Delirios

Parte 2: Realidades…

~*~

Si tú ya no quisieras volver

Se perdería el sentido 

Del amor por siempre

No entendería ya este mundo

Me alejaría de la gente.

La lluvia siendo mi compañera y mi confidente, me senté en aquella banca donde le robe un beso de sus labios. Tomoyo me había asaltado o más bien visitado hace algunos días.

Mientras yacía inconsciente en mi sillón, ella educadamente me limpio y de una extraña forma logró vestirme propiamente.

Al despertar todo había estado en perfecto orden, como si nada hubiera pasado.

Después recibí una noticia por parte de Shaoran, alguien debería de elegir a otro tipo de mensajero, tanto mandarin y tanto insulto no son una combinación.

Hablamos un poco y después decirme la lacra inútil que era, me aviso que Tomoyo se encontraba en el hospital, por intento de suicidio.

Colgué inmediatamente azotando el teléfono contra la flameante fogata. ¡¿Solo había servido para consolarla un momento para que después pudiera morir en paz?!

No sabia si enojarme, entristecerme o simplemente hundirme y tocar fondo, con un tormento de ideas, pensamientos y sentimientos, me levanté y fui por la copa de vino tinto que ahora esta mezclada por las gotas de lluvia.

A mi regreso Spinel ya se encontraba haciéndome preguntas, pero yo cual zombi, respondí ninguna. Y decidió dormirse en mi regazo mientras me ahogaba en alcohol divisando el diluvio.

Y ahora aquí me encontraba meditando sobre como las cosas pueden dejar de tener un valor de un día para otro. Estar solo con esta lluvia y con este vino tinto mezclado en agua, era más que suficiente.

Y alejándome del mundo real, comencé a delirar sobre cosas del pasado, sobre aquellos ayeres donde amaba a Kaho, de cómo sabia que su sabiduría era demasiado para mi.

Pero ella solo quería a Clow, a nadie mas…¿Por qué no pudo entender que mas que Clow soy Eriol?

Tomoyo…Kami-sama, ni siquiera puedo decir su nombre, me pesa decirlo, duele en el pecho hacer que mi voz conciba ese nombre…

Tomoyo… por muy duro y frío que parezca, me quería como Eriol…o más bien, deseaba el cuerpo de Eriol.

¿Habrá alguien que quiera a esta reencarnación de mago, por el simple hecho de ser Eriol, cuerpo y alma?

Es mas, ni quiero saber, ni nunca lo sabré… mejor así.

El tronar una puerta de vidrio interrumpió mi autismo y mi ajenación por la nada. Ligeros y rápidos pasos se escuchaban al tocar los charcos de agua. Cerré mis ojos, apretando la copa de vino en mis manos.

"Xiao Lan, Ni hao ma?"  Una leve e irónica sonrisa se formó en mis labios, sabia perfectamente la intención que traía aquella articulación.

CLASH! SPLASH!

Reí insensatamente, mi cara ahora estaba sobre el concreto, esparciendo gotas al hacer contacto con el agua. Mi copa rota y el líquido se mezclaba con la lluvia y la sangre de mis dedos. Mis lentes cayeron limpiamente enfrente de mí, en verdad me lo merecía. Shaoran había mejorado mucho con el puño, ahora mi teoría del saco de papas era completamente cierta.

Me levanto de nuevo, agarrándome firmemente del cuello de mi camisa, aun seguía sonriéndole.

"*Vacio…*" Murmuró frunciendo mas sus gruesas cejas. Asentí, estaba completamente vació…que ya no podía darle un valor verídico a mi sonrisa.

"*Pendir*" Otro insulto, no se porque una risa quería salir de mi casi azul rostro. Viendo que me quedaban escasos minutos de aire me soltó dejándome caer sobre el piso. Mi trasero omitiendo un fuerte ´plack´ al caer sobre el agua.

"*¿Por qué diablos no has ido a visitarla?*" inquirió mirándome con aquella 'intimidante' mirada que siempre traía de pequeño, con uno que otro esfuerzo me levanté y me senté en la banca.

"*No tengo una razón para visitarla.*" Ni una palabra mas ni una palabra menos, sus puños estaban temblando, estaba esperando otro ataque pero este nunca llegó.

"*Sakura esperaba que la hicieras feliz.*" El dolor regreso a su voz, parte fue la lluvia parte fue la tristeza lo que impidió al mandarin hablar.

"*Intenté hacerlo, pero no resultó como yo esperaba.*" Me puse a pensar si conservar aquel sillón era simple masoquismo.

"*Sabes el violar a alguien no es una solución.*" Mis ojos se abrieron como platos, mientras la lluvia se convertía en granizo, mis manos lentamente comenzaron a triturar el concreto de la banca.

"*¡¿Eso te dijo?!*" Grité exaltado, tanto que Shaoran dio un paso hacia atrás, había perdido mi serenidad en milésimas de segundo, todo por su culpa. ¡Todo por su maldita culpa!

"*No, pero Tomoyo nunca seria capaz de violarte.*" Mi ira se disipo cual niebla en la tormenta, y de nuevo caí pesadamente sobre la banca, mis ojos abiertos cual platos.

"*Eriol, contéstame.*" Repitió pero mi cabeza ya se encontraba en otra parte, Tomoyo había reconocido, había visto que no lo estaba disfrutando y por eso…

"*Tomoyo no se suicido por eso, fue por Sakura, pensó que estaba engañando a Sakura contigo.*" Leyó mi mente claramente sin corrección alguna. Aclare mi garganta, ya lo sabia, pero tan solo recordarlo hacia que recayera de nuevo.

"*¿Por qué lo hiciste?*" Realmente no me importaba lo que Shaoran pensara, me levante y con la mirada mas fria que pudiese tener, indagué en sus ojos agarrandolo del cuello. Si yo le servia a el de desahogo entonces creo que debería de ser mutuo.

"*¿Alguna vez tuviste tantas ganas de tocar a Sakura?¿Desearla?*" Los ojos ámbar de Shaoran se abrieron cual platos, furia, claro, nunca debí de tocar ese tema, y mucho menos yo.

SHWEEES!

Trató de golpearme, pero ésta ves estaban alerta y lo esquive fácilmente, lo que provoco una lucha animal entre dos hombres heridos de un amor perdido. Unas cuantas patadas, golpes, puñetazos, existía de todo, tanto uno como el otro habíamos liberado tensiones que en su pasado fueron prohibidas.

No me queda más refugio que la fantasía

No me queda más que hacer que hacerte una poseía

"*¡Mínimo Tomoyo esta viva!*" Gimió y gritó al mismo tiempo, lanzándome un gran puñetazo a mi cara, a medio segundo del impacto reaccione, haciendo que el golpe cayera sobre mi palma.

Ardía y dolía, maldita sea…

Shaoran no movió su mano de ahí, cerré mi palma sobre su puño y con un tirón lo lancé contra mi conectándole otro golpe justo en el estomago.

Ambos caímos, de tantos golpes, de tantos insultos, Shaoran cayó sobre mi hombro mientras trataba de sostenerlo con la mano que lo había golpeado.

Y para mi sorpresa el joven mandarin comenzó a sacudirse violentamente. Ni tampoco supe cual fue la fuerza que me incitó a dar palmadas de apoyo en su espalda.  Después de escuchar aquellos gritos de dolor, me empujó bruscamente contra el lodo.

Sonreí mas, me levante y le ofrecí una mano, el pequeño mandarin me había abierto su dolor, con este ser que miraba con aquellos ojos ámbar llenos de rencor. Era lo mínimo que podría ofrecerle, una mano.

La tomo dudoso, pero al final una sonrisa triunfante decoro sus labios, usó la misma técnica del puñetazo en el estomago para doblarme y tirarme de nuevo al suelo.

Esta vez el sonrió y me ofreció su mano, si hacia lo mismo el ya tendría otra táctica. Me deje de juegos estupidos y acepte su mano levantándome del lago que se había formado por aquella tormenta.

Entramos a la biblioteca, Nakuru parecía cual madre, con dos toallas en un brazo y un botiquín de primeros auxilios en la otra mano. Su pie golpeando impacientemente el piso y su ceja arqueada en signo de enojo.

Sonreí y extendí mi mano para una toalla. Ella la aventó contra mi cara y escuche el mismo sonido en la cara de Li.

"Solo estaba esperando a que uno de ustedes acabara en el hospital." Nakuru hacia muecas, mi humor se había mejorado.

"Esa era mi intención." Pero se nubló completamente a las indirectas de Xiao Lang para que fuera a verla.

Pero era inútil hacerlo entender que no quería ir ahí, no quería verla con lesiones en su cuerpo, con la aguja proporcionándole suero.

"No era necesario llegar a golpes Li-kun, pero bueno, de repente se los merece por baka." Nakuru intentaba poner una cara de indignada, sabía que se preocupaba por mí, asentí a su oración.

"Además, una de las enfermeras habló por teléfono diciendo que Daidouji-dono pidió la presencia de Hiragizawa-san." Trato de imitar el muy educado acento de la enfermera, por más cómica que Nakuru fuese, tragué saliva pesadamente.

Mis sentidos no parecían reaccionar, ella… ¿ella estaba pidiendo mi presencia? Después de…

"¿Iras? Sabes, puedo llevarte para que no te pierdas." Shaoran había aprendido durante todos estos años, algo de la magia de mi sarcasmo, y por el momento parecía manejarlo a la perfección.

Le dediqué media sonrisa, me armé de valor y agarre la gabardina gris que Nakuru estaba estrechándome en ese momento.

¿Acaso las criaturas pueden leer la mente de su creador?

Otra incógnita más la cual, por el momento, no deseo resolver.

Caminamos juntos, pensé que intercambiaríamos una rutina de insultos y frases sarcásticas, pero el maldito mandarin tenia una endemoniada sonrisa que ni yo, con mi respectiva ironía, podría quitarle.

Quería preguntarle, pero el tan solo verlo así, a pesar de que estaba sonriendo a causa de mi desgracia, me causaba una infinita calma, nunca quisiera verlo como lo vi hace unos minutos. Y creo que el nunca dejara que se repita la ocasión…

No se como fue que el tiempo se paso tan rápido, dejándonos mudos y estáticos a las puertas anchas de aquel blanco edificio. Metí mis manos dentro de los bolsillos de mi gabardina, mientras Shaoran hacia lo mismo en sus pantalones.

Suspire hondo, soplando algunos de los mechones húmedos que se pegaban a mi frente, y de un solo empujón (proporcionado por Xiao Lan), entre al hospital por medio de las muy avanzadas puertas eléctricas.

En medio camino, era el chino quien me arrastraba por todo el centro, hasta llegar a los elevadores. Nos adentramos a la cabina llamada elevador y Li presionó el piso, él ya había venido muchas veces anteriormente, como buen amigo de la mejor amiga de Sakura-chan.

Y yo era un maldito cobarde que no me atrevía a acercársele. Comencé a reír histéricamente, Shaoran y los doctores que nos acompañaban  voltearon a mirarme con caras de análisis y de extrañeza.

"Así es señores, este es uno de los pacientes que ira a Psiquiatría." ¡Sonrió tan genuinamente que los doctores pensaban que verdaderamente estaba loco! Pero en parte, tal vez estaban en lo cierto…

Mis pisadas se hicieron cada vez mas pesadas al ver que Shaoran tocaba la puerta de un cuarto, fue ahí donde me congelé en medio pasillo, mis lentes lánguidamente deslizándose de mi nariz, ausentemente los acomode y como por fuerza magnética, mis pies comenzaron a reaccionar caminando hasta el mandarin.

De nuevo me pare en seco,  justo al marco de la puerta. Arigatou Kami-sama, todavía no tenia una vista de ella. Con otro empujón proporcionado por el sujeto atrás de mi, Salí volando al centro de la habitación. Sin saber que hacer, miré los pies que yacían sobre la cama, cubiertas en aquellas franelas hospitalarias.

De nuevo reí nerviosamente, pero esta vez de una forma mas recatada.

"Okaeri nasai, Hiragizawa-kun." Su voz era tenue, apenas audible. Tragué saliva y asentí lentamente, emitiendo un ligero. 'Konichuwa' aun mis ojos estaban clavados a aquellos pies.

"E-eto, ¿no quieres sentarte?" me invitó con una voz nerviosa y temerosa, sacudí mi cabeza rápidamente, si alguien me viera, pensaría que volví a los años de mi infancia (los cuales nunca existieron) donde siempre me regañaban.

"Solo quería ver como estabas, veo que estas muy bien, entonces me retiro, que descanses, cuídate..." Al último inhale la cantidad necesaria para balancear todo el aliento perdido en aquella oración de corrido. Y al final comencé a caminar hacia la salida, puse mi mano sobre la perilla, y…

Jalaba, giraba y otra vez jalaba…

La desesperación llevo muy lejos mi razón y estuve a punto de romper la chapa de la puerta. Tragué saliva y  recargué mi cabeza sobre la puerta maldiciendo al maldito mandarin.

"Queria…quería hablar contigo…" la voz tenue y nerviosa regreso a mis oídos, casi con un gemido, rote un poco mi cabeza respondiéndole lastimosamente.

"Pero yo no quiero hablar contigo." Seré egoísta, berrinchudo, pero lo que menos quería hacer era estar en aquel lugar encerrado con 'aquella' persona.

"Hiragizawa-kun…" repetía una y otra vez, llamándome, incitándome a que fuera y la consolara…de nuevo.

Apreté mis puños, y azote mi cabeza contra la puerta, camine rápidamente hacia su cama, determinado a decirle todas sus verdades. Con el ceño fruncido, manos en forma de puño y quijada apretada me pare al pie de su cama y la mire directamente a los ojos.

De nuevo me congele, dando un paso hacia atrás y pegándome lo mas posible a la pared, sus ojos estaban totalmente perdidos, en vez de aquel brillo tenían como una neblina cubriendo el dulce violeta que los llenaba.

Como imaginaba, dos vendas alrededor de sus muñecas, con trazos de sangre seca y suero que no habían limpiado. Su camisón perfectamente acomodado ocultando las curvas que deliré aquella noche.

Bajo su mirada observando mi terror y mi estado estupefacto. Me relajé un poco, mientras camine para sentarme en el barandal de la ventana, mi mirada fijada en un árbol de cerezos, donde abajo tenia un cartel que decía: 'Por un mundo feliz'.

Que irónica es la vida para ponernos este tipo de 'coincidencias' que más bien, para el gran mago Clow, las coincidencias no son sino se hacen.

"Go-gomen nasai…" dijo deliberadamente, no me sorprendió, sabia que esta platica regresaría a un 'pero sigo amando a otra persona' a.ka. Sakura.

"¿Por qué?" Una sonrisa, tal vez cínica, se formó en mis labios.

"Por hacerte lo que te hice…" suspiré. ¿Cómo es posible que todavía exista la gente explicita?

"¿Hacerme que?" seguí preguntando. Ah no, no dejaría que se saliera tan fácilmente.

"Mou!¡Lo haces mucho mas difícil de lo que ya es!" esta vez algo de ira y desesperación saciaron mi gusto.

"¿Y quien te mintió de que podía ser tan poco difícil." Creo que ni yo mismo me di a entender pero creo que ella si lo hizo.

"Nadie…" susurró apenada.

"Bien, entonces esperemos hasta que Li llegue y abra la puerta." Me crucé de brazos, no, no seria sensible a esta vez, no dejaría caer mis manos, rendirme simplemente por que ella hizo… eso.

"No lo hará, lo timbraré cuando hayamos terminado de hablar." Su determinación hizo que volteara a verla, su cara estaba seria, pero aun seguía con esa carencia de brillo en los ojos.

"¿De nuevo decides que hacer? ¿Deseas hablar o hacer algo mas?" Extendí mis piernas a lo largo del carril de la ventana, si, estaba gozando mi crueldad, justo como ella lo disfrutó aquella noche.

"¡Dije que lo sentía!" Sus manos golpearon las sabanas a su alrededor. Esta vez me pare, aun con los brazos cruzados y mi semblante frío y calculador.

"Bien, porque no es suficiente." Creo que hasta siseé en lo último, creí estar actuando pero…que tal si todo esto resultaba verídico.

"Te gustaría que la persona que…que am…que aprecias, te derrochara como una vil basura para el consuelo. ¡Nadie tiene derecho a ser plato de segunda mesa, Tomoyo!" creo que me exalte un poco, ahora mis brazos se estiraron contra la cama, mis ojos sin apartarse de los suyos.

Ella los cerró fuertemente, alzó sus sabanas las cargó contra su pecho, en una posición que parecía estar esperando un golpe.

"Go-gomen nasai…, demo dareka ga suki desu wa" Su voz quebradiza casi logró desmoronarme, sin embargo mi ira ya estaba sin funda.

"Wakatta… Zutto da wakatta…" Mis mandíbulas estaban a punto de romperse de la tensión que les puse.

"Demo…" suspiré. "Nunca me importó, aprendí a ser un masoquista…" Mi ira se fue desvaneciéndose poco a poco, mientras mi depresión comenzaba a succionarme.

Y en eso sentí una mano acariciar mi mejilla. Se sentía tan fría, pero a la vez algo calido rodeaba mi cachete.

"Nakaide Eriol-kun…" Susurró tan dulcemente, que solo una lagrima se escapó… Aparte la mano con un movimiento brusco.

No era el alcohol, no era la lluvia, no era la bruma…eran mis delirios convertidos en lagrimas…

"No me importa, tengo que salir de aquí…" Dije encaminándome a la puerta. No me importaba derrumbar la mendiga puerta, solo quería salirme de ahí y golpear muy duro a cierto imitador de mi cinismo.

Pero una frágil mano trato de encerrar mi muñeca, volteé a ver la mano vendada agarrando firmemente mi muñeca.

"Eriol-kun…" Mas que un susurró fue una caricia. Sacudí mi cabeza para alejarme de aquellos pensamientos. Trate de liberarme de ella pero con una fuerza que nunca creí correcta, me jaló contra ella.

Mi peso ganó y caí sobre ella, no coordinaba ni pensaba en ese momento, y fue así como ella cobró el beso en aquel atardecer, pero esta vez era el que yo no me movía.

Impulsivamente hice una 'lagartija' y me aparte de ella, agarré el botón que tenia entre sus manos. Ella comenzó a verme con aquel brillo, pero ese brillo ahora estaba lleno de dolor.

"Todo se paga, Daidouji-san." Una sonrisa cínica y fría surcó mis labios. Y las lágrimas comenzaron a mojar los pliegues de su almohada.

~*~

"Tou-san! ¿Entonces tu dejaste a Haha por ella?" una replica exacta de mi, estaba encima de mi regazo viéndome con lagrimas en los ojos. ¿Cómo podría hacerle conciencia a una pequeña de seis años? Suspiré hondamente.

"Yukari-chan, hablemos de otra cosa, ne?"  Palpé su cabellera obscura, la pequeña imitó perfectamente la mueca de su 'tia' Nakuru.

"¿Cómo se llama a la cigüeña?" Si, si, hasta la misma reencarnación de Clow tenia problemas con asuntos, ejem, de ese estilo.

"Uhmm, Haha y Tou-san llamaron a la cigüeña." Mentí ampliamente mientras miles de gotas de sudor recorrían mi rostro.

"¿Cómo?" ¿Por qué los niños nunca se cansaban de preguntar?

"Te revelaré el secreto, cuando logres descifrar esto." Yukari-chan siempre gustaba de la poca magia que tenia activa, y siempre ganaba cuando ella trataba de darle una explicación racional a mi acto. Aparecí una flor, su flor.

"Tou-san! ¡Eso es trampa la tienes debajo de tu manga!" y comenzó a buscar en mis mangas, bolsas, bolsillos, de donde salían tantos pétalos.

"¿Por qué no vas a jugar afuera con Spinel?" Yukari-chan todavía tenia la inocencia de pensar que Spinel era un híbrido de Mariposa/Gato. Ella no conoce los secretos de mi pasado, y mucho menos iba a revelarle como su madre y yo  'llamamos' a la cigüeña…

"Hiragizawa-SAN!¡Esta es la séptima vez que tengo que limpiar tus gracias!¿No puedes utilizar un método menos desastroso?" Siempre utilizaba el '-san' para regañarme. Hasta cerraba los ojos para esperar el golpe de su mano, el cual nunca llegaba. Generalmente se sentaba en mi regazo y jalaba afectuosamente mi nariz.

Si aprendí a amarla… después de lo que paso hace tantos años…

"Escuché la mitad de su conversación. Te salvaste de esta vez, pero, ¿Qué será de la próxima?" pregunto con una hermosa sonrisa.

"No se, por eso creo que tendremos que encargar un hermano o hermana para evitarnos la molestia." Bese la palma de su mano.

"Necesitaremos un hospital…" Dijo maliciosamente, hasta yo mismo me sonroje recordando aquellos viejos tiempos.

"La mejor parte fue cuando medio personal entró." Sonreí indiscutiblemente.

~*~

"¿Qué demo…?" La pregunta murió en sus labios, mientras nos veía envueltos en una serie de sabanas, emitiendo ciertos sonidos guturantes. Alcé un poco la sabana y vi que estaba totalmente congelado y sonrojado como aquellos días de su infancia.

Salió corriendo, azotando la puerta, gritos de desesperación y asco salieron de la boca del chino. Mientras que yo y Tomoyo seguíamos gozando uno de otro, existía la reciprocidad, existía aquella mitad que la noche añeja carecía.

"Daidouji-do…!" Enfermeras, médicos y hasta uno que otro paciente metiche, se quedaron como estatuas, todos corrieron hacia fuera tosiendo brevemente, como si nada hubiera pasado.

A la mañana siguiente, aun seguía asombrado de cómo dos personas podían caber en una cama tan pequeña como esta. Volteé a verla y ella dormía tranquilamente con una sonrisa en sus labios. Me sentí feliz…

"¡Ustedes dos!¡¿Qué creen que es esto?!¡Un motel!¡Se me largan inmediatamente de este recinto!" Tenia que ser una gorda amargada con frustraciones sexuales. Agarré mis lentes y traté de ponerme la ropa, pero semejante luchadora de sumo nos cargó a los dos fuera del hospital, semidesnudos y a vista de unos pacientes con problemas cardiacos.

Corrimos hacia los arbustos donde reímos deliciosamente, al estar listos caminamos como si nada.

~*~

"¿Quién diría que nueve meses después estaríamos de regreso, ne koiishi?" La mire con tanta picardía que el color rojo tinto sus mejillas. Aun sentada en mi regazo, veía como Yukari-chan buscaba tallos de flores rotas.

"Deja de jugarle ese tipo de bromas, Yukari-chan no es Shaoran-kun." Sus cejas se unieron para regañarme, sonreí ampliamente.

"Yo juego con todo mundo, hasta contigo, Tomoyo-san." Mi mirada volvió a la pequeña que tenia una idéntica cara a la de Nakuru.

"Uhm" tosió. "Si, pero nosotros hacemos otro tipo de juegos." Ahora era mi turno para sonrojarme, si ella lo notara, estaría siendo la burla de toda la semana.

"¿Entonces si quieres que llamemos a la cigüeña?" Exclamé 'ligeramente' entusiasmado, había aprovechado la creatividad de Tomoyo para confeccionar en otras cosas.

"Baka!" Su codo ligeramente golpeo mi cuello, sonreí más mientras se bajaba de mi regazo y plantaba un nuevo beso en el área previamente asaltada.

"Haré una llamada para que Li-kun pase por su sobrina." Kami-sama! Aquel guiño alzo en mí el ánimo de un niño recibiendo un chocolate.

"Hai!" Hasta salté de mi sillón preferido, para encontrarme con la perseverante Yukari.

"Ne, Kawaii musume. ¿Adivina qué?" me agaché y una amplia sonrisa se dibujó en mis labios.

"Nani?" fue su corta respuesta.

"Hoy te quedaras en casa con tu tío Shaoran." Esperé a ver su reacción, primero pensó en el nombre, después se le iluminaron los ojos violeta que saco únicamente de su madre. Y después como buena Hiragizawa sonrió maliciosamente, planeando tal vez, alguna diablura, siguiendo la tradición de la familia.

Orgulloso, sobé la cabeza de la pequeña sonriéndole de oreja a oreja.

"Esa es mi hija."

FIN

Espero les haya gustado, en realidad no era una historia de dos capítulos, solo que la hice muy larga como para leerse en uno solo. Perdonen las molestias. De nuevo… ¡Feliz Cumpleaños Kali-dono!

gomen nasai = Perdon (perdoname)

demo dareka ga suki desu wa = pero yo la amaba.

Wakatta… Zutto da wakatta = Lo sé... Siempre lo supe.

Nakaide Eriol-kun = No llores Eriol-kun.

Tou-san = padre

Haha = forma cariñosa de decir 'mama'.

ne koiishi? = el 'ne' es para reafirmar (solo en este caso) diciendo: verdad, amor? Koiishi = amor mio (forma cariñosa de referirse a la pareja).

Ne, Kawaii musume. =  en este encunciado el 'ne' es como para llamar a alguien como un 'hey!' o un 'oye', kawaii musume = pequeña niña linda.

Nani? = ¿qué?

* no se muy bien japonés, pero por ahí va la cosa, cualquier duda o pregunta ¡mándenme un mail!. Ja ne! ^_~

Nani?