¡Hola chicos! Les traigo esta historia que se me ocurrió y no pude evitar escribir. ¡Ojalá les guste! De antemano les agradezco y les aviso que quizá podrían necesitar un pañuelo o dos jeje *o*
Cursivas : recuerdos
Disclaimer: Bleach y todos sus personajes son propiedad de Tite Kubo-sensei, A mí sólo me pertenece la historia *u*
QUISIERA OLVIDARTE
El sol comenzaba a verse más naranja a causa del atardecer. Sus rayos, que cada vez eran más débiles, se sentían muy agradables debido a que no golpeaban directo a la cara. En las calles se veía a varios estudiantes regresando de sus clases extras, niños jugando en los parques, señoras platicando, una que otra pareja tomada de la mano y a varias personas volviendo a casa después de un largo día de trabajo. Entre ellas se encontraba Inoue Orihime, una chica muy hermosa con un largo y sedoso cabello naranja y grandes ojos grises. A pesar de regresar de trabajar, la joven vestía aun su uniforme escolar pues su trabajo era de medio tiempo en una pastelería después de la escuela.
Orihime caminaba sosteniendo su mochila frente a ella con la mirada perdida en el horizonte. Mecánicamente dio vuelta en el parque que la llevaba directo a su hogar comenzando a andar por un largo pasillo flanqueado por enormes árboles resplandecientes. Pensar en regresar a casa sola y sobre todo en esa fecha la había puesto un poco melancólica, así que miró el reloj y cuando vio que eran las cinco de la tarde se dijo:
—Aun es temprano, creo que puedo pasar unos minutos más aquí.—Dicho esto detuvo su andar y con la mirada buscó una banca solitaria; después de unos segundos encontró una bonita banca de color azul bajo unos árboles de durazno que permitían a los rayos solares pasar hacia la banca. Decidida caminó unos pasos y al fin se sentó. Dejó su mochila junto a ella y juntó sus manos sobre su regazo mirando al cielo.
—Hoy se cumple un año desde que te fuiste.—La voz de la chica se escuchaba entrecortada y varias lágrimas se formaron en sus ojos grises; al notar que una de ellas resbalaba por su mejilla se llevó un dedo al rostro para limpiarla y un poco sorprendida se quedó mirando su propia lágrima. Distraídamente metió una mano a la bolsa delantera de su mochila donde se encontraba una hoja de papel que de inmediato presionó cerca de su corazón, recordando el día en que su gran amor la había dejado quizá para siempre.
Orihime se encontraba agachada frente al librero de la sala tratando de alcanzar su pluma favorita. Había estado garabateando en su cuaderno después de terminar sus deberes y cuando estaba a punto de darle el toque final a su gatito bebé la dichosa pluma había decidido rodar hasta quedar debajo del mueble. Con mucho cuidado, no fuera que se moviera, gateó un par de veces y con cuidado estiró su mano hasta que al fin la encontró.
—¡Te tengo! ¿Pensaste que podías escapar de mi? ¡Mala pluma!—Dijo la joven regañando a la pluma con una gran sonrisa de satisfacción por haberla recuperado. En ese momento escuchó el timbre de llamada de su celular levantándose para ir a contestar.
—¿Quién podrá ser? —Cuando vio la pantalla iluminada su corazón dio un salto de emoción. Sin pensarlo levantó la tapa y contestó.
—¿Diga?
—¿I-Inoue?¿Có-cómo estás?—La voz de un chico se escuchaba un tanto nerviosa al otro lado del teléfono.
—¡Hola Kurosaki-kun! Estoy muy bien gracias por preguntar ¿Y tú? —La joven estaba sin duda muy emocionada y sorprendida de recibir una llamada de Kurosaki-kun, pero por alguna razón su voz sonaba tranquila a pesar de que un ligero rubor invadía sus mejillas.
—Bien también. Oye, ¿Estás libre mañana?—A pesar de los nervios que había sentido al principio y del trabajo que le había costado reunir el valor para llamarla, escuchar la voz de Orihime siempre tenía un efecto tranquilizador en él lo que hizo que sonriera un poco a pesar de la situación.
—¿Mañana? Mmm… ¡Si claro! ¿Por qué? ¿Pasa algo malo Kurosaki-kun?—Al pensar en que alguna amenaza hubiera aparecido o algo malo pudiera estar pasando la voz de Orihime se volvió preocupada y alarmada.
—Tranquila, no es nada malo. Sólo me preguntaba si… este… bueno… Si estas libre mañana quizá te-te gu-gustaría…—Las manos de Ichigo sudaban mientras su corazón latía rápidamente. Llevándose una mano a la nuca con nerviosismo y girando en la silla de su escritorio miró hacia la ventana; cerró los ojos y sin pensar en nada más dijo casi gritando:
—¿¡Te gustaría salir conmigo mañana!—Orihime abrió los ojos con sorpresa. De todas las cosas que creía que Kurosaki-kun pudiera haberle dicho esa era la que menos hubiera pensado. Tal fue su sorpresa que ni siquiera pudo contestar pues sentía que el corazón se saldría por su boca si hablaba o se movía siquiera.
—¿Si-sigues a-ahí?—Preguntó Ichigo un tanto decepcionado.—Entiendo si no aceptas… Es sólo que quería pasar un tiempo contigo y platicar de algunas cosas—Ichigo dijo estas palabras con toda la sinceridad de su corazón pues realmente quería estar con esa chica y tenía algo muy importante que decirle.—Llevarte a cenar a un lugar bonito y… bueno… Ir a dar un paseo, caminar o lo que tú quieras.
—¿En-en verdad qui-quieres salir conmigo, Kurosaki-kun?—Susurró la chica, en voz muy baja pero que Ichigo escuchó a la perfección. Orihime quería estar 100% segura de que había escuchado bien y no que se estuviera imaginando cosas.
—¡Pues claro!—Gritó Ichigo sin pensar. De inmediato se sonrojó un poco al oír la exclamación de la joven al otro lado del teléfono—E-es decir, si. Si no quisiera no te lo estaría pidiendo tonta.—Dijo tratando de arreglar la situación fingiendo desinterés. Al oír estas palabras Orihime no pudo contenerse más y una gran sonrisa invadió su rostro aunque el joven no pudiera verla.
—¡ME ENCANTARÍA SALIR CON KUROSAKI-KUN! E-es decir, a-acep-to.—Dijo ella imitando a Ichigo y soltando una risita que hizo a Ichigo sonreír.
—Muy bien entonces. Paso por ti mañana a las 7. ¿Esta bien?
—¡Claro! Estaré esperando. ¡Hasta mañana, Kurosaki-kun!
—Hasta mañana Inoue. Descansa.
Orihime se quedó unos momentos sentada en el piso y con el celular en la mano. Al parecer todavía estaba procesando lo que acababa de pasar. ¿En serio su gran amor la había invitado a salir? ¿Qué debía hacer? Su corazón latía con fuerza y sentía sus mejillas arder. Se levantó y volteó a ver el reloj de pared en forma de fresa y comenzó a marcar un número.
—¿Hola? ¿Tatsuki-chan eres tu?—Dijo apresurada la chica. Definitivamente debía compartir ese momento con su gran amiga, quizá ella le daría algunos consejos o tendría la receta para calmar la enorme emoción que la invadía.
—¿Orihime? ¿Qué sucede? ¿Estas bien?—Tatsuki respondió preocupada por el tono de voz de su amiga.
—Si o bueno no. ¡No se! — Contestó Orihime con una risita misteriosa.
—¿Volviste a hacer tus mezclas raras para la comida? Te dije que no volvieras a mezclar pescado y chocolate, ¡Te hace ver alucinaciones!
—No es eso... ¡Oye! Yo no hago mezclas raras para la comida.—Dijo Orihime un tanto ofendida por el comentario de su amiga e inflando las mejillas. De inmediato recordó el motivo de su llamada y continuó.—Tatsuki-chan… ¡Kurosaki-kun me invitó a salir!
—¿¡Qué dices! ¿En serio? ¡Felicidades amiga! ¿Pero cómo pasó? ¿Cuándo será la cita?
—Jeje, pues me acaba de llamar para decirme que si estaba libre mañana porque quería salir co-conmigo—Respondió la pelinaranja un tanto apenada de contarle a su amiga.— ¡Oh Tatsuki-chan! ¡No lo puedo creer! ¡Ni siquiera sé qué debo hacer!—Dijo la joven llevando su mano libre en forma de puño a la altura de su boca y moviéndose de un lado a otro.
—Ay Orihime. ¿Cómo que no sabes qué hacer? Dime a qué hora piensa pasar por ti.
—Dijo que vendría a recogerme a las 7.
—¿A las siete? Perfecto. Estaré en tu casa a las 5 para ayudarte a arreglar y esas cosas.— Tatsuki era una chica bastante ruda y poco femenina, pero eso no significaba que no supiera lo importante que era una cita para una chica y al tratarse de su mejor amiga no podía fallarle.
—¿E-en seri-o vendrás a a-ayudarme? —Unas gruesas lágrimas comenzaron a bajar por sus mejillas al tiempo que sus ojos brillaban de felicidad.—¡Muchas Gracias Tatsuki-chan! ¡Me siento muy feliz! Pe-pero no tienes que molestarte.
—¿Que no tengo? Por favor Orihime, mira nada más como estas ahora, apuesto que solo debes estar pensando en el tarado de Ichigo en tu puerta con un carruaje y vestido de príncipe ¿No es así?—Orihime sólo rio nerviosa ante las palabras de su amiga; ella tenía razón. A pesar de que sólo habían pasado unos minutos entre la llamada de Ichigo y la de Tatsuki, su mente no había parado de imaginar diferentes escenas románticas: Ichigo, llegando a recogerla en un carruaje negro tirado por hermosos caballos blancos, vestido con un impresionante traje de príncipe azul con todo y corona y capa como en los cuentos de hadas. En otra, Ichigo llegaba por ella sobre una enorme y hermosa motocicleta negra para irse sólo ellos dos a recorrer el mundo; tan sólo de imaginarlo vestido con un pantalón y una chamarra de cuero con lentes oscuros hacía que su corazón se acelerara y una risita distraída saliera de su garganta.
—Oye Orihime… Orihime… ¡ORIHIME!—Gritó la capitana del equipo de judo comprobando que tenía razón.
—¿Eh? Jeje lo siento Tatsuki-chan— Respondió la aludida chica poniendo la palma de su mano sobre su mejilla con vergüenza.
—Olvídalo. Te veo ahí a las 5 entonces, descansa y quiero que ya estés bañada ¿Ok?
—¡Si capitana, lo que usted ordene!—Contestó la pelinaranja poniéndose muy derecha e imitando el saludo militar.
—¡Eso es, así me gusta! Oye Orihime… me alegro mucho por ti amiga.—Terminó Tatsuki cambiando el tono de su voz a uno mucho más amigable y sinceramente feliz por su amiga.
—Muchas gracias Tatsuki-chan. Te espero mañana. Descansa.—Orihime notó el cambió y con una sonrisa cálida se despidió de su amiga profundamente agradecida.
—No te atrevas a hacerle daño Ichigo o te las verás conmigo—Dijo Tatsuki muy seria antes de dejar su celular en la cómoda junto a su cama y meterse a bañar.
XoXoXoXo
Orihime apenas había podido dormir a causa de la gran emoción que la llenaba. Además había tratado de pensar cuáles serían esas cosas de las que Kurosaki-kun quería hablar con ella ¿Le pediría que no volviera a interferir en sus batallas? ¿Le pediría que se pusiera a entrenar para ser más fuerte porque ya no estaba dispuesto a ir a salvarla cada vez? Esos pensamientos la hicieron sentir un poco triste pero una vocecilla en su interior la calmó diciendo: "Tonta, si quisiera decirte eso ¿Por qué te invitaría a salir?" Una sonrisa de alivio apareció en su rostro y nuevas preguntas volvieron a surgir ¿Le diría cuán importante era para él? ¿Le confesaría que siempre estuvo enamorado de ella? ¿Le pediría que fuera su novia? Estas preguntas hicieron que se moviera de un lado a otro en su cama muy feliz hasta que al fin se quedó dormida.
A la mañana siguiente la joven se levantó muy temprano. Salió a hacer unas compras para el almuerzo y de algunas revistas que quizá pudieran ayudarle a arreglarse. Esa salida había consumido casi toda la mañana por lo que cuando volvió se dispuso a comer algo antes de que llegara su amiga; por una extraña razón que ella no comprendía Tatsuki-chan siempre se negaba a acompañarla con la comida y no se sentía cómoda de ser la única comiendo. Una vez que terminó sus alimentos se metió a bañar tal como le pidió su amiga. Mientras lo hacía tarareaba una canción y cuando terminó se cubrió con una bata de baño rosa para esperar a que su amiga llegara. Unos veinte minutos después tocaron a su puerta.
—¡Hola Orihime! ¿Cómo amaneciste?—Saludó Tatsuki con las manos en los bolsillos mientras pasaba a la casa de su amiga.
—¡Tatsuki-chan! Gracias por venir, ¡Ni siquiera he pensado en qué voy a ponerme!—Respondió muy apenada la ojigris.
—Tranquila, Inoue-san, para eso estoy yo aquí.—Orihime miró sorprendida a la persona que estaba detrás de Tatsuki.
—¡Ishida-kun! Pero ¿Qué haces aquí?
—Bueno, Arisawa-san me llamó esta mañana y me contó un poco la situación y dado que no tenía nada que hacer decidí venir a ayudarlas.—Dijo el chico cruzándose de brazos y mirando a Tatsuki.
—Claro, como sea. Bueno, pues manos a la obra.—La capitana caminó al cuarto de Orihime yendo directo a su armario. Con mirada inquisitiva pasó una a una las prendas que estaban colgadas sin que alguna en especial llamara su atención.
—¿Qué opinas de esto Ishida? ¿Ishida?—Tatsuki buscó a Uryu pero no lo encontró. El joven se había quedado afuera de la habitación con la cara roja.—¿Qué estás haciendo? Cómo vas a ayudarnos si ni siquiera miras la ropa.—Dijo la capitana tomándolo del brazo para obligarlo a entrar pero el joven opuso resistencia.
—Lo siento Arisawa-san ¡Pero no es correcto que entre a la habitación de una chica y menos sin su permiso!
—Ay por favor ¡No seas anticuado! Tómalo como un asunto de trabajo ¿Si? Además Orihime no se va a enojar ni nada ¿Verdad Orihime?
—¡Pa-para nada!—Exclamó ella viendo divertida la escena.
—Mmm… ¿Y sabes a dónde piensa llevarte?—Preguntó Tatsuki mirando fijamente una blusa verde sin mangas a la que Uryu descalificó de inmediato.
—Ahora que lo pienso… No, no me dijo.—Orihime puso un dedo en su barbilla pensando en lo que había dicho Kurosaki-kun.—Sólo mencionó que quería que fuéramos a un lugar bonito a cenar y después a pasear.
—Típico de Kurosaki ¿Piensa que vamos a estar adivinando lo que pasa por su mente? Debió haberte dicho a dónde quería llevarte para saber que tipo de ropa ponerte.—Dijo Uryu con cara de fastidio.—Creo que tengo una idea —Dijo mirando a Orihime como pensando en los colores que le quedarían bien y el estilo de ropa que debería usar.—Vuelvo en 30 minutos. Arisawa-san, encárgate del maquillaje y los accesorios por favor.—Dicho esto se dirigió a la sala donde había dejado todos sus instrumentos de costura.
Una vez que Uryu las dejó solas, las chicas pasaron a la parte del peinado y maquillaje. Orihime estaba realmente sorprendida por las habilidades de Tatsuki. Con mucho cuidado rizó ligeramente sus largas pestañas y le aplicó una capa de rímel negro. Después tomó la brocha y con cuidado puso un poco de rubor en sus mejillas. Finalmente aplicó un poco de brillo labial rosado y con ayuda de una tenaza rizó algunos mechones de cabello.
—¡Listo! ¿Qué te parece, Orihime?—Dijo Tatsuki permitiendo que su amiga se mirara al espejo.
—¡Wow! Mil gracias Tatsuki-chan. Creo que sin ti no lo habría logrado. Pero ¿Cómo sabes hacer todo esto?—Dijo la pelinaranja después de hacer una reverencia de agradecimiento.
—¿Qué quieres decir con eso? No porque me guste el Judo y me vea ligeramente intimidante significa que de vez en cuando no pueda leer alguna que otra revista de moda y esas cosas de chicas. Siempre he pensado que es bueno saber de todo, aunque creo que la ropa y las combinaciones de colores no son lo mío, por eso traje a Ishida y sus prodigiosas habilidades y creo que no me equivoqué.—Dijo la chica llevando las manos a la cadera con suficiencia ante la mirada de admiración de Orihime.
—Ejem. ¿Puedo pasar?—Preguntó Uryu detrás de la puerta. Cuando las chicas le dieron luz verde entró con algo entre las manos.
—¿Qué les parece?—Dijo extendiendo frente a él un vestido rojo de tirantes— Me parece que el corte tipo "A" te favorece bastante Inoue-san y el listón blanco debajo del busto le da mucha vida y un aire inocente.
—Wow Ishida-kun está muy lindo. ¡Gracias!—Dijo la chica tomándolo de las manos de su amigo y dirigiéndose al baño para cambiarse.—Ahora vuelvo.
—Realmente eres la máquina de coser humana Ishida.— El joven sólo se sonrojó ante el comentario de Tatsuki. —Bien, ¿Y con qué va a abrigarse?—Dijo la chica con un tono maternal.
—Yo me encargo del abrigo y tu de la bolsa.—Dicho esto chocaron las palmas y se dirigieron al armario de Orihime para buscar sus respectivas tareas. Unos minutos después Orihime salió.
—¿Cómo me veo?—Preguntó un tanto apenada y con un leve sonrojo.
—Muy bien Inoue-san, te quedó muy bien.—Dijo Uryu acercándose a ella.—Toma ponte este suéter, te cubrirá del frío pero no obstruirá la vista hacia el vestido.—Dijo el joven ayudándola a ponerse un pequeño suéter blanco estilo torero.
—Bien. Toma.—Tatsuki le extendió una pequeña bolsa de mano blanca.—Ya llevas todo lo necesario: brillo labial, espejo, algo de dinero, mentas y el celular. ¿Algo más?
—Gracias Tatsuki-chan. Jeje pero creo que me falta algo importante—Dijo la chica mirando hacia sus pies descalzos.—Ahora vuelvo.—Dicho esto la chica se metió a su propio armario para buscar unos zapatos rojos tipo bailarina con un gran moño brillante en la punta.—¿Qué les parecen?— Dijo sonriendo con las manos en la espalda mientras movía un pie para que sus amigos los vieran, recibiendo un pulgar arriba como aprobación.
—¡Muchísimas gracias Tatsuki-chan, Ishida-kun!—Dijo Orihime tomando las manos de su amiga y mirando agradecida a Uryu, realmente feliz de contar con su ayuda.
—Ya, ya, no es para tanto— respondió un poco avergonzada Tatsuki—Sólo diviértete ¿Quieres?—En ese momento el timbre de entrada sonó y volteando hacia la puerta dijo:—¡Justo a tiempo! Tu respira profundo y mírate una última vez mientras yo abro.
Tatsuki salió de la habitación y cuando abrió la puerta no pudo evitar soltar una exclamación de sorpresa:
—¡Wow! ¿Quién eres tú y dónde dejaste al punk que conozco?
—¡¿Qué dijiste!... ¡Tatsuki! ¿Qué haces aquí?—Ichigo se sorprendió mucho al ver a su amiga en la casa de Inoue.
—No debería sorprenderte Kurosaki, Arisawa-san sólo dice la verdad.
—¡Ishida! ¿Tú también? ¿Qué rayos hacen aquí?
—Pues venimos a ayudar a Inoue-san a arreglarse. Alguien—Hizo mucho énfasis en la palabra mirando al joven—no se tomó la molestia ni de invitarla antes ni de decirle a dónde la llevaría ¿Cómo iba a saber qué usar?
—Lo-lo siento—Contestó avergonzado Ichigo.
—Al menos creo que no me equivoqué. Te ves realmente bien.— Terminó Tatsuki. Ichigo traía puesto un pantalón de vestir negro y una camisa blanca con los dos primeros botones desabrochados y un saco negro que sostenía con una mano sobre su hombro. En ese momento Orihime salió de la habitación dejando a Ichigo sin aliento por lo hermosa que se veía.
—¡Oye! ¿No vas a decirle algo?—Tatsuki le dio un codazo a Ichigo en las costillas para que reaccionara pues parecía congelado.
—¿Eh? ¡Ah si cl-claro! Te-te ves mu-muy bi-bien—Dijo mirando hacia otro lado. Uryu sólo giró los ojos con reprobación ante el bobo comentario de Kurosaki—¿Nos vamos?
—¡Por supuesto! Nos vemos luego Tatsuki-chan e Ishida-kun ¡Muchas gracias!
—Olvídalo. Diviértanse ¿Si? Y no te preocupes yo cierro la casa.—Dijo agitando su mano en señal de despedida con Uryu a su lado que los miraba complacido mientras se alejaban.
Una vez que salieron a la calle Orihime caminaba muy nerviosa al lado de Ichigo. Realmente no sabía que hacer porque seguro tenía la cara del mismo color que su ropa. Comenzando a caminar hacia la derecha, Ichigo se detuvo un momento y con un gran sonrojo le ofreció el brazo a la joven que un poco apenada pero con una gran sonrisa aceptó gustosa. En esa posición se dirigieron al centro de la ciudad donde había muchos restaurantes y lugares en los que podían pasar un buen rato. Las calles estaban llenas de gente y de edificios más altos que el resto, repletos de luces y colores; a pesar de que la ciudad era tranquila el centro siempre estaba pleno y muy alegre. De vez en cuando se detenían frente a alguna tienda para ver algo que les llamaba la atención.
A pesar de toda la gente, los dos jóvenes parecían estar concentrados sólo el uno en el otro. Platicando sobre lo que veían o de cualquier cosa, no se daban cuenta de que algunas personas se detenían a mirarlos por lo bien que se veían juntos. Después de caminar un rato muy alegres al fin se detuvieron frente un restaurante muy bonito y elegante; las puertas de cristal se encontraban abiertas y justo en medio se localizaba un hombre de traje frente a un pequeño pedestal con una libreta. A la izquierda había una terraza llena de mesas con gente platicando y comiendo muy animada. En la marquesina del lugar se podían observar las banderas de varios países para indicar que el lugar era de comida internacional.
—Al fin hemos llegado ¿Tienes hambre?—Dijo Ichigo mirando con suavidad a una sorprendida Orihime.
—¡Este lugar es hermoso Kurosaki-kun! No-no debiste mo-molestarte.
—Te dije que quería llevarte a un lugar bonito ¿No? Vamos—Dijo él con una sonrisa para calmar a la joven que seguía tomándolo del brazo.
—Buenas tardes. Tengo una reservación para dos personas.—Habló el joven dirigiéndose al encargado de la distribución de las mesas.
—Buenas tardes señor. ¿A nombre de quién está?—Dijo el hombre muy amable mientras comenzaba a buscar en la lista que tenía enfrente.
—Kurosaki Ichigo.
—Kurosaki… ¡Aquí está! Pasen por favor.—El hombre tomó un par de cartas y caminando frente a ellos los condujo a una bonita mesa para dos en uno de los extremos del restaurante, junto a una de las enormes ventanas que ahora se encontraba cubierta por una persiana blanca. La mesa tenía un mantel blanco y en el centro una vela junto a un pequeño arreglo de flores lilas y azules la adornaban.
Orihime estaba realmente sorprendida por la belleza del lugar. Sus paredes eran blancas y tenía un muro bajo que dividía la sección de fumadores y no fumadores. Además de las velas que iluminaban cada mesa, del techo colgaban unos enormes candelabros llenos de cristales. Muchos meseros iban y venían desde la cocina con los deliciosos platillos que entregaban a cada mesa.
—Señorita, por favor.—Dijo el mesero alejando la silla de la mesa para que la chica pudiera sentarse. Ella le agradeció con una sonrisa y finalmente se sentó. El hombre se alejó diciendo que volvería pronto para tomar su orden dejando al fin a los jóvenes solos.
—¿Y bien Inoue? ¿Qué te parece el lugar?
—Esta muy bonito Kurosaki-kun. Pero realmente creo que no debiste molestarte.—Dijo ella con una mirada seria.
—Ya olvida eso. Mejor dime ¿Qué vas a ordenar?
—Mmm… No lo sé. ¡Hay tantas cosas deliciosas que no puedo decidir!—Orihime paseaba su mirada por la carta indecisa sobre lo que quería cenar.—Se me antoja esta lasaña a la boloñesa pero también este plato—Dijo señalando una fotografía de un plato de arroz amarillo con mariscos y mostrándosela al pelinaranja que se juntó mucho a ella para ver.—Pa-pae-lla, se llama.
—¿Puedo tomar su orden caballero?—Un mesero vestido con una camisa blanca y un chaleco negro llegó con una pequeña libreta y una pluma listo para anotar el pedido.
—Para la señorita será una lasaña a la boloñesa, por favor. Y para mí que sea una paella.—Dijo el joven entregando su carta al mesero.
—¿Puedo ofrecerles una de nuestras deliciosas cremas para iniciar? Champiñones, queso, papa…
—¡Yo quiero una de queso por favor!—Dijo entusiasmada Orihime.
—Para mí que sea de champiñones.
—¿De tomar? Puedo ofrecerle una de nuestras mejores botellas de vino, tinto o blanco.
—Creo que hoy pasamos con el vino ¿Qué vas tomar Inoue?
—Una limonada mineral, por favor.
—Que sean dos.
—Enseguida les traigo su orden. —Dijo el hombre retirándose una vez más.
—¿Ves? Asunto arreglado, yo pido paella, tu lasaña y probamos los dos.—Dijo él sonriéndole a la joven que se sentía muy halagada por el gesto tan amable de Kurosaki-kun.
Después de un rato de platicar sobre el lugar y cómo es que Ichigo lo había descubierto el mesero les trajo la sopa. Los dos chicos disfrutaron mucho su respectiva crema mientras continuaban con su charla. Cuando terminaron llegaron sus platos fuertes que se veían realmente deliciosos. Cuando Orihime probó el suyo una sonrisa de satisfacción apareció en su rostro mientras cortaba un pequeño trozo que con cuidado puso en su tenedor.
—¡Está deliciosa Kurosaki-kun! ¡Pruébala!—Dicho esto extendió su tenedor hacia la boca del joven que ligeramente ruborizado probó el bocado que la joven le ofrecía.
—Tienes razón, muy buena elección Inoue. Pero mi arroz también sabe bien. Aunque el color es un poco extraño su sabor es diferente.—Con una cara que buscaba mostrar indiferencia pero que se veía muy nerviosa el joven imitó a Orihime y con cuidado le invitó a probar su paella con su tenedor. La joven se acercó a él y con un pequeño movimiento probó el arroz.
—¡También está deliciosa! ¡Sabía que ese plato te iba a gustar!—Bromeó la chica riendo dulcemente. Después de eso siguieron comiendo muy tranquilos y animados hasta que la expresión de Ichigo cambió por completo a una seria.
—¿Por qué lo hiciste Inoue?—Preguntó el joven viendo directo a los ojos grises de la chica con el ceño más profundo de lo habitual.
—¿Hacer qué, Kurosaki-kun?—Dijo ella mirándolo confundida.
—¿Por qué aceptaste irte con Aizen sin decirme nada? Sé que ha pasado un tiempo pero creo que no habíamos podido hablar desde entonces. —Al recordar esto el joven apretó su puño con fuerza. Orihime se quedó sorprendida por la pregunta de Ichigo pues no se la esperaba; mirando al suelo y eligiendo con cuidado sus palabras dijo:
—Bu-bueno, ya sabes Kurosaki-kun, no tenía opción. Qué podía hacer una chica como yo frente al poder de los Espada. No-no quería que me mataran por eso me fui.—La chica mintió descaradamente esperando convencer a Ichigo de sus palabras; si él se enteraba que lo había hecho para protegerlo quién sabe que haría. Por eso se llevó una mano a la nuca y rio nerviosamente.
—No me mientas. No mientas por favor. ¿A caso te amenazaron? ¿Te hicieron daño?—El tono de voz del joven comenzaba a sonar furioso mientras pensaba en lo que pudieran haberle hecho para convencerla.
—No. Me fui con ellos porque quería demostrarte que era fuerte y que podía serte útil. Si me iba con ellos te dejarían en paz y quizá podrías seguir con tu vida tranquila.—Orihime olvidó por completo que intentaba mentirle y esta vez respondió con toda la sinceridad del mundo mientras recordaba las razones de su partida.
—¡No quiero que vuelvas a hacer eso! ¿¡Entiendes!—Gritó Ichigo golpeando en la mesa con la palma de su mano, asustando a Orihime y a las personas de las mesas vecinas.
—Lo siento Kurosaki-kun. Sé que te causé muchos problemas por ir a buscarme. Prometo que no volveré a molestarte con eso de nuevo. No volveré a ser una carga para ti.—Dijo la joven mirando a la falda de su vestido con mucha tristeza. Ya sabía que Ichigo le reclamaría por siempre depender de él. Sin embargo, en ese momento sintió como una mano fuerte y más grande se posaba sobre la suya dándole un ligero apretón para infundirle seguridad.
—No es eso.—Dijo Ichigo bajando también la mirada.—Cuando Ukitake-san me dijo que habías desaparecido y que quizá habías muerto no podía creerlo. No puedo explicarlo pero fue una sensación horrible en el pecho. Por favor, no vuelvas a asustarme así. No vuelvas a dejarme.
—Lo prometo.—Dijo ella con una radiante sonrisa que hizo que Ichigo olvidara todo y a todos a su alrededor para concentrarse en ella. Al pensar en las palabras de la chica y en las que él mismo había pronunciado una mirada triste apareció en su cara. El momento se estaba acercando y él estaba cada vez más lejos de querer hacerlo.
—Oye Inoue. Hay un lugar al que me gustaría llevarte. ¿Qué te parece si nos vamos ya?
—Claro Kurosaki-kun. Me divertí mucho. Gracias.—Después de esto los jóvenes salieron del restaurante y caminaron a un parque no muy lejos de ahí. A pesar de que ya estaba oscuro unas grandes luminarias iluminaban el camino y varias personas caminaban alegres por el lugar.
—Bueno, a partir de ahora quiero que cierres los ojos ¿Si? Confía en mi.—Dijo Ichigo parándose detrás de la joven para guiarla en lo que quedaba del camino.
—Siempre.—Dijo ella al tiempo que cerraba los ojos.
—Sin trampa.—Ichigo decidió que era mejor asegurarse de que no espiara, por lo que un poco nervioso llevó sus manos a los ojos de la chica impidiendo por completo que los abriera. Así, comenzaron a caminar a través del pasto ligeramente crecido y algunos árboles.
—¿Falta mucho?—Dijo Orihime con un tono de voz urgente pero infantil llevando sus manos a las del joven.
—Ya casi llegamos. No seas impaciente.—Respondió él fingiendo regañarla. Después de unos minutos se detuvieron y tomando a la chica ahora por los hombros le dijo:—Ya puedes abrirlos.
De inmediato Orihime abrió los ojos con sorpresa por la vista que tenía enfrente. Un pequeño estanque lleno de nenúfares rosas y blancos que se movían con la suave brisa estaba delante de ellos. Además pequeñas luciérnagas volaban sobre él iluminándolo todo, haciendo que el lugar se viera realmente hermoso. Sin pensarlo corrió a la orilla para tratar de tomar una de las flores; realmente parecía una pequeña niñita emocionada, lo que hizo que Ichigo la observara sonriendo con las manos metidas en sus bolsillos. Cuando estaba a punto de tomar una flor blanca se dio cuenta que Ichigo no estaba con ella. De nuevo se levantó y corrió hasta quedar frente a él. Con las manos en la espalda e inclinando su cuerpo hacia el lado izquierdo le sonrió ampliamente para luego decir:
—Ven conmigo Kurosaki-kun—Orihime extendió su pequeña mano hacia él con una hermosa sonrisa; Ichigo se perdió por unos momentos en sus ojos y después la tomó de la mano.
Juntos se acercaron al estanque y el joven logró cortarle la flor más grande y bonita que había. Ella la tomó entre sus manos y luego lo miró con agradecimiento y un ligero rubor. Luego ella se dejó caer en el pasto palmeando el lugar que estaba a su lado para que Ichigo se sentara junto a ella.
—Las luciérnagas son hermosas ¿No crees Kurosaki-kun?
—No tanto como tú—Dijo el joven volteando a verla con un sonrojo oculto por la poca luz del lugar.
—¿Có-cómo?—Dijo ella girando su rostro hacia él.
—Cuando estoy contigo me siento más libre, más fuerte… Creo que puedo ser yo mismo.—Dijo acariciando apenas la suave mejilla de la chica con la yema de sus dedos—Gracias.—Dijo finalmente antes de unir sus labios con los de ella. Fue apenas un roce pero logró transmitir los sentimientos que ambos tenían. Ichigo abrió sus ojos primero sólo para ver un hermoso color rojo en las mejillas de Inoue. Eso hizo que su corazón se oprimiera y con una mirada seria volteara hacia el otro lado.
—Lo siento mucho, Inoue. No quise aprovecharme de la situación.
—E-está bien Kurosaki-kun. Todo está bien.—Dijo Orihime tomándolo de la mano con suavidad.
—¡No lo entiendes! Yo no merezco esto, no cuando tengo que…—Pero no pudo terminar su frase. En ese momento sintió que el cálido cuerpo de Orihime se acercaba más al suyo mientras que la cabeza de ella se recargaba suavemente sobre su hombro.
—Tranquilo Kurosaki-kun. Estando juntos nada puede pasar. ¿Sabes?—Dijo ella.
—¿Qué pasa?
—Tengo miedo de volver a casa. Siento que cuando vaya a dormir tú ya no estarás conmigo o que quizá esto sea sólo un sueño. Pero no es así. ¿Cierto Kurosaki-kun?—La chica se acurrucó al lado de su amor cerrando los ojos llena de tranquilidad por estar al lado del hombre que amaba. Ichigo se quedó mirando al estanque y soltando un largo suspiro respondió:
—Yo siempre te protegeré, Inoue. Este ha sido el día más feliz de mi vida. Pero eso es algo que no puedo…—Ichigo dijo estas palabras pero Orihime no pudo escucharlo pues se había quedado dormida en su hombro con una cara que reflejaba paz.
Los rayos de sol pasaban insistentemente por la ventana de su casa. Orihime se movió un poco y luego con un gran bostezo abrió sus ojos lentamente. De pronto recordó la noche anterior y de golpe se incorporó; Cuando lo hizo se dio cuenta que aun traía el vestido rojo pero no tenía zapatos.
—¿Qué estoy haciendo aquí? Oh, debí haberme quedado dormida anoche. ¡Qué me pasa!—Dijo dándose un golpecito en la cabeza.—¿Qué dirá Kurosaki-kun de mi? Voy a darme un baño, a cambiarme y después iré a disculparme a su casa.—Dijo ella con un creciente sonrojo al recordar el beso que su amor le había dado. Mientras tomaba un baño rápido no podía dejar de pensar en la maravillosa noche que había pasado y en cómo hablaría ahora con Ichigo.
Cuando salió se puso un pants blanco cómodo y una blusa rosa con un moño en cada manga. Mientras buscaba su teléfono vio en la cómoda junto a su cama la flor que Ichigo le había dado la noche anterior. Cuando estaba a punto de levantarla notó que sobre ella había una hoja blanca doblada en 4. Con curiosidad la desdobló y comenzó a leerla. Con cada línea que pasaba su expresión se volvía más asombrada; cuando llegó al final de la carta unas gruesas lágrimas ya salían de sus ojos. Sin pensarlo tomó sus llaves y Salió corriendo de la casa con dirección al único lugar en el que sabía que encontraría respuestas.
Un hombre de gran estatura, vestido con una playera blanca bajo un delantal azul y lentes se encontraba barriendo afuera de una modesta tienda. Mientras lo hacía sintió la presencia de una persona conocida y miró hacia la calle que estaba enfrente. Segundos después una chica de cabello naranja apareció corriendo y muy agitada.
—¡Hola Inoue-dono! ¿Cómo estás?—Saludó amablemente y con una sonrisa.
—¿Dó-dónde está Ura-Urahara-san?—Respondió ella con la mano en el estómago que le dolía a causa de venir corriendo.
—¿Te ocurre algo? ¿Estás bien?—Dijo él tratando de acercarse a Orihime con una mirada preocupada. Parecía que la joven estaba llorando y un gran dolor se reflejaba en su mirada.
—Urahara-san—Repitió ella con ojos suplicantes.
—Adentro en la sala.—Al escuchar esto la chica corrió al interior de la casa sin siquiera mirar si había más gente o no. Cuando llegó frente a la puerta de la sala descorrió la puerta de madera llamando la atención del rubio.
—Inoue-san ¡Qué sorpresa! ¿Qué te trae por aquí?
—¿Qué signi-fi-fica esto? ¿Sabes algo, Urahara-san?—Dijo ella extendiéndole la carta y mirándolo interrogativamente con los ojos llenos de lágrimas.
—Ya veo—Respondió el hombre leyendo la carta y cambiando su expresión a una muy seria.—Lo siento pero no se mucho más que tú.
—Necesito ir a la Sociedad de almas—Dijo ella más ordenando que pidiendo.—Ayúdame por favor, Urahara-san.
—Lo siento Inoue-san pero las órdenes son estrictas. Ningún humano está permitido a entrar en la Sociedad de almas otra vez.—Dijo mirando al suelo.
—Esto no puede ser. Tiene que haber una forma. ¡Tienes que ayudarme Urahara-san!—Gritó la chica desesperada— Necesito hablar con Kurosaki-kun. Él dijo que estaríamos juntos. ¿Por qué no me dijo nada?—Orihime se dejó caer al suelo cubriéndose la cara con las manos. Al verla en ese estado Urahara no supo qué más hacer más que acercarse a ella y ponerle una mano en el hombro.
—¿Por qué hizo todo eso ayer si sólo iba a dejarme?— La voz de Orihime se escuchaba entrecortada y con un toque de decepción y hasta enojo, algo increíble en ella. Pero no podía creer que Kurosaki-kun no le hubiera dicho nada.—¿Por qué me engañó?
—Tranquila, tranquila.—Dijo finalmente Urahara poniendo una mano en su cabeza con un gesto paternal mientras la chica lloraba desconsoladamente.
XoXoXoXo
Orihime se limpió una vez más las lágrimas con el dorso de la mano mientras recordaba el día más feliz de su vida y a la vez el más triste. Con el ceño fruncido miró una última vez la carta que tenía entre las manos y la guardó de nuevo en su mochila. Respiró profundo para dejar el sentimiento a un lado y mirando la hora se levantó de la banca dispuesta a irse.
—¡Pero mira nada más Orihime! Se te hizo tarde por estar tan distraída.—Se regañó la joven intentando hacerse la fuerte.
Reanudando la marcha que había comenzado hacía una hora, continuó caminando por el parque aun con la mirada perdida y los ojos rojos a causa de las lágrimas. Cuando estaba a punto de dar la vuelta en una esquina vio algo que la dejó paralizada. Una gran abertura negra como si fuera una boca apareció detrás de unos árboles cerca del suelo.
—¿Una garganta?—Se dijo la joven con miedo en la voz. Sin embargo al pensar en el peligro que podrían correr las personas que caminaban por el parque corrió al lugar en el que la había visto. Cuando llegó confirmó sus sospechas al ver a una persona tendida en el suelo con una mano en las costillas y rodeada de sangre. Despacio se fue acercando al invasor y calculando que no podría hacerle daño por las heridas que tenía con un poco de miedo le preguntó:
—¿Qui-quién eres T-tú?—En ese mismo instante se llevó la mano derecha a la solapa del saco donde se encontraban sus pasadores. Al escucharla el sujeto volteó a mirarla con una cara un tanto amenazante pero surcada por el dolor de las heridas. Cuando al fin pudo verle la cara Orihime dejó caer su mochila y se llevó ambas manos a la boca con sorpresa.
—¡Dios mio! Tú eres…
XoXoXo
Espero de verdad que les haya gustado. Ojalá no me odien por hacer sufrir a Orihime u.u ¿Quién creen que haya llegado? ¡Cualquier duda, reclamo o comentario será bienvenido!
Mil gracias por leer y espero sus reviews *u*
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