Diario.

Prólogo

"No hay nada escondido entre el cielo y la tierra...

tarde o temprano las cosas salen a flote... aunque incomoden"


Naruto se encontró a sí mismo un poco bastante aburrido acostado sobre su cama tapado hasta la cabeza entre las suaves mantas de invierno, negándose a salir de entre ellas un domingo a media mañana.

-Aaaahhh...-Se quejó.-Esto está extrañamente tranquilo...-Susurró para sí con los ojos cerrados abrazado a la almohada que usaba su mujer, enrollándola entre sus piernas.

Domingo a media mañana en Konoha. Su casa se encontraba en una rara paz, una tranquilidad casi sublime y más para cualquier hombre que tenga un cargo como el suyo, sumándole lo ruidosa que era su familia, incluyéndole a él. Era motivo más que suficiente para alegrarse, sin embargo, para el Uzumaki no lo era. ¿La razón? Su familia se había ido a casa de su "querido y adorado" suegro a preparar los preparativos de Navidad.

Veamos, no es que él no quiera ir a la mansión Hyūga, pero cada vez que le dicen para ir busca alguna excusa como el trabajo para no asistir. De hecho, le gusta porque lo atienden bien, lo tratan muy bien, no tiene quejas. ¡Y como para quejarse! se sentía a gusto, el inconveniente era su suegro que era todo un...un...borde... Entre otras cosas, por no decir más, como por ejemplo: un desgraciado antipático, frío, serio, demasiado estricto, sarcástico e irónico... ¡E incluso lo trolleaba! Era todo un desgraciado.

Sabía bien que Hiashi en el fondo no lo odiaba, pero sabía de sobra que no le caía bien del todo, se podría decir que lo aceptaba. Es más, se lo había dejado notar palpablemente a lo largo de estos doce años de matrimonio con Hinata. Si bien se soportaban era por ella y por los niños a los que adoraba por muy ruidosos que fuesen. Sus hijos tenían el don de hacer reír al frígido de su suegro. Sobre todo Bolt que era el más revoltoso.

-Viejo hijo de... -Enunció en voz alta sonriendo de lado al recordar lo último que le dijo en su última visita tras un travesura de Bolt y es que esa vez su hijo se había pasado.

"Serás Hokague, un shinobi fuerte, pero como padre a la hora de corregir a tu hijo no tienes ni idea. Incompetente. Si no fueses quien eres jamás hubiese aceptado que te casaras con mi hija." .-

Porque eso si. Todas las broncas se la llevaba él por culpa de las travesuras de su hijo. ¡Que injusto!

Es más, ¿Cómo se atrevía él a darle clases de conducta cuando él fue un desgraciado como padre con Hinata?

-¡Maldito!.-Susurró gruñendo bajo las sabanas.

Aquellas palabras le habían sentado como una patada en el hígado. Lo peor fue que tuvo que tragarse el coraje, quiso gritarle, decirle un par de cosas bien dichas, sin embargo, no se las dijo porque Hinata se acercaba en aquel momento con el té para disfrutar de un "momento familiar".

Momento familiar... si casi estuvieron a punto de matarse a palos.

-Estúpido suegro... -Refunfuñó apartando las mantas a un lado.

Lo que más le desagradaba de ese viejo suegro suyo era que cuando Hinata estaba presente a Hiashi le cambiaba la personalidad a una "tremendamente amable" con él. En cuanto Hinata se iba volvía la hostilidad.

¡Genial!

Su suegro era bipolar.

Suspiró mientras se levantaba de la cama para ir a cubrir sus necedades fisiológicas.

El Kitsune se encontró sonriendo sin proponérselo, y es que, el sólo hecho de recordar lo que le había hecho a Hinata la noche anterior en el baño era motivo más que suficiente como para destrozar al engreído de su suegro. Si supiese él las cosas que le hace a su hija mayor, y las cosas que le hace ella a él.

¡Dios! ¡Muerte y destrucción!

¡Ah! Si es que Hinata es terrible cuando se lo propone.

A veces se pregunta dónde ha quedado esa timidez suya.

Rió soltando una pequeña carcajada mientras salía del baño para dirigirse a la cocina a comer algo.

Hinata lo había dejado agotado, pero el hecho de ver suplicar que le hiciera aquello era divertidamente pervertido. Así mismo como ella después lo hizo suplicar a él.

-Ay señor... -Dijo sonriendo al revivir en su mente los hechos acontecidos la noche anterior con su mujer.-¿Quién diría que me casé con la mujer más tímida, ardiente y sensual de toda konoha?.- Rió en ese trabalenguas de palabras mientras tomaba entre sus manos una taza para servirse café.

No se quejaba de su vida sexual. Bueno, si se quejaba, era buena, dentro de lo medianamente posible. Lo que viene siendo cuando había tiempo, privacidad y no estaba de por medio el cansancio. Pero vamos, podría ser mejor. De hecho, antes era mejor. Antes de tener a sus hijos, e incluso hasta el nacimiento de Himawari, su vida sexual era muy activa y lujuriosa.

Hacer el amor con Hinata, verla disfrutar, tener orgasmos era algo sublime. Si lo hubiese sabido antes... no se hubiese matado a pajas en aquellos tiempos. Pero tampoco quería que Hinata pensase que era todo un pervertido, no quería asustarla, teniendo en cuenta lo tímida que era Hinata por aquel entonces.

Volvió a sonreír mientras sorbía de la taza de café al recordar lo inocente que era él en algunas cosas relacionadas con el sexo. Porque una cosa era la teoría y otra muy distinta la práctica y esta última era la mejor de las partes. Si no fuese porque se leyó todos los libros de Jiraiya mientras sufría alguna que otra oleada de calor que lo ponían malo malísimo llenando su cabeza de pensamientos perversos donde le hacía tantas cosas a Hinata. Será por eso que tuvo su temporada de pajas. También puede ser que por ese hecho fuese uno de los primeros en engendrar hijos. Y es que una vez que pruebas el sexo, en su caso, hacer el amor, es completamente adictivo. Y eso que él no era como Sai que alardeaba de tener diez veces más experiencia que él.

-La práctica hace al maestro, querido Sai.-Sonrío con perversidad mientras bebía un sorbo de café apoyando su cuerpo en la encimera de la cocina donde habían engendrado a Himawari, después de lo que se podría llamar una discusión.

Un pájaro pió especialmente fuerte, lo que lo hizo voltear hacia la ventana con rapidez, paranoico, asustado, sólo para volver a relajarse.

Suspiró llevándose una mano al pecho.

Se acababa de llevar un buen susto con el dichoso pajarito.

Si algo había notado esa mañana en si es que no sabía que lo estaba exasperando tanto. Pero esa exasperación la había estado notando desde hace mucho.

¿Podría ser el exceso de tranquilidad que estaba experimentando últimamente en su único día libre? ¿El hecho de que los domingos de las últimas semanas mejor dicho meses apenas podía ver a su familia? ¿O que el retorcido de su suegro se había impuesto los domingos antes que él?

Porque ahora que lo pensaba, su suegro últimamente sólo quería que fuesen a verlo y si no era él el que venía y eso no le agradaba mucho a Naruto.

¿Sería que su suegro estaba conspirando contra él para quitarle a su familia o tal vez estaba chocheando ya?

-¡Nooo!.- Gritó mientras posaba con fuerza la taza de café vacía sobre la mesa.-¡Me niego a que ese vejestorio chocho me la quite!.- Suponiendo que fuese la primera de las opciones.

"-Naruto...-Escuchó aquella voz gruesa y siniestra.-Deja el drama... hazme el favor de no decir estupideces tan temprano... -Le habló con pesadez."

-¿Que deje el drama? ¿Qué drama? ¡No ves lo que pasa está muy claro! .- Contestó histérico.

-Ese viejo es un retorcido. ¡Me detesta! .- Gritó el rubio casi con lágrimas en los ojos.

"-¡Ah! Naruto por favor... no seas trágico. Si tanto echas de menos a la familia ve a la mansión Hyūga y ya está.-Respondió con desdén el nueve colas."

El rubio bufó cruzando los brazos mientras susurraba maldiciones quejándose del poco apoyo que tenía su persona.

-Vaya un amigo...-Musitó mirando de reojo al nueve colas que le devolvió la misma mirada para después acomodarse y volverse a dormir.

Cerró la puerta de su habitación mientras se desnudaba. Ya hacía mucho había abandonado la idea de una vida tranquila en familia hasta que Bolt creció. Oh si, una combinación explosiva que se había ganado a pulso por ser tan travieso en su infancia. Sin duda alguna era su castigo por haber sido tan terrible con sus bromas de infante.

"¡Jódete! ¡Toma karma!.-" Le había dicho Sasuke una noche de borrachera cuando vio al travieso y exasperante "mini-yo" suyo en ese pequeño diablo que le sacaba canas verdes.

Echaba de menos a su familia...el trabajo, los horarios de los niños, las cosas de Hinata... todo le quitaba tiempo para estar con ellos.

"Desolado" como sólo él podía estarlo un domingo a media mañana sin su familia, decidió que por hoy ya había tenido su dosis suficiente de patetismos trágico se dispuso a despejarse, de ahí el echo de sentir el agua caliente recorriendo su cuerpo. Tras varios minutos salió de la ducha directo a vestirse e ir a la mansión Hyūga a ver a su familia. Por no decir recuperarla.

Había estado tan ocupado, tan emo últimamente que había descuidado a su familia.

Cuando supo que lo nombrarían Hokage se había emocionado tanto que no se paró a pensar las cosas que ganaba o perdía debido a ello, aunque siempre tuvo el apoyo totalitario de Hinata. ¿Qué haría él sin Hinata? Nada, pegarse un tiro como mínimo. Se sintió culpable, por dejarle casi todo el trabajo a ella sabiendo que esta también tenía otro tipo de responsabilidades. Era consciente de que estaba perdiéndose la infancia de sus hijos, etapa que terminaría en cualquier momento y ahí estaría perdido, porque de adolescentes no entendía nada. Tampoco es que él hubiese tenido una adolescencia "normal" como las que había visto en varias películas los domingos por la tarde cuando estaba solo.

Su Hinata era otro tema, amaba a esa mujer, tenían poca intimidad, y vale sí, se habían distanciado un poco por sus respectivas obligaciones, pero siempre hacían un hueco para quererse como anoche que después de un par de meses por fin habían hecho el amor y a lo grande. ¡Oh ,si! ¡Felicidad a tope! De ella se podría decir que la veía por la noche y en aquellas escasas cenas a las que le daba tiempo a llegar y por supuesto, faltaría más, la cama que compartían en la que la besaba y abrazaba por la espalda acurrucándose para dormir cómodamente.

Se podría decir que era lo que más le gustaba de la noche, eso y darle las buenas noches a sus hijos.

Cerrando la puerta principal de su casa empezó a caminar dirección a casa de suegro, se comprometió a llevar el próximo domingo a sus hijos a algún sitio divertido sintiendo así su conciencia más tranquila.

Siendo sinceros, no es que le gustara mucho la idea de pasar un domingo con su suegro, lo que pasaba realmente, por más embarazoso que resultara admitirlo, era que él estaba... celoso de su suegro porque era él el que pasaba más tiempo con su mujer e hijos, más que él mismo, así que, lo que quería era "recuperar" a su familia de las garras del decrépito de su suegro.

Llegó y tocó lo suficientemente alto para que escucharan la puerta. Un par de minutos después uno de los sirvientes de la mansión salió a su llamado saludándole, dándole una bienvenida amablemente, formal, tanto que se sintió incómodo. Caminó por aquel lugar con familiaridad y sonrió cuando percibió a su pequeño huracán.

-¡Papáááá! Digo, ¡Viejo! ¡Has venido!.-Chilló su primogénito mientras se le tiraba encima enganchándosele al cuello.

-¡Eeey! Menuda bienvenida.- Sonrío mientras se tambaleaban para no caer al suelo tras la estampida de su hijo.

-¿Has venido a ayudarnos con los adornos? Porque te digo, son muchos y es muy divertido.- Chilló el niño en brazos de su padre con toda la ilusión del mundo.

-Eh, por supuesto.- Sonrío acariciando su pelo.-¿Dónde están tu hermana y tu madre?.-

-¡Allí! .-Señaló el niño con el dedo en una dirección conocida por el rubio mayor.-Están con el abuelo y tía Hanabi colocando el árbol.- Sonrió.

-Mmmm...interesante.-Le sonrió genuinamente a su hijo mientras este lo miraba con expresión divertida.

-¿Qué?.-Cuestionó al pequeño al saber a la perfección lo que quería decirle.

Aún así el niño cayó en la cuenta de que su padre había descubierto sus sentimientos, así que, optó por cruzar sus brazos, achicar sus ojos, girar su cabeza y refunfuñar bajito sonrojado.

El rubio mayor sólo sonrío con calidez y dulzura mientras caminaban hacia el salón principal de la mansión para encontrarse a una Himawari enredada entre los focos de Navidad junto a su tía, la cual reía al ver la expresión de frustración de la pequeña. A su izquierda divisó a su estimado suegro bebiendo té mientras hablaba con Hinata, que se hallaba de puntillas poniendo un adorno en lo alto del árbol.

-Buenas tar...-

-¡Mami, papá está aquí! Ha venido a ayudarnos a poner el árbol.- Interrumpió el pequeño a su padre bajándose de los brazos de este obteniendo la atención de los presentes en la sala.

-Buenas Naruto, ¿Cómo has estado?.- Saludó su cuñada con amabilidad.

-Bien, ¿y tú?.-

-No me quejo.- Contestó la menor de los Hyūga continuando en su labor de desenredar las luces de Navidad junto a su sobrina.

-¡Buenas tardes papi!.- Lo saludó con encanto y entusiasmo su pequeña hija.

-Buenas tardes cielo.- Devolvió el saludo a su hija sonriéndole con dulzura.

-Naruto.-Saludó el cabeza de familia .-Me alegro de verte.-Enunció asintiendo con su cabeza en un saludo formal para posteriormente sorber un poco de su té.

-Suegro... -Saludó divertido con una sonrisa zorruna.-Lo mismo digo.-Contestó ganándose una mirada asesina de este.

Sabía bien como tocarle la moral a Hiashi y es que a pesar de todo le era imposible no hacerlo. Era realmente era divertido joderlo de vez en cuando con la palabra que más detestaba en el mundo y más si era Uzumaki Naruto quien la decía.

-Buenas tardes.- Saludó con un cálida sonrisa su esposa mientras él se acercaba a esta para besarla sutilmente en la boca. Cosa que se vio frustrada al sentir un ligero golpe en su tobillo depositando el beso en la mejilla de Hinata.

Miró de reojo al culpable que volvía a coger entre sus manos el vaso de té.

"¡Viejo maldito!".- Se quejó el rubio un poco, bastante, picado.

-¿Descansaste?.-Llamó su atención su mujer.

-¿Eh? Sí, aunque anoche me dejaste echo polvo.- Contestó el rubio como si nada mientras observaba como los ojos de su mujer se agrandaban inusualmente así como el leve sonrojo en sus mejillas, síntoma de que había algo que no tenía que haber dicho.

-Vaya... ¿Qué le hiciste anoche a mi querido cuñado para que este tan cansado y tú tan radiante hermana mía?¿Será que muy pronto tendré un sobrino más?- Preguntó con cizaña junto a una sonrisa pícara la Hyūga menor. A esa mujer no se le escapa una.

-¿Eh? Yo nada.- Se apresuró a decir la aludida. Y fue ahí donde Naruto cayó en la cuenta de ello y de por donde iban las cosas.

-¡Contracturas!.-Gritó nerviosamente sonrojado.- Ayer me quitó las contracturas y me dejó echo polvo, ¡mal pensada!.- Contestó mientras cogía un adorno de una de las cajas para ponerlo en el árbol.

Hanabi rió mientras los niños miraban con confusión la escena junto a un Hiashi incómodo, molesto.

Tras el pequeño "incidente" en el que se dejó entrever que anoche habían hecho el amor a lo salvaje transcurrieron un par de horas hasta que se terminaron los adornos de la caja junto a la finalización de la decoración.

-¡Listo! Voy a guardar esto.- Habló Hinata mientras recogía un par de cajas vacías para ir a guardarlas al trastero.

-Te acompaño.-Sugirió Naruto mientras recogía un par de cajas más.

-Mmmm...está bien .-Accedió ella no muy convencida, hecho que no pasó desapercibido por Naruto.

Finalmente ambos jóvenes se dirigieron al trastero de la gran mansión Hyūga en un silencio poco usual en ellos. Finalmente fue el rubio el que lo rompió mientras observaba como ella abría la gran puerta del trastero.

-Hinata, ¿Te encuentras bien?.-

-¿Eh? Si, claro ¿Por?.- Contestó mientras dejaba una de las cajas en una estantería.

-No, por nada.-Respondió él inseguro.

-Estoy bien no te preocupes.- Sonrió .- Sólo estoy un poco cansada. Deja esas cajas en aquella esquina por favor.- Indicó mientras pasaba un mechón de pelo detrás de su oreja para después posar ambas manos en su cintura.

Naruto la observó, asintió y se desplazó hasta el lugar indicado con tan mala suerte que pisó en falso tropezando con una estantería que estuvo por caerle encima si no fuese porque Hinata la detuvo a tiempo.

-¿Te encuentras bien cariño?.-Preguntó ella un tanto preocupada.

-Si, si... sólo fue el susto.-Contestó él mientras se limpiaba el polvo de la ropa.

Hinata le tendió la mano para ayudarle a levantarse. Este la aceptó cogiendo impulso para alzarse. Una vez frente a frente Naruto apretó con fuerza la mano de su esposa que lo miró un tanto confundida. Estuvo a punto de preguntar a que se debía si no fuese porque el rubio tiró de ella para envolverla en un fuerte abrazo escondiendo su rostro en su cuello con los ojos cerrados respiró hondo cerca de su oído derecho haciéndolo sentir el respingo que pegó ella de la impresión para después soltar una pequeña risilla.

-Naruto ¡jajaja! Me haces cosquillas... -Dijo esta mientras se removía en brazos de su esposo que empezó a repartir besos cortos en su cuello y clavícula .-Naruto por favor para... en serio... me haces cosquillas... ¡jajajaja!.-

-Anoche no decías para, sino sigue ...-Rió con picardía mientras recibía una carantoña graciosa por parte de ella junto a un leve golpe en su pecho.

-Está bien...-Se irguió para besar sus labios .-Ya paro.-Sonrió derrotado.

Él sólo quería animarla y esto no pasó por alto para Hinata.

-No .- Negó Hinata poniéndose de puntillas para enrollar su manos alrededor de su cuello.-Quiero un beso ¿Me lo das?.-Naruto rió divertido.

-¡Faltaría más! Esa es mi chica... -Susurró justo antes de juntar sus labios.

Empezó suave para después introducir su lengua, la cual recorrió con calma toda la boca de Hinata mientras ella imitaba su movimiento. Tras varios minutos Hinata posó sus manos en los hombros de Naruto para separarse un poco, lo suficiente para tomar algo de aire.

-¿Y esto?.-Cuestionó mientras besaba su barbilla con suavidad.- ¿A que ha venido?.-

-A que desde que desperté no te he visto, ni te he dado ni un beso y tenía unas ganas inmensas de hacerlo después de todo lo que hicimos ayer en el baño.- Ella soltó una pequeña risita con un casi inexistente sonrojo en sus mejillas.-Sin contar que delante de tu padre está prohibido, según él porque es "inmoral".-Se quejó rodando los ojos con desdén mientras le daba la vuelta a Hinata para poder abrazarla por la espalda.

-¡Jajajaja! gracias.-Musitó reforzando el abrazo.-Gracias por animarme.-

-Mmmmm... todo está bien. Ahora, ¿me contarás lo que te ocurre? .-Inquirió curioso, dejando en claro que detestaba que Hinata le ocultara las cosas, hecho que la oji-gris sabía de sobra.

-Bueno... -Empezó.-Es sólo que estas fechas me ponen algo nostálgica... sólo eso.- Susurró con ojos cerrados acurrucándose en el pecho de su esposo.

Él sonrió besando su cabeza.

-Si es sólo eso y estás bien, entonces intentaré no preocuparme.-Ella asintió por respuesta.

Estuvieron en esa posición durante varios minutos en los que los besos, las carantoñas, así como las risas cómplices inundaron aquel lugar.

-¡Wuao!.- Exclamó el rubio de repente al darse cuenta de en el lugar en el que se encontraban. -Esto es impresionante.- habló asombrado mientras sus pupilas azules observaban con curiosidad y admiración todos los objetos que se acumulaban en aquel habitáculo extenso.

-¿Qué sucede Naruto?.-

-Esto, esto es increíble. ¿Por qué nunca me has traído aquí?.-Prosiguió ignorando la pregunta de su esposa.

Hinata achicó los ojos reflexionando durante unos segundos para caer en la cuenta de aquello que admiraba a su rubio cónyuge.

-¡Ah! Te refieres a las antigüedades que hay aquí.-Respondió ella con dulzura.

-¡Dios Hinata!.-Exclamó él entrelazando sus manos admirando la cantidad de antigüedades que lo rodeaban.-¡Parece un museo!.-Chilló con ilusión mirando cada una de las cosas que los rodeaban.

-Si quieres que te haga una breve explicación, más o menos de lo que hay aquí puedo hacerlo.-Ofreció ella mientras caminaban por esos largos pasillos.

-¡Por supuesto! .- Exclamó con ilusión.- Pero para ser un trastero lo tenéis muy bien ordenado, ¿no?.- Respondió a la vez que admiraba una pequeña figura de lo que parecía un guerrero samurai.

-Así es, de hecho debe estarlo. Te puedo decir que es la historia de toda la familia Hyūga a lo largo de todos estos siglos.- Contestó observando la expresión divertida de su rubio.

-¡Wuo! Esto es genial. ¿Me podrías explicar un poco esto?.-Pidió a medida que iban avanzando.

-Por supuesto. Pues esto está dividido en secciones. La primera en antiguos muebles, arte, artesanía, aquellos dos pasillos están llenos de utensilios y herramientas y el último de ellos enseres y vestimenta antigua junto a algunos pergaminos de los primeros ancianos del consejo.-Explicó con elocuencia la joven mujer.

La primera sección la pasó de forma rápida, básicamente porque todo eran muebles antiguos llenos de polvo. A medida que se adentraban más, los objetos eran más antiguos que los anteriores, mejor dicho, reliquias. Lo mismo pasó con las vestimentas. Yukatas antiguos tanto de hombres como de mujeres realmente preciosos hechos de satén y seda artesanal hechos a mano.

En la sección de arte se detuvo a mirar los cuadros, pues estaba segurísimo de que cualquier artista de la época habría retratado a toda la familia Hyūga entera y estaba convencido de que en algún cuadro encontraría a Hinata retratada. Y así fue cuando en uno de los primeros cuadros al comienzo del pasillo justo antes de dirigirse al último pasillo observó con atención un retrato de toda la familia de su esposa junta. Hiashi, Hinata y su madre con Hanabi en sus brazos.

-¡Wau! ¡Que linda y que monada de niña eras Hinata! .- Chilló el rubio con un brillo especial en sus ojos.- ¡Dios! Que joven era mi suegri y que serio sigue siendo, ¡eh!.- Miró a Hinata para encontrarse con una cara llena de nostalgia.

-Sí, él siempre ha sido así pero mamá conseguía romper esa seriedad, así como lo hace Bolt.- Le devolvió la mirada a su esposo que la observó con dulzura.

-¿Seguimos?.-

-Sí vamos, nos queda el último pasillo.-

Justo antes de llegar a la mitad del recorrido del último pasillo la voz de su hijo se dejó oír con fuerza.

-¡Mamáááá! ¡Papáááá! ¿Están aquí? ¿Por qué tardan tanto? ¡Voy a entrar! .- Declaró el pequeño haciendo recorrer un escalofrío por todo el cuerpo de sus padres.

Naruto miró a Hinata con pánico y como si ambos se leyesen el pensamiento fue ella la que habló primero.

-Toma las llaves, cierra cuando termines ¿si? si dejo que nuestro hijo entre posiblemente pase alguna desgracia.- Declaró mientras iba a interceptar a su pequeño rubio.

-Bolt cariño, no entres mamá ya sale espérame en la entrada.-

-Posiblemente no, seguramente pasará algo y tu padre con eso me destierra para siempre.-Declaró antes de soltar la mano de Hinata con los ojos llenos de pánico.

-Te espero en el salón y ten cuidado.-Sonrío.

-Descuida no tocaré nada, pero antes de irte dame un beso porque seguramente nos quedaremos hasta la cena,¿verdad?.- Ella asintió acercándose a besar sus labios en un beso corto.-

-No tardes.-Declaró ella.

-Está bien.-Contestó guardando las llaves en su bolsillo observando como su esposa se alejaba dejándolo solo en la última etapa de su "excursión"

" Enseres Personales.".-Recordó lo que había dicho Hinata antes de adentrarse en el último pasillo de ese "trastero-museo" .

Allí encontró más de un abanico, horquillas, peinetas, así como armamento ninja guardados en cajas con tapas transparentes llamándole poderosamente la atención las katanas exhibidas con elegancia dejándolo frustrado por no poder tocarlas gracias al vidrio que las cubría. Intentó echarles la mano encima para observarlos con detenimiento pero le fue imposible quitar esas tapas de cristal de encima de ellas al igual que algunos pergaminos que se encontraban sellados.

Llegó al final del pasillo donde un pequeña ventana marcaba el final del camino. El rubio avanzó hasta esta mirando a través del cristal sucio la parte trasera de la casa. Todo fue muy rápido. Sacó las llaves para tenerlas a mano para salir y cerrar la puerta, pero estas se enredaron en su bolsillo a la hora de sacarlas y como consecuencia, estas cayeron provocando un ruido poco usual en el suelo de madera que captó su atención por completo.

El rubio se acuclilló para recogerlas de igual forma para poder confirmar sus sospechas. Volvió a golpear la tabla de madera saciando así su curiosidad y su suposición quedó comprobada al escuchar de nuevo el sonido hueco de la tabla de madera donde no debía de sonar para nada así.

-Que extraño... -Susurró para sí sacando un kunai de su bolsillo para poder sacar aquella tablilla de madera con facilidad.

Así fue como esta cedió con sencillez dejándole al descubierto un secreto muy bien guardado por un integrante de la familia Hyūga. Tomó el objeto entre sus manos para mirarlo con minuciosidad.

-¿Un libro?.- Lo observó tanto del revés como del derecho.-¿Qué hace aquí un libro?.-

Con sus manos trazó el dibujo de la portada del libreto de color violeta. Por la textura y la forma supo enseguida que la flor dibujada en la portada era un crisantemo.

Sonrió de lado al verse sorprendido de sí mismo y su amplio conocimiento sobre las flores así como de su lenguaje gracias a la pequeña afición que tenía su esposa por las flores.

Respiró hondo preguntándose si debía o no abrir y descubrir qué ocultaba en su interior. Movido por la curiosidad así como prometiéndose a sí mismo que sólo leería la primera página para saber a quien pertenecía y volvería a dejarlo en su sitio. Él no era un cotilla. No. Él no...

-Bien, sólo la primera página.-Susurró abriendo el libreto, y cuando lo hizo, una foto resbaló de este cayendo al suelo.

Sus ojos se abrieron con desmesura al observar quien se encontraba en ella. La había visto tan sólo unos minutos antes...

-Hinata...-Susurró su nombre al verla de nuevo en su niñez.

Tragó saliva.

Ahora esto lo estaba poniendo nervioso. Cogió la foto con recelo como queriendo no saber que ocultaban esas páginas escritas en el interior de ese cuaderno. Admiró la foto durante un par de minutos detallando a la versión pequeña de su esposa. Así pues, le dio la vuelta al darse cuenta de que había algo escrito en su dorso gracias al contraluz que parecía atravesar de la ventana a la foto.

"Porque eres tú lo que realmente quiero proteger …

Hinata-sama..."

"Pum, pum, pum..."

Pudo escuchar claramente como los latidos de su corazón se dispararon enseguida helándole los sentidos, siendo así como con rapidez abrió de nuevo el libro leyendo su primera página.

-No... puede... ser... -Susurró para sí con un sentimiento realmente extraño.

Ahí estaba la evidencia escrita de la existencia de lo que serían

los sentimientos y pensamientos más profundos e íntimos de Neji Hyūga.

Continuará...


Bueno...¿Qué les parece?

Lo único que puedo decir es que es una historia corta 5 capítulos nada más ahi va todo en conjunto, el cumpleaños de Hinata , mi"pequeño" homenaje a mi adora Neji, y de paso hasta la navidad va metida ahí.

Espero que les guste y dejen su humilde opinión. Y sí, no me echen la bronca ya estoy con la continuación de las demás historias lo que pasa es que esta se atraveso en mi mente sin previo aviso...

nos vemos pronto.

Un saludo de

Tenshou Getsuga.