Han pasado varios años, desde que el primo o "hermano mayor" se había ido de la ciudad de Inaba, dejando grandes recuerdos de eventos alegres, en la memoria de la niña y los amigos que estuvieron cerca de los primos.

El joven Narukami, un chico de un inusual cabello de color plateado, que tenía un corte de forma de cuenco, y como su color de cabello, tenía unos raros ojos plateado. El se había envuelto junto con sus amigos, en una situación que involucraba extraños sucesos, asesinatos, un extrañando mundo atrás de la televisión, que los chicos del grupo de investigación de Inaba, había afrontado y resuelto, en primera instancia descubrieron que el que estaba atrás de todo esos asesinatos era un agente de la ley, que siempre se encontraba al lado del padre de Nanako, pero había algo más, una entidad que había empezado todo estos sucesos, los chicos, se enfrentaron a este ser y pudieron derrotarlo.

Unas luces blanca y brillantes, era lo único que sobresalía de la espesa y extraña neblina, que de pronto se había levantado ante su vista, de pronto la niebla y las luces, dieron lugar a una visión, de lo que parecía el interior de una limosna de las clásicas y de un interior lujoso, que parecía ser una sala de estar, con cortinas azules, un sillón con forma de L, que hacía juego con aquellas cortinas, un sitio en donde habían colocado varias copas de vino, ese cuarto se encontraba iluminado, por una luz tenue y azulada.

Sentados en el sillón había dos persona, un extraño sujeto, que parecía ser un anciano encorvado y de mirada tenebrosa, cara redonda, nariz alargada y puntiaguda, orejas que se alargaba hacía los lados, ojos saltones, sin pelo en la parte de arriba de la cabeza y pelo canoso a los lados del cuero cabelludo, el cual al mirar a la visita que estaba frente suyo, sonrió de una manera algo extraña.

-Vaya tenemos una invitada inesperada, bienvenida a Valvet room-comento el extraño sujeto, que hizo una señal con la manos para que aquella invitada se acercase—Ven, tenemos un puesto para ti.

El extraño, sonrió a la invitada del cuarto, con una peculiar sonrisa, que daba miedo y a la vez algo de escalofrío

—Es algo raro, recibir a alguien con un lazó de sangre de un anterior visitante, déjame presentarme— El tipo de la nariz alargada, le dijo a la invitada y se presentó—Mi nombre es Igor, es un placer conocerte.

—Yo te estaré acompañando en el trascurso de tu viaje-comento una bella mujer, con una piel pálida, pelo rubio platinado, largo y ondulado que le llegaba hasta el cuello, arriba de ese sedoso cabello llevaba puesto un cintillo azul, ojos del mismo color que su cabello, vestía de una manera elegante, un traje abrigo azul que le llegaba hasta las rodillas, unas pantimedias negras y unos tacones azules—Mi nombre es Margaret.

—Este sitio existe, entre los mundo de los sueños, la realidad, la mente y la materia—Igor, hizo aparecer un extraño naipe de carta y prosiguió su explicación, mientras las cartas, se esparcieron a cada lado de la mesa, quedando una en el centro—Esta es una habitación, donde solo aquellos que están sujeto a un contrato pueden entrar

Igor, chasqueo sus dedos y una carta se levantó, esta revelaba un extraño diseño.

—Quizás ese destino, te aguarde en un futuro no muy lejano—Le comento Igor a la invitada y hizo desaparecer las cartas con solo una pasada de su mano.

—Te deseo lo mejor, hasta nuestro próximo encuentro, como aquel invitado que estuvo antes que usted y con quien comparte un lazó de sangre-comento Margaret y agrego- Que tengas un buen día.

Todo se volvió negro y el cuarto despareció, delante de los ojos de la visitante.

Una alarma de un celular de color rojo, el cual tenía colgado un adorno, el cual era un pequeño oso hecho de lana y que era rosado, que estaba hecho de una manera bien hecha y casera, el cual estaba encima de una mesa de noche, empezó a sonar, indicando que era momento de despertarse. Una mano salió de unas sábanas azules y tomo el reloj, la dueña de la mano, una joven de 15 años, observo la hora que mostraba el aparato, dio un suspiro y se sentó en la cama, con una cara de soñolienta.

La joven, dueña del celular, era de piel blanca, su pelo de color marrón, le llegaba hasta los hombros, el color de sus ojos, era el mismo que el de su pelo, el pijama que utilizaba, consistía de una blusa amarilla que le llegaba hasta las rodillas y unos pantalones corto color blanco, los cuales eran tapado por la blusa del pijama, la pieza en donde se encontraba la joven, tenía el piso de madera, paredes blanca con una faja azul en el medio, un armario azul, una ventana al lado izquierdo y debajo se encontraba un escritorio de madera, con varios cuadernos y una silla al frente del escritorio.

La joven, se levantó y se sentó en la cama, bostezo, después se sacó las lagañas, que se había acumulado durante la noche, salió de su pieza y caminando aún con algo de sueño, llegó al baño, al entrar, se quitó su pijama y procedió a bañarse, cuando termino de asearse, se puso una toalla y se observó al espejo.

—Mi pelo, esta algo desordenado—La chica, procedió a peinarse, y luego se amarró su pelo con una cinta, y se volvió a ver en el espejo y agrego—Mucho mejor.

Cuando la chica salió del baño, se dirigió a su pieza, donde procedió a vestirse. La chica, se puso su uniforme escolar, que consistía en una camisa blanca, una chaqueta negra, un pañuelo amarillo que cubría el cuello de la camisa, una falda gris con cuadros de líneas negras, medias que le llegaba hasta más arriba de las rodillas y zapatos escolares negros.

La chica, antes de salir del cuarto, tomo su celular, lo guardo en su mochila, salió de su habitación, y bajo la escalera. Cuando la joven, llego a la planta de abajo, observo a un hombre, de piel blanca, pelo corto y de color medio grisáceo, barba de hace tres días, y de hombros anchos, el cual vestia de una camisa gris oscuro, una corbata de color rojo claro y un cinturón marrón con una hebilla de metal, unos pantalones negros y zapatos de color marrón oscuro, el hombre, estaba durmiendo sobre el sillón de la sala de estar.

-Padre-comento en voz baja la joven y pensó, suspirando, «Veo que ayer, se excedió en el trabajo»

Nanako, subió de nuevo y fue a la pieza de su padre, saco una sábana de la cama de su progenitor y bajo, cubrio el cuerpo de su padre con la sabana y fue a la cocina, para prepararse su desayuno, al terminar, se marchó de la casa, para dirigirse a su colegio, ese día sería su primer día de preparatoria.

-Everyday young life, Junes-la joven empezó a cantar, con una sonrisa en su rostro, miéntras iba caminando.

-Nanako, si sigues cantando, parecerás que está haciendo publicidad-hablo una voz femenina y juvenil, detrás de la chicas.

La joven que correspondía al nombre de Nanako, se asustó y observo a la persona causante de su sobresalto, una joven de la misma edad de Nanako.

—Eres tu Momo-exclamo Nanako y agrego—No me asustes.

Momo era el apodo de Momoka, una joven de cuerpo esbelto, más alta que Nanako y con cierta descendencia latina, piel morena, pelo de color negro y largo, el cual cubría sus hombros, ojos verde claro y una cortada en la mitad de su cara, vestía del mismo uniforme que Nanako.

—Eres algo rara, bueno ese tema no importa—Momoka, se adelantó unos pasos y miro a su amiga con una sonrisa y le pregunto a la chica, mientras elevaba su pulgar—¿Lista para el primer día de colegio.

—Claro, amiga-—respondió Nanako, con entusiasmo. Y levantando su pulgar, para afirmar que estaba de acuerdo con Momo.

—Come on, girl—Momoka, revolvió el pelo de la joven Nanako.

Las chicas, prosiguieron su camino hacía el colegio. Nanako, había conocido a Momoka, cuando ambas tenía 10 años de edad, en ese entonces la niña Nanako, sintió curiosidad por el tono de piel que tenía Momoka, que era algo raro de ver en esa ciudad, así que empezó hablar con ella y esa curiosidad, dio paso a una gran amistad.

Nanako, quedó pensativa durante unos minutos, se estaba acordando del pasado, y lo que vivió cuando ella tenía unos seis años de edad, aunque todo lo que vivió, parecía que fue una simple pesadilla, era real como lo que estaba viviendo aquel día, sabía que eso no era lo normal, y gracia al grupo de investigación, había logrado expulsar aquellks sucesos, pero algo le preocupaba.

—He, Nanako—exclamo Momoka, que paro al darse cuenta que su amiga, había dejado de caminar y estaba algunos metros atrás de ella-espabila, muchacha, no deje que camine sola.

- L… lo siento, Momo-Nanako, le contestó a la chica con algo de sobresalto, ya que le había sacado de sus pensamientos, la joven camino hasta al lado de Momoka y con una risa nerviosa le se disculpo con Momoka—Disculpa amiga, estaba pensando en el pasado.

-Bueno, bueno, pero no es para te quede plasmada y lleguemos tarde—suspiro la chica, al observa a su amiga.

Las jóvenes, reanudaron su recorrido, mientras conversaban, en eso un extraño tipo que estaba corriendo choco con la joven Nanako, la cual cayó al suelo.

—Disculpa—se disculpo el extraño, mientras seguía su camino.

- ¿Estás bien?-pregunto Momoka, que extendió su manos para ayudar a Nananako.

— Si, un poco dolorida—Nanako, tomo la mano de su amiga y utilizándola de apoyo, se volvió a parar y se sacudió la parte trasera de su uniforme.

Momoka, que miró como el sujeto se alejaba, le comento molesta a Nanako, sobre lo molesto que le resultaba los sujetos, como aquel tipo, la joven Nanako, tranquilizó a su amiga, y le sugirió que mejor seguir caminando, con lo que la muchacha de piel media. Morena, estuvo de acuerdo.

Después de unos tensis minutos, las dos estudiantes, llegaron a la preparatoria Yasogami, cuando entraron, se quitaron sus zapatos, los guardaron en sus respectivos casilleros y se pusieron los calzados para caminar en el colegio, mientras estaban haciendo eso, un chico de tez blanca, pelo de color negro, ojos del mismo color que su cabello, con el uniforme masculino del colegio, se paro en el castillero que estaba al lado de Nanako.

—Oigan, ¿han escuchado sobre el asesinato de toda una familia? —Pregunto el joven a las chicas.

—Algo escuche en la noticias—Momoka, le contestó al chico y le reclamo—Por cierto, primero se saluda, Ryu

—Lo siento, Momo-chan—Ryu, se rasco su cabeza y agrego—Es que estaba algo exaltado con la noticia, ya que en este pueblo es tranquilo, que muy difícilmente pasa esto sucesos.