Say It Isn't So....

...closer, closer, I move near you. The way I want you makes me fear you....




La luz del atardecer día brillaba aun con fuerza sobre la estación de tren de Kyoto. El vaivén de gente que iba y venía, de pasajeros, de acompañantes, ruido de silbatos, el jadear de la locomotora de vapor, el murmullo incesante de las despedidas y de la alegría por la llegada de los seres queridos... Todo ello siempre dejaba a Yahiko con la boca abierta cuando montaba en tren, sobre todo en aquella estación. No sabía muy bien por qué, quizás por ser la primera donde tomó un tren cuando, tras la batalla contra Shishio, volvían por fin a casa.

De pronto se dio cuenta que había pasado bastante tiempo desde entonces... Parecía que no, pero el tiempo corría, y con él las aventuras tantas veces no deseadas; el jaleo que se armó con Shougo Amakusa en Shimabara, el secuestro de Kaoru, la venganza de Enishi... El muchacho suspiró. Sí, definitivamente hacía bastante ya de la pelea contra el Kuni Tori... Al menos, de todas sus andanzas sacaban siempre algo bueno. De la primera, sus amigos de Aoiya, Aoshi, Misao y el resto de los ninjas, en la siguiente consiguieron hacer entrar en razón al Hijo de Dios. Meses más conocieron a la mujer del policía psicópata y en la última y no por ello de menor envergadura, conocieron por fin el pasado de Kenshin, y lo más importante, el pelirrojo y Kaoru al fin se casaron.

De aquello no hacía aún demasiado tiempo, se dijo recordando la gran fiesta que celebraron en el dojo y a la que asistieron todos los amigos de Kyoto. Precisamente por algo similar se encontraban ellos allí

Claro que ya le gustaría a Misao celebrar su boda con Aosi en vez de su cumpleaños Pensó riéndose entre dientes

"De qué te ries, Yahiko?" Kaoru desvió la mirada del claro cielo azul hasta su alumno, que aún llevaba esa sonrisa picarona en el rostro. El chico agitó la cabeza ligeramente, y ella se encogió de hombros y aseguró su amarre en el brazo de su esposo, que también parecía feliz de pisar el continente de nuevo

"Ya podíais ayudar de vez en cuando....!" Se quejó Sanosuke cargando con todos los bultos desde detrás del trío. Yahiko se volvió hacia él para reprenderle

"No seas así Sanosuke! Si la marimacho no estuviera embarazada seguro que--" Pero no pudo continuar la frase porque se ganó un buen coscorrón de parte de... Kenshin. Kaoru sonrió a su gesto e hizo como si no hubiera escuchado el comentario, de modo que ambos siguieron andando

Los dos chicos se miraron el uno al otro sorprendidos, Yahiko sobándose el golpe y Sano con las cejas enarcadas "Pues si esas tenemos tendrás que ayudarme tú con esto, Yahiko! No sé qué habrá metido ahí Jo-chan pero vamos.... pesa como un muerto caray!" Se quejó el luchador repartiendo los paquetes. El muchacho fue a protestar, pero pronto se dio cuenta de que le sería igual hacerlo que no, así que un poco enfurruñado cargó con su parte

"HIMURAAAAAAAAAA!!!!!!!" Exclamó la potente y chillona voz de Misao desde fuera de la estación una vez les vio salir. Kenshin sonrió al ver que su amiga seguía de tan buen humor como siempre. Y es que la okashira parecía no cambiar con el tiempo. Quizás era, a sus 18 años, algo más alta y más esbelta, pero poco más....

Pronto la chica salió corriendo hacia ellos ondeando los brazos, llenándoles a todos de besos y de abrazos, cotorreando, saltando y sonriendo como les tenía acostumbrados. Ya todos sabían de la paternidad de la pareja, así que Misao, ni corta ni perezosa, pegó su oído al vientre de Kaoru para comprobar si realmente algo se movía dentro de su barriga de cinco meses

"Y es verdad eso que dicen de que dan patadas???" Preguntó la ninja mirando a su amiga, que estaba colorada del espectáculo que estaban dando, ya que la gente de por allí se había parado a mirar a "esos escandalosos"

"N-no lo sé... Aún no le me ha dado ninguna..."

"Oye no es por decir nada PERO ESTO PESA!" Se quejó Yahiko impaciente por librarse de la carga que le había tocado en suerte

"Venga, vamos a Aoiya! Están todos esperando! Bueno, realmente no es que esperen, están trabajando --sonrió-- ya sabéis, hasta que no acabe el horario del restaurante no podremos cenar"

"Sí, sí, ya sabemos... pero podemos irnos YA?" Preguntó esta vez Sano aquejado por la misma dolencia que su compañero

"Ahhh pero qué quejicas que sois! Si sólo he traido unas pocas cosas...!"

"POCAS COSAS? Yo más bien diría que llevamos el dojo a cuestas Kaoru!"

Kenshin sonrió y tiró un poco del brazo de la mujer "Maa maa Kaoru... para qué discutir? Vamos con Misao-dono, ya sabes que no puedes estar mucho tiempo de pie..."

El camino hasta el restaurante no fue muy largo, pero estuvo salpicado de pequeñas bromas por parte de los dos chicos, de chanzas de la ninja y sobre todo de risas. El local tampoco había cambiado desde la última vez que estuvieron, recién pintado, quizas, por lo que brillaba la madera. Misao les entró por la puerta del patio y, mientras se llevaba con ella a los porteadores dejó a Kaoru y Kenshin que pasearan a sus anchas por allí.

Pronto escucharon pasos, y al volverse ambos arquearon las cejas "Himura-san, Kaoru...! Felicidades por partida doble --sonrió la morena de ojos verdes mientras se acercaba a ellos -- hacía bastante tiempo que no nos veíamos..."

"Tokio-san, qué hace usted aquí??" Preguntó el pelirrojo completamente sorprendido de verla en casa de los ninjas

Ella se rió "Misao me ha invitado a su cumpleaños, así que pasaremos la velada todos juntos"

"T-todos juntos?" Balbuceó Kaoru, que no se reponía de una sorpresa y entraba en otra

"Sí, vosotros, Sano, Yahiko, Aoshi, Misao, Okina, las chicas, Kuro, Shuro y yo"

"Es... Es fantástico" Sonrió entonces Kenshin intentando disimular su extrañeza a todo aquello Cómo es posible que Tokio-san sea tan amiga de la gente de Aoiya? Habrá pasado algo en el tiempo que no la hemos visto? SI es así cómo es que Misao no nos ha contado nada?

Estaba en esas consideraciones cuando una voz de sobra familiar se dejó oir por el patio, seguida al momento por su dueño "Han llegado ya, Tokio?" Preguntó Aoshi mientras se limpiaba las manos en un paño, pero pronto se dio cuenta de que no hacía falta contestación. Por la puerta contraria aparecieron entonces Misao, Sano y Yahiko, que volvían de descargar las cosas en sus respectivas habitaciones. La okashira se quedó parada unos momentos con el semblante muy serio, y luego suspiró

"Ya solo queda Hiko" Dijo la ninja balanceándose de un pie a otro mientras sonreía. El hombre asintió lentamente y se dirigió a los invitados antes de volver a entrar en el restaurante

"Espero que os haya ido bien el viaje. Estáis en vuestra casa, haced lo que queráis hasta que cenemos... más o menos a las diez estará todo listo"

"Tanto tiempo...?" Preguntó el chico descorazonado. Misao le revolvió el pelo en broma "Quieres que vayamos a ver qué hay en la cocina? Quizás Okkon se apiade de nosotros...."

"Yo si no os importa me daré una vuelta por la ciudad" Comentó Sano metiendo las manos en los bolsillos de sus anchos pantalones blancos

"Sano..." Le llamó el pelirrojo, y el luchador le hizo un gesto

"Creo que tengo edad para cuidarme, no crees Kenshin?" Respondió de mala gana saliendo por la puerta

Misao y Tokio le miraron sorprendidas "Qué le pasa a ese??"-- preguntó la más joven -- Ya sé que es un grosero pero por norma general no suele estar de tan mal humor...."

Yahiko puso las manos tras su cabeza "Está así desde que Megumi se marchó a Aizu y le dejó plantado... Seguro que ahora irá a algún tugurio a emborracharse un rato, es lo que lleva haciendo desde hace tiempo..."

"Y lo dices así, sin más? No sé quién será ella, pero está claro que Sano no adelantará nada si sigue por ese camino. Deberíais tratar de hacerle razonar" Comentó Tokio poniendo los brazos en jarras

Kenshin y Kaoru suspiraron casi a un tiempo "No es tan fácil, Tokio-san, Sanosuke no se deja ayudar, ya lo ha visto.... Y como bien ha dicho, no es ningún crío para que estemos todo el día detrás de él..."

*******

Sano echó a andar por las calles de la ciudad, que conocía casi tan bien como Tokyo, mirando ligeramente a su alrededor. Cierto que Kyoto se estaba modernizando a marchas forzadas, pero no tanto como la capital de Japón. Claro que también influía el que no estuviera dentro de un valle como estaba Kyoto... Cruzó unas cuantas calles, algunas no muy recomendables a esas horas, y por fin encontró lo que buscaba.

Para su satisfacción el local seguía donde lo había dejado, y estaba tan sucio como siempre. Se asombró de que algunos de los amigos que se echó allí le reconocieran después del tiempo que había pasado fuera: eso le daba una mejor oportunidad de jugar emparejado con alguno

"Ehh Sanosuke! Cómo tú por estos barrios? Qué haces en Kyoto?" Le dijo su nuevo compañero, un hombre de mediana edad, con bigote, mientras le pasaba la jarra de sake

"Ya ves... de visita en Aoiya, como de costumbre --le respondió aceptando de buen gusto la invitación-- A qué estamos jugando?"

"A lo de siempre, a qué si no? --se rió entre dientes-- Qué tienes para apostar? Medio yen??" Le dijo cuando le enseñó la palma de la mano

El joven se encogió de hombros "No soy rico, recuerdas? Es lo único que tengo... supongo que para algo servirá, no?"

"Sanosuke, verás, es que ahora apostamos fuerte... Es lógico que no lo sepas, así que te lo contaré. De un tiempo a esta parte nos venimos dedicando a--"

De pronto un fuerte golpe tiró la puerta de madera del local. Media docena de policías entraron en el pequeño y cochino recinto, y otra media se quedó fuera esperando "Estais toooooodos detenidos, así que os propongo que me acompañéis sin armar escándalo para que no tengamos que liarnos a mamporros, entendéis?" Preguntó el jefe de todos ellos, un policía alto, de ojos marrones y un inconfundible pelo rubio mientras tocaba la empuñadura de su katana

La gente que estaba allí sentada se medio incorporó al momento y alguno llevó la mano al interior de su kimono, pero pronto cada uno de ellos tenía a un policía detrás con el sable desenvainado

"Vaya! Pero mira quién tenemos aquí, si es Chikenhead!! --exclamó Cho con una enorme sonrisa en el rostro-- No sabes cuánto voy a disfrutar deteniéndote, chaval!"

"Ehh Cabeza de Escoba no se te ocurra ponerme las manos encima que yo acabo de llegar!" Se defendió el otro, que no tenía ni idea de lo que estaba pasando allí

"Sí, eso dicen todos.... Vamonos!"

De un empujón dos policías metieron al luchador en una celda especial. Cho sabía de lo que era capaz el "pollito" y por ello le habían metido entre rejas de hierro, para que no se pudiera escapar. Pero pronto Sanosuke comenzó a armar escándalo

"Eh Escoba! Al menos podrías decirme por qué me detienes, no?? Que yo sepa jugar a los dados no es un delito como para ir a la cárcel!!" Chilló

Cho agitó la cabeza y se frotó ligeramente el pelo rubio con una de sus manos enguantadas mientras se acercaba a su reja "Primero, sí te puedo encerrar por ello, y segundo, estás aquí por compartir escenario con tus amiguitos traficantes de opio. No pongas esa cara de sorpresa.... o es que no sabías nada?"

"Traficantes de opio??? Joder! Malditos cabrones! Ahora entiendo por qué apostaban tanto dinero! Dioses! La gente hace de todo por dinero! Sois unos malditos asesinos, me oís?!" Les gritó a los otros, que estaban en celdas del mismo pasillo. El policía dio una patada a la verja "Calla coño, me estás dejando sordo! Pero tienes razón en lo que dices, primero empiezan con un negocio ilegal, luego como traficantes de droga y por fin de armas... Cada vez a peor --agitó la cabeza-- ahh, que idiotas son todos. Es mucho mejor ser un asesino, pero en fin..."

Sanosuke le cogió del uniforme "Tú no eres mejor que ellos canalla! Qué más da cómo les mates??"

"Míralo así, yo no mato por dinero --le dio un manotazo para que le soltara-- no me toques el traje que me lo arrugas y el comisario se cabrea"

"*El comisario se cabrea* --le imitó con brula-- Te estás volviendo una nenaza..."

"Sí, una nenaza.... pero una que se marcha fuera de la prisión --se carcajeó-- ahí te quedas, Chikenhead, pásalo bien esta noche!"

"Estarás de broma!! Suéltame enseguida, yo no he hecho nada!!" Gritó el luchador agarrando la reja metálica y agitándola para ver si conseguía salir

"Quéjate al comisario!" Continuó riendo el policía rubio mientras desaparecía escaleras arriba

"Mecaguentodojoder!!!! Para una vez que no hago nada me detienen!! --se quejó sentándose en el suelo-- Pues esto no va a quedar así..."

*******

Las horas pasaron eficazmente en Aoiya y en el resto del mundo... hasta el punto que todos empezaron a cenar sin el luchador. Habían habilitado la partición más grande del restaurante para que cupieran todos y, una vez distribuidos Okkon y Omasu se encargaron de ir y venir a la cocina trayendo platos y más platos de comida y sake en abundancia. Todos estaban muy entretenidos charlando animadamente a pesar de la ausencia de Sano, al que suponían de juerga...

Kenshin, aunque se estaba divirtiendo mucho con las locuras de Misao, Yahiko y su esposa, no podía sino seguir extrañándose de la presencia de la mujer de Saito allí, y más aún del hecho de que Aoshi... sonreía. No demasiado, pero lo hacía. Y eso le desconcertaba a rabiar. Algo extraño había allí y no sabía qué era. Kaoru le dio un codazo al ver que se había quedado como pasmado en sus ensoñaciones

"Cariño... en qué piensas? Se te va a enfriar la comida"

"De eso nada! Antes me la comeré yo!!" Exclamó Yahiko riéndose sin parar junto con Misao. Aoshi estiró el brazo por encima de la mesa para quitarles a los dos el sake de al lado considerando que ya habían bebido demasiado. Iba a dejarlo a su lado, pero al ver a Tokio pensó que también era peligroso dejarlo allí, por lo que se lo pasó al samurai

"Quién crees que puede resistir más bebiendo sake, Misao?" Le preguntó el chico a su compañera de mesa entre risas

"Hiko-sama, por supuesto! Él es el mejor de todos!" Exclamó Okkon poniéndose colorada

El maestro se rió de buen grado "Por supuesto que soy el mejor de todos...Y cuando quieras te lo demuestro, hermosa" Le guiñó juguetón un ojo, lo que hizo que se ruborizara más

"Sanosuke es el único que podría rivalizar con usted, maestro --terminó por decir el pelirrojo--, es como una esponja.... Por cierto, donde andará?"

"Como dices, seguro que haciendo gala de sus dotes de esponja"

******

Un policía bajito y con el uniforme bastante arrugado ya por todo el día llevaba a Sanosuke esposado a su lado. Estaba más que harto de oírle dar guerra y había decidido hacerle caso de una vez. Le había subido a la planta de arriba, donde estaban sus jefes, seguro de que ellos encontrarían la forma de hacerle callar. Aunque, la verdad, no le hacía ninguna gracia tener que molestarles; Eran ya las 12 de la noche y aún seguían trabajando...

"Señor... puedo pasar?" Dijo con voz temblorosa una vez hubo llamado a la puerta

"Aahh por Dios! Cómo va a oírle si le llama tan bajo? Ehhhhh!!! El de dentro! Queremos pasar!" Gritó entonces a la puerta para espanto del policía

Escucharon ruido dentro, y pronto se encontraron cara a cara con un oficial alto de pelo cano "Se puede saber qué escándalo es este? Y usted, es que no sabe que estamos trabajando?? Debería mantener controlados a los detenidos, maldita sea!"

"Lo siento señor --balbuceó bajando la cabeza el hombre-- pero es que no hay manera de hacerle callar y creí que ustedes podrían hacer algo... perdóneme por molestarles..."

"Esta visto que si uno no hace las cosas por sí mismo no funcionan --dijo una voz profunda desde dentro del despacho-- Está bien, pasad los tres, vamos"

"Fujita-san perdóneme, ..." Se volvió a disculpar el encargado de las celdas de nuevo haciendo una inclinación, y el inspector se le quedó mirando fijamente a él y a Sanosuke

"Por qué siempre acabas molestándome Chikenhead?"

"Eeeeh!! Que yo no he hecho nada. Ha sido esa maldita Escoba que me ha traido aquí sin motivo! Y encima hoy que teníamos cumpleaños! Por su culpa me estoy perdiendo el banquete del año!!"

"Ya veo... --se dirigió a los policías-- Puede retirarse, ya me hago cargo de éste. Y usted Nigoko márchese a casa, Chikenhead le relevará"

"Qué? De qué estás hablando? Relevarle? No vas a soltarme??" Exclamó incrédulo el joven

"No. Tendrás que ganarte tu libertad" Sonrió maligno Saito mientras señalaba un taco de papeles

*******

"Es precioso! Gracias Kaoru, Himura! Me encanta!" Sonrió la okashira mirando y remirando el kimono que le había comprado la pareja. Es cierto que fueron juntos a comprarlo, mas la idea fue de la mujer, que pensaba que ya iba siendo tiempo de que se pusiera ropa de señorita como es debido

"Con 18 años ya es tiempo de que te vayas puliendo, Misao. Qué hombre querría salir con una bastorra como tú?" Dijo Kaoru a son de guasa, y antes de que la aludida pudiera decir nada Yahiko se echó a reír

"Podríamos preguntárselo a Kenshin, que está casado con una!!"

La mesa en pleno se quedó callada, pero al momento todos --hasta la aludida-- se echaron a reír escandalosamente a la ocurrencia del chaval.

Hiko, que estaba sentado junto a su alumno aprovechó el momento de distensión general para susurrarle al oído "Espero que hayas notado algo extraño, Kenshin..."

Las cejas del pelirrojo se enarcaron. Así que era cierto.... Algo sucedía, y no sabía qué... Le miró interrogativo con sus ojos malva y Seijuuro se limitó a sonreír "Déjamelo todo a mí" Dijo enigmáticamente

"Todo el qué?" Preguntó Kaoru con curiosidad, ya que el maestro había dicho su última frase en voz alta, pero sólo ella parecía haberla escuchado

"Nada, Kaoru...cosas de tu querido y mías, no tienes de qué preocuparte" Le dijo con una de sus mejores sonrisas, capaces de derretir hasta el acero mejor forjado

Tokio miró entonces el reloj de bolsillo que se había llevado con ella. Era ya bastante tarde, casi las dos de la mañana "Me encantaría seguir charlando aquí con vosotros, pero tenéis que disculparme... Es tarde y quisiera estar en casa para cuando Hajime volviera..."

"Claro. Te acompaño a casa -- asintió el ninja servicial levantándose también de la mesa -- en un rato estaré de vuelta" Okina asintió y luego volvió su atención al resto de la mesa "Bueno, nosotros sigamos con lo nuestro, no os parece??" Exclamó el viejo levantando su taza de sake

Yahiko, que estaba algo bebido secundó rapidamente la moción, y hasta Hiko asintió a la idea, con lo que las ninjas aceptaron gustosas y los chicos, por no quedarse fuera, dijeron que sí también. Kenshin se encogió de hombros y de este modo la fiesta continuó sin problemas, al menos hasta que el maestro se dio cuenta de algo; Tokio se había dejado olvidado su chal

El par salió del restaurante por la puerta de dentro, yendo a parar al patio interior de Aoiya. La noche estaba estrellada, y hacía fresquito, pero no como la semana anterior, ya que la primavera estaba comenzando a caldear el ambiente

"Te lo has pasado bien?" Le preguntó Aoshi mientras paseaban hacia la puerta. Tokio asintió con una sonrisa mientras miraba a su alrededor

"Sí.... tu familia es encantadora, toda ella... Un día haremos una fiesta en mi casa, de acuerdo? Os presentaré a mi hermana y a mi cuñado... no seremos tantos pero lo pasaremos bien --se rió pasando una mano por su recién desfilado pelo -- Seguro que me queda bien así?"

Aoshi se volvió a mirarla y tocó las puntas con sus dedos "Estas preciosa" Sonrió, y ella se puso colorada

"A que es cierto, maestro? --preguntó Kenshin, y sus ojos se abrieron de par en par cuando se dio cuenta de que Hiko no estaba allí-- Ma.. Maestro?" Todos volvieron sus cabezas hacia el hueco, que hasta entonces no habían apercibido, y se miraron unos a otros, sin poder creer que no hubieran notado su desaparición teniendo en cuenta lo grande de su compañero

"Dónde se ha metido??" Preguntó Yahiko mirando a todos lados

Hiko, con el chal de la mujer en la mano, al fin les había encontrado, pero cuando vio la escena se quedó quieto en el sitio, al amparo de las sombras. Frunció el ceño bajo el oscuro flequillo. Aoshi había tomado a Tokio por la cintura y la miraba directamente a los ojos. Ella tenía las manos sobre su pecho y también le miraba con la misma intensidad. Cada vez estaban más y más cerca....

Agitó la cabeza ligeramente y salió de entre las sombras, haciendo deliberadamente ruido para ser oído. Aoshi dejó de besarla al momento y los tres se miraron, hasta que Seijuuro dijo con toda la naturalidad del mundo mientras se acercaba a ellos "Se dejó olvidado el chal, Tokio"

"El... el chal... claro..." Balbuceó Tokio poniéndose colorada y haciendo un gran esfuerzo porque sus rodillas dejaran de temblar

"Te llevaré a casa..." Comentó Aoshi también sin la seguridad que le caracterizaba mientras abría la gran puerta de roble del patio

"Si no te importa de eso me encargaré yo, Shinomori" Dijo una voz ácida a la que pronto le siguió su dueño. Saito se paró frente de ellos y sujetó una mano en su nihontou mientras miraba al ninja con ojos brillantes

"Hajime...! --exclamó la mujer sorprendida por su presencia, pero pronto una sonrisa cruzó su labios. Una sonrisa de alivio-- Has venido a buscarme.... Gracias..."

"Joder! --se oyó de pronto otra voz proveniente de alguien muy conocido y jadeante-- Corre más, capullo! Me tienes toda la noche trabajando y encima esto! --se quejó Sanosuke apoyándose en el marco de la puerta. Miró a todos los que estaban allí, que tenían una expresión más bien seria o anulada -- Qué pasa aquí que estamos todos tan reuniditos?"

Aoshi miró a Hiko con las cejas arqueadas, entendiendo por fin por qué les había interrumpido, y éste solo se encogió de hombros y agitó la cabeza, desapareciendo luego dentro del edificio

"Entra, Sagara... --dijo el ninja todo lo cortesmente que pudo -- Y hasta otro día Tokio...san"

Sanosuke entró en la habitación como una tromba seguido de Aoshi. Kenshin miró a su amigo con grandes ojos "Sano, dónde estabas? Qué te ocurre?"

"Que qué me ocurre????" En pocas palabras, de las que más de la mitad eran insultos y maldiciones, el luchador les contó lo que le había pasado, su arresto y su obligación de ayudar a Saito. Todos le miraron sin creerle, pensando que ea toda una excusa para no reconocer que se le había olvidado asistir a la cena pero para asombro general Aoshi corroboró su historia...

********

"Hajime... --le llamó Tokio mientras andaban, pero no obtuvo respuesta-- Hajime vamos, di algo, por todos los dioses...." Pero lo máximo que le arrancó en el camino fue un gruñido. La mujer suspiró y se resignó a su silencio. No podía hacer otra cosa... Por suerte su casa no quedaba demasiado lejos de allí, así que pronto se encontraron ante las puertas del hogar. Antes de que pudieran siquiera meter la llave en la cerradura Moe abrió con una sonrisa. Arqueó las cejas al percibir el malhumor de su cuñado, que entró sin dirigirle ni la mirada y se perdió por los pasillos del edificio

"Me parece que está un poquito enfadado....-- comentó la pequeña con ironía encogiéndose de hombros-- Qué pasó?"

"Lo de siempre" Contestó ella con un suspiro

"Ahh... te vio con Aoshi...."Moe se cruzó de brazos y se apoyó en el marco de la puerta, y antes de que pudiera seguir hablando Tokio la interrumpió al ver el reproche en su mirada

"Pero si se lo he dicho mil veces, Moe.... Aoshi es sólo mi amigo.... Es cierto que paso mucho tiempo con él, y que le quiero mucho, pero no hay nada más....! Ya no sé cómo decírselo...." La mujer miró al suelo y suspiró de nuevo, pensando en lo que había pasado hacía un rato. Ella pensaba así, pero estaba visto que el ninja no...

Pronto sintió las manos de su hermana sobre sus hombros atrayéndola hacia sí para abrazarla "Andaaa... Venga, vamos dentro... Despierto a Jigen y nos vamos a casita, y tú le dices cuánto le quieres y verás cómo se arregla todo..."

Así, al ratito Tokio entraba en su habitación, a oscuras, mirando la figura de Saito en el futón. Se sentó a su lado y le agitó ligeramente "Venga, no te enfades..."

"Déjame dormir. Mañana tengo que preparar un viaje" Gruñó desde debajo del edredón. La mujer decidió tomar medidas y con un fuerte tirón le destapó. El policía se dio la vuelta, quedando boca arriba y abrió los ojos, a sabiendas que no se rendiría. Al contraluz de la ventana, Tokio era sólo una silueta negra sobre él. Una silueta que tenía las manos en las caderas. Por su postura, Saito esperó una de sus fantásticas explosiones, pero no fue así, para nada

"Por qué no confías en mí...? No le quiero, Hajime... Qué tengo que hacer para que me creas....?" Le dijo lentamente. Su mente recreó la imagen de Aoshi, sus ojos del color del mar, sus manos grandes y fuertes su cuerpo cálido junto al suyo... La ilusión se completó al recordar sus labios cálidos sobre los suyos. Sintió un escalofrío, y por un momento se cuestionó si realmente sus palabras eran ciertas. La voz de su marido la sacó de su ensoñación

"Si no te creyera, habría clavado a Shinomori a la pared esta misma noche"

Ella suspiró, y pronto sintió sus manos fuertes rodeando su cintura. Un toque, un roce con su piel bastaba para recordarle cuanto le quería. Pasó una mano lentamente por su pelo y le besó, dejando que la oscuridad envolviera aquél momento

"Por qué te has cortado el pelo...?" Preguntó el policía después casi en voz baja mientras tocaba las puntas desfiladas de su flequillo

"No te gustá? No sé, siempre lo he tenido largo.... me pareció bien cambiar para variar... --Se encogió de hombros-- Y qué es eso de que te vas de viaje??"

Saito gruñó, como si no quisiera que se lo recordaran "Me llegó la noticia esta mañana... Terroristas, en Kobe --suspiró-- No sé cuánto estaré fuera..."

*********

Aunque no llevaba más que su kimono habitual, Aoshi no sentía el fresco de la noche; estaba muy concentrado en su meditación, esperando a una persona en especial con la que quería hablar.

El tiempo pasó lentamente, mas él no lo notaba sumido en sus pensamientos. Al fin sintió que esa persona había llegado, y abrió los ojos azules. Misao estaba frente a él, con una manta sobre los hombros y aún así tiritando de frío. Había refrescado bastante desde que Tokio se marchó. En su rostro no vio ninguna emoción en particular, pero sus ojos albergaban un extraño brillo

La okashira miró la figura de su amado bajo la luz de las estrellas. El flequillo oscuro del ninja se movió ligeramente con el viento mientras ambos intercambiaban miradas. Misao se sentó junto a él y puso la mitad de la manta sobre sus hombros para darle calor también. Shinomori no dijo nada, se limitó a mirar al cielo estrellado. Tenía algo muy importante que decirle pero no sabía muy bien cómo hacerlo. Ella, que sabía que era hombre reservado y de pocas palabras, se encogió sobre sí misma y esperó pacientemente intentando no hacer ningún ruido, aunque le parecía que su corazón latía tan fuerte que hasta su compañero debía escucharlo

"Misao..." Comenzó por fin el hombre intentando no sonar lo más frío posible

"Sí, Aoshi-sama?"

"Misao... Sé... Sé que... Me he dado cuenta de que me quieres más que como... bueno, que me quieres de una forma especial --consiguió decir con esfuerzo. La chica asintió casi sin respiración. No sabía que Aoshi se hubiera dado cuenta de sus sentimientos... Es cierto que nunca había hecho nada por ocultarlos pero...-- Tengo que decirte algo al respecto"
Misao cuando Aoshi se volvió a mirarla de frente y puso una mano sobre su hombro suavemente. El tacto de su mano fuerte sobre ella le hizo estremecerse ligeramente "Misao.... no puede ser. Yo... quiero a otra mujer"

La chica tragó aire y se apoyó en la roca para no caerse. Sus grandes ojos azules miraron al ninja sin creérselo, pero él ya no la miraba. Sus ojos se escondían bajo su flequillo oscuro. Misao estaba casi en shock por sus palabras. Siempre pensó que Aoshi la quería, y que era cuestión de que creciera un poco para que su amor se volviera fuego... Nunca había imaginado que pudiera enamorarse de otra mujer

"No... no puede ser... --susurró mientras sentía lágrimas bajar por sus mejillas-- Es....?" Pero Aoshi asintió antes de que Misao pudiera terminar la frase. El ex okashira pasó de mirar a las estrellas a mirar al suelo oscuro bajo ellos. No le hacía falta mirarla para saber lo que estaba pensando de él en aquellos momentos. Lo peor de todo es que tenía toda la razón al pensar que era un maldito canalla...

De un salto, la chica bajó al suelo y salió corriendo por el jardín, tropezándose con todo debido a la oscuridad y a las lágrimas que la cegaban

Aoshi la vio correr, y un súbito frío le hizo arrebujarse en la manta que había compartido con Misao. Miró a las estrellas, altas en el cielo, y se sintió triste por la chica...Suspiró y bajó grácilmente de la roca donde estaba subido, llevando aún la manta sobre los hombros. Esperaba que, después de que pasara bastante tiempo, Misao volviera a hablarle...

Siguiente parte.....


Freetalk: Aquí vengo a la carga otra vez con otra de mis historias! No soy muy dada a este tipo de... cómo diria yo, de comentarios en los capítulos, pero no sé por qué hoy me apetece charlar ^^ Bueno, ante todo gracias por volver a aguantarme en una nueva historia, sabeis que significa mucho para mí el que me aguantéis tanto, jeje ^__^
Bueno, esta historia no será como las demás... ehhh, sí, tendrá letras y blah blah, pero.... aviso de que voy a ser MUY mala en esta historia, MUCHO. Escribiré más historias después que acabe ésta? Quien sabe... de momento pasadlo bien con Say it isn't so. El titulo del capitulo es de una canción de The Corrs, Love Give, Love Take. Por cierto! Como curiosidad diré que he decidido conservar el título original de la historia. Por qué digo esto? Porque ha cambiado muuuuuucho de como es a cómo me la inventé en un principio...