Venus
Capítulo 1: You'll miss me when i'm not around.
El tic-tac del reloj estaba a punto de volverlo loco.
Era verano por todos los cielos, nadie debería tener que verse encerrado en una oficina con un calor tan infernal, con el solo consuelo del zumbido de un pequeño ventilador obsoleto. El cuarto entero tenía la pinta de un viaje a través del tiempo: beige, con manchas de humedad y un ligero aroma de madera rancia. Tomó nota del grueso monitor amarillento y de los fólderes manila apilados a un lado del escritorio. ¿Acaso el sistema escolar había abandonado a esta escuela pública? O era solo el triste recuerdo preservado de la oficina de una anciana que se negaba a seguir con el acelerado progreso del tiempo y la tecnología.
"Hablo enserio Brick, te convendría firmar esa ficha antes de terminar esta sesión. Sino tendríamos que coordinar otra reunión para la tarde del viernes y no creo que ninguno de los dos quiera desperdiciar el tiempo del otro…"
El muchacho despertó de su estupor para mirar a la persona que se encontraba frente a él, entrecerrando los ojos ante la sensibilidad de la cálida luz que atravesaba las hendiduras de unas polvorientas persianas. Se tomó unos segundos para contemplar a su asesora.
La mujer era anciana, delgada y angulosa por donde se le viera. Si tuviera que describirla con una palabra, probablemente sería "reliquia" sino "momia", cuando estaba de malas. Ambos intercambiaron miradas, rojo contra el azul grisáceo protegido por un par de gafas de media luna y montura gruesa, sus labios pintados color carmín se torcieron en una mueca severa mientras levantaba una de sus cejas.
Brick miro el contenido de la hoja, luego a la mujer y de nuevo la hoja.
"Espero que disculpes mi escepticismo Judith… pero… no estoy seguro de qué forma esto funcionará para mi caso…" mencionó, y hablaba en serio.
La mujer suspiró, apartando la vista del muchacho, y sus uñas largas y pintadas comenzaron a digitar sobre el teclado mecánico más infernalmente ruidoso que había tenido el chico había tenido placer de escuchar. Tras un breve intercambio de miradas con su monitor, lo volteó en su dirección para que pudiese verlo mejor.
"¿Ves lo que hay aquí, hijo?" le preguntó. "Estas son tus notas académicas del penúltimo semestre del año pasado."
El pelirrojo miró sin particular interés el contenido de su ficha. Puros seis… sietes… lo suficiente como para dejarlo pasar de año sin molestias. Él sonrió para sí mismo por dentro, siempre se encontraba al límite de todo, límite de calificaciones, límite de faltas, límite en conducta. Era un estudiante mediocre, que iba a hacer al respecto, él ya sabía que era mucho más listo que el resto y no necesitaba de un sistema que lo pusiera en un pedestal de oro para probarlo.
"Lo veo, ¿y cuál es el problema con ello?" mencionó inocentemente mientras jugueteaba con la pluma que tenía en las manos, haciendo caso omiso del rostro de desaprobación de la señora.
"Que estas son tus notas del último ciclo escolar." indicó, mientras deslizaba el ratón para ver el contenido restante. Un montón de tres y cuatros, e incluso un mísero dos se asomaba a un extremo. "Y este es tu porcentaje de asistencia…" le mostró, 30% … casi un mes entero de faltas en el último trimestre. "Tienes suerte de que los maestros de ahora tomaron en consideración tu breve presencia en sus clases para calificarte," mencionó con severidad mientras entrecerraba los dedos con desaprobación. "En mis tiempos de educadora no habrían dudado en ponerte más que un 1."
Así que estuvo a punto de llevarse el año, vaya cosa. Brick no le prestó importancia, estaba demasiado ocupado analizando los objetos que se encontraban encima de su escritorio. Un portarretratos, una vieja planta, incluso tenía de esos letreros pequeños que tenían grabado la inicial y el apellido del oficinista en cuestión. "J. Oak" narraba.
Joke pensó para sus adentros, sin levantar la mirada ni hacer ningún gesto que revelara su chiste interior.
"¿...Y?"
Después de unos segundos de incómodo silencio, se dignó en finalmente preguntar.
"Eres un alumno en código rojo, tienes el riesgo de perder el año si no subes tu promedio el próximo semestre." declaró la mujer, mientras se reclinaba sobre su asiento, acomodándose para contemplarlo mejor. "Y he visto tu historial de asistencia ni bien comenzaron las clases. De las dos semanas de escuela solo llegaste a asistir 5 días."
Su ominosa figura a contraluz no hizo más que exasperar al muchacho. El ya era consciente de esto, es más, él sabía que se lo estaba buscando, y no podía importarle menos. ¿Y qué si no terminaba la preparatoria? ¿acaso la secretaría de educación de townsville lo veía como un becado potencial? ¿Esperaban acaso que terminará como otro universitario de fraternidad más?
Él sabía perfectamente lo que la vida le deparaba en cuanto cumpliera la mayoría de edad, encontraría grandeza en otros lugares que no fuera la carrera de un humano común y corriente. Era ambicioso, pero no estúpido respecto a su condición.
Encajó la mandíbula con fastidio mientras levantaba la vista para fulminar con la mirada a su asesora, una mezcla de ira y desafío en sus orbes carmesí.
"Quizás no tengo intención de terminar el año…" masculló, mordiéndose la lengua para no ser más mordaz de lo que debería. Esta conversación sumada al infernal calor y el infinito pasar del tiempo no hacían más que acrecentar su irritación. "¿Por qué tan solo no nos ahorramos la molestia y me expulsan de una buena vez?" musitó, mientras le deslizaba de forma brusca la hoja que le había entregado.
La orientadora logró atrapar con la punta de las uñas el documento antes de que este cayera al suelo. Aunque le dirigió una mirada de severa desaprobación se negó a rebajarse al mismo nivel emocional que el del estudiante. Había lidiado con peor.
"Quizás…debo recordarte que tu caso es una excepción y no una regla en esta institución". le mencionó, mientras apoyaba su barbilla puntiaguda sobre sus dedos con los codos apoyados sobre la mesa para poder contemplarlo mejor. "Dado tu historial…formas parte del programa de rehabilitación para delincuentes de Townsville, y debido a tu edad, tu única responsabilidad como ciudadano es terminar con tus estudios como prueba de tu buena conducta y compromiso para y con la sociedad." la señorita Oak levantó una de sus cejas mientras observaba la casi imperceptible rigidez que se apoderaba de Brick. "Si te rehúsas a completar el programa de reintegración, lo único que te espera en cuanto cumplas la mayoría de edad es la penitenciaría federal."
Brick lo disimulaba muy bien pero en el fondo sentía como las náuseas se apoderaban de su cuerpo. ¿Prisión? ¿bajo qué cargos? Mierda que hizo cuando era solo un niño, okay, quizás mierda que aún hace, muy de vez en cuando, pero con mucho menos heridos o destrucción a la propiedad pública. Pero que hijos de puta, era tener que terminar su sentencia en una cárcel o terminar en otra real.
"Sé exactamente lo que estás pensando hijo…" mencionó la asesora mientras acomodaba el contenido de sus cajones, buscando una especie de objeto. "Esto es una injusticia, ¿Cuál es la diferencia entre uno y el otro? pero déjame decirte desde ahora, que la cárcel no es un lugar para tí. No tendrías porqué estar arruinando tu vida cuando tienes la oportunidad de dejar de lado todo tu pasado." Se detuvo unos segundos en cuanto encontró su objetivo, una cajetilla de marlboros de color verde y un encendedor metálico.
"Quizás nunca te lo he mencionado, pero antes de ser orientadora académica trabajé en una penitenciaría como coordinadora de actividades, y los hombres que se encuentran ahí…" Cruzó los brazos a la altura de su pecho mientras cruzaba las miradas con el chico. "... bueno, digamos que morirían por una oportunidad como la que tienes ahora, por más "injusto" que lo consideres." opinó, mientras hacía la acotación de comillas con los dedos.
Los ojos de Brick se fijaron en la hoja de papel de nuevo, y con el entrecejo fruncido se dispusó a leerlo nuevamente, esta vez conscientemente de lo que leía.
Era un documento de compromiso con la escuela, donde se supone que Brick reafirmará sus responsabilidades y voluntad de asistir a clases en lo que reste del año con el mero objetivo de que se graduara. "Solo una promesa vacía", pensó, ya que del dicho al hecho… pero sus ojos se fijaron en el resto del contenido, las palabras PROGRAMA DE TUTORÍA y TERAPIA resaltando a la vista.
"¿Se supone que me quedé hasta después de las tres de la tarde?" Farfulló con molestia.
"No, la escuela te asignará a una persona de promedio sobresaliente que pueda asegurar la regulación de tu promedio." Aclaró la mujer. "Si deseas que sean después de clases o hasta incluso durante el fin de semana quedará de acuerdo a la coordinación de ambos." Sus palabras lograron calmar de alguna forma a Brick, así la escuela no se encargaría de supervisarlo. "No obstante, esta persona será tu guardián y custodio por el resto del año, asegurándose que pongas de tu parte con el compromiso y no desperdicies tampoco su tiempo y esfuerzo." Mencionó esto dirigiéndole una mirada severa.
"Me pregunto quién será el desafortunado imbécil que intenté vigilarme." Mencionó Brick para sus adentros, quisiera ver a algún ñoño del círculo de honor tratando de darle órdenes mientras le enseñaba acerca de binomios al cuadrado. Se preguntó por cuánto tiempo podría tolerarlo antes de mandarlo al hospital. Estaría perdido de todas formas si es qué sobrepasaba los límites de su paciencia.
"Y respecto a la terapia…" prosiguió la orientadora, haciendo que Brick regresará a la realidad. "Bueno… digamos que tendrás que aguantar mi presencia de vez en cuando… por lo menos cada quince días quiero que vengas para observar tu progreso."
"No sabía que eras terapeuta, Judith…" contestó el muchacho sin intención de ocultar la ironía dentro de su voz.
"De hecho, si lo soy hijo, y no me llames Judith, soy la señora Oak o Miss Oak para tí." manifestó la orientadora, aunque sabía perfectamente que a ambos les daba igual como se referían al otro, era tan solo protocolar el hecho de mencionárselo de vez en cuando.
Brick la contempló por un rato antes de tomar de nuevo la pluma metálica con la que había estado jugando. Firmó el condenado documento y cuando estuvo a punto de soltar la pluma, la doctora Oak le deslizó otra hoja de papel.
"¿Qué es esto?" preguntó.
"Una carta de compromiso disciplinar donde rectificas que no ocasionarás problemas ni a la escuela ni a tí mismo, redactada por mí." La asesora señaló con el brazo mientras lo miraba de perfil y volteaba su silla hacia otro lado. "No queremos repetir lo que sucedió el año pasado y es un bonito detalle a agregar considerando la generosidad que la escuela tiene contigo."
Brick no creyó ni una mierda nada respecto a la generosidad del colegio, esto apestaba a una confabulación entre la momia y la directora. Pero firmó de todas formas la carta como si hubiera sido suya sin tener que leerla. Lo que sea que consiguiera sacarlo de la maldita oficina lo más pronto posible.
Se levantó en cuanto soltó la pluma de forma precipitada, pero la anciana no se inmutó en mirarlo, muy ocupada en darle la espalda. "¿Eso es todo?"
"Sí Brick, puedes retirarte. Ten un buen ciclo escolar y… recuerda alejarte de los problemas."
Mientras el pelirrojo se agachaba para recoger sus cosas, un ligero y familiar aroma le llegó a los orificios nasales. No pudo evitar sonreír para sus adentros mientras se dirigía a la salida.
"A propósito Judith, estoy seguro que la escuela te pondría un aire acondicionado si tan solo dejarás de fumar dentro." se burló, observando cómo se asomaba una ligera nubecilla de humo blanco.
"Adiós Brick." proclamó la asesora de una forma que sugería vete de una buena vez.
Brick cerró la puerta aún con expresión burlona mientras se dirigía al pasillo que conectaba las oficinas administrativas con el resto de la escuela. Pero la risa le duró poco en cuanto proceso la sesión que acababa de tener y la desdicha que le esperaba sin importar la elección de su destino.
Con una expresión tensa y apretando los puños. Brick siguió su camino.
Blossom estaba lidiando con una pequeña crisis hoy día.
Deslizó el pulgar sobre la pantalla de su celular mientras leía los comentarios de la última publicación del medio. No podía procesar el hecho de que tantas personas estuvieran siguiendo esa página. ¿Esto era alguna especie de broma de mal gusto? ¿Quién era el responsable de algo tan estúpido?
Había recibido el link esa misma mañana, alrededor de las seis am después de su rutinario trote matutino. No era la primera vez que un anónimo se dedicaba a mandarle alguna que otra página de odio hacia las powerpuff girls, dios sabía que tenían suficientes enemigos como para llenar una, valga la ironía, cárcel. Ella seguía todas y cada una de ellas, enterándose de cada rumor, comentario soez y demás estupideces que los seguidores de esas páginas subían y compartían para que vieran el resto.
Pero esta era la primera vez que recibía una página como esta.
Era una compilación de imágenes de ella y sus hermanas en situaciones…sugerentes. La calidad de su edición era variada, desde terribles trabajos de photoshop sobre voluptuosos cuerpos en bikini hasta casi convincentes imágenes a cuerpo desnudo con sus rostros difuminados encima.
Sentía un nudo en la garganta mientras revisaba las colecciones de cada álbum de fotos, prestando especial atención a los comentarios de los usuarios de la página. Sintió ganas de devolver lo que había comido en cuanto se fijó que había una colección de fotos reales de ella y sus hermanas, para su horror, algunas incluso de cuando eran poco más que simples pubertas de 13 años. La más reciente de todas era de una sesión de fotos para una colección de ropa de baño en la que habían posado como modelos hace menos de un año.
Mordió una de sus uñas mientras miraba que no tuviera a nadie que pudiera fijarse en lo que hacía antes de hacer tap a una de sus fotos.
Se vió a ella misma de hacía un año, con su figura delgada y de pecho plano sonriendo para la foto. Llevaba puesto un bikini blanco que a su parecer era bastante inocente, pero los comentarios vulgares e inapropiados no se hicieron esperar dentro de los comentarios.
Sus mejillas comenzaron a enrojecer mientras leía lo que pensaban otros usuarios de ella: comentarios acerca del tamaño de sus pechos, la palidez de su piel o la delgadez de sus piernas. Comentarios acerca de lo que les gustaría hacer con ella. Comentarios alabándola como si fuese una diosa a la que quisieran corromper de las formas más degeneradas que había leído en su vida. Había incluso un sujeto comentando cómo le gustaría lamer sus ojos porque le recordaban al algodón de azúcar.
Hizo una mueca de asco mientras continuaba con el, bastante largo, scroll de comentarios.
Pero hubo un comentario que llamó su atención por encima del resto, era uno con más comentarios en respuesta apilados uno detrás de otro, un corto manifiesto.
"Lo que hace a Blossom incluso más deliciosa que el resto de sus hermanas es su cara de mosca muerta y su actitud de monja ante las cámaras de la prensa. Todo el mundo sabe que una chica como ella a su edad, con ese rostro y esas piernas son tremendas putas en el fondo." declaró un usuario sin ninguna foto de perfil ni un nombre que Blossom pudiese identificar.
Varios usuarios respondieron con aprobación y otros incluso debatieron respecto a su condición de doncella, desatando una serie de intercambios de más comentarios soeces que estremecieron la columna vertebral de la heroína.
"No creo que esa chica haya estado cerca de una v… todavía, se le nota por lo ancho de sus caderas. Apenas y se le notan."
"Su hermana la rubia es tremenda zorra y su otra hermana una marimacho, no me sorprendería que la pelirroja sea la que acabe en un convento."
"Lo hice con Blossom en un concierto el último verano, lol. Ella tiene experiencia y sabe como moverlo B)."
"LO QUE LA HACE MÁS HERMOSA QUE SUS HERMANAS ES JUSTAMENTE SU VIRGINIDAD. NO ES COMO LAS OTRAS CHICAS DE SU EDAD. ELLA ES DISTINTA, LIMPIA Y LIBRE DE CUALQUIER PECADO. NO PIENSO ESCUCHAR COMO MANCILLAN EL NOMBRE DE NUESTRA DIOSA EN VANO."
Se detuvo con el último enunciado sorprendiéndose con el nivel de insolencia de los usuarios de internet. Enrojeció con ira, pero no sabía exactamente porqué. Odiaba con furia a los usuarios que ponían en duda su virtud, pero también detestaba a aquellos que la ponían a un pedestal por ello. ¿Qué le iba o le venía a esas personas si es que ella hubiese tenido sexo o no? ¿Por qué era un tema de conversación que requería el debate entre cientos de sujetos sin vida en el internet?
Frunció el entrecejo mientras apartaba su mirada de su teléfono. Eran solo gajes del oficio que venían con el hecho de ser una figura pública y un aparente ídolo juvenil en una ciudad tan conocida como Townsville.
Estaba acostumbrada al odio, a los chismes y a la adulación de sus seguidores. Pero desde que su cuerpo había cambiado había descubierto un enfoque mucho más desagradable dirigido hacia su persona y la de sus hermanas. Su sexualidad.
Bubbles era usualmente el foco de atención del público masculino, porque de las tres hermanas era ella quien contaba con la mejor figura en cuestión a atributos físicos. Su pecho era mucho más prominente que el suyo, y sus caderas eran más anchas, dándole una apariencia de reloj de arena desde incluso poco después de llegar a la pubertad. Y aunque era bajita y a primera vista regordeta, lo compensaba con su actitud extrovertida y personalidad amable. Era una influencer popular con más de un millón de seguidores en Instagram, le gustaba y hacía amigos con facilidad. Y a los hombres les encantaba su actitud infantil y juguetona, era parte de sus turbias fantasías con la rubia.
Buttercup no se quedaba atrás realmente. Su figura era atlética y su trasero y piernas sus atributos más aclamados. Si el carisma era la cualidad más glorificada de Bubbles, la hostilidad y mal carácter de Buttercup la ponían en un pedestal a los ojos de sus admiradores de todos los sexos. Buttercup no tenía pelos en la lengua a la hora de responderle a la prensa, siempre reclamando y llamándolos por adjetivos negativos. Si a BC no le gustaba algo, BC lo decía sin ningún problema. Era una atleta regional innata, siempre participando en eventos deportivos. Se había hecho un renombre en las ligas femeninas que superaban incluso su popularidad como superheroína, pero a pesar de los rumores Buttercup no era lesbiana (para decepción de sus admiradoras femeninas). Es más, había comenzado a salir con su amigo de la infancia Mitch Mitchelson, un muchacho que Blossom en realidad no tocaría ni con una vara de 6 metros.
Y luego estaba Blossom… aburrida, formal y "falsa" Blossom.
Aunque su cuerpo se había desarrollado de forma equilibrada a comparación de sus hermanas y su rostro era ovacionado como la más bonita de las tres (no lo decía ella, literalmente hicieron una votación al respecto en una revista adolescente), no tenía nada que resaltar en cuanto a personalidad a los ojos de los seguidores de las Powerpuff Girls. Su actitud del "deber llama" y sus declamaciones heroicas eran vistas como una especie de charlatanería o una faceta que Blossom había creado como líder del equipo. La gente no estaba segura de cuál era su verdadera personalidad, cuando hablaba en televisión la calificaban tanto de pretenciosa y somnífera que la ojirrosa comenzó a detestar tener que hablar en público.
No era tan comentada, ni tan popular como el resto de sus hermanas, es más, Blossom rara vez publicaba en sus redes sociales y la mayoría de ellas se encontraban en privado. Tampoco tenía demasiados amigos con los que compartir el resto de su vida, y aunque en público ella pareciese una persona desesperada por estar en el reflector, en realidad era una muchacha introvertida e incómoda socialmente. Una nerd que prefería quedarse en casa a estudiar o leer a salir a fiestas como el resto de chicas de su edad.
Sus hermanas solían tomarle el pelo al recordar su nulo historial de citas con los varones. Y no era porque no tuviera admiradores o muchachos dispuestos a salir con una celebridad como ella, sencillamente era que no sabía cómo lidiar con la atención masculina o los avances que pudieran hacerle estos. Un problema que le solía causar dolores de cabeza constantes.
Pero aparentemente era "popular" en un grupo de indeseables justamente por su incapacidad para conseguir pareja. Ella a comparación de sus hermanas era algo que podía conseguirse. Algo inmaculado. Limpio de mancha alguna. Y como lo detestaba.
Una cosa era mantener su virtud por decisión propia y otra ser aclamada por un montón de incels de internet que la consideraban digna de sus sucios y pervertidos deseos. Ella no quería ser admirada por algo tan ridículo, es más no quería ser objeto de la atención de nadie que no pudiese verla como algo más que una virgen radiante en el monte y tampoco le gustaba cómo tenían que insultar a sus hermanas para vitorearla.
Tenía suficiente con su propia imagen personal.
Y aún así, decidió guardar la dirección de la página dentro de su navegador. "Para investigación posterior" musitó para sus adentros.
Suspiró mientras descansaba su barbilla encima de sus rodillas sentada en las tribunas del campo de fútbol de la escuela.
Acababa de finalizar el primer día del segundo semestre de la preparatoria de Townsville y como siempre, ella se encontraba de observadora, esperando a que sus hermanas terminaran con sus respectivos entrenamientos. Podía haberse ido mucho más temprano pero se supone que tenían que regresar juntas de la escuela.
"Hola perdida…" una bolsa de comida se asomó sobre su cabeza, mientras que una muchacha castaña con un corte de cabello similar se sentaba a su lado. Blossom sonrió al percatarse de la presencia de Robin. Su, quizás única , amiga cercana. "¿Disfrutando la vista?" bromeó mientras dirigía una mirada pícara hacia el campo de fútbol, mientras que el equipo de fútbol americano, un montón de jocks y patanes se encontraban tonteando sin camisa mientras se lanzaban balones y reían estúpidamente. Blossom hizo una mueca de indiferencia.
"Difícilmente." admitió mientras se encogía de hombros. No podía imaginarse con algún sudoroso, sucio y grasiento atleta. Esos eran más del gusto de su otra hermana.
"¿Qué haces muñeca?" Preguntó la muchacha castaña mientras miraba en la dirección hacía donde miraba la pelirroja. "¿La escuela te da créditos extra por vigilar la preparatoria? ¿Debería apuntarme como extracurricular?"
Blossom río sarcásticamente con un resoplido. "Ha ha, no, solo espero a que mis hermanas terminen para poder irnos juntas a casa."
"Ya veo" dijo Robin fijándose en un par de coletas rubias en la base de una pirámide. El equipo de animadoras practicaban una de sus coreografías. Su uniforme blanco con azul resplandecía en cuanto la brillantina de la tela eran tocadas por la luz del sol. Por encima del resto de sus compañeras era la que demostraba más entusiasmo con una simple práctica. "Sabes estoy bastante sorprendida de que de verdad se encuentren practicando, usualmente se ponen a grabar tiktoks." Abrió una bolsa de patatas fritas de su almuerzo. "¿Quieres unas?" le ofreció, colocando la bolsa debajo de su rostro.
El súbito olor grasiento de las papas le revolvió el estómago a la pelirroja, quien declinó cortésmente mientras apartaba el rostro del aperitivo. "No gracias, tendré que cenar más tarde."
"Oh bueno, más para mí." la castaña tomó un puñado y se apresuró en masticarlo. "Estoy muerta, me pregunto porque sigo tocando el estúpido clarinete. Ni siquiera me gusta tocar esta cosa. No se supone que deba tener tiempo para la banda carajo, estoy a punto de graduarme, debería estar dedicándome solo a estudiar."
Blossom asintió de forma comprensiva, realmente ella se encontraba lidiando con la misma dificultad a la hora de manejar sus tiempos. Había tenido que abandonar el club de debates y robótica antes de empezar el nuevo año escolar, decidiendo dedicarse exclusivamente a su deber como presidenta del consejo estudiantil. Al considerar sus estándares universitarios necesitaba concentrarse en sus estudios para poder acabar el año con puros sobresalientes. No le apenaba tanto de todas formas, ni siquiera había logrado hacer amigos en ninguno de los clubes, sentía que nadie iba a extrañarla.
Sintieron la ligera brisa veraniega acariciar sus cabellos, a lo que la joven humana se estremeció ligeramente, aunque el calor aún se sentía el otoño se encontraba pisándole los talones. Blossom lo encontró reconfortante, tiempos como este, de tardes cálidas y noches frías le resultaban perfectas. Equilibradas incluso a pesar de ser un lastre.
Ambas chicas voltearon en la misma dirección en cuanto se percataron de una figura que se les aproximaba.
Buttercup llegó trotando con su uniforme de atletismo,la frente y el cuello empapados de sudor. Sus mejillas tenían un ligero tinte rosa debido al ejercicio y su respiración aún se esforzaba en regularizarse.
En lugar de dirigirse hacia ellas con un saludo lo primero que hizo fue tomar una botella de agua del bolso del almuerzo de Robin con un breve "dame eso".
"Bueno, ¿de nada?" Robin la contempló anonadada mientras Buttercup bebiá largos y sonoros tragos de su botella. Al terminar de beber con un fuerte suspiro se echó lo que quedaba de agua encima del rostro.
El agua le goteo desde la barbilla hasta la altura del pecho, mojando su camiseta de deportes. De repente Blossom sintió como si el bullicio de fondo se detenía súbitamente. El equipo de fútbol había parado su práctica para poder observar el espectáculo en las tribunas. Podría jurar como algunos de los deportistas comenzaban a babear ante la visión de Buttercup en pantaloneta.
Su hermana morena se tendió boca abajo sobre el pasto para descansar,para el placer de los adolescentes hormonales que se encontraban vigilando, un montón de silbidos, risitas estúpidas y empujones se repartieron entre el equipo.
Blossom enrojeció de indignación. "Estás armando un show Buttercup." le dijo, antes de tomarla por el collarín de la camiseta para intentar voltearla.
"Déjame en paz, estoy descansando" le respondió la ojiverde con los ojos aún cerrados, resistiendo el agarre de su hermana. Blossom no insistió en forcejear con ella, en su lugar se contentó con fulminar con la mirada a sus espectadores.
"¿Te das cuenta de la forma en que te ven?" exclamó indignada la líder.
"¿Quién?" Su hermana se volteó para ver a qué se refería. "Ah, como si me importara una mierda. No son más que un montón de idiotas, Blossom. No podría importarme menos." volteó a su posición boca arriba mientras cruzaba las piernas y los pies.
Blossom la miró con sorpresa. Hace menos de un año, Buttercup hubiera arremetido mordazmente contra el acoso, y ahora ni siquiera les lanzaba un insulto de advertencia. La pelirroja la contempló en silencio, notando que había algo que había cambiado en ella. La notó mucho más relajada. Más tranquila, incluso quizás acostumbrada.
La líder de las powerpuff girls intentó con otra excusa. "¿Qué pensaría Mitch acerca de esto?" Admitía que era un poco sexista depender de la opinión de su novio para motivarla, y Buttercup se le quedó viendo como si fuera tonta.
"Que son un montón de idiotas y que a nadie le importa" Finalmente se volteó aún acostada en el pasto, mientras gesticulaba con las manos.
Robin permaneció impasible mientras la evaluó con la mirada. "A propósito, ¿en qué anda tu galán?"
BC sacudió la cabeza con algo de desinterés. "Probablemente esperándome en su camioneta. Se supone que hoy iría a su casa a ver la matiné de la masacre de Texas"
Su hermana agitó la melena al girarse súbitamente en su dirección. "¿Estás bromeando?" preguntó, "Estuve esperándote para volver juntas."
Buttercup arrugó la nariz. Haciendo una mueca entre arrepentimiento e irritación. Lo había olvidado accidentalmente. "No sabía que lo iban a dar por la tele, me lo comentó esta mañana." Se encogió de hombros, mientras se pasaba las manos por la pequeña coleta que tenía detrás de la cabeza.
Blossom contempló incrédula a su hermana, pero finalmente se resignó con un suspiro. "Bueno, no llegues tarde a casa." Era irritante, ¿pero qué era lo que podía hacer? Sabía que era en vano hacerle escoger entre su hermana y su novio. "Supongo que solo me queda esperar a que Bubbles termine con su práctica."
Como si de pronto pudieran leerle la mente, su teléfono vibró anunciando un mensaje de texto.
"Oh, vamos." exclamó en voz alta mientras leía el SMS que le había mandado la rubia. Se levantó con el entrecejo fruncido para escanear el campo en dirección a las animadoras.
Un par de coletas rubias resaltaban entre el grupo que estaba retirándose. Desde lejos, miró con gesto de súplica a su hermana mayor mientras juntaba las manos rogando que la perdonara, a Blossom no le hizo ninguna gracia, pero decidió no entrometerse tampoco.
"¿A dónde va?" preguntó Robin.
"Dice que irá con el resto del equipo a tomar algo." masculló Blossom entredientes, incapaz de ocultar su fastidio."Y que no la esperemos para cenar."
Buttercup empalideció un poco, mientras desviaba la vista de su hermana.
"Oh, cierto, ¿creo que debería avisarte que no me esperes tampoco?" Sonrió nerviosa la chica ojiverde, acobardándose ante la mirada de pocos amigos que le dirigió su líder. "Lo siento…"
"Como sea." Contestó Blossom, agarrando sus cosas sin siquiera mirarla. Buttercup no necesito escuchar más respuestas mordaces para retirarse en una estela de luz verde.
Nerviosa, la muchacha humana siguió los pasos de la líder de las powerpuff girls mientras se dirigían a la salida del campo.
"Hey no te pongas triste," le dijo Robin mientras la rodeaba con uno de sus brazos. "Yo te llevo si quieres…" mencionó, mientras le mostraba las llaves de su camioneta.
Blossom amablemente podría haber declinado la oferta, pudiendo llegar más rápido a su casa volando por su cuenta, pero se sentía un poco decaída y apreciaba la posible compañía que Robin le ofrecía. "Gracias." le sonrió.
La castaña le devolvió la sonrisa. "¿Cómo está tu papá de todas formas?" le preguntó mientras recorrían los pasillos que daban hacia el estacionamiento de la secundaria. "¿Ya se encuentra en casa?"
La pelirroja suspiró con tristeza. "De vez en cuando…" admitió. "A veces llega a quedarse los fines de semana."
Era su regalo de graduación. Muy pronto las chicas se alejarían temporalmente de Townsville en cuanto terminen sus estudios y fueran a la universidad; debido a ello, el profesor se enfrascó en una solución que pudiera mantener bajo control las constantes amenazas monstruosas que se encargaban de aterrorizar a Townsville de forma interdiaria. En un acuerdo junto a la alcaldía y la universidad científica de Citiesville, consiguió un equipo de científicos que lo ayudarían en la creación de una especie de sonar-escudo que mantendría a los monstruos a raya.
Pero esta maravillosa solución a los problemas de la ciudad no era tarea sencilla. Requería largas horas de trabajo que sencillamente el profesor no podía cumplir adecuadamente trasladándose a diario hasta la ciudad vecina. Sus hijas, al observar el cansado ajetreo del profesor decidieron que era mejor que este se quedara a vivir temporalmente cerca al centro de tecnología donde ser realizaba el proyecto. Y aunque en un principio el profesor se encontró aterrado respecto a dejar a sus pequeñas solas, Blossom le aseguró que se encargaría de velar por el bienestar de las tres mientras él no se encontrara en casa, tranquilizando sus miedos.
"¿Cuánto tiempo le falta para terminar?" preguntó Robin, sacándola de su ensimismamiento.
"Es difícil de calcular, según tengo entendido puede ser entre cuatro o seis meses de trabajo. Y luego un mes más de prueba, aún van por el tercer prototipo." le contó mientras se acercaban a la camioneta que los padres de Robin, quienes le regalaron por su cumpleaños número 18 "nada mal para alguien que fue un accidente ¿eh?" un volkswagen descapotable de color rojo.
Pero justo antes de que ambas chicas pudiesen abordar, una sombra robusta se aproximó al vehículo contiguo, llamando su atención con el ruido de hojas de papel al caer.
"Oh cielos…" susurró una mujer regordeta que no podía ser otra que la directora de la escuela, y maestra de su infancia en el jardín de niños, la señorita Keane. Varios folders manila habían caído de la fila apilada que llevaba entre las manos.
"Déjeme ayudarla."
Blossom y Robin se agacharon para ayudar a la educadora a recoger sus documentos.
"Muchas gracias niñas…" les sonrió la señorita Keane, su rostro tan gentil como lo recordaban. "Estoy muy ocupada con esto de la junta de maestros, ya saben, muchos informes que revisar. Soy un desastre ahora." Sacudió la cabeza vergüenza, sin mirar a las chicas a los ojos. No fue hasta que la líder de las powerpuff girls le entregó el último de los portafolios que Keane se percató de con quién estaba hablando. "Oh Blossom, tengo tanta suerte de haberte encontrado justo ahora…" se tocó la frente con las manos con gesto despistado. "Hay algo de lo que necesitaba hablarte."
Blossom adoptó una postura solemne mientras escuchaba a su antigua maestra,, en lo que Keane recuperaba el aliento.
"Verás." exclamó con gesto serio mientras gesticulaba con las manos. "¿Recuerdas ese programa que planteamos antes de las vacaciones? ¿Acerca del programa de tutoría? Bueno…" Se tapó los labios con ambos índices, mientras sopesaba lo que estaba a punto de decirle. "Ha sido puesto en marcha, y tenemos a alguien que es… especial de cierta forma…"
La líder powerpuff le dirigió una mirada de desconcierto a la profesora, sin entender qué es lo que quería decir.
"¿Tiene algún problema encontrando a alguien que quiera ayudar? Conozco muchas personas de promedio sobresaliente en busca de créditos extra, quizás Robin…" pero se detuvo al voltear en dirección de su amiga, quien le lanzaba dagas con los ojos muy abiertos. Ella definitivamente no quería formar parte de ningún otro programa.
Keane río suavemente. "Oh no, linda. Ese no es el problema." la directora junto sus manos en gesto de súplica. "Lo que queríamos saber es si tú…estarías dispuesta en adoptar a este estudiante como tu pupilo por el resto del año." soltó sin más, mordiéndose el labio inferior izquierdo con cierto nivel de vergüenza.
La ojirrosa sintió un ligero tic apoderándose de su ojo. "... ¿Está… segura de que nadie más puede ayudar a esta persona?". Trato de negociar, estando lo suficientemente atareada entre sus aplicaciones universitarias y el consejo estudiantil.
La maestra Keane suspiró con dificultad. "En un caso común y corriente, podría solicitarle algo como esto a cualquier otro alumno dentro del cuadro de honor." Frunció el ceño en gesto de preocupación. "Pero esto es algo que no podría encomendar en las manos de un estudiante ordinario. Él es un estudiante de alto riesgo, y es de interés… comunal el que este chico logre superar sus bajas calificaciones para que pueda graduarse. Te lo ruego Blossom, su futuro pende de un hilo." le rogó la maestra con suavidad.
Blossom miró a los ojos de la directora Keane, luego en dirección a Robin y finalmente al vacío. En el fondo, ella quería decir que no, su mente y su cuerpo le rogaban que no. ¿Quién sabía a qué idiota de alto calibre le habrían de encomendar? Tenía suficiente consigo misma y no quería volver a pasar por el agobio mental por el que tuvo que pasar el año pasado. Su cuerpo simplemente no podría soportar la carga de presión que se avecinaba.
Pero miró de nuevo a los ojos compasivos de su maestra, y vio en ellos una desesperación subyacente. Notó las pesadas bolsas en sus ojos y sus caderas abultadas, fruto del estrés de los años de tener que lidiar con tantas generaciones de niños que se convertirían en futuros miembros de la sociedad de Townsville. Esta medida era nueva y una propuesta que Keane había solicitado arduamente al ayuntamiento de la ciudad, en un claro intento de prevenir la creciente delincuencia desde la raíz, la educación.
Si hubiese sido cualquier otra persona quien se lo hubiera pedido, Blossom habría dicho que no. Pero esta era Janet Keane, su antigua maestra de preescolar. Y no podía negarle nada.
"Veré lo que pueda hacer por él…" murmuró la ojirrosa, casi arrepintiéndose inmediatamente.
Keane le dedicó una sonrisa esperanzada. "Verás que esta buena acción será recompensada. Estos actos de servicio figuran muy bien en tus cartas de recomendación." Entusiasmada, Keane subió a su pequeño auto Honda color mandarina.
Las muchachas solo atinaron a despedirse con la mano en lo que la directora se alejaba conduciendo bpresurosa.
"¿Qué carajos fue eso?" preguntó Robin, en lo que se volvían a encontrarse solas dentro del aparcamiento. La castaña la contempló con preocupación pero también con una ligera nota de irritación, estaba al tanto que la powerpuff rosa había declinado SERIAMENTE el tener que unirse a ninguna actividad extracurricular en lo que se preparaba para la universidad.
Blossom suspiró con resignación. "Ya lo sé, por favor, no hablemos de esto que ya me estoy arrepintiendo." se sujetó la frente con los dedos en lo que Robin arrancaba la camioneta para emprender su viaje a los suburbios.
"Mierda Blossom, a estas alturas la escuela verdaderamente debería pagarte por arreglarles la vida." se quejó Robin mientras aceleraba sobre la autopista de Townsville, tomando la ruta costera sobre la del congestionamiento en el centro de la ciudad. Era una ruta larga pero cualquier cosa que le evite tener que quedarse atascada era mejor que eso. "¿No podían encontrar a alguien más? Gracias por ofrecerme por cierto." le mencionó dirigiéndole una mirada sarcástica a su amiga.
La powerpuff rosa no respondió, sino que se quedó mirando pensativa el reflejo del atardecer carmesí sobre las aguas cristalinas del mar, tomando una tonalidad ligeramente rosa. El viento soplaba con fuerza haciendo revolotear el cabello de ambas chicas en el aire, a Robin le gustaba eso de su descapotable, aunque anticuado, le permitía darse un lujo refrescante en el verano.
"¿Quieres que lo cierre?" preguntó, mirando en dirección a su copiloto, a lo que Blossom negó con la cabeza.
"Es agradable." admitió, era muy similar a la sensación de volar, especialmente porque Robin no tenía problema en manejar en altas velocidades.
Aunque Blossom le había pedido que dejaran de hablar al respecto, Robin no pudo aguantar otro minuto de silencio.
"¿Quién diablos es tan incompetente como para necesitar la ayuda exclusiva de la señorita premio al saber de Townsville y de nadie más?" exclamó indignada, mientras se detenía en el semáforo rojo que dejaba pasar a diversos transeúntes desde la costa. "¿Que clase de idiota supone tanto trabajo? Apuesto que es el maldito Mitch." declaró con seguridad, mientras levantaba las cejas.
La líder powerpuff río ante la indignación de su amiga, tratando de encontrarle algo de gracia a su desdicha.
"No me sorprendería por sus notas, aunque después de tener tantas citas de estudio con mi hermana uno esperaría lo contrario." expusó con cierta ironía en su voz.
Robin puso los ojos en blanco. "Sí, apuesto a que se divierten mucho aprendiendo cómo comerse la boca profesionalmente." de repente arrugando la nariz con disgusto. "Ew… ¿te imaginas sentir los dientes de ratopín de Mitch mordisqueándote la boca?" se burló haciendo un gesto de asco con la lengua mientras la pelirroja sonreía irónicamente. "De todas formas, me siento un poco ofendida de no estar al tanto del desarrollo de esa pareja. ¿Cómo diablos fue que Buttercup se decidió a terminar saliendo con un chico como él?"
Blossom miró hacia arriba distraída, tratando de recordar cuándo había empezado todo. "Fue en las vacaciones de verano." admitió. "Estabas en Hawaii en ese entonces. Y respecto a que no te lo haya dicho, ni te molestes." no puedo evitar fruncir el entrecejo ligeramente. "Si no nos hubiéramos percatado de las escapadas nocturnas de Buttercup, nosotros ni enterados estaríamos."
No se necesitaba un genio para reconocer que a Blossom no le agradaba para nada el nuevo noviazgo de su hermana.
Sabía que no tenía autoridad para escoger con quienes podían salir sus hermanas, pero una parte de ella deseaba que pudiesen tener la consciencia y el sentido común suficiente para escoger mejor. Mitch era… ciertamente una joyita. Siempre brillando desde que se conocieron en el jardín de niños, torturando hamsters y prendiendo cohetecillos durante clases. Era un bully de renombre, con la chaquetita de cuero y todo. Podía ver perfectamente el porqué entre todos los posibles candidatos Buttercup lo había escogido precisamente a él: para fastidiarla.
A Robin tampoco le gustaba precisamente, Buttercup se había vuelto menos sociable desde que su novio ocupaba casi todo su tiempo libre, dándole poco o casi nulo tiempo para dedicarle a una de sus mejores amigas en todo el mundo, prefiriendo la compañía masculina de los amigotes de Mitch. Si no estaban en las maquinitas del arcade al finalizar las clases estaban en el remolque del niño rata, fumando hierba y tomando cerveza mientras miraban películas slasher. Pero Robin era consciente de que no podía hacer nada al respecto. Era la ley de la vida que cuando una amiga conseguía novio, sus amigas se perdían en el abismo del tiempo y el espacio dentro de su cabeza. Era algo inevitable.
"Así que supongo que somos tú y yo contra el mundo." pronunció Robin con tono solemne y resignado. "Las únicas solteras del grupo. ¿O es que Bubbles está soltera de nuevo." preguntó, mientras se dirigía a tomar la salida que las llevaría desde la autopista hacia los suburbios de Townsville.
Blossom hizo una especie de mueca mientras torcía la boca en una especie de sonrisa incómoda. Ese tema estaba fuera de sus límites de conocimiento. "Algo así supongo…" admitió ante la mirada interrogatoria de su amiga. "O por lo menos si es que tiene, no nos ha presentado al oficial por ahora."
El historial romántico de Bubbles era largo y complejo, y después de un sin número de experiencias traumáticas con varones, Bubbles decidió que las relaciones serias realmente no eran lo suyo si no iban a tomarla en serio. Escogiendo las salidas casuales y la vida de bachelorette por encima del romanticismo que en algún tiempo pudo haberla caracterizado.
No la veían con el mismo chico por más de una semana, y siempre tenía alguna cita o salida reservada para los fines de semana, y su gusto en muchachos era siempre variado: la había visto salir con atletas, nerdcillos, geeks, frat boys e incluso góticos. Disfrutaba de su soltería a una plenitud que Blossom jamás podría imitar, pero incluso ella tenía sus propias reglas a la hora de salir y estas eran: nunca ser el cuerno, no traer muchachos a la casa y no presumir a nadie en sus redes sociales.
Y hablando de ello…
"Oh ya recuerdo, está muy ocupada con su nueva carrera."
Blossom hizo una mueca al sentir la vergüenza ajena.
Ella no llamaría a lo que Bubbles hacía, carrera exactamente: Era nueva en el mundo del streaming pero eso no evitó la atención abismal que recibió durante sus primeras transmisiones. Realmente hacía de todo, maquillarse, chatear con sus seguidores o jugar videojuegos. En un principio su audiencia era en su mayoría mixta, pero conforme comenzó a aceptar retos o peticiones de sus seguidores estos cambiaron dramáticamente a un público mayoritariamente masculino. Se denominaban a sí mismos sus simps, y a pesar del disgusto que esto les provocaba a sus dos hermanas a Bubbles le hizo gracia. Cuando no se encontraba en alguna cita, se la pasaba la mayor parte de su tiempo crónicamente online e incluso se había vuelto una micro celebridad creciente en internet. A Blossom tampoco le gustaba particularmente el nuevo interés de a quien consideraba su hermanita, pensando que se exponía demasiado y arriesgaba su reputación haciendo tonterías por unos cuantos likes y follows.
Al abandonar ese tema de lado, Robin y ella comenzaron a hablar un poco más acerca de lo que sucedía en la escuela: todos los chismes y rumores acerca de personas que conocían desde el jardín de infantes. Quien estaba saliendo con quién y quienes acababan de romper, los últimos cambios de apariencia y los eventos sociales de la última semana. Y por un momento, Blossom se sintió genuinamente a gusto y relajada, feliz de sentirse como una adolescente normal por un minuto.
Justo cuando habían comenzado a discutir acerca del último reventón en la mansión Morebucks, en donde el mismísimo Don Morebucks había acabado por echar a todos los asistentes de la fiesta, después de haber encontrado a su hija en ropa interior flotando en su piscina clínicamente intoxicada, fue cuando el auto de Robin se orilló a la vereda que daba al jardín del hogar de las superpoderosas. Acabando así con la atmósfera de relajación.
Blossom se desabrochó el cinturón para retirarse en silencio, mientras Robin se recostaba encima del volante de su coche. "¿Sabes que podrías ir y cenar con nosotros verdad?" sugirió amablemente la castaña, eran vecinas después de todo.
La pelirroja sonrió con cierto dejo de tristeza. "Esta bien de todas formas, alguien tiene que asegurarse de que lleguen a casa." En el fondo, no quería causarle molestias a la familia Snyder, reconociendo el entorno a veces tenso del hogar de su amiga, lo menos que quería era ocasionar problemas.
Robin la contempló, con cierta inseguridad asomándose a través de su flequillo. "¿Estás segura…? Solo… trata de no fatigarte demasiado ¿de acuerdo, Blossom?. Si necesitas algo siempre puedes escribirme." manifestó con cautela.
La muchacha solo atinó a negar con la cabeza formando una sonrisa. "Estoy bien, lo prometo." Mientras sentía como los ojos de su amiga contemplaban su cuerpo con cierto atisbo de preocupación.
Sabiendo la obstinación de su amiga, Robin solo se resignó a despedirse, mientras estacionaba el auto en el garaje contiguo al hogar Utonium, con Blossom agitando la mano en gesto de despedida durante todo el tiempo.
En cuanto se perdió de vista, la sonrisa de la chica se desdibujó derritiéndose lentamente sobre su rostro. Volteandose resignada hacia la puerta roja que daba al vestíbulo de su casa.
En cuanto entró Blossom se quitó los zapatos para dejarlos en la zapatera contigua a la puerta. Solo sus zapatos se encontraban dentro de este, no le gustaba arriesgarse a ensuciar el piso.
El silencio reinaba en el moderno hogar de las powerpuff girl, con solo el tic tac de un reloj marcando los segundos desde su llegada. En la oscuridad, apenas y pudo reconocer las sombras de algunos muebles y plantas que adornaban su sala de estar. Prendió la luz y entonces se dirigió flotando unos centímetros sobre el suelo hacia la cocina color oliva.
Pronta y sin decir alguna palabra cogió la olla con la cena que había preparado esa misma mañana: una pasta en salsa bolognesa, y la volcó en la bolsa de basura sin cierto ensañamiento. En una especie de venganza personal.
Demasiado fatigada como para probar bocado alguno y sin hacer absolutamente nada ni pronunciar una palabra, se quedó sentada contemplando sus pensamientos en una de las sillas altas del comedor el suficiente tiempo hasta que pudo percibir como el vívido cielo naranja oscurecía mientras adquiría la tonalidad violeta de la noche.
Era entonces cuando se percató que ya eran casi las quince para las ocho y que sus hermanas probablemente se encontrarían a punto de regresar a casa.
Suspiró mientras mojaba en el lavabo uno de los platos vacíos y lo volvía a colocar en la canastilla de la cocina para luego flotar hacia las escaleras que daban al piso de arriba, con dirección al baño. Prendió la bañera en búsqueda del confort del agua caliente sobre su piel congelada.
Se quitó la ropa mientras se miraba fijamente al espejo, rosa contra rosa, mientras se desabrochaba la blusa, tiraba hacia abajo sus medias y se desabrochaba la ropa interior, de repente recordando su reciente descubrimiento cibernético.
Se contempló completamente desnuda, notando la profundidad de su clavícula y las pecas que adornaban la altura de sus hombros. Se fijó en la poca turgencia de su pecho casi infantil, en donde resaltaban ligeras hendiduras a lo ancho de sus costillas.
Se fulminó a sí misma con la mirada por unos segundos más, sintiéndose extraña ante su propio reflejo. Era su cuerpo ciertamente pero no se sentía físicamente ahí en ese momento. Se sentía como estar al frente de una desconocida, así que advirtió los ojos de sí misma con cierta inseguridad.
Una vez la bañera se hubiese llenado lo suficiente de agua casi calcinante de caliente, Blossom se permitió recostarse dentro de la bañera, inclinando la cabeza hacia la altura de sus rodillas, mientras despersonalizaba y se sentía, de nuevo, más sola que nunca.
Tomó el teléfono que reposaba sobre su ropa encima del inodoro, y, mientras acariciaba con la yema de los dedos las franjas que adornaban la altura de sus muslos, digitó su nueva actividad nocturna favorita: Googlear su propio nombre en internet.
El sonido familiar de su tono de llamada y la vibración de su bolsillo fueron lo suficientemente fuertes como para levantar al pelirrojo de su sueño.
Desorientado, llevó instintivamente la mano al bolsillo trasero de su pantalón para contestar la llamada, abrió los ojos con pesadez mientras recuperaba la consciencia.
"Brick." respondió al interlocutor, reclinándose sobre el sofá donde había estado acostado todo este tiempo. Miró al reloj en plena oscuridad, ya casi dando las 9 de la noche.
"Brick… mi amigo, ¿qué tal? ¿cómo estás? ¿cómo te va en la escuela?" una molesta voz estruendosa lo saludo desde el otro lado del teléfono. Al reconocer el acento, alejó su móvil del oído para poder ver bien de quién se trataba. Un brillante Vasili en letras blancas se distinguió en medio de la penumbra de la habitación.
"¿Qué es lo que quieres?" le preguntó, malhumorado, mientras se masajeaba el puente de la nariz con irritación. Sintió los labios secos y la cabeza le estaba dando vueltas, una señal de deshidratación, había estado durmiendo por lo menos unas cuatro horas desde que volvió de la escuela.
"¿Estás interesado en una pequeña encomienda?"
Brick vaciló por unos segundos. No era la primera vez que trabajaba con los Petrovic. Una de las 4 grandes mafias que operaba en la ciudad de Townsville, las grandes ligas de las organizaciones criminales, no roba bancos simplones ni payasos que se autodenominaban villanos. Había trabajado para todas ellas.
Vasili Petrovic era el benjamín del clan Petrovic. Siendo el más joven de la familia, era una rata por naturaleza que supervisaba la mayoría de las operaciones de contrabando en los clubes nocturnos de Townsville. La única razón por la que lo conservaba como contacto era porque además de ser un embustero, Vasili era un cobarde por naturaleza, que prefería evitar ensuciarse las manos mandando a otras personas a hacer el trabajo que le correspondía, y prometía una cantidad sutancial cada vez que recibía alguna llamada suya. Y es que él podía hacer de todo: guardaespaldas, matón, espía, campana y traficante de vez en cuando.
Vasili veía verdadero potencial en el muchacho, bendecido con el don de superpoderes y una reputación intimidante, lo consideraba una especie de amigo a pesar de la diferencia de diez años de edad entre ambos. Un sentimiento que Brick no correspondía del todo porque los amigos hacían favores y para él todo lo que le pudiese pedirle tendría un precio.
"¿Qué cosa es?"
"Nada difícil mi amigo, solo un cargamento de pastillas que llegó hace unos días desde Estonia. Tenemos un lote completo del que queremos deshacernos lo más pronto posible."
Distribución ¿huh?
Recordando la conversación que había tenido en la tarde, Brick meditó por un momento sus posibilidades, frunciendo el ceño con fastidio.
"Ya no hago esa clase de oficios." Y en el fondo no le hacía gracia el tener que hacer de dealer. No era particularmente docto en el arte de vender o lidiar con la gente de todas formas.
¿Oye quieres droga? Sonaba estúpido dentro de su cabeza, si necesitaba a un traficante descerebrado que se mantuviera parado vendiendo durante toda la noche mejor hubiera llamado a Butch.
"Oh por favor Brick," manifestó el ruso al otro lado de la llamada. "Ambos sabemos que necesitas el dinero, mira, incluso te conseguiré los clientes." Intentó convencerlo, llamando ligeramente la atención del pelirrojo. "Lo único que tienes que hacer es entregarlos en cada punto que te indique. Como un simple delivery boy, te pagaré bien por ser un maldito doordash; ¿qué mejor trato que ese?"
Brick lo sopesó por un instante, imaginando el peor escenario que podría pasar mientras recordaba el acuerdo de conducta que había firmado hacía unas horas. Si por si acaso era visto o arrestado por posesión de drogas era prisión asegurada… pero las posibilidades de que algo como eso le ocurrieran específicamente a él eran bajas a nulas. Y de nuevo, ¿qué era un acuerdo de conducta más que un simple papel con su firma?
"Podría llegar a hacerlo el viernes…" osciló el muchacho mientras soltaba un bostezo.
Pudo escuchar la risa de Vasili al otro lado de su teléfono. "Es un trato entonces muchacho. No queremos interrumpir tu horario escolar." manifestó el hombre no sin cierta sorna. "Tú sabes en donde recoger la mercancía, no queremos que esas píldoras se echen a perder antes del fin de semana. ¿No es cierto? Te mandaré las ubicaciones por mensaje."
Sí, bueno, como sea. pensó el muchacho con los ojos cerrados mientras rogaba por que el sujeto colgara de una maldita vez. Estaba demasiado cansado como para continuar una cháchara inutil. En cuanto el interlocutor acabó con las especificaciones para el trabajo, Brick colgó sin más miramientos ni despedida alguna.
Se levantó flotando a mitad de la oscuridad con dirección a la cocina abierta que se encontraba frente a la sala. Necesitaba algo de beber, maldita sea. Inspeccionó el interior del refrigerador en la búsqueda de una bebida que pudiera aplacar su sed, pero se llevó la desagradable sorpresa de no encontrar nada que pudiera gustarle. La única bebida debidamente refrigerada era una botella de agua tónica utilizada para hacer bebidas alcohólicas.
Brick puso los ojos en blanco dirigiéndose dentro de su cabeza a la persona que se encargó de reponer la despensa. Abriendo la botella mientras flotaba hacia la sala de estar, se recargó sobre el sofá que daba a la ventana mientras tomaba un sorbo largo de la bebida carbonatada a la cual retuvo dentro de sus mejillas por unos segundos. Amargo… Frunció el rostro con disgusto, pero tragó de todas formas, saciando así su sed.
Miró a través del cristal que daba a la calle, se encontraba en uno de los pisos más altos del edificio, en donde los autos tenían el tamaño de un insecto. Se empapó por un segundo del ruido de las sirenas en el horizonte, mientras el viento hacía bailar a su larga melena color zanahoria. Era un efecto calmante y familiar, le gustaba el ajetreo específico de esta parte de la ciudad, con las luces siempre encendidas y constantes helicópteros volando por encima suyo. De repente sintió como se le antojaba un cigarrillo.
Frotó las yemas de los dedos índice y pulgar un par de veces. Su piel supernaturalmente dura generó la suficiente fricción para producir una chispa con la cual encendió un pitillo mentolado que encontró en una cajetilla sobre la mesa de café.
Inhaló suavemente, aún mirando a través del cristal,y al exhalar observó como las nubecillas de humo blanco se perdían con la fuerza del viento hasta desaparecer. Aún debía encontrarse somnoliento, porque un espectáculo tan mundano le pareció divertido.
Mientras se aburría contemplando la miserable ciudad en la que había nacido oyó como la manija de la puerta de entrada al apartamento luchaba antes de poder abrirse. El tintineo de las llaves al ingresar llamó su atención, pero no lo suficiente como para hacer que volteara.
Cuando escuchó pasos aproximándose a su dirección, Brick sonrió sorprendentemente tranquilo y volteandose de forma inocente, se dirigió al intruso.
"Tenemos que hablar…"
N.A.: Hola, quizás me recuerden por un fanfic que escribí hace 6 años aproximadamente de nombre Venus Fly con el nombre de Fanny-is-not-funny. Si no me recuerdan y nunca escucharon hablar del fic, fue una obra un poco corta que acabé borrando hacia finales de 2017. No tengo excusa alguna más que unas profundas inseguridades con las que lidiaba durante esa época, estando en el segundo año de universidad. Luchaba mucho contra el perfeccionismo y dependía de la opinión de otras personas para poder sentirme con la suficiente seguridad para seguir posteando capítulos. Lamentablemente no podía depender del tiempo de otros y juntándose a ello estaba mi creciente carga universitaria, el estrés acabó terminando conmigo y con mis proyectos a escribir. Supongo que soy una persona que en el fondo es como campanita si no me aplauden me muero jsjsjsjs (no es enserio).
Pero últimamente me he sentido lo suficientemente inspirada como para reescribir el fanfic de mis sueños, haciendo muchos muchos muchos cambios a la trama. Cuando volví a releer mis antiguos borradores me sentí con mucho conflicto, por una parte me agradaba lo que leía y por otra sentía demasiado cringe. Ha pasado tiempo y siento que de cierta forma el fanfic que tenía en la cabeza ha madurado junto conmigo, y necesitaba compartir esa experiencia con ustedes. En un principio era exclusivamente una novela trash donde podía derramar smut por donde pudiera, aborde temas serios de forma superficial y sentía que interpretaba a los personajes demasiado antipáticos como para que la lectura sea agradable. Hice mi mejor esfuerzo para cambiar eso y por ello el fic dejó varios momentos de comedia de lado para poder transformarse al género hurt /comfort y drama. Deseo tratar esos aspectos complejos con bastante respeto y cuidado, pero sin evitar la crudeza o realismo in-character. Esperemos que lo haga bien, y si no, espero que puedan guiarme a través de los comentarios si es que fallo de alguna forma
Como siempre, cada capítulo tiene de título el nombre de una canción o el fragmento de lyrics de canciones que siento relevantes hacía con el capítulo, en esta breve introducción es la canción del mismo nombre You'll miss me when i'm not around de Grimes. El fanfic está fuertemente inspirado por otras obras en inglés que tuve la oportunidad de leer, como el siempre maravilloso y eterno More than human de Sbj el cual no puedo dejar de recomendar. P.d: El fanfic estará posteado momentáneamente en la categoría T de teen, pero conforme avancen los capítulos inevitablemente cambiará a M de mature, si es que no siguen el fic, no se sorprendan si desaparece de su feed súbitamente. Un beso.
