Weno, aki ta el segundo capitulo! El entrenamiento de Ray ^O^ Espero k os gutte. Y ahora, las reviews ^^
**Wilbur-chan senseia**
Me alegra k t gusteeeeeeee ^O^ Ya he metido una chica, en el proximo otra mas ^o^u te guta el hermano? t suena el nombre de algo? xD Y cuando tenga la tableta de nuevo con pilas hare el oekaki de Ray *_* ya sabes k a mi m gusta hacer k se exhiban mis personajes xDD
**Toni-kun**
Veo k a ti tb t guta ^O^ Pero.. como k no es un relato libre? claro k si XP El ff12 no existe aun, por eso le cogi el titulo para hacer una historia nueva xP
**Nezha-chan**
Ya h continuado, trankila trankila ^O^ M alegra musho k a ti tb t guste, gracias a todos *^^*
**Training Day**
Se adentraron en el bosque, andando en silencio hasta que llegaron a un claro donde Tengoru se paró.
- Bueno, ya estamos suficientemente lejos - dijo él con voz misteriosa. Se sacó una especie de esfera azul que contenía una especie de luz blanca que se arremolinaba en su interior. Murmuró unas extrañas palabras y la esfera se elevó en el aire. Acto seguido se inclinó hacia atras para coger impulso y la lanzó hacia las inmensidades del bosque soltando una estela de polvo plateado. - Ve a por ella.
- ¿Solo eso? - dijo algo decepcionado Ray.
- Si, pero no con tu espada. Te has acostumbrado demasiado a ella. Los guardianes deben saber manejar cualquier tipo de arma, y aunque tendrás oportunidad de practicar en la Academia de Armas de Sairoog quiero que tengas una buena base. Hoy utilizaras simplemente dos dagas. A ver como te las apañas. - Levanto la mano en el aire y una luz amarilla comenzó a brillar en sus manos hasta que se materializó en dos dagas adornadas con un rubí en la empuñadura.
La Academia de Armas de Sairoog era un centro interno en el cual iban espadachines, arqueros y caballeros a formarse en el uso de sus respectivas armas... Los guardianes también iban a prepararse para saber manejar cualquier tipo de arma. Había diferentes escuelas en todo el mundo dispersas por los diferentes continentes. Cada una enseñaba algo distinto y allí iban a formarse los que tuvieran la vocación que enseñaba la escuela. Pero los guardianes debían ir a todas las escuelas que había en toda Serenia. Por eso, un Guardian tardaba mucho en acabar su formación.
Ray cogió las dos dagas que le lanzó su maestro y lanzó su espada al suelo. Se anudó las dagas al cinturón y comenzó a adentrarse en el bosque en la dirección en la que había caído la esfera.
- ¡Volveré pronto! - dijo muy confiado.
Camino y camino cortando con las dagas la maleza que le impedía el paso. Allí el bosque se hacía muy espeso y casi podría conseguir la denominación de selva. De repente algo le salió al paso y le atacó lanzandose hacía él haciendo que cayera al suelo.
- ¡Ouch! - se quejó Ray volviendose a incorporar para mirar a su atacante.
Era un Ballye. Un mostruo azul de forma ovalada, semitransparente, y con ojos pequeños. En realidad no era muy poderoso y era bastante pequeño, pero su habilidad especial era la de tirarse encima de la gente. El Ballye que lo había atacado lo miró con cara de enojado. No solían atacar por que sí, quizá Ray lo había pisado sin darse cuenta, y cuando lo molesta alguien se pone histérico y no para de atacar hasta que no acaba con el intruso.
- Con que esas tenemos, ¿eh? - dijo Ray enfadado - ¡Pues ahora veras, bicho viscoso!
Ray lanzó al aire las dagas haciendo que giraran hasta que volvieron a sus manos y se puso en posición de ataque. Una de sus aficiones favoritas, era dar buena cuenta de lo que podía hacer con una arma. El Ballye creyendo que se burlaba de él, se lanzó de nuevo al ataque con furia renovada pero Ray atacó agilmente con las dos dagas a la vez y lo venció sin problemas. El Ballye cayó al suelo malherido y comenzó a deshacerse en el suelo. Ray siguió avanzando sigilosamente hasta que después de cortar las ramas de un arbusto, distinguió que detrás había un lago de grandes dimensiones. Con todas las veces que se había metido dentro del bosque y nunca se había topado con ese lago.
- ¿Se habrá metido allí la pelota esa? - se preguntó Ray comenzando a pensar que se complicaban las cosas - Mmm... como la esfera esa brillaba, a lo mejor la distingo desde la orilla...
Así que fue directamente hacia la orilla y metió la cabeza en las frías aguas del misterioso lago. Abrió sus ojos azules y distinguió en el fondo un resplandor blanquecino que se suponía que era la famosa esfera.
- Fantástico - dijo Ray malhumorado. - Ahora me tocara meterme en el lago.
Dicho y hecho, Ray comenzó a quitarse la camisa, las botas y los pantalones para quedarse en ropa interior. Sintió un poco de vergüenza por si lo veía alguien, ¿pero quién iba a verlo en las profundidades del bosque en un lago que ni siquiera él había visto nunca? Además, no tenía nada de lo que avergonzarse. Al contrario, Ray tenía el cuerpo mucho más desarrollado que cualquier chico de su edad. El constante entrenamiento que siempre había mantenido con Tengoru desde pequeño lo había fortalezido mucho hasta tener un cuerpo bien dotado. Se quitó de la cabeza toda idea absurda de si alguien lo estaba mirando y se lanzó de cabeza al agua fresca del lago. La notaba mucho más fría que cuando antes había metido la cabeza, pero tal vez fuera la impresión de haberse metido de golpe. Nadó hasta que más o menos se situó por donde creía que venía el resplandor y se sumergió en las profundidades no sin antes tomar una gran cantidad de aire. En seguida vio de nuevo la luz blanquecina que provenía de la esfera y se dirigió hacia ella buceando a gran velocidad. Cogió la esfera que estaba al lado de unas extrañas... ¿piedras? y se dispuso a subir cuando oyó un ruido detrás de él. Se giró lentamente y lo que vio le puso los pelos de punta. Era una especie dragón de agua enorme, de escamas duras y negras. Ray abrió la boca intentando decir algo pero solo salió de ella una burbuja aunque sin duda que lo que quería decir era algo como "¡ups!". Se miraron intensamente durante un segundo y Ray notó que el dragón observaba atentamente la esfera... Echó una rapida mirada a donde la había recogido y vio que no eran piedras lo que estaba al lado de la esfera ni mucho menos... ¡eran los huevos que había puesto ese espantoso animal y se creía que le estaba robando uno de ellos! Comenzó a nadar con todas sus fuerzas pero el dragón era más rápido y le sacudió una fuerte embestida... Por lo menos le sirvió para impulsarse hacia la superficie y coger aire que se le estaba acabando. Tenía que salir enseguida, sino a saber que le hacía el bicho ese. Nadó moviendo con mucha más fuerza los pies y los brazos y alcanzó rapidamente la orilla. De repente vio una mano que le ayudaba a salir...
- ¡¡Helena!! - gritó Ray - ¿Qué haces aquí?
- ¡Luego! - respondió ella - ¡No hay tiempo, dame la mano!
Ray le cogió la mano y salió del lago. Helena era la nieta del Maestro Tengoru, era alta, rubia y de ojos color miel, y muchas veces se quedaba en el templo viendo como entrenabn su abuelo y Ray. El dragón salió de repente a la superficie con gran fuerza, provocando pequeñas olas que iban a morir en la orilla. Ray cogió las dagas del suelo y sacó una, se la lanzó y se la clavó en el cuello, pero el enorme dragón apenas se inmutó.
- ¡No seas tonto! - gritó Helena - ¡Así no le harás nada, tenemos que dormirlo!
- ¡Pues ya me dirás como lo dormimos! - respondió Ray molesto al tiempo que esquivaba un zarpazo del dragón.
- ¡Le echaré un conjuro de sueño a tu otra daga! ¡Damela!
- A sus ordenes - dijo Ray poniendose la mano al frente en un gesto militar y lanzandole la daga que le quedaba.
- ¡Oh, dios Morfeo! ¡Pasa tu poder a esta daga! ¡Haz que duerma a los enemigos que se interponen en nuestro camino! - Helena tenía habilidad de maga. Era un año mayor que Ray y ya había hecho un curso en la Escuela de Magia de Kasbeal. Una estela plateada recubrió la daga que comenzó a brillar de una forma muy especial. Helena le devolvió la daga ahora mágica a Ray y este se la lanzó con fuerza al corazón del dragón. El dragón se tambaleó unos instantes profiriendo unos aullidos que daban escalofríos y lentamente se volvió a hundir en las profundidades del lago a causa de los efectos del conjuro.
- ¡Uff, menos mal! - dijo Ray aliviado. En ese momento se dio cuenta de que seguía en ropa interior y que la muchacha lo miraba fijamente. Ray se puso colorado y enseguida se lanzó hacia los pantalones que había dejado en el suelo y comenzó a ponerselos - ¡Ey! ¿Qué hacías espiandome? La verdad, ¡no te imaginaba tan pervertida! - dijo ceñudo poniendose ahora la camiseta.
- ¿Cómo que espiandote? - dijo Helena enfadada - ¡Será posible! Espiandote, ¿yo?
- ¿Entonces que hacías por aquí en medio del bosque sola?
- Yo.. eh... ¡estaba buscando setas! - dijo no muy convencida Helena.
- Si si - respondió Ray sin creerselo.
- Pues es tu problema si me crees o no. - dijo comenzando a enfadarse con Ray.
- ¿Y las setas?
- Ehm.. ¡se me cayeron cuando te ayude! ¡Encima de que te ayudo! Me hubiera gustado verte sin mi ayuda.
- Mpf, lo podría haber vencido sin tu ayuda. - dijo cogiendo la esfera y dirigiendose hacia el camino por donde había venido - Si quieres espiarme por lo menos admitelo, ya sé que soy irresistible, jajajajaja -comenzó a reirse fuertemente, algunos pájaros volaron espantandos desde algunos árboles, se giró, le guiñó un ojo y le dijo - Bueno, ¿vienes o vas a seguir recogiendo setas imaginarias?
- ¡¡¡Te odio, Raaaaaay!!! - gritó Helena con los puños cerrados de rabia y comenzando a perseguirlo al tiempo que Ray huía de ella mientras se carcajeaba.
Al final Ray salió del bosque para llegar donde lo esperaba Tengoru en el templo, cuando los brazos de Helena lo pillaron y comenzaron a estrangularlo.
- ¡La ags.. tengokjj , mjaestrok! - dijo Ray sin poder respirar mucho - ¡Sultjeame, locaj!
Helena lo soltó al ver a su abuelo y se ruborizó un poco.
- Veo que os llevais tan bien como siempre, ¿eh? - dijo Tengoru divertido. Era una escena común en los entrenamientos de Ray que él y Helena acabaran peleandose. Mejor dicho, que Helena terminara estrangulando a Ray. - Muy bien, has conseguido la esfera. Guardatela, quizás te haga falta más adelante. Ahora haz cien abdominales y cien flexiones y puedes irte a casa.
- ¡Vale! - dijo Ray. Había hecho tantas veces cien abdominales y flexiones que ya no le resultaba nada pesado. Así que se puso a hacerlas sin perder tiempo, mientras Tengoru y Helena entraban en el templo. Helena se giró y le sacó la lengua antes de entrar en el templo.
Cuando acabó, recogió su espada y se fue hacia el pueblo de nuevo. Hoy el entrenamiento había sido bastante corto. Cuando llegó a su casa, dejó la esfera al lado de la espada y fue a saludar a su hermano.
- ¡Hola, Yatek! - dijo Ray - ¡¡Ya estoy en casa!!
- No sé si alegrarme - respondió burlón su hermano - con lo tranquila que estaba la casa sin ti. ¿Verdad, Ark? - el gató corroboró con un sonoro maullido.
- Esto es una cálida bienvenida y lo demás son tonterias - dijo irónicamente Ray suspirando.
- Voy a preparar la comida ya. Ves preparando la mesa - le ordenó Yatek. - Por cierto, ha venido por aquí tu amigo Lee, para ver si ibas a la playa esta tarde.
- ¡Ah, vale!
Después de comer, Yatek se fue a dormir la siesta y Ray fue a ponerse el bañador para ir a la playa con sus amigos...
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Hale, ya ta ^o^ Espero k os gutte. Porfa dejad review T_T si?
En
el proximo capitulo:
- ¡La playa!
