Disclaimer: Los personajes de la caricatura no nos pertenecen pero podemos usarlos a nuestro antojo de manera gratis y por mera diversión. Los que sí son de nuestra propiedad son los OCs que en la narración se puedan llegar a mencionar.
Advertencia: HEADCANON conjunto. Especial corto en honor a la pareja ButchXButtercup. Leve lenguaje vulgar. Erratas por ahí si son muy quisquillosos.
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Green Grape
I
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Los vientos de otoño eran mis favoritos pues combinan la calidez del verano junto al paso frío del invierno. Una época donde la plenitud de la vida se desvanece ante los colores naranjosos de la muerte. El aire fresco que rebota entre los árboles se impregna en mis pulmones brindándome tranquilidad, como aquella calma la cual no deseas que termine, mas la emoción no dura mucho al volver mi vista en frente y notar como las calabazas fueron, de nuevo, víctimas de los desastres de mi familia.
En las vísperas de Halloween, como un tradición, íbamos cada año al famoso festival de calabazas, Jack O`latern, que se establecía en las granjas lejanas de Townsville; allí, decoradas con múltiples rostros, velas en sus interiores, o en su defecto siendo parte de alguna escultura, se ostentaban las mejores con el fin de conmemorar una de las fiestas favoritas del año. Animales, personajes terroríficos, lugares malditos, cada uno de ellos era representado por el fruto característico de estos tiempos. A su vez, que al final de la exhibición se hallaban grandes huertos dispuestos a convertirse en el rostro y fascinación de Octubre. La emoción de los niños era tanta, que incluso Carter siendo el miedoso de los tres, terminaba contagiado de dicha felicidad.
Y ahora, como resultado de las decoraciones y compras en aquel evento hace unas semanas, mi jardín trasero se encuentra cubierto por restos de calabazas, pintura y algunos intentos fallidos de rostros tétricos. Suspiro volteando mis ojos ante el desorden, aun con los años, era difícil que estos monstruos que viven conmigo, mantuvieran un orden o no hicieran tantos destrozos. Idiota de mí al pensar que el último día del mes era una buena opción para hacer más calabazas de las que ya teníamos. Idiota sí, pero no tanto para limpiar el mierdero que mis demonios, incluyendo principalmente a mi esposo, hicieron.
—¡Tienen 30 minutos para mover sus traseros aquí y dejar este lugar impecable a menos que les arruine Halloween! ¡Cerdos asquerosos!—Levanté la voz en una amenaza la cual cumpliría en caso de ser ignorada. Para mí fortuna o más bien fortuna a los causantes de aquel desorden, corrieron tan rápido como pudieron en cuanto oyeron el regaño. Esto refiriéndome a mis engendros, pues Butch sosegadamente se aproximó hacia la faena con nuestra niña tomando su mano.
No les convenía que estuviera enojada, no era la primera vez que arruinaba sus fiestas por sus travesuras. Allan fue el primero y quién más asiduamente realizaba su labor, tal vez teniendo en cuenta las veces en que no le permití salir a causa de su desobediencia. Luego es secundado por Carter, que aunque bien no fuera su fecha favorita, tampoco perdería la oportunidad de pedir dulces junto a su primo. Desirée, mi pequeña bebé de un año se limitaba a pasarle objetos a su padre, quien con cinismo arreglaba todo en aparente tranquilidad con toda la intención de provocarme; el malnacido se aprovecha de mis momentos eufóricos para burlarse.
—Sé lo que haces… —dictaminé.
—¿Caras en calabazas?—pregunta mofándose y ocultando la diminuta sonrisa que empezaba a parecer en su rostro.
Tomo un respiro, evitando que mis impulsos ganen y proceda a tirarle el parlante con música más cercano directo a su cabeza. Recuerdo que es mi esposo, que lo amo y no es bueno ser violento, que delante de los niños es mejor mantener un espacio de buena armonía… Armonía que estoy a punto de romper cuando Butch se carcajea quedamente ante mi fastidio y me guiña un ojo. ¿Esto es amar y odiar a alguien al mismo tiempo?… Respiro de nuevo.
Opto por pasarlo de largo para no ofuscarme más de lo necesario.
Mientras ellos continúan en sus tareas, me dispongo a organizar los disfraces y dejarlos en sus dormitorios antes que éstos ingresaran de nuevo a la casa y en su búsqueda, desorganizaran los armarios. Escucho la puerta trasera cerrarse y con el griterío de los niños deduzco que han terminado. Para mí sorpresa, mirando por las puertas cristalinas de la cocina, veo que el patio quedó más limpio de lo que estaba con las nuevas calabazas adornándolo. En unas horas concluiría Halloween y aún así era consciente que esa decoración no se iría hasta las vísperas de acción de gracias.
—Nos vamos en un hora, Allan y Carter sus disfraces ya están en sus camas y cuidado con arruinarlos o ponerse con sus peleas, eh—Carter corrió directamente a su habitación, sin embargo Allan dispuso su atención en encontrar algo en los cajones de la cocina, no entendí que estaba haciendo hasta que recordé su idea días atrás cuando por fin se decidió por un disfraz—… Allan, ya te dije que no vas a usar cuchillas reales en tu guante, es peligroso.
—¡Pero…!
—¡Que no, Allan, no vas a usarlas! ¡Te puedes lastimar o hacerle daño a alguien!
—¡No me haré daño! ¡No es la primera vez que las uso! Además no le haré daño a nadie… ¡ A nadie que no lo merezca!
—¡CON UNA MIERDA, TE DIJE QUE NO LAS USARÍAS Y NO LO HARÁS! ¿¡A TODAS ESTAS QUIÉN PUTAS TE ENSEÑÓ A MANEJAR CUCHILLOS…?! —Pero, antes que terminará con mi retahíla de gritos e insultos al mocoso malcriado que tenía como hijo, el comentario más fuera de lugar y estúpido vino a colisión.
—¡Oh! ¿Este es de esos momentos en los que tengo que hacer mi labor de padre responsable? Allan, hazle caso a tu madre —No era un tono demandante, ni siquiera había regaño en su palabras y para agregar más sorpresa a la situación, Butch agrega—… Joder, qué buen padre soy—finaliza satíricamente, mostrándonos una sonrisa de triunfo ante la súbita intervención.
Tanto mi hijo como yo intercambiamos miradas después de ver a Butch, y en el fondo, aunque mi faceta fuera enojada, agradecí que hubiera llegado pues de no ser así, no sabría cuánto más diría sin pensar bien en posibles daños psicológicos. No obstante antes de que pudiera agregar algo, Butch se acerca a Allan y cierra el cajón de los cuchillos con fuerza, no la suficiente para dañar pero si con la necesaria para intimidar.
—Te llegan a acusar por traer filo de verdad y te llego a putear duro, cabrón—demandó serio y fuerte. Eso fue suficiente para que Allan no mencionara ninguna palabra y en silencio se direccionara a su habitación. Butch nunca le ha pegado a los niños, ni siquiera en sus peores momentos de capricho, tampoco ha tenido o tiene la intención de hacerlo, sin embargo, cuando hablaba tan estoico y reclamante muchas de sus amenazas podrían ser verdad.
El silencio no se inmutó por unos segundos hasta que los balbuceos de Desirée se oyeron, Butch aún la tenía en brazos.
—Gracias —dije cuando la calma volvió a mí. No podría pasar desapercibido que sin su participación, tal vez las cosas se hubieran salido de control. Como respuesta, depositó un beso en mi hombro al pasar a mi lado y subir las escaleras. No hacía falta aludir a algo más, con tantos años juntos, nos conocíamos lo suficiente para entendernos sin vocablos de por medio.
Después de un respiro más profundo, me enfoco en dejar los paquetes de golosinas en los tazones para los niños y con los segundos contando, llega el momento de partir.
…
Años atrás, cuando aún era una niña ingenua ante el mundo creyendo que siempre podría salvarlo del mal, el devenir de las fiestas me emocionaba por el significado que en ese entonces resguardaba, uno cuyo fin era el compartir siempre en familia. Conforme fueron pasando las estaciones y con ello fue creciendo mi percepción de la vida, me di cuenta que no siempre podría compartir cada festividad con mis seres amados. Halloween fue siempre mi favorita, de todas las festividades celebradas durante el año, la que más ansiaba era ésta; no solo por el tema del misterio y lo escabroso, sino también por los dulces que recolectábamos mis hermanas y yo. Pero mientras fuimos creciendo nuestros intereses se disolvieron y cada una tomó rumbos distintos en esta celebración. No es que no fuéramos unidas, pero entradas en la adolescencia, ya no significaba lo mismo para cada una; asi que en su momento me sentí mal por querer seguir siendo aquella niña que le encantaba disfrazarse de lo primero que se le ocurría; mientras mis hermanas se enfocaban en, una, entrar a la universidad y la otra en festivales de música clàsica ambientadas a la fecha.
Sin embargo, cruel fue el destino con el que aprendí a dejar mi ingenuidad de lado e inmiscuirme en ambientes donde la festividad poco o nada tenía que ver con lo místico y espiritual, sino por el contrario, con la banalidad de vestirse en lo que más te causaba morbo para adentrarte en placeres mundanos. Así pasé durante años aquellos días, entre fiestas y barullo, entre alcohol y sexo y de vez en cuando compartiendo ya pequeños momentos de fraternidad con los que amo. Y allí entre el caos, viví varios momentos con el que ahora llamaba esposo. Y gracias a él, pude volver a sentir esa emoción anhelante e infantil de aquellos años…
Butch y yo vivimos muchas situaciones de desenfreno, muchos excesos de los cuales no hubiéramos parado si no teníamos hijos, pero mucho antes de que ellos nacieran, gracias a, en ese entonces, mi novio, pude recordar con especial cariño el amor al famosísimo Halloween, cuando las fiestas fueron reemplazadas por momentos de pereza y series y películas de terror acompañada de chucherías o disfraces de salchicha solo para reírnos del otro… Y no habido año en el que me arrepienta de pasarlo junto a él pues sin necesidad de intentarlo, me recuerda el por qué lo escogí.
Sabes, cada año tú y los niños afianzan mi amor hacia Halloween. Tú desde nuestro noviazgo incluso, cuando decidiste vestirme conmigo de Dorito solo porque nos gustan los Doritos. Allí supe que estabas tan pendejo como yo, que no podía perderte —comenté mientras nos vestíamos para la ocasión. En la cama, Desirée ya se hallaba lista y a la afueras de nuestra habitación, nuestros hijos mayores jugaban en lo que esperaban nuestra presencia —… Fuimos muy idiotas durante muchos años y seguimos siéndolo. Míranos, dispuestos a ser una familia de aguacates—finalizo en lo que observo como Butch termina de colocarse el gran disfraz del fruto.
—Siéndote honesto, también acepté vestirme así para sentirme caro y deseado—aludió a la subida de los precios. No pude evitar reír por ello.
—Contigo no se puede ser romántico, tarado—afirmé, todavía riéndome por sus ocurrencias.
—¿Qué?, ¿quién dice que no se puede todas al mismo tiempo? Caro, romántico y deseado. Teme inflación, teme conmigo—proclamó entre risas mientras yo me acercaba a él y depositaba un casto beso.
La noche fue grata aun si no pasábamos con nuestros hijos, pues como un acuerdo entre nosotros, cada año una pareja se encagaría de ellos como un espacio para que no nos quedara tan complicado. Para este año Bubbles y Boomer pasarían tiempo con Carter y Caleb mientras Allan pediría dulces junto a Aidan en el recinto privado de Blossom y Brick, mismos que se quedarían con las gemelas al tener Blossom el día libre para compartir en familia. Así fue como, Carter se vistió de dinosaurio, un T-rex, que acompañaría a Caleb disfrazado de Triceratops junto a nuestros hermanos menores. Y nuestro mutante, vestido de Freddy Kruger espantaría junto a Pennywise, Aidan, a quienes no osaran darles dulces.
Mi vista continúa atenta a los niños que apurados corren entre casa y casa esperando no quedarse sin dulces, el reloj marcaba las 10 de la noche y el panorama no sería bien visto para menores de edad. La música se escuchaba en una tonada queda en el estéreo para que Desirée no despertara, nuestra bebé cerró sus ojos en cuanto la sentamos en su silla después de ser el centro de atención en cada lugar al que fuimos. Y como no serlo si todos miraban con una sonrisa a la familia de aguacates que caminaba tranquilamente por los espacios decorados de brujas y fantasmas, siendo encantados por la mirada grande y brillosa del aguacatico más chiquito de ojos esmeralda.
La magia de los suburbios te escondía del caos de la ciudad y te resguardaba en el apacible ruido de los grillos junto al viento soplando en los árboles. Al llegar a casa, acostar a nuestra hija y encontrar la comodidad en nuestras prendas, nos dispusimos a tomar unas cervezas como usualmente hacíamos cuando nos hallábamos en privacidad y terminando el segundo trago de la noche acompañada de la tonada mágica de la melodía que suena, le repito a Butch algo que él ya sabe y que cada año sin falta pronuncio cuando me siento completa.
—Tú haces Halloween especial…
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Hay demasiadas razones por las que disfruto esta temporada del año. Fácilmente podría mencionar cada una de ellas y ponerlas en una lista enorme sólo para demostrar mi fascinación a las fechas, pero ni era tan organizado para revisarlas ni tan desocupado para siquiera molestarme en hacerlo. Tampoco es como si tuviera que justificar mi gusto a las vísperas, simplemente bastaba con mi buen humor para entender que era en octubre cuando más tranquilo me sentía. ¿La explicación principal que podría resumirlo? Los recuerdos. Sí, cada año sin falta era una especie de recolección de momentos específicos para hacerme reafirmar que Halloween, sin duda, era mi día predilecto. Más allá de la temática escabrosa y todo lo que implicaba dicho evento, había guardado memorias que compartía con mis cercanos y que me habían servido de pilar para no caerme de hocico a un desolado abismo.
Conforme pasan los años, más puedo mantener en control mi temple. Era un logro personal del que casi no hablaba con otros, a excepción, claro, con la terapeuta que me asignaron en la AIRI la cual me ayudaba a regular mis progresos como retrocesos en mi diagnóstico, y con mi propia esposa quien me había apoyado para no ceder a dañinos impulsos, por supuesto. La manera más eficaz y armoniosa de tenerme sereno, además del medicamento supervisado, era el lazo afectivo y emocional que aprendí a construir con mi familia. Me hacía sentir en calma saber que podía depositar en ésta mi confianza pues, a cambio, genuinamente recibía cariño de su parte.
Aprovechando el mes de los espantos, debo confesar un miedo; La soledad me abruma más de lo que quisiera. Sé que puede ser letal para la mayoría de la gente, pero en mí tendría un efecto potencialmente peligroso teniendo en cuenta lo que soy y lo amenazante que puedo ser al no estar en mis cabales. Principalmente para mis allegados, si tan sólo la cordura me abandonara, la gente que amo y estimo serían los primeros en sufrir las consecuencias, después de eso, contemplar la idea de ser el culpable de mi propia soledad por haber ocasionado tanto daño a los demás, sería un tormento más espeso sobre mi conciencia del que nadie nunca pudiera sacarme. Soy, en pocas palabras, mi propia pesadilla, o mejor dicho, esa parte inestable de mí que tanto me he esforzado por domar es mi principal terror.
Por fortuna he aprendido a lidiar conmigo mismo desde que fui más cuidadoso con mis acciones. Aprendo a las malas, no me ayuda ser un "maldito impulsivo de mierda" como nos distinguimos así mis hijos y mi mujer, y mucho menos no es ventajoso que me guste alardear cuando creo que mi situación es la mejor de todas y la vida no me puede estropear mi buena racha.
Ah, sí, me encanta engrandecer mi buena suerte lo que me hace ignorar la ley natural de los cambios constantes; ¿qué si un día te encuentras disfrutando plenamente de tu soltería? Toma sentimientos para que te enamores y te jodas la existencia por adorar por primera vez a una sola mujer. ¿Que si creíste que con esa relación donde sólo eran los dos era suficiente? Vale un carajo lo que desees, embaraza a tu novia y asume las consecuencias de esa fenomenal cogida en la boda de sus hermanos menores… Oh, ¿y si pensaste que podían lidiar con el resultado de ese exquisito desfogue de pasión? Igual uno es poco, ahí les va otro para que sepan lo que es el camino de la paternidad y maternidad con el combo doble de bestias que engendraron… ¡Pero esperen!, ¿y si aún así no aprenden? Está bien, la tercera es la vencida, porque si no fuera el colmo estar contradiciéndote todo el tiempo creyendo que lo que deseas en el momento es lo que seguirás queriendo en el futuro, bueno, una vez más "maldito impulsivo de mierda", trágate tus palabras, pues engendras por anhelo y convicción a tu tercer bebé con la esperanza de que es ella lo que merecen después de tanto ensayo y error, tantas afirmaciones petulantes y tantas, pero tantas metidas de pata que ya a estas alturas deberías estar acostumbrado a escupir para arriba… y aún así, luego de mucho crudo aprendizaje, no estás arrepentido de absolutamente nada y volverías a alardear como el joven imbécil que una vez fuiste y aseguró nunca se entregaría a una vida familiar, si supieras que el resultado sería todo lo contrario a lo que pediste y te vieras completo con los hijos que le hiciste a tu esposa, tu amada esposa, que como tú, también goza de cagarla en grande… pero a tu lado, siempre contigo.
Buttercup… mi Buttercup… Ambos siempre un desastre pero nunca separados aún cuando en el fondo sabemos que somos caóticos para nuestro propio bien, o lo que una pareja mentalmente sana jamás querría. Mas ese no es nuestro "estilo", no podemos ocultar el caos que nos define y menos cuando nos aferramos en extremo al otro porque así es como comprendemos el amor. Quien diría que al reencontrarme con ella una vez llegué a Townsville con mis hermanos luego de una temporada de "adolescencia desenfrenada", sería la base de mi… felicidad.
Teníamos 18 años en aquel entonces, sin embargo, para las vísperas de Halloween, estábamos coincidiendo nuevamente en ambientes con amistades en común. A diferencia de las anteriores veces donde nos insultamos tan sólo vernos, ella por un notable desagrado y yo por diversión, nos llevamos mejor en esa fiesta de disfraces.
—¿Recuerdas nuestro primer Halloween juntos?—Pregunté de pronto una vez nos encontramos sentados en la banca del jardín trasero, admirando lo tranquilo y fresco de la noche mientras bebíamos cerveza. Las decoraciones de las cabezas de calabaza sobre las tumbas de cartón en el patio, ciertamente le daban un toque especial a la conversación—, en el bar con los muchachos, cuando nos dimos por vencidos en ese juego de "somos enemigos, me cagas" y decidimos pasarla bien con el resto. ¿Te acuerdas de lo que nos dijo Hammer? Fue la primera vez que nos bromeó con vernos juntos de alguna manera, no importaba cómo, pero que al menos no íbamos a durar en eso de detestarnos por la costumbre de nuestros roles.
—¿Cómo olvidarlo? Esa noche dimos mucho de qué hablar y no sólo porque aparentemente comenzamos a llevarnos bien, sino porque esos cabrones iniciaron la apuesta de que seríamos mucho más… Y ahora no los culpo, teníamos una extraña química aun siendo "enemigos"—luego soltó una risa cómplice al tiempo que yo pasaba mi brazo alrededor de su hombro para juntarla más a mí y dejar que recargara su cabeza en mi pecho.
—Sé que ya te lo he dicho antes, pero desde que te vi en ese disfraz, mierda, confirmé que mi morbo era genuino. Desde entonces me dabas curiosidad—me miró con una sonrisa cargada de coquetería, la misma que amaba me hiciera cuando rememorábamos momentos muy íntimos—. Pero si tuviera que hablar de nuestras primeras noches de brujas siendo amigos, sin duda me decanto por la del siguiente año, cuando nos visitaste a mis hermanos y a mí en prisión. Honestamente no esperábamos verte ahí.
—Oh, sí. Fue de las veces en las que me confirmaba a mí misma lo involucrada que me hallaba con ustedes. No sólo habíamos aprendido a llevarnos bien, a pasar el rato o algo, no, mi cariño para ese entonces ya era genuino. Y no estaba dispuesta a pasar una noche de brujas sin mis zorras favoritas—resopló con un leve deje de vergüenza, aunque conociéndola, sabía que realmente no se arrepentía y continuó—... Sí que hacíamos travesuras.
—Igual los siguientes años fueron mejorando y subimos de nivel con las… travesuras—comenté con mi tono insinuante, sin ocultar la excitación que me provocaba pasar por cada imagen de ella en diversos contextos cuando nos volvimos amigos con derechos—, claro, hasta que decidiste salir con… ¿cómo se llamaba?, bueno, ese exnovio tuyo que por alguna razón no dejaba de verme fijamente cada que lo sacabas a nuestros ambientes de malas influencias. No sé si por celos o desconfianza al ser yo un criminal, pero siempre sentí que ese tipo se limitaba mucho en mi presencia.
—Tommy era extraño, podía ser un chico bastante comprensivo y adorable, sin embargo, no terminabas de confiar en él. A veces me sentía juzgada. Y bueno, quién sabe, tal vez no era solo desconfianza hacía ti—su amigable y sugerente codazo me hizo negar con la cabeza sin borrar la sonrisa en mi rostro.
De cualquier forma, aquel sujeto no había durado demasiado con ella aunque significó un cambio para Buttercup con respecto a la manera que llevaba sus sentimientos y su forma de involucrarse conmigo, en general. En el fondo, quería verlo como ese empujón que necesitábamos para darnos cuenta de que esa camaradería entre nosotros no era tan inocente y descubrir que éramos ese par de idiotas que debían avanzar al siguiente paso.
—El caso es, que no era para nada divertido pasar las fiestas sin ti—solté encogiendo mis hombros con ella aún pegada a mí—. Supongo que es la temporada donde nos obligamos a sincerarnos. Curioso, ¿no crees? Si lo quieres ver como una de esas mierdas profundas y reflexivas, es un día en el que todo mundo utiliza máscaras pero para los dos, ya en un sentido figurativo, es cuando más transparentes nos volvemos—la observé girando un poco mi cabeza y deposité un pequeño beso en su cabeza, a su vez, sobé su brazo con mi mano para otorgarle una sensación de protección y confort—. Al poco tiempo que empezamos a salir oficialmente, justo cuando Anette ya tenía el año, me dijiste ese primer… —me detuve abruptamente para que ella lo completara por mí.
—Te amo—me dijo de manera segura, que más para terminar mi frase era una reafirmación y una expresión honesta del momento.
—Y aquí me tienes, años después por esa poderosa frase, condenado a ser tuyo y obedecer tu voluntad… bueno, eso último a veces—bromeo—, pero es divertido hacerte enojar un poco.
—Aún así sabes que no te conviene portarte mal—bromeó y rio después de haberme sacado la lengua.
Durante los siguientes minutos nos quedamos así, cómodos y en paz, sin dejar de abrazarla posesivamente incliné mi cabeza para usar la suya de soporte. Mantuve mi vista al frente, reparando en los cráneos de utilería que se esparcen a la orilla en los escalones que dan al área de juegos donde los niños se entretienen y no fastidian hasta que llega la hora de comer. Ahí, quieto y concentrado en cada memoria, llega una amarga pero necesaria que me hace cerrar los ojos, convencido de que fue la temporada más oscura que a ambos nos tocó atravesar.
—También fue en un Halloween cuando nos perdonamos sinceramente, después de todo el daño que nos causamos…
—Fueron tiempos muy difíciles para ambos, estábamos perdidos, inseguros, no podíamos con la carga emocional. Fuimos como dos jovencitos ególatras con la idea del compromiso, y fue esa misma causa la que nos hundió en aquella temporada. Aún así, incluso así, sabía que no podía alejarme, que aquel dolor era mínimo ante la idea de vivir sin ti. Y aquel Halloween, fue el inicio de días más tranquilos después de esa tormenta, fue el recordatorio del por qué seguíamos para el otro y fue… cuando nos atrevimos a sentirnos de nuevo con aquel roce…
—Me regresaste a la vida con ese beso. No exagero—la tomé del mentón con mis dedos y junté nuestras frentes una vez nos encaramos para afrontar la incomodidad y melancolía que nos traía hablar de ese tema, pero no por ello ignorábamos esa esperanza que conseguimos una vez lo veíamos como un mal necesario porque, como bien dije, aprendíamos de formas agresivas—. Fue el momento decisivo para que siguiera aferrándome a ti y quisiera enmendar mis errores. Por ti pude trabajar en una versión mucho mejor de mi persona. Jamás dejaré de agradecerte por eso. Has soportado tanto y aún así, aquí estás… ¿cómo demonios no voy a estar tan jodidamente enamorado de ti?
—Hoy estás demasiado reflexivo, muy nostálgico. Si continúas tan abrumador como sólo tú sabes serlo, me harás llorar—acusó entre diversión y seriedad tratando de retener unas inofensivas lágrimas de sus cuencas—. No has sido el único, tú también has hecho de mí una mejor persona. No sería quién soy ahora si no fuera por tu apoyo y amor constante…
Con los niños creciendo, mejorando día a día con ellos y aprendiendo cosas en las que otros no pueden ayudarte, me di cuenta de lo mucho que dependía de mi familia. Me encontré a mí mismo esforzándome por otros, trabajando para ver sonrisas en la cara de mis hijos y mi mujer. Maldita sea, era vulnerable ante ellos y eso no me molestaba en lo absoluto porque como yo, ella estaba en la misma situación.
—Precisamente el que de repente haya hecho un recuento de cada año sobre esta temporada no se debe únicamente a la nostalgia—confieso—. Hay una razón oculta y es que me he dado cuenta que es en esta época del año cuando más arreglamos y mejoramos las cosas. No cabe duda que es especial para los dos. Llevo pensando en esto desde hace semanas, si te soy sincero no sabía cómo hacerlo porque deseaba encontrar el momento perfecto. No quería volver a lo mismo, cuando antes cualquier decisión que tomáramos lo hacíamos a la ligera sin prestarle la importancia debida.
Eché un rápido vistazo a la hora que mi celular marca y noté así que ya faltaban unos minutos para que la media noche llegara. Sin perder más tiempo busqué entre los bolsillos de mi pantalón para dar con la caja y sin más se la enseño a mi esposa quien me observa atenta.
—Quiero hacerlo bien esta vez, mi amor… quiero darte lo que en su momento mereciste pero que no nos dimos cuenta porque no sabíamos bien lo que queríamos. Y sí, aunque ya estemos casados en términos oficiales, me gustaría que renovemos votos… y que esta vez por lo menos los escribamos. No sabes cuánta ilusión me hace llegar a verte vestida de novia con todo lo que implica una boda de verdad… y por todos los infiernos, quitémonos estas baratijas de anillos que escogimos por las prisas ya que más atentos estuvimos por la llegada de Allan—luego la tomé de las manos, analizando a su expresión—. Dentro de exactamente un año, para nuestra sagrada noche de brujas, ¿quisieras seguir haciendo única y especial la fecha conmigo?
Ella lloraba, para cada palabra sus ojos ya estaban humedecidos, delatando el brote de emociones que mi propuesta le causó y que no podía evitar. Me miró con una intensidad que me venció, pues para este punto, sólo logré sostenerme con el deseo de saber su respuesta.
—¿Recordarle a la muerte, a lo sobrenatural, a la magia que ni siquiera ellos podrían separarnos?—Buttercup siguió intercalando su vista entre el anillo y yo—... ¡Sí, millones de veces sí!—Y dicho aquello con emoción, se abalanzó sobre mí para seguir sollozando con seguridad mientras me abrazaba—: Butch, eres de lo mejor que me ha pasado.
Correspondí igual de fuerte a su agarre, al instante la besé con ternura y desesperación mezcladas y hundí mi rostro entre la unión de su cuello y hombro. Aspiré su aroma el cual conocía a la perfección por haber pasado tanto tiempo unido a su bello cuerpo desnudo en los momentos más intensos y calmos de nuestra cama. No oculté mi dicha y nos permitimos consentirnos y disfrutar del momento, nuestro momento.
Así era sentirse pleno, así era sentirse feliz. Así es como las cosas siempre deben ser.
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Lenore al teclado…
Knock knock. ¿Quién es?
¡Nosotras otra vez!
Felices vísperas de Halloween. Espero que octubre haya empezado con la mejor de las energías. En lo personal, fue un día cansado, pero nada que una buena siesta no solucione.
La verdad estoy muy emocionada con este especial, porque en serio necesitábamos escribir más de los verdes en esta faceta, ya en una sin tanta apariencia o miedos de por medio; donde se consolidan mejor como pareja. Disfruté mucho escribiéndolo y ha sido realmente ameno tocar a Buttercup en esta etapa. Esperamos sea de su agrado.
Sin más que agregar, porque me iré a dormir de nuevo xd, bye bye.
Mortem escribiendo:
Octubre al fin, carajo.
Les tenemos muchas sorpresas preparadas para aquellos que han estado apoyando este proyecto en conjunto. Muchísimas gracias por leer, comentar, agregarnos a sus listas de favoritos y, por supuesto, seguirnos de cerca.
Por mi parte, sólo diré que hay fluffy con estos verdes, también lo merecen. Ya los estaremos poniendo al tanto de la situación con las actualizaciones, por lo pronto, espero que este especial de bodas (renovación de votos, je) sea del agrado y entretenimiento de quienes llegaron hasta acá.
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Nos estamos leyendo.
