"Hermanos"

Se asomó por el balcón de su habitación, para sentir la brisa nocturna del océano acariciarla y secar sus lágrimas. Escuchó, como todas las noches, a los lobos aullando y sonrió para si misma mientras terminaba de limpiarse aquellos rastros del llanto.

Inazuma, se había acercado en silencio y ahora lamía su mano, como intentado consolarla. Ame sonrió y se agachó para acariciar su cabeza.

-Gracias.- Le dio un beso en la frente al lobo y se metió al cuarto de nuevo.

Al mirar alrededor no pudo más que respirar hondo y apretar una vez más los puños para no llorar. La habitación que ahora ocupaba, no había sido siempre suya, antes, alguien más había estado ahí. Alguien que ahora ya no estaba.

Ame recorrió las sábanas de seda con las puntas de los dedos y se envolvió en ellas tratando de recordar el aroma de su madre. Pero ahí no estaba. Ni ahí ni en ninguna parte, porque ya no le quedaba un solo lugar en la tierra por buscar.

-Mamá...- dijo en un suspiro mientras apretaba una almohada contra su rostro. Hacía varios meses ya que Zellas había renunciado a ser Juu Ou, había dejado a Ame en su lugar y un día, sin más, desapareció de Wolf Pack Island.

Xelloss había encomendado a los mejores demonios que la buscaran, que consiguieran indicios de ella a cualquier precio, lo que fuera por noticias de su madre, pero nada habían encontrado.

Ame, cansada, fue quien detuvo la búsqueda. –Quizá mamá está harta de todo y fue por eso que decidió irse. Mientras más la busquemos, menos volverá...-

Jamás se volvió a tocar el tema luego de eso.

Xelloss, por su parte, cada vez pasaba menos tiempo en Wolf Pack Island. Podría decirse que la comunidad demoníaca había decaído horriblemente desde que los Dark Lords cedieran sus puestos a sus sirvientes, pero era precisamente porque ni Ame, ni Kai, ni Nast, ni Ihsan tenían las más mínimas intenciones de armar otra guerra inútil. Así que no teniendo nada que hacer como sacerdote-general, Xel se había buscado otros pasatiempos lejos de casa.

¿Valgaarv? Ame no había vuelto a saber de él desde que se despidieran en el acantilado. Los primeros meses lo esperaba ansiosa, añorando su llegada. Después, la angustia empezó a apoderarse de ella y pasaba las noches llorando, llamándolo. Al final, había comprendido que él jamás volvería a su lado y prefería ya no pensar en eso.

Todo había cambiado tanto en tan poco tiempo... y sin embargo, aquellos días que habían pasado juntos, en paz, ahora se veían como una ilusión. Tan lejanos que se confundían con los sueños.

Era gracioso, porque a pesar de que había gente a su alrededor todo el tiempo, Ame se sentía sola. Porque ya no tenía nadie con quien hablar, con quien reír, jugar... y aunque Inazuma estuviese a su lado todo el tiempo, para ella no bastaba.

Xelloss... el demonio de ojos purpúreos. La nueva Juu Ou sacudió la cabeza intentando despejar su mente. Hacía varios días ya que lo tenía rondando en la mente y no sabía como sacárselo.

Se acomodó mejor en la cama y comenzó a hacer un recuento. ¿En qué momento o por qué razón habían tomado ese rumbo las cosas?

Xelloss Metallium, Juu Shinkan, Namagomi... la joven rió suavemente. Zellas siempre había sido y sería una madre para ella, pero con Xel era distinto. De pequeña lo veía como un padre, pero tan pronto iniciara su educación, Xelloss se convirtió en su profesor... no, más que eso, su modelo a seguir. Fue de aquella época que Ame le había plagiado su típica frase y varias de sus costumbres. Siempre soñó con ser como a él y si no fuera porque al no ser demonio completo no tenía visión astral, la joven muy probablemente hubiera acabado los ojos cerrados todo el tiempo; igual que él.

Con el tiempo y conforme Ame crecía, el mazoku, más que su maestro se transformó en su amigo. Y un día, cuando su madre le contara cómo había creado a Xelloss y por qué motivos, Ame dejó de llamarlo por su nombre para empezar a llamarlo "niichan".

A Xel desde luego, esto no le hacía mucha gracia, pero poco a poco fue acostumbrándose y antes de lo esperado, el complejo de hermana se lo había comido completo.

"Ame-chan, aún eres muy joven para tener novio", "Imouto, si alguno de esos demonios se pasa de listo contigo, no dudes en decírmelo ¿de acuerdo?".

Un hermano sobreprotector, pero un hermano al que Ame adoraba al fin y al cabo. Un hermano al que podía confiarle todos y cada uno de sus secretos, quizá la reprendería, quizá la castigaría, pero siempre estaría ahí para ella. Como todos los hermanos, tenían sus pequeñas diferencias de vez en cuando, peleaban por el postre, reñían dentro de casa y luego Zellas los dejaba sin entrar por haberle destrozado la sala.

Cuando estaba con Ame, Xelloss vivía la infancia que nunca había tenido.

Y luego, luego entró Filia en escena. La joven ryuuzoku dorada que había capturado el corazón del demonio más renombrado y aborrecido entre muchos. Ella se alegraba mucho por ambos, pensaba incluso que estaban hechos el uno para el otro y que sus mismas diferencias eran las que los unían. Ellos eran la prueba viviente de que los dragones y los demonios podían vivir en paz.

Pero, a raíz de que Zellas se fuera, Ame había perdido todo lo que tenía con él. Ni siquiera sabía qué tal le iba con Filia o si es que aún seguían juntos. No sabía nada de él. Y eso no ayudaba en nada a su confusión.

Al final había llegado al mismo punto. No sabía cómo ni por qué pero había terminado sintiendo más de lo que debía. Ya no pensaba en él como un hermano, ni como un padre o un maestro. Lo quería, quizá lo amaba... y no como una hermana ama a su hermano.

-¿Imouto?- Xelloss golpeó la puerta.

-P—pasa...- Respondió ella con la voz temblorosa y poniéndose de pie.

-¿Por qué estás a oscuras?- El mazoku entreabrió los ojos. -¿Estabas llorando?-

Ame desvió la mirada y sonrió. –No, no, ¿por qué dices eso?-

-Oh vamos, te conozco más de lo que crees y sabes que no ganas nada escondiéndomelo-

La joven se encogió de hombros y se sentó en la cama.

Xelloss suspiró, se sentó a su lado y pasó su brazo por sobre sus hombros tratando de consolarla. –Hermanita...-

Ame cerró los ojos y se dejó abrazar. Hacía siglos que no lo tocaba, que no respiraba su aroma, que no...

-¿Es por Cuerno otra vez?-

Ame abrió los ojos y se apartó contrariada. Sin palabras, le habían confirmado una vez más que sus sentimientos no eran, ni serían correspondidos. Él por su parte, la miró extrañado.

-No... no es por él. Es... bueno, extraño a mamá...- Esbozó una sonrisa amarga.

 Xelloss le correspondió con una sonrisa similar. –No sé donde esté, no sé si volverá. Pero confío en que está bien.-

Ame asintió con un suspiro.

-Sabes que eres la favorita Imouto,- rió. –siempre lo serás.-

Rió suavemente y luego negó. –Ya no sé si eso sea cierto, ya no sé si conozco a Zellas-sama como pensaba.-

El sacerdote-general, se quedó en silencio sin saber qué decir.

-Y no es a la única que extraño,-continuó. –También... también te extraño a tí.-

-¡Pero hermanita! ¡Yo siempre estoy aquí!-

Ella asintió, sabiendo que él no podría entender a qué se refería ella.

-Oye...- tomó su rostro entre sus manos enguantadas y lo levantó. –Sé que últimamente no he pasado mucho tiempo contigo y que quizá me he distanciado un poco, pero las cosas entre tú y yo no tienen por que cambiar.-

Ame no pudo evitar sonrojarse al tenerlo tan cerca. Con su mirada clavada en la propia, con su respiración tan cercana, era inevitable que los latidos de su corazón se aceleraran.

-Puedes confiar en mí para lo que sea,- continuó. –Lo que sea.-

La ryumazoku respiró hondamente y se apartó. –Lo sé, pero también sé que si te digo lo que me tiene así, las cosas van a cambiar mucho entre nosotros.-

Xelloss sacudió la cabeza. –Imouto, imouto no... ya te dije que nada de lo que digas o suceda va a cambiar nuestra relación...-

-Xelloss,- lo interrumpió. –Xelloss... deja de llamarme imouto por favor.-

El demonio, se quedó mudo. A ella jamás le había molestado que la llamara así.

Volvió a respirar hondo, intentando buscar las palabras adecuadas. El problema es que ni siquiera sabía si las "palabras adecuadas" realmente existían. Y una vez más, antes de que pudiera empezar a decir algo, Xelloss la abrazó y comenzó a arrullarla. –Confía en mi...- Susurró.

Ame, se apartó un poco y se quedó mirándolo fijo. Y sin estar plenamente consciente de lo que hacía, rodeó su cuello con los brazos para finalmente presionar sus labios contra los del demonio y comenzar a besarlo tiernamente.

Xelloss, no hizo nada por apartar a la joven.

Pero tampoco hizo algo por responder el beso.

La ryumazoku comprendió perfectamente y se apartó, avergonzada, abatida y deseando desaparecer de ahí para siempre.

-Ame...-

Ella negó, conteniendo las lágrimas. Quería pedirle que no dijera nada, pero las palabras se quedaban atoradas en su garganta.

-Ame, somos hermanos.-

Y aquellas palabras fueron como un cuchillo helado atravesándole la piel lentamente.

-Lo siento...- y sin una palabra más, Xelloss se puso de pie y salió de la habitación.

Inazuma, que había permanecido afuera en el balcón, se acercó y subió a la cama junto a Ame, que solo pudo abrazarlo y comenzar a llorar de nuevo.

Poco a poco, el sueño y el cansancio provocado por el llanto se apoderaron de ella. Ahora solo sollozaba suavemente. Al menos, ya sabía lo que él sentía.

Inazuma abrió un ojo al sentir la luz proveniente del pasillo golpearlo en la cara. Parpadeó para acostumbrar los ojos a la nueva iluminación y claramente pudo ver la silueta de un demonio que se acercaba a la cama de Ame para arroparla.

Xelloss se quedó en silencio, mirándola por unos instantes, hasta que por fin se inclinó y se acercó a sus labios muy lentamente. Pero, justo cuando estaba a unos cuantos milímetros de tocarlos, se apartó y depositó un suave beso en la frente de la joven para finalmente salir de la habitación.

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¡Ta daa! Un ficcie que  escribí por depre y varias razones más (y estoy segura que a más de uno le sonará la situación ^^UUUUU), lo escribí también para sacarme una espinita, desahogarme... y lo escribí sin la menor intención de darle gusto a nadie, (ni a mí), como de costumbre en mis ficcies de personajes originales me proyecté y... pues eso ^^UUU... la verdad es que ahora me siento mucho mejor, así que a lo mejor a final de cuentas si publique esto... o a lo mejor no... quién sabe XP. Igual, gracias por leer mi ficcie autobiográfico-depresivo-incestuoso, amen ^^U.