Sueña Conmigo.

If I never knew you
If I never felt this love
I would have no inkling of
How precious life can be

(Si nunca te hubiera conocido
si nunca hubiera sentido este amor
no tendría ni idea
de lo preciosa que puede ser la vida)

And if I never held you
I would never have a clue
How at last I'd find in you
The missing part of me

(Y si nunca te hubiera sostenido
no tendría ni una pista
de cómo es que al fin encontré en ti
la parte que faltaba en mi)

*Soundtrack de Pocahontas. 'If I never knew you'

Capítulo 2: El otro lado del espejo.

La primera vez que se había fijado realmente en Samantha Drake, había sido a finales de su cuarto año. Había sido cuando todos los hijos de mortifagos habían recibido una carta, indicándoles del regreso inminente de Lord Voldermort.  Se había fijado en ella, porque había tenido miedo. Pero más importante, había sido la única valiente en demostrarlo.  Ese hecho le había ganado un poco de respeto en la mente de Draco Malfoy.

Las siguientes veces que la había visto, era porque le habían recordado a un cariño prohibido. A algo que nunca debería de haber sentido, y mucho menos por una Gryffindor. Si tenía que haber sido por una chica de otra casa distinta a Slytherin, pudo haber sido por alguien de Ravenclaw.  Y para terminar bien su único descuido, no había podido ser alguna otra Gryffindor. Tenía que haberse fijado en la hermana menor de la comadreja. Nunca debía de haberse fijado en la alegre vitalidad de Ginny Weasley.

Pero desde entonces, como se había prohibido siquiera voltear a ver a la menor de los Weasley, volteaba a ver a Samantha Drake.

Debía admitir que durante el primer año que la había visto, la única diferencia que había encontrado con la pelirroja de Gryffindor era que Drake iba en Slytherin.

Fue hasta luego, a finales de su quinto años,  cuando Ginnny Weasley y Potter empezaron a pasar más tiempo juntos, cuando notó la manera en que el idiota se sonrojaba frente a la chica, y cuando notó como las manos de los dos se tomaban, que empezó a notar diferencias.

En sus ansías de olvidar las tonterías que había sentido..... que no había sentido, empezó a encontrar irritante cada uno de sus detalles. Todo lo que había hecho para que no le importara, volvió a hacerlo, porque un Malfoy debía ser fuerte, debía ser lo más cercano a la perfección. Un Malfoy nunca, NUNCA debería de mostrar alguna debilidad.  Y el sentir algo por alguien era debilidad.

Un Malfoy debía ser perfecto y respetado. Y era obvio que la pequeña comadreja nunca lo haría. No cómo él lo merecía.

Casi no vio a Samantha durante su sexto año. Samantha Drake era novia de un Ravenclaw, Joshua Jackson, desde su tercer año, y el verla con otro era como ver a Ginny con Potter.

Maldita fuera su suerte. ¡Si no fueran tan parecidas!

En la escuela rehuía su presencia, pero cada verano, en las horribles juntas de mortifagos, donde los 'padres' se divertían viendo a sus hijos enfrentarse en duelos, encontraba una extraña calidez con su presencia. Quizá porque a pesar de saber muchas maldiciones, y de ser valiente, Samantha siempre se rehusaba a ser la primera en atacar.

Era extraña. A menudo se preguntaba porque había terminado en Slytherin.

De hecho, fue en una de esas fiestas cuando notó lo diferente que era Samantha a Ginny.

Para empezar por lo más obvio, el cabello.  Alguna vez los había confundido y los había considerado iguales. Pero mientras el cabello de Weasley era rojo fuego, el de Drake ni siquiera era completamente rojo. Su cabello era de un espeso tono castaño rojizo, que con la luz del sol destacaba los reflejos carmesí.

También, mientras el cabello de Ginny era ondulado, que le llegaba hasta un poco debajo de los hombros, y usualmente estaba sostenido en una cola de caballo, el de Samantha era completamente lacio, y caía como una cascada de seda por su espalda, hasta un poco debajo de si cintura. Casi nunca había visto que lo tuviera sujeto.

Lo siguiente, era el cuerpo.

Samantha poseía una elegante fluidez en cada uno de sus movimientos, y en si parecía  haber sido esculpida y conjurada para tener vida. No era demasiado alta, pero todo en ella estaba lo suficientemente proporcionado para hacer que fuera hermosa. Todo su ser era rodeado por un aire de fragilidad inmensa

La chica Weasley era alta y atlética. También de cuerpo hermoso, pero era como ver a un potro salvaje. En lo que había delicadeza en Samantha, en Ginny había una fortaleza increíble. No había dudas de porque era buena en el quidditch.

Luego, también estaba la piel. Era increíble que no se hubiera dado cuenta antes. La piel de la pelirroja, como la de toda su familia, estaba cubierta de pecas, en especial en su nariz y en sus mejillas. Pero incluso debajo de esas manchas, el tono de la piel era ligeramente moreno. En cambio, la castaña tenía la piel pálida, casi tan pálida como la de él, sólo que un saludable y tierno tono rosado usualmente estaba en sus mejillas, dándole, junto con sus grandes ojos, la apariencia de una muñeca.

No supo durante cuanto tiempo la estuvo viendo, con una copa de vino blanco en sus dedos. Fue hasta que Lucius, su padre, se acercó con la chica que había estado viendo que volvió a la realidad.

- Draco –dijo suavemente, arrastrando las palabras. Draco se levantó del sofá donde estaba, dejando la copa en una mesa- creo que recuerdas a Samantha Drake, ¿no es así?

Lucius tenía una de sus manos pálidas en los hombros de la chica, y la estaba mostrando como quien mostraba un premio. Draco sabía lo que debía de estar sintiendo la chica. A menudo él había sido mostrado así.

- La recuerdo. Buenas noches, Samantha. - dijo con una leve inclinación de cabeza, sin sonreírle a la chica. Ella le ofreció una flamante sonrisa falsa, y se inclinó levemente.

- Buenas noches, Draco.- dijo levemente, antes de pasar un mechón atrás de su oreja.

- ¿Por qué no bailan ustedes dos? Tengo algunas cosas que hablar con su padre, señorita. Estoy seguro que pasaran un buen rato.- Por su tono de voz, indicaba que no aceptaría una negativa. Pero la educación de ambos los había enseñado la elegante e hipócrita manera de comportarse.

- Cómo diga, padre.

- Será un placer, señor Malfoy. Gracias por su amabilidad. –dijo la joven inclinando levemente la cabeza.

Los dos, bien educados hasta el punto de casi ser domesticados, se miraron por unos momentos, antes de que Draco le ofreciera el brazo en un gesto cien mil veces practicados. Ella también tomó su brazo, y los dos se dirigieron hacia la pista, para empezar a bailar con la práctica mostrándose en sus pasos.

Desde la muerte de los Parkinson en una de las batallas, sus padres insistían en encontrar un buen partido para Draco. Y al parecer, el último partido escogido había sido la menor de las Drakes. Pero también era la única en ir en Slytherin.

- Dime, ¿odias tanto esta farsa como yo?

No supo cuanto tiempo estuvieron bailando en silencio.  Pero fue luego cuando escuchó la delicada y musical voz de Samantha que regresó al salón elegantemente decorado.

- ¿A que te refieres?

- A tener que sonreír y bailar con alguien que conociste a los once años, y con la que no habías vuelto a hablar desde ese entonces. – ella le sonrió, pero nuevamente pudo notar que la sonrisa no había llegado a sus ojos.

Conocía perfectamente ese tipo de miradas.

- Eso creo. Pero es algo a lo que me he acostumbrado –dijo, mientras le daba una vuelta a la chica.

- Y creo que ahora eres el nuevo prospecto de mi padre para mi. –dijo ella levantando una elegante ceja.

Y él se encontró disfrutando su plática con la joven. Le dio el mismo tipo de sonrisa que ella le había ofrecido, antes de continuar.

- Y creo que mis padres te consideran..... digna...... para pertenecer a los Malfoy.

- No creo merecerlo –dijo irónicamente, antes de volver a sonreír- ¿Sigues sufriendo por la muerte de Pansy?- le preguntó con el mismo tono de voz, mientras volvía a poner su mano en el hombro de Draco.

- No tienes ni idea –dijo destilando sarcasmo.

Se sorprendió al notar que era verdad que se sentía a gusto en compañía de esta chica. Aunque no era algo raro. De pasar tanto tiempo en compañía de Crab y Goyle, cualquiera con inteligencia se sentiría estimulado por la plática inteligente de una preciosa joven. Y más cuando con ese sarcasmo podía notar a la verdadera chica que escondían las facciones de porcelana e inocencia casi de muñeca.

- Y..... a Jackson..... ¿no le importa que su novia sea una futura mortifago?

Notó una sombra de dolor pasar por los ojos de la joven, y fue durante esos momentos que notó que no eran tono avellana, como los había considerado antes. Eran casi de un tono color champaña, o miel, y tenía unas pequeñas pecas verdes alrededor del iris. Eran lo más alejado que podía haber del tono café.

Con la amargura notoria en su voz, Samantha bajó la mirada, y cuando volvió a hablar, Draco pudo notar la misma frialdad en su voz que la que él solía usar.

- Le importó..... mientras fue su novia.

El tono de su voz fue definitivo, y Draco, quizás porque se sentía reflejado en esa joven, no comentó nada más.

Bailaron en silencio por unos minutos, y el joven de cabellos platinados buscó por algo que decir, y que retomara la antigua conversación sarcástica.

- Te queda bien el azul, Samantha.

La joven parpadeó, su repentina amargura olvidada, y se separó levemente su mirada miel bajando hasta ver su túnica.

Draco también observó el efecto. La túnica se sostenía del hombro, dejando el elegante cuello descubierto.  La túnica de un tono azul media noche se abrazaba a la figura esbelta  mostrando el cuerpo desarrollado de una mujer, no el de una adolescente de dieciséis. Seguía ajustado hasta llegar a su cintura, y de ahí fluía en un torrente de seda hasta llegar a sus pies. Sonrió levemente. No era un mal partido.

- Gracias –dijo ruborizándose levemente- A ti tampoco te queda mal.

- Era obvio. –dijo extendiendo sus brazos, mostrando la túnica azul marino- Soy un Malfoy. Todo tiene que quedarme bien.

La chica lo observó unos instantes, antes de que una suave risa escapara de sus labios. Luego de reponerse, entornó sus ojos, pero Draco pudo notar que por primera vez en toda la noche, su mirada sostenía un poco de alegría.

- Cierto. Debí de haber olvidado eso.

Una vez retomado el antiguo rumbo de su conversación, habían empezado a bailar otra vez, cuando Lucius Malfoy se acercó con un hombre alto y de apariencia fría..... el padre de Samantha, Alexander Drake.

Viendo a Alexander, notó lo diferente que era el padre a la hija. El señor Drake era un hombre alto y robusto, de cabello negros, piel morena y ojos azules. Pero en donde había fragilidad e inocencia en la hija, estaba rodeado de una extrema frialdad.

- Joven Malfoy, hija. Espero que se hayan divertido. –dijo educadamente, pero sin que su voz demostrara que lo que decía era verdad.

- Así fue, padre.- Al decir esto, Samantha se separó de Draco, poniendo sus manos delante de ella.

- Su hija, señor Drake, es muy inteligente. Felicidades. –Para cualquier otra persona, el halago habría parecido que había sido dirigido a Alexander, pero mientras lo decía, Draco no había retirado su vista de Samantha, que se había sonrojado levemente.

- De eso no tengo la menor duda. Será un gran miembro para nuestra familia.- dijo Lucios malignamente.

Quizá por no haber perdido de vista a Samantha, fue que Draco se dio cuenta del cambio en el rostro de la chica. Su mirada, que aun había conservado una chispa de alegría, se ensombreció, y bajó el rostro levemente.

- ¿Acaso lo dudabas, Lucius? Samantha es la que más talento tiene de mis hijas. No en vano fue elegida en Slytherin.- dijo con una pizca de sorpresa el señor Drake, levantando una ceja y mostrando una leve sonrisa.

- Gracias, padre. – Samantha se inclinó levemente, como agradeciendo el halago, pero Draco pudo notar que sus manos se habían tensado. Parecía sentir repulsión ante la idea.- No merezco tantos aprecios.

- Así es como deben de ser las mujeres. Calladas, discretas y hermosas. ¡Por qué no habías nacido hace veinte años, niña!- dijo Lucius riendo ante su propia broma, mientras levantaba el rostro de la chica con una mano, observándola como si observara a un espécimen en una competencia.

- Por Merlín, señor Malfoy- dijo Samantha coquetamente, con su hermosa y deslumbrante sonrisa falsa- no diga más, o hará que me ruborice.

Los dos hombres mayores rieron, Draco pareció compartir la broma, pero estaba demasiado ocupado viendo los sentimientos de odio, tristeza y amargura reflejado en los ojos dorados de Samantha.

- Le has enseñado bien, Alexander. Sin duda alguna será un verdadero premio para el que se quede con ella.

- Gracias. Pero tu muchacho no está nada mal, Lucius. Es un verdadero Slytherin. Y muy parecido a ti.

- Señor Drake, soy in merecedor de tales comparaciones. Pero se las agradezco.- dijo Draco, alzando una ceja levemente, mientras los hombres mayores parecían contentos ante el comportamiento de sus hijos.

Para Draco, no pudo haber habido mayor insulto.

- Es una pena que tengamos que irnos tan pronto, pero mañana Charlotte tiene un recital, y obviamente iremos.- Dijo Alexander, estrechando la mano de Lucius.

En ese momento, un mayordomo llevó dos capas, una negra igual a la túnica del señor Drake, y la otra de un tono azulado, que seguramente era de Samantha.

- Si, entiendo. Pero estoy seguro que nuestros hijos se verán a menudo, ¿no es así, Draco?

- Claro que si, padre.

- Muchas gracias por sus amabilidades, señor Malfoy. –dijo Samantha inclinándose, su largo cabello cayendo un poco hacia delante.- Fue una velada inolvidable.

Lucius tomó la mano de Samantha, y dejó un beso en la nívea mano, sorprendiendo a la joven. Luego, tomó uno de los mechones de cabello castaño, y lo mantuvo unos momentos en sus manos, antes de dejarlo ir.

- .... Hermosa..... digna...... Nuevamente, te felicito, Alexander.- dijo en un tono frío, como si hubieran estado terminando de cerrar un negocio.

- Gracias Lucius. Nos veremos para nuestra junta el lunes.

- Claro que si. Draco, despídete por favor.

Draco, obedeciendo, fue hasta el señor Drake y estrechó su mano levemente. Luego, fue con Samantha, y tomó su otra mano, y la besó suavemente, sus ojos nunca dejando los de ella.

- Gracias por la agradable velada, Samantha.

- El placer fue mío, Draco.

Antes de que se apartaran, Samantha le susurró unas palabras. 'Nos vemos en Hogwarts'. Luego, los dos hombres Malfoy se acercaron a la puerta junto con sus huéspedes.

- Despídeme de Narcisa, Lucius. Y los espero a ti y a tu familia para Navidad en nuestra humilde morada.

- Lo haré. Y si todo va bien, tomaré tu palabra. Linda Samantha, fue un placer verte. Te espera un brillante futuro.

- Lo sé señor Malfoy. Y soy muy..... afortunada.

Y sin ninguna otra palabra, padre e hija subieron a su carruaje, que se perdió en la noche.

Draco se quedó en la puerta unos momentos, pensando en quien seguramente su padre había decidido fuera miembro de los Malfoy. Tendría que ver alguna manera de probar que no era digna. O en caso contrario, afirmar su consentimiento.

Bueno, pudo haberle ido peor. Su padre había querido que estuviera con Pansy.

Una sonrisa sarcástica surgió a sus labios, mientras pensaba en las posibilidades para ver si era digna o no.

- Nos veremos en Hogwarts, Samantha Drake. Definitivamente, nos veremos en Hogwarts.

Continuará.....

NOTAS DE LA AUTORA:

¡MILAGRO! ¡VA A NEVAR! ¡TERMINÉ DOS CAPÍTULOS EL MISMO DÍA! :p En fin. Ojalá mi inspiración siga cooperando.

Bueno, ya mostré un poco más de la relación Samantha / Draco, y parece que sus padres quieren intervenir, pero..... vamos..... ¿¿¿creen que les voy a hacer las cosas tan fáciles??? ^^ Nop, que bueno que lo supieron.

Se me olvidó comentar un pequeñiiiito detalle. En los siguientes capítulos va a haber uso de situaciones adultas, no muy serias, creo. Y puede que crezca hasta ser lime, pero el lime no está decidido todavía. Pero bueno, nada más aviso para que no se espanten ^^U.

Para los que se lleguen a preguntar, no. No hay relación entre la hija de Draco y Samantha Drake. Ninguna otra relación aparte del nombre. Pero eso es TODO lo que voy a decir sobre los planes de este fic ^^.

Bueno, no se me ocurre nada más que decir. Sólo que para dudas, comentarios, sugerencias y demás, me pueden contactar a: hechizera_kali_cefiro@hotmail.com o a hechicera_kali_cefiro@yahoo.com.mx

¡Nos vemos!

JA NE

XO

Kali