---------------- 14 LA TRAMPA -----------------

El día siguiente nos levantamos al oír la campana de siempre y nos apresuramos para estar listas lo mas rápido posible. Queríamos ser de los primeros a bajar a desayunar. Bajamos a la sala común y esperamos a Harry y a Ron, quienes casi siempre tardaban mas que nosotras en bajar. Una vez que estuvieron abajo, salimos todos juntos de la sala común por el agujero que cubre el retrato. Al llegar al comedor aún faltaba mucha gente y había pocos maestros, sin embargo, la comida ya estaba ahí. Comimos algunas salchichas y tostadas y tomamos jugo de calabaza.

La primera clase que teníamos era Aritmancia, a diferencia de Harry y Ron, que tomaban Adivinación. Hermione y yo nos dirigimos hacia el aula de Aritmancia, mientras Ron y Harry iban a la torre norte, para tomar su clase con la profesora Trelawney, mientras discutían en algunas maneras para hacer creer a la profesora que Harry probablemente tenía alguna enfermedad mortal o algo así.

Después de una cansada clase con muchos números y problemas, tuvimos una un poco mas alegre, la de Encantamientos, con el profesor Flitwick, quien, montado en su pila de libros sobre su escritorio, nos enseñaba como hacer que una pluma se mojara sola en tinta y se pusiera a escribir. Tardamos horas en poder lograr que escribiera lo que quisiéramos, pero el que tardó mas fue Neville, quien antes de poder hacer que se mojara bien la pluma, había derramado el bote de tinta unas 5 veces, y había tenido que aprender a usar un encantamiento para limpiarlo antes de volver a intentar.

En la tarde, tuvimos entrenamiento de quidditch, Harry había pedido permiso a la profesora McGonagall para que nos dejara entrenar, y ella aceptó a regañadientes, no sin antes avisarle a Madame Hooch que nos supervisara. Todo salió muy bien, incluso Harry había practicado con la snitch, aunque al meterse el sol había dejado de practicar con ella. Todos los demás del equipo estábamos muy contentos de que pudiéramos practicar.

Al terminar el entrenamiento, apareció junto a las puertas del castillo una gran figura: era Hagrid, que nos estaba esperando para invitarnos a tomas el té en su cabaña. Caminamos por el pasto verde húmedo y entramos a la cabaña que está a orillas del bosque prohibido. Dejamos (Harry y yo) nuestras escobas recargadas en la pared y nos sentamos en la mesa. Hagrid nos sirvió un poco de té y nos ofreció un pedazo de pastel, del cual solo comimos un poco, pues estaba un poco menos blando que una piedra.

La noche ya había avanzado y Hagrid se disponía a acompañarnos al castillo cuando un ruido que provenía del bosque sacudió la cabaña. Era como si alguien hubiera gritado, un hombre, y que se retorcía de dolor. Todos saltamos y Hermione y yo nos abrazamos de miedo, Fang empezó a ladrar y Hagrid agarró su ballesta, que tenía guardada debajo de su gran cama.

-Vengan, los acompañaré al castillo- dijo Hagrid a los cuatro temblorosos que esperábamos parados junto a la puerta- tengo que avisar a Dumbledore de esto.

Abrió la puerta de golpe y salimos delante de Hagrid, quien a cada rato volteaba hacia el bosque con la intención de ver algo, pero por mas esfuerzo que hacíamos nosotros, la oscuridad lo cubría todo y era imposible distinguir algo en el bosque. Ya solo se oía el rugir de las ramas al moverse con el aire, que había aumentado su velocidad y se había vuelto mas frío.

-Vayan directo a la sala común y no quiero que salga, yo iré con Dumbledore- Hagrid nos dejó dentro del castillo y se dirigió con paso apresurado hacia el despacho de Dumbledore. Nosotros cuatro nos fuimos hacia la sala común de Gryffindor. Ya casi no había gente, muchos se habían ido a acostar ya, y en los sillones quedaban algunos alumnos de séptimo que estaban sumidos en una lectura entre pergaminos, tintas y plumas. Seguramente estaban haciendo sus deberes. Encontramos un lugar un poco despejado y alejado del bullicio de los que estaban ahí hablando, y nos sentamos. Hermione y yo aún estábamos asustadas y en la cara de Ron se notaba algo de miedo. Estuvimos hablando sobre lo que podría haber sido, pero nunca dimos con una respuesta razonable. Ya cansados de discutir, subimos a los dormitorios.

No tardamos mucho en dormir.

Como a las 4 y media me levanté, vi mi reloj de pulsera que tenía al lado de mi cama y después no pude dormir otra vez. Me puse mi capa, salí del dormitorio y me dirigí a la sala común, después de estar parada un rato sin saber que hacer, salí de ahí y me puse a caminar por los pasillos. Sabía que si alguien me veía me iban a regañar, pero aún así seguí caminando. Me dirigía al comedor cuando escuché una voz que venía de un pasillo cercano y me acerqué para oír mejor. La voz había cesado pero se oían unos gemidos. Asomé la cabeza por la orilla del pasillo y vi a alguien sentado en el suelo junto a la pared con la cabeza entre las piernas. Era inconfundible. Su cabello rubio estaba despeinado y la luz de la luna que entraba por una ventana descubría su pálida piel.

-¿Draco?- El muchacho se volvió a mí con los ojos rojos. No sabía si había estado llorando, de hecho no parecía haberlo hecho, pero aún así se veía muy mal- ¿qué pasa? -Yo... yo tengo algo..- parecía como si no quisiera decirlo- tengo algo que decirte- Le temblaba la voz -¿qué? ¿acerca de qué?- yo me iba acercando cada vez mas -de tu papá

Me paré en seco. ¿Estaría diciendo la verdad? ¿Sería cierto que sabía algo de él?

-Yo.. yo sé en donde está -¿En donde?!- me acerqué a él -Está.. está...- hizo una mueca de dolor y se inclinó de nuevo hacia adelante, luego reincorporándose- está cerca de aquí.. en el bosque... -¿Está en el bosque? ¿estás seguro?- me agaché hacia él y lo tomé de los hombros -si... si me dejas, yo puedo llevarte

Mi corazón empezó a palpitar mas rápido, pude sentir que el miedo que se había ido poco a poco volvía cuando oí decir a Malfoy que él me llevaría. No sabía si creerle o no, mamá me había dicho que no confiara en él, pero... ¿y si papá estaba realmente ahí? yo quería verlo, quería saber como estaba, pero... ¿y si solo era una trampa?...

-Está bien... llévame