Errante

Episodio III - De Xining a Shangai

Mientras los tres viajeros montaban en pos de la costa de China sus mentes no permanecieron ociosas, en particular la de Sanosuke, quien luego de una enorme batería de preguntas acerca de su misión se dedicó a atar cabos en silencio y luego pensar acerca de sí mismo mientras que el suelo se movía bajo los cascos de Rígel.

- Resulta casi increíble -pensaba Sano-... hace cuatro años estaba saliendo de Japón con un rumbo incierto, simplemente huyendo de un gobierno que de ninguna forma me resultaba tolerable y ahora... ¡estoy colaborando con ellos!... es cierto, no lo hago por estar de acuerdo con su organización ni mucho menos con sus ideales de base, o al menos con los ideales que olvidan mencionar en sus altisonantes discursos... entonces, ¿por qué demonios estoy siguiendo a un par de enemigos a pelear contra alguien que nada tiene que ver conmigo?... ¿lo hago por el dinero?... no, al menos no lo creo... considero que lo que he reunido en estos años bien podría servirme para vivir el resto de mi vida alejado de sobresaltos en cualquier lugar del mundo... ¿venganza?... ¿y de quién?... durante mucho tiempo fue el motor de mi existencia... pero alguien me mostró que no es la forma de estar en paz con el pasado... entonces, ¿por qué?

Las palabras de Maki lo sacaron de sus razonamientos

- ¿¡No es una estupenda aventura!?
- Pues... eso creo
- ¡Vamos!, ¿acaso no te emociona el hecho de saber que dentro de poco estarás barriendo el suelo con la lengua de ese malnacido?... o mejor aún, que sea su lengua la que limpie tu trasero

La expresión de sorpresa en la cara de Sanosuke a raíz de tales palabras era enorme... ¿no era aquel el heredero del trono de la casa Han?

- Si quieres verlo desde ese punto de vista... pero ten en cuenta que no tengo ningún pleito vigente en contra de Wu Hei Shin
- Tampoco yo tengo nada en su contra, al menos no con él personalmente... pero aún así es algo que, por el bien de todos, debe hacerse... ¡y será algo que voy a disfrutar!
- Maki-san... si no te molesta, ¿querrías decirme por qué tanta algarabía?... es sólo una misión de captura
- ¡Ah!... veo que no has entendido para nada...
- ¿Uh?
- Si intentamos una captura frontal el resultado será un completo desastre... sólo somos tres personas contra... digamos... ¿la mitad de Shangai?... quizás un poco menos...
- ¿Entonces?
- Sencillo: hay que usar una buena estrategia, tenemos que hacerlo correr como una rata perseguida por un tigre
- ¿Y como pretendes que hagamos eso?
- Tú déjalo de nuestra cuenta... simplemente prepárate para seguirlo... tu corcel deberá correr con el viento para no perderlo de vista... con lo cobarde que es Wu seguramente huirá en dirección a su más protegido refugio
- Que es lo que desean descubrir
- Exacto
- Me parece un plan bastante acertado, pero, ¿dónde lo encontraremos?
- Hummmm... ¿te agradan las fiestas?
- Pues sí, ¿pero eso que tiene que ver?
- Hei Shin también las adora
- ¿Una emboscada?
- No sé decirlo a ciencia cierta, aún no sé que piensa hacer el viejo
- ¡Viejo tu abuelo! -intervino a la distancia Han-
- Decía que aún no conozco el plan en su totalidad, pero si es algo remotamente parecido a lo que tengo en mente entonces Hei Shin huirá como alma que lleva el diablo... además de ello tenemos la esperanza de encontrar más ratas en el lugar, por lo que creo que deberás seguirle solo, y no olvides que en el camino deberás entrevistarte con tu contacto en Port Arthur
- Me lo han repetido más de una vez, no soy un estúpido como para no entenderlo
- ¡Hey!, guarda esas energías para la persecución; te harán mucha falta

Estas palabras, dichas a las puertas de la ciudad que era el nexo principal entre el continente y el archipiélago de Japón parecieron sacarlo de su estado de adormecimiento provocado por tan largo viaje y lo pusieron en guardia para las jornadas que se avecinaban. Al arribar a Shangai el espectáculo que les esperaba sacó un poco de foco a Sanosuke. Jamás pensó encontrar una ciudad tan cosmopolita en un lugar tan alejado de las urbes europeas como resultaba aquel extremo de Asia... gente de todas las naciones y lenguas se daban cita en aquella encrucijada marítima para transar todo tipo de bienes materiales al amparo de una acogedora bahía. Juzgó que la población flotante del lugar era aproximadamente el doble que la que allí vivía constantemente. A primera vista se podía inferir que muchos de los que se enconraban allí de paso eran comerciantes japoneses y muchos otros eran simples viajeros de la misma nacionalidad... y de pronto, entre la multitud, una visión sacada de su pasado... no, no era posible, no en Shangai, si hubieran estado en el puerto de Kioto quizás hubiera confiado en sus ojos, pero...

- ¡Hey!, ¿Que te sucede?... parece que hubieras visto un fantasma -dijo Maki sacando a Sanosuke de aquel particular trance-
- No, nada, no hay de que preocuparse... creo que se trata de simples recuerdos que vienen a mi mente, continuemos

Sin embargo, al tiempo que Sano decía esto Maki notó como su padre se había puesto repentinamente demasiado tenso... como si intentara contenerse de hacer algo... su mano había empuñado duramente la katana que llevaba oculta bajo la gruesa capa de piel y se había crispado a tal punto que su hijo pensó que podía llegar a romper su empuñadura

- Tranquilo -dijo Maki hablando por lo bajo-... sea lo que sea podremos manejarlo en una pelea mano a mano... no es conveniente que armemos alboroto aquí en el puerto
- No entiendes muchacho... y quizás es mejor que no lo entiendas aún...
- Te equivocas... sé que el asesino de mi hermana está en este lugar en este preciso momento; es algo que puedo sentir en el viento... aquel que en cierta extraña forma es culpable de todo esto está al alcance del filo de mi espada, pero tenemos un deber más profundo que cumplir en este momento
- ¡Hey!, ¿se puede saber de que hablan? -intervino Sanosuke-
- Nada importante, sólo acordábamos el lugar donde nos hospedaremos este par de días
- Lo mejor será un hospedaje cómodo pero de bajo perfil... creo que tengo en mente exactamente lo que necesitamos -dijo Han al recoger la brida de su cabalgadura-... es por aquí, síganme

El cabalgar de los tres jinetes hacía que la gente se quitara instintivamente de las calles para no verse arrollada por el ímpetu de los briosos corceles que devoraban la distancia en pos de un incierto lugar indicado por el más anciano del grupo, mismo que, al ser revelado, dejó al correo imperial con un palmo de narices debido a la "sencillez" de la estancia escogida

- Aquí lo tienen, el palacio de gobierno de la ciudad de Shangai
- Pensé que quería que pasáramos desapercibidos -dijo Sanosuke-
- Mis palabras hicieron referencia a mantener un perfil bajo, no ocultarnos de todas las miradas... por lo demás, no estamos aquí como quienes somos...

Juntamente con esta aseveración un caballerango llegó a tomar bajo su cuidado los tres caballos

- Muy buenos días, señor Han... ¿puedo preguntarle de quién se trata hoy?
- Que tal, Lei -saludó Han-... creo que de comerciantes peleteros venidos de Rusia en ruta a Japón, será una cubierta lo suficientemente consistente
- Muy bien, entonces serán el señor Liu Fo y el señor Liu Shi, pero, ¿que nombre debo darle al caballero que los acompaña esta vez?
- El será el jefe de nuestra comitiva... rápido niño, dame un nombre que quieras usar...
- Higashidani Sasuke -dijo Sanosuke sin pensar mucho-, es el que suelo usar bajo situaciones similares
- Bien, señor Higashidani -dijo Lei-, procure mantenerse junto con el señor Han y su hijo. Si por algún motivo se separa de ellos siempre tendrá en mí y los míos un amigo. No somos muchos en este lugar, pero ayudaremos en lo que podamos... ahora síganme, siempre tengo un par de habitaciones para ustedes

La estancia para ellos escogida se encontraba en el ala sur del edificio, más precisamente en el segundo piso. Los tres aposentos se encontraban ricamente adornados y poseían una vista a la bahía absolutamente envidiable; con toda propiedad podía decirse que eran dignos de un príncipe. Luego de un merecido baño los tres viajeros se reunieron en la habitación de Sanosuke para compartir un opíparo almuerzo y discutir acerca de derrotero que tomarían sus acciones en los próximos días

- Y bien -dijo Sanosuke-, ya estamos cómodamente instalados, pero ún no sé a ciencia cierta que debemos hacer
- Paciencia muchacho... -dijo Han mientras la puerta se abría y Lei entraba con el almuerzo del grupo y algunas hojas escritas en mandarín-
- Lamento la demora, pero aún no recopilábamos toda la información... aquí tiene, Tai-Pan, espero que sea lo que esperaba
- Gracias Lei -dijo Han mientras le daba una mirada rápida a los documentos- ... veo que nuevamente han hecho un excelente trabajo tú y los nuestros
- Cualquier Feng Xuan no haría menos, ahora debo irme, no es bueno que mi ausencia levante demasiadas sospechas

Una vez que Lei hubo salido de la estancia Sanosuke preguntó

- Hay algo que me da vueltas en la cabeza... ya es segunda vez que oigo acerca de algo o alguien llamado "Feng Xuan"... ¿podrían decirme de que se trata, o es acaso algo que un extranjero no es digno de conocer?
- Explícale tú, Maki... debo revisar esto para luego decidir que haremos

La explicación de aquello discurrió mientras comenzaban a comer

- Verás, es de lo más sencillo... durante generaciones todos los emperadores de China han tenido ha su servicio un cuerpo de seguridad especial, cuidadosamente escogido y entrenado de acuerdo a sus habilidades... obviamente, como supondrás, no se ha tratado siempre del mismo grupo. Más de una vez el poder ha sido tomado por la fuerza y ello ha conllevado la total aniquilación de los partidarios de la facción anteriormente gobernante. Lo que siempre han tenido en común aquellos grupos es su denominación
- Feng Xuan
- Clan, Casta, Hermandad Feng Xuan... usualmente se le llama de la última forma... básicamente es un grupo que opera desde las sombras... no somos pocos, pero nunca seremos suficientes... nos encontrarás por todo el imperio, e incluso fuera de él. Lei es un ejemplo; fué entrenado en el castillo de Xining en las mejores artes de infiltración y ahora está trabajando encubierto aquí, en casa de uno de los más corruptos gobernadores de toda China Oriental... como supondrás, lo que acabas de saber es algo que deberás llevar a la tumba
- Por eso no tienen que preocuparse... y, por cierto, ¿que pieza les toca en ese rompecabezas a ustedes?
- Nada importante..
- Pero Lei llamó a tu padre "Tai-Pan"...
- Veo que no se te escapa nada, Sagara-san... el viejo forma parte de la cúpula de la hermandad... yo soy un humilde consejero
- No le creas al mocoso, también está metido entre los de arriba, aunque contra mi voluntad -intervino Han al levantar la vista de los documentos-
- Y dinos, viejo, ¿que dicen?
- Es -dijo Han juntamente con golpear la cabeza de su hijo-, entre otras cosas, el resumen del itinerario de Wu Hei Shin en la ciudad...
- Y no se equivocaron -dijo Sanosuke leyendo los documentos-... estará pavoneándose en un par de recepciones... ¡y una de ellas es mañana!
- Y la otra es dentro de dos días -convino Han-... la primera será en esta misma residencia y la siguiente será una inauguración de un nuevo astillero al norte del puerto, financiado por el clan Wu, de acuerdo a los documentos... creo que te corresponde decidir a tí en cual será donde intervendrás
- ¿Yo?, ¿por que debo decidir?
- Eres tú el líder de nuestra modesta caravana peletera... además, nosotros sólo estaremos vigilando; ya somos demasiado conocidos para la mayoría de los asistentes de ambas recepciones
- Está bien... aunque creo que necesitaré tiempo para preparar todo
- ¿A qué te refieres? -intervino Maki-
- Que Wu y yo ya nos conocemos... por ende debo conseguirme un buen disfraz
- Di lo que necesitas y le pediremos a Lei que lo traiga...
- No es sólo eso, además de ello quiero conocer un poco el puerto... mezclarme con la gente, tratar de oír algo por allí y ver que obtenemos de ello
- Es buena idea -dijo Maki-
- Quizás sería bueno que te vieran por algún hostal de suficiente categoría usando el nombre que te has dado... quizás bebiendo o algo... no sé, hazte notar de alguna forma -sugirió Han-

Al Diablo le han dicho que peque...

- Veré que puedo hacer -dijo Sanosuke al levantarse de la mesa-
- Entonces dinos, ¿a cuál fiesta asistirás?
- Me agrada esta casa... que sea la de mañana... prefiero finiquitar mis asuntos lo antes posible -dijo al trasponer el umbral-... y una última pregunta, ¿el gobernador está casado?
- ¿Todo un conquistador eh? -dijo Maki con cierta picardía-
- No, bueno, creo que daré una mejor impresión si es que puedo hacerle un obsequio a la anfitriona
- Y además un caballero... quien lo diría con tus antecedentes... -dijo esta vez sin tanto entusiasmo-
- Déjalo ya, muchacho... me parecer una muy buena idea, espero tengas buen gusto... pide a Lei que te provea de lo necesario para que puedas elegir algo digno.
- Despreocúpese de ello, Han-san, he estado en situaciones similares... nos veremos antes de la puesta de sol, aunque el lugar no lo puedo garantizar... por favor pídanle al señor Lei que haga que alguno de sus hombres me vigile, quien sabe que peligros le aguardan a un indefenso japonés como yo en este puerto

Con toda la tarde por delante Sanosuke se dedicó a hacer las averiguaciones que tenía en mente... de una vendedora de ropa obtuvo los nombres de varios oficiales de la guardia del palacio donde se hospedaba... algunos de ellos aficionados al licor, las apuestas, y, por sobre todo, las trampas en ellas... el dato sería de utilidad para él al finalizar la tarde, pero antes de ello tenía aún un par de cosas en mente. Pasó brevemente por el consulado japonés, de donde obtuvo algunos elementos necesarios para el quehacer del día siguiente, amén de entregar un breve informe cifrado acerca de sus actividades... luego de ello, encaminó sus pasos al centro económico de la ciudad; según sus datos, allí podría encontrar solución a un pequeño problema que se acrecentaba con cada legua que la distancia existente con su nación de origen disminuía.

- Al fin lo encuentro... malditos Suizos, no son capaces de poner siquiera un pequeño letrero que indique donde se encuentran sus dependencias

La estancia donde acababa de ingresar ofrecía un aspecto bastante espartano. Cuatro escritorios y dos ventanillas protegidas por sendas rejas de hierro y varios guardias armados dejaban a las claras que en el lugar se manejaban fuertes cantidades de dinero. Sanosuke se aproximó entonces al escritorio que estaba más cerca a él

- ¿Si? -preguntó en francés un ceremonioso joven occidental-

Sanosuke no dijo palabra, simplemente tomó una pluma y papel del escritorio y luego de unos segundos se los entregó al muchacho... al parecer jamás había visto con sus propios ojos lo que decía en aquella hoja... quizás, si se hubiese tratado de un atraco su impresión hubiera sido menor, pero no, lo que había allí era una matriz de 27 dígitos de longitud por 6 filas de alto, y bajo ella el nombre de "Sagara, Sanosuke"

- ¿Cu... cu... cuee... cuee... cuenta... cuenta... personal... internacional... en vaa.. vaaa... vaaa... valores... me... mee... metálicos? -dijo transpirando helado el dependiente-
- Sí -contestó en su mismo idioma con toda calma el correo-
- U... u.. un momento... por favor... Señor Sagara -dijo tropezando con su silla al salir en pos de la oficina del jefe de sucursal-

Pasados unos segundos el ex peleador fué conducido a la oficina del jefe local, a todas luces bastante menos bisoño que el empleado anterior...

- Philliphe Lussac, gerente de sucursal, a su servicio... tome asiento por favor, Señor Sagara... díganos, ¿en que podemos serle de utilidad?
- Antes que todo, necesito saber una cosa -dijo ya mirando a los ojos de su interlocutor-
- Si está en nuestras manos no tiene más que pedirlo
- ¿Poseen alguna sucursal en Japón?
- Desde hace un año estamos presentes en Tokio, y próximamente abriremos sucursales en Kyoto y Yokohama
- Hummm.... eso quizás sea un problema
- ¿Un problema?
- Verá usted, el propósito de mi visita es redirigir tres cuartas partes de mi cuenta a sus oficinas en mi país

En medio del diálogo el jefe recibió un telegrama con cierta información. Una vez que hubo leído el contenido se dirigió a Sanosuke para preguntarle

- Antes de que continuemos, por favor, ¿cuál es su palabra de verificación?
- "Malo"
- Gracias, eso completa la rutina identificatoria... decía que desea redirigir parte de sus fondos a la isla
- Así es, necesito que tres cuartas partes de ellos están disponibles en tres ciudades del territorio, de preferencia en Tokio, Fukuoka y Sapporo... el resto de ellos quedarán a buen recaudo en la sede central de su banco
- Entiendo... debo decirle que en las dos últimas ciudades no estamos presentes, pero podemos arreglar que algún otro banco de su preferencia mantenga los fondos hasta que usted, o alguien de su confianza se presente a retirarlos
- Me parece excelente, por favor gestione usted todos los pormenores y envíe los detalles de la transacción al consulado Japonés de Port Arthur
- Si me permite, y si dispone de una hora como máximo, podemos dejar el trámite terminado de inmediato... ¿desea su oro en lingotes, monedas o alguna otra denominación?
- Si pueden fundirlos en Yens les quedaría más que agradecido... pero decía que demoraría una hora en realizar el movimiento de fondos... ¿Cómo es eso?
- Sencillo: desde hace un par de meses tenemos línea telegráfica directa con todas las sucursales del banco... acerca de los Yens, delo por hecho
- ¡Vaya!... me sorprende
- ¡Por favor!, siempre hemos sido líderes en el uso de los elementos técnicos más modernos... ¿puedo ofrecerle un café mientra espera?
- Preferiría algo un poco más volátil
- ¡Ah!, entonces pertenece usted a mi bando -dijo el gerente al tiempo que sacaba una botella de buen coñac de una alacena contigua-

Durante la siguiente hora ambos se entretuvieron en el antiguo arte del intercambio noticioso... los dos resultaron excelentes corresponsales de su interlocutor. Sanosuke hacía poco que había dejado el circuito europeo y Lussac había pasado los últimos cuatro años en aquella remota región, así que las novedades quedaron de inmediato garantizadas para bastante más tiempo que la escuálida hora que duró la operación.

Una vez que terminó la transacción Sanosuke puso rumbo al mercado de artesanía... necesitaba encontrar un regalo digno de la esposa del gobernador... paseó por todo tipo de tiendas... las más finas telas de seda desfilaron entre sus dedos, pero consideró que estando en el principal productor de tal tejido era absurdo obsequiar a la anfitriona del día posterior con algo que podía obtener en cantidades y de mejor calidad... buscó entre los almacenes de importación, florerías e incluso en el mercado negro de abastecimientos... buscó entonces en las joyerías más famosas del puerto... aquellas que no son conocidas entre quienes son aficionados a la bisutería sino que, muy por el contrario, apenas son conocidas por una selecta clientela... como Lei. Muchas de ellas eran atendidas por expertos orfebres, hombres capaces de engarzar una joya en un anillo con un hilo de oro tan fino que apenas se notase a la vista del observador... pero él quería algo que fuera más allá de la habilidad humana... y he aquí que en uno de los establecimientos que visitó halló exactamente lo que buscaba.

El lugar era algo pequeño... quizás la palabra correcta para describirlo era "sencillo"... una decoración bastante parca y un tamaño algo reducido no reflejaban la calida de las obras que allí veían por primera vez la luz. Cuando Sanosuke se dedicó a hojear distraídamente algunos catálogos con bocetos de las joyas previamente realizadas supo que no encontraría un mejor lugar en todo el puerto... de pronto, en un libro que indicaba en su folio que se trataba de las joyas que disponían en ese momento para la venta, un boceto le alborotó el corazón. Muchas veces vió en el cuello de más de una cortesana europea alguna pieza de riqueza innegable... oro, esmeraldas y rubíes conformando una telaraña con la cual se hubiera podido alimentar a una pequeña ciudad por más de un año era portado por aquellas mujeres como si se tratara de un simple cordón, pero lo que tenía frente a sus ojos era una verdadera obra de arte.

- Este, quiero verlo -dijo Sano al dueño del lugar-

Cuando tuvo la joya ante su vista por vez primera quedó sorprendido... no estaba íntegramente hecho en oro como cabía esperarse, aunque la cadena y la base del motivo central si estaban hechas de tan noble material; sin embargo, y a pesar del color argentado del engarce principal pudo darse cuenta que no se trataba de plata

- Está hecho en un material nuevo... los que me lo vendieron le llamaron "platino"... no es muy apreciado en Europa, según me dijeron, pero personalmente lo prefiero al oro por su facilidad de trabajo y porque las figuras que logro con él son de mayor finura

Y vaya si lo eran... el orfebre había logrado con la mayor perfección la figura de un nido de ave, con cada una de sus ramas perfectamente entretejidas con el resto del tramado... el motivo central del collar era un ruiseñor cantando al empollar dos huevecillos. Tanto el ave como sus huevos estaban fabricados en jade y los ojos de la misma estaban realizados en dos pequeños diamantes perfectos

- Es precioso, lo quiero
- No se ofenda, señor, pero... ¿tiene usted con que pagarlo?
- Hmph... espero que esto sea suficiente -dijo Sanosuke al poner en el mesón tres pepitas de oro de buen tamaño-
- Más que ello, señor -dijo sorprendido el artersano-... si he de hablar con la verdad eso paga con demasiada holgura el valor del collar... deme un momento y quedaremos a mano

Dicho esto desapareció en la trastienda por cosa de cinco minutos. Al volver traía en sus manos un broche que al parecer acababa de finalizar... y si la primera obra que Sanosuke había visto le pareció hermosa esta nueva trajo a su mente un nuevo significado para la palabra perfección. El broche en sí no tenía mayor valor; estaba fabricado en parte de oro de media ley y parte en el mismo platino, un material por aquellos días no tan apreciado; lo que denotaba su verdadero valor era su construcción y su valor estético. Representaba con una forma de corona un sol con rayos de oro y un núcleo hecho de una pieza de jade.

- Como verá, la pieza de jade no es perfecta -dijo el dependiente al indicar una línea dorada que atravesaba de arriba a abajo el ojo verdoso-, es por ello principalmente que no se lo ofrecí en primer lugar... sin embargo creo que puede agradarle el tenerlo, ya que, según veo, es usted capaz de apreciarlo
- ¿Apreciarlo? -preguntó Sanosuke luego de un rato de observar la pieza-... me tiene embobado... si bien tiene usted razón al decir que la joya no es perfecta, pero... ¡bah!, ¡que rayos!... esa imperfección se me antoja de lo más elegante... tiene...
- Tiene la forma de el perfil de una mujer... una hermosa mujer joven... quizás se lo pueda usted regalar a su esposa
- No amigo, por ahora no tengo a quien regalarlo... pero sin embargo con gusto lo acepto, quizás llegue el día que pueda dárselo a alguien como el hermoso presente que es
- Pierda cuidado, cuando menos lo espera allí estará la ocasión...
- Yo no estaría tan seguro
- No desespere, siempre ha sido como yo lo digo y no creo que usted sea la exepción
- Bien, no tomo más de su tiempo, gracias por todo y suerte
- Que todo vaya bien... un amigo de Han es también mi amigo
- ¿Huh?... ¿Feng Xuan?
- Eso no tiene mayor importancia ahora -dijo el dependiente con una sonrisa-... por ahora creo que mañana debe usted asistir a una recepción

Luego de aquella singular transacción el correo imperial se dedicó a recorrer algunas de las tabernas cercanas al palacio del gobernador. en una de ellas pudo darle buen uso a la información que había recabado al principio de la tarde. Se entretuvo bastante jugando a los dados con los soldados de la guardia, pero una vez que se hubo aburrido del juego se dió el lujo de desenmascarar a uno de los que hacían trampa en el juego, generando una trifulca a raíz del enojo de los parroquianos que habían sido burlados por los guardias... todo ello redundó en que varios de ellos resultaron arrestados por la policía, Sanosuke incluído, y a su vez logró que el nombre de Higashidani Sasuke resultase conocido en el lugar por varias semanas luego de su partida

- ¿Y esto? -preguntó uno de los carceleros al descubrir entre las pertenencias de Sanosuke el collar y el prendedor-... seguro lo robaste para poder jugarlo
- No sabes lo que dices, imbécil... por lo demás, tu capitán puede darme clases acerca de como robarle a los incautos
- Vaya... estúpido y además valiente... una mala combinación para un japonés en China

Justo cuando la situación se comenzaba a poner aún más tensa aparecieron Han y Lei en el calabozo

- Así que aquí estabas... ¿que pretendías haciendo tanto alboroto, soberano estúpido? -inquirió Han-... ¿acaso no sabes que somos invitados y no anfitriones?
- ¡Hey!, no soy sino un extranjero que no conoce el lugar... es mi primera vez en el puerto
- Es huésped del gobernador -dijo Lei al carcelero-... creo que harías mejor en liberarlo
- ¿¡Del gobernador!?, ¿es cierto eso señor Lei? -preguntó con bastante miedo en su voz-
- Así es -interrumpió Han-... estamos alojados en el palacio, así que te suplico de la manera más atenta que lo liberes, ya que debe asistir a una recepción oficial... por lo demás, ofrezco disculpas por su comportamiento, es un palurdo sin educación
- Además -intervino Lei-, creo que recuerdas bien que al gobernador no le agrada que maltraten a sus invitados... creo que será mejor que hagas lo que sugiere el señor Liu si no quieres enfrentarte nuevamente al disgusto del gobernador
- Está bien -dijo luego de sopesar el asunto unos segundos-, supongo que puedo dejarlo libre... Piérdete japonés... no vuelvas
- Gracias... y por cierto, toma, aquí tienes tus llaves -dijo Sanosuke al salir del lugar dejando al guardia con una expresión de sorpresa en su rostro que no se borró en cuatro días... ¿¡cuándo demonios le había robado las llaves el japonés!?-

- Y dime... ¿esa es tu idea de llamar la atención? -inquirió Han al dirigirse de regreso al palacio-
- A decir verdad había pensado en algo un poco más violento, pero considerando que obtuve el dato de alguien en el puerto durante la tarde decidí hacerlo de una forma algo más civilizada... no creo que haya mayores objeciones a mi actuación, ¿me equivoco?
- Si se tratara de otra persona quizás te habría dejado allí... pero considerando que jamás has sido demasiado disciplinado opino que no estuvo del todo mal...
- Además -agregó Lei-, con la impresión de saberte entre los invitados del gobernador el carcelero no dejará de hablar de tí durante una semana, así que doy por descontado que el gobernador conocerá tu nombre de aquí a mañana... por lo demás no hay de que preocuparse, él es un noble de alcurnia; jamás asociará tu nombre con alguien que haya estado metido en líos con sus guardias, simplemente lo retendrá en su memoria por el hecho de haberlo oído por allí
- Y dime, ¿conseguiste todo lo que necesitas para la fiesta de mañana?
- Eso creo, durante esta noche pondré a punto la vestimenta que usaré mañana y de salir todo a pedir de boca a esta hora estaré haciendo ingreso a una elegante recepción y de paso ganándome el aprecio de la anfitriona... ¿Me acompañarán?
- Lo siento, yo estoy inhabilitado para ello -dijo Han-... Hei Shin me conoce bien y no creo poder contener el deseo de acabarlo en caso de encontrarme frente a frente con él... creo que lo mejor será que Maki te acompañe, y si Lei lo desea también será bienvenido en el equipo
- Difiero en ello, Tai-Pan... pero no se preocupe... además, estaré encargado de la guardarropía de la fiesta
- Confío en tí, muchacho, sé que más de una sorpresa deparará tu intervención... guardarropía, pero que conveniente
- ¿Conveniente, Han-san?
- Oh, lo que sucede es que Hei Shin deberá dejar de lado su arma dentro de la fiesta... y quedará a cargo de Lei... al tigre dejan cuidando la carne
- ¿Un arma?... ¿de qué tipo?
- Si recuerdas bien, cuando ustedes tuvieron su pequeña guerra él ya era un muy buen tirador
- Lo recuerdo, fué capaz de darle a Kenshin desde unas 200 yardas de distancia, aún habiendo recibido un demoledor puñetazo de Enishi en pleno rostro
- Así es, así que, si antes fué capaz de hacer un tiro más que aceptable con un pulso y visión vacilantes y armado con un revólver deberás cuidarte de su nueva arma
- No me dirá que ahora cuenta con una ametralladora -dijo Sano de forma sarcástica-
- No andas tan descaminado... tiene en su poder un prototipo alemán
- ¡Mierda!.. la embajada Alemana en San Petersburgo... ¿él es quien robó el prototipo de pistola Krupp-Lugger que me hicieron investigar hace un par de meses?
- El en persona no lo hizo, pero el trabajo fue efectuado para Hei Shin... descubriste correctamente al autor material, el resto de la investigación corrió de nuestra cuenta
- ¡Demonios!... 24 tiros en 18 segundos, automática, alta penetración, recarga rápida, vibración atenuada ante el disparo, posibilidad de balas con punta de fósforo y cianuro... será algo de cuidado
- ¡Valor muchacho!, que con el mensaje que le darás es posible que se olvide incluso de su nuevo juguete...
- Por lo demás, si los dioses están con nosotros, me quedarás a deber la vida... eso si es que consigues que pueda tener su arma en mi poder por más de 5 minutos

El resto del día, al igual que la mañana siguiente y la tarde del mismo día discurrieron con bastante calma. Lo interesante de la jornada comenzaría un poco antes de la puesta del sol, y hete aquí que a esa hora la cantidad de invitados se acercaba ya al medio millar de personas...

- ¡Hey!, ustedes si que hacen fiestas en grande -dijo Sanosuke a Maki al bajar de un carruaje, extrañamente conducido por Han-
- No se demoren en estupideces -dijo el anciano desde el lugar del conductor-... estaré esperando en las caballerizas, habré preparado tu caballo y probablemente algo más que quizás te sea útil... por ahora espero que hayas memorizado tu parlamento en esta obra, si todo sale como debe entonces obtendrás tu salario del mismo Hei Shin
- Tranquilo, Han-san... tengo todo bajo control
- Vamos, tienes un presente que entregar -dijo secamente Maki-
- ¿Que te sucede?... ¿no te agrada el tumulto?... además, te has vestido para la ocasión
- No es eso, simplemente detesto las casiones formales... herencia paterna, si me permites decirlo... por cierto, no te es permitido llamar al gobernador por su nombre... aquí somos simples plebeyos
- Creo que no podré dormir a raíz de la humillación -ironizó Sanosuke-... además, ni siquiera conozco su nombre
- Y no necesitas saberlo... tampoco el de su consorte
- ¿Es bonita? -preguntó Sanosuke, casi por un acto reflejo-
- El gobernador no la merece... afortunadamente es sólo su mujer en los papeles... es demasiado joven para el vejestorio y el gobernador no está interesado sino en un par de sus concubinas
- Y tiene nombre
- Ning Xia, si tanto te interesa saberlo... pero no tienes esperanzas -dijo hoscamente Maki-
- ¿Por qué lo dices?
- Su corazón ya tiene dueño
- ¿No me saldrás con que...?
- ¡Lárguense ya! -dijo por lo bajo Han-

En la entrada de la mansión les recibió una agradable imitación de chamberlán europeo, quien tomó sus invitaciones y los anunció hacia el interior con voz ceremoniosa... como era de esperarse, nadie raparó mayormente en su presentación... pero sí lo hicieron en sus vestimentas.

Maki llegaba al lugar ataviado con una túnica de color rojo y una capa color gris, ambas fabricadas en la más delicada seda; su calzado estaba realizado en piel finamente repujada, llevando esta vez el emblema de "Hikari" en un medallón de oro macizo ceñido a su cuello. El tocado ceremonial chino de su cabello estaba hecho en lino torcido de color negro y entretejido con tela de oro y su cabello había sido convenientemente disfrazado de color negro. Por su parte Sanosuke, a pesar de la obvia mayor sencillez de sus ropajes, tampoco había dejado nada al azar. Vestía un pantalón y camisa tradicional china de color blanco, íntegramente de seda, cada ojal y costura estaban también terminadas en hilo de oro; su pelo estaba trenzado a la usanza nacional creando una corta coleta terminada un caracter de oro en chino mandarín que alguien, durante esa noche, llegaría a reconocer. Acompañaba su vestimenta con una fajín negro en el que llevaba ceñido un puñal morisco engarzado en cuanta piedra preciosa fuera posible imaginar... puñal que, convenientemente, poseía un mecanismo para hacerlo pasar por una joya decorativa mediante la presión del único diamante de la empuñadura, lo que hacía que la hoja quedase guardada en la vaina... además de todo el lujo Sanosuke había pintado su cabello de color café y lucía un par de bigotes que hacían juego con su nuevo color de pelo.

- Creo que ya nos hicimos notar -dijo Sanosuke a Maki a raíz de los murmullos de toda la concurrencia-
- Eso es por la falta de respeto que nuestra vestimenta implica
- ¿Nani?
- Que estemos mejor vestidos que el anfitrión puede pasar, mal que mal, está en su derecho de vestirse como le plazca, pero, que humillemos a quien se honra en la recepción, es algo inaceptable -dijo Maki indicando al lugar de privilegio junto al estrado del gobernador-

Wu Hei Shin... el trepador y oportunista estaba sentado en aquel sitio con un tono de piel que había cambiado hasta un color indefinible, ubicado entre el rojo afrenta y el verde rabia, sin embargo, a sugestión de uno de sus guardaespaldas, mantuvo la compostura... quizás se trataba de forasteros que no tenían ni la más mínima educación, pero sin duda él se encargaría de enseñarles las normas de buena conducta en cuanto salieran de la fiesta

- Entonces -dijo Sanosuke-, vamos a presentarnos... esto empieza aparecerme divertido

Diciendo esto ambos se encaminaron al estrado y con una profunda reverencia reconocieron la primacía del anfitrión y presentaron sus respetos al mismo... gesto con el cual tanto el gobernador como Hei Shin quedaron complacidos... un sirviente entonces les presentó formalmente

- Los señores Liu Fo e Higashidani Sasuke, comerciantes peleteros en ruta a Japón
- Hummm... Higashidani Sasuke... me parece haber oído el nombre -dijo el gobernador-... ¿de dónde han venido?
- Nuestra jornada dió inicio en Irkutsk, su alteza, estamos en tránsito hacia Japón para vender nuestros productos en la isla
- Espero entonces que sus negocios vayan con bien, señor Higashidani
- También es nuestro deseo, alteza... amistad y prosperidad mutua
- Un postulado del budo... interesante
- Más que eso, una forma de ver los negocios
- ¿Y un punto de vista tan benevolente puede traer algún beneficio para su comitiva?
- Si me permite, su excelencia, quisiera tomar en mis manos una costumbre occidental y honrar a su hermosa consorte con un presente que, a juzgar por lo que ven mis ojos, resultará pálido ante su belleza

Dicho esto correspondió entrar en escena a Maki por un segundo antes de volver a pasar a segundo plano, quien entregó a Sanosuke un delicado estuche de ébano que al ser abierto dejó a la vista el collar adquirido durante la tarde por el peleador, quien sin levantar los ojos del suelo ofreció la joya a la bella mujer que se encontraba al lado del gobernador

- Muchas gracias, señor Higashidani -dijo la mujer con la más dulce voz que Sanosuke hubiera oído-, lo atesoraré tanto por su valor como por provenir del noble caballero que me honra con tal presente... ¿no está de acuerdo, mi señor?

¿Hum...?, ¿acaso Ning Xia estaba mirando por sobre el hombro de Sanosuke antes de mirar al gobernador?... quizás las sospechas del kenkaka no estaban tan equivocadas

- Veo que puede usted darse el lujo de halagar mujeres ajenas por donde pasa
- ¡Oh!, lo siento si en algo le he ofendido, su alteza... simplemente supuse que también aquí era símbolo de buena crianza el dar una pequeña retribución a quien obsequia al cansado viajero con semejante festín digno del emperador... si en alguna forma he cometido un error es que imploro su perdón
- ¡Pierda cuidado!, sólo me divertía un poco a sus expensas... ahora disfruten usted y su compañero de la fiesta
- Que tenga usted salud y vida por mil años, su alteza -se despidió formalmente Sanosuke-

Luego de tan sigular presentación tanto Maki como Sanosuke se dieron un par de horas para disfrutar de la recepción, que oficialmente era para agasajar al "Gran Benefactor del Celestial Puerto Imperial de China", título con que se autodenominaba Hei Shin... tiempo suficiente para que la trampa quedara hechada. A una señal de Lei ambos comenzaron la mejor representación que aquel salón viera jamás. Maki se encargó de entretener al gobernador mientras que Sanosuke lograba cruzar un par de palabras a solas con Hei Shin...

- Debe usted sentirse honrado ante el agasajo del gobernador
- Así es -contestó secamente un molesto Hei Shin-
- Por cierto, alguien me pidió que le diera a usted un recado
- ¿Sí? -preguntó sin mayor interés el contrabandista-
- Nada de mayor importancia... simplemente me ha pedido que considere usted que la vida es una dádiva preciosa y que no debe ser desperdiciada... ¿cuáles fueron sus siguientes palabras?...
- ¿Sinceramente cree que me interesa?
- Eso supongo... ¡ah, sí, ya lo recuerdo!, dijo que no importaba el lugar donde estuviese, la hora de su muerte estaba escrita con sangre, que era fácil para su espada extinguir una miserable flama como la suya -dijo Sanosuke juntamente con entregarle el prendedor con que tomaba su cabello... el emblema rezaba claramente "Feng Xuan"-

Wu Hei Shin dejó caer su copa al suelo... su rostro estaba pálido, como si hubiese visto a la muerte cara a cara

- ¡Acompáñeme! -dijo arrastrando a Sanosuke a un aposento que parecía ser un despacho-

Una vez que Hei Shin se aseguró que todas las puertas y ventanas estaban cerradas es que prosiguió

- ¿Cuánto quiere por su silencio?
- ¿Perdón?
- Tus palabras... creo que estás en conocimiento que aquellas constituyen la fórmula que el Tai-Pan de la Hermandad Feng Xuan utiliza para marcar la señal de la muerte en la frente de quienes van a ser asesinados por su espada... cualquier hombre que siga la forma de vida que yo llevo está al tanto de ello y ruega por jamás oírlas... ahora mi cabeza se tambalea sobre mi cuello... pero todo el mundo tienen su precio... vamos, dígame, ¿cuánto?

Sanosuke guardó silencio mientras que Hei Shin sacaba desde un cajón del escritorio un pequeño lingote de oro... el peleador no dijo una palabra... Hei Shin dobló la cantidad... el silencio del peleador se prolongaba... Hei Shin comenzó a perder la compostura...

- ¡Vamos!, ¡dígalo!... ¿¡Tres, cuatro, cinco... cuántos!?
- Ocho... quiero ocho lingotes marcados con el sello imperial... eso vale mi silencio por una hora...
- ¡Una hora!... ¡una hora!... está bien, deberá bastarme para huir
- ¿Tanto es el miedo que un vejestorio como él te provoca?
- ¡Lo has visto!... entonces ni todo el oro del mundo salvará tu vida si es que se entera que lo has traicionado
- Soy ambicioso, correré el riesgo -terció Sanosuke con su mejor expresión de apostador-
- Allá tú, imbécil... sería mejor que tomaras el primer vapor al otro lado del mundo para luego seguir huyendo el resto de tu vida... aquí está tu precio, iluso -dijo al indicarle el oro que había puesto sobre el lujoso escritorio-... espero que cumplas... durante la siguiente hora no abandonarás la recepción...

Dicho esto salió como una tromba y luego de excusarse no muy cortésmente con su anfitrión salió de la sala a todo escape con su guardaespaldas... El mismo Lei pudo corroborarlo al entregarle de vuelta su arma, la que ahora llevaba firmemente sujeta por una mano crispada en el metal.

- ¿Y? -preguntó espartanamente Maki-
- Cayó como un bebé... ten esto -le dijo Sanosuke al entregarle discretamente una alforja con el oro a Maki-
- ¿No se te ocurrió algo mejor que esto?... pesa demasiado
- Lo sé... simplemente no quería llevarlo conmigo al despedirme de la anfitriona
- ¡Ven acá, pedazo de imbécil! -dijo Maki deteniéndolo bruscamente por un hombro-... debemos encontrarnos con el viejo en las caballerizas

Ambos salieron discretamente con dirección de uno de los patios interiores, en la penumbra pudieron descubrir como Han, adecuadamente disfrazado, le entregaba las riendas de uno de su mejor caballo a Hei Shin juntamente con un par de guantes de montar... luego de ello pudieron ver que, en la salida del palacio, Hei Shin tomaba la ruta que bordeaba la costa (la más directa a Port Arthur), mientras que su guardaespaldas ponía rumbo al norte... pasados unos segundos los tres conjurados se reunían para decidir su rumbo de acción

- Supongo que debo perseguir sin demora a Hei Shin
- En circunstancias normales sería así -dijo Han-... pero no tienes necesidad de apresurarte
- ¿Y eso?
- Primero porque conoces su destino primario: Port Arthur... segundo, porque los guantes que le entregué han sido convenientemente preparados por el mocoso para que dentro de un par de horas entre en un leve estado de somnolencia que mermará su capacidad como jinete sin que sea capaz de notarlo. Eso te permitirá mantener tu caballo fresco durante la larga persecución...
- Recuerda -dijo Maki-, no debes permitir que él te vea... bastará que te mantengas unas leguas atrás... eso me recuerda, toma, aquí tienes tu oro
- Lo siento, Maki-san, pero no puedo aceptarlo...
- ¿Que te sucede, muchacho?
- Antes que todo es algo que no me he ganado, mi precio es alto, pero no llega a una suma tan exhorbitante... además de ello es oro sucio, no quiero eso en mi conciencia...
- Estoy de acuerdo -dijo Han-... te diré lo que harás: saliendo de Shangai encontrarás un templo budista de la rama Feng... entrégalo allí como ofrenda, ellos sabrán que hacer con él... por lo demás, aquí tienes tu pago -dijo al entregarle las mismas tres pepitas de oro con las que había pagado el collar-
- Así es mejor... ¡Rígel!

Una vez que montó en su caballo y tanto Maki y Han habían hecho lo pripio el diálogo prosiguió

- ¿Y ahora que harán?
- Seguiremos al guardaespaldas de Hei Shin... creemos saber donde se dirige... los tomaremos por sorpresa -dijo Maki-... ahora parte sin demora, japonés, que nuestros caminos se volverán a cruzar en breve, eso te lo garantizo
- Que el viento cabalgue contigo, Sagara Sanosuke
- Que sea un hasta pronto entonces... me han enseñado que aún en tierras extrañas puede uno encontrar un amigo

La pequeña compañía se dispersó entonces... dos de ellos en dirección al norte, en persecución de las cabezas de parte de la cúpula del clan Wu... el tercero de ellos tomó un rumbo distinto... hacia el mar, en pos del cabecilla de aquella nefasta banda, y, contra todo pronóstico, hacia un lugar que no haría sino adelantar un reencuentro con parte de su pasado

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