Discraimer

Ranma 1/2 no me pertenece, pertenecen a Rumiko Takahashi así como todos los personajes de esta obra. Este fanfiction fue hecho sin fines de lucro y únicamente para entretenimiento


Prólogo

Ranma deambulaba por las calles vacías a la mitad de la noche, su cara mostraba el claro disgusto que sentía en ese momento. Otra vez su padre había pasado sobre su persona y había hecho lo que le venía en gana con él, cambiándolo como siempre por cualquier cosa que le viniera en mente o que necesitara solamente él en ese momento, lo peor de todo era que, nunca era por algún trabajo digno u honesto, siempre era alguna triquiñuela o compromiso, algunas veces eran combates, de eso no se quejaba, le servían de práctica para mejorar, pero de ahí en más, no tenía por qué comprometerlo con cuanta chica se le presentara en frente sólo por un tazón de comida que, era más que seguro, sólo comería él. Chasqueó la lengua con fastidio.

Estaba bastante harto de aquella situación, ni siquiera había la necesidad en esa ocasión, gracias a los Tendou tenían actualmente un techo y comida, inclusive él estaba recibiendo educación, pero su viejo siempre tenía que ser un avaro y querer más sólo para él y ¿para qué? Esta vez fue sólo por un tazón de ramen y porque no traía en ese momento dinero. Bufó. Si él nunca traía dinero consigo. Se preguntó qué había visto su madre en él, si era claro que no era un buen jefe de familia, ni proveedor, ni padre. Él no era bueno en nada, sólo era una escoria en este mundo.

Sintió la bilis acumularse en su estómago producto del coraje que sentía, no creía que hubiera progenitor más desconsiderado que el suyo, para ese punto no sabía que era peor, si ser un mero objeto de trueque o que su padre hubiera sido un borracho golpeador como muchos otros hombres. Todos sus problemas se reducían a él y a sus ideas locas, no había nada bueno en su vida.

Tan absorto estaba en sus pensamientos, que no se dio cuenta de a dónde se dirigió, desconoció la zona, no le preocupó demasiado, era más que común para él simplemente no tener rumbo, y si era honesto, realmente no deseaba regresar a su, ahora, hogar, para tener que escuchar a su padre decir más sarta de incongruencias, mentiras y excusas baratas del porqué había hecho lo que había hecho. Siempre era lo mismo, según sus palabras, era para que él mejorara en sus habilidades y técnicas, pero, y él ¿Cuándo mejoraría? Nunca ha sido capaz de hacerle frente a Happossai y se suponía, según sus palabras, que el objetivo de todo discípulo era sobrepasar a su maestro, era obvio que su padre no predicaba con el ejemplo.

¿Por qué siempre tenía que involucrarlo en tantos problemas? ¿Le era en verdad tan difícil hacerse cargo de sí mismo? ¿Por qué demonios le había tenido que tocar ese padre? Sintió la ira acumularse por su cuerpo, y la necesidad de pelear con alguien se hizo presente, pero no era noble buscar una pelea solamente para poder descargar su coraje. Sus manos temblaron por las emociones que estaban acumuladas en su interior y, en un inútil intento de poder calmarlas, golpeó con su puño una cerca a su lado haciendo que se estrellara.

Lógicamente, aquel vano intento no sirvió de mucho y, ahora, había dejado propiedad dañada. No era la primera vez que lo hacía, tantas peleas contra enemigos, tantas prometidas intentado lo imposible por relacionarse con él y tantas discusiones con la chica menos agraciada del mundo, según sus propias palabras, habían dejado sus casi inexistentes ahorros en unos eternos números rojos.

Caminó hasta la entrada de aquella cerca y, cuando vio la puerta de aquel hogar, sopesó el ir hasta ahí, presentarse y hacerse responsable por el daño causado, pero no creía que sirviera de nada, él no era bueno en los trabajos manuales y dinero no tenía así que, aprovechando la hora, la oscuridad y que, al parecer, nadie se había dado cuenta de su acto, decidió seguir su camino y perderse. Sin embargo, apenas dio unos cuantos pasos cuando sintió un extraño impulso, tal vez arrepentimiento, tal vez conciencia, no estaba seguro, lo único que sabía es que no estaba cómodo con simplemente irse de ahí, así que, apesadumbrado y, porqué no decirlo, con algo de vergüenza, se dirigió a la puerta.

El diseño del lugar le llamó mucho la atención, a su gusto era una extraña combinación entre una casa moderna y una antigua. Alzó la mirada para poderla ver mejor y pudo notar unas lunas en algunas partes del techo, de hecho, comenzó a notar que había demasiados diseños de luna por el lugar, pero no le prestó demasiada atención, no quería hacerlo, el lugar tenía un aire místico que no supo descifrar que comenzaba a ponerlo incómodo, no lo suficiente como para dar media vuelta y alejarse de ahí, pero si lo necesario para mantenerlo alerta.

Antes de que siquiera lo notase, ya estaba frente a la puerta de entrada, se detuvo unos instantes frente a ésta, pensando en lo que iba a hacer, no estaba del todo seguro que fuera un buen plan, sobre todo porque ¿Quién en su sano juicio tocaba una puerta a tan altas horas de la noche? Pero supuso que él no estaba del todo coherente, tal vez nunca lo había estado, después de todo, tampoco era normal que un chico se transformara en chica con el simple toque del agua fría. Suspiró cansado.

Cuando al fin reunió un poco de aplomo para hacer lo que tenía que hacer, no porque tuviera miedo, era más la vergüenza, la puerta se abrió de par en par, mostrándole la oscura entrada que, lejos de intimidarle, parecía invitarle a pasar. Asomó la cabeza dentro del lugar, esperando ver a quién le había abierto, pero no vio a nadie. Dudó si debía o no entrar, no quería ser señalado como ladrón o algo por el estilo, sin embargo, algo dentro de aquella casa le invitaba a adentrarse y, cuando apenas puso sus pies dentro del recibidor, un par de chicas salieron a su encuentro.

- Bienvenido – Dijeron al unísono

- Bue…buenas noches – contestó un tanto aturdido, no supo de dónde habían salido, algo dentro de aquel hogar hacía que sus sentidos se sintieran adormecidos – Yo…

- Bienvenido – Dijeron nuevamente de forma alegre – ¡Un cliente! – canturrearon

- ¿Un cliente? – Preguntó confundido. Ahora entendía todo, aquel lugar era una tienda y, para su desgracia, había caído en la trampa, y tal vez ahora tendría que comprar algo o bien pagar la dichosa cerca. Maldijo su suerte – Se equivocan, no soy un cliente yo solo… - Sus palabras murieron en su boca al sentir como aquél par de niñas le jalaron y adentraron aún más, intentó oponerse, estaba seguro que podría hacerlo, él era mucho más fuerte, pero por alguna razón no quería, sentía que si hacía algo las lastimaría, y él no quería hacerlo, así que simplemente se dejó guiar por el lugar – Saben, creo que ha habido una equivocación – Hizo el intento de hablar con ellas para poderse retirar – Yo en realidad no…

- Es inevitable… - Se escuchó una voz dentro del lugar

Las dos pequeñas jalaron a Ranma hasta una puerta donde le soltaron, la voz le había dado tranquilidad y calosfríos al mismo tiempo haciendo que no pudiera moverse de su lugar.

- Y por esa razón, es que has llegado aquí

Las dos niñas abrieron la puerta y, detrás de ésta, un joven delgado, de apariencia débil y con lentes, apareció.


Notas del autor

Este fanfic en particular le tengo mucho aprecio, es una idea que ha permanecido en mi cabeza a lo largo de muchos años, sin embargo, nunca estuvo destinado a ser para Ranma 1/2, fue pensado para ser hecho con Beyblade, y me refiero a Beyblade de G Revolution, así que los que son de antaño sabrán de qué época me refiero, sin embargo, estoy consciente de que esa época ya pasó, así que decidí adaptar esa misma idea para Ranma 1/2, no será exactamente igual, pero intentaré que tenga un aire de lo que originalmente había pensado, aunque no descarto que algún día escriba la idea original.

En fin, si te gustó este prólogo, agradecería un review de tu parte, para saber si continúo este fic o mejor se queda en el olvido hasta que tenga tiempo de escribirlo con los personajes de Beyblade.

Por último sólo quiero darte a ti, como lector, las gracias, por darte el tiempo para leer esta pequeña historia hecha con mucho cariño, ya que sin ti la historia no tiene vida ni propósito.