Esta pareja no es muy común en los fics de las Winx. Así que a ver si os sorprende ;)
Este fanfic es un regalo para Dianaa34 mi más fiel lectora y muy querida amiga. Como Flora es uno de tus personajes favoritos he pensado esta historia para ella. ¡Ya me contarás qué tal te parece^^! Un abrazo muy fuerte cielo.
¡Y a todos los lectores, espero que os guste un montón!
Aún no había amanecido, pero Flora ya se daba prisa, temerosa como siempre de llegar tarde. Una chaquetita, las llaves de su nuevo piso, su nuevo bolso rosa, regalo de su querida madre… cepillada su larga y sedosa cabellera castaña, sin tiempo para maquillarse, y ya estaba en la fría calle.
Nunca le había pasado eso de no llegar a la hora, pero ella siempre se angustiaba pensando que no iba a llegar a tiempo a los sitios, y todo el mundo la iba a mirar y a señalar con el dedo. Además, el hecho de que fuera su primer día lo hacía todavía peor.
La Universidad de Big Gardens era una de las más prestigiosas de todo el país, pero Flora no la había elegido por el prestigio, si no por lo que esta podía ofrecerla: en Big Gardens se encontraban los jardines de especies florales más grandes del continente, con especies únicas traídas de selvas y bosques de todo el mundo. Para una futura botánica, aquello era un sueño hecho realidad.
Flora se había esforzado mucho por sacar buenas notas en la prueba de selectividad y poder acceder a Big Gardens sin problemas. Tampoco le había sido difícil, porque era una mente brillante, y había sacado una de las notas más altas entre los examinados.
Divisó la entrada de Big Gardens y consultó el mapa en su móvil.
-Estudiantes de biología, zoología, medicina y botánica… entrada norte-Flora observó la imponente entrada, flaqueada por enormes columnas corintias-tiene que ser aquí…
En el hall había pocos alumnos, los más madrugadores, como ella, que consultaban el panel con la dirección de las clases para irse ubicando.
-"Cuando vine a inscribirme era la puerta sur…-recordó Flora-esta me gusta más…".
Asomándose por una ventana del pasillo que daba a un patio interior Flora descubrió una preciosa hiedra con flores violáceas que trepaba por las paredes hasta los pisos superiores. No pudo evitar reír, emocionada. ¡Había tantas plantas allí, tenía tanto que aprender!
Se dio cuenta de que al otro lado se estaba formando un grupito de chicos que se estaban saludando. Seguramente se estaban presentando, y todo serían falsas sonrisas y comentarios aduladores. Flora suspiró. Podía ser un genio en las clases, pero socializar le costaba un poco. Sobre todo después de haberse tenido que separar de su grupo de amigas de la adolescencia, las Winx, con las que llevaba seis años de fuerte amistad. Ahora, acabado el instituto, cada una había tenido que seguir por su lado, y aunque era lo que tocaba Flora tenía la sensación de que algunas de sus amigas habían pasado página demasiado rápido.
No podía quedarse a un lado apartada del grupo, ya era mayorcita para que le dice vergüenza hablar con desconocidos y además ¡hacer nuevos amigos siempre es una aventura! Así que Flora fue hacia ellos y se presentó amablemente.
-Yo voy a biología, pero tenemos algunas asignaturas en común, como química-le dijo una chica llamada Mirta, que parecía muy agradable-¡que guay que vayas a botánica! Aquí están los jardines más grandes del país, según nos dijeron…
-Así es, por eso me moría de ganas de venir-se sinceró Flora, emocionada-¡hay tantas cosas que quiero aprender!
-¿Eres de aquí?
-No, en realidad vengo de Limphea, que está en el sur…
-¿Y dónde vives ahora? ¿Estás en la residencia de estudiantes del campus?
-Pues sí-dijo Flora con una cálida sonrisa.
-¡Que bien, yo también! Estoy en la planta dos-dijo Mirta, haciendo el número con los dedos.
-Yo en la cinco…
-¿En la última? Qué raro… me dijeron que ahí no… bueno, que era mejor no coger esos cuartos-replicó Mirta, intentando que no sonase raro.
-Es porque está la más alta, pero se está muy bien-aclaró otro de los chicos que estaba en el grupo, llamado Jetx. A Flora no le caía demasiado bien-me lo han dicho los mayores. Como no hay casi gente se puede hacer todo el ruido que quieras. ¿Tienes novio, eh, Flora?
Flora notó como las mejillas se le acaloraban, mientras titubeaba una respuesta.
-"No, nada de titubeos chica"-se dijo a sí misma, enojada.
Helia apareció en su mente, quitándose la camiseta en su cuartucho, mientras aquella insufrible música grunge sonaba en sus altavoces. El olor del chico, sus labios… el tacto de sus cuerpos… Flora aún podía experimentarlos con solo pensar en el nombre del chico.
-No, no tengo. ¿Por qué?-dijo, un poco a la defensiva. Jetx rio escandalosamente.
-Porque los de la quinta planta siempre se traen a sus parejas allí… ya sabes para qué, ¿no? ¿Lo sabes?-dijo, mirándola como si fuese tonta. Flora tragó saliva.
-Sí, ya me imagino…-respondió sin poder disimular su repugnancia, y girándose volvió a hablar con Mirta, intentando alejarse de Jetx.
-Tu primera clase es en el aula Blackwell…-dijo Mirta observando los horarios-creo que era una doctora…
-Es la introducción al curso-recordó Flora-no quisiera llegar tarde…
-Si quieres vamos yendo-le ofreció Mirta, y las dos se fueron charlando amistosamente, dejando a Jetx mirándolas con avidez.
Subieron a la primera planta y buscaron la clase, pero no estaban muy seguras de cuál de ellas era, así que fueron entrando en todas para investigar. Flora vio a un chico apoyado en la entrada de la última aula, así que fue hacia él y le preguntó.
-Hola, ¿eres de botánica por casualidad?-preguntó sonriendo amistosa. Al chico casi se le caen los libros de golpe al oírla.
-Em pues… sí, sí… ¿tú también?-preguntó ajustándose las gafas, nervioso.
-¡Sí!-exclamó Flora, contenta-¿esta es el aula Blackwell entonces?
-Sí, es esta je… somos los primeros-dijo el chico intentando parecer despreocupado. Pero la verdad es que parecía todo lo contrario. A Flora le hizo gracia. Ya estaba acostumbrada a ese tipo de comportamiento por parte de algunos chicos, así que se mostró relajada para que él pudiera estarlo también.
-Yo me llamo Flora…-dijo ladeando la cabeza levemente mientras le observaba.
-Yo soy Marlo…-respondió él sonriendo con torpeza.
La verdad es que el pobre Marlo no era mucha cosa: bajito y canijo, con una nariz de patata y los dientes demasiado grandes. Tampoco parecía muy espabilado. Flora sin embargo estaba contenta de conocer a su primer compañero de clase, y se mostró muy amable con él. Tanto, que Marlo, rojo como un tomate, se atrevió a sentarse con ella en el mismo pupitre cuando comenzó la clase.
-Muy bien, chicos-dijo la tutora del curso, una mujer llamada Rita Santos que tenía aspecto severo pero agradable-los alumnos de botánica sois uno de los grupos más numerosos, y eso es porque la universidad ofrece estos maravillosos jardines. Habéis trabajado muy duro para llegar hasta aquí. Y solo puedo deciros… que aún os queda por trabajar mucho más.
-"Oh, qué animos"-pensó Flora, irónica, mientras se mantenía muy recta y formal en su pupitre. Había elegido la tercera fila, podía enterarse muy bien pero allí no la verían dibujando flores mientras les escuchaba.
-Qué bonito… dibujas muy bien-la felicitó Marlo señalando un enorme nenúfar que acababa de dibujar mientras la señorita Santos seguía explicando.
-Qué os parece si ahora os presentáis a vuestros compañeros-sugirió la señorita Santos-y decís por qué habéis elegido esta carrera.
-Qué vergüenza…-dijo Flora encogiéndose un poco en su pupitre.
-Oh, no te preocupes-la tranquilizó Marlo amablemente-solo es un momento… no pasa nada, aunque haya mucha gente…
Flora se dio cuenta de que se lo estaba diciendo más bien así mismo mientras se ahogaba en su sudor, y no pudo evitar reír.
Cuando acabaron las clases de la mañana Flora se vio con Mirta que la saludaba amablemente sentada en una mesa con sus amigos. Fue a comer con ella, y Marlo la siguió. Flora se dio cuenta de que Marlo no paraba de mirarla y estaba encantado con ella, y saltaron las alarmas. Ya le había pasado anteriormente con otros chicos como él. Como ella era simpática con ellos, cogían confianza y empezaban a hacerse ideas equivocadas. Flora no sabía como marcar las distancias y dar a entender que no quería que la siguiera a todas partes, así que se resignó y dejó que se sentara a su lado en la cafetería y siguiera hablándola de sus cosas.
-Pues yo vengo de Solaria y también estoy en el colegio mayor…-explicó Marlo-¿en qué planta estás?
-La última…
-Oh… yo en la primera…
-Flora, ¿tú qué asignatura optativa has escogido?-le preguntó Mirta, dándose cuenta de que ella estaba incómoda.
-Filosofía.
-¿En serio?-Mirta arqueó una ceja, sorprendida-qué raro…
-¿Por qué?-Flora la miró con sorpresa.
-No sé… no te pega-dijo Mirta mientras engullía su bocadillo vegano-pensé que irías a baile o algo así…
Flora no sabía muy bien como tomarse eso, pero no le dio tiempo a pensarlo porque la hora de las clases de la tarde empezaba, y precisamente tenía filosofía justo después.
-Si habéis elegido esta optativa, es porque os preguntáis por el sentido de la vida-explicó el señor Gazidis, paseando por su palestra con la regla detrás de las manos. La ropa que llevaba holgada y raída le recordó a Flora a la túnica de los antiguos, muy apropiada para su clase-aunque preguntarse por el sentido de la vida tiene mucho que ver con preguntarse por el sentido de la muerte…
Flora echó un vistazo a la clase. Había bastante gente, supuso que el hecho de que filosofía era una optativa con fama de ser fácil de aprobar influía en ello. A su lado estaba sentado Marlo, que al igual que ella la había elegido.
-A mí me encanta leer la filosofía de Niezstche y la de Kant… ¿tú la has leído?-le preguntó a Flora en el oído, excitado.
-Pues… un poco.
-Supongo que en el bachillerato daríais algo remotamente parecido a la filosofía, porque el programa educativo… en fin-el señor Gazidis puso los ojos en blanco-pero decidme… ¿por qué creéis que es importante estudiar la filosofía?
-¿Y lees fantasía de ficción?-le insistió Marlo a Flora, pegándose aún más a ella-como el Señor de los Anillos…
Ella negó con la cabeza, nerviosa, porque el señor Gazidis los estaba mirando. Hablando por lo bajo el primer día, ¿eh?
-Usted… sí, usted, señorita…
-Flora…-respondió ella con voz débil, temiéndose lo que se le venía encima.
-El nombre es irrelevante-respondió el profesor con petulancia.
-Ah…
-¿Usted qué opina? ¿Por qué es importante estudiar filosofía?-preguntó el señor Gazidis con una sonrisa de lobo. Había detectado que Flora se moría de vergüenza. Una humillación pública delante de toda la clase enseñaría a esa tonta jovencita a no volver a cuchichear en su aula.
Pero él no conocía a Flora.
-Yo… yo creo que la filosofía te otorga las herramientas para entender la realidad-razonó Flora con serenidad-y eso te ayuda a crear tu propio mapa conceptual. Antes de pensar… deberías aprender a pensar de la manera más efectiva.
-De la manera más…-el señor Gazidis parecía buscar un fallo en su respuesta, pero no tuvo éxito. Inspirando un segundo, el profesor sonrió con benevolencia-buena respuesta, sí Señor. Ni yo mismo la habría dado mejor. Aprender a pensar… eso es… ¿tú qué piensas?
Le preguntaba a alguien en las filas de más arriba, pero estaba tapado por un chico muy alto, y Flora no pudo distinguirle.
-Yo creo que la filosofía es una herramienta muy útil… para entender lo que otros piensan… y conseguir que adopten tu forma de pensar-respondió el aludido. Tenía una voz grave pero muy suave, y había un deje de humor en ella. A Flora le sonaba mucho.
-Una respuesta muy sofista-aprobó el señor Gazidis con satisfacción. Pero Flora no estaba de acuerdo. A ella no le había sonado muy bien. El señor Gazidis iba a proseguir, cuando Flora levantó la mano con delicadeza.
-¿Sí?-el señor Gazidis no quería dejarla hablar, pero siempre se jactaba de que su clase era un lugar de libre debate, así que haciendo un gesto condescendiente permitió hablar a Flora.
-Yo… no creo que la filosofía deba servir para modelar las mentes de los demás-se atrevió a decir Flora, un poco angustiada-quiero decir… solo se debería enseñar a los demás los posibles caminos… no arrastrarlos por el que tú quieras.
-Bien dicho…-el señor Gazidis la miró impresionado asintiendo con una sonrisa.
-¡Qué bien Flora!-la felicitó Marlo, mirándola maravillado. Definitivamente estaba colado por ella.
-¿Qué opina nuestro otro "pensador"?-preguntó el señor Gazidis volviéndose al otro chico que había hablado.
-Comprendo el objetivo teórico que ella enfoca a la filosofía, pero yo prefiero darle un enfoque más práctico-rebatió el chico de las filas superiores. Su voz… a Flora le sonaba cada vez más. Le gustaba su voz…-… sin embargo, a día de hoy, si miramos a nuestro alrededor… creo que todo es filosofía. Todo el mundo busca tener la verdad, una forma de pensar que sea infalible. Todo el mundo necesita de filosofía más que nunca. Y quién pueda dársela…
-Será quién pueda manejarlos-completó Flora, sin poder disimular su desacuerdo. Ese tipo de pensamiento tan demagógico la ponía mala. El señor Gazidis debió de notarlo, porque sonrió encantado.
-¿No estás de acuerdo entonces… Flora?
Ella negó con la cabeza mientras sonreía. A su lado, Marlo babeaba, comiéndosela con los ojos.
-Creo que su razonamiento es muy propio de los que están en la carrera de ciencias políticas, la verdad-dijo la chica, y varios rieron, incluidos el otro chico.
-Pues si te soy sincero… esa es mi carrera-corroboró él. Esta vez rieron muchos, incluido el señor Gazidis.
-Muy bien, muy bien-dijo el profesor, llamando al orden-¿sabéis qué? Esto me da una idea. Podemos preparar un debate sobre qué utilidad tiene realmente la filosofía. Por ser el primero lo mejor es que fueran solo dos personas… ¿os parecería bien?
-Claro-respondió el chico de las filas superiores.
Flora tragó saliva. Prepararse una exposición oral, ya en la primera semana de universidad. No era su plan ideal, pero él ya había aceptado…
-Sí-dijo finalmente.
-Muy bien… pues el próximo lunes, si os parece bien-dijo el señor Gazidis, frotándose las manos-¡me encantan los debates! Todos los presentes tendréis que participar en al menos uno cada cuatrimestre, si queréis obtener los créditos de esta asignatura. Muchas gracias por esta primera demostración señorita Flora y señor… esto…
-Sky-respondió el aludido. El señor Gazidis asintió mientras Flora sonreía.
"Lo sabía"
Claro que le sonaba.
A la salida de la clase, Flora esperó en el pasillo. Vio a Sky rodeado de amigos, como siempre desde que le conocía. En cuanto la vio, sin embargo, el chico se despidió de ellos y fue hacia Flora con una ancha sonrisa.
-¡Hombre, Flora!-la saludó amistosamente-sigues sin dejar indiferente a un solo profesor.
-Pues a este yo creo que no le he caído bien…-comentó Flora mordiéndose el labio. Para su sorpresa, Sky la abrazó. Flora no supo cómo reaccionar a eso. Solo pudo aspirar el embriagador aroma de la cara colonia de Sky. Siempre le había gustado el olor de ese chico…
-Me alegra verte. Nunca te dije que al final yo iba a venir a Big Gardens-dijo Sky echándose a un lado su larga cabellera rubia. Flora observó su camisa azul celeste, que no ocultaba sus musculosos pectorales. Sky tenía un cuerpo de escándalo…
"¿Pero bueno, qué te pasa?-pensó, indignada consigo misma-contrólate por favor". La marcha de Helia sí que la había dejado tocada.
-Pues, eh…-Flora trató de buscar las palabras y disimular el sonrojo que lucían sus mejillas-me alegra que tengamos una clase juntos…
-Jajaja, sí, y por lo que parece un debate también-la recordó Sky, mientras comenzaban a andar hacia los patios de recreo-todo por querer imponerme tu punto de vista…
-¡Yo no quería eso!-rio Flora, echándose a un lado el pelo, con timidez-es solo que… ya sabes que esa forma de pensar me revienta…
-¿Te acuerdas de aquella cena en que estuvimos discutiéndolo?-recordó Sky, nostálgico-¿dónde fue…?
-En Paradise, el hotel que reservó Stella…
-Es verdad…
-¿Qué tal está Bloom?-preguntó Flora mientras se recolocaba el bolso, despreocupada.
La expresión de Sky cambió al instante.
-Yo eh… nosotros lo dejamos-dijo, con voz grave.
-¡Oh!-Flora se puso colorada como un tomate-¿en seri…? Yo no… no lo sabía…
-¿No te lo ha dicho?
-Pues…-Flora negó con la cabeza, forzando una sonrisa-no… aunque hace mucho que no hablamos…
-No te preocupes… al parecer tiene cosas mejores que hacer ahora-respondió Sky con amargura.
Hubo un tenso silencio, mientras Flora, muerta de vergüenza, intentaba pensar en algo. "Por Dios Flora… haz algo… esto es horrible…".
-¿Te apetece tomarte un café?-la ofreció Sky echando un vistazo a su rolex de oro.
-Ssí…
En realidad prefería marcharse ya a su nuevo piso y huir de aquella situación tan violenta, pero no quería ser grosera, y además Sky era un conocido de largo tiempo, desde sus tiempos en el instituto.
Así que aceptó.
Sky ya conocía la zona mejor que ella, y la llevó a una agradable terraza con buenas vistas a la ciudad. Mientras pedía su café, Flora le observó: Sky no había cambiado nada.
Seguía siendo aquel musculoso e inimaginablemente atractivo chico diez que estaba forrado y por el que todas las chicas suspiraban. Flora nunca lo había hecho: ella siempre había encontrado más atractiva la actitud de chico malo de Riven, y por supuesto al despreocupado y bromista Brandon. Luego, cuando había llegado Helia, se había enamorado de él. Pero respecto a Sky, se consideraba inmune a sus encantos. Por lo menos hasta ahora.
-¿Tú que quieres, Flora?-preguntó Sky amablemente. El camarero esperaba.
-Té verde, gracias-pidió ella. Nunca tomaba café, la ponía nerviosa.
El camarero asintió y se marchó. Flora observó la ciudad distraída, mientras Sky respondía unos mensajes en su móvil.
-¿Y qué te ha parecido Big Gardens?-preguntó Sky, intentando sacar tema de conversación. Sabía que con ella a veces era un poco difícil.
-Me muero por entrar en sus jardines-respondió ella con ensoñamiento.
-Dicen que tiene un jardín secreto…-recordó Sky.
-…en el que guardan su más preciada flor-completó Flora sin poder ocultar su entusiasmo-la lágrima de la luna… solo se abre una vez en la vida… ¡y puede que sea este año!
-¿En serio?-Sky sonrió, enternecido por el entusiasmo de ella. Siempre le había gustado ese entusiasmo en Flora.
-Solo dejan ir a los alumnos que saquen una media superior a ocho y medio. Según me han dicho la última lágrima que tenían se abrió hace diez años, y solo fueron cinco alumnos de todos los cursos. Es un jardín oculto en una cripta, y creo que está calculado para que solo entre un rayo de sol en todo el día, porque la lágrima de la luna no soporta más exposición al sol que esa, y…
Se dio cuenta de que se había acelerado demasiado. Sky debía de pensar que era una obsesa.
-Perdona, es que me hace mucha ilusión-se disculpó avergonzada.
-¿Perdona por qué?-dijo Sky con una cálida sonrisa-me parece muy interesante. Yo también quisiera verla. Pero no creo que a los de ciencias políticas nos dejen ir a verla… podríamos contaminarla con nuestras malas ideas…
-Eres muy rencoroso-rio Flora mientras él la guiñaba un ojo.
-No es solo por ti. Todos en la universidad cree que nos hemos metido en esto solo por el dinero y el "poder"-explicó el chico-pero yo lo he hecho por mí país. Lo quiero, y no me gusta que unos cuantos lo estén destrozando.
-Ya…-Flora disimuló su desacuerdo. Sky era demasiado nacionalista y extremo para ella en algunas ideas. Algunas veces había llegado incluso a las manos con Riven debido a sus desacuerdos políticos.
-Sigo pareciéndote un fascista, ¿no?-la mirada de Sky la atravesó. Flora dio un respingo, avergonzada, y él soltó una carcajada-es broma… pero lo entiendo.
-No claro que no… yo… respeto tus ideales-se sinceró Flora-pero creo que soy menos… contundente.
Sky rio con ganas, y la contagió la risa. Estuvieron riendo un rato, hasta que llegaron las bebidas.
-Té verde, un clásico en ti-comentó Sky mientras daba un sorbo a su café. Flora asintió y se apresuró a beber. Tampoco se le ocurría qué más decir.
Sin embargo, y aunque se temía que la conversación con Sky iba a quedarse en punto muerto enseguida, no fue así: el chico se mostró tan cercano y simpático que Flora perdió la inhibición y enseguida bromearon recordando los viejos tiempos y acabaron estallando en carcajadas varias veces.
-Te acuerdas en aquella excursión de cuarto… qué queríamos que Timmy y Tecna se declarasen de una vez… los conseguimos dejar solos en un claro-Sky se acarició el mentón mientras lo recordaba, nostálgico-y acabaron castigándolos por perderse en el bosque…
-Pobres…-Flora se secó las lágrimas de risa-pero Tecna no se enfadó. Creo que es la única vez que no lo ha hecho…
-Fue un éxito-corroboró Sky sonriendo con chulería-y ahora ellos son los únicos que siguen juntos…
-Bueno, Riven y Musa…
-Esos vienen y van-Sky sacudió la mano como si quisiera alejar la idea-Riven está con una de su ciclo ahora.
-No lo sabía…-Flora agachó la cabeza, un poco entristecida. Hablar con Sky la estaba haciendo darse cuenta de lo mucho que se había disgregado su grupo en muy poco tiempo. Y lo peor es que todo el mundo parecía haber pasado página… excepto ella.
-Yo tampoco les veo mucho-dijo Sky, que pareció adivinar lo que pensaba ella-normalmente solo hablo con Brandon…
-Ya es que…-Flora no sabía si debía abrir a él sus sentimientos. Pero algo, no supo el qué, la hizo ser menos reservada que de costumbre-estar aquí hablando contigo de esto me hace darme cuenta de que algunas personas eran muy importantes para mí, y yo no lo era para ellas…
-Claro que lo eras…-Sky la miró con fijeza con sus ojos azules, tan claros como el cielo, penetrantes y calculadores. Flora tenía la desagradable sensación de que él sabía todo lo que estaba pensando en todo momento. Incluidos los últimos pensamientos acerca de él que se habían instalado en su cabeza.
-La gente cambia, eso es todo…-razonó Sky mientras seguía mirándola con fiereza-… pero créeme todos… te querían. Helia te quería mucho…
Flora sonrió con amargura. Le dolía hasta escuchar el nombre. No quería seguir hablando de aquello. Pero a la vez sentía que lo necesitaba.
-Me es más fácil pensar que fue todo culpa mía-dijo lentamente-que echársela a él. Admitir que no me quería.
Sky asintió lentamente, con tristeza.
-Te entiendo.
Flora se atrevió a mirarlo fijamente, y entonces Sky la desvió la mirada. Eso fue una sorpresa para ella. Sky nunca se había comportado así con ella. Flora reflexionó sobre ello mientras se terminaba de beber su té.
-¿Quieres… venirte ahora?-la preguntó Sky de improviso. Parecía estar librando una especie de batalla interior-He quedado con los de mi clase…
-Pero… es lunes.
-Lo sé, lo sé-rio-pero es la primera semana, Flora. Hasta yo me he relajado. Ya habrá tiempo de sufrir.
"Espero que no"-pensó Flora con angustia. Luego sonrió amablemente a Sky mientras pensaba una respuesta que fuese lo menos violenta posible.
-Te lo agradezco, pero no puedo. Acabo de mudarme, y quiero terminar de instalar las cosas. Tal vez otro día…
Flora sabía que Sky era lo suficientemente espabilado para entender un "nunca". Se sintió mal, pero no podía decir otra cosa. No le apetecía socializar, suponía a qué tipo de quedada iba Sky, y no iba nada con ella.
-Claro, claro-Sky no parecía ni lo más mínimo preocupado, y eso a Flora le dolió un poco.
"¿Pero qué te pasa?-se reprendió a sí misma-es Sky. ¿Qué más da lo que piense?".
-Pero tendríamos que vernos para preparar el debate… así nos saldría mejor y ganaríamos puntos con el profe-siguió Sky, guiñándola un ojo. Sacó de su cartera el dinero, no dejó pagar a Flora ni un céntimo-permíteme… por este feliz reencuentro.
-Gracias Sky…-Flora quiso decirle algo más. Algo como que la había hecho muy feliz sentir que al menos él la tenía en cuenta, que al menos él la recordaba. Algo como que le gustaría dar un paseo con él… preguntarle cosas que nunca se le había ocurrido preguntarle antes…
Pero no dijo nada. Como siempre. Con presura recogió su bolso, se puso la chaqueta y despidiéndose de él se dirigió a su nuevo hogar, en la residencia de estudiantes.
Mientras subía en el ascensor, Flora vio que en su móvil Flora tenía varios mensajes de un número desconocido, que enseguida identificó como Marlo. El grupo de la clase de botánica estaba como era de esperar petado de mensajes y stickers, algunos muy divertidos, otros no tanto.
Flora respondió escuetamente a Marlo, que pretendía ir a verla a la quinta planta. Suspirando, le dijo que estaba muy cansada y qué tal vez otro día. Luego abrió la puerta de su piso y cerró con rapidez.
Por fin en casa…
El piso era muy pequeño, y parecía bastante frío: un salón unido a la cocina, un dormitorio, un despachito y el cuarto de baño. Flora lo recorrió con la mirada, con los brazos en jarras. La luz no funcionaba bien, y solo estaba a medio iluminar. Estaba tan desangelado que invitaba a la más profunda depresión.
Pero Flora, como la mayoría de personas introvertidas, era una fuente de energía inagotable a la hora de cuidar de su mundo interior: aquel cuarto iba a ser, al menos durante el próximo año, su hogar y su refugio. Donde podría descansar de las agotadoras clases, donde debería estudiar los complejos exámenes y donde, poco a poco, podría también sanarse sus heridas. Así que debía ser acogedor.
Flora encendió su móvil mientras comenzaba a deshacer las maletas. Lo primero fue colocar la ropa en el armario de su dormitorio. Lo encontró sorprendentemente amplio para lo pequeño que era el piso. Había traído la mayoría de conjuntos que Stella le había ayudado a comprar (qué podía decir, su amiga podía ser un poco intensita, pero tenía muy buen gusto), y también unos preciosos camisones de seda verde, regalo de su madre.
De su segunda maleta, Flora sacó cosas más especiales: para empezar su lamparita de agua, que iluminó el cuarto con tonalidades verdes y rosadas, dándole el aspecto de un mundo tropical. Un par de cuadros con los que decoró el salón, y también un juego de mesa muy cute que había adquirido ese mismo verano.
-Eso está mejor-comentó Flora con satisfacción. Luego bailó al son de la canción que sonaba, moviendo sus morenas caderas con gracia y sacudiendo su sedosa melena. Fuera podía ser una tímida pero dulce genio. Pero en casa cuando nadie la veía Flora era una diva del baile incomparable.
It's getting so lonely inside this bed
Don't know if I should lick my wounds or say "woe is me" instead
And there's an aching inside my head
It's telling me you're better off alone
But after midnight morning will come
And the day will see if you will get some
They say that girl ya know she act too tough, tough, tough
Well it's 'til I turn off the light, turn off the light
They say that girl you know she act so rough, rough, rough
Well it's 'til I turn off the light, turn off the light
And I say follow me follow me follow me down down down down
'Til you see all my dreams
Not everything in this magical world is quite what it seems
Siguió cantando mientras limpiaba un poco el suelo y los platos. Ahora la casa parecía bastante más un hogar. Solo le faltaba una cosa…
-"¡Plantas!"-emocionada, Flora cogió su bolso y salió a la calle. Ya le había echado el ojo a una floristería cercana, Geranyo, y tenía ganas de comprarse un par de macetas que cuidar para llenar de vida su piso.
En la tienda tardó bastante en decidirse, pero al final compró unos lirios, un ficus y varios geranios. La anciana florista quedó encantada con ella al percibir su amor por las flores.
-Siempre es mejor una maceta que una mascota, es lo que les digo yo-comentó mientras la cobraba.
-No sé cuál da más trabajo-rio Flora.
Se despidió de ella y regresó a la residencia. Flora iba canturreando la canción con la que antes había bailado mientras sujetaba las seis macetas lo mejor que podía. Entonces, al salir del ascensor, estuvieron a punto de caérsele a los pies.
Era Sky.
El chico estaba en frente de ella, esperando el ascensor con un amigo que fumaba distraídamente a su lado.
-¿Flora?-Sky la miró y los ojos le brillaron con un destello.
-Hola…-saludó ella sorprendida-¿qué haces aquí?
No era lo más educado que podía decir. Pero es que estaba a cuadros.
Sky y su amigo sin embargo lo parecieron encontrar divertido, porque se miraron entre ellos y luego intentaron disimular su risa.
-Está es mi planta…-explicó Sky señalando su puerta. Era justo la que estaba en frente de la puerta de Flora.
-"Oh…"-ella la miró con los ojos como platos. Y entonces sí, se le cayeron las plantas.
Bueno, me encantaría leer en una review lo que opináis. Como este fic se escribe bastante rápido pronto subiré la continuación. ¡Nos leemos pronto!
