Cap. 1: "La Carta"
- Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts, ha sido como mi segunda casa, desde que estudié aquí, mmm.. Recuerdo cuando naciste, esa noche yo le estaba dando de comer a los unicornios cuando tu llegaste, ¿Lo recuerdas Fang?- le dije cariñosamente. Fang solo movió la cabeza y se acurrucó. - Bueno supongo que estabas muy pequeño, diablos ya es muy tarde y ya va a ser mi primera clase, bueno deséame suerte Fang - le dije cerrando la puerta. A empezado a nevar en Hogwarts, terminando esta clase tendré que ir a cortar los pinos para los adornos navideños, alimentar a los caballos, a las lechuzas y hacer mi ronda por el bosque, uggg no es que no me guste pero aveces pienso que necesito unas vacaciones si, supongo que le diré a Dumbledore, no creo que me diga que no. Me senté en una banca cercana a mi cabaña, no deben tardar mucho (y no lo hicieron) al cabo de un rato, varios puntitos negros aparecieron en el vestíbulo del castillo y poco a poco se fueron acercándose en la inmensidad blanca. Resultaron ser Harry, Ron, Hermione y sus amigos de Gryffindor, como han crecido desde la primera vez que los vi, Hermione ya era prefecta de Gryffindor, Ron ya era presidente del club de Ajedrez mágico y Harry podría llegar a ser profesor de un momento a otro, Harry recuerdo la primera vez que loo vi, tirado en medio de escombros llorando, cuando convertí en cerdo a su primo en aquella cabaña y aquí en Hogwarts, mejor no me acuerdo por que me dan ganas de llorar. - Hola Hagrid, ¿Qué vamos a ver hoy? - me pregunto Harry contemplando a su alrededor. - Es una sorpresa - le dije emocionado. Hacía meses que estaba esperando a que el lago se congelara. Al cabo de un tiempo llegaron los demás alumnos incluyendo al mas egoísta, engreído, antipático y malévolo de todos: Draco Malfoy. - Hola Malfoy - le decía todas las mañanas. Absolutamente ninguna vez me contestaba el saludo pero bueno, a mi me gusta saludar a todos, Cuando estabamos todos reunidos les dije que teníamos que caminar al lago, ninguno de ellos se negó, excepto Malfoy pero caminaron con fastidio. Cuando llegamos, lancé un hechizo endurecedor al lago y después todos nos sentamos sobre el lago y comencé a explicar sobre la vida y los orígenes del calamar gigante mientras este nada debajo de nosotros. Hermione tomaba apuntes de absolutamente todo lo que decía, aveces pienso que esa chica es una maquina humana. A mitad de clase fui interrumpido por Dumbledore y Mcgonogall los cuales venían caminando con pesadez. - ¿Qué pasa? - les dije preocupado. - Rubeus lo lamento pero se va a suspender el día de clases, se avecina una tormenta y nadie puede salir del castillo, sin excepciones - dijo mirando inquisitivamente a Harry y sus amigos. - Esta bien puede irse - les dije decepcionado. Cuando todos se hubieron ido yo me dirigí a mi cabaña, ahh era bueno recibir ese calor del hogareño, espero que esa sopa de hongos silvestres ya esté lista por que traigo un hambre de rinoceronte. Cuando entré en la cocina encontré algo muy peculiar cobre la mesa que me dejó mas helado de lo que ya estaba. Una lechuza con un sobre color rosa en el pico. Tomé la carta con manos extremadamente temblorosas, la última vez que me habían mandado una carta fue cuando me expulsaron de Hogwarts así que estaba temblando de miedo. Rasgué el sobre, tomé la carta en mis manos e inmediatamente me llegó una fragancia angelical a mi nariz. La carta era de Beaxbatons. De pronto mi temor se convirtió en emoción y comencé a leer entusiasmado.
Rubeus:
Mi quegido amigo, me pgegunto si ¿Quisieras venig a pasag un tiempo con migo? Y así tal vez conocegnos mejor.
También quiero decigte que lamento machismo lo que pasó la ultima vez que nos vimos. Espero tu respuesta ansiosa.
Madame Maxine.
Me dio un vuelco el corazón, la letra era impecable, ni una sola falta de ortografía, el perfume era exquisito, tenía que ir a hablar a como diera lugar con Dumbledore, tomé mi abrigo, di media vuelta abrí la puerta y me llevé una decepción, la tormenta había empezado y era imposible que llegará hasta el castillo, tendría que esperar hasta mañana. - Bueno iré a ver a Dumbledore apenas terminé la tormenta - pensé para mis adentros. La lechuza espera su recompensa, mmm.. Veamos ¿Qué tenemos por aquí? Galletas de jengibre, babosas en amibar, paté de caracol, piernas de ternera, ahh ya sé mis galletas con mi formula secreta. La lechuza la escupió al instante pero ya estaba acostumbrado a que todos los animales hicieran eso. Le desee buena suerte y la mande con dirección al castillo. Bueno ahora si me permite toda la gente que usualmente llega en el momento mas inesperado tomaré mi sopa. La cena transcurrió tranquila, no podría decir que romántica por que estaba con fang pero muy muy tranquila. Ya en mi cama no dejaba de pensar en la invitación de Maxime y lo que le diría a Dumbledore al día siguiente, ahora solo me queda dormir, dormir y do..r.mir..
- Hogwarts, Hogwarts, Hogwarts, ha sido como mi segunda casa, desde que estudié aquí, mmm.. Recuerdo cuando naciste, esa noche yo le estaba dando de comer a los unicornios cuando tu llegaste, ¿Lo recuerdas Fang?- le dije cariñosamente. Fang solo movió la cabeza y se acurrucó. - Bueno supongo que estabas muy pequeño, diablos ya es muy tarde y ya va a ser mi primera clase, bueno deséame suerte Fang - le dije cerrando la puerta. A empezado a nevar en Hogwarts, terminando esta clase tendré que ir a cortar los pinos para los adornos navideños, alimentar a los caballos, a las lechuzas y hacer mi ronda por el bosque, uggg no es que no me guste pero aveces pienso que necesito unas vacaciones si, supongo que le diré a Dumbledore, no creo que me diga que no. Me senté en una banca cercana a mi cabaña, no deben tardar mucho (y no lo hicieron) al cabo de un rato, varios puntitos negros aparecieron en el vestíbulo del castillo y poco a poco se fueron acercándose en la inmensidad blanca. Resultaron ser Harry, Ron, Hermione y sus amigos de Gryffindor, como han crecido desde la primera vez que los vi, Hermione ya era prefecta de Gryffindor, Ron ya era presidente del club de Ajedrez mágico y Harry podría llegar a ser profesor de un momento a otro, Harry recuerdo la primera vez que loo vi, tirado en medio de escombros llorando, cuando convertí en cerdo a su primo en aquella cabaña y aquí en Hogwarts, mejor no me acuerdo por que me dan ganas de llorar. - Hola Hagrid, ¿Qué vamos a ver hoy? - me pregunto Harry contemplando a su alrededor. - Es una sorpresa - le dije emocionado. Hacía meses que estaba esperando a que el lago se congelara. Al cabo de un tiempo llegaron los demás alumnos incluyendo al mas egoísta, engreído, antipático y malévolo de todos: Draco Malfoy. - Hola Malfoy - le decía todas las mañanas. Absolutamente ninguna vez me contestaba el saludo pero bueno, a mi me gusta saludar a todos, Cuando estabamos todos reunidos les dije que teníamos que caminar al lago, ninguno de ellos se negó, excepto Malfoy pero caminaron con fastidio. Cuando llegamos, lancé un hechizo endurecedor al lago y después todos nos sentamos sobre el lago y comencé a explicar sobre la vida y los orígenes del calamar gigante mientras este nada debajo de nosotros. Hermione tomaba apuntes de absolutamente todo lo que decía, aveces pienso que esa chica es una maquina humana. A mitad de clase fui interrumpido por Dumbledore y Mcgonogall los cuales venían caminando con pesadez. - ¿Qué pasa? - les dije preocupado. - Rubeus lo lamento pero se va a suspender el día de clases, se avecina una tormenta y nadie puede salir del castillo, sin excepciones - dijo mirando inquisitivamente a Harry y sus amigos. - Esta bien puede irse - les dije decepcionado. Cuando todos se hubieron ido yo me dirigí a mi cabaña, ahh era bueno recibir ese calor del hogareño, espero que esa sopa de hongos silvestres ya esté lista por que traigo un hambre de rinoceronte. Cuando entré en la cocina encontré algo muy peculiar cobre la mesa que me dejó mas helado de lo que ya estaba. Una lechuza con un sobre color rosa en el pico. Tomé la carta con manos extremadamente temblorosas, la última vez que me habían mandado una carta fue cuando me expulsaron de Hogwarts así que estaba temblando de miedo. Rasgué el sobre, tomé la carta en mis manos e inmediatamente me llegó una fragancia angelical a mi nariz. La carta era de Beaxbatons. De pronto mi temor se convirtió en emoción y comencé a leer entusiasmado.
Rubeus:
Mi quegido amigo, me pgegunto si ¿Quisieras venig a pasag un tiempo con migo? Y así tal vez conocegnos mejor.
También quiero decigte que lamento machismo lo que pasó la ultima vez que nos vimos. Espero tu respuesta ansiosa.
Madame Maxine.
Me dio un vuelco el corazón, la letra era impecable, ni una sola falta de ortografía, el perfume era exquisito, tenía que ir a hablar a como diera lugar con Dumbledore, tomé mi abrigo, di media vuelta abrí la puerta y me llevé una decepción, la tormenta había empezado y era imposible que llegará hasta el castillo, tendría que esperar hasta mañana. - Bueno iré a ver a Dumbledore apenas terminé la tormenta - pensé para mis adentros. La lechuza espera su recompensa, mmm.. Veamos ¿Qué tenemos por aquí? Galletas de jengibre, babosas en amibar, paté de caracol, piernas de ternera, ahh ya sé mis galletas con mi formula secreta. La lechuza la escupió al instante pero ya estaba acostumbrado a que todos los animales hicieran eso. Le desee buena suerte y la mande con dirección al castillo. Bueno ahora si me permite toda la gente que usualmente llega en el momento mas inesperado tomaré mi sopa. La cena transcurrió tranquila, no podría decir que romántica por que estaba con fang pero muy muy tranquila. Ya en mi cama no dejaba de pensar en la invitación de Maxime y lo que le diría a Dumbledore al día siguiente, ahora solo me queda dormir, dormir y do..r.mir..
