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Capítulo 5
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El Equipo Siete se Divide
Aquel día, Naruto y Sasuke se encontraron cerca de un árbol y retomaron su conversación de ayer.
―No será sencillo conseguirla, pero te la daré ―dijo Naruto con un semblante serio. Sasuke le miró de soslayo entendiendo bien a lo que el rubio se refería.
―Espero no tardes demasiado ―dijo él entonces―, aún no sé cómo haré que Sakura…
―Eres un Uchiha, ¿no? ―dijo Naruto con burla y con la arrogancia impresa en su cara.
―Cierra la boca, o desistiré de esto —amenazó.
Lentamente, la gracia desapareció de la cara del rubio suplantando esa emoción por una más seca, más seria, miró a Sasuke con los ojos entrecerrados sin embargo éste no se inmutó.
―¿Lo harías? ―masculló un poco preocupado.
El moreno no dijo nada por un segundo, sólo se limitó a mirar el horizonte; los campos de entrenamiento aún pasaban por algunas series de reparaciones, sin embargo como eran sitios donde los ninjas entrenaban, no estaba de más dejar que el rocoso suelo fuera el lugar de entrenamientos por una temporada más.
Los árboles se cuidaban hasta rozar lo ridículo, quedaban pocos debido a las constantes explosiones que hicieron pedazos a muchos de ellos, las corrientes veloces de aire que desgarraron brutalmente las hojas y las ramas de otros.
Quizás era adecuado decir que no había injusticia en poner en prisión por 4 días a aquellos que se atrevieran a orinarlos siquiera. Mientras que cómicamente, las flores (sobre todo las que pudiesen usarse como remedios) eran un asunto de Ino Yamanaka, quien las protegía con sus puños; algunas de ellas, la kunoichi las mantenía bien protegidas en un invernadero mientras que otras las dejaba en su sitio de origen para después visitarlas constantemente.
El agua, como se dijo anteriormente estaba siendo resguardada por ninjas capacitados, ambus, en especial; los tipos graciosos que intentaban arrojar desechos poco agradables a los ríos eran inmediatamente castigados mientras que se protegía el líquido vital.
Sasuke suspiró cuando a lo lejos vio llegar a Kakashi Hatake, con ese modo de andar tan lento que a él le hartaba.
Paciencia le decía su mente, sin embargo su estómago se retorcía cada vez más con cada paso lento que el hombre daba. Ese sujeto en verdad no cambiaba nunca. Llegaba tarde a una reunión que Hatake en persona solicitó con el Equipo 7, todos incluso Naruto supusieron que era importante por lo que hasta el mismo Ninja Naranja de Konoha se había levantado más temprano de lo normal para asistir a tiempo.
Naruto soltó un gemido de sorpresa. Sasuke le miró de reojo.
―¿Qué pasa? ―preguntó.
―Kakashi-sensei ha llegado… Y Sakura no ―dijo extrañado con una ceja arqueada. Ahora que lo mencionaba, Sasuke también había notado que la chica aún no hacía uso de presencia a pesar de ser la más puntual del equipo y eso en ningún universo era normal.
―Ya llegará.
Sasuke inhaló profundo, la verdad era que él no deseaba que ella llegase, a pesar de que el día parecía tener la pinta de ser sumamente importante para el equipo completo.
Sasuke había decidido ayudar a Naruto únicamente porque el precio de la ayuda iba a ser, "alto", sin embargo Sasuke comenzaba a pesar que debía dejar de entablar tantas visitas con el rubio debido a la gran cantidad de estupidez que al parecer aún no desaparecía de Uzumaki. No estaba seguro de qué hacer con Sakura para mantenerla alejada de ese par. Naruto y Hinata tenían sus propios problemas y él los suyos. Pero estúpidamente se había infiltrado aun sabiendo ese hecho; y ahora estaba pagando por esa osadía impulsiva.
―Hola ―saludó seriamente Hatake Kakashi alzando una mano extendida como de costumbre, viendo a sus dos alumnos tan sumidos en sus propios pensamientos que por un segundo el profesor creyó que no lo habían visto. Pero un segundo después se dijo que eso era estúpido. «Miradas pensativas, ¿eh?» bueno, de Sasuke no le sorprendía tanto, después de todo, el joven Uchiha era muy reservado cuando niño, así que supuso al instante que esa característica suya no desapareció ni un ápice. Sin embargo quién le sorprendió un poco fue Naruto, que en vez de estarle gritando por su tardanza (una acción que jamás, a excepción de ese día, había dejado de lado), estaba viendo a su derecha con la mirada perdida. Sin duda. El tiempo pasaba sobre todos dejando secuelas de vivencias pasadas y nadie jamás podría escapar de ese hecho.
―¿Ocurre algo, Kakashi? ―preguntó Sasuke saliendo de sus pensamientos para ver la mueca de seriedad e incomodidad que portaba su ex sensei. El hombre de cabello plateado le regresó la mirada. Sasuke extrañado sintió que lo que Kakashi les iba a comunicar, no sería precisamente una buena noticia, bastaba con ver el porte que llevaba.
―Posiblemente ―contestó Kakashi notando que también poseía la completa atención de Naruto―. Menos mal, no está ―masculló Kakashi aliviado después de ver a los lados, Naruto y Sasuke se miraron entre sí antes de regresar la vista a Kakashi quién retomó la palabra con un tono más serio―: Sasuke, hay algo que debes saber antes de que Sakura llegue.
―¿El qué? ―cuestionó el moreno. Kakashi inhaló profundo y comenzó mientras sus ex alumnos lo miraban expectantes.
…
Hinata despertó cuando escuchó turbulencia arriba de ella. El techo de la nueva casa de Sakura estaba siendo atacado, o al menos eso fue lo que se dijo hasta cuando la propia chica de cabellos rosados hizo uso de aparición completamente iracunda.
―Ese estúpido gato, ¿por qué no se larga y me deja en paz? ―refunfuñaba para después gritarle al techo con el puño cerrado cual guerrera―: ¡Algún día le haré pagar!
―¿S-Sa-Sakura?
―¡Ah! Hinata, perdona ¿te he despertado? ―suspiró agotada―, perdona, el problema con ese gato nunca me dejará dormir tranquila, y ahora llegaré más tarde que él ―dijo Sakura tratando de calmarse mientras pasaba a lo que era su recamara, Hinata se incorporó del viejo sofá donde había pasado la noche, bostezó una vez logrando su cometido.
―¿Él?
―Kakashi-sensei. ―Sakura sonrió. Hinata por su parte le regresó la sonrisa antes de levantarse del sofá con cierta pereza―. ¿Ya te vas?
―Sí ―bostezó de nuevo―, creo que a mi padre no le hará gracia que permanezca fuera de casa por más tiempo, después de todo… ―suspiró con cierta chispa que emanaba alegría. Sakura sonrió―, él me dijo que comenzaría a instruirme personalmente para cuando pueda tomar el liderazgo del clan… y no quiero fallarle.
―Increíble ―dijo Sakura alegre viendo a Hinata acomodarse la ropa―. ¿Entonces llegará el día en el que te pueda llamar: Hinata-sama?
»Hinata-sama —recordó la voz de la única persona que la había llamado así antes, aquel chico que en un principio la odió. Sin embargo más pronto que tarde fue como un hermano mayor, un eterno confidente y un extraordinario amigo. Un familiar decente que a pesar de todo el odio al que había sido expuesto, se había alzado y había perdonado. Que había muerto en ello.
«Neji», pensó ella, bajando la cabeza.
Sakura arqueó una ceja un poco extrañada por la reacción de Hinata ante su pregunta. Y bastó una sola mueca de dolor en la cara de Hyūga que hizo a Sakura darse cuenta de lo que había dicho sin la más mínima intención de hacerle daño.
―Hinata… lo siento ―dijo Sakura con los hombros temblándole. Debía borrar el sama de su vocabulario cuando estuviese cerca de Hinata por algunos meses. Era claro que la partida de Neji le había afectado muchísimo, y era claro que aún sufría su pérdida.
Hinata miró a Sakura y la vio tan cohibida que se sintió culpable de ello. Tan bien que habían iniciado juntas el día. Claro, ignorando el problema con el gato.
―No te preocupes, Sakura. Está bien. ―Hinata se dio media vuelta y preguntó―: ¿Puedo usar tu baño?
―Claro ―musitó Sakura poco convencida. Hinata se retiró sin nada más qué decir. Sakura pasó saliva con mucho esfuerzo. «No está bien, no lo está» pensó la ninja médico con pésame. Ino-cerda tenía razón, debía tener mucho más cuidado con lo que decía desde ya.
…
Cuando Sakura se empeñó a acompañar a Hinata a su casa, la chica Hyūga se negó hasta el final diciendo que la ninja médico debía estar justamente con su equipo, que ella estaría bien.
Sakura, nuevamente poco convencida, la dejó ir aún con ese sentimiento de culpa envenenándola. Era una frustración no tener una cura sólida o líquida para eso.
Al llegar al campo, poco se fijó en los tres hombres que con mucha seriedad, la miraron. Sakura se extrañó mucho porque ninguno se atreviera a recriminarle su retraso, echó una mirada a todos, y al mirar los ojos de Sasuke por un segundo, entonces Sakura supo, que algo andaba mal.
―¿Qué ocurre? ―preguntó Sakura sin entender las caras de todos ellos. De Sasuke una cara así era normal, pero, ¿en Naruto?
―Creo que debes tomar asiento, Sakura ―aconsejó Kakashi. Sakura negó con la cabeza.
―Dígamelo sin rodeos ―dijo ella con mucho ímpetu, el maestro suspiró.
―Siéntate, Sakura ―dijo Naruto está vez, su tono fue tan sereno, tan fuera de lugar con la personalidad que Sakura había idealizado de él que no tuvo más opción que obedecer, justamente en el árbol donde antes habían estado Sasuke y Naruto esa mañana, en el tronco.
―Ya me senté.
Naruto miro a Kakashi y éste asintió en complicidad. ¿Por qué tanto misterio? ¿No podían decirlo y dejar el drama para después?
―Bien iré al grano. Sakura, antes de que tú llegaras les comenté a Sasuke y a Naruto que ayer hubo una reunión de feudales y de algunos Kages donde se tomó en discusión el estado de las tierras afectadas por la guerra; todas las aldeas han sufrido pérdidas muy significativas de ninjas en la última gran guerra que se suscitó, es muy difícil para unas cuantas personas mantener el orden de todas las naciones. Por lo que se ha decidido que ya es hora de comenzar a buscar personas capaces de llevar el peso de sus respectivas aldeas y de los alrededores. Y Konoha ahora mismo está haciendo uso de movimientos estratégicos para poder contribuir a la restauración. Las reparaciones están yendo muy bien dentro de la aldea, los aldeanos se muestran muy cooperativos y hasta el momento no ha habido ninguna alerta de saqueos o asesinato, gracias al cielo ―suspiró aliviado―. Sin embargo esto no siempre será así, todos lo sabemos, algunos de los feudales sobrevivientes han pedido el resurgimiento de la élite ninja, una más poderosa y resistente a ataques como los de Akatsuki… Y Madara ―Kakashi carraspeó la garganta pensando por un segundo al hombre que una vez fue su mejor amigo. Uchiha Obito―. Sakura, Sasuke, Naruto… Konoha necesita nuevos senseis, nuevos chūnins, nuevos genins, incluso jōnins ―Kakashi miró a Naruto con mucha seriedad―. Y un nuevo Hokage.
Sakura tragó saliva comenzando a digerir lo que su ex sensei estaba diciéndole.
―Entonces, ¿se nos ha solicitado a nosotros para hacer una nueva generación de ninjas?
―En parte, no sólo a ustedes se les ha llamado para tal misión. Todos aquellos involucrados en la guerra, sea de la aldea que sea, todos aquellos capaces y recomendados por mínimo, alguien de confianza, han sido llamados. Hay aldeas en las que no cuentan con los requisitos establecidos para poder empezar al par, hay otras en las que sólo han sobrevivido ancianos, niños y ningún ninja… De ninguna clase.
Si le preguntaban a Kakashi por el hecho de saber que en la guerra habían muerto varios genins, no sabría qué responder.
―Y por ende ―continuó―, las aldeas han decidido recomendar ninjas de confianza para que puedan hacerse cargo de ellos. Hasta que haya otra reunión donde se pueda establecer un rumbo fijo para éstas aldeas sin ninjas, sólo comercios en recuperación.
―No entiendo del todo, Kakashi-sensei ―habló Sakura―. ¿Está hablando de mandar ninjas de distintas aldeas a las que no cuentan con la protección suficiente?
―Sí. Y Konoha también ha accedido a ello.
Sakura miró a Sasuke, y después a Naruto.
―¿A dónde quiere llegar con todo esto? ―dijo regresando su atención a Kakashi, viendo venir algo en lo que no quería siquiera pensar.
―En una pequeña aldea ubicada en al sur de Konoha, una semana de camino con exactitud, solicitan médicos para poder atender a varios heridos y enfermos que aparentemente se han quedado sin recursos y sin personal que pueda hacer los viajes necesarios para buscar las plantas medicinales necesitadas. Necesitan médicos, Sakura.
Ahora Sakura entendía el por qué Kakashi le pidió que se sentara. La noticia la había mareado y la había hecho apoyarse completamente en el tronco del árbol con una mirada perdida. ¿Acaso…? ¿Acaso tenía que abandonar Konoha?
Naruto bajó la mirada y más tarde la desvió hacia el horizonte. Él había querido que Sakura no estuviese cerca de él ni de Hinata para que ambos pudiesen conocerse mejor, pero que su amiga de la infancia dejara la aldea por un tiempo que bien podía ser eterno, era exagerado. Pero era obvio que algo como eso iba a pasar. Después de todo él mejor que nadie sabía los destrozos que había causado la guerra. Él sabía bien que en las profundidades de las aldeas ninjas había un conjunto de personas desprotegidas, malheridas y enfermas. Y ahora más que nunca, quiso que un jutsu Clones de Sombra fuese eterno para que todos los clones pudiesen esparcirse y patear los traseros que pudiesen ser pateados y ayudar a quienes debían ser ayudados.
Un solo hombre no podía cambiar a todo un mundo, no estando solo.
Por muy hermosas que fuesen las palabras de Jiraiya o de Konan, él sólo era un humano y algún día moriría como un ser humano, una persona que si bien podía cambiar a una o dos personas a su alrededor, no podía cambiar a todo un mundo cuyas mentes poseían ideales diferentes a la suya. Y lo supo cuando vio a Obito, a Madara, a muchos cuyos nombres (para su desgracia) comenzaba a olvidar.
―Lo haré ―musitó Sakura ocultando su mirada con ayuda de su cabello.
―Y lo harás bien; pero tranquila, no irás sola, Sakura ―dijo Kakashi en un tono consolador―, Ino se ha ofrecido a ir contigo.
Sakura soltó un gemido que al principio fue por la sorpresa, y después otro que fue por el alivio. No estaría sola. Ino, su inseparable rival y amiga estaría con ella, estarían juntas en una embarcación nueva cuyo camino se separaba de los demás novatos.
―Entiendo ―masculló Haruno ocultando su sonrisa y sus lágrimas.
Iba a salir de Konoha, por un largo tiempo si no es que era para siempre. Hacer de toda una pequeña aldea un sitio muy apto para vivir no era un trabajo de la noche a la mañana. Pero al menos no iba a hacerlo sola. Ino estaría con ella. Pero le harían falta muchas personas, Naruto, Kakashi… y Sasuke. Sasuke. ¡Al fin lo tenía de nuevo con ella y…! Tal vez esto era una señal. Sasuke Uchiha no era para Sakura Haruno. Sus lágrimas comenzaron a ser intensas, hasta que ya no pudo ocultarlas de nadie.
Sakura con sumo cuidado se fue levantando sin levantar la vista. Y fue hasta que se levantó por completo que pensó en que pronto dejaría de escuchar las tonterías de Naruto y de Sai (quién por cierto, sorprendentemente, no estuvo presente) y los "Hmp", de Sasuke. Los extrañaría todos, a todo y… oh mierda, ya estaba comenzando a llorar patéticamente, que tonta. Se supone que así no actúa una kunoichi. Una digna alumna de Tsunade Senju.
Sasuke miró los hombros de Sakura sacudirse varias veces, al son de unas risitas que a pesar de la situación, lograron aliviarle un poco. La última vez que la había visto llorar así fue cuando… Sasuke negó con la cabeza levemente y al alzar la vista notó que Naruto le miraba con el ceño fruncido señalándole a la chica con complicidad, Sasuke negó con la cabeza.
Naruto rodó los ojos y torció la boca antes de moverla formulando un: "Idiota".
Kakashi ajeno a sus otros ex alumnos tocó la coronilla de Sakura y la acarició sintiendo lo que cualquier padre sentiría al saber que uno de sus retoños pronto abandonaría el nido. Después de todo, Kakashi compartió con la fémina su tiempo más que con cualquier hombre del Equipo 7. Que muy pronto, a su pesar, dejaría de ser el Equipo 7. Le pesará a quién le pesará.
―Lo harás bien Sakura, lo sé.
―Gracias ―murmuró Sakura entre labios, gimiendo. Ella era muy sensible, todo su equipo lo sabía (incluso Sasuke), por ello Kakashi no dudó atraerla a sí y en abrazarle para poder transmitirle a la pequeña del equipo lo orgulloso que estaba de ella por haber aceptado la decisión en silencio a pesar del dolor que esa decisión conllevaba.
Naruto se unió al abrazo poco después haciendo que Sakura se despegara por completo de ese tronco, las cosas iban a ser muy distintas sin Sakura y eso a Naruto le dolía mucho, era como despegarse para siempre de un brazo o de uno de los mejores platillos de ramen cuya sazón era irrepetible. Que diferente iba a estar todo sin Sakura, se repetía una y otra vez.
Sasuke miró la escena sintiéndose fuera de lugar, tanto que por primera vez en su vida desde la olvidada niñez, no supo cómo actuar. Al menos no hasta que una mano muy delgada y suave tomase la suya y lo arrastrase al abrazo pegándolo justamente a espaldas de Sakura. A sus espaldas. La sensación de sentirse nuevamente atrás de Sakura hizo que Sasuke pegara su mentón contra la cabeza de la ninja médico. Transmitiéndole por primera vez a ella, la tranquilidad que Sakura necesitaba sentir viniendo de él.
…
Hinata al entrar a su casa se encontró con algunos miembros del clan, unos le hablaban diciéndole "Buenos días" mientras que otros simplemente le hacían una reverencia muy bien establecida. Caminó bastante hasta llegar a la habitación donde su padre por lo regular se encontraba trabajando, Hinata estuvo pensando mucho, en el tiempo que se había tomado su rombo, en la proposición de Naruto y en lo fantástico que sería conocerlo más de cerca sin necesidad de fingir su amor por él. Amor, que hermosa palabra. Tan hermosa que…
―Hermana ten cuidado con la puerta…
Hinata se estrelló contra la puerta que la separaba de su padre retrocediendo dos pasos después de eso con la cara llena de sorpresa y dolor. Hanabi se rio con mucha fuerza.
―¿En qué planeta estás, he?
―Auch ―masculló Hinata tocando su frente, sobándola. Se sonrojó al escuchar la pregunta de Hanabi ya que además su pequeña hermana la veía de forma pícara―. En n-ninguno en especial.
―Ajá ―dijo Hanabi con mucha ironía, se rio de nuevo y dijo con burla―: Cuando regreses de Narutolandia entra a la habitación de nuestro padre, no está muy contento ―movió los ojos indecisa―. Y quiere hablar contigo.
―Me lo imaginé ―murmuró Hinata bajando la mano, enderezando la espalda y aún con la marca roja en su frente, corrió la puerta hacia la derecha. Hanabi movió los labios formulando un: "Suerte", y se marchó a su habitación―. Padre, he llegado.
Hiashi Hyūga estaba sentado sobre sus pantorrillas con una mesa de té enfrente de él con varios pergaminos y hojas que Hinata supuso, eran proposiciones de los miembros del clan para poder sacar adelante a todos.
―Me he dado cuenta por el modo en el que has abierto la puerta sin permiso ―dijo con mucha dureza remarcándole a su hija que los modales debían estar ante todo. Hinata asintió reconociendo su error, carraspeó la garganta de modo lo más discreta posible (aunque Hiashi estaba al tanto de cada uno de sus movimientos aunque aparentara ver sólo lo que estaba entre sus manos) y dijo:
―¿Puedo pasar?
―Pasa.
Hinata entró y cerró la puerta atrás de ella. Tomó asiento enfrente de su padre y le miró mientras él continuaba leyendo cada una de las propuestas hechas por los ninjas de ambas ramas de la familia. Por primera vez no sólo la Rama Principal tenía voto, sino que también eran tomados en cuenta todos aquellos que estaban bajo el puño de los nobles. Hinata no preguntó, pero sabía el por qué su padre había tomado la decisión de escuchar a los otros. Después de todo, aquello que Hizashi había dejado en el mundo, había desparecido con Neji. Y por ende, no era justo que a pesar del sacrificio de él las cosas siguieran igual. Hinata le debía la vida a Neji, y Hiashi se la debía a Hizashi. ¿Qué más se podía decir?
―¿Qué puedo hacer por usted, padre? ―habló Hinata un poco incómoda―. ¿Retomaré mis lecciones?
―No. Por hoy no ―Hiashi bajó el pergamino dejándolo en la mesita poniendo toda su atención en Hinata―. De hecho, hoy quiero que escuches muy bien lo que te diré y asimiles con sabiduría todo antes de que pronuncies siquiera una oración. ―Hinata asintió con cierto temor, después de todo no era muy frecuente ver que su padre le pudiera completa atención a ella cuando tenía trabajo por delante, mucho trabajo por delante―. Se acerca la hora en la que los jóvenes deben tomar las responsabilidades de los que se marchan. No hace mucho se hizo una reunión donde tuve el honor de estar presente, en tal reunión se determinaron ciertas estrategias para el retorno de la élite ninja; y se ha llegado al hecho de que en todas las aldeas se efectuarán ciertos cambios que no podemos ignorar y por ende, aceptar con resignación por muy duras que sean; Hinata, la fecha que tenía prevista para tu sucesión como Matriarca del Clan Hyūga ha sido alterada, ya no será en medio año como tenía planeado ―Hiashi entrecerró sus ojos encerrando a su hija en su mirar―, será en una semana.
Hinata soltó un respingo mientras su corazón se paralizaba.
―Déjame terminar ―dijo Hiashi cuando vio que su primogénita se preparaba para hablar. Hinata cerró la boca obedientemente a pesar de que su corazón estaba latiendo como loco, asustado―. No sólo para ti las cosas se harán más complicadas. Según tengo entendido tus compañeros de equipo son también sucesores de sus respectivos clanes, Aburame e Inuzuka, ¿no es así? ―Hinata asintió mecánicamente, Hiashi continuó después de suspirar, hablando de una forma que Hinata no sabía que podía utilizar con ella―: Hinata, ten por seguro que haré lo posible para que el cambio que estás a punto de cursar te sea llevadero, por lo mientras te pido que te concentres únicamente en tus lecciones; sé que es difícil de pedir especialmente ahora porque… ―Hiashi se detuvo en seco.
―Porque… ―habló Hinata quedamente tratando de entender el porqué de ese cambio.
―Olvídalo ―gruñó―. El punto es qué no puedes atrasarte ni un día en tus deberes, estoy tomado las decisiones necesarias para poder dejar en tus manos un clan próspero, así como tú algún día deberás dejarlo cuando tu sucesor esté listo. ¿Entiendes lo que te digo? No debe haber distracción alguna. ―Hiashi se levantó de su asiento con toda la gracia de un lord a la vista de Hinata y comenzó a caminar por el lugar―, ni amigos, ni novios.
Hinata casi gritó cuando Hiashi lo dijo lo último con tanta dureza que era claro que esa palabra: Novio. No era para generalizar a un grupo de chicos, sino a uno en especial.
«Naruto» pensó Hinata automáticamente, ella sabía que para su padre no era ningún misterio su amor por el joven rubio. Y era claro que ese amor estaba siendo un estorbo para las lecciones para convertirse en la próxima Matriarca, por lo que debía ser removido cual bacteria de su camino. «No es justo» se volvió a decir Hinata mientras contenía un grito desgarrador en la garganta.
―Es hora de que seas la Hinata que el Clan espera de ti ―dijo Hiashi―. En una semana no sólo yo o Hanabi estaremos a tu disposición, sino el resto de un clan que ha perdido nuevamente a varios miembros a manos de la inminente muerte ―el hombre abrió la puerta corrediza y se detuvo ahí por unos segundos que a Hinata se le hicieron eternos―, lo siento hija. Pero así es la vida de un ninja. Más precisamente, de los ninjas Hyūga.
La puerta se cerró dejando a Hinata en la oscuridad. Ella por poco agradeció ese gesto de su padre, él había visto que su cuerpo comenzó a temblar y por ende, que no hubiese podido levantarse como Hinata pensaba que su padre quisiera. Por lo que la dejó sola para que pensara y aceptara el cambio drástico que estaba posándose sobre sus hombros.
―Pero… apenas habíamos acordado… conocernos. ―Hinata bajó la cabeza hasta que su frente se topó contra la mesa y los papeles, notando al fin, que su frente sudaba a horrores y que aún le dolía por el golpe contra la puerta y le punzaba por la información recién recibida. ¿Por qué justamente ahora cuando todo parecía ir tan bien con él?
…
Naruto había visto marchar a Kakashi junto a Sakura mientras caminaban lento y hablaban amenamente, quedándose él solo junto a Sasuke el cual se encontraba cavilando mentalmente sus próximos movimientos, después de todo, las cosas para todos estaban cambiando de forma drástica, y lo peor es que no podían hacer nada contra eso, eran cambios que se necesitaban y que por lo tanto, se harían quisieran ellos o no.
―Entonces ¿qué harás, idiota? ―preguntó Sasuke viendo a Naruto con la luz del atardecer. ¿Cuándo había empezado a anochecer? Tal parece que ambos se habían quedado parados más tiempo del que debían. El sol comenzaba a ser tragado por la tierra… Al igual que ellos.
―No lo sé ―dijo Naruto con toda la sinceridad que pudo. Sus ojos azules se cerraron con fuerza mientras que sopesaba las palabras de Kakashi.
»Sakura, Sasuke, Naruto… Konoha necesita nuevos senseis, nuevos chūnins, nuevos genins, incluso jōnins. Y un nuevo Hokage.
¿Por qué de pronto ser visto al mencionar la palabra: Hokage, le pareció a Naruto una mala señal? No lo sabía, pero de algo estaba seguro, su instinto nunca se equivocaba. Entonces por primera vez desde niño, Naruto se sintió desprotegido, sin saber qué dirección tomar o qué hacer. Se sintió vulnerable, confundido y perdido como un niño de preescolar que se suelta de la mano de su mamá en medio de una manada de gente extraña y artículos extraños para después en el cómo diablos terminó así.
―Y pensar que esta mañana creí que las cosas iban a mejorar ―sinceró Naruto con un susurró de tristeza maquillado por una sonrisa a medias.
Sasuke alzó los hombros con una mueca difícil de descifrar, aunque si alguien viese sus ojos con mucho detenimiento se podía ver que él no estaba mejor que Naruto o que Sakura.
―Cómo me gustaría…
Naruto miró a Sasuke cuando él susurró aquello y se detuvo a sí mismo casi al final.
―¿Qué? ―preguntó el rubio. Sasuke negó con la cabeza.
―Nada. Vámonos a casa.
Naruto soltó un gruñido irónico.
―¿Tenemos casa? ―Sasuke le dio la espalda y empezó a caminar―. Todo estará bien ¿no? —preguntó en voz alta.
―No lo sé. Tú dime.
Los pasos de Sasuke se detuvieron cuando Naruto volvió a hablar.
―Cuídalas, ¿escuchaste? ―Sasuke alzó la mano mostrándole a Naruto su respuesta.
El rubio por su parte se permitió recargarse sobre el tronco del árbol.
»Sasuke, los feudales han decidido que es completamente imposible que permanezcas en Konoha por tus crímenes en contra ella sin ser apresado por ser considerado aún un Criminal de Clase S.
»¡¿Habla en serio, Kakashi-sensei?! ―exclamó Naruto con profundo enojo, se supone que Sasuke ya no era ese criminal, este Sasuke había combatido a su lado por la victoria a pesar de su poco cambio emocional, no merecía el exilio o el encierro ¿o sí? No, ¡él no lo permitiría! ¡Justo cuando al fin lo había convencido de quedarse!; Kakashi asintió.
»No aprueban que Sasuke permanezca en la aldea que…
»Ya entendí ―interrumpió Sasuke con seriedad, con el alma gritando y con los ojos ardiéndole―. ¿Me encerrarán?
»Sí ―dijo Kakashi―. A menos que…
»A menos qué… ―dijo Naruto incitando a Hatake a continuar.
»A menos que decida unirse al grupo de ninjas elegidos para embarcarse a la pequeña aldea ubicada en el sur. Donde nadie podría reconocerle.
»¿Qué tan lejos está? ―quiso saber Naruto, su sentido de orientación seguía fallándole a pesar de todo.
»Una semana aproximadamente ―dijo Kakashi con sumo peso cargado en sus palabras.
El lugar se quedó en silencio por varios minutos.
»¿Algo más? ―preguntó Sasuke con la mirada ensombrecida. Kakashi suspiró.
»Quisiera esperar hasta que Sakura llegase… para decir el resto.
Naruto se alarmó.
»¿Qué quiere decir? ―Kakashi volteó la mirada ante eso―. ¡Kakashi-sensei ¿qué quiere decir con eso?!
»Cálmate Naruto ―dijo Sasuke mirando de soslayo el camino por donde ella se acercaba―, ya viene.
Naruto bajó la mirada con mucho que gritar aguardado en su interior, ¿qué iba a pasar con él si el Equipo 7 se desintegraba? ¿Qué iba a pasar con todos ellos?
»¿Qué ocurre? ―preguntó Sakura momentos después.
Con una sensación agria recorriéndolo entero, Naruto reconoció que, por primera vez, estaba siendo partido en trozos, era claro lo que estaba pasando: los estaban separando».
Naruto se sentía muy mal emocionalmente, se sentía con un nudo en la garganta, con una molestia tan grande que necesitaba golpear a cincuenta copias de Kabuto para poder calmar esa necesidad. ¿Por qué? ¿Por qué ahora qué él ya se había decidido por un camino a seguir? Uno en compañía de las personas que él más amaba. Uno donde no se encontraría solo nuevamente, y ahora, se sentía más solo que nunca.
Sin poder hacer más, Naruto se encaminó al centro del campo de entrenamiento con las manos apretadas. Gritó cual guerrero en plena batalla y con su puño derecho soltó un golpe que formó a su alrededor un círculo perfecto de rocas destrozadas que antes pudieron haber formado un suelo liso, un destrozo que haría que la anciana Tsunade se sintiese orgullosa. Pero él se sentía molesto, frustrado y perdido, tanto que ya no sabía qué hacer ahora; si llorar, o gritar, o patalear o… Largarse de Konoha y vivir para siempre como lo que realmente era: un Ermitaño.
Entonces a su cabeza regresó esa palabra.
Cambios, cambios, cambios. Cuando Naruto, en medio del polvo que levantó, se preguntó con un nudo más grande en su garganta, uno que hizo que por poco el corazón le saliera por el trasero:
«¿Hinata también estará pasando por estos cambios?».
En menos de un segundo, el agujero del suelo fue abandonado en una velocidad sorprendente mientras que no muy lejos de ahí, entre algunos árboles, Sasuke miraba con atención. Sintiéndose de la misma forma que Naruto. O quién sabe, tal vez peor.
Pero a diferencia del rubio, Sasuke ya estaba acostumbrado a sentirse perdido y solo. Esto sólo era un recordatorio de que por sus pecados iba a tener que sentirse así hasta el día de su muerte; ese día se lo había confirmado. Pero… lo único que Sasuke supo que iba a mantener en su cabeza por lo que le quedara de vida, fue aquella mano que a pesar de haberla abofeteado una y mil veces cuando se le acercaba, lo había hecho sentir de nuevo un ser humano. Un hombre. Un hombre condenado a la soledad eterna y al rechazo infernal de los que una vez lo amaron.
―CONTINUARÁ―
Lamento ir demasiado lento con las actualizaciones, pero han ocurrido ciertas cosas que me han obligado a ir con pasos de tortuga por este fic. Lo sé, no tengo vergüenza, sin embargo, espero poder terminar ahora sí esta historia.
Muchas gracias por leer y comentar a:
Diana Marcela-Akemi, Nahi Shite, liseth tkm, Miss Tsuki, Lilipili, okashira janet, Nuharoo, .Mordad, StefLove, Hinaru16241, Ursula Profundis, nova por siempre, Tamae Namikaze Hyuga, Hima947, hinamel, SritaA, eliuska20, y ash poke.
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