mientes tan mal... y qué ciego estaba que me lo creía...
La noche se sucedió sin incidentes, y el día clareó puntualmente, sin nubes que emborronaran el cielo azul. Una jornada como otra cualquiera comenzaba de nuevo... La gente en comisaría bullía con el mismo ajetreo que siempre; los mismo policías corriendo de un lado a otro, los mismos papeleos que todas las mañanas....
"Una desaparición dice? Sí, pase por aquí... Mi compañero el del fondo le atenderá sin mayores inconvenientes, se lo prometo" Le dijo un policía con gafas a un señor mayor
"Sin mayor inconveniente! Llevo aquí desde antes que abrieran, panda de vagos, y no me hacen sino dar vueltas y vueltas!"
"Pero qué coño pasa aquí !! - Gritó el policía rubio cansado de oírles armar jaleo-- Llevo toda la puta noche aquí trabajando y lo menos que merezco es un poco de calma!!!!!!!"
Saito se acercó a ellos riendo levemente "*Un poco de calma....* Huh. No sabes la de cosas que tenemos que hacer hoy, Cho...."
El espadachín frunció el ceño y se dejó caer en una silla "No puedo más. Méteme en la cárcel jefe. Renuncio!" Exclamó tumbandose sobre la mesa y agarrándose el pelo con ambas manos
Hajime agitó la cabeza ante tal patética visión de su directo subordinado, pero el anciano le sacó de su observación al llamarle por su apellido. Por el real. Le miró con ojos ámbar, curioso. El hombre tenía el pelo totalmente canoso, bigote, y una perilla recogida en un lazo. Llevaba un bastón que le resultó bastante inusual; si uno se fijaba atentamente podría descubrir que era de hierro, y estaba seguro que escondía más de una sorpresa
"Venga conmigo, veré qué puedo hacer por usted"
"Pero Fujita-san, no hace falta que se moleste, Iota puede-- pero una mirada del inspector bastó para volverle al silencio de sus papeles -- Sí señor"
Entraron en el despacho sin mayor contratiempo y se sentaron. El policía sacó un cigarrillo dispuesto a escuchar su historia, y lo primero que hizo el anciano fue dejar su bastón en el suelo, que efectivamente sonó pesado al chocar contra la tarima.
"Ante todo pedirle disculpas por no recordar su otro nombre, Saito-san. Yo soy Okina, de Onibawashuu, y he venido porque... Misao ha desparecido"
"Los Onibawashuu nunca han necesitado ayuda de la policía. No obstante, si está aquí es porque no pueden encontrar a Weasel Girl y quiere que le ayudemos. Pero antes tiene que contarme algo más sobre el tema" Concluyó Saito recostándose en el respaldo de madera
Okina asintió levemente "Como ha dicho, no podemos encontrarla... Anoche estuvo hablando con Aoshi y tras ello se marchó. No nos preocupamos hasta después de varias horas, ya que no regresaba. Comenzamos a buscarla por todo Kyoto con todos los medios de los que somos capaces, pero la niña ha debido salir de la ciudad... Estamos muy preocupados por ella...Me temo que pueda hacer alguna locura..."
"Hmm. Esa cría siempre anda haciendo locuras, no sería ninguna novedad --comentó con algo de ironía-- en cualquier caso, me pondré en contacto con las ciudades más cercanas..."
"Hará lo posible por encontrarla? Se lo pido por favor..." El anciano se puso en pie y se apoyó en la mesa de madera para hacer que los ojos de ambos coincidieran más directamente
Saito se encogió de hombros "Haremos lo que podamos, aunque puede que tardemos en encontrar algo, teniendo en cuenta la panda de incompetentes que tengo a mi cargo...."
"Gracias Saito-san, confío en usted" Okina se inclinó ligeramente ante el inspector, tomó su bastón y salió de la habitación, dejándole solo ante la montaña de tareas que debía realizar antes de marcharse de viaje. El policía agitó la cabeza ligeramente. Era descorazonador ver tal cantidad de trabajo a las horas que eran, pero cuanto antes comenzara antes terminaría....
**********
Cuando Okina regresó a Aoiya, Okkon, Omasu y Kaoru estaban esperándole impacientes. Habían decidido cerrar el local hasta que apareciera Misao para poder dedicarse por entero a su búsqueda
"Okina! Okina!! Qué te han dicho?" Preguntó una de ellas, aunque ambas ninjas estaban igual de alteradas
"Que harían lo que pudieran. Lo he dejado a manos del inspector... Si es como dicen que es, intentará encontrar a Misao con todo lo que tenga en su mano... Sólo los dioses saben donde estará mi pequeña ahora.... --el anciano bajó los ojos apesadumbrado y se mesó ligeramente la perilla-- Supongo que Aoshi no ha vuelto aún"
Las mujeres suspiraron a dúo, y Kaoru contestó por ellas "No, no ha regresado de donde quiera que esté... Kenshin y los chicos sí que han regresado, están detro lavándose un poco...."
"Me encantaría saber qué es lo que la dijo para que se pusiera así" Dijo Okkon cruzándose de brazos y agitando ligeramente la cabeza
El anciano guardó silencio, al igual que la otra ninja, pero con la particularidad de que él sí que lo sabía. De hecho Aoshi y él lo hablaron antes de que nada sucediera. Lo que ninguno esperaba es que se lo fuera a tomar de ese modo... Suspiró. Pronto escucharon un ruído y todos se volvieron a mirar. Eran Shuro y Kuro que volvían de la búsqueda, infructuosa por la expresión en sus rostros
"No la han visto por las afueras de la ciudad..." Comentó Shuro una vez se hubieron acercado, intentando recuperar la respiración mientras tanto
"Esto es horrible.... y si no quiere regresar.....?"
---0oo0--
A media tarde aproximadamente Aoshi regresó a Aoiya. Estaba realmente sucio, lleno de polvo, despeinado. En su cara casi siempre inexpresiva se veían los trazos del cansancio de correr más de 15 horas. Y todo para no encontrar nada. Shuro, que estaba en esos momentos en la parte exterior de la casa, fue el primero en encontrarle. Al verle en ese estado fue corriendo hasta él y le tomó por la cintura para ayudarle a caminar "Aoshi-san, por todos los dioses.... dónde ha estado? Estábamos preocupados por usted...!" Le dijo el ninja de ojos marrones mientras andaban hasta el edificio
"No la encontré...." Fue todo lo que dijo el ex okashira mientras se concentraba en seguir andando
"Okkon, Omasu, Kuro, Okina, todos! Aoshi-san ha regresado!!" Gritó el hombre una vez estuvieron dentro, y todos los que en ese momento estaban en el edificio se llegaron hasta allí como rayos. Las ninjas abrieron los ojos preocupadas al verle
"Okkon, vamos! Tenemos que prepararle a Aoshi-san un baño caliente y algo de comer para que recupere fuerzas!" Exclamó la mayor de las dos, y las dos salieron corriendo de nuevo a cumplir el encargo
Kenshin observó a su amigo con ojos serios, y sintió el agarro de Kaoru en su cintura. No hacía falta que dijera nada, el pelirrojo sabía la respuesta de antemano; no la había encontrado
"Hijo, has encontrado alguna pista?" Le preguntó el anciano mientras le sentaban en el salón. El ninja agitó lentamente la cabeza mientras apoyaba las manos en el suelo para no caerse. Estaba agotado, no había dormido, no había comido. Sólo había corrido y corrido sin parar, intentando encontrar a Misao en algún lugar... Corría a la desesperada, a sabiendas de que no sabía ni dónde buscarla siquiera.... pero tenía que intentarlo; todo era culpa suya...
"Yo fui esta mañana a comisaría y hablé con el inspector. Me dijo que intentarían encontrarla... Pero eso es todo lo que tenemos... Shuro, Kuro, podéis ir a ayudar a las chicas, por favor? Himura, podrías preparar un poco de cha? " Les pidió el anciano educadamente con total intención de quedarse a solas con el ninja
"Claro Okina..." Asintieron todos respetando sus deseos
Jiya se sentó en frente de Aoshi, cerca de él y puso las manos en sus hombros "Aoshi, hiciste lo correcto al decírselo. No debes culparte por ello, hijo..."
"Si algo la pasa.... no me lo perdonaré nunca..." Casi susurró el ninja sin levantar la cabeza. El hombre apretó sus manos ligeramente
"Es cierto que estoy muy preocupada por ella porque siempre la veré como mi niña, por muchos años que tenga, pero no debes olvidar que Misao es ya una mujer, que es una Onibawashuu y que es la okashira..."
"Lo sé... Okina... por qué siempre tengo que hacer daño a quien no tiene culpa de nada...."
El viejo ninja suspiró ligeramente e intentó buscar una respuesta que darle al otro hombre, pero no encontró ninguna. A dios gracias Okkon llamó a la puerta para anunciar que el baño estaba listo
--0oo0--
"Qué te ocurre? Estás rara esta noche..." Preguntó Saito poniéndose lentamente el kimono de dormir. Había dejado la maleta hecha en el salón con una de sus espadas y además había hablado con sus hijos para dejar todos listo en su ausencia tal y como siempre hacía
Los chicos mayores conocían su tarea, la habían hecho más de una vez. Como su padre tenía varios enemigos y no se fiaba demasiado de sus compañeros de comisaría, les encargaba a ellos estar pendientes de la casa, esto era, estar el menor tiempo posible fuera. Así cumplía dos objetivos; se aseguraba de que Tokio no estaba sola demasiado tiempo y además si a algún indeseable se le ocurría intentar algo, entre los tres se bastarían para detenerle...
Tokio suspiró ligeramente y se desenredó el pelo antes de acostarse "No es nada, cariño... es sólo que... llevo un día pesado, eso es todo..." Aquella tarde había ido a hablar con Aoshi. Quería aclarar lo de la noche anterior, pero al llegar allí lo que encontró no daba pie a ello. Nunca le había visto de esa manera, tan cansado, tan... angustiado, y era descorazonador. No tuvo valor para añadir más preocupaciones a las que ya tenía el pobre... En cambio intentó animarle lo mejor que pudo, como cualquier buen amigo habría hecho
"No sé por qué pero no me acabas de convencer... --le dijo tomándola de la cintura y atrayéndola hacia sí-- Estás segura de que no quieres contármelo?"
La mujer dejó el peine en un lateral y se volvió a su marido. Hajime estaba medio recostado en el futón y no se había terminado de abrochar el kimono, con lo que tenía el pecho al descubierto. Pasó finos dedos por la cicatriz que le hiciera su padre peleando tantos años atrás y acabó poniendo la mano sobre su corazón. Suspiró ligeramente y sonrió "De verdad, no me pasa nada... Ya te digo que he tenido mucho ajetreo hoy..."
"Bueno, si me lo dices así tendré que creerte..." Dijo riendo un poco y tapándose con el edredón hasta la cintura. Ella hizo lo propio también y pronto sintió las manos fuertes de su marido rodeando su cintura, de nuevo atrayéndola hacia sí
"Esto que és, para cuando te hayas ido? --preguntó ella maligna, a lo que Saito rió entre dientes-- Me echarás de menos, mmm?"
"Eso siempre...."
Hacía poco tiempo que había amanecido el día claro, y el policía estaba en la cocina, desayunando lentamente antes de marcharse. Su tren no salía hasta después de comer, pero tenía aún muchas cosas que arreglar en comisaría antes de marcharse, y una de ellas era dejarle a Cho las órdenes pertinentes a cumplir en el tiempo que él estuviera fuera...
Cuando terminó, después de dejar los cacharros en el cubo lleno de agua como todas las mañanas, anduvo lentamente por el pasillo de su nueva casa hasta llegar al salón. Sin darse cuenta se le fueron los ojos hasta la ventana que hacía poco tiempo había sido reconstruída, al igual que gran parte del tatami, que se veía más nuevo que el resto. Inconscientemente se llevó una mano donde Satoshi había hundido el tanto mientras luchaban, y frunció el ceño al recordar que de no ser por Shinomori no lo hubieran contado. Agitó la cabeza para olvidar todas esas cosas; lo último que quería era empezar el día peor de lo habitual...
Junto a la puerta estaba su maleta; no era mucho lo que llevaba, ya que allí donde iba no tendría ocasión de quitarse el uniforme... También había dejado una de sus espadas favoritas allí apoyada. Ya que tenía que marcharse de viaje a pelear contra unos terroristas lo mejor que podía hacer era llevarse una nihontou en la que pudiera confiar al cien por cien... Miró el reloj que tenían en el salón; tenía que marcharse ya o llegaría tarde...
Anduvo hasta su cuarto y abrió la corredera suavemente, sin hacer ruido. Tokio dormía plácidamente, tapada hasta el cuello como siempre, arrebujada en el edredón del futón. Siempre que se iba de viaje ella le obligaba a despertarla para despedirle aunque lo odiara... pero no tenía más remedio, porque si no cuando volviera le empezaría a reñir como a los críos... y eso era algo que odiaba aún mucho más.
Se acercó hasta allí y besó su mejilla suavemente "Ya me voy"
La mujer gimió y se estiró bajo el edredón, luego se dio la vuelta y abrió los ojos un poco, lo suficiente como para poder verle "Mmm... Ten cuidado cariño... --murmuró medio dormida mientras sonreía-- Escríbeme..."
"Si puedo lo haré. Pórtate bien mientras estoy fuera" Le dijo riéndose ligeramente mientras apartaba su pelo, ahora corto, de su cara. Le dio un beso de despedida y lentamente se apartó del futón. Tokio le siguió con la mirada hasta que desapareció tras la puerta y luego se dio media vuelta y volvió a dormir...
---0oooooo0---
El cielo se había ido oscureciendo según fue pasando la mañana. Aún no era la hora de comer, así que en Aoiya no estaban aún demasiado ocupados; claro que ya tenían todas las mesas dispuestas para cuando llegara la avalancha de clientes que siempre se acercaban hasta allí a medio día. Habían decidido volver a abrir. Después de todo, no podían hacer nada más. Habían agotado todos sus recursos ya --que no eran pocos-- para buscar a Misao, con lo que sólo les restaba confiar en la policía.... Y al menos, trabajando la agobiante espera se les hacía menos eterna.
Okkon y Omasu estaban en la cocina, como siempre, con la excepción de que Kenshin las ayudaba en lo que podía y Kaoru observaba tratando de aprender algo. Los muchachos mientras se dedicaban a realizar las tareas propias de una casa; reparar, limpiar, hacer las camas, preparar las habitaciones.... Además de restaurante, el Aoiya estaba empezando a tener bastante buen renombre como hostal, lo que hacía que Jiya estuviera realmente muy orgulloso de sus chicos...
El anciano era, junto con Yahiko, el que se estaba ocupando de servir las mesas, cosa que normalmente hacía Misao.... Pero al desaparecer, y al estar Aoshi aún descansando de la correría del día anterior sólo quedaba él para hacerlo
"Vaya, no sabía que usted hiciera de camarero" Dijo una voz algo burlona tras de sí. El ninja se dio la vuelta y se encontró cara a cara con Saito
"Fujita-san, no esperaba verle por aquí..." Le contestó enarcando las cejas canosas, y realmente así era. El policía nunca había ido a su restaurante... por qué tenía que ir precisamente ahora? Sabría quizás algo sobre Misao?
"Me han dicho que aquí se come bien. Espero que sea cierto... --dijo Hajime con su característica parsimonia mientras se acomodaba en una de las separaciones del restaurante-- Traígame el menú del día... Ah. Y a Shinomori. Quiero hablar con él"
Su petición casi le hizo dejar caer la libreta. El ninja estudió detenidamente al hombre frente a sí. No parecía tener malas intenciones... Sus ojos ámbar curioseaban por todo el local, pero por otra cosa estaba tranquilo. No debía de saber nada o estaba seguro de que lo notaría...
Hajime chasqueó los dedos frente al rostro del anciano para sacarle del trance "Lo siento pero no tengo todo el día. Tengo que estar esta noche en Kobe" Gruñó ligeramente. Jiya frunció el ceño a sus malos modos, pero no dijo nada al respecto
"Estaba recordando que Aoshi
está descansando... Le preguntaré a ver si puede hablar con
usted. Espéreme unos minutos"
Un rato después Aoshi entró en el restaurante con expresión seria, tomó lo que Saito había pedido y anduvo hacia él. El policía se sonrió ligeramente al verle llegar, pero esperó a que se sentara frente a él antes de decirle nada "Espero que no te haya molestado demasiado el que te haya mandando llamar-- le dijo mordaz mirándole fijamente con ojos ámbar-- Intentaré terminar pronto para que puedas continuar relajándote" El ninja respiró profundamente y correspondió a su mirada con una azul hielo
"Qué quieres de mí, Saito?" Preguntó a su vez con voz profunda mientras se cruzaba de brazos. El hombre se quitó los guantes y separó los palillos suavemente, mirando a la vez el bol de carne con verduras que componía el menú del día. Aoshi se revolvió incómodo en su asiento al permanecer frente a él tanto tiempo callado, y Hajime se sonrió de nuevo "Tengo una misión para ti" Le dijo entre bocado y bocado
"No acepto órdenes de la policía" Le devolvió Shinomori totalmente serio --aunque por dentro respirando tranquilo--, y el inspector se rió entre dientes ligeramente "Y quién ha dicho que sea una órden de la policía, mmm? Esto es extraoficial --le comentó vaciando el vaso-- Bien. Me marcho a Kobe durante un tiempo indefinido, y como bien sabrás dentro de unos días llegarán a Kyoto Amakusa y los cristianos por la derogación del Emperador de la prohibición que les retenía en Holanda. El caso es que no me fio de que alguien quiera intentar armarla contra ellos y quiero que tú y la Oniwabanshu os hagáis cargo de que eso no suceda mientras yo esté fuera, entendido?"
"La Oniwabanshu siempre se hace cargo de Kyoto, estés tú o no, Saito" Aoshi frunció el ceño bajo el oscuro flequillo, molesto por los aires de superioridad que siempre se daba el inspector en ciertos casos. Sus ninjas siempre habían protegido la ciudad, incluso mucho antes de que el Shinsengumi comenzara a patrullar las calles...
"Perfecto. Esa era la respuesta que quería oír. Aunque como supongo bien sabrás estamos buscando a tu amiguita Weasel porque ha desaparecido, de modo que debería empezar a temer por la seguridad de la ciudad.... Por cierto --levantó los ojos del bol y le miró divertido en extremo-- desde cuándo usas perfume de mujer, mmm?"
El ninja, que estaba mortalmente serio por las palabras del Lobo, arqueó las cejas y le miró totalmente sorprendido, sintiendo que se le estaba subiendo el calor a la cara. Hajime se rió con ganas ante el tono carmín que estaban tomando las mejillas del otro hombre. Al no encontrar nada bueno que decir al respecto, Aoshi prefirió mantener los ojos bajos para no avergonzarse más "Si eso es todo lo que tenías que decir, me voy. Tengo cosas que hacer..."
"Claro, por supuesto... --dijo irónico y burlón terminándose la comida-- Vuelve a tu relax, no hay problema... Pero antes tráeme un cha" Shinomori no dijo nada más y se marchó del restaurante, no sin antes dejarle el encargo al otro ninja
A los pocos minutos apareció Yahiko con el té, se lo puso en la mesa junto con una notita "Aquí tienes la cuenta" Le dijo
Saito buscó el dinero mientras se preguntaba mentalmente qué problema tendría el ninja esta vez que estaba tan susceptible. Frunció el ceño. Llevaba el dinero en la maleta. Y la maleta estaba ya en el tren. Hajime sopló contrariado y se levantó "Me temo que tendrás que esperar a que vuelva para que te pague"
"Nadie, y digo NADIE sale de Aoiya sin pagar" Dijo Okkon apareciendo de golpe con el ceño fruncido. Si no supieran que era ninja hubieran podido pensar perfectamente que se había materializado allí....
"He dicho que volveré dentro de un rato. Cht... Te dejó aquí la nihontou como prueba de ello, Grulla desconfiada..." Gruñó el policía mientras marchaba. Iría a su casa, que le quedaba más cerca que la estación
"CÓMO QUE GRULLA MALDITO %@#~|*()/ !!!!!!!!!!!!!!!" Gritó la otra hecha una furia, pero Saito no se molestó ni en volverse a mirar, cosa que sí hicieron los parroquianos de Aoiya. Yahiko le dio unas palmaditas en la espalda
"No vale la pena que te enfades..."
"Cómo que no! Me ha llamado grulla! Si te lo llamase a ti veríamos a ver que tal--" Le dijo pero el chico no le dejó terminar
"Ya te he dicho que no vale la pena, siempre está igual.... " Le contestó encogiéndose levemente de hombros
"Oooookkoooooonnnn!!!!!!!!!!!!!!
Que se te queman las patataaaaaaaaasssssss!!" Gritó Omasu desde
la puerta de la cocina, y la otra ninja dio un respingo y salió
corriendo hacia allí para risa de los presentes, que se lo estaban
pasando mejor que nunca aquel día
*********
"Ao, qué ha pasado al final? Qué es lo que quería?" Le preguntó la mujer una vez Aoshi se hubo sentado a su lado, en el porche que daba al patio y jardín interior de Aoiya donde los ninjas hacían sus ejercicios al aire libre cuando el buen tiempo se los permitía
"Nada importante... Que cuidaramos que nada ocurriera durante la procesión de los cristianos mientras él estaba fuera... Parece que no se fia demasiado de la policía, no?"
"Es cierto... la verdad es que nunca lo hace.... Prefiere hacerlo todo él, para asegurarse de que saldrá bien" Comentó mientras jugueteaba con una rama medio seca que había recogido del suelo
Suspiró "Estoy preocupado por Misao... Mierda, quizás hubiera sido mejor no decirle nada..."
"Aoshi.... hiciste bien al decírselo, lo sabes... No puede ser que tuviera esperanzas en vano.... "
"Entonces por qué me siento tan mal....? --preguntó con otro suspiro. El ninja bajó la cabeza y apoyó el mentón en la de su amiga, deleitándose con su perfume-- Sabes... Saito me preguntó que desde cuándo usaba perfume de mujer"
Ella se echó a reír fuertemente ante tal comentario "Es que los perfumes de Hokkaido son muy embriagadores... Y él está harto de olerlos. Es normal que los reconozca en todas partes..."
"Supongo...."
Tokio cogió el rostro
del hombre suavemente y le obligó a mirarla "Si alguien puede encontrarla,
ese es Hajime. No te preocupes más por ello, por favor... Estoy
segura de que hará todo lo que pueda para cumplir su misión,
como siempre..."
Yahiko entró en la cocina con la intención de recoger el pedido de una de las mesas y de paso, informar a Kaoru y Kenshin de la entrevista de Aoshi y Saito. El pelirrojo, que estaba probando un guiso, se quedó pensativo con la cuchara en la boca. El maestro se fue temprano esta mañana y no me contó nada... Mmm... Creo que tendré que ir a hacerle una visita... con sake para que me diga qué está pasando aquí
Kaoru le sacó la cuchara y pasó una mano por delante de sus ojos "Kenshin cariño... estas muy raro ultimamente... Me quieres contar qué es lo que te pasa?"
Él sonrió y se rascó levemente la cabeza "Aún no sé nada, pero en cuanto pueda te lo cuento, Kaoru... Por cierto --dijo recordando lo que Yahiko les había contado-- iremos a ver la procesión, no?"
"No hace falta, pasarán por debajo de Aoiya --comentó Omasu removiendo un puchero de sopa-- Desde el piso de arriba podréis ver todo perfectamente"
"Hace mucho que no sabemos
nada de Amakusa Shougo... Espero poder hablar con él..." Siguió
diciendo el samurai, que ahora se había ocupado de pelar unas patatas
que Okkon le había pedido
*********
Jiya siguió atendiendo a los clientes que fueron llegando eventualmente, incluso sentó a un grupo en la mesa que ocupara el policía, llevándose la katana con él, claro está. Iba apuntando los pedidos de todos, pero se equivocaba más de una vez por estar pensando en otras cosas. Pensaba en su pequeña Misao, dónde estaría, qué haría, si estaría bien.... Pensaba en Aoshi y en lo caprichoso del destino al querer que se enamorara de una mujer casada, de Tokio-san para más inri. Cuando el ninja se lo dijo, apenas sí fue capaz de permanecer en la misma postura en que estaba... Estaba tan ensimismado en sus pensamientos que no advirtió que el policía había regresado hasta que estuvo a su lado
"Ya he vuelto. Tome. Y devuélvame mi espada" Le dijo queriendo recuperarla lo antes posible. No le hacía ninguna gracia que nadie tocara sus katanas, menos sus favoritas.
El anciano contó y recontó el dinero y luego le dijo "Fujita-san, me dijo que se va a Kobe de viaje..."
"Así es. Y espero tener noticias de la Weasel pronto" La red de la policía era bastante extensa, y podía encontra casi todo lo que se propusieran, más si alguien señalado la ponía en marcha. No es que tuviera interés particular en la chica, pero sabía que a Tokio la preocupaba y, en fin... no le costaba ningún trabajo poner de su parte para encontrarla...
Sin darle oportunidad a Okina de decirle nada, el policía dejó el restaurante. Tenía algo de prisa; el tener que ir hasta su casa había hecho que perdiera tiempo... Pero llegar tarde tampoco era algo que le preocupara mayormente. Después de todo, el tren no se iría sin él....
De pronto, alguien con una voz bastante conocida le llamó desde detrás "Eh, Goro!" Saito se dio la vuelta para ver a su cuñada correr graciosamente hasta él, sujetando una mantilla sobre sus hombros para que no cayera con la carrera
"Hola, qué tal? --sonrió ampliamente-- Trabajando?"
El policía la revolvió ligeramente el flequillo, como solía hacerle cuando era aún una niña "Casi. Me voy de viaje a Kobe por asuntos oficiales" Pronto vio cómo se pintaba algo de desilusión en su mirada
"Otra vez viajando... Son muy pesados tus jefes! Se parecen a los de Jigen, todo el día mandándoos! Así nunca estáis en casa" Frunció ligeramente el ceño mientras ponía las manos en sus caderas. Saito no pudo evitar recordar a su mujer en esa misma pose, y se encendió un cigarrillo, divertido
"Eso acabará matándote..." Le recriminó, aunque sabía que de nada serviría
"Seguramente.... --se encogió de hombros-- A dónde ibas? A comprar?"
"He quedado con Tokio en casa para ir juntas, me dijo que quería mirar además unas cosas"
"Hmm, pues no está en casa..."
"No? Pero si me dijo que fuera a buscarla...! A dónde habrá ido?? Hmpf. Cuando la vea me va a oír! --se quejó la mujer haciendo grandes muecas-- Siempre me hace igual! Me gustaría saber qué es lo que hace que es tan importante...." Terminó cruzándose de brazos
"No lo sé, pero cuando te enteres me lo cuentas --se rió ligeramente-- Bueno, me voy. El tren me estará esperando ya"
"Buena suerte, y ten cuidado, vale? Escríbenos!"
Iguales... Son como dos
gotas de agua... No debieron vivir tanto tiempo juntas.... ahora me dan
el coñazo las dos por lo mismo! "Vale, vale.... lo intentareé..."
Le dijo finalmente agitando la cabeza con desaprobación. Le dijo
adios con un gesto de la mano y reemprendió el camino. Ahora sí
que llegaba tarde, pero lo dicho; el tren no se iría sin él...
---OoooooO---
Tres aburridas horas de tren se sucedieron hasta que Saito concluyó la mitad de su viaje. Cierto que había ido mirando el paisaje, leyendo a ratos, pero aún así se aburría en los viajes largos. Y aún le quedaban dos más de incómodo traquetreo sobre las vías antes de llegar a Kobe. Suspiró ligeramente mientras se encendía un cigarrillo. Al menos podría bajar a estirar las piernas en la hora en que el tren repostaría combustible...
Tosió ligeramente al dar la primera calada, y frunció el ceño mientras miraba el tabaco en su mano. Debía haberse excedido en la cantidad del día, y eso que aún era media tarde. Maldito sea mi hermano que hasta después de muerto tiene que estar incordiando Gruñó para sí. De su pelea, además de una bonita cicatriz que añadir a su colección, había conseguido que el doctor que le había salvado la vida de milagro le advirtiera que, a pesar de haberlo hecho lo mejor posible no era ningún mago, y que si fumaba tanto como de costumbre sus pulmones se resentirían. El ceño se dibujó aún más hondo en su frente, y acabó tirando el cigarro por la ventana. Fumar era ya algo más que una costumbre, pero para perseguir criminales necesitaba estar en buena forma...
Contempló el paisaje una vez más sin que el aire le molestara para mirar. Ya estaban entrando en la ciudad. Era pequeña, casi un apeadero... pero para distraerse un rato valdría. Como todos los viajeros, dejó en el tren sus cosas --a excepción de su espada, que le acompañaba a todas partes-- y salió a la calle
Realmente era un lugar pequeño, decidió sólo con echar un vistazo. Apenas sí había unas hileras de casas y un restaurante-posada para albergar viajeros. Al ver que el resto del lugar no tenía ningún interés decidió entrar a tomarse un cha y a escuchar lo que la gente decía en el pueblo, a ver si oía algo interesante que le desaburriera durante, al menos, un rato
El local también era pequeño, con dos plantas, y a lo sumo ocho mesas. Era todo de madera, a excepción de las separaciones de papel de arroz blanco, sin ningún tipo de decoración. Al fondo estaba el posadero, un hombre de mediana edad algo rollizo, con un bigote largo y poco poblado que más parecía chino que japonés
"Tráigame un cha" Le pidió mientras se sentaba. El lugar estaba desierto, pero intuía que dentro de poco el resto de los viajeros pensarían como él y entrarían a tomar algo. Seguramente de eso viviría el hombre.
"Niña, ya has oído! Llévale el mejor cha al señor policía" Dijo con voz un poco cascada y ronca. Al momento una chica de pelo oscuro recogido en una larga trenza y con grandes ojos azules, vestida con un gi y unos pantalones que cubría un delantal algo cochambroso se presentó frente a él. De la sorpresa casi dejó caer la taza en la mesa
"Qué... qué estás haciendo aquí???" Preguntó Misao sin podérselo creer
"Ya ves qué pequeño es el mundo, Weasel --le contestó casi tan sorprendido como ella por la coincidencia-- Yo estoy de camino a Kobe, pero el tren a Osaka para en este pueblo a repostar.... Creo que tienes un pequeño problema de dinero, no es así? Por eso estás trabajando para este tiparraco.... Supongo también que tenías prisa por salir de Kyoto... si no no se comprende que hayas tomado el tren... Me equivoco?"
"N-no... Me... Me están buscando?" Preguntó mientras le veía tomarse el té
"Sí... Me temo que les tienes muy preocupados; hasta recurrieron a mí para que te buscara" Se sonrió el policía con burla mirándola con sus pequeños ojos ámbar. La ninja estaba de pie, encojida sobre sí misma, mirando al suelo como un crío al que se le ha cojido haciendo algo que no debería
"Vas a decirles dónde estoy?"
"No"
Misao se sentó frente a él a pesar de las protestas de su jefe "Sabes por qué me fui, verdad..." Le dijo mirando a otro lado e intentando que sus ojos no se humedecieran como siempre que recordaba el evento. Además, el tenerle a él, precisamente a él delante le hacía las cosas aún más difíciles
"Sé que tiene algo que ver con Shinomori" Saito la siguió observando mientras bebía. Se le hacía extraño estar allí, en un lugar extraño, hablando con la Comadreja de algo que no le importaba lo más mínimo; la vida de los demás. Y para colmo ella llevaba esa expresión tan triste en la mirada que le hacía pensar que el ninja había encontrado una mujer mejor que ella
"No puede ser, me dijo, yo quiero a otra mujer... Jamás me creerías si te dijera de... de quien se ha..." La chica no pudo evitar romper a llorar frente a él y se echó sobre la mesa, escondiendo la cara en sus brazos para que no la viera
Jamás la creería, dice... ni que me importara saberlo. Además... Hay algo que me dice que es mejor que no lo sepa... Pensó el Miburo terminando de beber. Fue a echar mano a su bolsillo, pero se recordó que no debía fumar, al menos hasta dentro de unas horas. Frunció el ceño. Además no soportaba a la gente llorona. O mejor dicho, no soportaba ver llorar a las mujeres, menos por un tema como aquél. Le traían demasiados recuerdos que no venían al caso, y que siempre era mejor dejar guardados donde estaban.
El posadero y sus largos bigotes llegaron hasta allí rápidamente "Qué está usted haciendo, señor? Desde cuándo los policías hacen llorar a jovencitas tan lindas como Misao-chan?" Le preguntó frunciendo el ceño, visiblemente molesto por la situación
"Él... Él no tiene la culpa... Es que yo soy una idiota, nada más... --respondió ella intentando retomar la compostura perdida y haciendo un buen trabajo en ello. Se secó los ojos en la parte más limpia del delantal y se dirigió a su jefe-- No pasa nada, de verdad... Podría dejar que hablara con él un rato más?" Le pidió
"Acaso se conocen?"
"Sí, es de Kyoto, igual que yo... somos... viejos conocidos..." Dijo ella bajando la mirada a la mesa para no encontrarla con ninguna de la de los adultos
"De acuerdo entonces... Lle ruego que me disculpe, señor. Como compensa le invito a algo" Dijo el hombre sonriendo levemente e inclinándose
"Tráigame otro cha, entonces" Le dijo casi con un suspiro. Iba a tener que seguir "charlando" con la chica un rato más... Bueno, no se podía quejar. Después de todo fue él quien pidió algo para sacudirse el aburrimiento de encima.
Misao respiró profundamente, tomando una determinación. Iba a contarle todo lo que sabía. Quizás no fuera quién para hacerlo, pero cuanto antes se enterara mejor... El policía nunca le cayó bien, todo lo contrario, pero consideraba que todo aquello era un engaño y que tenía derecho a enterarse
"Estás dispuesto a oír lo que tengo que decir?" Le preguntó mirándole. La seriedad en sus ojos le hizo arquear una ceja y preguntarse qué tan importante era la revelación que le iba a hacer y por qué se la iba a hacer precisamente a él
"Sabes que tu mujer pasa mucho tiempo en Aoiya...? De hecho está con nosotros mientras trabajas. Y cuando te vas de viaje también. Apostaría a que ahora mismo está con .... Aoshi-sama en el patio hablando... riendo...a-abrazándose como siempre..." Apenas sí pudo terminar de decirlo antes de que se le formara un nudo en la garganta que le impidiera hablar. Las lágrimas en sus ojos claros le impidieron ver bien la expresión en el rostro de Saito
"Qué estás insinuando?!" No fue un grito, sino un siseo frío acompañado por una mirada capaz de entrar en el alma de uno y congelarla. Misao se encogió sobre sí misma, asustada. Nunca antes había visto aquella faceta del policía, y ojalá no la hubiera visto nunca. Tenía la sensación de que en cualquier momento iba a saltar por encima de la mesa y a retorcerla el pescuezo
"Ya.. ya te dije que no ibas a creerlo... --susurró ella-- Un amigo de mi "abuelo" Okina, trajo consigo su cámara de fotos a Aoiya... Se hicieron fotos juntos... Yo les pedí una, quería tener a Aoshi-sama... y me dieron ésta..." La chica metió la mano en su gi, y de entre las vendas que sujetaban su pecho, sacó una fotografía redondeada. Era patente que había sido arrugada fuertemente, pero que luego la habían vuelto a alisar.
Saito se encendió entonces un cigarrillo, dándole igual el medico, sus pulmones, los criminales y cualquier cosa. Dejó salir una nube de humo mientras miraba la foto. Era en blanco y negro, y a pesar de las arrugas que atravesaban la imagen pudo reconocer perfectamente a las dos figuras que aparecían cojidas del brazo.
Qué probaba eso? Nada.... Recordó también la melena negra que se había dejado la mujer. Cuando había ido a casa a por dinero, Tokio no estaba.... y Shinomori casualmente olía a uno de los perfumes que Tokio se compró cuando fueron de viaje a Hokkaido... Tragó saliva y volvió a mirar la foto. Todo encajaba, incluso las declaraciones de Misao... Sabía que pasaban mucho tiempo juntos pero siempre había confiado en su mujer... Y ella le había engañado...
"Sé... Sé que la foto no es una prueba... pero Aoshi me dijo anoche que la queria... me lo dijo...." Gimió la ninja encogiéndose
A pesar de no querer levantar la mirada por ser aquello algo demasiado personal como para que una extraña como ella lo viera, sí que vio el cigarrillo que momentos antes estaba en su boca caer a la mesa "Siento que te hayas enterado por mí..." Susurró ella
El policía se puso en pie de golpe, asustando al posadero que le traía el cha después de haber servido a otros viajeros que también habían entrado. Agarró a Misao por un brazo y la arrastró consigo al exterior, diciéndole al posadero que no volvería a trabajar para él. La ninja intentó zafarse de su agarro, pero Saito era demasiado fuerte "Qué haces? Dónde me llevas??"
Él no contestó nada, sólo siguió andando y llevándola consigo. Se acercaron a la estación de ferrocarril, y el inspector llamó a uno de los policías que había allí, un chico bastante joven que parecía estar cumpliendo en su primer destino
"Fujita Goro, inspector de Kyoto --se presentó de malas maneras. Metió la mano en su bolsillo, sacó unos billetes y se los dio al policía, que le miraba sin entender nada-- Ésposala a tu muñeca y llévala a la comisaría de Kyoto de mi parte"
Misao empezó a quejarse, pero una mirada del hombre bastó para hacerla callar. El muchacho arqueó las cejas "Pero, pero señor... no puedo dejar mi puesto..."
"Yo me encargaré de tus superiores cuando regrese a Kyoto. Ahora llévatela!"
El chico se metió
el dinero en el bolsillo y esposó a la ninja a su muñeca
"Si señor..."
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parte.....>
Freetalk: Aiinnnn! Bueno, no os preocupeis, que habrá acción dentro de nada (y mucha!) XDD ^___^ Lo prometo. Esto aparte, qué largos me estan saliendo los capítulos! Espero que no os importe ^^UUU Veamos, ehh.... creo que ya estáis empezando a ver por dónde van los tiros, eh? Y quien no lo haya visto que haga el favor de releerse este capítulo, vale?? Bueno, no me matéis por favor, fans de Aoshi, fans de Saito, porfaaaaa terminad de leer... y luego me asesinais. Os pongo aquí este poema, es de Becquer... siempre me ha gustado mucho, y sabía que algún día pegaría con alguna historia... bien! Pues ésta es..... Por cierto, por si alguien no lo relaciona o tal, el título de la historia es de una canción de Bon Jovi, del último disco.... El título del capítulo es de... Tonxu, de la canción Mientes...
Ahh! Y una cosa que se me quedaba en el tintero. Alguien quizá se pregunte (sé que ciertas personas como la Sushu no, pero en general) cómo es posible que en esta época alguien a quien un tanto le atraviesa parte de un pulmón puede sobrevivir. Sencillo. Porque-Me-Da-La-Gana-A-Mi que para eso soy quien escribe la historia jajajajajaja ^__^UUU
Cuando
me lo contaron sentí el frío
de
una hoja de acero en las entrañas;
me
apoyé contra un muro, y un instante
la
conciencia perdí de donde estaba.
Cayó
sobre mi espíritu la noche
en
ira y piedad se anegó el alma...
¡Y
entonces comprendí por qué se llora,
y
entonces comprendí por qué se mata!
Pasó
la nube de dolor... con pena
logré
balbucear breves palabras...
¿Quién
me dio la noticia?... Un fiel amigo...
¡Me
hacía un gran favor!... Le di las gracias
