HEY! Soy yo!!! Mimi girl!!! Necesito de su opinión para las parejas, estas pueden ser: mimato, taiora, michi, sorato, takari, takimi, takora, miyaken, taiyako, yamako, mishiro, joumi, daikari, taito, mira (estas dos ultimas no me gustan mucho) o cualquier otra.. Xgirl... eres la ke me pidio prestado mi fic 'por ke se fue'? Me da gusto volver a verte. Weno... ojala les guste lo ke sigue.



Capitulo 2

Llegué a pensar que ese era el discurso más triste que haya dado en mi vida. Como era clásico de San Valentín, miles de rosas y cartas llegaban a mi locker, pupitre o directamente a mis manos, lo cual me era agradable, pero nunca tenía alguien estable con quien estar.

Siempre he dudado que alguien pueda llegar a amarme, todos tienen razón... soy una niña mimada y malcriada.

De repente sentí como una mano se posaba en mi hombro y me sorprendió mucho ver a... "¡Matt!"

"¡Hey! ¿Cómo estas?"

"B-bien, ¿y tu?"

Su cara se volvió triste. "He estado mejor."

Levante una ceja y lo mire confundida. "¿Algún problema?"

"Pues... sí. Como ya sabes hoy es San Valentín."

"Y eso es... ¿malo?"

Se encogió de hombros. "No sé, pero ese no es el punto... bueno, tal vez." Vi como sacudió su cabeza. "Pero mi verdadero problema no es ese."

"¿Entonces cual es?" Comencé a caminar y el me siguió, caminamos hasta la banca debajo del árbol que estaba junto a los lockers y nos sentamos.

"Es Sora..."

"¿Qué con Sora?" Mire directamente a sus bellos ojos azules, esos ojos me hacían sentir como que me derretía.

"Bueno... me he dado cuenta de que ella no me ama de verdad." Miro al suelo.

"Oh, lo siento... yo no-"

"No, esta bien," Matt me interrumpió, "creo que yo tampoco la amo." Sonrió irónicamente. "¿Sabes qué es lo gracioso?"

"¿Qué?"

Levanto su mirada y me vio a los ojos. "Que no me di cuenta hasta hoy... hasta tu discurso."

Mordí mi labio inferior, y el pánico se apodero de mí. "¡Perdón, Matt, no era mi intención! Yo solo..."

Puso su palma en mi mejilla izquierda. "Shh, no es tu culpa... pero me desengañaste. A lo mejor apropósito, a lo mejor no. Gracias." Sin quitar su mano de mi mejilla, me dio un beso en la otra. "Nos vemos ahorita en el festival de San Valentín de la escuela."

Lo vi alejarse, mi mirada nunca dejo de observar su espalda; mi mano se posó en donde él me había besado. No pude describir que sentí, se me acelero el corazón y en mi mente no había otra cosa que no fuera él.

Sacudí mi cabeza. "No, no puedo pensar así. Recuerda Mimi... eso no es amor... es pasión. Pero..." Mire nuevamente por donde había desaparecido la figura de Matt. "¿por qué eso se sintió tan correcto?"

"¿Qué?"

Escuché que alguien me preguntaba, se me hacía tan familiar la voz, era la misma voz que escuchaba cuando me sentía deprimida y necesitaba que alguien me alegrara. Sonreí para mí misma antes de voltear a verlo. "Hola, Tai."

"Hola, linda. Y... ¿qué es lo que se sentía tan correcto, eh?"

Se sentó junto a mí, Dios, cuanto me agrada cuando estoy con Tai. "Oh... nada. Mejor olvídalo. ¿Entonces qué?"

"¿Qué de qué?" Me miró a los ojos.

"¿Ahora quién será la afortunada que llevarás a cenar, como lo haces todos los 14s de febrero?"

"A nadie..."

"Oh, ya entiendo." Mire al suelo. "Sigues esperando a Sora, ¿verdad? Pues creo que ahora tendrás suerte... creo que Matt y Sora terminarán, o al menos eso fue lo que le entendí a Matt... parecía algo triste."

El sonrió y se recargó en la pared. "Eso me habría servido antes, inclusive ayer... pero ya no."

Le di una mirada confundida. "¿A qué te refieres?"

"Tiene que ver contigo y tú discurso."

"Perdón, si hubiera sabido que causaría tantos problemas con ese discurso mejor no lo hubiera dicho. ¡Demonios!"

"¡No!" Tomo mis manos entre las suyas. "¡No, no, no! Todo lo que tu dijiste tenía razón, aunque duela es la verdad. Pero tu no tienes nada de que disculparte, todo lo que dijiste es lo que tu sientes... en la profundidad de tu alma. Siempre y cuando se traten de tus sentimientos tienes todo el derecho de decir que es lo que piensas o lo que sientes."

Mire sus hermosos ojos color chocolate y sonreí. "¿Quién eres tu y que has hecho con mi querido amigo Tai?"

"¡Hey!" me sonrió, "¿Qué no puedo ser serio y decir algo coherente de vez en cuando?"

"Sí... pero no pasa muy seguido."

"¡Oye!"

"Oh, Tai... no te preocupes. Ya sabes que no hay nadie tan naturalmente adorable como tú." Le toque un par de veces su nariz jugando.

"Basta... me vas a hacer sonrojar." Dijo siguiéndome el juego. Me encanta Tai, como siempre estando junto a él siento que puedo hacer lo que sea que me proponga.

Le di una palmada en su rodilla y me levanté. "Vámonos, el festival de San Valentín esta a punto de comenzar."

"Claro, y por ninguna razón queremos llegar tarde, ¿o no mi princesa?" Tai me ofreció su brazo al levantarse.

Deje salir una risita antes de aceptar su brazo. "Por supuesto, mi principe."

Ambos reímos por un rato, pero cuando nuestras risas cesaron, nos mirábamos fijamente. Poco a poco sentí como me inclinaba hacía a él, y me dio la impresión de que Tai estaba haciendo lo mismo, pues la distancia entre nosotros se disminuía rápidamente.

Estábamos muy cerca, demasiado diría yo. Nuestras narices rozaban y sentía su cálida respiración contra mis labios, supongo que Tai sentía la mía.

Justo antes de que nuestros labios se tocaran, volví a la realidad y me hice para atrás ligeramente. "Se nos hará tarde, no me quiero perder el karaoke... quiero cantar un poco."

Vi que Tai bajó su mirada, probablemente lo había lastimado, pero no puedo hacerle daño, lo quiero demasiado como para herirlo. Traté de hacerlo sentir mejor, se como le gusta cantar y tiene buena voz, pero siempre le da pena. "¿Qué dices si cantamos juntos?"

La cara de Tai volvió a iluminarse. "Me gustaría... pero ya sabes, Mimi, que canto del nabo."

"¡Claro que no!" Volteó verme con una sonrisa en su atractivo rostro. "Tu cantas maravillosamente, pero te da pena... ¡me he dado cuenta de eso!"

"Mmmm, bueno. ¡Me convenciste! ¿Cuál cantaremos?"

Solo le sonreí, y el me devolvió la sonrisa. El ya sabia la canción que quería cantar con él. Lo tome de su muñeca y corrimos juntos hacía el festival, sabiendo que canción íbamos a pedir.