Disclaimer: Nada de Harry Potter es de mi propiedad, los personajes y todo lo relacionado a la historia canon que pueda aparecer, a excepción de lo creado y modificado por mi persona, pertenecen a J.K. Rowling.

Summary: Harry Potter, un muchacho consciente de la magia, con una gran inteligencia, pero roto por culpa del maltrato de sus parientes. Hasta que por azar del destino, su vida va a cambiar completamente y ya nada va a volver a ser igual.


El Orden Natural de Las Cosas.

Año VI

Capítulo LXXIII

"Lealtades y Pensamientos"

~0~0~

—DIALOGO NORMAL—

—(PENSAMIENTO)—

—"PARSEL"—

~0~0~

Harry contó por quinceava vez las lágrimas de cristal que estaba en la araña que colgaba en el techo de la sala de estar de Potter Place. Intentó acomodarse mejor en el sofá y poder tener una posición más cómoda; al fin y al cabo, era su tercera noche durmiendo ahí. Desde que Luna había vuelto de Suiza, ella, Daphne, Astoria y Hermione prácticamente pasaban todas las noches en lo que la menor definía como pijama party y a pesar de que preguntó si podía estar ahí, recibió un gran no. Según las cuatro, se iba a aburrir mucho y no querían que eso pasara ya que iban a hablar y hacer cosas de chicas; lo cual él entendió perfectamente que giraba a lo que había pasado entre Angela y Luna y entre Daphne y él.

Harry suspiró, todavía no entendía que era lo que había pasado; se suponía que era un Lord, un Arcanista, El Elegido, Harry Potter, aquel que derroto a Lord Voldemort, sin embargo, había sido echado por su esposa y amigas de su propia habitación y para colmó el resto de las camas de Potter Place eran, a su parecer, incomodas. Sin embargo, por primera vez se había dado cuenta de algo, a pesar de todo, ambos seguían siendo adolescentes a quienes les habían robado la adolescencia y la infancia. Y aunque Daphne no lo dijera, o actuara de forma muy madura siempre, lo podía ver en sus ojos; la ilusión de poder hacer algo normal siempre había estado, de tener amigos verdaderos cuando eran niños. Hacer cosas que todas las muchachas de 16 años hacen, tener amigas, todas reunidas en la misma habitación comportándose de forma despreocupada hablando de chicos, o chicas en el caso de Luna, de hacer lo que quisieran y poder desvelarse toda la noche mientras hablaban, maquillaban o peinaban, ignorando que una guerra silenciosa se estaba desatando; Harry no le podía decir que no a eso y en el fondo sintió algo de envidia, él nunca había tenido eso. Un nuevo suspiro salió de los labios de Harry; era bueno que tuvieran su propio espacio, al fin y al cabo, pasaban la mayor parte del tiempo juntos. Tenía que invitar a Neville algún día, lástima que mañana tuvieran que volver a Hogwarts.

Un par de pasos casi completamente silenciados por la alfombra que estaba sobre las escaleras se escucharon al descender. Harry no se habia podido dormir todavía, seguía pesando, sin embargo, los pasos que se acercaban y se detenían a su lado, lo distrajeron; suavemente iluminada por la luna que entraba por uno de los grandes ventanales, Harry vio a Daphne vestida con la camisa de su pijama y unos shorts.

—¿Puedo dormir acá? —susurró Daphne mirando a Harry.

Harry no respondió, simplemente levantó la sabana que lo tapaba; ella sonrió y se acostó sobre su pecho. Inhalando y exhalando profundamente para poder acostumbrar a su tórax al peso del cuerpo de Daphne, Harry la abrazó; ella siempre volvía al igual que las noches anteriores. Harry acarició la espalda de Daphne; si ella pedía, aunque sea de forma silenciosa, algo de normalidad en este mundo enfermo y triste, él no se lo iba a negar, era lo mínimo que podía hacer por ella.

—¿Problemas para dormir? —preguntó Harry de forma susurrante.

—No, no puedo… es que, no quiero dormir sola, Harry…

Harry no dijo nada más, simplemente la abrazó y cerró los ojos para poder dormir con el suave y lento sonido de la respiración de su joven esposa.

~0~0~

Hermione se tropezó hacia adelante cuando llegó al andén 9 y 3/4 por medio de la red flu; era su primer viaje y había sido toda una experiencia. Pero antes de caer hacia adelante Harry la tomó por lo hombros y fue recibida por las sonrisas de Daphne y Luna. La última semana, en una verdadera casa mágica y con sus amigas y amigo habían sido de los mejores de su vida.

—Nosotros tenemos que ir a una reunión con los Prefectos —dijo Harry a Hermione y a Luna —. No creo que sea mucho tiempo, esta vez le toca a los de Ravenclaw cuidar los pasillos.

—Bueno, les vamos a guardar un lugar. —dijo Hermione con una sonrisa.

—Vamos Señora Potter. —dijo Harry mirando a Daphne y ofreciéndole el brazo.

—Por supuesto, Señor Potter. —contestó ella con una sonrisa divertida mientras enganchaban sus brazos y comenzaban a caminar al vagón de los Prefectos.

Entonces ambos se dieron cuenta de que ese año iba a ser más complicado de lo que parecía; las miradas desvergonzadas de los demás alumnos hacia Daphne y sobre todo a Harry parecía como si se cernieran sobre ellos de una forma bastante molesta. Incluso algunos apoyaban sus rostros sobre las ventanas de sus compartimientos para poder verlos mientras hacían su trabajo de ayudar a los de primer año en lo que necesitara. Habían esperado un incremento en el número de los ojos que lo miraban boquiabiertos; Daphne se lo había dicho, pero tenían que aguantarlo, sobre todo después de que El Profeta, lo llamara El Elegido.

Harry y Daphne habían terminado con sus deberes como Prefectos, pasaban de compartimiento en compartimiento mirando en cual estaban sus amigas y, por lo que el opinaba no sería raro que Neville se les hubiera unido. Ambos escucharon las voces de Luna y Hermione hablan para luego escuchar la de Neville, tres compartimientos más adelante. Sin embargo, antes de que pudieran llegar un grupo de muchachas de Gryffindor les paró el paso a ambos.

—Hola, Harry, soy Romilda, Romilda Vane —dijo una de las muchachas de manera fuerte y confiada mientras le sonreía de forma descarada. Era una muchacha morena de grandes ojos oscuros, barbilla prominente, y largo pelo entro. Daphne apoyó todo su cuerpo sobre Harry, entrelazó su brazo con el de él y le envió una mirada peligrosa a Romilda —. ¿No te gustaría venir con nosotras a nuestro compartimiento? Estoy segura que podemos hacer que la pases muy bien. —agregó guiñándole el ojo.

—No gracias, voy a estar con mis amigos. —contestó Harry con simpleza viendo como Luna, Neville y Hermione había salido del compartimiento para ver que era lo que estaba pasando.

—¿Ellos? No es necesario que te sientes con ellos, nosotras podemos hacer que la pases muy bien, Harry. —dijo Romilda de forma melosa.

Romilda se mordió el labio de forma seductora y con una sonrisa traviesa, intentó acariciar la mejilla de Harry. Pero antes de que la yema de los dedos de la chica siquiera rozara la piel de Harry, la mano de Daphne tomó la muñeca de Romilda. Con algo de violencia, Romilda se soltó de agarre de Daphne y la miró con odio.

—Ni se te ocurra tocarlo… —susurró Daphne de forma amenazante.

Romilda miró a Daphne de arriba abajo con desprecio.

—No me digas lo que puedo hacer o no hacer… Slytherin. —contestó Romilda con desprecio.

—No me interesa, ni se te ocurra tocarlo —agregó Daphne mirando fríamente a Romilda. Daphne tomó la mano de izquierda de Harry y le mostró la alianza a Romilda —. ¿Ves esto?, es una alianza y no voy a dejar que ninguna zorra intente coquetear con él. ¿Te quedó claro?

Romilda miró con odio a Daphne.

—¿Por qué no le preguntas —dijo Romilda inflando su pecho y haciéndolos destacar —, que es lo que le gustaría? ¿Tal vez puedo ofrecerle cosas que… su esposa no?

Harry que había estado atontado por todo que estaba pasando, giró lentamente la cabeza y miró a Daphne con algo de temor; eso si era un golpe bajo a algo que ella siempre se había sentido acomplejada. Sintió como la mano de Daphne temblaba, su expresión era fría, pero en los ojos de su esposa, vio como ese comentario le había dolido de verdad.

—Perdón Romilda, pero me gustan los de Daphne —comentó Harry rápidamente rodeando a Daphne por la cintura y comenzando a caminar —. Ahora, quiero ir con mis amigos y mi esposa y disfrutar del viaje.

Daphne le sonrió a Romilda con malicia y apretándose más a Harry pasaron por su lado. Romilda se giró, miró a Harry y dijo.

—Eso lo decís ahora, te aseguro que no dirías lo mismo si no estuvieras atado a ella. Seguramente te obligó de alguna forma a que se casaran.

Daphne soltó a Harry y apuntó a Romilda con la varita.

—¡RETIRA ESO! —gritó Daphne furiosa.

Romilda sonrió con malicia y dijo.

—Solo digo la realidad, Harry está atado. Lo veo desde que llegué a Hogwarts, seguramente se perdió de hacerse muchas amistades y conocer a muchas otras personas, por tu culpa, porque está atado con una Slytherin que lo único que causa, es rechazo en los demás y que seguramente, lo obligaste a que se casase, porque al fin y al cabo seguís siendo una serpiente codiciosa.

Harry tomó el brazo de Daphne e hizo que bajara la varita. Daphne estaba completamente colorada, respiraba rápidamente y temblaba de furia; Harry la miró y negó con la cabeza para luego mirar a Romilda.

—Yo elijó con quienes estoy, y yo elegí casarme con Daphne, Romilda y como a Luna, Neville o Hermione, los acepté como mis amigos —dijo Harry con suavidad, pero serio —. Si los otros no aceptan mis decisiones no es mi problema, yo no voy a cambiar para agradarle a los otros y eso significa que no voy a traicionar a mi esposa. Vamos Daph. —agregó rodeándole el hombro a Daphne con el brazo, girándola y entrando al compartimiento juntó con Luna, Neville y Hermione.

—Eso ya lo vamos a ver. —exclamó Romilda furiosa.

Las gotas caían como si fueran lagrimas que golpeaban contra el cristal mientras el expreso se movía; ninguno había dicho nada, solo veían a Daphne sentada sobre el regazo de Harry, abrazándolo, mientras escondía su rostro en el hueco del cuello de él.

—Sabes que nada de lo que ella dijo es verdad, ¿No? Daphne mírame por favor —dijo Harry en forma de susurró mientras la abraza. Daphne no respondió, solamente aumentó el agarre de su abrazo sin dejar el escondite en donde su rostro estaba. Harry suspiró y acercando sus labios al oído de Daphne dijo —. El día que nos casamos te lo dije Daphne, la forma en la que ocurrió todo no era lo que yo quería, pero si me quería casar, el plan solo se adelantó 2 años, bueno 1 y algunos meses. No importa lo que digan todos los demás, yo si quería casarme con vos, Daphne. Y es mentira que yo hubiera conocido muchas personas, como era, seguramente me hubiera cerrado aún más en mí mismo y me hubiera perdido de conocer a alguien tan maravillosa como la mujer con la que me case.

Daphne miró a Harry a los ojos y le beso dulcemente la mejilla, se dio vuelta para verlos a todos y cuando vio a Luna que había sacado su edición del Quisquilloso la cuales trían unos lentes llamados Espectroanteojos que le daban un aspecto de un loco búho multicolor, comenzó a reírse con ganas. Daphne se acercó a Luna y ambas, junto con Hermione comenzaron a tontear con los lentes. Harry miró a Daphne con una pequeña sonrisa y luego a Neville que miraba sin entender muy bien lo que estaba pasando.

Harry se giró a ver la ventana mientras escuchaba las risas de Daphne, Luna y Hermione; el tiempo seguía igual de gris y lluvioso. Durante toda la mañana había estado de igual forma. Los pensamientos de Harry viajaron a Draco Malfoy, había estado extremadamente raro y silencioso durante la reunión de Prefectos, algo que era raro en que usualmente se lo veía entusiasmado de asustar a los pequeños de primer año. Pero antes de que pudiera seguir pensando en lo que estaba pasando con Draco Malfoy, al que seguramente tenía que ver con Voldemort, la puerta del compartimiento se abrió y una jadeante muchacha de tercer año entró.

—Tengo que entregarle esto a Neville Longbottom y a Daphne y Harry P-Potter —dijo vacilando cuando sus ojos se encontraron con los de Harry poniéndose colorada para luego sentir la mirada de Daphne y encontrarse con los de ella.

La muchacha abrió grande los ojos estremeciéndose al ver la mirada fría que Daphne le estaba enviando, entregó los pergaminos y se fue rápidamente. Los tres los abrieron y los miraron.

—¿Qué es? —preguntó Hermione mientras Daphne desenrollaba el suyo.

—Una invitación. —contestó Daphne.

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Lord Harry y Lady Potter,

Estaría encantando si se unieran para almorzar en el compartimiento C.

Atentamente.

Profesor H.E.F Slughorn.

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Neville sin entender muy bien porque era invitado, fue el primero en levantarse y en salir de compartimiento. Daphne y Harry lo siguieron detrás dejando sus túnicas y yendo solamente con el uniforme. Cuando Daphne y Harry habían pasado al siguiente vagón volvieron a ver Romilda que estaba terminando de pedir su almuerzo en el carrito de comida. Ambas se miraron con odio a los ojos mientras pasaban; Romilda la siguió con la vista y cuando ya habían pasado el compartimiento en donde estaba, Harry se estremeció y casi pegó un salto. Daphne miró hacia atrás con una ladeada sonrisa malvada y de satisfacción, y vio a una enfurecida Romilda que la fulminaba con la mirada.

—¿Era realmente necesario apretarme una nalga y caminar por la mitad del vagón mientras me tocabas el culo delante de todos? —preguntó Harry en voz baja mirando a Daphne mientras cambiaban de vagón.

Daphne le dio un segundo apretón al glúteo de Harry, una seductora nalgueada, para luego quitar la mano y, sin perder la sonrisa de satisfacción que llevaba, entrelazó sus dedos con los de su esposo caminando tomados de la mano.

—Por supuesto guapo —contestó ella mirándolo con una sonrisa pícara. Harry la miró levantando una ceja y ella le guiñó el ojo —. Después de lo que esa zorra hizo —la mirada y la voz de Daphne se ensombrecieron —, tenía que dejarle claro a ella y cualquier otra que quiera venir a hacerse la lista, cuál es mi territorio y lo que es mío.

—¿Yo soy tuyo? —preguntó Harry con una sonrisa divertida.

—Por supuesto, y ese lindo, redondo y duro traserito tuyo es mío y de nadie más —contestó Daphne con una sonrisa —. Y creo que no hace falta mencionar, que el resto también y no tengo intenciones de compartirlo con nadie.

Harry comenzó a reírse por lo bajo.

~0~0~

Cuando llegaron al compartimiento C, vieron que no eran los únicos invitados y como habían supuesto de Slughorn, había varios que tanto Daphne como Harry conocían bien y todos tenían rasgos o familias influyentes, entre los cuales destacaba Blaise Zabini de Slytherin; un muchacho negro con pómulos altos y grandes ojos caídos, alguien que Daphne había catalogado como neutral, pero que había que tener cuidado porque su familia tenía fama de ser asesinos. Harry reconoció a Cormac McLaggen, un muchacho de Gryffindor, con el pelo tieso. Marcus Belby, de Raveclaw, alguien que tanto Daphne como Harry conocían muy bien, porque era uno de los que habían inventado el apodo Lunatica para Luna junto con Cho Chang. Y por ultimó para sorpresa de Daphne Ginny Weasley. Sin embargo, lo que le extrañó a Harry fue que ni Susan Bones, ni Hannah Abbott, ni Ernie MacMillan o siquiera Zacharias Smith estuvieran presentes, al fin y al cabo, también eran herederas de Nobles y Ancestrales Familias, como Neville.

—Harry, muchacho —dijo Slughorn levantándose cuando Daphne y Harry entraron al compartimiento C, todos se quedaron callados y los miraron fijamente —. Y esta debe ser Lady Daphne Potter... —dijo Slughorn mirando a Daphne de arriba debajo de una forma en la que Harry no le gusto para nada —. Oh, y vos debes ser el Señor Longbottom.

Neville asintió con la cabeza y Slughorn ante su atenta mirada, les indico los tres lugares que estaban libres en la mesa. Harry, ante la vista de todos, corrió la silla para Daphne y se la acomodó para sentarse, ella le sonrió dulcemente y sentándose perfectamente derecha colocó su mejor cara aristocrática. Harry se sentó a su lado e hizo lo mismo.

—Bien, bien, ahora que estamos todos —comenzó Slughorn — ¿Supongo que se conocen todos, no es así? —Harry y Daphne, al igual que Neville asintieron —. Bien, bien, creo que es una oportunidad para conocerlos a todos un poco más. Por favor, tomen una servilleta. Hice mi propio almuerzo, el carrito de la comida, como yo lo recuerdo, no es bueno para el sistema digestivo de este pobre viejo. ¿Faisan, Belby?

Belby aceptó lo que parecía la mitad de un faisán frío y desabrido que Harry vio con poco gusto.

—Le estaba diciendo al joven Marcus que tuve el placer de enseñarle a su tío Damocles —dijo Slughorn mirando a Harry y Daphne mientras le pasaba una canasta de pan —. Un mago sobresaliente, y su Orden de Merlín es de lo más merecido. ¿Ves mucho a tu tío, Marcus?

Desafortunadamente, Belby comenzó a atragantarse con un gran bocado de faisán, y en su prisa por responderle a Slughorn tragó muy rápido, se puso violeta y comenzó a asfixiarse.

—Anapneo —dijo Daphne con tranquilidad y hacia un movimiento de varita a Belby. El muchacho miró a Daphne con agradecimiento y Slughorn la miró con interés.

—No, casi no —dijo Belby con algo de esfuerzo.

—Bueno, claro, podría asegurar que está ocupado —dijo Slughorn, mirando Daphne fijamente. Harry entrecerró los ojos mirando fijamente a Slughorn —. Dudo que haya inventado la Poción Mata Lobos sin considerable trabajo duro. Lady Potter, ¿Dónde aprendió a hacer tan excelentemente el Encantamiento Anapneo?

—Me lo enseñó mi madre hace un tiempo. —contestó Daphne con simpleza.

—Ya veo, ya veo, Cormac —dijo Slughorn —. Se que ves mucho a tu tío Tiberius, porque tiene una espléndida foto de ustedes dos cazando nogtails en… creo que, ¿Norfolk?

—Oh si claro, eso fue divertido —dijo McLaggen —. Fuimos con Berti Higgind y Rufus Scrimgeour, antes de que se convirtiera en Ministro, obviamente.

Slughorn sonrió radiante; tal y como Harry y Daphne habían sospechado cada uno de los presentes tenía poder político y parecía ser que su Slughorn se quería aprovechar de eso. Cuando llegó el turno de Neville, los cuales fueron los diez minutos más incómodos del viaje, ya que como los padres de él fueron Aurores muy conocidos, que habían sido torturados hasta la locura por Bellatrix Lestrange y un par de Mortifagos y además de eso pronto tomaría su puesto de como Jefe de La Nobles y Ancestral Casa de La Familia Longbottom, Slughorn prácticamente le preguntó de todo. Al final de la entrevista, o interrogatorio, Neville parecía tener una profunda molestia con el Profesor Slughorn.

—Y ahora —dijo Slughorn, mirando fijamente a Harry y Daphne con aire de que iba celebrarse la ceremonia principal —. Lord y Lady Potter ¿Por dónde empezar? ¡Siento que apenas se la superficie sobre ustedes y más cuando nos conocimos durante el verano, Harry! ¿Cómo es que se conocieron?

—En el expreso de Hogwarts —contestó Daphne con ligereza —, estábamos en el mismo compartimiento y nos hicimos amigos.

—Si, si, un Gryffindor y una Slytherin sorteando todos los prejuicios —dijo Slughorn con una sonrisa —. Un acto verdaderamente interesante y muy diferente a lo que usualmente se ve. Puedo observar que se quieren mucho, parecen no despegarse —agregó viendo que Daphne y Harry estaban pegados hombro con hombro —. ¿A que edad comenzaron a salir?

—A los 12. —contestó Harry.

—Oh, muy jóvenes, demasiado dirían muchos, pero si llevan casi cuatro años juntos y unos pocos meses de casado. Sin lugar a dudas la tolerancia entre ustedes debe ser excelente; recuerdo cuando estaba casado, se llamaba Rosaline, era una mujer hermosa pero no me dejaba respirar, a veces se ponía realmente histérica. Lamentablemente tuvimos que divorciarnos debido a eso —dijo Slughorn con simpleza en un intentó fallido de lamento; tanto Daphne como Ginny miraron al Profesor Slughorn con molestia —. ¿Cómo es su vida como matrimonio?

—Discúlpeme Profesor Slughorn —dijo Harry con seriedad —. Pero eso es algo privado entre Daphne y yo, es algo que me gustaría compartir con personas que acabo de conocer o que no conozco.

Daphne sonrió internamente.

—Oh, entiendo Harry —dijo Slughorn con lastima.

Slughorn miró un momento a Daphne a los ojos y no dijo más nada. Daphne le había enviado una mirada de molestia que claramente el Profesor capto perfectamente, por lo que se dedicó a pasar todo el resto de la tarde contando anécdotas de magos y brujas ilustres a los que el Profesor había enseñado, todo ellos habían pertenecido a lo que él llamaba El Club Slug en Hogwarts. Harry y Daphne rogaban internamente poder salir de ahí, pero si lo pedían iban a ser mal visto y eso no era posible para dos Jefes de una Noble y Ancestral Casa. El horizonte se tiño de naranja cuando una larga y brillante línea se dibujó formando un atardecer anaranjado. Slughorn miró la ventana y parpadeó un par de veces.

—¡Por el amor de Merlin, ya está oscureciendo! ¡No me di cuenta que ya habían encendido las lámparas! Mejor vayan a ponerse sus túnicas. McLaggen, deberían pasar a saludarme para prestarme ese libro de nogtails. Lord y Lady Potter, ustedes también pueden visitarme en cualquier ocasión. Lo mismo Blaise y para usted señorita —agregó guiñándole el ojo a Ginny —. ¡Bueno, vayan!

Ginny y Neville comenzaron a caminar. Mientras que Harry, con Daphne tomada de su brazo, salieron también; Zabini le dirigió una mirada analítica a Harry la cual él se la regresó con interés. Los tres, con Blaise a la cabeza siguieron caminando en silencio y antes de que ambos llegaran a su compartimiento, Harry habló.

—Zabini —llamó Harry. Blaise se dio vuelta y miró fijamente a Harry —. Supongo que serás amigo de Nott, ¿No es así?

—Si. —respondió Blaise en un tono frío y calculador.

—Si lo ves cuando vuelvas a tu compartimiento, ¿Le podrías dar un mensaje de mi parte? —preguntó Harry seriamente.

—¿Qué?

—Que no se meta en mi camino; todavía no me olvide lo que hizo en la Mansión Greengrass y que se llega a cruzarse en mi camino, tocar o hacerle algo a Astoria, Daphne, Luna o cualquiera de mis amigos —el tonó de Harry se volvió glaciar —, la Cámara de los Secretos solo se abre hablando parsel, sería una pena que terminara ahí… al lado del cadáver de la mascota de Slytherin la cual me encargue de asesinar cuando estaba en segundo.

Zabini miró a Harry y le sonrió de lado.

—Sos una persona muy interesante, Harry Potter.

Harry no dijo; ambos vieron como Blaise Zabini caminaba por el pasillo y cambiaba de vagón. Ambos entraron al compartimiento en donde tanto Luna, como Hermione y Neville estaban.

—¿Cómo les fue? —preguntó Hermione interesada.

—Lo único que intentaba era congraciarse con alumnos con familiares influyentes. —contestó Daphne con simpleza mientras se sentaba junto con Harry.

—Pero me llama poderosamente la atención que ni Susan, ni Hannah, ni Ernie ni Zacharias hayan sido invitados. —comentó Harry pensativo pero al mismo tiempo con molestia.

—Estar cerca de Susi es peligroso, después de lo que ocurrió con Lady Bones, prefiere mantener las distancias —contestó Daphne —. Con el resto creo que es porque están demasiado alejados como para poder codearse con los futuros Jefes de la Nobles y Ancestrales Familias.

—¿Demasiado alejados? —preguntó Neville.

—Si, los actuales Jefes de esas Familias son demasiado jóvenes como para que Slughorn pueda aprovechar su influencia —contestó nuevamente Daphne —. Como la posibilidad de que ellos tomen su cargo como Jefe de Casa es muy remota y son demasiado jóvenes como para influir en las decisiones de sus padres o demasiado peligroso acercarse, prefiere evitarlos; es una persona mayor, al fin y al cabo, no va a vivir tanto tiempo.

—Pero mi abuela no se va a morir pronto, todavía tiene mucha vitalidad. —refutó Neville poniendo de ejemplo su invitación.

—Si, pero tu abuela es lo suficiente mayor como para que Slughorn piense eso, además de que participaste en la Batalla del Ministerio y eso le atrajo —volvió a contestar Daphne con seriedad —. Intentó congraciarse con nosotros a través de nuestro matrimonio y fallo en el momento en el que casi me dice histérica de forma indirecta.

Todos se quedaron pensativos. Daphne miró un momento a Harry lo vio tenso y hasta, por un momento creyó, molestó.

—¿Pasa algo Harry? —preguntó Daphne.

—La forma en la que te miró… —contestó Harry molestó haciendo que todos lo miraran —. Viejo pervertido.

Los cinco salieron del tren. Lo primero que se encontraron y que llamó la atención a todos era que había una gran cantidad de Aurores que miraban seriamente hacia todos lados con aspecto nervioso y hasta Harry hubiera jurado temor.

—¿Qué hechizo moverá los carruajes? —preguntó Hermione mirando hacia afuera y viendo como las nubes grises que cubrían el cielo se iban moviendo.

—No es un hechizo, Mione. —contestó Harry sonriendo.

Hermione se giró a verlo sorprendida.

—¿Y que es? —preguntó Hermione intrigada.

—Thestrals. —contestó Luna sonriendo soñadoramente.

Los carruajes continuaron su camino sobre el empedrado sendero, subieron por la colina, bajaron y girando a la derecha una vez para luego girar a la izquierda pasaron por entre dos grandes pilares de piedra que tenían cerdos voladores en la punta. Harry, sintiendo algo raro, sacó la cabeza por la ventanilla en cuanto traspasaron el enrejado y concentrándose logró divisar algo nuevo.

—¿Pasa algo, Harry? —preguntó Daphne mirando a su esposo.

—Si —contestó Harry volviendo a meter la cabeza —, agregaron más protecciones a la escuela, ahora hay una nueva, no sé que tipo de barrera es, pero no estaba el año pasado.

—Deben haber extremado la seguridad, después de todo lo que pasó en el Ministerio… —comentó Daphne con simpleza.

—Si, puede ser. —dijo Harry con resignación, lo que menos quería era tener que estar viendo la aburrida cara de los Aurores por doquier.

~0~0~

Guiados por un pequeño sendero de luces, los carruajes tirados por los thestrals, cruzaron el puente que daba con el ala este del terreno y llegaron al borde del Hall de entrada. Daphne miró agradecida la gravilla que evitaba que todo el lugar en donde se llenara del barro que se había formado debido a las lluvias que habían azotado hasta pasada la tarde. Cruzaron el amplió umbral de piedra estilo gótico, al tiempo que tanto Harry como Daphne, para su molestia, con los brazos entre lazados era observados atentamente por todos. Llegaron finalmente a los escalones de piedra del castillo, y pasando las grandes puertas de madera cada uno fue a la mesa que le correspondía a su casa.

Harry vio todo exactamente igual; las cuatro largas mesas; las velas por centenar que flotaban cálidamente iluminando todo; el techo reflejando el cielo nocturno, estrellado y levemente cubierto de nubes grises. Miró por un momento la mesa de Profesores, Minerva le sonrió cuando sus miradas se cruzaron y Dumbledore asintió en señal de saludo, por un momento creyó ver un destello de diversión en el anciano que le hizo sentir escalofríos.

—Bienvenidos a todos —dijo Dumbledore levantándose de su silla y una vez terminada la selección —. Ahora, a comer.

Tal y como aparecía siempre, un gran banquete apareció delante de todos; Harry miró su plato una vez servido, las palabras sobre los modales que debía tener un Jefe de una Noble y Ancestral Familia aparecieron en su cabeza. Miró a Daphne desde la mesa de Gryffindor y la vio perfectamente sentada y comiendo con una pulcritud y perfección que, comparándolo a él, ella parecía una reina y él un simple campesino, pero al escuchar unos fuertes mordidas se giró a ver y vio a Ron Weasley que devoraba como si tuviera un barril sin fondo por estómago. Si él era un campesino y a juzgar por la mirada de asco de Ginny y Hermione Ron Weasley todavía no había evolucionado en todos estos años.

—Harry ¿Es verdad que sos El Elegido? —preguntó Dean Thomas en la mitad de la cena que estaba a dos alumnos a la derecha enfrente de Harry.

Todos alrededor de Harry hicieron silencio.

—Dean, eso es algo que inventó El Profeta. —contestó Harry con sencillez y una cálida sonrisa.

—Pero, es que bueno, todos nos preguntamos lo mismo —agregó Seamus Finnigan —. En El Profeta decían que había una profecía que te involucraba con Ya-Sabes-Quien.

Harry suspiró con resignación mientras que Hermione le palmeaba el hombro divertida en un falso intento de consolarlo.

—Si, hay una profecía, pero no soy tal cosa como un elegido… —volvió a contestar Harry intentando no exasperarse.

Dumbledore, al final de la cena se paró y las conversación y risas que resonaban por todo el comedor cesaron casi al instante.

—¡Muy buenas noches a todos! —dijo el Director Dumbledore con una amplia sonrisa y los brazos extendidos.

—¿Qué le pasó en la mano? —preguntó Hermione con hilo de voz.

No era la única que se había fijado en ese detalle. La mano Dumbledore estaba ligeramente más ennegrecida de lo que Harry la recordaba y por lo visto, tenía razón, el Director estaba muriendo lentamente, o mejor dicho siendo devorado desde adentro. Dumbledore que pareció darse cuenta de los susurros que recorrían el salón, se limitó a sonreír y se tapó la herida con la manga de su túnica morada y dorada.

—No es nada de lo que se tenga que preocupar —comentó Dumbledore restándole importancia —. Ahora a los nuevos alumnos les digo, ¡Bienvenidos! Y a los que no son tan nuevos se los repito, ¡Bienvenidos otra vez! Comienza un nuevo año para su educación mágica, nuevamente la Profesora Trelawney está con nosotros y va a compartir la clase de Adivinación con el Profesor Firenze, el señor Filch, nuestro conserje, me pidió que les comunique que quedan prohibidos todos los artículos procedentes de una tienda llamada Sortilegios Weasley. Los que aspiren a jugar en el equipo de quidditch de sus respectivas Casas deberán notificarlo a los respectivos Jefes de éstas, como suele hacerse. Asimismo, estamos buscando nuevos comentaristas de quidditch; rogamos a los interesados que se dirijan a los Jefes de sus Casas.

Dumbledore hizo una pausa, con un gesto en la mano le indicó al Profesor Slughorn que se pusiera de pie, lo cual hizo y continuó.

—Este año nos complace dar la bienvenida a un nuevo miembro del profesorado, Horace Slughorn. Es un viejo colega mío que accedió a volver a ocupar su antiguo cargo de Profesor de Pociones.

Los murmullos resonaron por todo el comedor.

—El Profesor Snape, por su parte —prosiguió Dumbledore, elevando la voz para silenciar los murmullos —, va a ocupar el cargo de Profesor de Defensa Contra Las Artes Oscuras.

Snape, que estaba sentado a la derecha de Dumbledore, no se movió de sus nombres y con un gesto con la mano agradeció vagamente los pocos aplausos que había. Harry creyó por un momento haber visto una mirada de triunfo en Snape, al fin y al cabo, todos sabían que el Profesor Snape quería ese puesto.

Dumbledore carraspeó. Como si no se hubiera percatado de la noticia que acaba de comunicar Dumbledore no hizo ningún comentario sobre los nuevos nombramientos y se limitó a esperar a que reinara de nuevo el silencio, cuando este apareció, continuó.

—Bien. Como todos los presentes sabemos, Lord Voldemort y sus seguidores volvieron a las andadas y están ganando poder.

Harry miró a Draco Malfoy y vio como con la sola mención del nombre del Señor Tenebroso, su expresión había cambiado totalmente. El rostro desinteresado había pasado a uno de completo estado de pánico difícilmente mantenido.

—No sé qué palabras utilizar para decirle lo peligrosa que es la situación actual. Tomamos en Hogwarts medidas extremadamente serias para maternos a salvo. Este verano reforzamos las protecciones mágicas del castillo y estamos protegidos mediante sistemas nuevos y más potentes —aclaró Dumbledore —, pero aun así tenemos que ser extremadamente cuidadosos. Por lo tanto, pido que respeten cualquier restricción de seguridad que les impongan los Profesores, por muy fastidioso que resultes, y en particular a la norma de no levantarse de la cama después de la hora establecida, la situación es extremadamente compleja y no queremos que nada malo suceda. Les suplico que, si advierten algo extraño o sospechoso dentro o fuera del castillo, le informen inmediatamente a un profesor. Confío en que todos se van a comportar en todo momento pensado en su seguridad y en la de los demás.

Dumbledore recorrió la sala con la mira y se posó en Harry con un deje de diversión; Harry hubiera jurado que parecía un niño que estaba a punto de hacer una travesura.

—(Oh no —pensó Harry, lo único que le faltaba era justamente ser aún más el centro de atención —, no lo va a hacer…)

—Antes de que puedan disfrutar de sus cómodas camas, hay un último anuncio que quiero hacer —dijo Dumbledore con una gran sonrisa divertida. Harry maldijo internamente —. No es algo que se acostumbre en los tiempos actuales y ciertamente hacía muchos años que no ocurría nuevamente en Hogwarts. Como todos seguramente habrán leído en el Profeta el Señor Harry Potter, se casó con Señorita Daphne Greengrass, ahora Potter —el silencio se cernió sobre todos y Harry que no podía mantener esa perfecta mascara de tranquilidad que tenía Daphne, quiso que la tierra lo tragara en ese preciso instante —. Hacía mucho tiempo que no se volvía a tener un matrimonio entre el alumnado, por voy a pedirles a ambos, que una vez que terminen con sus respectivas tareas de Prefectos, vayan al despacho de la Profesora McGonagall para mostrarles su nueva habitación. Y desde ya les pido que, aunque sean un matrimonio recientemente consumado, respeten la investidura de lo que significa el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Bien ahora su prioridad es estar bien descansados para las clases de mañana, así que digamos buenas noches. ¡Pip, pip!

Harry se paró al igual que los Prefectos de las otras cosas, caminó hasta donde estaban los de primer año y ante la ante y maravillada mirada de todos dijo.

—Me presento, soy Harry Potter y soy uno de los Prefectos de 6to año, si tienen alguna pregunta, duda o problema no duden en pedírmela a mi o a los otros. Ahora acompáñenme, les voy el camino hacia las habitaciones.

Seguido por los alumnos de primero salieron por la entrada del Gran Comedor y comenzaron a subir todas las escaleras, mientras subían Harry dijo.

—Esta es la Torre de Gran Escalera, es la estructura más destacable de todo el castillo y claramente se destaca por las escaleras cambiantes y los numerosos retratos que adornan las paredes. La Torre de Gryffindor, que es donde esta las habitaciones, se encuentra en el séptimo piso y su entrada esta oculta tras el retrató de la Dama Gorda.

Todos siguieron subiendo y siguió.

—Para poder pasar todos tiene que tener la contraseña semanal, la cual va a estar siempre anotada en la cartelera dentro de la Sala Común de Gryffindor. La contraseña es secreta y no se la pueden decir a nadie y por lo tanto tampoco pueden invitar a nadie de otra Casa a la Torre de Gryffindor. Para espacios comunes, le recomiendo el patio central es buen lugar y está repleto de bancos en los que pueden sentarse con amigos. ¿Alguna pregunta?

Una pequeña de largas trenzas negras levantó la mano.

—¿De verdad esta casado? —preguntó con inocencia.

—Si. —contestó Harry con una sonrisa mientras subían los últimos pisos.

—¿Y quién es? —volvió a preguntar.

—Se llama Daphne, tiene el pelo largo y dorado, ojos azules y es Prefecta de Slytherin. —contestó Harry pasando por el hueco de la Torre de Gryffindor.

—Pero en el tren nos dijeron que los Slytherin eran malos. —exclamó uno de los de primer año.

Harry se dio vuelta y los miró fijamente.

—Escúchenme bien una cosa —dijo Harry con seriedad —, la rivalidad entre casas es algo bueno, porque estimula la competitividad, pero ustedes no pueden odiar a alguien solo porque su uniforme es verde y plateado. ¿O es que acaso odian a alguien si siquiera conocerlo? —ninguno de los recién llegados dijo nada —. Los dormitorios de los chicos están a su izquierda y el de las chicas a la derecha. Un Prefecto de quinto los va a despertar mañana y les va a dar indicaciones de cómo es el castillo; si tienen cualquier duda o problema no duden en acudir a nosotros o algún Profesor.

~0~0~

—Potter. —llamó Malfoy a Daphne cuando la Sala Común de Slytherin había quedado vacía.

—¿Qué Malfoy? —preguntó Daphne mirándolo fríamente.

Malfoy dudo un momento y se relamió los labios con nerviosismo; abriendo y cerrando la mano Draco habló.

—Necesito hablar con Potter, con Harry, es importante… Él me pidió hacer algo y… necesito ayuda de Harry para poder salir de esto —Daphne lo miró entrecerrando los ojos —. Sigo estando atado a la deuda de vida.

—Está bien, voy a hablar con Harry, vamos a buscar un lugar en donde hablar. —contestó Daphne saliendo de la Sala Común de Slytherin mientras la cola de su túnica ondeaba por el movimiento.

Daphne se encontró con Harry frente a la oficina de la Profesora McGonagall. Ambos tocaron y fueron recibidos por Minerva que los vio con una mueca en los labios.

—Síganme —Minerva salió de la oficina y juntos comenzaron a subir las escaleras principales —. Como siempre ustedes dos salen de todo lo que es considerado normal —dijo Minerva mirándolos un momento —. Aunque son antiguas, las normas son claras, las parejas casadas pueden tener una habitación en común. Esto se hizo para proteger a la pareja del Jefe o Jefa de las Familias más importantes del mundo mágico.

Siguieron subiendo hasta el 9no piso y Minerva se paró delante de un cuadro que tenía a la justicia.

—Al igual que con sus Casa, nadie que no sean ustedes pueden entrar a este lugar —dijo Minerva con seriedad diciendo la contraseña y el cuadro se abrió—. Arriba a la derecha esta su dormitorio —Minerva los miró fijamente —. Y creo que esta demás decir que espero que se comporten con toda la decencia y decoro que dos personas adultas tienen que tener, esta sigue siendo una institución respetable.

Minerva les guiñó el ojo, caminó por una pequeña sala rectangular decorada por un papel tapiz rojo, azul, verde y amarillo; una chimenea y un par de escritorios. Minerva subió por unas escaleras y antes de desaparecer hacia su habitación volvió a mirar a Daphne y Harry dijo.

—Una recomendación personal. Aunque las paredes son gruesas, usen hechizos silenciadores.

Daphne y Harry se encontraron con una habitación muy parecida a la que tenía en Potter Place, pero mucho menos decorada y sus equipajes a un costado. Harry se sentó en la cama y al igual que Daphne se quedaron mirando toda la habitación, las paredes sutilmente decorados, un escritorio, un espejo con una mesita y una silla que sin lugar a duda ella pensaba usar.

—¿Cuándo dije que al menos una vez teníamos que hacerlo en Hogwarts, y que la Sala de Menesteres podía ser el lugar, nuestra habitación se podría considerar como tal? —preguntó Harry divertido.

Daphne lo miró con una sonrisa traviesa y se sentó a horcajadas de Harry.

—Yo creo que si…. Esta dentro de Hogwarts, así que no le veo el problema… —dijo Daphne mientras comenzaba a besarle el cuello a Harry.

—Hoy estas más descarada que de costumbre, Daph… —dijo Harry mientras aceptaba los besos de su esposa.

—Es que tengo un esposo deseable…


El próximo capítulo esta titulado: "Historias Pasadas – Parte I"

Como siempre cualquier duda, problema o simple comentario pueden dejar un review, enviarme un Pm o en mi perfil hay otras formas de contactarme.

Nota 1: Admito que me divertí mucho haciendo este capítulo y mostrando a Daphne en una forma mucho más facetica y desidealizandola del típico estereotipo femenino. Intente retratar a una mujer real, ósea no es un monigote carente de sentimientos, deseos y pensamientos. Y creo que esta versión la hace muy real y más de una se va a sentir identificada. Si, Romilda va a ser la perra del año.

Agradecimientos por los Reviews.

Dcromeror: Gracias por dejar un review. Manipuladora, sensible, descarada, sincera, amorosa, tiene tantas caras que hasta se me hace difícil escribir. Espero que esta versión de Daphne que antes no se vio tanto te guste.

Mar91: Gracias por dejar un review.

CCSakuraforever: Gracias por dejar un review.

Gabrieljuarezl: Gracias por dejar un review. No, tenías razón, me había equivocado, lo revisé y ya lo corregí.