Rin, una joven linda, fan del estudio y buena con sus amigos y familiares. Vivía junto con su abuela Kaede desde que tenía 10 años porque sus padres habían muerto debido a una grave enfermedad.

Se gradúo de la universidad para trabajar como fisioterapeuta, veía mucho en el pueblo en donde vivía que eran muchas las personas que se volvían inválidas o tenían algún otro problema en su cuerpo debido a una enfermedad o accidente. Empezó a trabajar principalmente con sus vecinos más cercanos que necesitaban de su ayuda, consejo o tratamiento, poco a poco fuero viniendo más y más personas. Este oficio no le encantaba pero le gustaba ayudar a las demás personas, lo que realmente le gustaba era el funcionamiento contable de las grandes empresas de su país y con el paso de los años empieza a estudiar mucho sobre esto después de trabajar. Soñaba con que algún día estar en una de ellas.

Un día la chica se encontraba en su habitación estudiando en su laptop, en un momento ve una notificación, tratándose de una cita para trabajar en contabilidad en una de las mejores empresas de comercio en Japón. Buscaban a personas con experiencia en el carácter financiero de una empresa. Rin, al ver esta notificación se emocionó mucho, tal vez sería la oportunidad que estaba esperando pero al seguir leyendo la noticia ve que la empresa se encuentra en Tokio, ya vería como llegaría a aquel lugar.

Ese mismo día por la noche, Rin y su abuela se encontraban cenando en la mesa del comedor:

-Cómo fue tu día, mi niña- Le pregunta la anciana.

-Me fue bien abue, pero…- Dijo la joven pensando lo que iba a decir.

-Tienes rostro preocupado, algo pasó- Pregunta su abuela con delicadeza- Yo solo espero que ninguno de tus pacientes te haya dicho algo malo, porque si no se las verá conmigo- Dijo con firmeza Kaede, sacándole a su nieta una carcajada.

-No es eso abuela, lo que pasa… es que quiero ir a Tokio para presentarme en una empresa que hay allí que buscan trabajador para contabilidad, pero no sé si ir porque no quiero dejarte sola- Finalizó triste Rin.

-Mi niña yo solo quiero que seas feliz, y sé que te encanta ese oficio más del que tienes, por mí puedes ir- Dijo la abuela acariciando el rostro de la chica.

-En serio abuela- Exclamó con felicidad- Pero que pasará contigo- Dijo ella preocupada.

-Mi niña yo estaré bien, podré trabajar cuidando de los enfermos y así tendré dinerito, me sé cuidar yo solita- Dijo firmemente Kaede, volviéndole a sacar una carcajada a Rin.

-Lo sé abuela- Dijo la joven riéndose y abrazando a la anciana.

Al día siguiente Rin compró su pasaje para el tren que iba a Tokio justamente el día después, -Tengo mucha suerte- Pensó la joven.

La siguiente mañana, la chica se levantó temprano para empacar todo lo suyo en su maleta. Sobre las 8:00am se subió en el tren pero antes se despidió con un gran abrazo y beso para quien la cuidó más de 13 años, su querida abuela Kaede, que amaba mucho.

El viaje a Tokio duraba varias horas. Mientras que miraba el hermoso paisaje su teléfono sonó evidenciando que era una llamada, cuando la joven revisó quien era se sorprendió mucho, era su mejor amiga Ayame, la cual creció junto a ella desde que eran muy pequeñas, además de que cuando Rin perdió a sus padres se apoyaron mucho, pero en el cumpleaños 18 de Ayame el regalo de sus padres y de sus maestros fue una beca universitaria para ir a una de las mejores universidades de Tokio y desde que ella se fue se separaron físicamente pero se seguían hablando a través de los medios de la tecnología.

-Hola amiga cuantas horas faltan para que estés aquí- Dijo Ayame desesperada, deseaba ver a su amiga.

-Faltan todavía unas 3 horas, creo, pero… como sabes que voy a Tokio- Pregunta la joven no recordaba que le dijera a nadie que iba a viajar.

-Sabes que Kaede me cuenta todo sobre ti, ¿no?- Dice finalizando con una risa.

-Ay… mi abuela, jajj…

-Te tengo una noticia- Dice emocionada su amiga.

-Cuenta.

-Además de que te estoy esperando en la terminal de trenes- Dijo ella sorprendiendo a Rin- Cuando vengas te mudarás a mi apartamento y viviremos juntas, si es que no tienes otro lugar en donde te pienses quedar.

-Ayame mil gracias, de verdad no sabía en donde quedarme, pero no molestaré en tu apartamento- Preguntó preocupada la joven.

-Tranquila, vivo sola pero cuando te mudes no estaré sola.

-Gracias, amiga tengo que colgar se está yendo la señal- Dijo, ya que le dificultaba escuchar a su amiga.

-OK.

Horas más tardes:

Rin caminaba media perdida y cansada por el viaje por la terminal, buscando con la vista a Ayame. Segundos después sintió el contacto de alguien en su hombro, se da la vuelta y es su amiga la cual la abraza con mucho entusiasmo.

-Que ganas de volverte a ver Rin- Exclamó Ayame, abrazando fuertemente a la joven.

-Igual…- Dice Rin sonriendo.

-No has cambiado nadita, sigues siendo delgada, bajita y con rostro de pequeña- Dice admirando a su amiga.

-Espero que eso sean halagos, jajj…, no puedo decir lo mismo que tú, ¡Estas muy cambiada!

-Gracias, bueno, vámonos que mi apartamento te espera- Dice echándose a reír junto con Rin.

El edificio en donde vivía Ayame era bastante lejos de la terminal de trenes, pero tenía varias ventajas ya que el lugar era céntrico, se encontraban cerca de varias tiendas, parques y restaurantes, lo que sorprendió a Rin cuando el carro taxi pasaba por allí. Cuando llegaron, fueron directamente hacia el apartamento, este no se encontraba en pisos muy altos ni en pisos bajos, estaba en el piso correcto, al entrar vio que el apartamento era grande, espacioso, fresco ya que tenía ventanas en la sala y en las habitaciones, también había un balcón con algunas macetas con hermosas flores. Tenía muebles y cortinas que decoraban el lugar y quedaba muy bonito, en general, era un buen y hermoso apartamento, se demostraba el esfuerzo que hizo Ayame para conseguirlo.

Al día después Rin se presentó a la empresa donde buscaban trabajador. Hizo toda prueba que hacía cada persona que quería el trabajo, después de unos días le dirían su resultado.

Un mes había pasado desde la mudanza de Rin a Tokio y 2 semanas desde que trabajaba en la empresa Taisho como contable, lo cual quería desde hace mucho ya lo había conseguido, lo que ahora tenía que trabajar para satisfacer las necesidades del jefe (Inu no Taisho). La joven trabajaba en una de las oficinas de uno de los pisos de arriba y esta la había diseñado a su manera. La parte mala del trabajo era que volvía al apartamento donde vivía con su amiga a altas horas de la noche y nunca podía saludar a Ayame ya que esta dormía en su habitación, además de que se despertaba bastante temprano para preparar el desayuno para las 2 y alistarse para irse a trabajar. Una mañana rara Ayame se despierta más temprano que su compañera y prepara el desayuno, mientras tanto la joven escucha el sonido de algunas ollas y cubiertos, se levanta de la cama y se dirige a la cocina.

-Buenos días…- Saluda Ayame.

-Buenas…- Dijo Rin después de un bostezo- Que haces tan temprano levantada- Pregunta.

-Hoy es uno de esos extraños días que me siento súper activa, más que tú, y esos es ¡súper! Raro- Dijo y después sacó una carcajada.

-Ayer vine muy cansada del trabajo, tantos cálculos con números me cansan mucho- Dijo Rin estirándose y tomando una taza para echarle café calentito que siempre amaba tomarse en las mañanas. Mientras toma de su café, mira el rostro medio confuso y con un poco de alegría de su amiga, entonces pregunta- Que te pasa.

-Ehh…- Exclama- ¿A mí?, yo… estoy bien…- Tartamudeó.

-¡Mentirosa!- Exclamó asustando a la joven con rostro de varias emociones- Tienes cara de enamorada, dime…- Dijo acercándose a su amiga- Quién es el afortunado- Pregunta.

-Cómo lo supo- Piensa rápidamente Ayame antes de contestarle- Ok… me rindo, de todas maneras ya lo sabes- Dijo derrotada.

-¡Ajá!, yo te conozco desde hace años… bueno, ahora cuenta- Dijo sentándose junto a su lado.

-Es un compañero del trabajo, somos amigos desde la universidad y hace unos días nos estamos acercando cada vez más, Emm…, tú me entiendes- Finalizó sonrojándose.

-¡Wow!... ¡qué lindo!... Cómo se llama- Dijo Rin queriendo saber mucho más.

-Koga.

-No recuerdo que me hayas contado sobre él… Quiero conocerlo, cuando va a venir a pasar un rato por acá.

-No sé, ya veré…

-Estoy loca por conocer al futuro esposo de mi amiga Ayame- Gritó Rin.

-Shh… oye, no debes ir temprano a trabajar- Le dice, y rápidamente Rin corre hacia su habitación para prepararse.