Snape se dirigió a su salón. Parece que había engañado a Remus (Y a
más de algún lector!), pero él no se iba a rendir así de fácil. Claro que
no. Un extraño sentimiento lo corroía por dentro: los celos. Remus tenía a
quien él... apreciaba, porque él no amaba. Remus, tenía la confianza de
Dumbledore para dejarlo volver a Hogwarts y unirse a su grupo contra
Voldemort, aún con su problema. Pero él... no se iba a rendir. Aparte de
los celos, todavía sentía rencor, contra Lupin, Potter y Black. Después de
esa estúpida broma... el quería vengarse. Necesitaba vengarse. Y Cleo, era
el blanco ideal. Pero, qué es lo que haría? Tampoco podía hacer algo muy
alocado. Era profesor, un hombre serio, tenía que mantener la cordura, y el
prestigio. Un filtro amoroso? No, eso es para los tontos. Vamos, Severus,
qué te ocurre? Por qué te complicas la vida así, como un simple adolescente
sin mayores problemas ni cosas serias en la cabeza. Qué te pasa Snape, que
te rebajas a ese nivel? Tiene que ser algo muy fuerte lo que estás
sintiendo...
Esa noche, Remus y Cleo se volvieron a encontrar.
C: Remus, lo he pensado mejor, y me quedo contigo. Antes estaba muy confundida, pero ahora sé... sé que junto a ti está mi destino, Remus, y que quiero quedarme a tu lado
R: Cleo, no sabes lo que eso significa para mí... pero no creas que te estoy forzando a quedarte, porque no es así, tu haz lo que estimes conveniente...
C: Y eso es lo que haré, Remus. Además, tenemos una misión muy importante aquí en Hogwarts, aparte de enseñar, ya sabes...
Remus miró a Cleo, y recordó todos eso bellos momentos que habían vivido, desde su estadía como alumnos en Hogwarts hasta ahora.
R: No sabes cuánto me alegro de que te quedes, Cleo - la abrazó -, no podría seguir sin ti a mi lado
Snape se encontraba en su salón, aún pensando. A él casi todo se le había dado fácil en la vida, hasta ahora. Tomó un libro e intentó leer, para despejarse la mente, pero no pudo. Estaba muy confundido. No sabía si dejarlo pasar, o hacer algo. Él era un hombre decidido, de criterio. ¿Es que acaso todavía sentía ira por esa broma infantil, o porque Remus tenía la chica que él quería, o ambas cosas? 'Te estás comportando pero que un alumno' - se dijo a sí mismo, y se fue a dormir.
En un lugar muy lejano de donde ambas historias estaban ocurriendo, el Señor Oscuro, el más malvado de todos, el Innombrable, hacía de las suyas: Potter se le había escapado de las manos ya demasiadas veces. Era hora de que muriera, de que se extinguiera. El pequeño Harry Potter era a quien Ya-Saben-Quién más odiaba en el mundo: él era el único quien había sobrevivido a su hechizo asesino. Y además de eso, él lo había transformado en nada, en un alma errante como cualquier otra, aunque siempre con el deseo de matar... eliminar... ser todopoderoso... Y ahora que uno de sus más fieles (o debo decir estúpidos?) secuaces se había unido con él, Petriggew, todo sería más fácil: él ya había recuperado su forma, pero aún así, estaba débil. Necesitaba que alguien hiciese el trabajo duro por él: buscar a la víctima, investigar el momento preciso para atacar. Y matar. Porque ésta vez, si lo lograría.
No cabe de más decir que la seguridad en Hogwarts estaba ultra reforzada. Aunque Dumbledore había insistido en no poner dementores, dos de ellos vigilaban la puerta principal. Y algunas de las más horrendas criaturas que Hagrid pudo encontrar custodiaban las otras. Además, los prefectos y algunos de los profesores se turnaban para hacer guardia de noche. No iban a dejar, por nada del mundo, que otra tragedia ocurriera dentro del recinto. Pero aún con toda esta seguridad, había un ambiente tenso, de pánico general. Los alumnos, aunque muchos no lo demostraran, estaban asustados: la vuelta de Voldemort significaba la muerte para todos los que se habían salvado en la época anterior. Les tocaría vivir el mismo dolor y sentimiento que sus padres, cuando algunos de ellos todavía no nacían y otros eran sólo pequeños niños que, demasiado inocentes para entender, obedecían a sus padres cuando les decían que se escondieran, que no jugaran afuera, que por nada del mundo estuvieran solos, que no podían ir a los parques a jugar Quidditch. Una vez más tendrían que soportar la tristeza y la congoja de familiares, amigos y conocidos muertos, perdidos, desaparecidos para siempre. Porque el poder de Voldermort no tenía límites, ni compasión. Algunos alumnos, sobretodo niñas, lloraban en las noches al pensar en Cedric, y en que ese era el inicio de lo que estaba por venir. Las clases no eran lo mismo, las noches no eran lo mismo, los días no eran lo mismo. Incluso algunos padres comenzaron a insistir en que sus hijos volvieran a sus casas, para estar todos juntos por si algo ocurría. Eso produjo que las recurrentes visitas de enviados del ministerio se hiciesen aún más comunes, para tratar de convencer a los desesperados padres de que Hogwarts era uno de los pocos lugares más seguros en caso de que cualquier tragedia pasara. Nadie sabía en donde se encontraba Voldemort en ese momento, nadie excepto Colagusano, que se encontraba con él. Llevaban semanas planeando, trabajando e investigando. No dejarían que nada, absolutamente nada, saliese mal esta vez.
N/A: Wuuuu se nos viene Ya-Saben-Quién!!! Les prometo que el próximo capítulo se viene pronto, es que aún tengo que ordenar algunas ideas... POR FAVOR DEJEN REVIEWS, y gracias a quienes ya han dejado!!! ^^
Esa noche, Remus y Cleo se volvieron a encontrar.
C: Remus, lo he pensado mejor, y me quedo contigo. Antes estaba muy confundida, pero ahora sé... sé que junto a ti está mi destino, Remus, y que quiero quedarme a tu lado
R: Cleo, no sabes lo que eso significa para mí... pero no creas que te estoy forzando a quedarte, porque no es así, tu haz lo que estimes conveniente...
C: Y eso es lo que haré, Remus. Además, tenemos una misión muy importante aquí en Hogwarts, aparte de enseñar, ya sabes...
Remus miró a Cleo, y recordó todos eso bellos momentos que habían vivido, desde su estadía como alumnos en Hogwarts hasta ahora.
R: No sabes cuánto me alegro de que te quedes, Cleo - la abrazó -, no podría seguir sin ti a mi lado
Snape se encontraba en su salón, aún pensando. A él casi todo se le había dado fácil en la vida, hasta ahora. Tomó un libro e intentó leer, para despejarse la mente, pero no pudo. Estaba muy confundido. No sabía si dejarlo pasar, o hacer algo. Él era un hombre decidido, de criterio. ¿Es que acaso todavía sentía ira por esa broma infantil, o porque Remus tenía la chica que él quería, o ambas cosas? 'Te estás comportando pero que un alumno' - se dijo a sí mismo, y se fue a dormir.
En un lugar muy lejano de donde ambas historias estaban ocurriendo, el Señor Oscuro, el más malvado de todos, el Innombrable, hacía de las suyas: Potter se le había escapado de las manos ya demasiadas veces. Era hora de que muriera, de que se extinguiera. El pequeño Harry Potter era a quien Ya-Saben-Quién más odiaba en el mundo: él era el único quien había sobrevivido a su hechizo asesino. Y además de eso, él lo había transformado en nada, en un alma errante como cualquier otra, aunque siempre con el deseo de matar... eliminar... ser todopoderoso... Y ahora que uno de sus más fieles (o debo decir estúpidos?) secuaces se había unido con él, Petriggew, todo sería más fácil: él ya había recuperado su forma, pero aún así, estaba débil. Necesitaba que alguien hiciese el trabajo duro por él: buscar a la víctima, investigar el momento preciso para atacar. Y matar. Porque ésta vez, si lo lograría.
No cabe de más decir que la seguridad en Hogwarts estaba ultra reforzada. Aunque Dumbledore había insistido en no poner dementores, dos de ellos vigilaban la puerta principal. Y algunas de las más horrendas criaturas que Hagrid pudo encontrar custodiaban las otras. Además, los prefectos y algunos de los profesores se turnaban para hacer guardia de noche. No iban a dejar, por nada del mundo, que otra tragedia ocurriera dentro del recinto. Pero aún con toda esta seguridad, había un ambiente tenso, de pánico general. Los alumnos, aunque muchos no lo demostraran, estaban asustados: la vuelta de Voldemort significaba la muerte para todos los que se habían salvado en la época anterior. Les tocaría vivir el mismo dolor y sentimiento que sus padres, cuando algunos de ellos todavía no nacían y otros eran sólo pequeños niños que, demasiado inocentes para entender, obedecían a sus padres cuando les decían que se escondieran, que no jugaran afuera, que por nada del mundo estuvieran solos, que no podían ir a los parques a jugar Quidditch. Una vez más tendrían que soportar la tristeza y la congoja de familiares, amigos y conocidos muertos, perdidos, desaparecidos para siempre. Porque el poder de Voldermort no tenía límites, ni compasión. Algunos alumnos, sobretodo niñas, lloraban en las noches al pensar en Cedric, y en que ese era el inicio de lo que estaba por venir. Las clases no eran lo mismo, las noches no eran lo mismo, los días no eran lo mismo. Incluso algunos padres comenzaron a insistir en que sus hijos volvieran a sus casas, para estar todos juntos por si algo ocurría. Eso produjo que las recurrentes visitas de enviados del ministerio se hiciesen aún más comunes, para tratar de convencer a los desesperados padres de que Hogwarts era uno de los pocos lugares más seguros en caso de que cualquier tragedia pasara. Nadie sabía en donde se encontraba Voldemort en ese momento, nadie excepto Colagusano, que se encontraba con él. Llevaban semanas planeando, trabajando e investigando. No dejarían que nada, absolutamente nada, saliese mal esta vez.
N/A: Wuuuu se nos viene Ya-Saben-Quién!!! Les prometo que el próximo capítulo se viene pronto, es que aún tengo que ordenar algunas ideas... POR FAVOR DEJEN REVIEWS, y gracias a quienes ya han dejado!!! ^^
