DAIGAKU
UniversidaD
Ranma ½ - Marmalade Boy – Touch – Kimagure Orange Road – Magic Knight Rayearth – D.N.A 2 - Captain Tsubasa – Ah! Megami-sama – 3x3 eyes.
Capítulo 4: Quiebres.
Tomoko caminaba con rapidez por uno de los jardines internos de la Universidad. Miró su reloj.
-Ryuuji ya debe haber salido del hospital. Llamaré para verificar. – se dijo a sí misma. – que tonto, ¿por qué habrá insistido en que me viniera a Hokkaido antes que él? Podría haberlo esperado, tan solo eran tres días...
-así que aquí es donde estudias, Tomoko.
La chica se giró al escuchar esa voz a sus espaldas. Sin darse cuenta a pocos pasos de ella se encontraba un chico de su misma edad, de cabellera muy corta y rubia, unas pequeñas ojeras de cansancio y una palidez notoria. Aún así se notaba que en algún momento aquel fue un chico muy atractivo.
-¡Ryuuji! ¿Qué haces aquí? Estaba pensando en llamarte ahora.
-me dieron de alta con un día de anticipación. – explicó él.
-¿por qué no me avisaste? – preguntó ella con una sonrisa de felicidad.
-tenemos que hablar.- respondió Ryuuji, muy serio.
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En la habitación 121 hay cuatro chicos conversando animadamente.
-hey, Yakumo, me contaron que te asignaron como tutor de una chica extranjera. – comenta Tatsuya. – y dime, ¿es bonita?
-sería mejor que no hicieras esa clase de preguntas, amigo mío, Minami y Hikaru podrían enojarse si te escuchan. – respondió Yakumo.
-ja, seguro que no respondes por miedo a la reacción de tu novia. – dijo Tatchan indicando a la chica que abrazaba a su amigo en ese momento.
-¡no digas tonterías! – exclamó Yakumo, sonrojado.
-¿a qué se refieren? – pregunta Pai, ingenua.
Ranma se rió de buena gana ante la escena con Yakumo tratando de evitar que Tatsuya responda a la pregunta.
Tatchan se distrajo mirando el reloj que colgaba de la pared.
-¿dónde está Ginta? Su clase debió haber acabado hace rato... – comentó.
-ah, es que fue a buscar a un amigo que vendrá a estudiar aquí. Arimi y Fuu fueron con él.
Tatsuya iba a decir algo más, pero fue interrumpido. Alguien golpeó la entrada.
-esa debe ser Minami. – aseguró Ranma, como respondiendo a la pregunta no formulada de Uesugi. Se puso de pie y abrió la puerta. – hey, aquí hay un chico que te necesita, Mina... – se burló antes de darse cuenta quien era el que había tocado.
-sinceramente espero que no seas tú, Ranma, ya te he dicho que no eres mi tipo. – respondió la chica de la entrada: Naviki.
La sonrisa que tenía Ranma desapareció rápidamente y frunció el ceño.
-¿qué quieres?
-hablar, solo hablar. – respondió ella.
-vuelvo más tarde. – avisó el Saotome siguiendo a Naviki y cerrando la puerta tras de sí, dejando extrañados a sus amigos.
-¿y esa quién era? – preguntó Fujii.
-es bonita... – comentó Tatsuya.
-es una de las hermanas de Akane Tendo. – aclaró Pai.
-¿qué? – dijeron ambos chicos al unísono.
-al parecer está estudiando aquí. Me encontré con ella ayer. – contó la muchacha china.
-vaya, Ranma si que tiene mala suerte... – murmuró Yakumo.
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Tres chicos esperan pacientemente en la estación de trenes.
-no llega... ¿crees que se ha perdido? – le pregunta Arimi a Ginta.
-no sé...
-tal vez debamos ir a buscarlo. – sugirió Fuu. - ¿qué apariencia tiene?
-alto, cabello azul oscuro, ojos azules... – comenzó a decir Arimi.
-¡ahí está! – interrumpió Ginta. Haciendo señas a un chico de las características descritas por su novia, con dos maletas y un bolso colgando de su hombro.
-hola chicos, tiempo sin verlos. – los saludó él.
-¿qué tal, Satoshi? ¿Cómo estuvo el viaje? – preguntó Ginta, mientras se le acercaba y lo ayudaba con las maletas.
-bien, bien. – Miwa miró a la chico que acompañaba a sus amigos. – hola, me llamo Satoshi Miwa, ¿con quién tengo el honor?
El recién llegado tomó la mano de ella y se la besó. Fuu se sonrojó, Arimi hizo una mueca y a Ginta le cayó una gota de sudor.
-Fuu Huonji, un gusto en conocerte.
-igualmente.
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Hikaru se entretenía oliendo el perfume de las flores del parque que estaba cerca del edificio donde vivía. Eso la relajaba y le hacía recordar los buenos tiempos del pasado, cuando ella, Kyosuke y Madoka hacían todo juntos...
-¿qué estarán haciendo ellos ahora? – se preguntó en voz alta.
-¿ellos quienes? – preguntó una voz a sus espaldas.
Hikaru se giró bruscamente y su mirada se cruzó con la de Tarou.
-hola, pasaba por aquí, te vi entre las flores y me decidí a saludarte. – explicó él.
-ah, hola. – saludó ella de vuelta con algo de torpeza.
-¿te parece si te invito a tomar un café en algún lugar y conversar? – le propuso Misaki.
-... uh... bueno.
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-¿de qué quieres hablar, Naviki? – preguntó de mala gana Saotome.
-¿por qué estás enojado conmigo? Yo no te he hecho nada.
-¿huh? – Ranma se sorprendió. Esa no era la manera de comenzar una conversación "a la Naviki".
-cual sea el problema que hayas tenido tú con Akane no tiene porqué afectarme a mi. – siguió Naviki con voz sincera.
-yo... – Ranma reflexionó. Eso era cierto, su resentimiento no era contra Naviki, aún así... – es solo que no quiero saber nada sobre Akane ni su familia, eso es todo. – finalizó y dio media vuelta para regresar al edificio.
Naviki toma su mano y lo detiene.
-no te vayas todavía. – le pidió. – hay algo de lo que quiero hablarte. Sé que no te va a gustar, pero...
-¡no molestes, Naviki. Ya te lo dije, no quiero saber nada de...!
-Shinnosuke murió.
-¿qué? – Ranma entró en Shock, y preguntó por inercia... - ¿y qué pasó con Akane?
-¿no qué no querías saber nada más de ella? – dijo Naviki, con un tono de voz más familiar para Ranma.
Él bajó la vista al suelo con impotencia. Cuando vuelve a alzar la vista, distingue la figura de Tomoko acercándose corriendo.
-maldición. – murmuró.
No quería encontrarse con ella ahora, la situación era demasiado incomoda. Un momento. Ella no parecía haber notado su presencia, es más, estaba... ¿llorando?
-¡Tomoko! – la llamó.
Cuando ella vio a Ranma se lanzó en sus brazos buscando consuelo. Éste no entiende que le pasa a su amiga, hasta que ve a un hombre a lo lejos, en la dirección en la que venía Tomoko.
-abrázame. – le pidió ella. – abrázame por favor. – repitió y comenzó a ahogar sus lágrimas en la camisa del muchacho.
-Tomoko, ¿qué te pasó? ¿quién era ese?
Saeki no paraba de llorar. Ranma iba a ir dispuesto a decirle unas cuantas verdades al maldito que la había dejado así, pero ésta lo detuvo.
-no vayas. – dijo en un susurro. – no me dejes sola.
Ranma apretó los puños al ver como el hombre se alejaba del lugar, pero luego giró su mirada hacia Tomoko e hizo lo que ella le pedía, abrazarla con fuerza.
Naviki no pudo más que sentirse incomoda con aquella escena en la que ella no encajaba.
-Ranma, creo que mejor me voy. Hablaremos en otra ocasión. – dijo y se retiró.
El joven Saotome no dijo nada y siguió consolando a su amiga.
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Cerca de las instalaciones de la Universidad hay una pequeña cafetería familiar en la que casualmente van los estudiantes a relajarse un poco o a estudiar con tranquilidad. Se llama "Donny'ts", y fue el lugar escogido por Misaki para invitar a Hikaru.
Hiyama emitió una risita.
-¿qué es tan gracioso?
-nada, es solo que este lugar me trae muchos recuerdos. Aquí conocí a Tatchan.
-ah, ¿son amigos desde hace mucho tiempo con Uesugi?
-nah, solo nos conocemos desde hace un año.
-parecen muy cercanos...
-si, podría decirse que somos cercanos.
-el otro día me acordé porqué su cara me era tan familiar. Él jugaba baseball antes ¿no? Fue un jugador sobresaliente del Koshien de algunos años atrás.
-¿te refieres a Tatsuya Uesugi o a Kazuya Uesugi?
-Tatsuya... ese es su nombre ¿no?
-si, lo que pasa es que Tatchan tenía un hermano que jugó con él para esa ocasión. – explicó Hikaru.
-ah, pero es a Tatsuya a quien me refiero. ¿Por qué ya no juega? No lo he visto en los entrenamientos y...
-...el doctor le prohibió jugar. Tiene un problema en la espalda, podría quedar invalido. – respondió Hikaru con un dejo de tristeza mientras jugaba con la taza de su café.
-oh, lo siento, no debí preguntar.
-no, está bien. Es él el que tiene problemas al hablar del tema, no yo. – la chica emitió una sonrisa. – ¿por qué no hablamos de otra cosa? Cuéntame de ti, ¿por qué viniste a estudiar aquí? De seguro que a un jugador de fútbol tan famoso como tú le deben ofrecer muchas becas y en lugares mucho más cercanos a la capital.
-no es para tanto. – dijo Tarou, sonrojado. – además, quería relajarme un poco. Es cierto que aunque tenga la pierna echa trizas seguiré jugando fútbol, pero mantenerme lejos de la tentación tal vez sea la mejor medicina.
-eso dicen...
-¿y tú? Por tu acento se nota que tú tampoco eres de acá.
-ah, yo me vine a terminar la preparatoria aquí por el trabajo de mi padre. Y luego decidí quedarme y comenzar de nuevo.
-debes haber dejado muchos amigos.
-no tantos. Pero lo que más necesitaba era alejarme de ellos en ese momento... – murmuró ella con melancolía, mirando por la ventana hacia fuera, donde caía la tarde.
-¿huh? ¿y por qué?
-no es nada.
-no creo que haya sido nada si es que te alejaste de esta manera de ellos. ¿Has vuelto a verlos después?
-no... es que no... no me atrevo... – Hikaru cerró los ojos por un momento, para volverlos a abrir dispuesta a cambiar el tema. – olvida mis problemas, hablemos de otra cosa.
-no puedes estar siempre huyendo de tus problemas. – sentenció Tarou. - ¿por qué no me cuentas que pasó? Tal vez no pueda aconsejarte, pero siempre es bueno desahogarse. – le recomendó él con una sonrisa sincera.
Hikaru sin darse cuenta se sonrojó.
"Este chico, tal vez..."
Continuará...
