Cleo le echó una última mirada a Snape, y silenciosa, pero rápidamente, comenzó a caminar en dirección al comedor. Snape, que se había quedado en una especie de trance, de pronto volvió en sí. "Estúpido, Severus, como pudiste hacer algo así", pensó para si mismo, pero luego movió la cabeza y siguió el camino de Cleo hacia el comedor. Durante la cena, Cleo estuvo muy silenciosa. Charló un rato con la profesora Sprout, pero luego se quedo en silencio, y casi no probó bocado. Quería ver a Remus, necesitaba ver a Remus. Se estaba sintiendo muy mal en Hogwarts, le traía muchos recuerdos. Además, todas las horas que dedicaba a ver el futuro para averiguar que sería lo mejor con respecto a Ya-Saben- Quién la tenían agotada. Cuando la cena terminó, se dirigió de inmediato a su dormitorio, y se durmió en seguida. A la mañana siguiente, se despertó con los el sonido de la lluvia en su ventana, pero esto no la entristeció tanto como solía hacerlo. Se preparó emocionada, esperando ver a Remus en el desayuno. Bajó las escaleras. Se encontró con unos alumnos de 6to que la saludaron alegres. Ella les devolvió un saludo cortés. Cuando iba bajando la gran escalera de mármol, se encontró con Malfoy, Crabbe y Goyle, que venían subiendo. Malfoy ya estaba mas grande y atrevido, y cuando pasó junto a ella, exclamó:

M: Oh, miren, si es la novia del licántropo! No le rasguñaron anoche, profe?

C: 10 puntos menos para Slyterin! - Exclamó Cleo - Y serán más si no se van ahora

Siguió bajando. Qué había en los de Slyterin, que todos los que conocía le eran molestos? Primero, cuando ella iba a Hogwarts, era Snape, que aunque nunca le hizo ni dijo nada, su presencia e insinuaciones la perturbaban. Y ahora, esos alumnos, chiquillos malcriados. Pero tenía que hacerse respetar.

Entró al comedor, con una sonrisa enorme. Miró a la mesa de los profesores. Remus no estaba ahí, pero Snape la miraba con una cara extraña. Cuando él se dio cuenta de que ella lo había notado, desvió la vista hacia su café.

Cleo caminó lenta y desanimadamente a la mesa de los profesores, y se sentó. Tomó una taza de té, y se la sirvió en silencio. Suspiró, y en ese momento abrieron la puerta. Entró Remus, con cara de cansado y de enfermo, pero al verlo, la cara de Cleo se iluminó como si estuviera a punto de llegar al altar, en donde la esperaba su pronto esposo. Al verla a ella, Remus tampoco pudo contener la sonrisa, y se dirigió rápidamente a sentarse junto a Cleo.

C: No sabes cuánto te extrañé anoche, Remus. Tenemos que hablar

R: Yo también pensé en ti, Cleo, bueno, mientras pude

Remus notó que Snape lo miraba con cara de odio. "Sigue igual que siempre", pensó, y siguió hablando con Cleo.

C: Remus, de veras tengo que hablar contigo. Ahora me voy, pero te espero en mi salón

Cleo se pusó de pie, se soltó de la mano de Remus, y abandonó el comedor. Después de unos minutos, cuando Remus terminó de comer, se puso de pie y se disponía a salir, pero Snape lo detuvo.

S: Escucha, Remus - Miró hacia ambos lados como si tuviera miedo de que alguien lo estuviera oyendo - Lo intenté. Lo intenté con Cleo, desde que estábamos en Hogwarts, pero no funcionó. Todo por tu culpa, pero te felicito de todas formas.

R: Sí, gracias, Severus.

Remus se fue. La actitud de Snape le había parecido muy extraña, pero se apresuró para llegar al salón de Adivinación antes de que comenzaran las clases. Cuando entró, Cleo estaba sentada en su escritorio.

C: Remus! -exclamó, y corrió a sus brazos

R: Calma Cleo, aquí estoy, aquí estoy...

C: Remus, ya no puedo más con esto. Tengo la cabeza llena de pensamientos, predicciones, ideas, miedo... tengo miedo Remus, tengo miedo. Voldemort está demasiado cerca

R: Es eso cierto?

C: Jamás mentiría con eso, menos a ti. Además Remus, siento pena, siento ganas de llorar, y de gritar, sufro porque todos los buenos momentos de nuestra vida se acabaron, Remus, ahora todo va a cambiar, todo será diferente, ya no están Lily, ni James, ni Sirius, ni Peter aquí. Estamos solo nosotros, Remus. Los dos solos, en esto

R: tú lo has dicho, Cleo: los dos. Nos tenemos el uno al otro, y mientras así sea, no hay nada de qué temer

C: Tienes razón Remus, pero es difícil para mí continuar. He pensado en volver a casa

R: Volver...? Bueno Cleo, es tú decisión, yo no puedo contenerte... pero me dolería mucho que te fueras, cariño. Necesito tenerte a mi lado...

C: También yo, pero es sólo que...

En ese momento, sonó la campana, los niños entraron, y Remus tuvo que irse.

R: Nos vemos, Cleo. Luego hablamos

C: Te quiero

N/A: Disculpen que haya tenido que dejarlo así!!! Tengo que pensar algunas ideas, pero les prometo que continua pronto!!!