?

¡¿A sí que perdió el sueño por muchas semanas por nada?!

¿Cómo se atrevía?

Ternurita o no, Hinata no tenía el derecho de retractarse.

—¿Serás Hokage algún día, no es así? —prosiguió Hinata, descargando emociones pasadas que llevaba cargando desde que se admitió a sí misma su enamoramiento. Al fin le dijo al Naruto real esas cosas que deseó gritar, más no pudo por su maldita timidez que se lo impedía—. Yo no soy… ni seré… parte de ese sueño.

Hinata lo vio, pero Naruto ya comenzaba a tener un tic en su ceja derecha.

Para, para, para… ¿qué?

Naruto frunció el ceño, tragándose un nudo.

¿Qué clase de soquete le había dicho a Hinata esa estupidez?

Es cierto, él siempre se había visualizado como el próximo Hokage después de Kakashi, pero también se soñaba como un Hokage rodeado de amigos en los que pudiese confiar, y ella también formaba parte dé.

¡Oh mierda! ¿Por qué Hinata estaba malinterpretando las cosas?

¿Acaso ella pensaba que él la consideraba un cero a la izquierda?

¡¿Por qué carajos todas las mujeres se hacían de sus propias conclusiones solo por ver una cara de la moneda?!

Él no sabía que ella lo amaba desde (prácticamente) siempre. Así que, ¿por qué ponerle palabras tan crueles en la boca que él ni siquiera había pensado?

¿Cómo iba él a darse cuenta de los sentimientos de Hinata si en lo único que él pensaba era en traer de regreso a Sasuke y en ser Hokage? ¿Cómo iba Naruto a saberlo si ella nunca habló con él? ¡Sus desmayos le decían que seguramente ella sufría de falta de energía! ¡No le decían nada más!

Le pesara a quien le pesara (entiéndase: Sakura) él no era un adivino ni un buen observador. Naruto no tenía la culpa de no haberla visto o siquiera imaginar que algún día podría gustarle a una chica como ella. Tampoco era culpa de Hinata no habérselo dicho en un mejor momento ya que ella era de naturaleza tímida y de rara vez, ellos dos intercambiaban palabras.

Naruto no había crecido con su madre quién pudo haberlo orientado mejor en esos asuntos, y la única fémina que tuvo cerca lo mandaba al diablo cada vez que le hablaba de su atracción hacía ella.

Ni uno ni otro tenían la culpa, y ahora mismo se lo haría saber.

—¿Terminaste?

Aunque, si algo Naruto había aprendido de la pequeña charla con su madre, y con muchos años en compañía con Sakura, era que debía dejar que la mujer terminara de hablar para tomar la palabra si no quería terminar con la cabeza bajo la tierra.

—¿Eh?

—Te pregunte, que si ya terminaste con lo que estabas diciendo —dijo serio.

La escuchó estremecerse, pero no le importaba, ahora era su turno y quisiera o no. Ella lo escucharía y está vez ni un maldito desmayo la salvaría, porque algún día tendría que despertar.

—S-sí —ella sonaba dudosa.

—Bien.

Naruto supo que debía dar la cara ahora.

Se dio vuelta y enfrentó la espalda de Hinata la cual se tensó más cuando escuchó su movimiento.

—Primero, no fue mi culpa no haberme dado cuenta de tus sentimientos, ¿cómo diablos crees que me sentí cuando lo dijiste de ese modo? Lanzándote a la muerte —gruñó molesto—. De verdad, ¿qué carajos pasaba por tu cabeza cuando creíste que, suicidándote sólo por salvarme, ¡alguien que nunca te vio como deseabas!, lograrías algo positivo? ¡Dime! ¿Qué crees que iba a pasar conmigo después si tú hubieses muerto?

Los recuerdos azotaron a ambos por igual, sin embargo, Hinata no encontró nada qué decir. A diferencia de Naruto, que ya tenía la libertad de abrir la boca, ella se encontró sin palabras puesto que no lo había pensado, sólo había actuado.

«Dios mío, lo eché todo a perder» se desmoralizó más en su mente.

Naruto sabía que su boca era peligrosa incluso para él mismo, por lo que se relajó antes de volver a hablar.

—¿Creíste que saltaría de emoción al saber que no todos en la aldea me consideraban un maldito imbécil? ¿Qué creíste que haría al saber que la única persona que no me insultó ni habló de mi a mis espaldas se había lanzado para ayudarme dando su vida cuando yo trataba de dar la mía por esa aldea que me consideró un bastardo por años? Sinceramente, Hinata. Dime, ¿qué creíste que yo haría? —pausó con la esperanza de que Hinata hablara o siquiera murmurara algo incongruente, pero ella no dijo nada—, ¡contéstame! ¡¿Cómo crees que me siento yo al saber que no puedo responderte a tu confesión sin hacerte daño?!

—¿D-de q-qué…?

—De verdad, ¿crees que soy feliz de saber que te hago el mismo daño que me causaba Sakura al rechazarme?

No, Naruto se corrigió, esto era peor, él lo sabía.

Al menos él jamás dijo amar a Sakura tanto como para dar la vida de ese modo por ella. Con ese fuego. Con esa pasión que él odiaba no poder sostener como Hinata se merecía.

—No…yo… —por los movimientos de su espalda, Naruto supo que estaba respirando agitada.

Naruto suspiró agotado.

—Yo no sé qué deseabas de mí, pero mírame Hinata. ¿En serio crees que un pobre gusano como yo, un pobre bastardo sin padres que apenas sabe cómo bajar la palanca del inodoro puede ser…lo que esperas en un hombre?

Sin poder evitarlo Hinata rio quedamente al escuchar su pregunta, de cierta forma cómica, de cierta forma hiriente.

Él tenía razón, ¿qué esperaba ella de él?

Naruto, al oírla, sonrió un poco, eso era al menos una pizca de buena señal. Aún no había pisado una mina. Por lo que prosiguió.

—Hinata, yo no sé nada de una mujer. No sé cómo hacer sentir bien a una chica sin que ésta me pateé el culo por pervertido —ahí otra risa más fuerte que la anterior. Cada vez que ella hacía eso, él se sentía más confiado para continuar—. Cualquier día puedo decirte algo que me haga merecedor de perder cuatro dientes.

»Perdona Hinata, pero yo no soy un hombre que pueda tener a una chica como tú. Yo no sabría que darte en tu cumpleaños además de un par de cupones de descuento para Ichiraku.

Los hombros femeninos parecieron relajarse. Hinata ya respiraba con normalidad, o al menos eso era lo que Naruto creía.

—Tampoco sabría que decir o hacer para consolarte en momentos de dolor, además de darme golpes a mí mismo con una pala y dejar que me golpees por imbécil ―esta vez incluso él mismo rio con ella ante una imagen así.

Sin embargo, después en un solo segundo la tensión regresó. Naruto carraspeó la garganta.

—Además… —no debía ser tan crudo, pero Naruto sabía que no había otro modo―. Tú no me conoces, Hinata. Dices que me has estado observando…

Cielos, ahora que lo pensaba, Naruto esperaba que ella no lo hubiese topado en momentos embarazosos como en aquella ocasión que interrumpió su entrenamiento por diarrea. Dios, desde entonces Naruto jamás olvidó revisar la fecha de caducidad de los productos que consumía.

—Pero, la verdad es que no sabes cómo soy en realidad, no nos hemos tratado lo suficiente como para dar algo por sentado.

Indeciso, alzó las manos hacía los brazos de Hinata. Entrecerró los ojos cuando ella alzó el rostro por un segundo, obligándose a sí mismo a recobrar sus manos, fingiendo que no había estado a punto de tocarla.

—Creo, que antes que decidamos algo… deberíamos tratarnos un poco más, ¿no crees?

—Yo…

—Escucha —le susurró un poco ansioso—, hay tiempo. Tú misma lo dijiste. Todavía hay mucho que hacer. Tú muy pronto serás Matriarca de tu Clan… eh, por cierto… felicidades por eso, sé que harás un buen trabajo.

Los ojos plateados se abrieron desmesuradamente mientras que sus mejillas se teñían de rojo. Tanta sinceridad y apoyo, era increíble que él le dijese eso en medio de esa conversación.

—Y yo muy pronto, o al menos eso espero —se rio nervioso—, tal vez sea nombrado como Hokage. No lo sé. Y quizás, tanto tú como yo, estaremos ocupados con la reconstrucción del mundo que conocíamos. Así que, como tú lo dijiste, no hay mucho tiempo para descifrar estas emociones como debe ser.

Naruto ya había perdido a una mujer muy importante en su vida que más tarde le hizo mucha falta junto al hombre que pudo haberle enseñado cosas que no tendría que estar aprendiendo a esas alturas de su vida, no deseaba perder a otra.

Aunque su madre le haya dicho que buscase a una chica con un carácter como el suyo, era él quien finalmente tenía la palabra. Y su decisión era esta.

Si Hinata al final resultaba ser la mujer que el destino le había obsequiado (por alguna rara razón dado a que él, por ser quién era y cómo era, la consideraba una chica inalcanzable) entonces él sería el primero en darse un puñetazo a sí mismo por no haber visto más atentamente sus atenciones.

—Pero, quiero que sepas una cosa —él dio un paso más acercándose a ella a tal grado que faltaba poco para que el pecho de Naruto pegara con la espalda de Hinata.

Eso fue suficiente cercanía.

—A mi siempre se me negó el acceso a cualquier tipo de amor. Familia. Amigos ―qué diablos, nunca era suficiente, tocó el cabello azabache con los labios—, una novia —por poco rio cuando ella se tensó tímidamente.

En definitiva, eso era algo a lo que él podría acostumbrarse.

—Por lo que esta vez, me tomaré mi tiempo… para conocerte, Hinata —le prometió—. Y hasta no hacerlo, no te permito que pongas palabras en mi boca que no saldrán hoy ni mañana de mis labios.

Hinata tragó duro.

«Demasiado cerca, demasiado cerca, demasiado cerca…» se repetía la pobre y sonrojada chica una y otra vez.

Tan cerca estaba él de ella, que Hinata sentía el cálido aliento del rubio sobre su cabeza. Lo sentía tan cerca que casi podía describir la dureza de sus músculos.

¡Cielos! ¡Estúpidas hormonas!

Naruto por su parte sonrió malévolamente.

Era increíble la sensación de emoción que le recorría por las venas. Era… tan estimulante. Era algo que no podía detener.

Era fabuloso saber que, por primera vez en toda su vida, tenía a una chica delante de él que no deseaba matarlo o siquiera mostrara señales de apalearlo en cualquier segundo. Naruto se sentía libre junto a ella, pero sabía que debía marcar su propio límite con ella. No quería asustarla o hacerla sentir incómoda.

Ya habrá tiempo para eso. Siempre lo había.

Se alejó dos pasos viéndola recuperar el aire. Sí, había hecho lo correcto. ¡Bien! Ya estaba progresando en esto.

—No te estoy diciendo que intentemos formar una relación de la noche a la mañana, eso sería imposible y muy… ¿cómo diría Kakashi-sensei? ¿Muy "imprudente"? —dijo Naruto como si nada, en un intento de alivianar el ambiente—. Sólo te pido que nos demos la oportunidad de saber cosas… el uno del otro, que nos llevaran a una conclusión. Si funcionara o no. Y juntos, tomemos una decisión que no nos haga daño. ¿Tú qué opinas?

Hinata no se movió.

—¿Hinata? —Naruto se volvió a acercar con un poco de nerviosismo, no debía, pero qué rayos, ella no iba a dejarlo con la palabra en la boca por más tímida que fuera, además, él también estaba muy nervioso—. Hey, Hinata.

Impaciente, Naruto le tocó el hombro sólo para sostenerla apenas el cuerpo de Hinata cayó hacia atrás sin la consciencia y sin la sudadera entre sus manos, la cual ya estaba en el suelo.

—¡Argh! Esto tiene que ser una broma.

¿Desde cuándo se había desmayado? ¡¿Desde cuándo él se había quedado hablando solo?!

¡Mierda!

Dejó que el cuerpo femenino se acomodara suavemente entre sus brazos, Naruto no sabía qué hacer ahora, ella se había desmayado y si hablaba con un miembro de su familia, todo podría prestarse para confusiones.

Podría dejarla en su habitación y después irse a casa, si tan sólo supiera en qué habitación (o carpa) era.

Suspiró viéndose sin opciones, tratando de concentrarse.

No tendría de otra, no quería llamar la atención ni explicar nada a nadie que fuese a convertirse en un dolor de cabeza por lo que, a una velocidad envidiable, Naruto regresó a las puertas de su propia casa con Hinata en brazos.

Pobre.

Se veía un poco mareada, menos mal que sólo sería así hasta que ella despertara.

CONTINUARÁ


Notas (2014):

Siendo honesta, este capítulo me ha costado un poquito de trabajo ya que encontraba diversos caminos que podrían tomar los diálogos entre Hinata y Naruto ya que la situación me parecía demasiado incómoda, je, más de lo que puedo soportar XD además de que si tenía que dejar a Hinata como tal entonces ¿por qué no dejarla desmayarse? XD Yo me reí mucho en esa parte ¿y ustedes?

Por cierto, muchas gracias a todos los que comentaron y aceptaron este fic entre sus favoritos; realmente me agrada volver a la pareja NaruHina.

¡A contestar reviews!

Adhatera: ¡Me alegra mucho que te haya gustado el fic! La verdad es que he decidido mantener el OoC lo más lejos que se pueda, no sé si lo logre durante todo el transcurso del fic pero haré mi intento, además de que sólo los lectores podrán decirme si he dejado a los personajes con sus características o no; te agradezco que lo hayas notado. ¡Espero que este capítulo también te haya gustado! ¡Nos leeremos luego!

StefLove: Sinceramente yo creo que cualquier persona cambia en medio o después de una guerra. Para mal o para bien, de hecho he decidido a poner diversos personajes que hayan cambiado para mal (recuerda que en una guerra no todos los cambios son buenos), aunque como dije, trataré de no mostrar mucho OoC, y si es necesario usar Personajes Originales para lograrlo entonces lo haré. Pero es obvio que lo mencionaré con anticipación; me alegra que te haya gustado el fic y espero leerte pronto.

Nahi Shite: Jajajaja, gracias por comentar aquí también, a medida de que vaya dejando los capítulos en El Universo de Fanfics iré exponiéndolos aquí también, je, es un gusto tenerte aquí también ¡Nahi-san!

Tamae Namikaze Hyuga: Jajajaja a mi me gustaría mucho ver que Naruto se defienda de los golpes de Sakura en la historia creada por Kishimoto pero si éste no quiere hacerlo entonces ¿qué puedo hacer yo? XD Además de que como lo dije antes, una guerra hace cambiar a cualquiera, así que decidí que la madurez al fin golpearía las caras de varios de los personajes (Sasuke, Sakura y Naruto entre otros). Me alegra mucho que te haya gustado el fic, espero que este capítulo también te haya agradado.

Jime OtakuHime: Ja, ese comentario me agradó XD aunque no puedo decir nada más XDD así que espero que este capítulo haya sido de tu agrado ;)

AkemirandaChan: Aquí está el siguiente capítulo; espero que te haya gustado. ¡Nos vemos!

Bueno, lo mejor de todo es que algunos capítulos ya están hechos, por lo que no tardaré en las actualizaciones. Espero que comenten ante todo, ¡comenten! Y me digan qué tal lo hice. Je. Gracias por la aceptación.

Hasta el próximo capítulo.

JA NE! ;)


Notas finales (2020):

Aunque no se note mucho, ¿podrán creer que este capítulo creció 1,000 palabras más?

Okey, creo que voy avanzando un poco. A pasos lentos, pero voy corrigiendo ciertos errores que tenía este fic.

No solo estoy mejorando su ortografía y gramática, sino que ya me estoy haciendo una idea de cómo continuarlo. De nuevo, lamento haberme tardado tanto en volver y hacer algo con este fic.

¡Gracias por haber leído y ya nos estaremos viendo!


Reviews?


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