Topacio

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Ocho horas más de películas románticas... Qué bien... adoraba las películas de amor... Aunque, pensándolo bien, al verlas se daba cuenta que aún no tenía pareja. Las batallas contra demonios u otras fuerzas malignas ya no eran ningún pretexto como para no buscar a alguien.

¡Por su planeta guardián, Venus, que pronto encontraría una pareja o dejaría de llamarse Minako Aino!... Claro, ella era la diosa del amor.

Bueno... no era la única en esa situación... Makoto, que en ese momento estaba sentada a su lado, tenía una suerte nada envidiable en cuanto a las cuestiones románticas. Ami era demasiado tímida como para lanzarse por voluntad propia a buscar a su media naranja. Rei era un poco exigente, por no decir muy, a la hora de juzgar a aquel que pudiera ser una buena pareja.

En cuanto a la buena Usagui, estaba feliz por ella por tener a un gran hombre como Mamoru. Eran la mejor pareja que había, claro, sin contar a Haruka y a Michiru.

Por Venus... ¡Hasta Chibiusa tenía como galán al guapo Heliot!

¡No podía quedarse atrás!

Sonrió por lo bajo y juró que encontraría a ese alguien.

"¿Qué tanto piensas, Mina?", le preguntó Makoto, "no le has puesto atención a la película"

"Sólo cosas", respondió la rubia con una ligera sonrisa, "me pasas las palomitas"

"Ten", dijo su alta amiga, ofreciéndole el tazón.

Mejor dejar de pensar en tantas cosas. Quería disfrutar ese momento con una gran amiga y ofrecer su amor a la gente que la quería. Como líder de las sailors debía cuidar y proteger a sus compañeras, el amor ya vendría, sólo debía procurar ser la mejor para su princesa y sus amigas.

Claro... ella era Sailor Venus, la diosa del amor...