En el momento que mi visión se recuperó me di cuenta que ya no estaba en Japón, acaso acabo de ser teletransportado a otro mundo, esto es... ¡Increíble! Por lo que puedo ver este lugar tiene un aire de mundo medieval, bien bien ahora ¿Dónde está la linda chica que me a convocado?
-¿Chico quieres un appa?- me preguntó un hombre con muy mala pinta y ¿un appa? eso es una manzana saque los pocos yenes que me quedaban.
-¿Que es eso chico, eso no vale nada aquí estás quebrado, ¡vete! Me espantas a la clientela.- me ahuyento el viejo, que grosero por eso no consigue clientes, decido explorar la ciudad y descubrir por qué fui convocado.
Espera ¡ya se! este momento es donde descubro mi super increíble magia de isekai trato de hacer que la magia salga de mi pero nada.
Después de un rato de andar deambulando termino en un callejón solitario checando lo que tengo, celular, un envase de ramen, una bolsa de papas y mi cartera. Vaya asco de equipo inicial.
-Ey tu suelta todo lo que tengas si no quieres salir herido.- levanté la vista para ver a tres delincuentes rodeándome uno bajo, uno alto y otro gordo, esto debe ser una de esa misiones secundaria, carne de cañón para ganar experiencia.
Bien aquí voy si prestar atención a su advertencia suelto el primer golpe al alto y después me encargo del chaparro, no lo estoy haciendo nada mal hasta que el gordo me logra parar y tiendo el filo tan cerca hice lo que mis instintos primarios me exigían me incline y pedí por clemencia.
- ¿ya no eres tan rudo verdad imbécil?- fue lo que escuche antes de empezar a recibir el primer golpe.
-Alto ahí- sonó una voz del fondo antes de que la golpiza se volviera más dura la voz logro parar a los delincuentes.
-o demonios un caballero- me pareció que eso lo dijo el más pequeño así que hay algo así como policías aquí que suerte la mía.
-Tranquilo chicos somos tres y el...- el tipo dejo de hablar soltó el cuchillo pude ver cómo los otros dos compinches se levantaron y comenzaron a correr.
Me quedé algo extrañado hasta que vi la mirada del caballero tenía unos ojos que aseguraban muerte, mi mete se nublo por tal sensación de muerte que proyectaba hasta que poso su mirada en mi en ese momento todo su ser dio un giro de 180 grados sus ojos no transmitían más que preocupación y añoranza.
-¿Te encuentras bien? ¿Necesitas que te lleve a un curador? ¿Puedes ponerte en pie?- comenzó lanzándome preguntas en lo que se posicionaba alado mío viéndolo bien parecía esos caballero salidos de cuentos de hadas cabello rojo y un porte demasiado elegante.
-No, solo algunos moretones llegaste justo a tiempo antes que las cosas se pusieran violentas.- le respondí mis palabras parecieron brindarle un gran alivio.
- Me alegra escuchar eso, aunque debo insistir en llevarte con un curador para tratar tus heridas.- me explico mientras me ofrecía su mano para levantarme la tomé y sin ninguno esfuerzo me levanto.
- vaya en verdad lo agradezco, pero estoy totalmente arruinado y no tengo como pagarte después.- el caballero parecía confundido.
-No te preocupes los gastos saldrían por mi cuenta.-
-Espera, espera realmente agradezco eso créeme, pero ni siquiera sé tu nombre además siento que me aprovecho de ti.- le explicaba mientras movía en negación mis manos. El parecía divertido por eso.
- Que descortés de mi parte mi nombre es Reinhard van Astrea a su servicio y no es ninguna molestia para mí.
- Si tú lo dices Reinhard ,Subaru Natsuki un hombre totalmente arruinado.- termine con una pose marca Subaru que tuve que parar rápidamente por el dolor, Reinhard parecía preocuparse por eso.
-Sugiero que me me acompañes a mi vivienda para ser curado lo más pronto posible, ¿a no ser que tengas algo que hacer?- me preguntó mirándome con cierta intensidad que no tenía hace un momento.
-No, realmente no tengo nada soy nuevo por aquí y siendo sincero estoy bastante perdido así que agradezco la hospitalidad.- le respondí dándole un sincera sonrisa y agradeciendo a cualquier deidad que llegó este buen hombre a mi rescate mi respuesta pareció aliviarlo.
Es bueno escuchar eso, pongámonos en marcha Subaru, me gustaría que conocieras a cierta persona.
-Claro claro creo que es lo mínimo que puedo hacer después de lo amable que has sido- le respondí Reinhard solo sonrió y me guío hasta encontrar un carruaje el cual nos encamino a su casa, me preguntó ¿Qué aventuras me esperan en este nuevo mundo?
