La historia de Soun y Noriko.
Soun y Noriko deambulaban juntos en este mundo desde sus primeros días en él. Ambas familias mantenían una antigua amistad, tanto así que Soun no podría relatar el momento exacto cuando la conoció, simplemente Noriko estaba en sus memorias más lejanas. Más que un recuerdo, una imagen o un momento, él recordaba una risa, ligera y armoniosa, la misma que lo acompañaría durante tantos años, pero no los suficientes.
Algunos de sus recuerdos con Noriko son mientras abrían sus regalos en navidad y él recibía su primera bicicleta con la cual los dos aprendieron a andar, o unas vacaciones en la playa, cuando ambos conocieron el mar, o el primer día del jardín de niños, donde Noriko no paraba de llorar y él tomó su mano para calmarla.
Siempre estuvieron juntos, siendo dos mitades de un todo, inseparables, protegiéndose y amándose, aún sin saber que significaban esas palabras.
De entre tantos recuerdos había uno en especial, un recuerdo que lo llenaba de ternura y nostalgia, e incluso risa, pero que al momento de vivirlo lo hizo sufrir bastante. Fue cuando llegó un estudiante nuevo a la preparatoria donde estudiaban ambos, específicamente al mismo salón, y como era de esperar era un joven apuesto y muy agradable. Se había trasladado a mitad de curso por el trabajo de su padre, y sin proponérselo había llamado la atención de más de una estudiante, a las pocas semanas de ingresar al establecimiento ya había alumnas que suspiraban por él, se preguntaban si habría dejado a alguna novia en su antigua ciudad o si ya se habría fijado en alguna muchacha local, y al parecer esta ultima opción era la ganadora, ya que se notaba una mayor preferencia por compartir su tiempo con Noriko.
Era común verlo esperarla en la entrada del colegio para ser el primero en saludarla y acompañarla al salón, o le proponía comer juntos o ser quien la acompañara hasta su hogar. Noriko con su buena voluntad e ingenuidad que la caracterizaban siempre aceptaba, se imaginaba siendo la chica nueva llegando a mitad de curso, sin conocer a nadie, su nuevo compañero le causaba algo de ternura y despertaba en ella un sentimiento de compasión, por ende, daba una respuesta afirmativa, acompañada con una sonrisa. Por desgracia para el recién llegado sus planes no salían como él lo deseaban, ya que Soun constantemente estaba entre medio de su intento por pasar un momento a solas con Noriko, y como no, si Soun llegaba junto con ella a clases, como cada mañana desde jardín de niños, ellos siempre almorzaban juntos, ya que Noriko preparaba el almuerzo para ambos, y en agradecimiento por ello, Soun se ofrecía a acompañarla de vuelta a su hogar, ocasionalmente se desviaban unos minutos para compartir un helado o un café, o a veces solo para hacer más duradero el momento.
Un día el alumno nuevo pidió hablar con Soun, a solas
–Quiero solicitar tu permiso para pedirle una cita a Noriko – Le soltó sin más.
Esas palabras dejaron helado a Soun, al no recibir respuesta el chico continuó – Le pregunté a los muchachos, ellos dijeron que debía hablarlo contigo primero, y tienen razón ustedes siempre están juntos, almuerzan juntos y se van de regreso a casa juntos, cada que volteo a verla ella está contigo, pero por lo que sé no tienen una relación, no son novios, pero antes de hacer cualquier cosa quería consultarlo contigo, no quiero tener problemas.
En la cabeza de Soun sonó un rotundo "¡Por supuesto que no!" Pero el muchacho tenía razón, ellos no eran nada.
–Con Noriko nos conocemos desde que llegamos a este mundo, hemos estado juntos toda la vida – tomó aire para continuar, el pánico de imaginarla con otro lo superaba – pero tienes razón, no somos novios, no puedo prohibirte que le pidas una cita.
El chico nuevo no pudo ocultar su alegría – ¡Perfecto! Muchas gracias Soun, estoy pensando en llevarla a esa cafetería nueva que el otro día mencionó, ¿Crees que le guste?
Con el semblante triste, pero con un intento de sonrisa le respondió – Es un buen lugar, pero debes preguntarle primero, es ella quien tiene la ultima palabra, si ella acepta yo no me opondré.
En el receso final del día Soun noto la ausencia de ambos, por lo que salió nervioso a buscarlos, primero se paseó por los pasillos, fingiendo una tranquilidad que en absoluto sentía, al no verlos su desesperación fue aumentado, comenzó a caminar cada vez más rápido, esto no estaría pasando si él le hubiera dicho en ese momento algo para frenar sus ideas de citas, pero ¿Qué iba a decirle? Era verdad, no eran novios, pero por el amor de dios era obvio que había algo más, sin embargo, nunca habían hablado de sus sentimientos, no había un título entre medio. Para él todo estaba claro, no necesitaba ningún nombre, pero siendo sinceros si le pidieran traducir esto mismo en palabras no podría hacerlo, ¿Qué es lo que en verdad sentía por ella? Era algo inmenso, pero liviano, cálido en el pecho, una sensación que siempre había tenido, algo que cambiaba cuando ocurrían cosas con Noriko, como cuando ella estaba cerca se hacia más cálido aun, inundando de a poco todo su cuerpo; o cuando por alguna razón se separaban se hacia pequeño pero muy pesado, en este momento eso se sentía como un agujero oscuro dentro de su pecho, pero ¿Qué significaba todo eso?
Para entonces ya estaba corriendo por el patio del lugar buscándolos, si no estaban ahí correría hasta la azotea, fue en eso cuando los encontró entre unos arboles, de pie uno frente a otro, Noriko tenia un semblante tranquilo, como siempre, pero junto con eso tenía algo más, algo que solo podría notar Soun, era un pequeño deje de tristeza y enojo.
–¿Así que eso fue lo que te dijo Soun?
–Si, dijo que estaba bien que te lo pidiera, porque ustedes no eran novios, pero que la respuesta finalmente la tendrías tu, entonces Noriko – Se acercó a ella y tomo su mano. Con esto Soun casi saltó sobre él – ¿Te gustaría tener una cita conmigo?
Noriko hizo una pequeña sonrisa y suavemente quitó su mano – Lo siento, pero no estoy interesada, se ve que eres un buen chico, cualquiera estaría muy feliz de que se lo pidieras, lo lamento.
El chico hizo una pequeña muestra de tristeza –Entiendo, perdón por incomodarte.
–No de ninguna manera, perdóname tú a mi – Ambos realizaron un pequeño gesto de despedida y el muchacho se fue.
Soun no podía más en su alegría, hasta se sintió un poco tonto por preocuparse tanto, ahora solo tenía que volver al salón lentamente y fingir demencia.
– Soun, sal del ahí.
Su corazón latía a mil por hora – ¿Cómo sabes que estoy acá?
Noriko sonrió – Te he ganado en las escondidas desde que aprendimos a jugar, yo siempre sé donde estás. Ven, quiero hablar contigo.
Soun se acercó temeroso, Noriko nunca se enojaba, era raro en ella, pero en ocasiones ocurría, temía que está fuera una de esas – ¿Es verdad que le dijiste que no había problema en que me pidiera una cita porque nosotros no somos novios? – Sus ojos en esos momentos solo acunaban una enorme tristeza.
Dolor, podía sentir su tristeza como propia, el haría cualquier cosa por evitar que la sintiera, pero no le mentiría, nunca lo había hecho.
– Si, eso dije, pero es la verdad, nosotros no tenemos ningún tipo de relación, pero … - alcanzó a ver una pequeña lagrima amenazando con caer justo antes de que Noriko volteara para iniciar su huida, si bien era cierto lo que decía no por eso no iba a dolerle. Solo alcanzó a girar cuando Soun tomo su mano deteniéndola.
– Noriko escucha – la dio vuelta para poder tenerla frente a él antes de decir lo siguiente – Esa parte no es la importante, nadie tiene que pedirme permiso para salir contigo, eres tu finalmente quien debe decidir con quien salir o con quien estar, nadie debe imponerte nada, mucho menos yo, solo quiero que seas feliz, tu felicidad es lo único que en verdad anhelo en esta vida, y si tu felicidad está con alguien más yo – pequeña pausa, imaginar eso le causo una presión en el pecho, el mismo agujero oscuro y pesado que sentía hace unos momentos– yo tendré que aceptarlo, porque lo único importante para mi es que seas feliz.
Era lo mas cercano a una declaración que Soun le había dado, aunque ella no lo necesitaba, hace años ella entendió lo que Soun y ella eran, pero definitivamente se sintió bien finalmente escucharlo. Tomó con sus dos manos la mano que Soun había utilizado para frenarla y mirándolo a los ojos, cual promesa o juramento estuviera a punto de recitar dijo – Ten por seguro que yo terminare estando con la persona que en verdad amo – finalizó con una sincera sonrisa, ya sin rastro alguno de tristeza o enojo – Ven, vamos a clases.
Ese día mientras iban de camino a casa se tomaron de la mano por primera vez.
Días después de la fecha en la que Soun cumplió la mayoría de edad su padre lo llamó para tener una conversación importante.
–Te hemos comprometido.
Soun podía sentir el latir de su corazón en sus oídos, sintió su cuerpo temblar, esto no podía estar pasando.
–¿Qué?
–Lo que oyes, con tu madre te hemos comprometido, para tu tranquilidad es una buena mujer, será una gran compañera para tu vida. El matrimonio se realizará cuando estés en condiciones de llevar por ti solo el Dojo, lo que espero sea pronto.
–¡Pero padre tú no puedes hacer esto! – se había puesto de pie, el pánico se esparcía rápidamente por su cuerpo – ¡No lo permitiré! – su respiración era agitada, él no era un hijo irrespetuoso, su hogar era bastante tradicional, la palabra de su padre era ley, era la primera vez que se oponía a alguna orden de su padre, era la primera vez que alzaba así la voz.
–Siéntate Soun – le ordenó tranquilamente – no hay nada que puedas hacer. Ambas familias están de acuerdo, vendrán esta noche a concretar el compromiso.
Ante lo inminente de la situación Soun enloqueció – ¡Tú no puedes decidir eso! – Comenzaba a sentir una presión en su pecho, como si el aire no entrara a sus pulmones – ¡Debes cancelarlo! ¡Hazlo! O te juro que me iré de casa y no volverás a verme, no tendrás a nadie que siga con el Dojo y …
–¡SOUN HE DICHO QUE TE SIENTES! – Soun lo hizo, de inmediato, como si su cuerpo me moviera solo, se quedó sin aire esperando lo siguiente que fuera a decir su padre – ¡Tú no serás la causa de que llegue el deshonor a esta casa! – Respiraba agitado, su rostro rojo y fosas nasales dilatadas evidenciaban su ira – Esto ya está decidido y se realizará. Recibirás a tu futura esposa con una sonrisa y le darás la bienvenida a la casa como el hombre que hemos educado ¿Has entendido?
Soun solo pudo mover su cabeza a modo de afirmación.
–Sube a prepararte, ponte tu mejor traje, deben estar prontos a llegar.
Mientras se alistaba Soun solo podía pensar en Noriko, su situación había mejorado bastante en el ultimo año, acostumbraban a tomarse de las manos, los comentarios de que hacían una hermosa pareja siempre llegaban a sus oídos, y ninguno hacia el menor intento de corregirlos, aún no lograba confesarle sus sentimientos, estaba esperando el momento adecuado, cuando reuniera el suficiente valor. Se imaginaba casándose con ella, formando una familia, ella si que seria una perfecta compañera. Ahora nada de eso ocurriría.
Tendría que pensar en algo, quizás hablar con la otra muchacha, se negaba a llamarla prometida, quizás había alguna salida.
Unas horas después estaba en el comedor de la casa, con su mejor traje, tal como ordenó su padre, él estaba también con sus vestimentas más formales, a juego con el kimono de su madre, quien no lograba disimular por completo una sonrisa.
Se oyó un ruido en la entrada – Son ellos – dijo emocionada su madre, quien salió a su encuentro en la entrada. Soun se puso rígido, escucho los saludos y los pasos acercándose, escuchó como la tela de algún kimono se arrastraba por el pasillo y finalmente vio tres figuras muy conocidas entrar a la estancia: Eran Noriko junto a sus padres.
–Mi amigo – dijo el padre de Noriko acercándose a su padre – finalmente a llegado el día – al llegar frente a su padre estos se abrazaron.
–Finalmente – vio como ambas madres se abrazaban derramando lagrimas y compartiendo pequeñas risas. Soun no lograba entender nada.
Finalmente fijó su mirada en Noriko, se veía hermosa, más de lo usual, con un kimono tradicional, un leve maquillaje que resaltaba sus labios y un rubor natural que se sumaba al suyo propio. Al conectar su mirada con la de Soun sintió una gran vergüenza y bajo la mirada tímida.
Se sentaron en la mesa, tres frente a tres, con sus hijos en medio. El padre de Soun fue quien inició.
–Estamos aquí para hacer oficial el compromiso de nuestros hijos, Soun y Noriko.
Soun necesitaba esa confirmación verbal para entender finalmente la situación. Se casaría con Noriko. Tras escuchar esas palabras pudo sentir a su corazón latir nuevamente con la intensidad de mil caballos en su pecho, sus labios se abrieron en una enorme sonrisa y miró a cada lado. Su madre le devolvió la sonrisa mientras se secaba una lagrima traviesa que no podía evitar derramar. Miró a su padre, quien, con un semblante serio, pero indiscutiblemente feliz, se acercó a su hijo y de forma que solo él podía escuchar le dijo – te dije que sería una buena compañera.
No podía más en felicidad, buscó el rostro de Noriko para darle una gran sonrisa y ver la suya, pero esta no lo miraba a él, ella miraba sus manos en su regazo, ocultando sus ojos, los únicos que le podrían decir sin dar cabida a dudas si estaba tan rebosante de alegría como él, pero no estaban, lo evitaban, fue cuando Soun pensó que quizás solo él se encontraba feliz con la noticia. El recuerdo de lo sucedido en el patio del instituto, hace algunos meses, llego pronto "Ten por seguro que yo terminare estando con la persona que en verdad amo".
Tendrían que romper el compromiso. Soun no había mentido cuando dijo que su felicidad era su mayor anhelo, y si su felicidad no era con él solo quedaba apartarse, pero ¿Como lo haría? Su mente estaba en blanco, después tendría tiempo para encontrar alguna solución, en esos momentos la tristeza no lo dejaba pensar.
La velada continuó con una ronda de saque para los hombres y té para las mujeres, mientras tramitaban los últimos arreglos. En ese momento Soun pidió perdón por un malestar y solicitó permiso para retirarse. Los padres no le dieron importancia y dieron su permiso, quizás lo nervios le habían quitado el apetito. Pero Noriko sabia que no era eso. Con una mirada pidió permiso a su madre para levantarse, al ver que su padre ya estaba reflejando los efectos del alcohol le dio permiso, no lo notaria.
Fue directo al Dojo, donde sabía que lo encontraría, y así fue, estaba sentado, apoyando su espalda contra una pared. Entró en silenció, pero sabia que su presencia ya había sido alertada, se sentó al lado de su prometido y esperó.
No entendía que pasaba, hace unas horas, mientras sus padres le informaban sobre el compromiso con Soun creía que nadie en el mundo podría estar sintiendo una alegría tan inmensa como la de ella. Conteniendo las lagrimas se había preparado meticulosamente, con la ayuda de su madre, quería verse como se sentía, con una felicidad inmensurable. Al llegar a la casa Tendo su timidez pudo más que ella y no fue capaz de mirar a Soun a la cara. Cuando notó que no probaba bocado fue que se dio el valor para alzar la vista, y lo encontró devastado, como nunca lo había visto, como si toda la felicidad de su alma se la hubieran arrebatado.
Y ahora estaba ahí, esperando que dijera algo, pero no lo hacia, y la angustia la estaba superando. Logró decir algunas palabras.
–Soun, ¿Acaso no estas feliz?
Esa pregunta lo hizo enojar – ¿Feliz? ¿Cómo podría estar feliz Noriko? – Llevó sus manos a su cabello y lo revolvió nervioso – ¡Te han comprometieron a la fuerza con conmigo!
–¿Qué?
–Pero no te preocupes – Dijo poniéndose de pie dándole la espalda, no quería que lo viera llorar – Cancelaré el compromiso, me iré de la casa o algo inventare, no puedo permitir que te cases así, ¡tu tienes que casarte por amor! – Dijo mientras apretaba sus puños al costado de su cuerpo – No puedo ser tan egoísta y retenerte a mi lado cuando tu quieres otra cosa, tu felicidad me importa mas que la mía.
Noriko no daba crédito a lo he escuchaba, por eso estaba así, no comprendía como había llegado a tal pensamiento, por lo que se puso a reír. Esto claramente molestó a Soun.
–Oye, no te rías – dijo dándose vuelta al final y mostrando sus ojos llenos de lagrimas.
–Me rio porque no entiendo como puedes pensar eso, ¿Qué te hace pensar que yo no quiero este compromiso?
–Pues no has dicho palabra alguna desde que llegaste, también evitabas mi mirada, entonces yo…
Ella volvió a reír, entre nerviosa y aliviada –Siempre has sido tan dramático. ¡Lo hice porque estaba muy nerviosa y avergonzada! Mi cara estaba por completo roja y podía sentir la mirada de todos en mi, era más de lo que podía soportar.
–Entonces, ¿Tú si quieres esto? –preguntó un esperanzado Soun.
–¿Tú lo quieres? – Preguntó ella de vuelta.
–S…Si, si quiero. Pero eso no tiene importancia, tu debes elegir, tú…
–¡Soun! – lo detuvo, le ofreció su mano y él la tomó, ella jaló hacia abajo para que volviera a sentarse en el piso del dojo con ella, se acercó lo más posible a él, aún con la mano de Soun entre las suyas la acercó a su boca y depositó un beso en su palma, luego la llevó a su mejilla propia. Soun con su pulgar acarició la tersa piel y esperó –Te juro desde el fondo de mi corazón que eres tú a quien amo, al único que he amado y amaré, nada me hace más feliz que saber que pronto seré tu esposa y que pasaré hasta el ultimo de mis días rodeada de la felicidad que solo tú me puedes dar.
No necesitó más. Con la mano que ya tenía en su rostro la acercó más a él y deposito el primero de los incontables besos que seguirían.
Soun se juró hacer todo lo posible para que Noriko fuera feliz, y así lo hizo. Gozaron de un hermoso matrimonio, vieron como el dojo de a poco fue creciendo y recibiendo alumnos. Tuvieron una separación cuando Soun y Genma se unieron al Maestro Happosai para realizar su viaje de entrenamiento, Soun desde el primer momento se arrepintió terriblemente de esta decisión, hasta que un día junto a su amigo lograron librarse de su maestro embriagándolo y dejándolo encerrado en una cueva.
De regreso y ya libres del maestro, ellos hicieron un pacto, dos de sus hijos se casarían y así unirían sus escuelas. Para Soun era una idea grandiosa, si había funcionado tan bien con Noriko y él también funcionaria con sus hijos.
Al regresar a casa, cuando finalmente se reencontró con su amada Noriko, Soun pudo sentir como ese agujero en su pecho que crecía con cada día lejos de su esposa se cerraba y se llenaba nuevamente de amor.
A los pocos meses anunciaron la venida de su primera hija. Al nacer la pequeña Kasumi era el tesoro más preciado del hogar. Cuando los padres de Soun fueron a conocer a su nieta Soun finalmente le preguntó a su padre lo que hace algunos meses, desde que había hecho el compromiso con Genma, le venía rondando la cabeza.
–¿Cómo estabas seguro de que funcionaría el compromiso con Noriko?
El abuelo estaba deslumbrado por su nieta, la primera de las tres que su hijo le daría, y sin apartar la mirada de ella respondió – no estaba seguro de si funcionaria. Nosotros, al igual que tú y tu amigo, decidimos el compromiso antes de que ustedes nacieran, con el propósito de unir nuestras familias. Cuando ambas madres quedaron en cinta con pocos meses de diferencia sabíamos que esta unión estaba destinada, y al nacer un varón y una mujer ya no había duda alguna. Luego solo pasó, ustedes se amaban, era como si hubieran nacido ya con el amor instalado en su pecho. Solo debemos agradecer a los Dioses que todo salió bien, de lo contrario no tendríamos a esta hermosura con nosotros – finalizo haciendo tiernos gestos a Kasumi.
En eso tenían razón, Soun amaba a su esposa mucho antes de siquiera saber que era el amor. Pronto llegó una segunda hija, Nabiki y por último Akane.
La familia Tendo de cinco miembros no podía gozar de más felicidad. Hasta que iniciaron los primeros síntomas de Noriko.
Primero fue un inmenso cansancio, que por más que Soun la ayudara en las labores de casa para que ella pudiera descansar, y sin importar las horas que pudiera dormir no pasaba.
Luego fueron las muchas consultas con doctores, cada uno con un diagnostico distinto, con un tratamiento diferente.
Pronto Noriko comprendió lo que ocurría, se iría de este mundo más pronto de lo que quería, pero su esposo no lograba entenderlo, más bien no quería creerlo. Cada vez que Noriko quería conversar con él sobre lo que ocurriría no lo lograba, él cambiaba el tema, salía de la habitación o simplemente comenzaba un silencioso llanto que no podía detener, solía abrazarla contra su pecho y depositar besos en su cabeza, frente, mejillas y labios, repitiendo una y mil veces "te amo". Antes este era uno de los momentos favoritos de Noriko, ahora también lo eran, solo deseaba que no hubiera tantas lagrimas mezcladas con sus besos.
Noriko comenzó a enseñarle a Kasumi lo que conllevaba manejar una casa, inicio con las recetas de comida, hablando de consejos o situaciones donde sus hermanas pequeñas necesitarían de su consuelo. Kasumi se había instruido en las artes marciales de la escuela Tendo, pero algo dentro de su pequeño cerebro la hizo comprender que las enseñanzas de su madre eran mas importantes.
Nabiki y Akane eran muy pequeñas para comprender lo que pasaba, sin saber lo que pronto ocurriría. Pero Noriko intentaba darles el mayor amor que podía.
A los pocos meses Noriko cayó al hospital. Su familia iba a verla de forma sagrada cada día, las pequeñas le contaban lo ocurrido en sus respectivas clases y Kasumi le contaba novedades de la casa. Y Soun, él las contemplaba, llorando en silencio, grabando en su memoria la imagen de sus cuatro hermosas mujeres, estando juntas y siendo felices.
Un día Noriko le pidió a Soun que vinera solo, quería tener un ultimo momento a solas con su esposo. Ese día ella le hizo un espacio en su cama, la habían trasladado a una habitación solo para ella, esperando que ocurriera lo inevitable.
Soun la había acostado en su pecho, rodeándola con sus brazos, y había iniciado su ritual de lentos y pausados besos por todo su rostro, solo deteniéndose para decirle "te amo".
Entre tanto Noriko le habló – Creo que está es la razón por la que los Dioses nos mandaron juntos a este mundo, querido, fue para tener más tiempo para amarnos, para aprovechar cada día hasta llegado este momento.
Eso hizo que Soun llorara aun más fuerte, y repitiendo sin parar "te amo Noriko, mi hermosa Noriko, te amo"
–Yo también te amo Soun, lo hago desde que tengo memoria, amo cada recuerdo que tengo junto a ti, amo la hermosa familia que formamos. Amo que seas tu a quien amé toda mi vida, tú siempre fuiste la persona que en verdad amé, la única, gracias por amarme de vuelta, así como tú amas, con la intensidad que pocos se atreven a sentir y expresar. Gracias por elegirme, gracias por amarme, gracias.
Solo obtenía sollozos de respuesta, y más besos, pero Soun habló, necesitaba hablar.
–Por favor Noriko, no puedes irte, nos faltan muchos años juntos aún.
–No pienses en los años que nos faltaron, piensa siempre en los años que vivimos, me diste una felicidad que no sabia se podía llegar a sentir. Tu debes seguir amor, debes vivir.
–No podré mi amor, no solo, no sin ti,
–No estás solo querido, tienes tres pedacitos de mi alma junto a ti, a los que debes cuidar y amar, tanto o más de lo que me amaste a mi. Tienes que poder seguir, por ellas amor, prométemelo.
–Lo prometo.
Se quedaron así, abrazados y dándose fugaces besos hasta que se durmieron. Finalizada la hora de visitas Soun se fue a su hogar. Continuaron visitando a Noriko en familia por algunos días, ella estaba cada día menos despierta, más pensativa, solía mirar a sus hijas o a Soun y solo decir entre susurros "los amo tanto".
Finalmente, un miércoles por la mañana, preparándose para ir a la visita de todos los días, recibieron la llamada desde el hospital, Noriko se había ido mientras dormía.
Los meses que continuaron fueron los más duros en la vida de Soun, había entrado en una profunda depresión, solo quería estar en su habitación, rodeado de los miles de recuerdos que tenía con Noriko, mirar sus fotos, oler su ropa, dormir teniendo la esperanza de que podría soñar con ella, no quería nada más, pero no podía permitírselo, tenía el deber de cuidar a sus hijas, se lo había prometido a Noriko, el continuaría.
Logró criar y ver crecer a sus tres hijas, cada una con una característica de su madre. Kasumi era la más gentil, tenía el carácter más parecido a su madre; Nabiki había sacado su inteligencia, desde pequeña mostró un ingenio mayor a los demás, y Akane, había sacado toda su pasión y por supuesto era la mas parecida a su madre, eran igual de hermosas. Teniendo a sus tres hijas, los días se volvían mas llevaderos, podía continuar, pero al caer la noche y dirigirse a su cuarto el mismo sentimiento de siempre le llegaba, odiaba abrir esa puerta y ver la habitación vacía, odiaba no poder escuchar el "buenas noches querido" de Noriko, él solo quería poder abrazarla una vez más y sentir como poco a poco su respiración se volvía más liviana hasta caer en su profundo sueño. Ese sería su mayor anhelo hasta que por fin se reuniera con ella.
El tiempo fue pasando, sus hijas se volvieron unas jóvenes que lo llenaban de orgullo, y sabía que Noriko sentía lo mismo. Cuando su hija mayor finalmente llegó a la adolescencia recordó el compromiso pactado. La comunicación con Genma se había deteriorado con los años, pero mantenían contacto con una ocasional carta donde narraban sucesos importantes. Con esto Soun pudo saber que Genma había logrado tener un varón, teniendo tres hijas el compromiso ya podría realizarse, la pregunta que más se repetía era cuál de sus hijas sería finalmente la que sellara esta unión entre las familias. Eso se decidiría cuando se reunieran.
Cuando llegó esa postal informando que estaban prontos a llegar no puedo contener sus lagrimas, finalmente el día había llegado, su futuro hijo estaba por llegar. A pesar de que esa primera impresión no fue como esperaba, y pasando por alto la maldición que ambos portaban, finalmente estaba ocurriendo.
Fue Akane la elegida para cumplir el compromiso, nunca pensó que sería ella, al ser la menor, pero ya había sido decidido, y tenia esperanzas de que saliera bien, tal como había pasado con él y Noriko. Soun rezaba cada noche, pidiendo que ellos se amaran de la misma forma que se amaban con su esposa. Solo le quedaba esperar, y ver si la voluntad de los Dioses era similar a la de él y su amada Noriko.
Y fue así, el amor entre ellos era inmenso, todos a su alrededor podían verlo. La familia fue creciendo, cada hija encontró el amor, cada hija le pudo dar nietos, pequeños y pequeñas, todos tan distintos y parecidos a la vez, pero capaces de llenar su viejo corazón de amor y orgullo.
Una ligera noche de otoño, Soun volvía a soñar con su esposa, como lo hacía cada cierto tiempo, siendo cada vez más recurrente. Este sueño lo sentío distinto, en el Noriko lo despertaba, y tomando su mano le pedía acompañarla, al ver su mano propia no encontró la mano que acostumbrara a ver cada día, la mano acompañada de diversas manchas y arrugas bien ganadas por el esfuerzo de años, era su propia mano pero rejuvenecida, junto con eso se sintió ligero, sin el peso que desde hacía años sentía al levantarse cada mañana con dificultad. Finalmente observó con más detalle a su esposa, la vio más nítida y hermosa que en cualquier otro sueño, sintió su mano apretando la propia, la sintió cálida, como cuando paseaban de jóvenes. Fue cuando entendió, el tiempo de acompañar a su esposa había llegado.
Finalmente, podría volver a deambular por el mundo con su amada Noriko, y esta vez para siempre.
Notas de la autora:
Holis, que tal? Esta historia salió de una forma muy extraña, estaba intentando continuar una historia que tengo algo abandonada (cof -cof), terminé escribiendo esto ahahah no saben todo lo que lloré escribiéndola, yo soy bien llorona en todo caso, espero la disfruten y no lloren tanto como yo :c.
Como pudieron darse cuenta estoy con todas las intenciones de finalizar "Rutina", calma, paciencia, se logrará. Solo quiero que sea perfecto.
Como siempre les dejo mi usuario de twitter: Nube_escarlata.
Saluditos.
