Capítulo 1

Era una noche fría y cerrada de los primeros días del mes de Diciembre. Y sin embargo Jeremy Belpois no tenía sueño ni esperaba irse a dormir pronto, pese a que ya le pesaban los ojos y la cama le llamaba a voces para que se recostara entre sus cálidas sábanas. En su lugar hacía todo lo posible por mantener los ojos centrados en la tenue luz de la pantalla delante de él, bajo la atenta mirada de una joven IA de pelo rosa, ojos verdes y gruesas líneas rosáceas en las mejillas que bajaban hasta la mandíbula.

-Pareces cansado, Jeremy- murmuró ella, su suave voz resonó en los auriculares del chico, que se acarició el puente de la nariz.

Su pelo rubio estaba alborotado, llevaba gafas redondeadas pero que no le quitaban lo bonito a sus ojos azules, mientras su piel era de una tonalidad clara. Llevaba su pijama largo algo desabrochado en el pecho, pero no le importaba en esos instantes.

-Un poco, pero antes de irme quiero acabar esta línea de código- aseguró.

Ella le miró con una ceja alzada- Lo prometo, Aelita- aseguró, pero ella no se lo creyó en absoluto.

-Eso mismo dijiste hace una hora- le recordó ella, y el chico se rascó algo la cabeza.

Simplemente se limitó a seguir adelante ante la atenta mirada de la otra. Si él estaba en su cuarto en la prestigiosa Academia Kadic, ella se encontraba muy cerca y a la vez muy lejos: en la vieja fábrica abandonada, pasado el bosque que rodeaba la zona, descansaba un gran súper ordenador que guardaba un colorido mundo virtual en su interior, conformado por 4 sectores: el bosque, las montañas, el hielo y el desierto. Aelita era uno de sus habitantes, el otro… Xana. Otra IA que, lejos de ser benigna como la primera, se caracterizaba por su intención de acabar con la humanidad. Las razones las desconocían, pero esperaban poder descubrirlo pronto.

-Ay… me duele la espalda…- murmuró el chico, estirándose. Ella le sonrió un poco. Sólo se veía su cabeza en el monitor pero él sabía perfectamente dónde estaba.

En la planta baja de una de las 40 torres de Lyoko, 10 por sector, y que servía a modo de conexión entre el mundo virtual y el real, así como centro de información y único lugar seguro para ella, que además era la única capaz de detener los ataques de su contraparte, Xana. De hecho lo más inteligente hubiera sido volver a apagar el súper ordenador y dejarlo todo como estaba, pero… Jeremy insistió.

-¿Vas ya a dormir, entonces?- preguntó ella, y él asintió.

-Mañana es fin de semana y podré estar más rato con esto. Como tengo un trabajo de física iré a la biblioteca en el rato de estudio, y…- ella no parecía entender demasiado lo que decía, y suspiró un poco.

-Mañana te lo explicaré- aseguró, y Aelita asintió, con una pequeña sonrisa. Apenas habían hablado de nada fuera de lo relacionado con Lyoko, el mundo en el que vivía, desde que la conoció hará mes y medio.

Desapareció entonces la imagen del rubio delante de la chica, que se quedó de nuevo a solas. Se comunicaba con él a través de una pantalla que aparecía ante ella en la planta baja de las torres de Lyoko, eso o por voz cuando estaba sentado a los mandos del súper ordenador en la fábrica.

-Hasta mañana… creo que se dice eso- murmuró entonces, pensativa y cruzada de brazos. No sabría nada de él hasta la mañana siguiente.

Tenía dos opciones ante ella: continuar a solas con el programa de virtualización, o investigar. Aquello de "física" había llamado su atención y quería saber qué era, pero por otro lado estaba segura que él quería explicárselo.

-Puedo hacer las dos cosas- se decidió, y ante ella apareció el teclado con el programa.

Colocó ambas manos en la misma y comenzó a teclear a toda velocidad, sus dedos bailaban entre las teclas rápidamente y las líneas de código se iban escribiendo poco a poco mientras ella trabajaba, concentrada en su labor y perfeccionando lo ya hecho por él, a la vez que una ligera sonrisa aparecía en su rostro digital. El ser humano era verdaderamente fascinante, y sobre todo complejo a la luz de la longitud del programa que la llevaría a la Tierra para salvarla de Xana.

Ella de primeras se había negado y casi exigió que la abandonaran, pero… Jeremy insistió. Y Ulrich Stern, Odd Della Robbia y Yumi Ishiyama, los otros tres "Guerreros Lyoko" como se habían nombrado a ellos mismos. No entendía su actitud, era ilógica, pero… los humanos lo eran, al parecer. Ilógicos y complejos. Ella esperaba ser una de ellos pronto, pero aún quedaba mucho por hacer para eso.

-Bueno… veamos ahora que es eso de la "física"- murmuró, había escrito varias líneas e identificado un par de errores en lo ya escrito, tarea que le tomó unas tres horas, más luego el rato de comprobar que todo iba como debía.

Dejó en segunda pantalla el programa de virtualización, y entró en uno algo diferente, en el motor de búsqueda en la web del súper ordenador. Tecleó la palabra, y buscó. Ante ella, y cómo se esperaba, aparecieron millones de resultados. Rebuscó página por página y entonces se puso a leer las diferentes entradas, aquello le pareció bastante interesante.

-La ciencia natural que estudia los componentes fundamentales del Universo, la energía, la materia, el espacio-tiempo y las interacciones fundamentales… ¿Universo?- giró un poco la cabeza.

Y comenzó a investigar más a fondo ya que ese concepto de primeras no le fue suficiente ni le aclaró nada. Claro que antes de meterse a más ideas tenía que entender antes esas palabras y que aunque le sonaban en el fondo de su mente no sabía qué eran. Se pasó así un buen rato mientras leía y leía artículos de lo que parecía una web de información muy interesante y completa, leyendo con total atención aquellas líneas, y que a ella le fascinaron tanto.

-Increíble… nada de estas cosas existen en Lyoko- comentó, había acabado leyendo sobre una cosa llamada "estrellas" y que al parecer eran muy brillantes, cálidas y la fuente de vida de planetas como la Tierra.

-Planteas… ¿se parecerán a los sectores? Yo puedo viajar entre ellos fácilmente… ¿los humanos podrán hacerlo también?- reflexionó, y le estuvo dando vueltas a aquello un rato.

Estuvo tan absorta en ello que ni se enteró cuando ante ella apareció de nuevo Jeremy. Ya estaba vestido, con sus pantalones caquis y un jersey azul bastante bonito. Junto a él estaban los otros dos chicos del grupo.

-¡Buenos días, Aelita!- ella se sobresaltó y se giró, mientras ellos se reían un poco.

-Vaya, estabas empanada total- bromeó Odd, y la chica le miró sin entender.

Era rubio, como Jeremy, con un curioso punto morado en su centro y un peinado aún más estrafalario, pues lo llevaba en punta. Sus ropas no se quedaban atrás e iba de púrpura en diferentes tonos, salvo el cinturón, que era amarillo.

-Quiere decir que no parecías muy atenta, Aelita- tradujo Ulrich, y ella rio ligeramente.

Este era castaño, ojos marrones y pantalones verdes, camiseta de un amarillo apagado sin mangas y una camisa corta por encima que siempre llevaba desabrochada de unas tonalidades más claras que el pantalón.

Había aprendido a reaccionar así a esas cosas, en una mezcla entre ser cordial con ellos… y sentir ganas de reír de verdad. No entendía porqué tenía que hacerlo, simplemente lo hacía porque era lo que se tenía que hacer, pero a la vez estaba aquello de que realmente quería hacerlo.

-Estaba aprendiendo cosas sobre física, el universo, los átomos y las estrellas. Es fascinante- comentó, y los chicos se miraron con sorpresa.

-¿Y de dónde sacaste esas cosas, princesa?- preguntó Odd. Sería Jeremy quien respondiera.

-Le comenté que tenía que hacer el trabajo de física para Hertz- respondió, y el otro puso cara de sorpresa.

-¿Tenemos un trabajo?- murmuró, Jeremy y Ulrich rodaron los ojos y Aelita les miraba de nuevo sin entender nada.

-Te explico- intervino Jeremy, y entonces la chica le prestó toda su atención.

-Un trabajo es… buscar información sobre algo para las clases. Cuando estudiamos los profesores, que nos enseñan esas cosas, pueden pedirnos que hagamos cosas a parte de las lecciones que nos dan en clase, y entre esas cosas, están los ejercicios- ella asentía.

-Bueno, pues eso es un trabajo. Y en nuestro caso, es de física. ¿Ya sabes lo que es, entonces?- preguntó, y ella asintió.

-La ciencia natural que estudia los componentes fundamentales del Universo, la energía, la materia, el espacio-tiempo y las interacciones fundamentales- respondió ella, casi sin dudar.

Los chicos se miraron con algo de sorpresa, y recordaron entonces que ella era una IA- Así es. Ah, por cierto- se recolocó entonces.

-Hoy tengo que ayudarles con eso precisamente, así que… no sé si podré estar contigo- comentó, y ella le restó importancia con un gesto.

-Tienes tu vida en la Tierra, Jeremy. Tienes prioridades y ellos son tus amigos- respondió ella, cortés.

Ya más o menos comprendían su forma de ser, y ella la de ellos. Jeremy era muy trabajador y solía hablarle habitualmente, le preguntaba cómo estaba… Ulrich y Yumi eran grandes guerreros, podía confiar en ellos sin dudarlo y juntos eran un dúo difícil de derrotar, mientras que Odd solía hacer bromas. Fue gracias a él que los demás la empezaron a llamar "princesa", seguía sin saber qué significaba eso.

Por su parte Aelita, como buen programa, era pura lógica e inteligencia pero estaba tan desarrollada, tan perfeccionada, que casi parecía una adolescente cuando hablaba y se expresaba. Sus facciones también parecían muy humanas y ayudaba que fuera aprendiendo de ellos y de lo que hacían para ser cada vez mejor aunque no entendiera aún determinadas interacciones.

-Estaré al pendiente de todas formas, por si Xana ataca- y ella asintió.

-La última vez fue hace dos días, creo. Ya va tocando, aunque ojalá no lo haga nunca más- comentó Ulrich, mientras acompañaba a Odd a la salida.

-¿Hablamos esta noche, entones?- preguntó Jeremy, y ella asintió.

-Aquí te espero. ¡Pasad buen día!- se despidieron con la mano, y desaparecieron de nuevo los rostros de ellos.

La chica entendía que esa era una forma de despedirse, así que hacía lo mismo para llamar la atención de ellos, o antes de ellos volver a la Tierra tras cada ataque. Le gustaban esas interacciones, aunque otras no las entendía. Como esa manía de dar lo que llamaban besos en la mejilla cuando se encontraba con los demás, aunque al parecer sólo lo hacían con Yumi, cuando era entre los chicos se trataban de palmadas en la espalda o cosas así. Se limitó entonces a continuar con su programa, ya que el otro no debería poder hacerlo ese día.

-Sigamos- murmuró, estaba centrada y los números y bytes iban y venían por sus ojos pero no dejaba de darle vueltas en el fondo de su mente a las cosas dichas por sus compañeros.

-Empanada… yo no estaba empanada, creo- murmuraba, se detuvo por unos instantes, suspiró, y continuó adelante.

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Por su parte los chicos habían salido del cuarto del rubio y ya iban por los pasillos de Kadic dirección a la cafetería. O eso hacían Ulrich y Jeremy, pues Odd se había adelantado, asustado ante la idea de no tener chocolate caliente y unas tostadas para desayunar y morirse de hambre durante las clases. Claro que con las suyas no le bastaban así que solía devorar también las de los demás.

-¿Cómo va el programa, Jeremy?- preguntaba Ulrich, andaban tranquilamente con las manos en los bolsillos. Este suspiró.

-Despacio. Es muy complicado pasar de bytes a moléculas de proteínas, y encima tengo luego que determinar en qué orden colocarlos. Si me equivoco, puede que ella saliera del escáner midiendo medio metro, o con el pelo lila, o peor… muerta- Ulrich tragó saliva lentamente.

-Vaya… no sé cómo lo haces, la verdad. ¿Cómo llegaste a que así era como se tenía que hacer?- el rubio le abrió la puerta del pasillo para pasar a las escaleras.

Allí había otros estudiantes bajando también a la cafetería, hablando entre ellos igualmente así que podrían charlar tranquilamente. Si alguien les oía lo más seguro es que pensara que estaban comentando algo de un juego o libro en vez de la realidad.

-Las primeras semanas reconozco que estuve muy agobiado con el tema. Pero, si lo piensas… es lo lógico- el chico se hundió de hombros.

-Si tú lo dices… yo me pierdo con tus explicaciones- reconoció.

-Te iría mejor si atendieras en clase- le regañó Jeremy, pero Ulrich negó.

-Calla, que todavía ni sé hacer las derivadas, menos aún la flipada esa de… ¿cómo se llamaba lo de química?-

-¿Formular?- preguntó el otro, con diversión, y Ulrich asintió.

-Te puedo ayudar, si lo necesitas- y el otro suspiró.

-Tienes mucho curro, tío. No quiero tampoco molestarte- estaban a esas alturas casi fuera del edificio.

Mientras Jeremy respondía, cruzaron el portal que llevaba al patio- No es problema, la verdad. Así repaso también, el programa me tiene absorto y apenas he estudiado en este tiempo- comentó.

-Y aun así sacarás dieces en todo…-murmuró el otro, y entonces se paró en seco.

Jeremy se giró sorprendido, volvió a mirar al frente, y entonces entendió. Había llegado Yumi, la otra chica del grupo, y… el amor secreto de Ulrich, aunque este no lo admitiera. Era japonesa, de pelo azabache, ojos marrones y piel clara, en contraste con su ropa, que siempre era negra. Jamás vestía de otro color, al principio Odd pensaba que era gótica o algo así, pero ella se lo explicó con una clase intensiva de su deporte favorito: el pencak silat, y que solía practicar con Ulrich en sus ratos libres.

-¡Buenos días!- les saludó, si ellos iban a segundo de la ESO, ella estaba en tercero. Eso hacía que ellos tuvieran unos 12 años, mientras ella estaba en los 13. (1)

-Hola Yumi, ¿vienes a desayunar? Odd debe estar ya dentro de la cafetería- comentó Jeremy, y esta asintió.

-Ho-hola- murmuró Ulrich cuando esta le miró, y sonrió.

-¿Y qué tal, chicos? ¿Alguna novedad?- preguntó con interés, ajustándose la mochila a la espalda.

-No mucho, Aelita se ha quedado trabajando mientras nosotros estamos en clase, aunque no podré ayudarla esta tarde, tengo que hacer trabajos- comentó Jeremy.

-Y yo con él. Pero seguramente me toque hacer lo mío y lo de Odd- a eso Yumi se rio.

-Madre mía… bueno, yo tendré que cuidar de mi hermano, pero ya sabéis, si me necesitáis… Un toque y vengo- aseguró, tomándoles por detrás.

En ese tiempo ella les había cogido cariño. No por nada se habían jugado la vida todos juntos varias veces desde que, en Septiembre, Jeremy descubriera los secretos de la vieja fábrica y ellos tres, junto a Odd y Aelita, comenzaran su cruzada contra Xana.

-Desde luego- y juntos, fueron a la cafetería, pasando a hablar de cosas más mundanas, más propias de adolescentes.

Y es que al final del día, pese a ser héroes en las sombras eran eso: adolescentes. Ulrich estaba colado por Yumi y se preguntaba cómo decírselo; esta también comenzaba a sentir cosas por él pero era muy incipiente y apenas sabía diferenciarlo de lo que podía pensar de Jeremy. Este estaba preocupado por Aelita pero tampoco quería dejar a un lado sus estudios ya que aquella extravagante misión esperaba tenerla terminada para poco después del verano, y ya con ella en la Tierra, pues quien sabe… y Odd, por su parte, pensaba con el estómago principalmente, y comenzaba también a hacerlo con otras regiones de su cuerpo.

-Bueno, pues hablamos entonces después de clases- los otros tres le vieron de espaldas, parecía estar hablando con alguien.

Cuando se giró volvió a su sitio, con una amplia sonrisa en el rostro, y saludó a los demás cuando estos llegaron.

-¿Con quién hablabas?- preguntó interesada Yumi, los demás se habían sentado con sus bandejas.

-Con Valerie Žličarić, ¡es guapísima! ¿a que sí?- comentó riendo el otro, y miraron a la aludida.

Iba a la misma clase que los chicos, era castaña y llevaba un jersey rosa con camisa blanca y una diadema puesta.

-Si tú lo dices…- murmuró Ulrich, el aludido le miró indignado y los otros dos se rieron.

-¡Oye, es una chica súper simpática y entiende de la moda! Es un alma sensible, como yo…- siempre era igual de dramático cuando quería ligar con una chica.

-Eso también decías de Sissi al inicio- recordó Jeremy, y Odd se sonrojó.

-¿Qué pasa, que uno no se puede equivocar?- le espetó, cruzándose de brazos y haciendo un mohín.

Los demás se rieron mientras la aludida entraba por la puerta con su pandilla, formada por Herb Pichon y Nicolás Poliakoff. No eran mala gente pero… no se llevaban bien con ellos. Entre que la chica estaba enamorada de Ulrich y no le dejaba en paz, que el segundo era el rival de Jeremy en ser el mejor de la academia, y que el tercero era más simple que el mecanismo de una peonza…

-No con la hija del director- comentó Yumi divertida, provocando la risa de los demás.

La charla siguió adelante un rato más hasta que, diez minutos más tarde, terminaron de desayunar y fueron a sus respectivas clases. La mañana avanzó despacio, entre clase y clase Jeremy estaba atento por si había indicios de ataque pero resultó todo bastante tranquilo, así que en esos ratos intermedios hablaba con sus compañeros mientras Yumi atendía a sus lecciones en apariencia pero su mente volaba hacia otras cosas, y preguntándose como le diría a Jeremy para enseñar a Aelita aquello más intimido de su sexo. Igual ni había caído en ello, igual él ya le había contado cosas… tendría que hacerlo pronto, se decía a sí misma.

Hasta que la paz desapareció. Mientras salían de la última clase y ya en dirección a la cafetería para comer, Xana comenzó su ataque y en un edificio de oficinas a unos pocos cientos de metros de Kadic, las luces comenzaron a parpadear y los enchufes chisporrotearon dejando salir un humo negro.

Al ser día de trabajo, estaba hasta arriba de gente trabajando, con mucha gente al teléfono o tecleando en sus ordenadores, charlando ante la máquina de café, o simplemente revisando papeles. El humo negro se movió por el suelo hasta alcanzar la pared por la que subió hasta el techo, donde había una campana. Esta comenzó a sonar con ganas en cuanto la IA interactuó con ella, llamando la atención de todos los presentes.

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Fuertes pulsaciones recorrieron el suelo del sector del desierto hasta llegar a una de las torres: una gran columna con la base negra y cuerpo blanco, con una luz azulada rodeándola que pasó a roja con la acción de la IA. Aelita lo notó de inmediato, sobresaltada mientras escribía las líneas de código.

-Oh, no…- murmuró, asustada, y se levantó. Tendría que localizar la torre activada por su cuenta mientras los demás llegaban.

La pantalla ante ella desapareció en ese momento, anduvo hasta el extremo de la plataforma en la que estaba, y se lanzó al vacío. Normalmente estaba en una torre concreta del sector del bosque, pero podía moverse entre los mismos usando ese mismo truco y aparecer en otra torre del sector de destino. Era la única forma de llegar, de todas formas… Segundos después aterrizó en otra plataforma idéntica a la anterior, y salió por el pequeño puente que unía la plataforma con las paredes, apareciendo en el desierto virtual.

-Veamos…- giró su rostro, buscando las características pulsaciones de su rival.

El paisaje era espectacular, sin duda, con grandes rocas y explanadas flotantes de un tono anaranjado conectados por caminos, siendo el cielo del mismo color. Muy por debajo, el mar digital servía como base de todo Lyoko, era de un bello tono plata pero era mejor no darse un chapuzón en él.

-¡Ahí!- murmuró, a lo lejos vio algunos de los monstruos de Xana: en concreto, un par de cangrejos y tres avispones. Los había nombrado Odd, al parecer se parecían a algo llamado "animales" que vivían en la Tierra. Los primeros eran altos, con cuatro largas patas acabadas en punta y un caparazón; mientras los segundos tenían un cuerpo rechoncho y tubular, con tres pares de alas y una aguja a modo de pico.

Decidió seguirles, seguro iban en dirección a la torre activada. Ella no era tan veloz como los otros guerreros, pero era astuta y podía usar sus poderes para esconderse, consistentes en crear estructuras similares a las que se encuentran en su entorno. Podía ser bastante útil si se usaba bien, aunque no solía necesitarlo. Ese día algo le decía que así sería.

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Mientras, en la Tierra, las campanas de Kadic comenzaron a sonar con energías. Cosa inusual ya que eran y cuarto, pues normalmente cantaban a las en punto. Lo más raro es que sonaban todas y cada una, cuando lo habitual es que resonaran solo las del exterior y las de las clases. Pero hasta las de emergencia se unían a aquel molesto ruido, y que fue en ascenso paulatino con el pasar de los segundos.

-¡Esto es rarísimo!- gritó Jeremy, tapándose los oídos, mientras los demás hacían lo mismo.

Ellos no eran los únicos que estaban en esa situación: los pájaros perdían altura, los gatos corrían de lado a lado, y Kiwi, en el cuarto de su amo, aullaba asustado y con fuertes dolores de oído por el estruendo.

-¡Es Xana seguro!- gritó Yumi, estaban en el patio todos y Jim, entre los gritos de los alumnos, pedía orden.

Fueron directos hasta el bosque, mientras el ruido se intensificaba por instantes y provocaba que hasta los cristales comenzaran a vibrar, así como los estómagos de algunos de los presentes. Según se introducían en el bosque lo que era una muy molesta y aterradora sinfonía de campanas se acabó convirtiendo en un runrún en la lejanía para cuando llegaron a la tapa de la alcantarilla. Para ese momento Jeremy ya había abierto su portátil y hablaba con Aelita.

-¡Jeremy, un ataque de Xana!- inmediatamente pareció el rostro de la chica, se encontraba tras unas rocas para ese momento.

Delante de ella estaba la torre activada, custodiada por los monstruos que había seguido desde la distancia.

-Lo sabemos. Está atacando con sonidos, casi nos deja sordos- gritó, más fuerte de lo que debiera.

-Estamos algo sordos aún, Aelita- añadió Yumi también a voz en grito, al ver como ella se extrañaba de esa voz.

-En fin, vamos para la fábrica, en breve estaremos por allí- comentó Jeremy, levantándose.

-Dudo que el ataque sea sólo esto, de todas formas… Nuestro amigo Xana debe estar ocultando algo- murmuró, y Ulrich le puso una mano en el hombro.

-Yo me quedo, id vosotros- los otros tres se miraron, y asintieron.

Comprobó que los demás se introducían en las alcantarillas, mientras él se volvía a Kadic. Esperaba no equivocarse…

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Las sospechas de Jeremy no iban desencaminadas. Con todo aquel caos, las instalaciones de todos lados se habían quedado vacías mientras los técnicos intentaban recuperar el control sobre las alarmas, lo que incluía a las de la Academia donde los Guerreros vivían. En concreto, en el despacho del director Jean-Pierre Delmas los enchufes también crepitaron y el humo negro de Xana fue directo hasta el ordenador de sobremesa que descansaba en el cuarto, entrando por los cables que lo conectaban a la electricidad. En seguida rebuscó entre los archivos, analizándolos uno por uno sin detenerse y arramplando con todo archivo que encontraba.

Las intenciones de la IA con aquel ataque eran simples y claras: conocer al enemigo. En genérico, la humanidad. En concreto, los cuatro adolescentes que reiteradamente le habían parado los pies. Tenía que saberlo todo de ellos, y no sólo sus caras y nombres. A más supiera y entendiera mejor, y sabía que tenía tiempo por delante, aquella era una partida de larga duración y simplemente acababan de empezar. Coordinadamente había entrado en aquel dispositivo y en otros muchos buscando información en bruto, para ya en Lyoko analizarla en profundidad. Lo más seguro era no encontrar nada valioso de primeras, pero al menos podría encontrar algo de lo que ir tirando para precisar los tiros cada vez más.

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Por su parte, en pocos minutos Jeremy, Yumi y Odd habían llegado a la fábrica, donde bajaron por el ascensor de carga mientras se concentraban internamente. El primero, en cuanto se abrieron las puertas, fue a paso ligero hasta su puesto mientras los demás continuaron bajando hasta la sala de escáneres, donde el primero les escanearía para ir hasta Lyoko.

-¿Listos?- en cuanto se colocó los cascos, la voz del rubio retumbó por todas partes, los otros sonrieron.

-Siempre. ¡Xana, vamos a por ti!- gritó Odd, entrando alegremente a uno de los tres escáneres, en concreto al que estaba al fondo mientras ella entraba al de la izquierda. El otro estaba a la derecha del primero, formando un triángulo equilátero entre ellos.

Estos eran largos cilindros que se elevaban algo más de dos metros, estaban hechos de metal y en sus bases contaban con tubos que los conectaban entre sí que se unían en uno solo que descendía una planta hasta la sala del súper ordenador.

En cuanto entraron Jeremy comenzó a teclear, las puertas se cerraron, un fuerte viento comenzó a soplar, y su interior se iluminaba.

-¡Escanear Yumi, escanear Odd!- en la pantalla de él aparecieron los avatares de sus compañeros.

-¡Trasnmitir Yumi, transmitir Odd!- sonrió de medio lado cuando sus cuerpos pasaron de moléculas a bytes y sus consciencias se transportaban hasta el mundo virtual junto a sus cuerpos.

-¡Virtualización!- en cuanto dio al botón de entrada, los cuerpos de los dos Guerreros aparecieron en los cielos del sector del desierto.

Ella, una geisha con un traje rojo y negro, un cinturón amarillo con un nudo en su espalda y medias blancas con tacones. Él, un gato morado con un dibujo de su perro meando en el pecho, garras y cola incluidas y con unas líneas moradas en sus mejilla que descendían hasta la mandíbula.

-¡Bueno, bueno, bueno! ¿Dónde está el comité de bienvenida?- comentó, mientras se cruzaba de brazos pensativo.

Estaban en una explanada, delante de ellos estaba Aelita cobijada tras unas rocas, y pasadas las mismas, al otro lado de un largo camino que llevaba a una isla anexa, el pequeño ejército de monstruos.

-No me he podido acercar demasiado, me temo. Está difícil que podáis vencerles desde aquí, pero no sé cómo podréis acercaros, la verdad…- murmuró Aelita.

Ella era una suerte de elfo de los bosques, con ropa rosa y caqui. Sus orejas eran puntiagudas y tenían dos aretes en sus lóbulos.

-Perfecto, porque esta es mi especialidad- aseguró Odd, con los puños en su cadera. Yumi rodó los ojos y la otra le miró con algo de confusión.

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Por su parte, Ulrich había llegado hasta Kadic. No dispuesto a dejarse los oídos de nuevo, antes de llegar se tapó las orejas y fue directo hasta su cuarto aprovechando que no había nadie vigilando en los pasillos por estar todos por ahí buscando alguna manera de refugiarse de aquel infernal ruido. En el caso del muchacho optó por rebuscar entre los cacharros de Odd por unos cascos mientras contemplaba con pena como Kiwi gimoteaba bajo las sábanas.

-Ven aquí chico…-murmuró, apenas se oía a sí mismo por el escándalo pero le colocó al animal unos tapones en los oídos, los mismos que él usaba para no oír los ronquidos de Odd.

El perro abrió los ojos contento y movió su cola, lamiendo la cara de un Ulrich que ya se había colocado los cascos del otro en las orejas.

-¡Ya, ya, Kiwi por favor!- gruñó, le levantó fácilmente y lo dejó en el suelo, momento en que decidió salir de allí.

Lo más lógico es que hubieran ido a una zona alejada de edificios que tuvieran timbres o cualquier forma de megafonía, pues Xana se había asegurado de hacer resonar cualquier cosa que pudiera emitir ruido. Eso incluía alarmas, bocinas, móviles… era terriblemente irritante, incluso con los cascos puestos el chico podía oír en la lejanía todo aquel jaleo, y eso le preocupaba. Incluso su tripa retumbaba con los graves más intensos, y trató de recordar lo que Hertz les enseñaba sobre física, pero en esas condiciones le era imposible.

En ello pensaba mientras salía y buscaba con la vista a alumnos y profesores, pudiéndoles ver desde donde estaba huyendo en dirección al bosque, sin duda con la intención de escapar de aquello que, si bien no tenía pinta de ser letal, sí era preocupante y terrorífico. Hasta él sentía miedo, Xana era capaz de provocar el caos más absoluto con relativa facilidad, y a saber lo que podría hacer más adelante.

-¡JIM, JIM!- gritaba, desgañitándose.

Podía ver a varios compañeros de clase por ahí desperdigados y tapándose los oídos, incluso desde allí se seguían escuchando el ruido generado por la IA, hasta que se topó de bruces con el orondo profesor, que saltó de unos arbustos con cara de pocos amigos.

-¡STERN, ¿DÓNDE ESTÁN LOS DEMÁS?- chilló, más por ni oírse a sí mismo que por enfado.

-NO LO SÉ, JIM!- gritó de vuelta él, se dio cuenta que el adulto se había puesto cera en los oídos.

Le señaló unos arbustos más allá y el otro entendió: le indicaba ir allí. Todo aquello parecía seguro, pero quería asegurarse de que Xana no estuviera atacando con alguna máquina o algo, no sería la primera vez. Hacía poco logró controlar un labrador enorme, Odd acabó teniendo que subirse a un árbol para no ser devorado por aquel animal, de hecho se lo encontró días después por la calle y dio tal bote del susto que acabó enganchado de una rama.

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De vuelta a Lyoko, Yumi había tenido una idea: Aelita crearía una roca que ella elevaría con su telekinesis a modo de escudo, de tal manera que mientras ellas avanzaban Odd las defendía de los posibles ataques de los avispones, pues la roca pararía los láseres de los cangrejos. Pusieron el plan en práctica inmediatamente y poco a poco avanzaron por el pasillo, y tal y cómo habían pronosticado, los primeros en llegar fueron los monstruos voladores.

-¡Venid aquí, guapos!- Odd les disparó un par de flechas para llamar su atención y que se olvidaran de las otras dos, que siguieron avanzando.

En la plataforma el chico podía esquivar ágilmente los disparos de los avispones, que volaban en torno a él en círculos concéntricos. Tras evadir varios láseres, dio un gran salto y enganchó a uno de ellos con sus garras, arañando el ojo de Xana que tenían en sus frentes y haciéndole chillar, momento en el que los otros dos se giraran para acribillarle. Claro que en lugar de acertar en el adolescente lo hicieron en su compañero, pues este abrió las piernas en el último instante como si fuera una bailarina, instante en el que cayó al suelo y siguió corriendo haciendo eses.

-¡¿Cómo le van a las niñas, Einstein?!- gritó al aire, el aludido rodó los ojos pero respondió en seguida.

-Van por la mitad del puente, pero date prisa Odd- pidió.

Las veía avanzar despacio. Los cangrejos tenían un disparo más potente que los avispones pero no contaban con su movilidad ni rapidez, aunque lo compensaban con su fuerza. Y a Yumi comenzaba a costarle mantener la defensa, de hecho estaba tambaleándose y Aelita era consciente de que no podría seguir así a perpetuidad. Esta tuvo que dejar la piedra descansando en el suelo, mientras se apoyaba en ella con dificultad y con los persistentes cangrejos aun disparando.

-¿Puedes seguir adelante?- le preguntó la IA, pero la otra se levantó, miró al cielo, soltó aire y asintió.

-Hay que darse prisa, Aelita- esta asintió, y siguieron adelante.

En ese momento varios láseres cayeron cerca de ellas, y es que uno de los avispones que quedaban había ido a por ellas mientras Odd se encargaba del tercero, que estalló al recibir la flecha láser de él en su ojo.

-¡EH, TÚ, BICHO FEO, AQUÍ!- el muchacho intentaba ser todo lo visible posible y llamar su atención, pero el avispón no cayó en la trampa en esa ocasión.

Disparó varias veces, y tres de los impactos cayeron en el pecho de Yumi, que perdió 60 puntos de golpe (2), cayendo al suelo en ese momento.

-¡Yumi, cuidado, estás a 40 puntos!- Jeremy se ponía nervioso, llevaba un buen rato intentando llamar a Ulrich, pero este estaba ilocalizable.

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De hecho este ni sintió la llamada, todo a su alrededor vibraba de tal forma que no distinguía nada debido a las ondas sonoras, o al menos esa sensación le daba. En realidad sólo sus cuerpos lo hacían, pero aquello era suficiente para que a todos les diera la sensación de que estaban sintiendo temblores constantes y que todo a su alrededor reverberaba al son del estruendo general.

-¡SIENTO QUE VOY A VOMITAR!- Nicolás Poliakoff estaba allí, por supuesto con Herb y Sissi a su vera, de hecho esta corrió directa a los brazos de Ulrich nada más verle llegar.

-PROTEGEME ULRICH- lloró ella, tenía los ojos húmedos por las lágrimas.

Este chasqueó la lengua, no entendía lo que hacía Xana… ¿por qué aún no le había atacado? Y entonces calló en la cuenta. Se levantó del tirón y comenzó a correr dirección a la fábrica, insultándose a sí mismo por dejar a Jeremy a solas en la fábrica a merced del ataque de la malvada IA. Claro, crea toda esta distorsión, les separa… y así tiene vía libre para atacar al otro, seguramente por eso le estuvieran llamando tanto. Sintiéndose profundamente estúpido salió corriendo sin ser consciente que aquel no era el plan de Xana, que seguía robando toda la información que encontraba en los ordenadores de Kadic y de numerosos edificios de oficinas.

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En Lyoko, las cosas seguían en mal lugar para los Guerreros: habían derrotado a los avispones pero Yumi estaba con menos de la mitad de la vida y Odd había cometido una temeridad al saltar encima del avispón que quedaba, estando a punto de caer al mar digital. Por suerte se logró agarrar del borde del sector, pero los cangrejos aprovecharon y le dispararon varias ráfagas desvirtualizándole casi en el acto, apareciendo en el escáner con cara de susto y con mal cuerpo por los dolores del costado.

-¿Estás bien, Odd?- preguntó Jeremy por la megafonía, y este asintió, molesto.

-Maldito avispón, me la jugó…- murmuró, dándole una patada a uno de los escáneres, molesto.

-Sube anda, antes de que te cargues algo- y el otro sólo pudo sonreír estúpidamente a la cámara, con una mano tras la nuca.

Sin embargo los ánimos en el mundo virtual no eran tales. Yumi no estaba como para poder jugársela con los cangrejos, y Aelita no sabía muy bien qué hacer. En momentos así se sentía bastante inútil.

-¿Jeremy, está allí Ulrich ya?- preguntó ella, la otra intentaba sacar la cabeza para poder apuntar a los cangrejos pero estos disparaban en cuanto la veían mínimamente, imposibilitando la tarea.

-No, que va, ¿por?- respondió. Ella bajó algo el rostro unos instantes, pensativa.

-En ese caso, haré lo más lógico- declaró, y entonces salió de detrás de la roca, mientras cantaba.

-¡¿Qué haces, Aelita?!- chilló Yumi, sin entender nada.

Jeremy tecleó, con el corazón en un puño y empezando a sudar en frío para tener una vista desde los ojos de una de ellas y al menos saber qué sucedía. Se encontró con una imagen surrealista: Aelita estaba andando, empujando una roca de pequeño tamaño pero lo suficiente para que la protegiera de los disparos y a la vez lo bastante ligera como para que ella pudiera moverla, ante la atónita mirada de Yumi.

-Joder, es lista…- murmuró esta, entendiendo. Los cangrejos estaban tan centrados en Aelita y en disparar a matar que se olvidaron de ella.

Salió a su vez de tras la roca y lanzó sus abanicos, logrando dar en blanco en uno – que estalló – mientras el otro se centraba en ella de nuevo y pasaba de Aelita, que se ocultó tras la pequeña piedra que usó a modo de escudo y colocándose en posición fetal. Un segundo estallido le indicó que su compañera logró derrotar al cangrejo, así que sacó su cabeza y volvió a correr en dirección a la torre.

-¡Buen trabajo a las dos!- Jeremy medio se trababa por los nervios de aquel escena, duró apenas un minuto pero a él le pareció eterna, hasta Odd parecía sorprendido.

-Voy preparando la vuelta al pasado, tú sal fuera y busca a Ulrich por si hay que salvarle- ordenó Jeremy, y este asintió.

No se fijó, pero tenía el ceño ligeramente fruncido. Segundos después Aelita entró a la torre activada, anduvo por la plataforma hasta su centro y se dejó elevar hasta su cúspide, donde aterrizó en un segundo círculo en el que se encontró con una pantalla. Colocó su palma y comprobó cómo se escribían unas palabras en la misma: Código: Lyoko. La torre acababa de ser desactivada, y Jeremy ni se lo pensó.

-¡Vuelta al pasado!- y en cuanto presionó el botón de entrada un haz de luz blanca lo rodeó todo, retrocediendo de esta forma en el tiempo varias horas hasta antes del ataque de Xana, volviendo de esta forma hasta la mañana.

Se encontraron a ellos mismos en el comedor, con los platos ya vacíos y sus estómagos llenos.

-Madre, que ataque más bestia loco- murmuró Odd, tapándose la cabeza.

-Ya te digo… y mazo raro- exclamó Ulrich. Jeremy y Yumi le miraron curiosos.

-¿Por? No es la primera vez que controla aparatos eléctricos- terció ella.

-Sí, pero… no nos ha atacado en concreto. Ha sido algo más bien general, pero no con la intención de… matarnos- entendiendo, Jeremy se acarició la barbilla.

-Sí que es raro… Algo debe tramar- comentó simplemente, levantándose.

Los demás notaron su mal humor, pero lo achacaron a simplemente tener que volver a asistir a las mismas clases del día, cosa que tendrían que hacer ellos igualmente y les daba bastante pereza. Pero era uno de los gajes del oficio de ser un Guerrero Lyoko. Sin embargo eso no era lo que molestó al rubio, sino otra cosa. Una que no entendía del todo bien, pero… estaba molesto con Aelita. ¿Por qué? A saber, no le había pasado cuando los demás habían hecho estupideces, como acababa de hacer Odd, y sinceramente no estaba enfadado con él… pero por alguna razón con ella sí. Lo tendría que hablar con la IA al volver de clase.

Estas pasaron rápido para el rubio, que hacía como que atendía pero en realidad le daba vueltas y vueltas a sus emociones. En su fuero interno no acababa de entender qué estaba haciendo, no era algo que hiciera alguien lógico. Y tenía miedo de las ideas que estaban apareciendo por su cabeza, aquello era imposible y más propio de un loco que de alguien cuerdo y en sus cabales. Probablemente tanto trabajo le estaba afectando, o a saber. Estuvo con el tema casi toda la mañana pero era lo bastante buen actor como para aparentar que estaba atento, además recordaba las explicaciones de la última vez por lo que no tendría problemas.

-¿Te encuentras bien, Jeremy?- preguntaba Ulrich, había salido de la última clase y volvían, otra vez, a la cafetería para comer por segunda vez.

-Sí, sí, claro… sólo estaba algo cansado, es todo. ¿Entonces a ti Xana tampoco te atacó?- claramente había cambiado de tema, cosa que de primeras sorprendió a Ulrich.

No quería presionarle. Decidió dejarlo pasar y le respondió- Pues sí tío, y eso me ralla mucho. Es muy raro- a eso Odd asintió.

-¿Hay alguna manera de saber qué pudo haber logrado?- preguntó, y Jeremy negó.

-Me temo que no, la vuelta al pasado lo devuelve todo a su estado anterior al ataque. No lo sabremos nunca, imagino- respondió.

Fueron andando por los pasillos hasta llegar al comedor, allí estaba ya Yumi, que les saludó desde lejos afablemente.

-¿Qué tal, chicos? Os lo habéis pasado bien en la revisión del día?- bromeó, y Odd bostezó con ganas.

-Pues ha sido incluso más aburrida que la primera vez, y mira que el nivel estaba alto- aseguró, mientras se colocaba bien el asiento.

La chica se dio cuenta rápidamente de que Jeremy parecía estar rumiando algo en su cabeza, pero no sabía muy bien si decirle algo.

-¿Tu mañana qué tal, Yumi?- preguntó de inmediato Ulrich.

Ella le miró con algo de sorpresa, pero entendió que debía haber visto venir sus intenciones de alguna manera. No debía ser buena idea, por ahora.

-Bueno, en lengua…- en ese momento Jeremy se levantó.

-Disculpad, yo… no me encuentro muy bien chicos. Me voy a mi cuarto, adiós- lo dijo con la suficiente sequedad como para que a los demás les dejara claro que no quería conversar con nadie.

Sin más, se fue dejando a los otros tres sin entender- ¿Qué mosca le ha picado a este?- preguntó Yumi, y Ulrich se hundió de hombros.

-Hmmm, hmmmm mmmm- Odd tenía la boca tan llena que no se le entendió nada, las caras de los otros dos se lo dejaron claro.

-Creo… que tiene que ver con Aelita- comentó Odd, cuando tragó.

-Puede ser… se la jugó mucho esta vez, la verdad- comentó Yumi, seria.

Jeremy no lo iba a reconocer ante ellos, pero así era. Mientras subía por las escaleras intentaba calmar sus emociones y ser todo lo frío y lógico posible… pero era humano. Y los humanos a veces eran viscerales, y en esa ocasión él lo iba a ser. En cuanto llegó a su cuarto, cerró la puerta tras de sí y encendió la pantalla. Aelita apareció, sonriente como siempre.

-Hola, Jeremy. ¿Cómo estás?- preguntó ella, afable.

El chico apretó los puños, toda ira se había ido de golpe- Que sea la última vez que haces eso, Aelita- murmuró, y ella le miró sin entender.

-¿P-porqué te la jugaste así? ¡Pudiste morir!- ante esa idea él comenzó a llorar un poco.

Aelita le miró con preocupación. ¿Qué eran esas gotas saliendo de sus ojos, y por qué se habían enrojecido? ¿Había hecho algo mal? Aquella había sido una acción lógica, ¿se había equivocado en su análisis?

-Yo… yo llevo mucho tiempo luchando por sacarte de ahí, Lita…- siguió, las lágrimas caían en la mesa como una fina lluvia.

-Noches y noches en vela, y cuando te vi, yo… pensé que te matarían, que no te volvería a ver, y que todas esas noches no…- murmuró, gimoteando.

Ella intervino entonces, cuando vio que comenzaba a temblar. Su voz era calmada y serena, en contraste con las intensas emociones de él.

-Era la acción más lógica, Jeremy. Yumi tenía pocos puntos y teníamos que avanzar de tal forma que ella pudiera derrotar a los cangrejos. Pensé… que era buena idea- ante eso él se dio cuenta de su insensibilidad.

Y recordó que ella no era humana. Que era una IA, extraordinariamente inteligente… pero no era humana. No les entendía, puede que nunca lo hiciera… pero él le enseñaría.

-Las emociones humanas son… muy intensas. Y nuestro mundo muy amplio. Es culpa mía, esto… me centré tanto en sacarte que no recordé prepararte para cuando llegaras- murmuró, con una ligera sonrisa.

Sus ojos seguían acuosos pero su rostro ahora era más calmado, casi alegre incluso. Ella no entendía nada.

-E ilógicas. Intensas e ilógicas- comentó ella, seria, y entonces Jeremy se rio. Sí, sin duda lo eran…

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Espero que os haya gustado leerlo tanto como a mi escribirlo. Este fanfic está conectado con Nueva Generación: Proyecto Cartago, y que se encuentra más adelante en la línea temporal de este. Habrá referencias en ambos de eventos del otro.

(1) En Francia la ESO no existe, sino que van de sexto a primero, estando los chicos en cuarto y ella en tercero.

(2) Cada disparo de un avispón quita 20 puntos, los de los cangrejos pueden quitar entre 10, 40 y 80 según el ataque: disparos rápidos, disparo triple o láser desde la tripa, respectivamente.