Sueña Conmigo.Me sigue rodeando
La sombra de ti
Y siguen rodando por ahí
Todas las palabras que dijimos
Y los besos que nos dimos
Como siempre
Hoy estoy
Pensando en ti
*Shakira. 'Sombra de ti'
Capítulo 4: Jugando con fuego.
Esa noche de Halloween, el festín que se llevaba todos los años fue cancelado. En su lugar, se tuvo que atender a los múltiples alumnos que habían sufrido maldiciones y heridas. Y además, todo Hogwarts estaba cubierto de una sombra de luto.
Draco Malfoy no podía evitar sentirse parcialmente responsable. Pero aun así, detuvo esos sentimientos, mientras estaba con Samantha en sus brazos.
Había logrado llevarla a la Sala Común de Slytherin. Algunos maestros habían sugerido que fuera a la enfermería, pero la chica se había rehusado.
No quería estar en el lugar donde estaría el cadáver de Joshua.
Luego de un rato, abrió los ojos súbitamente, preguntándose porque estaba en uno de los sofás de la Sala Común, fue hasta que bajó un poco la mirada que encontró su razón: Samantha. Por alguna razón, ella no lo había soltado en toda la noche, y al final, recordaba haberse quedado dormido, observó su reloj, quitando su brazo de alrededor de la figura de la joven, y observó su elegante reloj de plata.
Pasaban de las cuatro.
Suavemente, se sentó, dejando que la cabeza de cabellos castaños descansara en su regazo.
¿Qué demonios había pasado? Había permitido que ella –una chica con la que llevaba hablando apenas dos meses- se abrazara llorando a él.
Sonrió un poco al pensar en la confianza que eso implicaba. Nunca nadie había hecho eso con él.
¿Quién lo hubiera pensado?
Suavemente, la reunió en sus brazos. No tenía pensado dormir lo que quedaba de la noche en el incómodo sofá, y ciertamente no planeaba dejarla sola. Él mejor que nadie sabía de lo que era capaz un Slytherin.
Con cuidado, se levantó, y se dirigió hacia los cuartos de las mujeres. Había ventajas de pertenecer a la casa del verde y plateado. Una de ellas –a parte de ser beneficiados en Pociones- era tener cuartos para cada alumno.
Fue lentamente hasta donde empezaba la sección de las alumnas de sexto grado, y con cuidado, haciendo que la cabeza de ella descansara contra su hombro, abrió la puerta con el apellido 'Drake' afuera.
Lo primero que lo recibió fue un sutil olor a fresas. De cerrar los ojos, casi podía imaginarse en un campo llenos de esta sensual fruta. Bajó la cabeza un poco, hasta estar cerca de sus cabellos. Nunca se había dado cuenta de que ese era el olor que rodeaba a la chica.
La llevó con cuidado a la cama. Retiró con cuidado las sábanas de seda gris, y la acomodó en las almohadas. Con cuidado retiró su brazo, a penas dejando unos segundos tocar el rostro de la chica. Parecía enferma, con surcos cruzando su rostro.
No era su culpa. Era culpa de Jackson por entrometerse entre Potter y la maldición.
Estaba cerca de la puerta cuando escuchó el colchón moverse lentamente. Sin verla, sintió cuando ella se levantó.
- ¿Draco?
- Duerme, Samantha. Es muy temprano.
- Fue.... fue real. Josh está muerto, ¿no es así?
Sintió el dolor en la voz dulce de la joven, y todo lo que se había estado diciendo, sobre la muerte del joven no siendo su culpa, se hizo pedazos. Pasó una mano por sus cabellos platinados, y volteó a verla.
Había elevado sus rodillas, y las había abrazado escondiendo su rostro entre sus brazos. Su largo cabello caía a su alrededor, que casi lograban esconderla del mundo. Suavemente, se acercó hasta donde ella estaba, y se sentó al lado de su cama. Pensó en acariciar la suave cortina de seda, o hacer algo para evitar el dolor que debía estar sintiendo.
No se le ocurrió nada.
- Yo.....
- Lo odio.- murmuró suavemente Samantha, sorprendiéndolo por la frialdad que había en su voz.
- ¿Que?
- Todo esto.....
- Samantha.....
- Olvídalo, Draco. No importa.
Alzó su rostro, y pudo notar las ojeras que marcaban la piel, y el cansancio que reflejaban sus ojos miel. Notó como un suspiro escapó de sus labios, antes de que le sonriera levemente.
- Gracias por preocuparte por mi. Pero mejor ve a dormir.
- De acuerdo. Tu también descansa.
Sin ninguna otra palabra se levantó, un extraño sentimiento de impotencia en sus hombros. Nuevamente, trató de repetirse que no era su culpa.
El que Samantha hubiera llorado por la muerte de Joshua, era porque había tenido una debilidad, y había sentido algo por alguien. No había forma de que eso fuera su responsabilidad.
Pero no pudo evitar sentirse mal, cuando en el pasillo, al cerrar la puerta, escuchó los desgarradores sollozos de Samantha.
~*~*~*~*~
Con el tiempo, todo pareció mejorarse. Las salidas a Hogsmeade ahora eran mucho más cuidadas, y se habían instalado un grupo de aurores para estar ahí todo el tiempo.
Lo había sorprendido la chica Drake, una vez más. Durante todo el primero de Noviembre, no había salido de su habitación. Notó cuando la profesora McGonagall entró en su cuarto, y como al salir la jefa de la casa Gryffindor tenía los ojos ligeramente rojos. Y en la noche, el mismísimo profesor Snape le había llevado una poción para dormir.
Sin embargo, el dos de Noviembre, había salido como si nada, con su misma sonrisa de aparente alegría. Sólo hubo un momento, cuando Dumbledore pidió un minuto de silencio en la memoria de Joshua, que se vio a punto de llorar. Fue más por respeto a ella, que estuvo entre los Slytherin que se pusieron de pie –obviamente consiguiendo que Crabble y Goyle también se levantaran.
Unas semanas después, a principios de Diciembre, estaba caminando hacia el salón de pociones, para cuestionar a Snape sobre unas pociones en las que estaba trabajando para su proyecto en los EXTASIS. Y claro, vagamente recordaba que los Slytherin y los Gryffindor de sexto grado tenían clases.
- No puedo creerlo –murmuró una chica Slytherin que salía del salón, con una mirada de incredulidad en su rostro. Notó que esa misma mirada estaba en varios Slytherin.
Detuvo a la hermana menor de Blaise, Joan Zabini, con un brazo, su curiosidad movida.
- Joan, ¿que pasó? – notó el leve sonrojo que cubrió las mejillas bronceadas, y sonrió ante el éxito que tenía con las chicas. Pero al salir del estupor, reaccionó.
- Es que..... es increíble.
- ¿Qué es increíble?
- Nunca.... y sé que el profesor tampoco.....
Draco suspiró, antes de agacharse, y suavemente acariciar la mejilla de Joan, logrando que ella dejara de hablar, y el sonrojo en sus mejillas volviera con renovadas fuerzas.
- Joan, linda. Por favor. ¿Qué pasó en Pociones?
- Samantha defendió a un Gryffindor.
El joven parpadeó, no creyendo lo que sus oídos habían escuchado. ¿¿Un Slytherin defendiendo a un Gryffindor?? ¿¿Qué iba a pasar luego?? ¿McGonagall les iba a regalar puntos a los alumnos? ¿Longbottom derrotaría a Voldermort él solo?
Volvió a la realidad cuando notó que Joan seguía hablando sobre lo que había pasado en clases. Si que le había hecho mal a la niña pasar tanto tiempo con Pansy en su primer y segundo año.
- ..... y entonces, cuando el profesor Snape le preguntó a Creevey -¿¡Había defendido a Creevey!?- si había sido él el que había puesto más de los tres gramos de escarabajos necesarios, Samantha intervino, ¡y dijo que había sido ella la que había puesto un gramo más! Casi pensé que iba a bajarnos puntos, pero entonces Samantha se puso a recitar para que servía la poción, y todo lo que llevaba, y al final terminamos con diez puntos más.
- Veo. Con permiso.
Empezó a caminar con paso rápido, sintiendo las pisadas de sus guardaespaldas atrás de él. Antes de llegar al salón de pociones, se congeló.
Efectivamente, ahí estaba Samantha. Pero no estaba sola. ¡¡¡Estaba rodeada de Gryffindors!!! ¡Y no cualquiera! ¡Era el trío de idiotas!
Ahí estaba ella, con la bufanda verde y plateada que mostraba su casa, riendo y charlando con Ginny Weasley –si alguna vez las había considerado parecidas, ahora que las estaba viendo así, no tenía ninguna duda- Harry Potter, Colin Creevey, Hermione Granger..... ¡y tomando el brazo de Ronald Weasley!
La joven reía ligeramente, haciéndose hacia delante, mientras su cabello colgaba de su figura. Los cinco Gryffindor reían asombrados, como si no creyeran lo que estaba pasando. Y el idiota de Creevey se estaba sonrojando, porque de vez en vez, Samantha lo tocaba en el hombro, y le sonreía..... ¡le estaba sonriendo de verdad!
- Debo admitir que no les creí cuando me comentaron sobre Samantha. En verdad lo siento. –dijo Potter, tomando el brazo de Ginny. La pelirroja le dirigió a su novio una brillante sonrisa, antes de voltear a ver a la distinguida Drake, y guiñarle un ojo.
- Te dijo, Sammy es la excepción que confirma la regla en Slytherin. –dijo Weasley, revolviendo suavemente los cabellos de la chica.
- No sé como agradecerte, Sam. Snape probablemente me habría hecho limpiar los calabozos con un cepillo de dientes.
- No creo. –dijo Granger levemente, logrando que todos voltearan a verla. Entonces, ella sonrió. – Ya ha puesto ese castigo mucho. Probablemente te pondría a hacerlo con un pincel.
- Olvídalo Colin. Sólo disfruta tu cita con Megan, ¿de acuerdo? – respondió Samantha, aun con su sonrisa.
- Claro, tengo que irme..... ¡rayos, se me hizo tarde! ¡quedé de pasar por Megan al invernadero! ¡Hasta luego!
Luego de que el muchacho salió corriendo, Los cinco empezaron a caminar, con Weasley tomando el brazo tanto de Granger como del de Samantha.
- Oye, Samantha. No sabía que te juntabas con comadrejas.
Inmediatamente, cuatro ojos lanzaron dagas contra él. Draco sólo sonrió burlonamente, en especial hacia el mayor de los Weasley presentes. Samantha se puso pálida, y se interpuso entre la comadreja y él.
- Draco, ya basta por favor.
- ¿Tu padre sabe que te juntas con dos pobretones, y una sangre sucia?
- ¡Te lavaré la boca! –gritó Ron, y esquivando a Samantha empujó al joven contra la pared.
- ¡Ron, basta! –gritaron Hermione y la joven castaña, tratando de que soltara el brazo alrededor del cuello de Draco.
- ¿Qué demonios está pasando?
Tenía que ser su día de mala suerte. El peor maestro de todo Hogwarts había tenido que descubrirlos. Mundungus Fletcher, profesor del taller de duelo, con un humor peor que el de Snape –si es que eso era posible. La única desventaja es que solía ser injusto con los alumnos de todas las casas. Y ni siquiera Draco había logrado engañarlo.
- Weasley, suelte a Malfoy en este instante.
Lentamente, aun viendo como si fuera a asesinarlo en cualquier momento, lo soltó, provocando un quejido leve de la garganta del joven. Por si acaso, Samantha se puso a su lado, tomando su brazo, como si pudiera detenerlo.
Extrañamente, si logró calmarlo un poco el que la chica estuviera tomando su brazo tan estrechamente.
- No quiero saber que pasó. Me basó en lo que vi. –dijo el profesor Fletcher, viendo a Potter, a Weasley, y a él. – Debería de enviarlos a ustedes tres, chiquillos, con el profesor Dumbledore. ¡De ser otra época, ya merecerían expulsión!
- Pero profesor..... en verdad que no es tan grave..... –dijo Samantha levemente, poniendo su mejor cara inocente. ¡Hasta Draco –que se empezaba a considerar experto en reconocer las diferentes máscaras de la chica- casi se la cree!
- Señorita Drake, me sorprende que usted.....
- Sé que hicimos mal profesor, pero por favor.... perdónelos. ¿No podría ponernos sólo una detención? –dijo batiendo sus grandes pestañas, y poniendo una carita triste que podría romper el corazón de cualquiera.
- No lo sé señorita.....
- En verdad profesor..... no lo volveremos a hacer..... ¿si?
Draco abrió los ojos sorprendidos, cuando el profesor asintió levemente..... ¡casi sonriendo!. Un castigo no estaría del todo mal, si conseguía pasarlo con Samantha, y no con cualquier otro de los cuatro idiotas.
Y milagrosamente, había tenido suerte. Por llamarlo de algún modo.
Habían sido divididos en parejas (Weasley y Weasley, Potter y Granger, Drake y Malfoy) para 'ayudar' a Filch a limpiar cada uno –a la usanza muggle- un sector del inmenso castillo.
A ellos les había tocado el Gran Comedor, donde el siempre encantador Peeves había derramado pintura, aceite, y cuanta cosa líquida había encontrado.
Y en ese momento llevaban exactamente dos horas de haber estado trabajando, y Samantha no le había dirigido la palabra desde que los habían castigado.
Dejó de fregar una pared, y volteó a verla. Tenía su sedoso cabello sujeto en una cola de caballo alta, y había dejado su túnica de Hogwarts en una silla, quedando con unos pantalones de mezclilla estrechos y una blusa negra de manga larga.
Lo que podía esconder el uniforme.
Él mismo se había quitado su túnica, y estaba con una camisa blanca y unos pantalones negros. No sabía si acercarse, pero finalmente lo hizo –completamente en silencio- cuando notó que estaba tratando de tallarse un hombro, y que movía el cuello, tratando de desentumirlo.
Lentamente, puso sus manos en los hombros de la chica, y suavemente empezó a masajearlos, logrando que ella brincara un poco, antes de empezar a relajarse bajo sus manos expertas.
- No deberías hacer esto..... vamos a perder tiempo.....-trató de quejarse, pero un leve gemido salió junto con sus palabras.
- Estás cansada..... terminaremos más pronto si descansas un poco.
- No estaría cansada si no hubieras provocado una pelea con Ron. –dijo ella suavemente, echando su cabeza hacia atrás, dándole a Draco una perfecta visión de su cuello.
- Sólo preguntaba por curiosidad. Es decir, ¿qué pensaría el ilustre Alexander Drake si supiera que.....?
Antes de que pudiera terminar la frase, Samantha se alejó rápidamente. Se agachó y volvió a tomar el cepillo que había tirado. Lo poco que se había relajado, se había vuelto a tensar.
Podría jurar que había sido por la mención del padre de la chica. Tendría que indagar ese asunto.
- Será mejor que continuemos.
Y sin esperar la opinión de él, empezó a tallar nuevamente su pared. Con un suspiro de desesperación, Draco volvió a hacer lo mismo.
Fue tres horas y media después, a las tres de la mañana, con los brazos semi dormidos y oliendo a jabón, que pensó en volver a hacer la pregunta. Cómo el frío había crecido, se habían vuelto a poner sus túnicas, y estaban sentados juntos. Samantha estaba frotando sus manos, tratando de devolverles la sensibilidad y de calentarlas un poco. Draco, aunque también tenía frío, tenía un poco más de resistencia por las largas horas de quidditch.
Suavemente, tomó las manos de la chica entre las suyas, y acercándolas a su boca, empezó a soplar un poco de aire caliente, antes de frotarlas suavemente entre las suyas.
No tuvo que voltear para saber que la chica estaría sonrojada. Era asombrosa la facilidad con la que podía subírsele el color a las mejillas.
- No estás enojada conmigo, ¿verdad?
- ¿Por qué tendría que estarlo?- preguntó confundida.
- Por la detención.
- ¿Eso? No. No estoy molesta.- murmuró sorprendida ella. Draco volteó a verla.
- Eso me alegra. Dime, ¿que asunto tenías con Weasley?
La chica abrió sus grandes ojos miel unos momentos, antes de que sus hombros empezaran a temblar, y que ella tuviera que apretar los labios para controlar sus risas. Draco no le encontró nada de gracioso. ¿Qué tenía que estarse riendo? ¿¿Y que demonios tenía que ver con esa comadreja??
- ¿Por eso fue todo? –respondió luego de un rato, aun riéndose levemente. - ¡Ron es uno de mis mejores amigos! Conozco a Ginny desde siempre, y por consiguiente, también a todos sus hermanos. Ron ha sido como un hermano mayor para mi.
El rubio tuvo que contener un suspiro de alivio..... aunque no podía entender porque. Aun con las suaves manos de Samantha entre sus manos, volteó un poco su cuerpo, para verla mejor.
- ¿Y cómo es que tu padre lo permite? Es decir, por todo el contacto que tienen con los sangre sucia, los Weasley prácticamente lo son.
Una mirada triste llenó los ojos miel de la chica. Retirando sus manos de las de Draco, encogió sus rodillas y las rodeó con sus brazos, dejando su cabeza encima de estas.
- A padre nunca le agradó..... si nos permitió tener contacto, fue por mi mamá. Mamá y la señora Weasley fueron muy amigas durante la escuela, y aunque mi mamá se casó, siguieron frecuentándose.
- Pero si tu padre es mortifago......
- Pudo esconder todo es de mamá hasta luego de la caída. – La joven se rió levemente, pero fue una risa vacía y triste- como padre sólo participaba en los golpes mayores, y financiando, nunca sospecharon de él. Eran pocos los que sabían de la lealtad de mi padre por Lord Voldermort. Mi padre es un gran actor. Ni siquiera mis hermanas sospechan. Eso sólo demuestra lo ciego que puede ser alguien. Melissa.... es auror, y no sospecha en lo absoluto.
Luego de eso, la chica suspiró, hundiendo un poco su cabeza entre sus brazos. Por primera vez en mucho tiempo, el joven no tenía ni idea de que decir. Nunca había sentido ni necesidad ni deseo de consolar a nadie, pero ahora, con Samantha viéndose tan derrotada, sólo sabía que tenía que hacer algo.
Antes de que pudiera abrir la boca para decir algo, la castaña empezó a reírse levemente, antes de voltear a verlo, apoyando su cabeza en su brazo, ladeándola y viéndose como una pequeña niña.
- Nuestros padres están muy contentos con nuestra 'amistad'. Lo sabes, ¿verdad?
Él sonrió, recargándose contra la pared. Al parecer, la joven se había arrepentido de abrirse tanto, y se había acercado a un tema que era seguro.
- Claro que lo sé. Mi padre sigue considerándote digna. Llevar cuatro meses en esa posición..... eres la primera en mucho tiempo. –dijo burlonamente, esperando desaparecer la melancolía de su semblante.
Aparentemente, funcionó. Volvió a reír, pero notó que era mucho más honesta su manera de hacerlo. Al volver a abrir sus ojos, una mirada miel de ironía y broma le dio de lleno.
- Pues eres el primero de mis 'prospectos' que ha durado cuatro meses. El que más había durado en la gracia de mi padre fue durante dos meses.
Por la mirada triste que cubrió sus ojos, sospechó que había sido Jackson. Cambió el tema rápidamente.
- ¿Y de tu gracia?- pregunto levemente, inclinándose hacia ella, logrando que unos mechones de su cabello rubio cayeran sobre sus ojos. Un leve tono rosado cubrió las mejillas de la mujer, y notó que se mordió el labio inferior levemente.
- También. Pero es extraño.....
- ¿Qué? –preguntó levemente, retirando un mechón de cabello rojizo que cubría parte del rostro de Samantha. Sus dedos pudieron rozar la suavidad de su piel, y los detuvo unos segundos, antes de retirar su manos.
- Que nos llevemos bien. Siempre me dije que nunca me acercaría de esta manera a un mortifago.
- ¿Por qué lo hiciste entonces?- preguntó, temiendo la respuesta.
Samantha frunció el ceño, y los leves momentos en que estuvo en silencio se le hicieron eternos. Finalmente, la dulce voz de la chica volvió a sonar.
- Tus ojos. –respondió sin dudas. Él levantó una ceja confundido, por lo que la chica explicó mejor su respuesta. – Hace tres años, cuando me viste luego del Torneo, tus ojos eran..... no sé como explicarlo, tus ojos. No eran ni completamente grises ni completamente azules, estaban mezclados y a la vez perfectamente delimitados. Y luego me viste..... –la mirada de la chica estaba lejana, probablemente recordando ese momento. Él mismo casi no lo había recordado.-..... no nos dijimos nada, pero cuando me viste..... estabas siendo honesto.
Notó el cambio en su mirada, y vio cuando Samantha le sonrió a él, y sintió que se perdía en la profundidad de sus ojos miel, y la cercanía de su cuerpo al suyo.
- Y en la fiesta..... eras igual a mi. Creo que fue por eso que no traté ninguna de mis primeras técnicas contigo.
- ¿Primeras técnicas? –levantó una ceja divertido, sabiendo que su momento se había roto. – Explícate, Drake.
- Usualmente me toma tan sólo unos días en conseguir que un chico se vuelva loco por mi. A ti te di de lo mejor de mis habilidades, y nada pasó.
- ¿Lo mejor, eh? –respondió riendo suavemente. Draco sospechó que de haber sido cualquier otra persona, probablemente si hubiera caído en las redes de la jovencita.
- Si..... sabes, debería de sentirme ofendida, porque ninguna de mis cualidades te afectaron.- medio rió ella, sacando levemente el labio inferior.
Con cuidado, Draco estiró su mano hasta que pudo tocar nuevamente el rostro de la chica. Lentamente, levantó su barbilla, e hizo que lo viera fijamente a los ojos. Luego de eso, se inclinó un poco hasta que sus labios rozaron los de ella, cerrando los ojos en el mismo momento que eso ocurrió.
El beso no se profundizó, fue sólo una leve caricia, sus labios contra los de ella, sintiendo su pequeña mano en su muñeca apretarla, como si fuera a caer sin su sostén.
Luego de unos minutos, se separaron. Ambos abrieron los ojos, perdiéndose mutuamente en la mirada del otro. Draco se sintió completamente a gusto, como nunca le había pasado.
El beso..... había sido tan suave...... nunca le había pasado eso con nadie.
Trató de hablar, aun viéndola así.
- ¿Quién dijo que no me afectaron?
Los dos volvieron a inclinarse, él dispuesto a mostrarle a ella cuanto le habían afectado sus 'cualidades', cuando de repente los seguros mágicos que el profesor Fletcher había colocado alrededor fueron quitados, y los goznes de la puerta fueron abiertos, entrando la profesora McGonagall.
- Señorita Drake, señor Malfoy, ¿me podrían explicar que hacen todavía y a estas horas?- preguntó la profesora, levantando su varita para iluminarnos.
Vagamente pudo notar la sonrisa amable que había logrado que el mismo Mundungus Fletcher no fuera duro en un castigo.
- Verá profesora, es que el señor Filch, para evitar que pudiéramos hacer magia, se llevó nuestras varitas, y sin ellas no podíamos salir, pues el profesor Fletcher nos encerró. No quisiéramos ser una molestia. En verdad lo sentimos.
Y con eso, se ganó a otra de las profesoras más difíciles del colegio. La estricta maestra estuvo a punto de sonreír, antes de que fingiera toser.
- De acuerdo, señorita Drake. Señor Malfoy, será mejor que ustedes dos se vayan a su dormitorio.
- Muy amable de su parte, profesora.- dijo Draco amable y falsamente. Ciertamente sería agradable regresar con Samantha al dormitorio.....
Siempre había dicho que era una ventaja tener dormitorios individuales.
De repente, Samantha estornudó levemente, logrando que la profesora –que estaba retirándose hacia la puerta- volteara, y se le acercara preocupada.
- ¿Se siente bien?
- Sólo fue un estornudo.....
- Se le ve cansada y afiebrada. –dijo la profesora, tocando con cuidado la frente de la joven. Draco tuvo que admitir que se veía mal.
- Tal vez un poco.....
- Venga, la acompañaré a la enfermería. –dijo la profesora, indicándole que fuera con ella. Draco se adelantó un poco.
- Profesora, ¿no preferiría que yo fuera con Samantha?
La profesora volteó con sus severos ojos café, y lo vio fijamente, al igual que cuando estaba en examen.
- No señor Malfoy. Vaya a su dormitorio. Para mañana, la señorita Drake estará nuevamente en la casa Slytherin.
Sabiendo mejor que discutir en ese tipo de casos, Draco inclinó levemente la cabeza hacia la profesora, indicándole que obedecería, y luego la inclinó hacia Samantha, captando sus ojos por unos segundos.
- Buenas noches, Samantha. Mañana seguiremos charlando sobre las representaciones. Profesora, con su permiso.
Salió del Gran Comedor, y fue con paso lento hacia la entrada de Slytherin.
Estaba empezando a creer que jugar tan cerca del fuego no sería una buena idea.
Pero que demonios. Al menos sería divertido.
CONTINUARÁ.....
NOTAS DE LA AUTORA:
¡Me sorprendo! ¡Sólo dos semanas para publicar el siguiente capítulo! ¡Nuevo record para mi! ^^.
¡Primer beso! Y sigue mucho más tensión. En los próximos capítulos, Draco descubrirá cosas relacionadas con la familia de Samantha, sabrá porque le dicen 'El error del sombrero'. Algunos momentos de tensión con sus padres. Llegan las vacaciones de Navidad ^^.
Victoria Guerra: ^^ Gracias por el review. Y si, puse el nombre de Joshua Jackson, porque es uno de los actores favoritos de una amiga mía, y así no sabría si decidirse por Draco o Joshua ^^ -por cierto, ganó Draco- y además, me ahorré la descripción del joven ^^.
Fernalika: ¡Gracias por el review!
Sam-chan: ^^ ¿Te está gustando? ¡Ojalá y si! ^^. Y sobre lo de la esposa, aun sigo sin decir nada. Hagan sus teorías. Y no creo poder terminar el fic en una semana, ¡ni aunque no durmiera!
Lina Saotome: ^^ Espero que te haya gustado este capítulo. ¡Gracias por la presión! Es increíble que la inspiración no sirva si no se le empuja ¬¬X. ^^ Y claro que puedes usar a Samantha para tu fic. Será un honor ^^.
Alpha: La esposa de Draco..... ^.^ eso saldrá al final. Pero recuerden, puede ser un personaje completamente nuevo. Aunque cierta amiga –coffSamcoff- me ha vuelto medio adicta a la pareja de Draco/Ginny..... ^^ Yo no sep.
Cris: Me alegra mucho que te haya gustado el capítulo anterior, amiga. Espero que este también te guste, y mil gracias por los ánimos ^^.
Polgara: Gracias por el review, y por el halago, pero no prometo no matar a más personas. ) soy una sádica de lo peor.
Tiamat Atardecer: ^^ ¡Hola tía! Gracias por el review, y no te preocupes, yo también odio a Alexander y a Lucius. Pero sufrirán..... o dejo de llamarme Kali ^^. ^^UUU ¡Y no recuerdes todos los fics que debo! :P Aunque claro, a ver si mi inspiración se pone las pilas así.... ^^ ojalá te haya gustado el capítulo.
Bueno, eso es todo por esta vez.
Para comentarios, preguntas, sugerencias y demás, pueden contactarme a hechizera_kali_cefiro@hotmail.com o a hechicera_kali_cefiro@yahoo.com.mx
¡Nos vemos!
JA NE
XO
Kali
