---------------- 17 LAS CONFESIONES --------------------

Al día siguiente desperté un poco tarde y me encontré con que ni Harry ni Draco estaban ahí, pero en vez de ellos, sentado en el lugar de Harry había un mago con una barba larga y plateada, y estaba esperando a que me despertara.

-Buenos días Natalie- dijo con una sonrisa -Buenos días profesor Dumbledore- me tallé los ojos y me senté en la cama -Espero que hayas dormido bien -Si, gracias -Natalie, tengo algo que decirte, pero esta en tu decisión aceptar o no -Qué es?- El profesor Dumbledore se acomodó sus lentes de media luna y comenzó a hablarme tranquilamente -Verás, tu sabes que el ministerio niega cualquier indicio de que Voldemort está vivo de nuevo, y que no quieren tomar a Harry como testigo. Ellos conocían a tu papá y saben que tu estás bien, no "trastornada" como dicen que está Harry. Estoy seguro que lo que tu les digas te pueden creer, pero es tu decisión querer ayudar -Si quiero. ¿Qué tengo que hacer? -Tomarte la poción de la verdad y dejar que el ministro te interrogue. Habrá mas gente presente, también quiero que el diario El Profeta sepa que es lo que pasa.

Asentí. Yo quería ayudar y que supieran que fue lo que pasó la noche anterior.

-Y... Draco? que le van a hacer? -Bueno, pues.. lo tendremos vigilado. Ayer en la mañana vino Lucius Malfoy. Nunca pensamos que podría hechizar a su propio hijo. Va a estar bien, no te preocupes. Bueno, me voy, tengo que llamar al ministerio para decirles que vengan esta misma tarde.

El profesor Dumbledore se levantó y se dirigió a la puerta.

-Ah, no te olvides de agradecer a Harry por lo que ha hecho por ti. Ha estado contigo desde que llegaste hasta ahora en la mañana, y lo hubieras visto ayer en la noche, estaba muy desesperado por que te encontráramos- me guiñó un ojo y salió por la puerta, yo solamente sonreí y sentí sonrojarme.

No me había dado cuenta hasta que miré la mesita que estaba a un lado de mi cama. Había muchas tarjetas de diferentes tamaños y con mensajes como "recupérate pronto" o "lo siento mucho". Me llamaron la atención dos tarjetas que estaban al frente. Agarré una de ellas y la leí. Era de Draco. Decía que realmente sentía lo que había pasado. La otra era pequeña y roja. La letra un poco chueca me hizo darme cuenta que era de Harry. Agarré la tarjeta cuidadosamente como si fuera de cristal y la leí. La letra estaba amontonada en el poco espacio de la tarjeta.

Natalie:

Me alegra saber que estás bien y que confías en mí. Por favor, no te vayas, no quisiera dejar de verte. ¿Recuerdas el primer partido de quidditch? Antes de que te entregara el uniforme Ron dijo que me gustaba otra persona cuando los gemelos dijeron que Cho Chang iba a jugar, y era cierto. Me gusta otra persona: tú. Si alguna vez te sientes triste y quieres hablar con alguien, no te olvides de mí. Te quiere, Harry Potter.

Por primera vez desde la noche anterior me sentí alegre. Yo tenía que aceptar que sin el apoyo de Harry me hubiera vuelto loca, desde la vez de las marcas tenebrosas, hasta ahora...

Mas tarde Madame Pomfrey por fin me dejó salir. Me puse una túnica nueva que Hermione me había dejado en la mañana y salí hacia la sala común. En el camino no me topé con nadie porque eran como las tres de la tarde y la mayoría de los alumnos estaban en clases. Entré a la sala común de Gryffindor después de darle la contraseña a la señora del retrato y vi a Ginny sentada en un sillón. Me senté junto a ella y comenzamos a platicar. Me dijo que habían salido temprano de Herbología y que algunos alumnos regresaron a la sala común. Después de un rato me levanté y me fui a mi dormitorio. Llegué a mi cama y me senté. Metí una mano a la bolsa de mi túnica para sacar la tarjeta de Harry y me di cuenta de que no estaba. La busqué desesperada en las dos bolsas y seguía sin aparecer. Me levanté y salí del cuarto. Cuando me asomé a la sala común vi que Ginny sostenía en sus manos una tarjetita roja y la estaba leyendo. "Oh no", pensé. Bajé las escaleras y al llegar abajo me acerqué a Ginny. Ella me miró con ojos llorosos, me dio la tarjeta y subió corriendo las escaleras.

Yo me quedé ahí abajo hasta que empezaron a llegar mas alumnos. Muchos pasaban y me saludaban con una sonrisa, temerosa, diría yo. Era obvio que sabían lo de mi papá. Unos momentos después llegaron Harry, Ron y Hermione y se sentaron conmigo. Yo les platiqué lo del ministerio y que vendrían para interrogarme. Ellos se apuntaron a ir conmigo.

Mas tarde entró la profesora McGonagall y me dijo que ya era hora. Dejó que mis amigos fueran también. Nos dirigimos hasta el aula de Transformaciones, en donde sería todo. Entramos y vi que había mucha gente. Había gente del ministerio, gente del diario El Profeta, algunos profesores y también estaban Lupin, Arabella y Sirius, pero en forma de perro.

-Natalie, éste es el ministro de magia, el señor Cornelius Fudge

Extendió hacia mí su mano un mago con un sombrero largo de punta y túnica café. Tenía una sonrisa temerosa

-Ven, siéntate aquí.

Me acerqué a una silla en el centro del aula y me senté. Me extendieron una copa con un líquido de olor extraño.

-Ándale, tómatelo.

Me lo tomé. Por un instante me sentí extraña. Como si no pensara en nada. Sólo oía las preguntas y contestaba con la verdad, sin emociones, sin miedo.

Recuerdo haber dicho que me levanté en la noche y caminé sola, y que encontré a Draco sentado en el pasillo, conté también que él me había dicho que sabía en donde estaba mi papá, que fuimos al bosque y después de caminar un rato caímos por una ladera, que alguien me había atado y después me golpeó en la cabeza y que quedé inconsciente, que momentos después desperté flotando a unos centímetros del suelo y que no era la única que estaba así. Dije que había otros magos atados igual que yo, entre ellos mi papá, y que la persona que estaba al frente de todo, la que me había amarrado era Lucius Malfoy.

Conté lo que había dicho el señor Malfoy acerca de Voldemort, sus planes y las intenciones que tenía. También que Sirius me había salvado y me escondió detrás de un árbol. Que Lupin, Arabella y Mundungus estaban también ahí y se habían puesto a luchar con las varitas con ellos. Dije cómo me asomé por un lado del árbol y vi que Lucius Malfoy apuntaba con su varita a mi papá. Después, que yo salí corriendo al tiempo que Malfoy decía Avedra Kadvra, y que Sirius me detuvo para evitar que a mi también me matara.

Un instante después sentí que alguien me hablaba y me dirigía hacia afuera. Aún no veía bien y parecía no pensar nada. Había tres personas conmigo. Después de un rato, empecé a ver mas claramente las cosas y a entender que estaba pasando.

-¿Hermione? -Natalie! ya regresaste -¿Qué? que pasó? -Se te acaba de pasar el efecto de la poción de la verdad- dijo Ron -Ah, si.. me duele un poco la cabeza- dije mientras me frotaba la frente- ¿Vieron como reaccionó la gente de ahí dentro? -Si, todos estaban muy asustados, pero el que se veía mas pálido era el ministro Fudge- Hermione parecía muy feliz de que por fin le creyeran a alguien de lo de Voldemort -Bueno, solo espero que tomen las cosas mas enserio. Espero que mi testimonio haya ayudado -Estoy seguro que lo hizo- dijo Harry con una sonrisa. Me acordé que le tenía que decirle algo -Harry, tengo que hablar contigo -Ehhh bueno, nosotros vamos a... -Vamos a la biblioteca..- dijo Hermione agarrando a Ron de la mano y llevándolo hacia la biblioteca- Nos vemos en la sala común!

-Bueno.. de que querías hablar?- dijo Harry volteando a verme -Bueno pues.. recuerdas la tarjeta que me dejaste en la enfermería?- Harry se puso rojo -Si, la recuerdo -Cuando fui a la sala común hoy, estuve hablando con Ginny y cuando me fui al dormitorio me di cuenta que ya no traía la tarjeta, supuse que se me había caído en el camino, y.. cuando me asomé a la sala común, vi que Ginny la estaba leyendo -Oh..- Harry agachó la mirada -Y bueno... tu ya sabes que a ella le.. bueno, tu le gustas -Pues la verdad... -Oh vamos Harry, lo sabes

Habíamos empezado a caminar despacio por un pasillo que va al vestíbulo. Yo estaba nerviosa por ir hablando del tema, y al parecer Harry también.

-Bueno, si.. lo se- dijo al fin Harry -Mira, yo no quiero ocasionarte problemas con.. -Tu no tienes la culpa de lo que yo sienta, y estoy seguro que ella lo sabe -Entonces sería mejor que hables con ella, o tal vez primero con Ron, después de todo es su hermana. -Si, tal vez primero hable con Ron.- Yo sonreí y agaché la mirada al suelo, viendo mis pies avanzar.

Íbamos llegando al vestíbulo cuando se abrieron las puertas dela entrada y se vio una silueta de una persona muy grande que entraba. Hagrid parecía un poco angustiado y se acercó rápidamente hasta donde estábamos.