Cap. 2: ¡peligro en la noche! ¡Un joven al rescate!
Ya estaba oscureciendo. Sakura y Kero caminaban por la calle, totalmente vacía. Sakura llevaba la foto en sus manos y la miraba. De pronto se detuvo.
- Kero, vete a casa. Yo vendré más tarde.
- ¿Dónde vas, Sakurita?
- Sólo quiero estar sola, nada más.
- De acuerdo.
- No me esperes, quizás vaya a tardar.
- Está bien, pero no me gusta que estés sola por la noche en la calle. Si tardas mucho saldré a buscarte.
- Kero, no me pasará nada, tranquilo. Si a las 9 de la noche no he llegado puedes empezar a preocuparte.
- Bien, si a las 9 no has llegado saldré a buscarte.
- Está bien. ¡Y vete de una vez, pesado!
Sakura vio a Kero alejarse volando alto para no ser visto. Acto seguido empezó a caminar sumida en sus pensamientos y, sin darse cuenta se encontraba en el parque, delante de los columpios donde Shaoran la había consolado el día en que fue rechazada por Yukito. Se sentó en el mismo columpio y se quedó allí, llorando en silencio, recordando a Shaoran. Al cabo de un rato dejó de llorar, pero continuó allí sentada, pensando en él.
- Oye, perdona- una voz la devolvió a la realidad.
Un chico de su edad estaba parado delante de ella. Vestía unos pantalones tejanos y un forro polar verde. Era alto y guapo, de pelo marrón y ojos marrones que la miraban.
- ¿Sí?
- Perdona, ¿podrías decirme dónde cae esta casa? Soy nuevo por aquí- el joven entregó a Sakura un papel con una dirección.
- Sí, mira. Coge ese camino y al final de la manzana gira hacia la derecha. Es la cuarta casa.
- Muchas gracias.
- De nada.
El joven miró los ojos verdes de Sakura y le dijo.
- ¿Has estado llorando?
- No, no, solo...
- Tienes los ojos húmedos y enrojecidos, y una lagrima en la mejilla. Ten, sécatela- le ofreció un pañuelo.
- Gracias- Sakura se secó los ojos y miró el pañuelo.
- "Es como el que me dio Shaoran, parece el mismo… ¡Pero que estoy diciendo! ¡Hay miles de pañuelos como éste!"- pensó Sakura, y se lo devolvió.
- ¿Te encuentras mejor?
- Sí, gracias- en eso que Sakura mira al chico y le ¡sonríe!- Ahora estoy más animada. De verdad que te estoy agradecida.
- Pero si yo no he hecho nada.
- Me has animado y te lo agradezco.
- Bueno, no creo que sea para tanto- el chico mira su reloj y exclama- ¡Oh, no! ¡Llego tarde! Perdona, me tengo que ir. Ya nos veremos, supongo. ¡Adiós!
- ¡Espera! ¿Cómo te…?
A Sakura no le dio tiempo a terminar la frase, el chico se había esfumado.
- Lástima. Quería saber su nombre para saber si es alguno de los nuevos alumnos que vendrán a mi clase en el próximo curso. Es un chico muy amable, parece muy simpático. Bueno, mejor vuelvo a casa antes de que se haga de noche. Últimamente ha habido algunos secuestros y asesinatos, no me extraña que Kero se preocupe. Pobrecillo… ¡Iré a comprarle unos dulces antes de volver!
Sakura se dirigió hacia una pastelería cercana al parque. A Kero le encantaban los dulces de ese lugar, y realmente los hacían muy bien. Allí la propietaria de la pastelería le enseñó a Sakura a hacer pasteles porque eran amigas y creyó que eso mantendría la mente de Sakura ocupada (pues conocía la triste historia), y aunque no sirvió de mucho el plan, por lo menos ahora la joven Sakura podía hacer cualquier tipo de pastel.
Al llegar vio a la propietaria de la tienda cerrando la puerta.
- ¡Hola Sakurita! ¿Qué haces por aquí a estas horas?
- Hola Kuri. ¿Me puedes vender unos pastelitos antes de cerrar? Porfa, hazme este favor.
- ¿Qué ya te has olvidado cómo se hacen?
- No, es que a ti te salen más bien que a mi.
- ¡Anda, pasa!
Cuando Sakura salió de la tienda vio que ya era de noche, así que llamó a Kero desde su móvil y le dijo que llegaría algo más tarde ya que le había comprado pastelitos. Kero le dijo que se diera prisa, que se estaba muriendo de hambre.
Sakura decidió coger un atajo para llegar antes a su casa. Luego se arrepintió. Iba por un callejón que estaba muy oscuro (y eso que tenía farolas) y eso la asustaba. Entonces se dio cuenta de un pequeño detalle al pensar en el chico de antes y sus ojos, le recordaban a Shaoran. ¡La dirección que pidió era la de la nueva casa de Tomoyo!
- Que extraño. ¿De qué se conocerán? Tomoyo nunca me habló de ningún amigo nuevo. Mañana se lo preguntaré. ¿Pero para qué debía ir ese chico a casa de Tomoyo?
Un ruido la sacó de sus nuevos pensamientos (antes solo pensaba en su querido Shaoran). Estaba segura de que había oído pasos. Escuchó. Nada, todo estaba en silencio.
- Habrán sido imaginaciones mías- se disponía a seguir caminando cuando se paró. Ahora sí que había oído pasos.
- ¿Hay alguien? ¿Quién anda ahí?- dijo con un hilo de voz sin atreverse a girarse. Estaba asustada, realmente asustada.
- Vaya, vaya, vaya. ¿Acaso te has perdido?- dijo un hombre saliendo de entre las sombras. Llevaba una enorme cicatriz en la cara y no parecía tener muy buenas intenciones, que digamos.
- No solo que estoy…
- Si te has perdido te ayudaremos a regresar a casa- dijo otro hombre que apareció a espaldas de la chica. Al girarse pudo ver un hombre alto y feo que llevaba una cuerda enrollada en un brazo.
- Eres una chica muy linda. ¿Cómo te llamas?- dijo el de la cicatriz.
- Sa… Sakura.
- Eres muy joven, Sakura. ¿Cuántos años tienes?
- Diecisiete.
- Realmente joven. Perfecto.
- ¿Perfecto? ¿El qué es perfecto?
- Sakura- dijo el hombre de la cuerda- ¿Quieres jugar a un juego con nosotros? Ya verás como te lo pasas bien.
- ¿Un juego? ¿Qué clase de juego?
- Tu sólo déjanos hacer a nosotros.
Dicho esto, el de la cicatriz, que estaba detrás de Sakura, la agarró. El otro se sacó la cuerda del brazo y ató las manos de la joven.
- Pero ¿qué me hacéis? ¡Desatadme! ¡Dejadme!- empezó a sollozar Sakura, que no podía hacer nada para defenderse.
Los hombres sonrieron perversamente.
- No te va a servir de nada gritar. Aquí no hay nadie. ¡Así que ahorra tus fuerzas!- dijo el de la cicatriz.
El otro hombre acercó su cara a la de Sakura.
- Tienes una cara muy bonita. ¿a que sí, Zas?
- Sí. Y también unos pechos muy bonitos. Déjamelos ver.
Se acercó a la pobre Sakura, que estaba temblando de miedo, incapaz de pronunciar palabra. Se puso delante de ella y le rompió el jersey hasta dejar sus pechos a la vista. El otro miraba y se iba desabrochando la bragueta del pantalón, mientras el tal Zas hacía lo mismo con Sakura.
- No te preocupes preciosa. Te va a gustar, ya lo verás- le dijo mientras se desabrochaba la bragueta.
- ¡No, no, no! ¡Por favor no! ¡Por favor!- gemía Sakura llorando.
- No llores. Esto te gustará mucho. Vamos, no te resistas- le dijo ese Zas mientras intentaba abrirle las piernas.
- ¡NO POR FAVOR! ¡NO! ¡S0CORRO!
- Ya te he dicho que no hay nadie por los alrededores. ¡Así que cállate!
Dicho esto le pegó una bofetada a Sakura, pero ella continuaba resistiéndose. El otro hombre sacó una navaja del bolsillo y se la dio a Zas. Éste le hizo un corte profundo en el brazo a Sakura, que gritó de dolor.
- Como sigas te corto el cuello. ¡Estate quieta de una vez!- y le propinó otro bofetón a la chica, tan fuerte que casi la deja inconsciente.
Sakura no se movió. El bofetón había sido muy fuerte, estaba perdiendo gran cantidad de sangre y llevaba rato forcejeando contra ese hombre que era más fuerte que ella. Ahora ya no tenía fuerzas ni para pedir ayuda.
- Vaya, veo que has perdido las fuerzas. Realmente me has dado problemas jovencita. No pensaba recurrir a la violencia. Dentro de un rato se habrá acabado todo y encontraran tu cuerpo demasiado tarde para salvarte la vida.
El hombre estaba a punto de "disfrutar" con la casi desmayada Sakura, cuando una voz se oyó.
- ¿Qué estáis haciendo? ¡Soltadla!
- ¡No te metas donde no te llaman y lárgate mocoso!
- ¡No soy ningún mocoso!
Sakura reconoció esa voz. Abrió los ojos y pudo ver al mismo chico de esa tarde, con el rostro serio.
- ¡Soltadla asquerosos!
- ¡Oblíganos si puedes!
El hombre de la cuerda se abalanzó a por el chico, éste lo esquivó y le propinó un puñetazo en el estómago , dejando al "malo" fuera de combate.
- ¡Maldito seas!- dijo Zas, levantándose de encima de Sakura.
Se abalanzó a por el chico, que lo esquivó con facilidad. Sakura pudo ver como Zas se disponía a atacar de nuevo, con la navaja escondida para sorprenderla.
- ¡Cuidado! ¡Lleva una navaja!
En ese momento Zas sacó la navaja dispuesto a clavársela al chico, pero gracias a la advertencia de Sakura, lo esquivó y con mucha rapidez se la sacó en otro ataque. Luego le propinó una patada en el estómago y un puñetazo en la cara, dejando al otro hecho añicos.
El chico se acercó rápidamente a Sakura, pero ella se había desmayado.
