CAPÍTULO 5
Este Capítulo contiene contenido sexual explícito entre Dilandau y Hitomi. Si no lo deseas leer puedes ir al capítulo 5 censurado, de lo contrario lo lees bajo tu responsabilidad. En caso de haberlo leído y que te haya ofendido, te pido que no te quejes con el staff de Fanfiction.com, ya que yo cumplí mi parte advirtiendo acerca de este capítulo.
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Hitomi se le acercó curiosa, sin notar la manera en que se le pegaba la ropa a la piel, y sin tampoco darse cuenta de la mirada de Dilandau.
Dilandau no podía quitar la vista del cuerpo de Hitomi, recorriendo su mirada de su camiseta a sus largas piernas. Entonces comenzó a sentir un bulto creciendo en sus pantalones "Ahora no, maldita sea...pero Hitomi, eres tan excitante..." .
La chica entonces comenzó a oír una pequeña vocecita dentro de su cabeza, que le decía que se acercara más a Dilandau. "Está bien, no creo que me vaya a lastimar"pensó Hitomi, mientras se acercaba provocativamente a Dilandau. Este comenzó a sentir una sensación extraña en la boca del estómago...¿nervios? "¿Será posible que pueda ponerme nervioso por una mujer...por ESTA mujer?". Entonces llegó a la nariz de Dilandau el maravilloso olor de Hitomi, y sin siquiera pensarlo se puso de pie, quedando frente a frente con la chica. Hitomi se sonrojó un poco, que ella recordara, ningún chico se había acercado tanto a ella...claro, como lo iba a recordar si no conocía a ningún hombre aparte de Dilandau... ¿o si?. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz, enérgica esta vez, que le decía que se acercara aún más a Dilandau. "no, me siento extraña estando tan cerca de el", pero la voz ahora le ordenaba que lo sedujera "¿seducir?, ¡no se como hacer eso!", y pensando esto, Hitomi soltó una pequeña risa.
Dilandau observaba de cerca de la muchacha, cuando repentinamente esta soltó una risa, lo que hizo que Dilandau se quedara quieto, ya que había estado acercándose muy poco a poco a ella. Dilandau alzó una ceja, con cara interrogante, y entonces, sin pensarlo siquiera, acercó una mano a la cara de la chica, acariciando suavemente su mejilla.
-¿No te estarás riendo de mí, verdad Hitomi?
Hitomi negó con un movimiento leve de cabeza, mientras un escalofrío recorría su cuerpo, al sentir la mano de Dilandau, ahora acariciando sus labios. Sintió al mismo tiempo como comenzaba a cosquillear su estómago, y como se empezaba a poner tenso su vientre.
La voz en la cabeza de Hitomi hablaba cada vez más fuerte, insistiéndole en que se acercara a Dilandau, lo sedujera, lo besara, le hiciera cualquier cosa, pero ya. Hitomi disfrutaba tanto de las caricias de Dilandau, quería que el siempre la acariciara así. Pero comenzó a molestarse, esa voz realmente sabía como arruinar los momentos, y decidió callarla, pero...la única manera era obedeciéndola, cierto?. Pero, como pensar siquiera en darle un beso a su capitán, y si Dilandau se enojaba? Lo más seguro era que le diera una cachetada, mínimo, después de su atrevimiento.
Dilandau vió una expresión de confusión en los ojos de Hitomi. Parecían espejos, reflejaban tan claramente sus pensamientos. Sentía dentro de él, crecer también la duda, nunca había tratado a nadie tan cariñosamente, y no sabía que hacer ahora. De pronto vio ante él claramente la cara de uno de los hechiceros: "bésala, sedúcela, haz de ella lo que quieras, porque tu eres el mejor guerrero de Gaea, y ninguna mujer se te va a resistir nunca.". Dilandau sonrió. Tenía razón el hechicero, nadie era capaz de resistirse a el, y entonces se decidió a besarla. Acercó un poco su cabeza a la de Hitomi, y repentinamente, antes de que Dilandau supiera que pasaba fue empujado hacia atrás violentamente por Hitomi, cayendo los dos a la orilla del río, con Hitomi encima de él. Dilandau estaba atontado por el golpe cuando de pronto sintió la boca de Hitomi presionarse con la suya. Abrió los ojos con sorpresa. No esperaba que la chica fuera tan impulsiva, e hizo lo único que se podía hacer en su situación : devolver un beso. Comenzó a acariciar los labios de Hitomi con los suyos, mientras sentía como se iba calentando todo su cuerpo. Hitomi casi perdía la respiración, ya que no lo podía creer. De pronto comenzó a sentir como Dilandau abría su boca con su lengua, y ella le permitió la entrada.
Sus lenguas se entrelazaron, permitiendo así a cada uno saborear la boca del otro. Dilandau no podía permitir que ella tuviera el control, después de todo, ella era la débil, así que dio un giro rápido, y quedó acostado sobre ella., sin romper el beso. Dilandau comenzó a bajar las manos por el cuerpo de Hitomi, acariciando lentamente su cuello, y luego sus brazos, mientras con la lengua recorría los labios de Hitomi, para después bajar lentamente la cabeza, besando la barbilla, y después la garganta de Hitomi, iniciando reacciones maravillosas en el cuerpo de Hitomi. Entonces, Hitomi abrió los ojos, grandes de sorpresa. Vio ante ella la cara de un joven de cabello negro, y ojos púrpuras, recargado en un guymelef blanco, viendo hacia el cielo. Algo estaba mal...
Hitomi aventó a Dilandau y corrió hacia el bosque, dejando a un Dilandau confundido a la orilla del río.... "¿Crees que puedes dejarme así Hitomi?", y se lanzó tras ella.
La vio unos cuantos metros adelante, recargada en el tronco de un árbol muy grande. La confusión se notaba inmediatamente en su cara. Dilandau se le acercó muy silenciosamente, dando un rodeo para no llegar de frente a ella. Su mente era un revoltijo de imágenes. Estaba muy enojado, y además, deseaba salvajemente a Hitomi. Ya no importaba si era o no por amor, ahora solo sentía la necesidad de verla rogando, implorando por él... y sí que sabía como dejar a una mujer rogando, pero primero, debía de asegurarse que Hitomi no se escapara de nuevo.
Agarró a Hitomi por las muñecas, recargándola sobre el tronco. Hitomi estaba muy confundida, la cara de ese joven le era muy familiar, pero no podía recordar de donde. Recordando esa cara le hacía sentir algo de inseguridad. Vio la cara de Dilandau, y lo que vio en ella no le gustó: sus ojos brillaban de una manera extraña, y su boca tenía una sonrisa sardónica. Esa mirada era parecida a la que el ponía cada que mataba.
Dilandau la besó de nuevo, pero esta vez de una manera salvaje, sin siquiera preocuparse de si Hitomi quería besarlo o no. Recorrió la boca de ella totalmente, y después mordió su boca. Hitomi gimió de sorpresa, realmente no esperaba que Dilandau fuera tan agresivo con ella. Cuando Dilandau oyó la manera en como Hitomi había gemido se excitó aún más y en su mente se formó un nuevo pensamiento: que Hitomi supiera el placer que causaba el dolor.
Esta Vez Dilandau la mordió con aún más fuerza, haciendo que Hitomi se quejara aún más fuerte. Dilandau soltó la boca de Hitomi, y comenzó a lamer la parte en que el cuello y el hombro se unían. Hitomi aspiró muy hondo, ya que con la sorpresa se había olvidado de respirar y seguramente se hubiera asfixiado de no ser que Dilandau la soltó. Dilandau la volvió a morder de nuevo, pero esta vez, Hitomi abrió la boca, para que Dilandau no pudiera morder de nuevo sus labios. "Con que quieres defenderte eh?" pensó Dilandau, mientras trataba de morder de nuevo los labios de Hitomi. "Vamos a ver que te parece probar la sangre". Entonces Dilandau succionó en la boca de Hitomi, jalando su lengua, y luego la mordió, lo suficientemente fuerte como para sacarle sangre. Esta vez Hitomi dio un pequeño grito en la boca de Dilandau, y comenzó a sentir como algo caliente y con sabor metálico invadía su boca. Dilandau se separó y la observó, con una mueca diabólica, disfrutando el horror de Hitomi. Ella se dio cuenta que era su sangre, y, tal como Dilandau esperaba, la comenzó a saborear. Era como si lamiera una pieza metálica. Entonces comenzó a sentir como se erizaban los vellitos de la parte de atrás de su cuello, y de pronto, el horror fue desplazado totalmente por su líbido. "...Así que esta es mi sangre". Y olvidó totalmente la cara del extraño joven, y de nuevo dejó de tenerle miedo a Dilandau. Volvió a ser la misma Hitomi que mató a los ladrones que pidieron comida. Comenzó a sonreír, esta vez de una manera intrigante. Dilandau alzó la ceja, su seña característica, cuando vio que Hitomi sonreía. Otra vez había cambiado, pero, ahora con que sorpresa saldría?.
-¿Porqué te detienes? Le preguntó Hitomi desafiante.
Dilandau sonrió, y se acercó de nuevo a su boca, y cuando solo le faltaban milímetros le preguntó:
-¿A que sabe tu sangre? -¿Porqué no la pruebas tú?
Dilandau comenzó otra vez con un beso lento, y Hitomi abrió de nuevo su boca, y entonces Dilandau probó la sangre de Hitomi mezclada con su saliva. Dilandau hizo un ruido ronco con su garganta. El sabor era muy excitante...
Dilandau volvió de nuevo al lugar que había comenzado a lamer, pero esta vez comenzó a succionar y a morder muy leve, mientras le soltaba las manos lentamente: estaba seguro que Hitomi no se iría ahora. Hitomi bajó las manos y comenzó a acariciar su espalda, metiendo las manos bajo la camiseta de Dilandau. Su piel se sentía suave y fría y un poco húmeda, después del pequeño incidente en el río. Entonces comenzó a acariciar el pecho de Dilandau con la yema de los dedos, comenzando a producirle pequeños escalofríos. Dilandau decidió imitarla, y metió también la mano bajó la blusa de Hitomi, mientras que con la otra acariciaba la espalda baja.
Dilandau entonces comenzó a acariciar muy suavemente los pechos de Hitomi, sintiendo con agrado como sus pezones comenzaban a endurecerse. Hitomi entonces alzó una de sus manos y acercó su cabeza a la de el, y comenzó a chupar dulcemente la garganta de Dilandau. Definitivamente le gustaba la garganta de Dilandau: era suave y pálida, y podía sentir su pulso bajo sus labios. Mientras chupaba y mordía su garganta, sus manos estaban ocupadas con el cierre del pantalón de Dilandau.
Dilandau era feliz siendo en estos casos la víctima, pero a él le gustaba el control, así que tomó a Hitomi de nuevo por las muñecas con una mano, y con la otra alzó su blusa, dejando el busto de Hitomi al descubierto. Entonces Dilandau bajó su cara hacia el pecho de Hitomi y comenzó a succionar suavemente uno de sus pechos.
Hitomi boqueó por aire cuando sintió la boca de Dilandau besar sus senos, y su visión se volvió borrosa cuando Dilandau comenzó a recorrer con la lengua el área alrededor de sus pezones. Las rodillas de Hitomi comenzaron a temblar cuando Dilandau aumentó el ritmo, y además comenzó a morderla suavemente.
Dilandau pensó que Hitomi ya debía de haber entrado en calor, así que decidió ir un poco más lejos. Comenzó a acariciar suavemente sus muslos, mientras trababa su boca con la suya en un beso, y Hitomi sintió como sus rodillas comenzaron a temblar. Dilandau siguió subiendo suavemente sus caricias, hasta alcanzar el área de la entre pierna, que rozó suavemente con su pulgar.
Cuando Dilandau acarició a Hitomi, las rodillas de ella se dieron por vencidas, y Dilandau la tuvo que agarrar.
Hitomi sonrió levemente, y después de darle un beso corto, le dijo:
-Creo que mis piernas no me aguantan ya. ¿Podríamos buscar un lugar más... cómodo?.
Dilandau pensó rápidamente. La cabaña estaba muy lejos, y en el trayecto Hitomi podía cambiar de idea, así que recorrió rápidamente con la vista el area alrededor. Cerca de ahí había un tronco, cortado seguramente por alguno de los ladrones. El tronco quedaba a la altura de la cintura de Dilandau. "Perfecto", pensó Dilandau.
Agarró a Hitomi y la cargó, y la llevó hasta el tronco, en donde la depositó suavemente. Dilandau no quería que Hitomi se enfriase, así que inmediatamente que la sentó, comenzó a besarla muy fuerte y a acariciar circularmente sus pechos, pero Hitomi no se había enfriado aún, así que agarró a Dilandau, y comenzó a quitarle la camisa, acariciando su espalda.
Dilandau sigui´+o su ejemplo y le quitó también la blusa, al mismo tiempo que acariciaba sus muslos, y al llegar esta vez al área de la entrepierna, comenzó a frotarla, tomando un ritmo. Hitomi comenzó a respirar un poco más rápido, conforme Dilandau aceleraba el ritmo de su mano. De pronto, Dilandau metió uno de sus dedos debajo de la ropa interior de Hitomi, y comenzó a frotar su punto sensible con uno de sus dedos, mientras que con la otra mano acariciaba sus pechos. Hitomi, al sentir la mano de Dilandau aún más cerca de ella, comenzó inmediatamente a apretarse y retorcerse contra su dedo, para aumentar el contacto.
Dilandau sonrió con satisfacción al sentir las reacciones de Hitomi, y se acercó para darle un beso. Mientras recorría con su lengua la totalidad de la boca de Hitomi, comenzó a aumentar la presión de su dedo contra Hitomi, haciendo que ella comenzara a hacer pequeños ruidos guturales, pero no era aún suficiente, así que , bajó la mano de sus pechos e introdujo un dedo de la otra mano en Hitomi, que gimió en su boca al sentir las dos manos en su área más sensible.
Hitomi puso las manos en la espalda de Dilandau, y acercó su cara a su cuello, donde empezó a besar y chupar suavemente. Dilandau paró un momento, y comenzó de nuevo, casi inmediatamente, esta vez moviendo sus dedos acompasadamente. Hitomi cerró los ojos, e involuntariamente comenzó a mover un poco sus caderas. Dilandau quería oír gemir a Hitomi fuertemente, así que introdujo otro dedo en ella, al mismo tiempo que comenzaba a acariciarla de nuevo, pero esta vez con dos dedos. Hitomi comenzó a mover esta vez más fuerte las caderas, Y Dilandau, al sentir eso, comenzó a meter sus dedos aún con más fuerza, y cada vez más hondo. Hitomi estaba gimoteando, y mordió muy fuerte su hombro, para suprimir su grito, al tiempo que clavaba sus uñas en su espalda. Ella trataba de no dejarse llevar tan rápido, pero conforme la sensación iba aumentando, a pesar de sus esfuerzos, Hitomi comenzó prácticamente a brincar en sus manos. Dilandau comenzó a sentir como Hitomi se acercaba rápidamente al clímax, así que comenzó a mover sus dedos aún más rápido, al tiempo que empezó a chupar fuertemente uno de sus senos.
La respiración de Hitomi era entrecortada intercalada con gemidos, hasta que de pronto dio un gemido fuerte, al tiempo que Dilandau sintió como los músculos de su vientre se contraían. Hitomi empujó sus caderas muy fuerte una vez más hacia delante y echó su cabeza para atrás, hasta que se comenzó a relajar poco a poco.
-No eres nada malo para estas cosas, murmuró Hitomi.
-Pero todavía no acabamos Hitomi, apenas vamos a la mitad... le dijo Dilandau con una sonrisa maliciosa, mientras que comenzaba a desabrocharse los pantalones.
Hitomi frunció el ceño. No podía ser que él se llevara todo el crédito. Se paró del tronco y se puso frente a él. Dilandau la vio sorprendido.
-¿Para qué te paras?
-Ahora verás, le respondió Hitomi sonriendo.
Hitomi quitó sus manos de sus pantalones, y en cambio comenzó a desabrochárselos ella, asegurándose de que Dilandau viera. todos sus movimientos .
Terminó de bajar completamente sus pantalones y Dilandau alzó las piernas para que ella pudiera quitárselos, quedándose entonces con un par de boxers negros. Hitomi sonrió cuando vio la manera en que su erección levantaba los boxers. Comenzó a jugar con el resorte de estos, sonriendo de manera traviesa, hasta que por fin decidió bajar lentamente la ropa, quedando Dilandau completamente desnudo ante ella.
Hitomi lo empujó suavemente hacia el tronco, en señal de que se sentara, y Dilandau, un poco confuso, obedeció, sentándose frente a ella en el tronco. Hitomi se recargó suavemente en él, dándole lentamente un beso, mientras que con sus manos empujaba su pecho hacia atrás, de modo que Dilandau quedó semi recostado en el tronco. Hitomi comenzó a besar suavemente su cuello, bajando lentamente, hasta llegar a los pezones de Dilandau, que rozó con sus labios, provocándole un estremecimiento a Dilandau. Después comenzó a besar y lamer lentamente sus pezones, haciendo que la erección de Dilandau comenzara a hacerse cada vez más grande.
Hitomi siguió bajando por su torso, besando y chupando, hasta que llegó al ombligo de Dilandau. Entonces decidió tomar otro rumbo, y bajo directamente hacia sus muslos, rozándolos con sus uñas, para inmediatamente después comenzar a chupar la entrepierna de Dilandau. "¿Porqué a mi no se me ocurrió hacerle eso?" se preguntó Dilandau mientras su respiración se iba haciendo cada vez más larga y profunda.
Hitomi entonces comenzó a besar lentamente su miembro. Dilandau, al sentir la boca de ella sobre él, cerró los ojos muy fuerte. Hitomi continuó, y comenzó a recorrerlo, con su lengua e intercalándolo un poco con succión, hasta que empezó a acelerar poco a poco la velocidad y la profundidad. Dilandau fue perdiendo la noción de todo lo que ocurría excepto de Hitomi chupando cada vez con más fuerza, y en muy poco tiempo sintió venir su orgasmo.
-Hmmm... Hitomi...yo...ahhhhhh....me voy....a ......
Hitomi lo entendió, y con una de sus manos presionó la base de su pene. Dilandau lo sintió y se espantó.
-No, no me hagas eso, por favor.....
Hitomi sonrió y se paró, y haciéndose a un lado, lo soltó. Dilandau se vino con mucha fuerza, cayendo después de rodillas, exhausto.
El hecho de ver a Dilandau viniéndose y cayendo de rodillas excitó de nuevo a Hitomi. Dilandau se paró lentamente y se puso frente a ella, viéndola directamente a los ojos. En esos momentos se le hacía más hermosa que nunca, y seguía deseándola, ahora cada vez con más fuerza. Hitomi lo comenzó a besar dulcemente, y el rápidamente cambió ese beso dulce por uno apasionado, casi salvaje.
En muy poco tiempo, Dilandau estaba de nuevo muy excitado. Hitomi de pronto sintió de nuevo su erección contra su entrepierna, y comenzó a mover sus caderas, provocando lentamente fricción.
Dilandau se pegó aún más a ella, comenzando el también a moverse hacia arriba y hacia abajo, hasta que de pronto, ya no aguantó más.
-Hitomi....
Hitomi no lo dejó acabar. Asintió con la cabeza y lentamente terminó de quitarse la ropa restante y abrió un poco sus piernas. Dilandau la observó unos cuantos segundos, y luego la cargó de frente y la recargó en el tronco. La penetró rápida y profundamente, solo una vez, mientras Hitomi se acostumbraba a sentirlo dentro de él. Había sentido romperse su himen, y estaba seguro que ella necesitaría tiempo. Hitomi sintió un dolor agudo en cuanto la penetró, y poco a poco se fue relajando hasta que el dolor se hizo soportable, y entonces le dio un beso a Dilandau, para que continuara. Dilandau se salió casi completamente de ella, y después volvió a entrar, esta vez lentamente. Continuaron así unos cuantos minutos, hasta que Hitomi comenzó a excitarse cada vez más y más, y comenzó a mover sus caderas hacia Dilandau, al ritmo de él. Dilandau estaba realmente extasiado, y tenía que controlarse para no perder por completo el sentido, y así concentrarse en provocarle placer a Hitomi también.
Continuaron, los dos subiendo cada vez más rápido, hasta que de pronto Hitomi se vino, apretando todos los músculos de su cuerpo. Cuando Dilandau sintió apretarse la vagina de Hitomi alrededor de él, no pudo resistirlo por más tiempo, y se vino, casi inmediatamente después de Hitomi.
Los dos se sentaron en el suelo, uno al lado del otro, completamente rendidos. Hitomi se acercó a Dilandau, quien la abrazó tiernamente.
Este Capítulo contiene contenido sexual explícito entre Dilandau y Hitomi. Si no lo deseas leer puedes ir al capítulo 5 censurado, de lo contrario lo lees bajo tu responsabilidad. En caso de haberlo leído y que te haya ofendido, te pido que no te quejes con el staff de Fanfiction.com, ya que yo cumplí mi parte advirtiendo acerca de este capítulo.
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Hitomi se le acercó curiosa, sin notar la manera en que se le pegaba la ropa a la piel, y sin tampoco darse cuenta de la mirada de Dilandau.
Dilandau no podía quitar la vista del cuerpo de Hitomi, recorriendo su mirada de su camiseta a sus largas piernas. Entonces comenzó a sentir un bulto creciendo en sus pantalones "Ahora no, maldita sea...pero Hitomi, eres tan excitante..." .
La chica entonces comenzó a oír una pequeña vocecita dentro de su cabeza, que le decía que se acercara más a Dilandau. "Está bien, no creo que me vaya a lastimar"pensó Hitomi, mientras se acercaba provocativamente a Dilandau. Este comenzó a sentir una sensación extraña en la boca del estómago...¿nervios? "¿Será posible que pueda ponerme nervioso por una mujer...por ESTA mujer?". Entonces llegó a la nariz de Dilandau el maravilloso olor de Hitomi, y sin siquiera pensarlo se puso de pie, quedando frente a frente con la chica. Hitomi se sonrojó un poco, que ella recordara, ningún chico se había acercado tanto a ella...claro, como lo iba a recordar si no conocía a ningún hombre aparte de Dilandau... ¿o si?. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz, enérgica esta vez, que le decía que se acercara aún más a Dilandau. "no, me siento extraña estando tan cerca de el", pero la voz ahora le ordenaba que lo sedujera "¿seducir?, ¡no se como hacer eso!", y pensando esto, Hitomi soltó una pequeña risa.
Dilandau observaba de cerca de la muchacha, cuando repentinamente esta soltó una risa, lo que hizo que Dilandau se quedara quieto, ya que había estado acercándose muy poco a poco a ella. Dilandau alzó una ceja, con cara interrogante, y entonces, sin pensarlo siquiera, acercó una mano a la cara de la chica, acariciando suavemente su mejilla.
-¿No te estarás riendo de mí, verdad Hitomi?
Hitomi negó con un movimiento leve de cabeza, mientras un escalofrío recorría su cuerpo, al sentir la mano de Dilandau, ahora acariciando sus labios. Sintió al mismo tiempo como comenzaba a cosquillear su estómago, y como se empezaba a poner tenso su vientre.
La voz en la cabeza de Hitomi hablaba cada vez más fuerte, insistiéndole en que se acercara a Dilandau, lo sedujera, lo besara, le hiciera cualquier cosa, pero ya. Hitomi disfrutaba tanto de las caricias de Dilandau, quería que el siempre la acariciara así. Pero comenzó a molestarse, esa voz realmente sabía como arruinar los momentos, y decidió callarla, pero...la única manera era obedeciéndola, cierto?. Pero, como pensar siquiera en darle un beso a su capitán, y si Dilandau se enojaba? Lo más seguro era que le diera una cachetada, mínimo, después de su atrevimiento.
Dilandau vió una expresión de confusión en los ojos de Hitomi. Parecían espejos, reflejaban tan claramente sus pensamientos. Sentía dentro de él, crecer también la duda, nunca había tratado a nadie tan cariñosamente, y no sabía que hacer ahora. De pronto vio ante él claramente la cara de uno de los hechiceros: "bésala, sedúcela, haz de ella lo que quieras, porque tu eres el mejor guerrero de Gaea, y ninguna mujer se te va a resistir nunca.". Dilandau sonrió. Tenía razón el hechicero, nadie era capaz de resistirse a el, y entonces se decidió a besarla. Acercó un poco su cabeza a la de Hitomi, y repentinamente, antes de que Dilandau supiera que pasaba fue empujado hacia atrás violentamente por Hitomi, cayendo los dos a la orilla del río, con Hitomi encima de él. Dilandau estaba atontado por el golpe cuando de pronto sintió la boca de Hitomi presionarse con la suya. Abrió los ojos con sorpresa. No esperaba que la chica fuera tan impulsiva, e hizo lo único que se podía hacer en su situación : devolver un beso. Comenzó a acariciar los labios de Hitomi con los suyos, mientras sentía como se iba calentando todo su cuerpo. Hitomi casi perdía la respiración, ya que no lo podía creer. De pronto comenzó a sentir como Dilandau abría su boca con su lengua, y ella le permitió la entrada.
Sus lenguas se entrelazaron, permitiendo así a cada uno saborear la boca del otro. Dilandau no podía permitir que ella tuviera el control, después de todo, ella era la débil, así que dio un giro rápido, y quedó acostado sobre ella., sin romper el beso. Dilandau comenzó a bajar las manos por el cuerpo de Hitomi, acariciando lentamente su cuello, y luego sus brazos, mientras con la lengua recorría los labios de Hitomi, para después bajar lentamente la cabeza, besando la barbilla, y después la garganta de Hitomi, iniciando reacciones maravillosas en el cuerpo de Hitomi. Entonces, Hitomi abrió los ojos, grandes de sorpresa. Vio ante ella la cara de un joven de cabello negro, y ojos púrpuras, recargado en un guymelef blanco, viendo hacia el cielo. Algo estaba mal...
Hitomi aventó a Dilandau y corrió hacia el bosque, dejando a un Dilandau confundido a la orilla del río.... "¿Crees que puedes dejarme así Hitomi?", y se lanzó tras ella.
La vio unos cuantos metros adelante, recargada en el tronco de un árbol muy grande. La confusión se notaba inmediatamente en su cara. Dilandau se le acercó muy silenciosamente, dando un rodeo para no llegar de frente a ella. Su mente era un revoltijo de imágenes. Estaba muy enojado, y además, deseaba salvajemente a Hitomi. Ya no importaba si era o no por amor, ahora solo sentía la necesidad de verla rogando, implorando por él... y sí que sabía como dejar a una mujer rogando, pero primero, debía de asegurarse que Hitomi no se escapara de nuevo.
Agarró a Hitomi por las muñecas, recargándola sobre el tronco. Hitomi estaba muy confundida, la cara de ese joven le era muy familiar, pero no podía recordar de donde. Recordando esa cara le hacía sentir algo de inseguridad. Vio la cara de Dilandau, y lo que vio en ella no le gustó: sus ojos brillaban de una manera extraña, y su boca tenía una sonrisa sardónica. Esa mirada era parecida a la que el ponía cada que mataba.
Dilandau la besó de nuevo, pero esta vez de una manera salvaje, sin siquiera preocuparse de si Hitomi quería besarlo o no. Recorrió la boca de ella totalmente, y después mordió su boca. Hitomi gimió de sorpresa, realmente no esperaba que Dilandau fuera tan agresivo con ella. Cuando Dilandau oyó la manera en como Hitomi había gemido se excitó aún más y en su mente se formó un nuevo pensamiento: que Hitomi supiera el placer que causaba el dolor.
Esta Vez Dilandau la mordió con aún más fuerza, haciendo que Hitomi se quejara aún más fuerte. Dilandau soltó la boca de Hitomi, y comenzó a lamer la parte en que el cuello y el hombro se unían. Hitomi aspiró muy hondo, ya que con la sorpresa se había olvidado de respirar y seguramente se hubiera asfixiado de no ser que Dilandau la soltó. Dilandau la volvió a morder de nuevo, pero esta vez, Hitomi abrió la boca, para que Dilandau no pudiera morder de nuevo sus labios. "Con que quieres defenderte eh?" pensó Dilandau, mientras trataba de morder de nuevo los labios de Hitomi. "Vamos a ver que te parece probar la sangre". Entonces Dilandau succionó en la boca de Hitomi, jalando su lengua, y luego la mordió, lo suficientemente fuerte como para sacarle sangre. Esta vez Hitomi dio un pequeño grito en la boca de Dilandau, y comenzó a sentir como algo caliente y con sabor metálico invadía su boca. Dilandau se separó y la observó, con una mueca diabólica, disfrutando el horror de Hitomi. Ella se dio cuenta que era su sangre, y, tal como Dilandau esperaba, la comenzó a saborear. Era como si lamiera una pieza metálica. Entonces comenzó a sentir como se erizaban los vellitos de la parte de atrás de su cuello, y de pronto, el horror fue desplazado totalmente por su líbido. "...Así que esta es mi sangre". Y olvidó totalmente la cara del extraño joven, y de nuevo dejó de tenerle miedo a Dilandau. Volvió a ser la misma Hitomi que mató a los ladrones que pidieron comida. Comenzó a sonreír, esta vez de una manera intrigante. Dilandau alzó la ceja, su seña característica, cuando vio que Hitomi sonreía. Otra vez había cambiado, pero, ahora con que sorpresa saldría?.
-¿Porqué te detienes? Le preguntó Hitomi desafiante.
Dilandau sonrió, y se acercó de nuevo a su boca, y cuando solo le faltaban milímetros le preguntó:
-¿A que sabe tu sangre? -¿Porqué no la pruebas tú?
Dilandau comenzó otra vez con un beso lento, y Hitomi abrió de nuevo su boca, y entonces Dilandau probó la sangre de Hitomi mezclada con su saliva. Dilandau hizo un ruido ronco con su garganta. El sabor era muy excitante...
Dilandau volvió de nuevo al lugar que había comenzado a lamer, pero esta vez comenzó a succionar y a morder muy leve, mientras le soltaba las manos lentamente: estaba seguro que Hitomi no se iría ahora. Hitomi bajó las manos y comenzó a acariciar su espalda, metiendo las manos bajo la camiseta de Dilandau. Su piel se sentía suave y fría y un poco húmeda, después del pequeño incidente en el río. Entonces comenzó a acariciar el pecho de Dilandau con la yema de los dedos, comenzando a producirle pequeños escalofríos. Dilandau decidió imitarla, y metió también la mano bajó la blusa de Hitomi, mientras que con la otra acariciaba la espalda baja.
Dilandau entonces comenzó a acariciar muy suavemente los pechos de Hitomi, sintiendo con agrado como sus pezones comenzaban a endurecerse. Hitomi entonces alzó una de sus manos y acercó su cabeza a la de el, y comenzó a chupar dulcemente la garganta de Dilandau. Definitivamente le gustaba la garganta de Dilandau: era suave y pálida, y podía sentir su pulso bajo sus labios. Mientras chupaba y mordía su garganta, sus manos estaban ocupadas con el cierre del pantalón de Dilandau.
Dilandau era feliz siendo en estos casos la víctima, pero a él le gustaba el control, así que tomó a Hitomi de nuevo por las muñecas con una mano, y con la otra alzó su blusa, dejando el busto de Hitomi al descubierto. Entonces Dilandau bajó su cara hacia el pecho de Hitomi y comenzó a succionar suavemente uno de sus pechos.
Hitomi boqueó por aire cuando sintió la boca de Dilandau besar sus senos, y su visión se volvió borrosa cuando Dilandau comenzó a recorrer con la lengua el área alrededor de sus pezones. Las rodillas de Hitomi comenzaron a temblar cuando Dilandau aumentó el ritmo, y además comenzó a morderla suavemente.
Dilandau pensó que Hitomi ya debía de haber entrado en calor, así que decidió ir un poco más lejos. Comenzó a acariciar suavemente sus muslos, mientras trababa su boca con la suya en un beso, y Hitomi sintió como sus rodillas comenzaron a temblar. Dilandau siguió subiendo suavemente sus caricias, hasta alcanzar el área de la entre pierna, que rozó suavemente con su pulgar.
Cuando Dilandau acarició a Hitomi, las rodillas de ella se dieron por vencidas, y Dilandau la tuvo que agarrar.
Hitomi sonrió levemente, y después de darle un beso corto, le dijo:
-Creo que mis piernas no me aguantan ya. ¿Podríamos buscar un lugar más... cómodo?.
Dilandau pensó rápidamente. La cabaña estaba muy lejos, y en el trayecto Hitomi podía cambiar de idea, así que recorrió rápidamente con la vista el area alrededor. Cerca de ahí había un tronco, cortado seguramente por alguno de los ladrones. El tronco quedaba a la altura de la cintura de Dilandau. "Perfecto", pensó Dilandau.
Agarró a Hitomi y la cargó, y la llevó hasta el tronco, en donde la depositó suavemente. Dilandau no quería que Hitomi se enfriase, así que inmediatamente que la sentó, comenzó a besarla muy fuerte y a acariciar circularmente sus pechos, pero Hitomi no se había enfriado aún, así que agarró a Dilandau, y comenzó a quitarle la camisa, acariciando su espalda.
Dilandau sigui´+o su ejemplo y le quitó también la blusa, al mismo tiempo que acariciaba sus muslos, y al llegar esta vez al área de la entrepierna, comenzó a frotarla, tomando un ritmo. Hitomi comenzó a respirar un poco más rápido, conforme Dilandau aceleraba el ritmo de su mano. De pronto, Dilandau metió uno de sus dedos debajo de la ropa interior de Hitomi, y comenzó a frotar su punto sensible con uno de sus dedos, mientras que con la otra mano acariciaba sus pechos. Hitomi, al sentir la mano de Dilandau aún más cerca de ella, comenzó inmediatamente a apretarse y retorcerse contra su dedo, para aumentar el contacto.
Dilandau sonrió con satisfacción al sentir las reacciones de Hitomi, y se acercó para darle un beso. Mientras recorría con su lengua la totalidad de la boca de Hitomi, comenzó a aumentar la presión de su dedo contra Hitomi, haciendo que ella comenzara a hacer pequeños ruidos guturales, pero no era aún suficiente, así que , bajó la mano de sus pechos e introdujo un dedo de la otra mano en Hitomi, que gimió en su boca al sentir las dos manos en su área más sensible.
Hitomi puso las manos en la espalda de Dilandau, y acercó su cara a su cuello, donde empezó a besar y chupar suavemente. Dilandau paró un momento, y comenzó de nuevo, casi inmediatamente, esta vez moviendo sus dedos acompasadamente. Hitomi cerró los ojos, e involuntariamente comenzó a mover un poco sus caderas. Dilandau quería oír gemir a Hitomi fuertemente, así que introdujo otro dedo en ella, al mismo tiempo que comenzaba a acariciarla de nuevo, pero esta vez con dos dedos. Hitomi comenzó a mover esta vez más fuerte las caderas, Y Dilandau, al sentir eso, comenzó a meter sus dedos aún con más fuerza, y cada vez más hondo. Hitomi estaba gimoteando, y mordió muy fuerte su hombro, para suprimir su grito, al tiempo que clavaba sus uñas en su espalda. Ella trataba de no dejarse llevar tan rápido, pero conforme la sensación iba aumentando, a pesar de sus esfuerzos, Hitomi comenzó prácticamente a brincar en sus manos. Dilandau comenzó a sentir como Hitomi se acercaba rápidamente al clímax, así que comenzó a mover sus dedos aún más rápido, al tiempo que empezó a chupar fuertemente uno de sus senos.
La respiración de Hitomi era entrecortada intercalada con gemidos, hasta que de pronto dio un gemido fuerte, al tiempo que Dilandau sintió como los músculos de su vientre se contraían. Hitomi empujó sus caderas muy fuerte una vez más hacia delante y echó su cabeza para atrás, hasta que se comenzó a relajar poco a poco.
-No eres nada malo para estas cosas, murmuró Hitomi.
-Pero todavía no acabamos Hitomi, apenas vamos a la mitad... le dijo Dilandau con una sonrisa maliciosa, mientras que comenzaba a desabrocharse los pantalones.
Hitomi frunció el ceño. No podía ser que él se llevara todo el crédito. Se paró del tronco y se puso frente a él. Dilandau la vio sorprendido.
-¿Para qué te paras?
-Ahora verás, le respondió Hitomi sonriendo.
Hitomi quitó sus manos de sus pantalones, y en cambio comenzó a desabrochárselos ella, asegurándose de que Dilandau viera. todos sus movimientos .
Terminó de bajar completamente sus pantalones y Dilandau alzó las piernas para que ella pudiera quitárselos, quedándose entonces con un par de boxers negros. Hitomi sonrió cuando vio la manera en que su erección levantaba los boxers. Comenzó a jugar con el resorte de estos, sonriendo de manera traviesa, hasta que por fin decidió bajar lentamente la ropa, quedando Dilandau completamente desnudo ante ella.
Hitomi lo empujó suavemente hacia el tronco, en señal de que se sentara, y Dilandau, un poco confuso, obedeció, sentándose frente a ella en el tronco. Hitomi se recargó suavemente en él, dándole lentamente un beso, mientras que con sus manos empujaba su pecho hacia atrás, de modo que Dilandau quedó semi recostado en el tronco. Hitomi comenzó a besar suavemente su cuello, bajando lentamente, hasta llegar a los pezones de Dilandau, que rozó con sus labios, provocándole un estremecimiento a Dilandau. Después comenzó a besar y lamer lentamente sus pezones, haciendo que la erección de Dilandau comenzara a hacerse cada vez más grande.
Hitomi siguió bajando por su torso, besando y chupando, hasta que llegó al ombligo de Dilandau. Entonces decidió tomar otro rumbo, y bajo directamente hacia sus muslos, rozándolos con sus uñas, para inmediatamente después comenzar a chupar la entrepierna de Dilandau. "¿Porqué a mi no se me ocurrió hacerle eso?" se preguntó Dilandau mientras su respiración se iba haciendo cada vez más larga y profunda.
Hitomi entonces comenzó a besar lentamente su miembro. Dilandau, al sentir la boca de ella sobre él, cerró los ojos muy fuerte. Hitomi continuó, y comenzó a recorrerlo, con su lengua e intercalándolo un poco con succión, hasta que empezó a acelerar poco a poco la velocidad y la profundidad. Dilandau fue perdiendo la noción de todo lo que ocurría excepto de Hitomi chupando cada vez con más fuerza, y en muy poco tiempo sintió venir su orgasmo.
-Hmmm... Hitomi...yo...ahhhhhh....me voy....a ......
Hitomi lo entendió, y con una de sus manos presionó la base de su pene. Dilandau lo sintió y se espantó.
-No, no me hagas eso, por favor.....
Hitomi sonrió y se paró, y haciéndose a un lado, lo soltó. Dilandau se vino con mucha fuerza, cayendo después de rodillas, exhausto.
El hecho de ver a Dilandau viniéndose y cayendo de rodillas excitó de nuevo a Hitomi. Dilandau se paró lentamente y se puso frente a ella, viéndola directamente a los ojos. En esos momentos se le hacía más hermosa que nunca, y seguía deseándola, ahora cada vez con más fuerza. Hitomi lo comenzó a besar dulcemente, y el rápidamente cambió ese beso dulce por uno apasionado, casi salvaje.
En muy poco tiempo, Dilandau estaba de nuevo muy excitado. Hitomi de pronto sintió de nuevo su erección contra su entrepierna, y comenzó a mover sus caderas, provocando lentamente fricción.
Dilandau se pegó aún más a ella, comenzando el también a moverse hacia arriba y hacia abajo, hasta que de pronto, ya no aguantó más.
-Hitomi....
Hitomi no lo dejó acabar. Asintió con la cabeza y lentamente terminó de quitarse la ropa restante y abrió un poco sus piernas. Dilandau la observó unos cuantos segundos, y luego la cargó de frente y la recargó en el tronco. La penetró rápida y profundamente, solo una vez, mientras Hitomi se acostumbraba a sentirlo dentro de él. Había sentido romperse su himen, y estaba seguro que ella necesitaría tiempo. Hitomi sintió un dolor agudo en cuanto la penetró, y poco a poco se fue relajando hasta que el dolor se hizo soportable, y entonces le dio un beso a Dilandau, para que continuara. Dilandau se salió casi completamente de ella, y después volvió a entrar, esta vez lentamente. Continuaron así unos cuantos minutos, hasta que Hitomi comenzó a excitarse cada vez más y más, y comenzó a mover sus caderas hacia Dilandau, al ritmo de él. Dilandau estaba realmente extasiado, y tenía que controlarse para no perder por completo el sentido, y así concentrarse en provocarle placer a Hitomi también.
Continuaron, los dos subiendo cada vez más rápido, hasta que de pronto Hitomi se vino, apretando todos los músculos de su cuerpo. Cuando Dilandau sintió apretarse la vagina de Hitomi alrededor de él, no pudo resistirlo por más tiempo, y se vino, casi inmediatamente después de Hitomi.
Los dos se sentaron en el suelo, uno al lado del otro, completamente rendidos. Hitomi se acercó a Dilandau, quien la abrazó tiernamente.
