Cap. 4: cartas descontroladas
¡¡En la ventana estaban flotando 3 cartas de Sakura!!!
- Pero… ¿De dónde…?- preguntaba Sakura.
De pronto se acordó de que el día anterior había llevado las cartas encima (siempre las llevaba, no sabía cuando las podría necesitar) dentro de una mochila (con el móvil y otras cosas dentro). Se acordó de que no había visto la mochila en todo el día.
- Mi mochila. ¿Y mi mochila?
- No vi ninguna mochila- le dijo el joven.
Sakura lo comprendió todo. Se había dejado la mochila con las cartas dentro la noche anterior, y ahora las cartas parecían estar muy enfadadas por haberlas dejado allá tiradas.
- "Como maestra de las cartas no las puedo dejar abandonadas. Debe ser por eso que se han revelado y han venido a buscarme"- pensó la muchacha- "deben de estar asustadas"
Mientras, a fuera estaban la carta rápida, fuego y viento. Se movían inquietas, como si esperaran a que Sakura fuera a cogerlas. Sakura se acercó a la ventana, dispuesta a cogerlas.
- ¡No te acerques! ¡Son peligrosas!- le gritó el joven.
En ese momento las cartas se elevaron y se fueron. Sakura salió de la casa y se puso a correr, pero no las veía. Decidió ir a buscarlas donde se dejó la mochila, quizás estuvieran allí. Pero el miedo a encontrarse con aquellos tipos le invadió, y no pudo seguir adelante. Tomoyo y el joven la atraparon poco después.
- ¿Qué te ha pasado? ¿Dónde ibas?- le preguntó el chico, que llegó antes que Tomoyo.
- Sólo quería ir a recuperar mi mochila- le contestó Sakura. El chico no podía saber nada de sus cartas.
- ¿Y para eso sales corriendo? ¿Por qué te has parado de golpe?
- Porque me la dejé donde esos tipos me atacaron- al decir eso se puso a temblar- Y me da miedo volverme a encontrar con ellos.
Tomoyo, sin decir una palabra, abrazó a Sakura para calmarla. Era obvio que lo de la noche anterior la había afectado más de lo que creían.
- Si quieres recuperar tu mochila, iremos todos a buscarla- dijo Tomoyo.
- Sí, vamos- dijo el chico.
Llegaron al callejón de la noche anterior. Sakura no de atrevía a entrar y casi se echa a llorar. El chico fue solo, Tomoyo se quedó con la pobre Sakura, que parecía un flan. Al rato el chico volvió con la mochila.
- ¡Mi mochila!
El joven le dio la mochila y Sakura miró en su interior. Allí estaba todo, y todas las cartas, menos las que había visto antes. Todas las demás estaban allí, excepto una.
- "No está. ¿Dónde andará? No iba con las otras cartas. Tengo que encontrarlas antes de que provoquen alguna catástrofe".
Entonces Sakura notó algo. Eran sus cartas, y estaban cerca. El chico también miró hacia donde se notaba el poder.
- "¿Qué puedo hacer? No puedo irme así, sin más. No puedo invocar la llave y dormir al chico, para eso tendría que esconderme. ¡Que puedo hacer!- Sakura miraba a Tomoyo, esperando que ella pudiese ayudarla.
- ¡Ahora que lo pienso! Estamos cerca de tu casa. Más vale que regreses, estarán preocupados por ti- suerte que Tomoyo tiene ideas.
- Es verdad. Tengo que volver a casa.
- Vamos, yo te acompaño- dijo Tomoyo- ¿Qué os parece si quedamos algún día los 3 para charlar? Ya os llamaré yo, ¿vale? ¡Adiós!
- Adiós- dijo Sakura.
- Adiós- contestó el chico.
Sakura y Tomoyo empezaron a correr hasta que perdieron de vista al joven. Aprovechando que no había nadie por la calle, Sakura transformó la llave en la vara y usó la carta sueño para dormir al pueblo entero (incluso a Tomoyo porque si las cartas estaban asustadas podrían atacarla. Aunque a ella no le hizo gracia, pues quería gravar a Sakura). Sakura se dirigió hacia el parque pingüino, donde venía el poder de sus cartas. Al llegar se encontró con una sorpresa. ¡¡El chico que le había salvado la vida estaba allí!! No podía ser, Sakura había dormido a todo el pueblo. ¿Cómo era posible que el chico estuviera allí, despierto? El chico se percató de la presencia de Sakura y se giró.
- ¿Qué estás haciendo aquí?- le preguntó.
- Lo mismo te pregunto.
En ese instante vio como la carta rápida, en su forma original, atacaba al chico, que la esquivaba con dificultad. Vio que a unos metros estaban también en su forma original viento y fuego, y se disponían a atacar al chico juntas mientras él estaba distraído con la carta rápida. Sakura vio que el chico se defendía con una espada. La carta rápida se puso al lado de las otras y se disponían a atacar juntas al chico, cansado de haber estado esquivando a rápida todo el rato. Las cartas se disponían a atacar cuando Sakura se puso en medio de ellas y el chico.
- ¡Sal del medio! ¡Te atacaran!- dijo el joven.
- ¡NO! ¡ALTO! ¡PARAD!- gritó Sakura a pleno pulmón.
Las cartas miraron a Sakura con mala cara.
- ¡¡Viento!! ¡¡Fuego!! ¡¡Rápida!! ¡¡Perdonadme!! Os dejé allá solas, lo sé. ¡¡Pero fue sin querer!! Sé que os asustasteis y por eso os escapasteis, lo siento. Siento no haber ido a buscaros antes, pero no volverá a ocurrir. ¡¡Perdonadme por favor!!
Las cartas se miraron unas a otras, sin saber qué hacer. La carta rápida se acercó a Sakura, que le mostró su mano en señal de amistad. Rápida se sintió de nuevo confiada y se fregó en las piernas de Sakura. Las otras cartas, al ver la reacción de rápida, se acercaron arrepentidas. Todas volvieron a su forma de carta y fueron en manos de Sakura. Sakura cogió sus cartas y las abrazó con dulzura.
- No volverá a ocurrir, os lo prometo a todas.
Se acordó entonces del chico. Cuando lo miró, vio que estaba completamente parado, incluso se le había caído la espada al suelo. Se acercó a él.
- ¿Estás bien? ¿Te han herido?
Pero él no contestaba. Estaba completamente pasmado.
