Este es un fic en el k he estando pensando mucho y m gustaria mucho acabarlo ^o^ La verdad es k tengo muchas ideas k añadirle y para k no se me olviden las apunto en un papel y todo ^o^UUU Espero k les guste y tb espero k m dejen una review con su opinión para k pueda mejorar mi estilo, gracias ^^

Cait-kun

***Welcome to Melan Island!***

El aire soplaba tranquilo, las dos lunas doradas brillaban en medio de la oscuridad de la noche... Una chica rubia de profundos ojos verdes miraba en dirección al infinito...

- Tan solo quiero advertirte... - dijo ella con una voz melodiosa.

- ¿De qué?

- Ten cuidado...

- ...

Una ola de fuego surgió de repente, amenazando con cubrirlo todo... La multitud chillaba histérica e intentaba resguardarse en sus casas... Asombro, calor, agobio, miedo, pánico...

- ¡Aaaaaah!

Unos ojos de color azul claro se despertaron angustiados en la tranquilidad del amanecer. Esos ojos pertenecían a Ray, un chico de quince años que vivía en el mundo de Serenia. Inconscientemente se pasó la mano por su pelo castaño preguntándose si se había tratado de un sueño o no. Escuchó atentamente para ver si había despertado a su hermano, pero parecía que no. Tenía el cuerpo empapado de sudor y la camisa se le quedaba pegada. Había sido una noche muy calurosa. Se quitó la camisa y la tiró a un rincón de la habitación e intentó dormir los pocos minutos que le quedaban para tener que levantarse. Pequeños rayos de luz se filtraban por un resquicio de la ventana. Un pequeño gato azul de orejas grandes maulló en el silencio de la habitación. Saltó hacia la cama y se tumbó allí para dormir de nuevo. Pasaron unos pocos minutos hasta que el hermano de Ray, Yatek, se despertó. Siempre se despertaba a la misma hora, era como si tuviera un reloj biológico dentro del cuerpo. Yatek se levantó medio dormido aun y camino por el pasillo hacia la puerta de su hermano:

- Levántate, vas a llegar tarde - dijo abriendo la puerta mientras reprimía un bostezo.

- Mmmmmh... déjame dormir... - respondió Ray de malas maneras lanzándole la almohada a su hermano. Ray siempre estaba de mal humor por las mañanas, hasta que se despertaba completamente... Yatek ya estaba acostumbrado.

- Bueno, como quieras - dijo Yatek cogiendo la almohada y lanzándosela de nuevo - Pero ya son las 9...

- ¿QUÉ? - gritó Ray volviendo a la realidad tan de golpe, que le pegó accidentalmente una patada a Ark, el gatito azul. Intentando levantarse lo más rápidamente posible sus piernas se liaron entre las sabanas y se cayó de la cama. - ¡Ouch! ¿Por qué no me has avisado? - dijo malhumorado mientras se intentaba incorporar.

Yatek emitió un resignado suspiro y se dirigió hacia el cuarto de baño, pero Ray se le adelantó y se encerró allí antes.

- ¡Maldito seas, Ray! - gritó Yatek - ¿Siempre tienes que hacer lo mismo?

- ¿Qué quieres, que llegue tarde? ¿o qué? - dijo un apresurado Ray que ya comenzaba a ducharse. - ¡Ha sido culpa tuya, por no avisarme a tiempo!

- Grrr - Yatek no sabía como lo aguantaba. En esos momentos siempre le entraban ganas de derribar la puerta de una patada, coger un cuchillo y clavárselo sin piedad... Mmm... Buena idea para una película...

A los pocos minutos, salió Ray con una toalla en la cintura corriendo desesperadamente hacia su habitación, mientras murmuraba "llego tarde, llego tarde". Con la prisa que llegaba se resbaló y se cayó al suelo. Yatek entró en el cuarto de baño diciendo algo que sonaba más o menos como "¿qué habré hecho yo para merecer esto?". A los pocos segundos, Ray salía de la habitación intentando colocarse el cinturón. Entró en la cocina, y cogió una botellita de zumo de mandarina roja y se la bebió de un trago. Su hermano Yatek entró en la cocina aun con cara de sueño. Yatek era alto, con el pelo largo moreno y los ojos verdes. Él y Ray vivían solos desde hacía tiempo, ya que sus padres murieron en un accidente cuando eran pequeños. El único pariente que les quedaba era su tío Teerie, pero como era el gobernador de la isla de al lado, no podía hacerse cargo de ellos ya que hacía muchos viajes y no tenía tiempo para atenderlos. Así que, como su tío era rico, les construyó una casa en Isla Melan, donde habían vivido siempre. De vez en cuando mandaba alguna carta, pero aparte de eso, poco sabían de su tío...

Ray dejó la botella en la mesa y cogió la espada que tenía al lado de la puerta.

- ¡Me voy, Yatek! - se despidió Ray y sin esperar ninguna respuesta cerró la puerta y se fue corriendo por los caminos de Isla Melan. Había muchas casitas como las de Ray y Yatek pero eran más pequeñas. Al cruzar a la derecha por un camino más grande, vio a alguien conocido, su amigo Lee.

- ¿Ya te vas a entrenarte para ser guardián? - dijo Lee sonriente.

- ¡Sí! ¡ Y ya llego tarde! Nos vemos luego, ¿vale? - le dijo sin parar de correr a lo que Lee le contestó con un gesto en la mano.

Guardián era la profesión más completa y más dura que podía haber en toda Serenia. Tenías que hacer bastante cursos en las diferentes escuelas, y practicar todas las modalidades posibles de magia, ataque y defensa. Solo una pequeña minoría era capaz de ser guardián y saber quien estaba capacitado se averiguaba en el "Rito de nacimiento". Este rito consistía en que cuando nacía un bebé, este se llevaba al templo más cercano, donde los Dioses desvelaban sus dotes natas y su vocación. Los más comunes eran los magos negros (magia de ataque), magos blancos (magia de curación), espadachines, arqueros y caballeros, aunque también estaban otras más inusuales como los ladrones (a ninguna familia le hacía gracia que a su hijo le saliera esta profesión delante de una gran multitud) o los invocadores. También había personas que no tenían ninguna habilidad en especial. Pero sin duda la más atípica profesión es la de Guardián, ya que abarca todas las habilidades posibles. Los guardianes podían desde atacar con cualquier arma a invocar monstruos enormes, pasando por lanzar hechizos de ataque y curativos. Pero serlo costaba una dura formación y no todos lograban convertirse en uno de ellos aunque tuviera suficiente potencial para ello. Por eso Ray, iba todos los días a entrenarse con el Maestro Tengoru, un guardián ya retirado que le enseñaba consejos útiles y le hacía superar diferentes pruebas para que le resultara más fácil su futura formación en las diferentes escuelas.

Ray cruzó hacia la izquierda en una bifurcación y siguió por un camino cuesta arriba. Siguió corriendo y corriendo hasta que divisó un templo entre los árboles. El templo consistía en una cúpula circular blanca con ornamentos dorados y plateados con cuatro torreones adosados a los lados en los que habían campanas plateadas. Un anciano con una barba blanca larguísima esperaba en la puerta del templo con un deje de impaciencia. Vestía una túnica verde botella con adornos rojos y se aguantaba en un bastón de caoba.

- Llegas tarde, Ray - dijo cuando el joven llegó hacia donde estaba él.

- Arf... lo siento... arf... Maestro Tengoru... - respondió intentando recuperar el aliento.

- Venga, sígueme... - le ordenó Tengoru - ya hemos perdido bastante tiempo.

El anciano empezó a adentrarse en el bosque que rodeaba el templo y Ray se dispuso a seguirlo preguntándose que le enseñaría hoy el Maestro Tengoru y que pruebas tendría que realizar...

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Esto es todo por ahora! Espero que os guste... Por favor.. si sois tan amables os agradecería mucho k m pusierais una review para saber si os gusta o k.. Muchas gracias ^^

Y en el próximo capítulo:

El entrenamiento de Ray!
^O^