Hoy vi tu nombre escrito en un libro, el personaje no tiene nada que ver
contigo. Nadie tiene nada que ver contigo. Al verlo no pude continuar con
la lectura, me encanto verlo escrito en otro lugar que no fuera mi
cuaderno, mi mano u otro lugar totalmente escondido y privado pero, a la
vez me consterno y trajo recuerdos que me esforzaba por olvidar para leer
un momento, sin tu cara en cada rincón.
Durante el trayecto no hablamos mucho, no era necesario. El me decía todo con los ojos y a pesar de que esto me apenaba también me hacia sentir bien. ¿Por qué tanto escándalo en el comedor, Abraham? -corte una de sus largas miradas-. ¿Escándalo? ¡Oh! Te refieres a esta mañana. No fue nada. Ya sabes como son, siempre molestando. ¿Y las palmadas? -creía saber todo, aun así le pregunte sobre el tema- Le gané a Sebastián en un jueguito muggle. Nada importante, no mas que este momento.
Me limite a sonreír sinceramente y abrazarlo. No pregunte más. Llegamos a Hogsmade. Los demás se abalanzaron sobre las tiendas de dulces y bromas pero no nosotros. Abraham me llevo a un lugar que nunca había visitado en aquel pueblo mágico. Caminamos varios minutos e incluso saltamos algunas bardas. Cuando por fin llegamos a una pequeña cueva, entramos en ella solo para perdernos de vista, ni mas allá ni mas acá, entonces tomó mis manos e hizo un enorme esfuerzo por comenzar a hablar. Perdón por traerte hasta aquí. Tal vez prefieras tomar cerveza de mantequilla o comprar ropa, yo que se... Esta bien. No necesito nada y me gusta estar contigo, donde sea. -fui sincera aunque no sabia de que se trataba-. Ahora dime que pasa. Quiero decirte algo.
Su tono de voz no me gusto nada. Estaba nervioso, tal y como una noche antes, cuando me había pedido ser su novia. Dímelo. Sabes, por la mañana... bueno.... tu te diste cuenta de que los muchachos se mofaban y todo eso... ¿A que va todo esto? ... pues ellos piensan que tu y yo.... tu sabes... ellos creen que lo hicimos ayer, por la noche, en el bosque o la sala común. Yo... lo he negado pero, insisten y... .. ¿y? Solo quería que lo supieras. Oír esta ultima frase me devolvió el alma al cuerpo, pensé que habría querido hacer algo al respecto, para callar o... probar ese rumor. Abraham, bien sabes que lo que digan o no va sin importarme, lo sabes, así es. ¿Por qué te preocupas? No quiero que te molesten.
Estaba por acercarse a mi cuando un terrible relámpago cruzo el cielo comenzando con un aguacero que apenas y dejaba ver el cielo a unos cuantos metros. Mejor vamos al pueblo, deben estar por irse. -le dije antes de que ni yo misma me hubiera podido separar de el o moverme siquiera-.
Aun con la lluvia no corrimos, no era muy importante. Abraham, después de un rato pensó que seria mejor que no nos mojáramos No quiero que enfermes, hizo algo con su varita y ahora el agua era repelida, aun así no estábamos del todo secos. Cuando llegamos, las tiendas estaban abarrotadas de alumnos que intentaban protegerse de la lluvia. Buscamos algún prefecto que nos informará, decidimos ir a Las tres escobas, todos estarían ahí bebiendo. Efectivamente, encontramos ahí a la profesora McGonagall. Señorita Finn, esta usted empapada. Abraham, estas temblando. -la profesora nos tomo por los hombros y nos dirigió a una mesa casi vacía, excepto por...- señorita, White, ¿puede compartir la mesa? -no espero respuesta de la niña y nos obligo a sentarnos prácticamente y se alejo de la mesa-. Dos cervezas de mantequilla, rápido. ¿Dónde estaban, Finn? No los he visto en todo el paseo.
Ninguno de los dos contestamos. Abraham me abrazo y seguía temblando pero no contesto. Apuesto a que estaban por ahí, escondidos, haciendo yo que se cuantas cosas indebidas. ¿Por qué insistes en eso, Nicole? -a pesar de que Abraham me detenía, no pude aguantar las ganas de contestar su comentario- No lo nieguen. Desde antes de... bueno, siempre han estado muy unidos -dijo esto en el mas falso tono cursi que pudo- y, no les creo eso de que solo sean amigos. Tienes razón, White. Ya no somos amigos. Sara es mi novia y será mejor que nos dejes en paz. ¿Tienes alguna pregunta o comentario tonto que hacer ahora?
Nicole se levanto de su asiento y se fue con otras chicas de Ravenclaw sin prestar atención a su platica, solo mirándonos con recelo. La profesora McGonagall no tardo mucho en llegar con un par de tarros rebosantes en cerveza de mantequilla que Abraham no dejaba de mirar desde que estuvieron en la barra. Van por mi cuenta, Abraham. Beban pronto, están heladísimos, no quiero que se enfermen.
La profesora McGonagall siempre había sido muy complaciente con Abraham, lo quería demasiado y lo cuidaba mas. Se sentó frente a nosotros y tomo su té también. No es que sea de mi incumbencia pero, me he enterado de que su amistad a dado un giro. Pues, verá profesora -Abraham estaba ahora mejor y no se inhibió con el comentario, contrario a mi- usualmente esos comentarios son falsos, ya sabe, no soportan ver que después de tanto tiempo Sara y yo solo fuéramos amigos... ¿Fueran? -interrumpió la profesora- Si, vera, ahora somos... bueno, ella es... mi novia.
Me sonroje terriblemente pero no pude evitar sentirme la mas orgullosa y afortunada en Hogsmade y sonreí. Vaya. Pues, felicitaciones Sara. A ti también, Abraham. No saben que gusto me da verlos juntos, no podría ser de otro modo. Espero que con esto no aumenten los Sara y Abraham en los apuntes del contrario.
Los tres reímos. Era cierto que yo escribía mas veces el nombre de Abraham que de las que el lo hubiera escrito él en cualquier otro lugar y me encanto escuchar que el hacia lo mismo con mi nombre en sus apuntes. Profesora, ¿no seria prudente comenzar a organizar a los grupos para el regreso? Así estaremos listos en cuanto la lluvia acabe. -Abraham se sentía notablemente mejor-. Bueno, Abraham, me temo que la lluvia no parará si no hasta talvez un par de días. Entonces, ¿cómo iremos al castillo? ¿piensa usar polvos flu, acaso? De hecho los he utilizado ya. Fui al castillo he informado a Dumbledore del asunto, puesto que somos demasiados para volver con cualquier medio mágico, el director ha autorizado que nos quedemos en Hogsmade el tiempo suficiente. ¿Y las clases, profesora? Bueno, Sara, me temo que perderán unas cuantas para el lunes pero, como el final de curso se acerca solo nos preocuparemos por que agreguen unas cuantas horas de estudio y listo. ¿No somos muchos alumnos? ¿Cómo dormiremos? Pues, el hotel se dará abasto y aquí, en Las tres escobas hay algunas habitaciones, incluso en Honeydukes nos alquilaran bodegas que con unas cuantas camas provisionales estarán perfectas.
Dicho y hecho. Los alumnos comenzaron ha hacer pequeños grupos de amigos que deseaban dormir juntos. Abraham y yo no nos preocupamos por donde dormir, no nos pareció importante. Que error cometimos. Por ser los últimos en pedir instrucciones nos asignaron la habitación mas alejada en una tiendita de guantes, ni siquiera se tomaron la precaución de que no éramos de la misma casa. Aun así, muy temprano para dormir, nos fuimos al cuartito alejado y nos acomodamos pronto sobre bolsas de dormir, almohadas y mantas. Era una habitación realmente agradable, por el decorado parecía haber pertenecido a una muchacha. Habían fotos de perros y gatos que para mi gusto eran demasiado bonitas para ser agradables, Abraham las tapo todas, incluso intento modificar algunas para que los animales parecieran aterradores, Que susto se darán. A que puedo atraer o aparecer una cama... o dos. -Abraham se negaba a dormir así-. Solo necesito recordar una par de conjuros y... Abraham, ¿no estas cómodo? No, odio esto. Levántate, es cuestión de unas palabritas y listo, tendremos la cama mas cómoda del mundo, vamos.
Pronuncio hechizos incompletos e incluso totalmente erróneos pero al final teníamos una cama hecha con todas las mantas, almohadas y bolsas de dormir que antes estaban en el suelo. Servida, señorita. Su cama. Mejor me apresuro, talvez pueda hacer otra con esas bolsas de plumas y trapos..
Había dicho, en cierta parte lo que estaba pensando. No sabia si era buena idea que durmiéramos juntos, en una cama y solos. Por supuesto lo habíamos hecho muchas veces, en su casa, la mía e incluso el colegio pero, esta vez me pareció diferente. No lo hagas ¿Qué dices, Sara? Podemos dormir en la misma cama. A menos que te incomode. Pero, ¿qué estas diciendo? Yo encantado, pensé que no te gustaría. Ya ves que si. Sabemos lo que hacemos, esta bien si dormimos juntos.
Así nos dispusimos a hacer. Los elfos había traído quien sabe como, algunas de nuestra ropas así que yo me puse lo que llamaba pijama mientras Abraham hacia lo mismo. Por alguna incomprensible razón estábamos apenados. Nosotros que nos habíamos cambiado juntos desde la niñez y que habíamos sido los mejores amigos para pasar a ser una pareja. Yo que se como fue pero, logramos vestirnos y acomodarnos en la muy confortable cama. Por instantes lo único que deseaba era abrazarlo pero lo que pudiera pasar después me aterrorizaba, no sabia como comportarme. Supongo que el estaba en el mismo dilema puesto que a veces sentía su mano a punto de tocar mi hombro pero de inmediato, como si arrepintiera la alejaba lentamente. Ya estuvo bien. -después de mucho rato decidí hablar las cosas, si había a alguien a quien le tenia confianza era el y lo sabría comprender-. Vamos a hablar. Va-vamos a hablar, pues. Ya se que no es normal que una pareja duerma en la misma cama pero, nos tenemos confianza, ¿qué no? Claro, Sara, eso esta de sobra a decir. Pues, dejémonos de tonterías, si me quieres abrazar... hazlo, yo no tengo inconveniente. Te quiero abrazar, y tampoco tengo inconveniente en que tu lo hagas. Bien. Bien.
Otra vez me sentí cómoda. Me voltee y de inmediato el brazo de Abraham me rodeo como era de esperarse. Me disponía a dormir o al menos a dejar de pensar en el asunto pero no podía. El estaba ahí, acostado, tal vez durmiendo, aun así el deseo de besarlo y abrazarlo también me invadía, no quería hacerlo pues no sabia la impresión que causaría en él. Pensando bien las cosas, ya le había dado muchas vueltas al asunto así que decido hacer lo que en realidad quería sin pasar a mas. Me di vuelta y le abrase también después de darle un beso muy corto solo para decirle Buenas noches. No sabia si eso era lo que en realidad quería pero me sentí mejor. En un momento pasamos de un simple beso a dos, tres y cuatro.
Durante el trayecto no hablamos mucho, no era necesario. El me decía todo con los ojos y a pesar de que esto me apenaba también me hacia sentir bien. ¿Por qué tanto escándalo en el comedor, Abraham? -corte una de sus largas miradas-. ¿Escándalo? ¡Oh! Te refieres a esta mañana. No fue nada. Ya sabes como son, siempre molestando. ¿Y las palmadas? -creía saber todo, aun así le pregunte sobre el tema- Le gané a Sebastián en un jueguito muggle. Nada importante, no mas que este momento.
Me limite a sonreír sinceramente y abrazarlo. No pregunte más. Llegamos a Hogsmade. Los demás se abalanzaron sobre las tiendas de dulces y bromas pero no nosotros. Abraham me llevo a un lugar que nunca había visitado en aquel pueblo mágico. Caminamos varios minutos e incluso saltamos algunas bardas. Cuando por fin llegamos a una pequeña cueva, entramos en ella solo para perdernos de vista, ni mas allá ni mas acá, entonces tomó mis manos e hizo un enorme esfuerzo por comenzar a hablar. Perdón por traerte hasta aquí. Tal vez prefieras tomar cerveza de mantequilla o comprar ropa, yo que se... Esta bien. No necesito nada y me gusta estar contigo, donde sea. -fui sincera aunque no sabia de que se trataba-. Ahora dime que pasa. Quiero decirte algo.
Su tono de voz no me gusto nada. Estaba nervioso, tal y como una noche antes, cuando me había pedido ser su novia. Dímelo. Sabes, por la mañana... bueno.... tu te diste cuenta de que los muchachos se mofaban y todo eso... ¿A que va todo esto? ... pues ellos piensan que tu y yo.... tu sabes... ellos creen que lo hicimos ayer, por la noche, en el bosque o la sala común. Yo... lo he negado pero, insisten y... .. ¿y? Solo quería que lo supieras. Oír esta ultima frase me devolvió el alma al cuerpo, pensé que habría querido hacer algo al respecto, para callar o... probar ese rumor. Abraham, bien sabes que lo que digan o no va sin importarme, lo sabes, así es. ¿Por qué te preocupas? No quiero que te molesten.
Estaba por acercarse a mi cuando un terrible relámpago cruzo el cielo comenzando con un aguacero que apenas y dejaba ver el cielo a unos cuantos metros. Mejor vamos al pueblo, deben estar por irse. -le dije antes de que ni yo misma me hubiera podido separar de el o moverme siquiera-.
Aun con la lluvia no corrimos, no era muy importante. Abraham, después de un rato pensó que seria mejor que no nos mojáramos No quiero que enfermes, hizo algo con su varita y ahora el agua era repelida, aun así no estábamos del todo secos. Cuando llegamos, las tiendas estaban abarrotadas de alumnos que intentaban protegerse de la lluvia. Buscamos algún prefecto que nos informará, decidimos ir a Las tres escobas, todos estarían ahí bebiendo. Efectivamente, encontramos ahí a la profesora McGonagall. Señorita Finn, esta usted empapada. Abraham, estas temblando. -la profesora nos tomo por los hombros y nos dirigió a una mesa casi vacía, excepto por...- señorita, White, ¿puede compartir la mesa? -no espero respuesta de la niña y nos obligo a sentarnos prácticamente y se alejo de la mesa-. Dos cervezas de mantequilla, rápido. ¿Dónde estaban, Finn? No los he visto en todo el paseo.
Ninguno de los dos contestamos. Abraham me abrazo y seguía temblando pero no contesto. Apuesto a que estaban por ahí, escondidos, haciendo yo que se cuantas cosas indebidas. ¿Por qué insistes en eso, Nicole? -a pesar de que Abraham me detenía, no pude aguantar las ganas de contestar su comentario- No lo nieguen. Desde antes de... bueno, siempre han estado muy unidos -dijo esto en el mas falso tono cursi que pudo- y, no les creo eso de que solo sean amigos. Tienes razón, White. Ya no somos amigos. Sara es mi novia y será mejor que nos dejes en paz. ¿Tienes alguna pregunta o comentario tonto que hacer ahora?
Nicole se levanto de su asiento y se fue con otras chicas de Ravenclaw sin prestar atención a su platica, solo mirándonos con recelo. La profesora McGonagall no tardo mucho en llegar con un par de tarros rebosantes en cerveza de mantequilla que Abraham no dejaba de mirar desde que estuvieron en la barra. Van por mi cuenta, Abraham. Beban pronto, están heladísimos, no quiero que se enfermen.
La profesora McGonagall siempre había sido muy complaciente con Abraham, lo quería demasiado y lo cuidaba mas. Se sentó frente a nosotros y tomo su té también. No es que sea de mi incumbencia pero, me he enterado de que su amistad a dado un giro. Pues, verá profesora -Abraham estaba ahora mejor y no se inhibió con el comentario, contrario a mi- usualmente esos comentarios son falsos, ya sabe, no soportan ver que después de tanto tiempo Sara y yo solo fuéramos amigos... ¿Fueran? -interrumpió la profesora- Si, vera, ahora somos... bueno, ella es... mi novia.
Me sonroje terriblemente pero no pude evitar sentirme la mas orgullosa y afortunada en Hogsmade y sonreí. Vaya. Pues, felicitaciones Sara. A ti también, Abraham. No saben que gusto me da verlos juntos, no podría ser de otro modo. Espero que con esto no aumenten los Sara y Abraham en los apuntes del contrario.
Los tres reímos. Era cierto que yo escribía mas veces el nombre de Abraham que de las que el lo hubiera escrito él en cualquier otro lugar y me encanto escuchar que el hacia lo mismo con mi nombre en sus apuntes. Profesora, ¿no seria prudente comenzar a organizar a los grupos para el regreso? Así estaremos listos en cuanto la lluvia acabe. -Abraham se sentía notablemente mejor-. Bueno, Abraham, me temo que la lluvia no parará si no hasta talvez un par de días. Entonces, ¿cómo iremos al castillo? ¿piensa usar polvos flu, acaso? De hecho los he utilizado ya. Fui al castillo he informado a Dumbledore del asunto, puesto que somos demasiados para volver con cualquier medio mágico, el director ha autorizado que nos quedemos en Hogsmade el tiempo suficiente. ¿Y las clases, profesora? Bueno, Sara, me temo que perderán unas cuantas para el lunes pero, como el final de curso se acerca solo nos preocuparemos por que agreguen unas cuantas horas de estudio y listo. ¿No somos muchos alumnos? ¿Cómo dormiremos? Pues, el hotel se dará abasto y aquí, en Las tres escobas hay algunas habitaciones, incluso en Honeydukes nos alquilaran bodegas que con unas cuantas camas provisionales estarán perfectas.
Dicho y hecho. Los alumnos comenzaron ha hacer pequeños grupos de amigos que deseaban dormir juntos. Abraham y yo no nos preocupamos por donde dormir, no nos pareció importante. Que error cometimos. Por ser los últimos en pedir instrucciones nos asignaron la habitación mas alejada en una tiendita de guantes, ni siquiera se tomaron la precaución de que no éramos de la misma casa. Aun así, muy temprano para dormir, nos fuimos al cuartito alejado y nos acomodamos pronto sobre bolsas de dormir, almohadas y mantas. Era una habitación realmente agradable, por el decorado parecía haber pertenecido a una muchacha. Habían fotos de perros y gatos que para mi gusto eran demasiado bonitas para ser agradables, Abraham las tapo todas, incluso intento modificar algunas para que los animales parecieran aterradores, Que susto se darán. A que puedo atraer o aparecer una cama... o dos. -Abraham se negaba a dormir así-. Solo necesito recordar una par de conjuros y... Abraham, ¿no estas cómodo? No, odio esto. Levántate, es cuestión de unas palabritas y listo, tendremos la cama mas cómoda del mundo, vamos.
Pronuncio hechizos incompletos e incluso totalmente erróneos pero al final teníamos una cama hecha con todas las mantas, almohadas y bolsas de dormir que antes estaban en el suelo. Servida, señorita. Su cama. Mejor me apresuro, talvez pueda hacer otra con esas bolsas de plumas y trapos..
Había dicho, en cierta parte lo que estaba pensando. No sabia si era buena idea que durmiéramos juntos, en una cama y solos. Por supuesto lo habíamos hecho muchas veces, en su casa, la mía e incluso el colegio pero, esta vez me pareció diferente. No lo hagas ¿Qué dices, Sara? Podemos dormir en la misma cama. A menos que te incomode. Pero, ¿qué estas diciendo? Yo encantado, pensé que no te gustaría. Ya ves que si. Sabemos lo que hacemos, esta bien si dormimos juntos.
Así nos dispusimos a hacer. Los elfos había traído quien sabe como, algunas de nuestra ropas así que yo me puse lo que llamaba pijama mientras Abraham hacia lo mismo. Por alguna incomprensible razón estábamos apenados. Nosotros que nos habíamos cambiado juntos desde la niñez y que habíamos sido los mejores amigos para pasar a ser una pareja. Yo que se como fue pero, logramos vestirnos y acomodarnos en la muy confortable cama. Por instantes lo único que deseaba era abrazarlo pero lo que pudiera pasar después me aterrorizaba, no sabia como comportarme. Supongo que el estaba en el mismo dilema puesto que a veces sentía su mano a punto de tocar mi hombro pero de inmediato, como si arrepintiera la alejaba lentamente. Ya estuvo bien. -después de mucho rato decidí hablar las cosas, si había a alguien a quien le tenia confianza era el y lo sabría comprender-. Vamos a hablar. Va-vamos a hablar, pues. Ya se que no es normal que una pareja duerma en la misma cama pero, nos tenemos confianza, ¿qué no? Claro, Sara, eso esta de sobra a decir. Pues, dejémonos de tonterías, si me quieres abrazar... hazlo, yo no tengo inconveniente. Te quiero abrazar, y tampoco tengo inconveniente en que tu lo hagas. Bien. Bien.
Otra vez me sentí cómoda. Me voltee y de inmediato el brazo de Abraham me rodeo como era de esperarse. Me disponía a dormir o al menos a dejar de pensar en el asunto pero no podía. El estaba ahí, acostado, tal vez durmiendo, aun así el deseo de besarlo y abrazarlo también me invadía, no quería hacerlo pues no sabia la impresión que causaría en él. Pensando bien las cosas, ya le había dado muchas vueltas al asunto así que decido hacer lo que en realidad quería sin pasar a mas. Me di vuelta y le abrase también después de darle un beso muy corto solo para decirle Buenas noches. No sabia si eso era lo que en realidad quería pero me sentí mejor. En un momento pasamos de un simple beso a dos, tres y cuatro.
