Episodio III - De Shangai a Port Arthur
Port Arthur se le antojaba a Sanosuke un nombre demasiado europeo para el enjambre de casas al que ahora se veía enfrentado... seguir a Hei Shin por enmedio de las barriadas hasta el hostal donde ahora descansaba sus huesos había sido una labor más ardua de lo que esperaba. Durante la larga cabalgata no tuvo mayor dificultad de seguirle el paso. Al parecer, tal como dijo Han, el veneno en los guantes del mercenario hacía a la perfección su trabajo. Empero, tratar de seguir el paso de alguien en medio de un mar humano como ese era labor de titanes. Afortunadamente Hei Shin decidió que era hora de tomarse un descanso antes de proseguir con su cabalgata
- Buen día señor
-dijo el caballerango al recibir las riendas de Rígel-... tenemos una
habitación para usted
- Excelente, porque me muero por un buen descanso
- Y lo tendrá, eso ni que dudarlo
- ¿Huh?... ¿a que te refieres muchacho?
- A que creo que antes de irse a descansar quizás debiera revisar una
alforja que hay para usted en su cuarto. Es el primero a la izquierda, entrando
por la puerta que da a las caballerizas... me dijeron que le agradaría
un lugar alejado de la vista de todo el mundo
- ¿Quién te informó tan bien, muchacho?
- ¿Además del Tai Pan?...
- Ya veo
- Por nuestro huésped no tiene que preocuparse, dispondrá usted
del tiempo necesario para realizar sus actividades, eso se lo puedo garantizar.
También estuvieron aquí un par de personas que vinieron de su
consulado... ellos dejaron un "regalo" para usted... me pidieron que
lo tratase con cuidado, creo que usted debe hacer lo mismo
- Gracias muchacho, así lo haré... cuídalo bien en mi ausencia
- Descuide, es buen caballo, lo atendré con lo mejor que tengamos a mano
Una vez en su habitación Sabosuke encontró fácilmente la alforja antes mencionada. Revisar su contenido fue una labor automática para él. Además de algunos componentes químicos que había solicitado en Shangai encontró un mensaje cifrado en donde se le indicaban los pasos a seguir para encontrarse con sus contactos. Según el escrito, los hallaría en la zona del puerto, más precisamente en el barrio comercial que rodeaba la zona del embarcadero. Se trataría de una pareja japonesa, marido y mujer, quienes convenientemente estaban en la ciudad con motivo de su viaje de bodas. Además de esa información se le entregaban las frases que deberían usar como contraseñas identificatorias...
- Espero que esta vez no se trate de otro par de idiotas... el sólo recordar a la pareja de Berna me hace doler la cabeza -pensó el correo- por lo demás, la mañana está tan hermosa que creo que aprovecharé de dormir un par de horas... según el itinerario marcado aún tengo suficiente tiempo antes del encuentro
Mientras que el correo tomaba su merecido descanso el mundo a su alrededor no dejaba de girar... un mundo que cada día le acercaba un paso más hacia su destino, mismo que, quisiéralo o no, también comenzaba a tejerse al otro lado del mar amarillo
Hacía un par de horas que la mañana había despuntado y el hospital comunitario de región de Fukushima ya bullía por la actividad de su personal. Gracias a la nueva política nacional la antigua zona de Aizu comenzaba a tomar notoriedad entre las rutas internas que facilitaban el comercio del país. Todo ello redundaba en nuevos bríos para aquella ciudad tan golpeada por la reciente guerra... y había en aquel lugar en particular alguien a quien no debían recordarle la cantidad de trabajo que debía desarrollar... gratificante resultaba, sin duda, el desafío que su nueva posición le imponía. Hacía años había prometido a quien salvara su alma el entregarse a proteger a los débiles y enfermos, y, al menos en ese aspecto, ahora era más feliz que nunca...
- Tiene una hermosa
mirada... ¿nunca se lo habían dicho, doctora?...
- Si no hubiera hablado con usted hace dos días diría que intenta
seducirme
- En lo absoluto... simplemente siempre he creído que una mirada tan
transparente refleja lo que hay en el corazón de su dueña... para
mí, sus ojos hablan muy bien de usted...
- Pero no son mis ojos los que están bajo examen -dijo la mujer al retirar
la vista de un primitivo oftalmoscopio-
- ¿Y bien?... espero que tenga buenas noticias para este pobre viejo
- Por supuesto que las tengo... tal como usted mencionó anteriormente
el avance de su enfermedad fue detenido hace ya muchos años. Además
de ello creo que siguió al pié de la letra las indicaciones que
le dió su médico...
En medio de la consulta es que una jovencita la interrumpió
- Megumi-sensei, hay alguien
que desea verla
- Está bien, Tsu-chan, iré en cuanto termine de atender al señor...
ahora, decía que quienquiera que haya indicado su tratamiento lo hizo
de forma correcta y en un tiempo prudente... estudié su caso de acuerdo
a ciertos volúmenes médicos que hace unos meses envió el
gobierno local y sus síntomas correspondían a un tipo de ceguera
diurna, fácilmente tratable con una variación en su dieta... creo
que su consumo de verduras era peligrosamente bajo, ¿me equivoco?
- En lo absoluto, doctora, es exactamente lo que dijo el médico que me
revisó hace años... creo que de no ser por él ahora estaría
ciego
- Pienso lo mismo... afortunadamente hizo usted lo correcto. Eso sí,
es recomendable que con cierta periodicidad chequee usted su vista
- Pues, si ha de ser así, preferiría que fuera con una joven tan
hermosa como usted
- Me halaga señor, pero ese no es mi campo de acción. Simplemente
soy un médico general, tal como se lo mencioné en nuestra primera
entrevista
- No lo dudo, pero siempre he preferido confiar en quienes tienen una mirada
sincera, aunque a veces la maticen con un innecesario tono de dureza... no importa
lo pasado, la vida vale la pena vivirse cada día por sí mismo...
Las palabras del anciano dieron precisamente en el clavo... la mirada de Megumi se le antojó por un segundo un tanto vacía
- Por favor, no se moleste
usted con las palabras de este anciano loco
- No lo tome a mal, pero le suplico que se vaya ahora - dijo Megumi de forma
muy seria-... debo atender otros asuntos
- Está bien, haré lo que me pide... gracias nuevamente... hasta
la próxima...
- No creo que haya tal ocasión
- Oh!, la vida tiene muchas vueltas... hasta pronto, Megumi-san
- Adiós, Min-san....
- Prefiero el apelativo que me dan mis amigos, ellos me llaman Seisa
- Adiós entonces, Seisa-san
Megumi dejó entonces pasar un par de minutos antes de atender a su visitante... por algún extraño motivo esa pequeña frase del anciano la había herido en lo más profundo de su alma... no, no era que hubiera sido dura con ella, incluso, en otra época, hubiera supuesto que el viejo quería propasarse con ella... sin embargo la práctica en un lugar como Aizu, donde aún existía gente sincera y completamente honorable le había enseñado que a veces las personas querían decir exactamente lo que expresaban sus palabras, sin ninguna intención oculta en ellas... entonces, ¿por qué el anciano le había dicho eso?... una duda que quizás acabaría aclarada más pronto de lo que ella pensaba
- Takani Megumi-san, como siempre, un placer el verla, más aún en tan afortunadas circunstancias
El hombre, algo mayor, saludó entrañablemente a la doctora... mal que mal, era una de sus más valiosas colaboradoras en aquel hospital comunitario
- Nakayama-sensei...
no esperaba verle, menos aún tan temprano... de saber que era usted quien
deseaba verme hubiera ido personalmente a su despacho
- ¡Oh!, es que esta es una noticia que no podía esperar... tenía
que dársela en persona... además, como director del recinto es
mi deber
- ¿Perdón?
- Siéntese, creo que es mejor que lea esto no estando de pié -dijo
el médico al entregarle un comunicado oficial-
Megumi comenzó entonces a leer. El documento, plagado de tecnicismos, decía en buenas cuentas que ella era trasladada de jurisdicción, pasaría de su actual cargo en Aizu a trabajar en Sapporo, isla de Hokkaido...
- Disculpe usted
pero no entiendo... ¿acaso no están conformes con mi desempeño?
- No malentindas, Megumi-san... durante estos años has sido mi mano derecha
en este lugar... bien sabes que de no ser por mi historial serías tú
quien hubiera sido designada como directora del hospital...
- ¿Entonces?
- ¿¡Entonces!?... ¡Entonces por fin te están dando
tu merecido ascenso!
Por unos segundos la mujer no asoció correctamente, bastó una breve explicación de su superior para que entendiese
- ¿Acaso aún no comprendes?... Dentro de una semana se inaugura un nuevo hospital en Sapporo, ¡y te están poniendo como jefe del personal médico del lugar!
...
...
...
¡Plaf!
- ¡Megumi-san!... ¡despierta!... ¡vaya!, jamás la ví reaccionar de una forma tan visceral en todos estos años.... ¡Tsu-chan!, trae las sales, Megumi-san se desmayó...
Sin embargo, el tiempo no se detiene a mirar su obra... Algunas leguas en dirección del norte y el oriente el tramado del juego se complicaba aún más... alguien decidía que nuevas piezas debían incorporarse al tablado... Una breve entrevista se llevaría a cabo en la gobernación de la isla de Hokkaido. Dos policías acudían prestos al llamado de su superior. El primero acudía con la prestancia de un ratón a punto de ser comido por una fiera... en un tiempo anterior habría sido asesinado en caso de ser descubierto a menos de un mundo de distancia de quien ahora les convocaba... el segundo parecía tener la situación bajo control, tanto así que su actitud no cambió un ápice cuando la guardia le rindió los honores reservados al capitán de la guardia... cierto, aún tenía que acostumbrarse a ello; siempre había sido un hombre de acción en el campo y su nuevo rango era algo que no le acomodaba a la perfección. Empero, mientras que no se le prohibiese la acción directa había decidido no proferir queja alguna... actitud que no tardaría en cambiar, merced a ciertos "cambios" en lo que él consideraba un plan ya definido.
Sólo dos hombres en todo Japón poseían oficialmente el rango necesario para contravenir una orden del Capitán de la Guardia Imperial Goro Fujita... Uno de esos hombres se encontraba ahora a kilómetros de distancia, amparado tras las murallas del palacio imperial de Tokio irradiando su luz a todo japonés bien nacido que amara a la nación más que su propia vida... El otro era el hombre que, junto a Maki Han, orquestaba el plan de desmantelamiento final de la red internacional formada por el clan Wu y el Shodo Ryu...
- Que placer, Fujita-kun...
también es bueno verle, Cho-san
- A.... a.... alteza -tartamudeó Cho al inclinarse-
Mutsohito Shinno... primo del Emperador de Japón y Príncipe de la Corona, Ministro de Guerra y Marina era quien ahora les daba la bienvenida a su despacho en el palacio de Sapporo
- Mutsohito-sama
-saludó Saitoh-... si perdona mi impaciencia, ¿de que se trata?
- ¿Por qué la prisa, Fujita-kun?... ¿no prefieres un poco
de sake antes de comenzar?
- Supongo que si es una orden tendré que acceder
- Lo olvidaba... discúlpame...
- No hay cuidado, señor
- Bien, vamos a lo nuestro entonces... te he citado aquí porque hay algo
que necesito que hagas por mí
- Si está en mis manos...
- Lo está... Cho-san, si nos disculpas, quisiera discutir esto a solas
con el capitán
- Está bien, deja los expedientes sobre el escritorio y espérame
en el pasillo
- S.... s... s... sí -fué la parca respuesta-
Una vez que hubo salido el diálogo prosiguió
- No me acostumbro a la
idea que ante todo el mundo sea un malviviente, pero que ante mí se comporte
como un niño...
- Quizás se deba a que fué usted quien salvó su pellejo...
bien sabe que yo iba a matarlo luego de obtener la información que poseía
- Pero mi buen Hajime, ¿por qué no valernos de él?... ya
ves que como aliado ha resultado muy provechoso
- Creo que no pasa de ser útil... pero ese no es el caso que nos reúne
- Tienes toda la razón. Lo que quiero es que hagas un pequeño
cambio en el plan estipulado... aunque quizás "cambio" no sea
la palabra más adecuada... diría que lo que quiero que aceptes
es el nombre de alguien dentro de las funciones acordadas... no se trata de
una orden, sino de una solicitud que te hago en mi calidad de comandante táctico
de esta misión
- ¿De quién se trata?
El príncipe extrajo entonces un expediente desde uno de los cajones de su escritorio y se lo tendió a su subalterno. Al observar la primera hoja de su contenido el lobo arqueó las cejas de manera instintiva. El nombre que aparecía bajo un daguerrotipo reciente del sujeto en cuestión le era conocido: "Higashidani Sanosuke; Sagara Sanosuke"... definitivamente no era de su agrado lo que tenía frente a sus ojos... debió realizar un gran esfuerzo para dominar los sentimientos que aquello provocaba en él
- ¿Qué
significa esto?, Mutsohito-sama -preguntó con una calma a todas luces
fingida-
- Eso, mi buen miburo, es el expediente de tu nuevo compañero. Es imperativo
que sea él quien efectúe entre muchas otras las labores de enlace,
infiltración y demolición contenidas dentro del plan de Min-san
y Maki-san
- ¿Puedo preguntar por qué necesariamente tenemos que usarlo?
- Ante todo tú mismo has confiado en la información que fué
capaz de obtener en Europa
- Ese es un argumento sin asidero. Cualquier otro idiota pudo hacerlo igual
o mejor que él
- No cualquiera hubiera podido identificar las fuentes de fondos provenientes
del eje España - Francia - Alemania que había conseguido el clan
Shodo... incluso tus dos mejores hombres en Europa fallaron
- Acepto el acierto del hombre de Nagata-san... Aún así, es algo
que está fuera de discusión... su nombre simplemente resulta inaceptable
- El plan no se llevará a cabo sin su presencia... tanto Min-san como
yo estamos de acuerdo en ello
- Entonces deberán hacer una elección
- No lo pongas en ese plano... tampoco haremos nada si no estás con nosotros...
como ves, y hagas lo que hagas, el éxito de este juego está en
este momento en tus manos
- Lo siento pero es usted quien decide... Sagara o yo... espero que sea capaz
de ver más allá de sus narices y tome la decisión correcta
- ¡No me hables como si fuera tu lacayo!... estoy consciente que te debo
la vida, pero no tientes mi paciencia, Saitoh... si te atreves a pensar siquiera
en abandonar el barco entonces permitiré que todo mundo se entere de
la actual ocupación del Lobo de Mibu... sabes bien que aún hay
muchos que quieren tu cabeza... estoy consciente que eso no te importa, pero
quizás te importe más saber que también hay muchos tras
la hija de Takagi-san. ¡Creo que no estás en posición de
negociar!
- ¡Y usted no está en posición de hacerme exigencias! -bufó
el capitán-... creo que no le agradaría que el Shodo-ryu tomara
conocimiento total de todo esto... sería una vergüenza para usted
que la mayor operación encubierta llevada a cabo por el gobierno reventara
en las narices del pueblo que tanto dicen proteger
- ¡Hmph!... Supongo entonces que volvemos al principio...
- Eso creo, señor
- Entonces haré uso de mi autoridad... te ordeno que aceptes a Sagara
dentro de tu equipo. Quedará bajo tu responsabilidad directa, pero bajo
mi mando... ¿estás de acuerdo con esos términos?
- ¡No!
- ¡Por qué demonios te niegas a entender!
- ¡Es usted quien no entiende!... ¡si supiera la clase de persona
que es entonces procuraría tenerlo lo más lejos posible!
- ¿Acaso no crees que la gente pueda llegar a cambiar?
- No... un lobo siempre será un lobo
- Sí, sí, sí... y supongo que un "aku" siempre
será un "aku"... ¿no es eso lo que quieres decirme?
- Eso, entre otras cosas
- Está bien, tú ganas... lo quiero dentro del equipo porque incluso
con él debo expiar algunas culpas... ¿te parece suficiente explicación?
- No, ¡no lo quiero cerca y es todo!
Mutsohito se puso en pié entonces... por unos instantes Saitoh intuyó que se abalanzaría contra su garganta para intentar estrangularlo por su porfía... sin embargo se dirigió hacia el ventanal más próximo y estuvo largo rato mirando hacia el cielo... quizás buscaba paciencia para afrontar la cerrada negativa del lobo... quizás buscaba las palabras necesarias para hablar acerca de algo que bajo ninguna circunstancia estaba obligado a explicar, pero que su sentido del honor volvía imprescindible no imponer por la fuerza
- Saitoh-san... durante los últimos 15 años he intentado compensar demasiados hechos ocurridos bajo mis narices... hechos que no pude ver gracias a lo elevado de mi posición. Más de una vez te he repetido que el inicio de este inmenso juego de espejos se debe básicamente a la necesidad de saber verdaderamente que es lo que sucede en mi país. Ahora estamos abocados de lleno en subsanar una de las páginas más negras dentro de la historia no escrita de la era Meiji, y, quiéraslo o no, ahora estás en medio de todo ese movimiento de engranajes. Ahora corresponde dar un nuevo paso para lograr el objetivo final: Atrapar al cabecilla del clan Shodo. Una vez tuvo de facto el poder absoluto dentro de la nación y el resultado es algo que aún estamos pagando... gracias a él muchas vidas se vieron cegadas sin la más mínima necesidad, y, lo que para mí resulta imperdonable, sembró la cizaña entre dos hombres que eran casi hermanos... jamás debí permitir que eso ocurriera. Lamentablemente no podemos volver el tiempo atrás, sin embargo es ahora cuando nos hemos acercado más a él; tú mismo has visto su rostro en alguna ocasión. Eso es algo que jamás ocurrió desde que ordenamos su muerte... ¡ja!... y ahora... ahora estoy discutiendo esto con un cabezadura quien, por no dar su brazo a torcer, está estropeando lo que nos ha costado años construir
Correspondió entonces el turno al lobo en sopesar las palabras recién oidas... ciertamente la sola idea de incluir a Sagara, a quien aún consideraba un parásito imbécil, era algo que le revolvía el estómago. Empero, las palabras de Mutsohito habían removido su conciencia al hacerle ver que él no era nadie para oponerse a lo inevitable... a todas luces se trataba de una decisión en la que él no tenía mayor derecho a intervenir... tarde o temprano debería acatar la voluntad de su superior. No había duda que resultaría una afrenta personal si se negase a cumplir una indicación dada en forma directa... sabía que nada le sería impuesto de forma obligatoria, a pesar de la dureza con la que había sido tratado hacía tan poco. La situación era tal que si el resto de la plana mayor del gobierno llegaba a enterarse que se había negado a cumplir una solicitud del príncipe Mutsohito su honor quedaría mancillado por varias generaciones, por lo tanto no tenía otra alternativa más que aceptar... ahora, sólo quedaba un obstáculo en su cabeza: pensar en como salvar su honor en el proceso
- Está bien...
aceptaré...
- ¿Cuáles son tus términos entonces, Fujita-kun?
- Usted me ha pedido que acepte a Sagara dentro de mi equipo operativo... a
pesar de no ser de mi agrado lo aceptaré siempre y cuando tenga entera
libertad para elegir al resto de quienes operarán bajo mi comando táctico
- A primera vista me parece una solicitud aceptable... ¿cuantas personas
tienes en mente?
- No serán más de cuatro... quizás menos... eso lo decidiré
en el curso del día y entregaré una nómina próximamante
- Estoy de acuerdo. Estaré tres días en la ciudad, luego de ello
deberás contactarme por otro medio... haré que te hagan llegar
una nómina con todo el personal disponible
- Dudo que sea necesario, pero no está demás
- ¿Algo más?
- Nada por ahora... quizás más tarde tenga otra petición
que hacer... ahora me retiro
- Hasta otra ocasión entonces, Fujita-kun
Ajeno al ajetreo de la reciente entrevista, Sanosuke comenzaba los preparativos de sus actividades en Port Arthur... un buen baño, ropa limpia y unos pocos yuans en el bolsillo le bastaron para encaminar sus pasos hacia la zona del puerto
- Puntualidad digna de un Británico... a veces me sorprendo de mí mismo... ¿dónde rayos estarán?... ¡mierda!, ¿por qué demonios no me dieron más datos?...
Comenzó entonces su deambular por el puerto... identificó a más de un colega durante su paseo, quienes, a pesar de reconocerle, no parecieron mayormente interesados en él... comenzaba a impacientarse cuando una alegre visión cambió el panorama de su día... quizás lo que había visto en Shangai no era del todo descabellado... allí, a unas 70 yardas de distancia, una joven y alegre mujer casi arrastraba del brazo a un hombre de expresión bastante seria quien sin embargo accedía a ir de vitrina en vitrina observando un cuantohay de productos llegados desde todas las latitudes a los escaparates de las tiendas del lugar... al irse aproximando a la pareja pudo oir parte del diálogo, e intervenir en lo que pudo juzgar un desperdicio de dinero
- Y ese... ¿no
te parece bonito?
- Es bello, sí... aunque quizás es demasiado delicado
- Si me permiten -intervino Sanosuke-, creo que no debieran dejarse llevar por
las apariencias... no se trata de Jade, sino de Alabastro verde... un mineral
de menor calidad
- Creo que el cabeza de pollo tiene razón -dijo la joven de forma casi
automática-
Luego de esas palabras cualquiera hubiera jurado que por un breve instante el aire podía cortarse en el lugar... sobreflujo informativo, quizás... ambos voltearon sus cabezas lentamente sólo para encontrar un hombre ya maduro, de excelentes modales, quien les sonreía cortésmente ante su notoria sorpresa
- ¿Sa...
Sano... Saaaa... Sanosuke?
- Buenos Días, Sagara
- Toda una sorpresa y todo un placer... Makimachi Misao y Shinomori Aoshi...
¿que hacen en Port Arthur?
- Ahem... de viaje de placer, podría decirse... ¿y que haces tú
aquí? -inquirió Misao-
- Nada, paseo mientras que me encuentro con un par de compañeros de trabajo
De pronto, una idea cruzó por la mente del ex Okashira... siempre era posible que las cosas sucediesen del modo que él ahora suponía... improbable, pero posible. Con ello en mente es que preguntó a Sanosuke
- ¿Subirás al monte Fuji este año?
La sopresa pudo ser leída fácilmente en los ojos del peleador, sin embargo mantuvo la compostura y respondió a tal cuestionamiento
- No. Había pensado que sería más provechosa una excursión por las regiones del norte
Al oír tal respuesta Misao casi muere de un ataque de risa
- ¡Jajajajajajajajajaja!...
¡no puede ser!
- ¿Y crees que mi sorpresa es menor que la tuya, comadreja?
- ¡Jajajajaja!... pero.. jajajajaja... no puedes negar que... jajajaja...
que quien te conoció... jajajaja... antes de... ¡¡¡BWAJAJAJAJAJAJAJAJA!!!
- No le veo la gracia, niña
- Tampoco lo considero gracioso, pero sin embargo no deja de ser en cierta forma
irónico... cuando partimos se nos indicó que nos encontraríamos
con un correo con más misiones de entrega completadas con éxito
que la mayoría de los que trabajan para el ministerio de relaciones exteriores...
por ende esperaba que nuestro compañero de ruta resultase alguien mayor
y de más simpatía para con el gobierno
- Ya ves... algo he cambiado en estos años... aunque tu tampoco lo haces
nada mal, hasta donde recuerdo jamás te oí decir más de
tres palabras seguidas
- Si... debo darte la razón en eso...
- Pero basta, vamos a lo nuestro, no hay tiempo para estar despilfarrando...
¿consiguieron alguna cabalgadura?
- Dos excelentes alazanes árabes nos están esperando en el consulado...
-dijo Misao, quien con mucho esfuerzo había conseguido dominarse-
- Bien, en marcha, no hay tiempo que... ¡un momento!
- ¿Ahora qué?
- Ustedes dos... ¿acaso?... ¿no se equivocaron en el consulado?...
¿es cierto que?...
- Habla claro, ¿quieres?
- Es que -dijo rascándose la cabeza mientras caminaban-... me informaron
que debería encontrarme con una pareja de recién casados... pero
de seguro nuevamente volvieron a cometer un error... incompetentes
- No hay error esta vez, Sagara -dijo Aoshi-
El joven correo se detuvo en seco y luego de pensar unos segundos dijo
- ¡Uf!... deténganse... demasiadas noticias inesperadas... necesito un trago... ¿donde hay una taberna?, yo invito
Luego de escoger un lugar adecuado el diálogo prosiguió con un tono de sorpresa cada vez más explícito en el tono de voz del ex-peleador
- ¡Hace sólo
un par de semanas!
- Más o menos -respondió escuetamente Aoshi-
- Increíble... jamás lo juzgué ni remotamente posible,
y menos en estas circunstancias
- Créeme que mi sorpresa fué más grande que la tuya, cabeza
de pollo -acotó Misao-... nunca supe bien como es que se fueron dando
las cosas hasta que al día siguiente del encuentro en Tokio Aoshi me
pidió que fuera su esposa... ¡estaba tan feliz! -dijo al abrazar
a su idolatrado ninja-
- Aún así, por lo que me acaban de contar, fué algo bastante
impulsivo... quien lo diría viniendo de alguien tan frío
- Pues... creo que cambié... o quizás sea más propio aceptar
que alguien me hizo cambiar
- Eso veo... tampoco creí ver el día en que hicieras semejante
concesión
- ¿Ya ves?, siempre logro lo que me propongo... -dijo una sonriente Misao-
- Aunque aún pienso que el precio que debiste pagar en ocasiones resultó
demasiado alto, pequeña
- Eso en verdad no importa, y no me digas pequeña...
- Bueno, bueno -interrumpió Sagara-, lo que ahora me interesa saber es
como están las cosas dentro de Japón... hace tanto que no tengo
noticias de todos ustedes que las sorpresas que he tenido en estos días
apenas si puedo creerlas
- ¿Te refieres al matrimonio de Himura? -inquirió Aoshi-
- Bien, sí... entre otras cosas... por ejemplo, ¿que ocurrió
con Yahiko, con Tae... incluso con Megumi?... recibí una carta de ella
enviada a través de ustedes, pero allí no me enteré de
nada nuevo acerca de alguien que no fuera Kenshin...
- Pues verás -dijo Misao-... si he de hacerte un relato breve entonces
debo decir que Tae está como siempre, Megumi trabaja como médico
en la zona de Aizu... creo que recordarás decidió ejercer su profesión
en ese lugar; y Yahiko es ahora algo así como sensei del dojo Kamiya,
donde por cierto tu hermano Outa es alumno
- ¡Outa!... esperen un momento... ¿¡cómo saben que
es mi hermano!?... que yo recuerde jamás se lo mencioné y no creo
que mi padre lo haya hecho... es un irresponsable pero también es muy
leal a su palabra
- Tenemos nuestros métodos... siempre los hemos tenido -respondió
escuetamente Aoshi-
- Ya veo... ¿y además de ello, no hay mayores novedades?
- ¿A que te refieres? -preguntó Misao-
- ¿Katsu, por ejemplo?
- Ah!, él dirige un modesto periódico de corte crítico...
diría que encontró su lugar en la era Meiji -le infromó
la ninja-
- ¿Y el lobo no ha metido sus narices en su negocio?
- ¿Saitoh?... el tienen negocios propios que atender en Hokkaido... ya
te enterarás tarde o temprano
- ¡Oh no!... no me verán junto a ese malnacido... además,
el trabaja para la policía y yo para el ministerio de relaciones exteriores
- Lo que tú digas, pero sería mejor que no apostases sobre ello
-guiñó la Okashira-
- ¿Qué es lo que saben?
- Creo que es probable que intente reclutarte, les serías útil
en la siguiente fase de este plan -dijo Aoshi-
- ¿Plan?... discúlpenme pero no los entiendo
- ¿Estás enterado acerca de la conexión que existe entre
el clan Wu y algo llamado "Shodo Ryu" en Japón?-agregó-
- Vagamente
- La segunda parte de esta conjura, según una simple deducción,
implicará de una u otra forma el desmantelamiento de ese clan
- "Para demoler un puente debes destruir sus dos cabeceras"... me
parece lógico
- ¿Qué cosa? -preguntó Misao-
- Un poco de estrategia militar europea básica... si desarticulan al
clan Wu es obvio que el paso siguiente sea intentar lo propio con el clan Shodo
- Ahí estriba la dificultad del asunto...
- ¿No veo dónde está la dificultad?
- El Shodo Ryu ha logrado jugar a los títeres con varias generaciones
de gobernantes de nuestro país... primero desde una posición visible,
luego desde las sombras... pero siempre se las han arreglado para salir con
bien de todas las dificultades que se les han puesto en el camino... incluso
me atrevería a decir que se han visto fortalecidos gracias a ellas...
la presión constante los ha vuelto extremadamente cautelosos y capaces
a la hora de borrar sus huellas... cada golpe que el gobierno ha intentado dar
en su contra ha resultado en un fracaso estruendoso -informó Aoshi-
- Interesante... un grupo bien entrenado en labores de espionaje
- No sólo eso... tácticas subversivas, tráfico de substancias
prohibidas, comercio de armas, sobornos al más alto nivel, tráfico
de esclavos, prostitución, juego ilegal, homicidios por encargo, asesinato
de imagen, negocios en el mercado negro, falsificación de moneda por
contar algunas de sus especialidades... cualquier cosa que pueda redundar en
inestabilidad social y beneficio económico queda dentro de sus márgenes
de operación -continuó-
- Así que otra vez el gobierno está en peligro...
- No funcionan de esa forma... a decir verdad, durante el final de la era Tokugawa
y el principio de la era Meiji tuvieron el poder de facto dentro de la nación...
importantes personeros de la cúpula de gobierno formaban parte de las
filas del Shodo Ryu... eso hasta el día que, sin mediar motivo público,
comenzaron a caer de sus nombramientos... asesinados políticamente a
veces, otras simplemente haciendo rodar sus cabezas... Katsura Kogoro estuvo
al mando de aquella operación en el bando realista, imaginarás
quienes fueron sus ejecutores... -aludió Misao-
- ¿Y en el bando del Shogun?
- Los que trabajaban para ellos desde las sombras... Puedes imaginártelo
si usas un poco la cabeza -agregó escuetamente Aoshi-
- Entiendo
- El último acto del Shodo Ryu antes de pasar al anonimato correspondió
al asesinato de Katsura. Luego de ello se han mantenido al margen de la luz
pública... lo extraño de ello es que en más de una ocasión
se les ha presentado la oportunidad de intentar algo contra el gobierno central,
ya sea de forma militar o política, sin embargo se han contentado con
tomar para sí los dividendos económicos y de poder que sus diversas
operaciones les brindan -dijo Misao-
- Supongo que deben recibir dinero a montones, a juzgar por la naturaleza de
sus "inofensivas" actividades
- Digamos que tu humilde fondo de retiro no alcanza a cubrir sus ganancias netas
de un mes de operaciones -guiñó pícaramente Misao-
- Vaya que están bien informados... pero, ¿qué rayos hacen
con semejante cantidad de recursos?
- La mayor parte de ellos los gastan en el pago de sobornos...
- O sea que...
- Cerca de la mitad de los gobernadores, ministros, jefes de policía,
generales, líderes de la población civil y operativos de gobierno
han sido de una u otra forma cohercionados por el Shodo Ryu... -agregó
Aoshi-
- Los tienen exactamente donde quieren...
- No lo sé... si quisieran el poder político podrían haberlo
tomado por la fuerza... quizás su plan sea el lograr el total derrumbe
de la sociedad nacional mediante el empleo de la corrupción generalizada
como arma de batalla... nadie lo sabe a ciencia cierta... -especuló Aoshi-
- Ya veo... al parecer no buscan el poder por el poder... tampoco podemos decir
que necesiten del dinero
- No descartes el motivo de alguna venganza -terció Aoshi-
- No lo hago, estaba por mencionarlo
- También existe la posibilidad que antes de realizar algún movimiento
deseen dejar clarmamente establecida la inutilidad del actual gobierno frente
a un enemigo subterráneo y mejor preparado para el combate desde las
sombras -interumpió Misao-
- ¿También mercenarios?
- No sólo eso: su guardia de élite está conformada, por
decirlo de alguna forma, por tres capas. La primera y más visible se
trata de soldados modernos, diestros en el combate con las manos y hábiles
en el manejo de armas de fuego... usualmente se les emplea como guardaespaldas
de personeros a quienes el Shodo Ryu desea brindarles su protección o
como seguridad en torno a recintos donde no se desean miradas curiosas... luego
de ello tienen a su servicio lo más granado de lo que queda de los clanes
ninjas disueltos luego del Bakumatsu... expertos en todo tipo de armas, venenos
y explosivos, cohesionados tras una férrea disciplina impuesta por su
propia escuela de combate... para terminar está su verdadero cuerpo principal:
se trata de al menos ocho guerreros, tres de ellos confirmados como espadachines
sin igual en todo el país, el resto de ellos, a pesar de no ser tan eximios
en el arte de la espada como sus compañeros, complementan muy bien esa
pequeña falencia con un dominio absoluto de más de un tipo de
arma ofensiva -informó la joven mujer-
- Me suena de alguna forma como el Juppongatana
- Si no conociéramos ningún antecedente de ellos tendería
a darte la razón... pero recuerda que en el grupo de Shishio con algo
de suerte podías encontrar unos cien soldados debidamente preparados,
el resto eran simples idealistas engañados por una falsa promesa de gloria
o libertad verdadera... cualquier guerrero del Shodo Ryu podría fácilmente
con unos veinte de ellos... por lo demás, cualquier miembro de la élite
del clan Shodo rivalizaría con facilidad con la fuerza del mismo Shishio
Makoto
- Lo que más me sorprende de todo lo que me han dicho es que ni siquiera
ustedes saben a ciencia cierta con quienes están tratando... para manternerse
fuera del alcance de los ojos del Oniwabanshu y de la policía secreta
en forma simultánea han de ser verdaderamente buenos en lo suyo
- Es en ese punto donde entras tú, mi estimado cabeza de pollo
- ¿¡Nani!?
- Lo que sigue ahora -continuó Aoshi- es arremolinar un tanto las aguas...
vamos a demoler el puerto de embarque clandestino que posee el clan Wu en las
afueras de Pusán
- ¿Y eso?
- Haremos que el Shodo Ryu se entere de ello... luego será cosa de esperar
a que hagan un movimiento que los delate... con un poco de suerte y paciencia
de tu parte quizás termines metido en medio de ellos... tu odio contra
el gobierno debiera hacer el trabajo
- Espera, espera, que eso es algo pasado... es cierto, aún no estoy de
acuerdo con ellos, pero, mal que mal, pagan mi salario... ¿por qué
debería odiarlos?
- ¡Ah! -interrumpió Misao-... los vas a odiar tanto que sólo
pensar en ellos te revolverá el estómago... te doy mi palabra
- Comprendo... espero que no se extralimiten
- Eso queda a cuenta del lobo
- ¡Saitoh!... ¡ese malnacido está en esto! -espetó
Sanosuke poniéndose en pié-
Antes de que la conversación pudiera continuar nuestro correro se vió arrojado de bruces al suelo por un parroquiano algo pasado de copas que tuvo la ocurrencia de perder el equilibrio cerca de Sanosuke...
- Ajejeje... disshculpe
usted, mi bu-bu-buen señor... hip.. pashaba yo por aquí y al paresher
de...brrrppp bió haber algún tipo de tremotro
- Lo que me faltaba -dijo el peleador poniéndose de pié-
- Po-po-por favor no she lo vaiya a deshir a mu mujer... hip... shi me encuentda
aquí eshtoy muer-estoy mueeee-muerto
- Está bien, aléjese... no queremos problemas
- ¡Oh!, mi-mi-mil grashias she-sheñor... hip... tenga, cre-creo
que esshto she le reshpaló nel bolshillo
Los ojos de Sano se entrecerraron levemente... sólo quienes estaban en su mesa lo notaron
- Gracias... y vete con
cuidado... trata de dormir por allí antes de ver a tu esposa
- ¡Puf!... ya... ya... ya me recor-re-recordó a la gruñona
esha... -dijo antes de transponer el umbral de la puerta-
- ¿Amigo tuyo? -preguntó
Aoshi-
- No lo sé aún -dijo Sano abriendo el sobre y presionando fuertemente
entre sus manos una hoja en blanco-
Pasó cosa de un minuto hasta que el peleador separó sus manos dejando ver una hoja donde ahora aparecían claramente escritos en caracteres cirílicos un par de párrafos
- Reacciona con
el calor y la humedad, si es que aún se lo están preguntando...
Debemos partir de inmediato. Hei Shin ha salido de la posada hace unos minutos...
han dispuesto una casa donde llegar en Pusán... tendremos todo lo que
necesitaremos allí... además de ello nos previenen que nos estará
buscando la policía del lugar... ¿les molestaría ser mis
guardaespaldas?
- ¿A que te refieres?
- En el sobre hay un pasaporte Británico expedido en Hong Kong a nombre
de Li Chan Dao, así como un salvoconducto del gobernador de Shangai para
él y dos guardaespaldas locales... podremos pasar por sobre cualquier
control policíaco con sólo exhibirlo... no necesito decirles que
su actuación debe ser creíble
- Nadie te tocará un pelo, te lo aseguro -dijo Misao-
- Excelente... ahora vamos
Junto con estas palabras Sanosuke se hechó a la boca el papel, y luego de masticarlo un par de veces se lo tragó
- No pongan esa cara... es papel de arroz, literalmente... no me hará daño -dijo a sus sorprendidos acompañantes-... de prisa, el tiempo vuela
Salieron de esa forma de la ciudad de Port Arthur. Luego de una veloz cabalgata inicial lograron tener señales claras del reciente paso de Hei Shin por el camino donde ahora transitaban... al caer la noche pudieron por fin obtener contacto visual con él. A todas luces se dirigía a galope tendido en pos de su objetivo... de mantener ese ritmo llegaría con el anochecer del día siguiente a la ciudad de Pusán; todo ello era algo que redundaba en directo beneficio de sus perseguidores, ya que el cuidado que ponía en huir de forma discreta era algo que sólo existía en la mente del chino.
A la misma hora, cuando el sol aún no acababa de dar paso a la obscuridad nocturna, una reunión daba comienzo en otro lugar para despejar algunas dudas respecto al juego de espejos que ahora comenzaba a dar sus primeros frutos...
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