La noche era abundante, la selva se encontraba en oscuridad total, gran parte de la fauna que aquí habitaba ya estaba descansando, siendo una noche más para muchas especies, pero, no lo sería para un pequeño grupo de aves. En medio de tanta vegetación, un par de Guacamayos azules volaba por entre los árboles, era un poco complicado por la baja iluminación del sitio, pero aún así se las arreglan para poder viajar tranquilamente, aunque, al poco tiempo ambos terminaron parándose en la rama de un árbol, tanto para descansar como para hablar.

—Ay, ¿donde dijo el Señor Blu que sería el evento?— se preguntaba uno de estos, era un pequeño Guacamayo azul, pero, su cuerpo se veía diferente a uno normal, pues llevaba consigo una máscara echa de hojas sobre su cabeza, y parte de su cuerpo estaba pintado de negro con detalles en blanco, asemejando ser huesos.

—No lo se, pero me parece que ya nos perdimos— decía una Guacamaya hembra, ella por su parte tenía una tela blanca sobre sus hombros, como una capa, pero aparte de eso estaba cubierta de un líquido rojo, como si fuera sangre.

—Si... y honestamente ni siquiera se para que hacemos esto— dijo el primero, suspirando un poco mientras se sentaba ya en la rama.

—¿Que? ¿No te emociona lo que él estuvo preparado?— le pregunto ella, algo extrañada por ese comentario.

—Pues, al principio si pero ahora, no lo se, se me hace una tontería... Dulces, Disfraces, no te suena algo... ¿bobo?— decía él, retirándose su máscara que llevaba puesta, dejando ver qué el contorno de sus ojos estaba pintado en negro para resaltar más.

—pues, cuando nos lo contaron sonaba divertido, y la verdad me gustó la idea... pero, quizá si sea algo... tonto— decía la otra dando un suspiro, hasta este momento no lo había pensado, pero, quizá si podría ser algo sin sentido y no tendría caso hacerlo.

—¿Que deberíamos hacer? ¿vamos a quitarnos esto y fingimos que nunca nos...— estaba diciendo este, pero en ese instante escucho algo, al voltear a la dirección donde escucho eso, no vio nada realmente, solo las hojas del resto de árboles. —Emmmm... ¿oíste eso?—

—¿Oir que?— pregunto la hembra sin entender, pero en ese momento se escuchó nuevamente, ahora ambos mirando hacia esa zona, viendo más hojas de los arboles moviéndose. —Este... ¿hola?—

—Mejor vámonos, esto ya me está empezando a aterrar— dijo el macho nuevamente, ya con algo de miedo en su interior, sin embargo, ese terror se intensificó al ver a alguien parado en una rama cercana, era como una Guacamaya Scarlet, pero a diferencia de una normal, está tenía... alas de murciélago, un par de colmillos sobre saliendo del pico, y sus ojos brillaban de un rojo intenso, notandose por la oscuridad de ambiente. —Oh no...—

La hembra volteo hacia donde miraba el otro, logrando ver también a aquella entidad, pero no era la única, en breve, 5 más de esas guacamayas aparecieron, teniendo rodeados al par de Spix, los cuales, ya con el miedo encima, solo se miraron entre si con la misma idea.

—¡Ah Volar!— se dijeron al unísono, emprendiendo el vuelo para huir de ahí, y como era de esperarse, el grupo de guacamayas rojas fueron a perseguirlos, 4 de las 5 separándose para tratar de atraparlos en diferentes direcciones, mientras que una aún los seguía de cerca.

El dúo continuaba con mirar atrás, aún con el miedo invadiendo su ser, tratando de ir lo más rápido que podían, pero entre más velocidad tomaban, era somos si la Scarlet detrás de ellos volará más y más cerca. Los dos Spix no podían creer lo que estaba pasando, era un situación demasiado estresante, no sabían que hacer, más cuando al poco tiempo las otras Guacamayas que se habían separado aparecían nuevamente para tratar de atacarlos, cosa que los azules lograban esquivar de una en una, pero entre más se juntaban era cada vez más difícil evitarlas.

—No puede ser... ¡¿Que hacemos?!— pregunto la hembra con preocupación, tratando de volar más rápido, pero el cansancio la invadía nuevamente, empezando a suspirar, aún manteniendo el ritmo.

—N-no, no lo se... solo, tratar de perderlas y regresar a la tribu— dijo el otro mirando hacia todas partes, tratando de recordar cual era el camino de regreso, pero como menciono hace rato, estaban perdidos, así que no tenía caso. —Oh Demonios...—

La chica solo suspiraba ya cansado, también moviendo la mirada hacia diferentes direcciones, pensó en separarse pero al ser 2 contra 6, estaba claro que era una malísima idea, así que tratar de huir juntos era lo único que podían hacer. Aunque, en medio de tanto movimiento, ella logro ver algo, era como una luz, emanando de entre los árboles, al ver aquello, no lo pensó dos veces. —¡Oye!— exclamó llamando la atención de su compañero. —Veo una luz por allá, hay que ir—

—¡Entendido!— respondió haciendo caso a su idea, ahí ambos volaron hacia esa dirección, sin embargo, y para desgracia de ambos amigos, las Scarlet volaban aún más cerca, acercando sus garras hacia ellos, listas para atrapar a este dúo.

Afortunadamente, justo antes de eso, lograron llegar a esa sazona iluminada, aunque teniendo un accidente aparatoso, uno cayendo directamente contra el suelo y la hembra chocando con un árbol, ahora estando ambos en el suelo de tierra adoloridos.

—Ay no... ¿Estamos vivos?— pregunto la hembra abriendo poco a poco sus ojos con dificultad, más por el cambio abrupto de iluminación, pero rápidamente un par de sombras se acercaron, viéndola desde arriba.

—Oye, ¿estás bien? ¡esa si que fue una caída!— dijo una de las sombras, pero al poco tiempo la vista de la chica se fue acostumbrando, logro ver a un Guacamayo verde acompañado de uno amarillo, ambos cubiertos de barro y hojas y con ramas como si fueran cuernos.

—Ay ¿que paso...?— ella se levantó de apoco, acariciando su cabeza, al mirar más en el sitio, vio a más aves de su edad, al igual que ella y su compañero, estaban disfrazados también, y hablando de el, este estaba aún tirado en el suelo, acostado de lado dándole la espalda, con las patas cruzadas y una ala encima de su cuerpo. —¡Ay no!—

Ella fue rápido para ayudarlo, moviéndolo para que estuviera acostado boca arriba, y este con algo de molestia solo frunció el seño, también intentando acostumbrarse a la luz.

—Ayayayayay... ¿Mamá?— pregunto mirado a la hembra, ya ahí, solo sonrió aliviado, aunque enseguida su cara cambio. —¿Estamos Muertos?—

—No, afortunadamente no, de hecho, creo que ya estamos seguros, esas cosas dejaron de perseguirnos— dijo ayudando a su colega a levantarse, ya ahí, ambos vieron al resto de aves en el sitio, muy despreocupadas de la vida, sin importar que allá afuera hubiera un par de bestias rondando, aunque más que la presencia de las aves, lo que más les llamo la atención fue el lugar donde se encontraban. —ah todo esto... ¿Dónde estamos?—

Tanto ellos como el resto se encontraban en una Zona diferente del resto de la selva, estaban en un claro en forma de círculo perfecto, rodeados de 7 árboles en total, iluminados con pequeñas linternas con fuego en su interior, emanando luz, pero lo más extraño era lo que había en dichos árboles, pues en estos estaban diferentes figuras pintadas en ellas.

En una estaba la representación de un árbol puntiagudo con muchos diseños de colores y una estrella en la punta; En otra una especie de planta de 4 hojas; Había también lo que parecía ser un ave naranja con muchas plumas en la cola; También se podía ver un gran corazón rojo; En una había un especie de huevo pintado de colores; en otra era una figura rectangular con estrellas blancas en ella; pero definitivamente la que llamaba más la atención, era una cara en color naranja, con una sonrisa furiosa y dientes puntiagudos.

—Por Yautja... ¿que es todo esto?— pregunto el macho algo confundido, mirando todo con atención, pero luego decidió preguntar a alguien del grupito. —Oigan, ¿saben que es todo esto?—

—Deverian saberlo, si vienen disfrazados es por una razón— dijo uno de el ellos, este vestía con una capa echa de hojas, teniendo puesta una capucha que no dejaba ver su rostro.

—Espera, ¿es aquí donde será el evento?— pregunto la hembra por aquella respuesta, pero enseguida la luz de las linternas se fue apagando, dejando el sitio poco a poco en oscuridad, formándose un silencio prominente ahí, solo interrumpido por los murmullos de los presentes.

Fue ahí, en medio de tantas dudas cuando una luz salió de arriba, venía directamente del cielo, o al menos eso pensaron todos, y un par de segundos después, se empezó a escuchar una voz...


Fue hace mucho tiempo, mucho más del que crees,

en un lugar que en tus sueños has visto tal vez...

Y la historia que hoy contaré para tí

sucedió en el mundo de las fiestas sin fin.

Tal vez te has preguntado la historia de las fiestas,

pon atención, pues esta ahora comienza...


Escucharon todos con atención, ahora muy expectantes a lo que estaba apunto de pasar, fue ahí que la linterna que iluminaba el árbol con la cara se encendió, estando alguien parado justamente ahí, mirando fijamente al grupo.

—¡Aaaaahhh!— gritaron todos al verlo, tenía el cuerpo de un Guacamayo, pero estaba cubierto de lianas y ramas, además de que tenía su cabeza bajo un cráneo que se veía muy real, y a través de las cuencas se podía ver un par de ojos turquesas.

Aquella criatura no dijo nada, solo tomo la linterna y movió su ala, indicándole a qué la siguieran, empezando a caminar fuera del círculo, mientras que de fondo, se empezó a escuchar una melodía...

—Ok, definitivamente no esperaba esto— dijo el Guacamayo muy emocionado, volviendo a ponerse su máscara de hojas, recuperando ese ánimo que había perdido momentos antes, olvidando también que estuvieron apunto de morir hace poco.

[Inserte Música: "Esto es Halloween" de Danny Elfman]

El grupito siguió caminando, siendo guiados por la criatura que iluminaba el camino, llegando estos a una zona llena de rocas sobresaliendo del suelo, con símbolos extraños grabados en ellas, fue ahí cuando perdieron de vistas a la criatura de la linterna, para ahora empezar a aver un par de sombras formándose en las rocas del lugar, empezando a cantar todas de una en una.


Niños, niñas y los demás

Vengan pues yo les voy a enseñar

Un extraño y gran país

Que se llama Halloween...


Luego de eso las sombras desaparecieron, para dar paso a un grupo de Guacamayos de plumaje blanco, empezando a revolotear al rededor del grupito de aves, guiandolos por el sitio, donde aparte de las rocas simulando ser tumbas, también había muchas nueces de Brazil y frutas pintadas como la cara que había en el árbol, esto mientras continuaba con la canción.


Esto es Halloween, Esto es Halloween

Grito Hostil en la oscuridad

¡Esto es Halloween!

Asustar es nuestro fin, ya verán como todo el mundo temblara

¡Gritos Ya! ¡Gritos hasta el fin!

Asi es siempre Halloween~


Todos continuaron caminando, fascinados por la canción que aquellos espectros les cantaban, hasta que terminaron llegando a lo que parecía ser una casa humana, pero a una escala pequeña, con el tamaño perfecto para que los Guacamayitos pudieran pasar. Ya dentro, el sitio se veía muy oscuro, excepto por una luz tenue que iluminaba una cama humana pegada en una pared, y justo debajo de esto, un par de ojos rojos observando detenidamente al grupo, para después salir arrastrándose un Guacamayo esquelético, con el pico repleto de colmillos y unos ojos metálicos proyectando aquella luz roja, esto mientras continuaba la canción.


Bajo tu cama me voy a esconder,

Ve mis dientes y ojos tambien.


Todos al ver eso solo se apartaron, unos asustado, otros con encanto en sus ojos, solo viendo a ese esqueleto volviendo a esconderse bajo la cama. Posteriormente, la luz que la iluminaba se pagó, procediendo a prenderse otra, ahora alumbrando una escalera al otro lado de la habitación, pero lo más inquietante es que debajo de estas se podían ver una garra, pero en lugar de dedos, tenía serpientes en ella, para luego asomarse lo que parecía ser un reptil, con mucho pelo en su cabeza, teniendo arañas caminando sobre está.


Tras la escalera yo suelo asustar,

Mírame bien, no te voy a gustar.


Todos gritaron al ver el aspecto tan tétrico de dicho ser, era aún más aterrador que el que estaba debajo de la cama, por lo que el grupo corrió a otra zona de la casa, llegando a una sala más amplia e iluminada, logrando ver ahí muchos objetos y muebles humanos que nadie reconocía, y nuevamente, la canción continuaba.


Esto es Halloween, esto es Halloween...


Luego de escuchar este coro nuevamente, varios de los muebles se abrieron, dejando salir a las Guacamayas Scarlet de antes, aquellas de aspecto Monstruoso, cantando una por una.


Halloween,

Halloween,

Halloween,

¡Halloween!


Los dos Guacamayos del principio solo abrieron sus ojos al verlas ahí, pero ahora no tenían intensiones de matarlos, en su lugar, aquellas Guacamayas de grandes colmillos y alas de murciélago se formaron en fila, abriendo una puerta para salir de ahí, guiando al grupo con ellas para continuar el recorrido afuera, mientras continuaba con la canción.


Que lugar, que emoción,

todos cantemos esta canción.


Las hembras vampiresas salieron volando, yéndose del sitio, esto mientras un Spix aparecía frente a los polluelos, y, este fue el único que pudieron reconocer, ¡Era Blu! pero una de sus alas y la mitad de su cara eran de metal, llevaba capa, sombrero y un bastón en alas. El sonreía al ver al grupo de Guacamayos, mostrándose enigmático ante ellos, para después levantar el bastón mientras empezaba a cantar también.


¡Mi ciudad! te fascinará,

Y si te descuidas te sorprenderá.


Luego de decir eso, salió volando también, perdiéndose de vista en la oscuridad, y antes de que los polluelos procesarán lo que le acababa de decir, se empezó a escuchar cantar a alguien más, pero en están ocasión, nadie sabía de dónde venía el sonido.


Ve por dónde vas,

ten cuidado al caminar

algo horrible te saldrá y te hará...

¡GRITAR!


Enseguida, un grupo de 3 Guacamayos salieron de la oscuridad, uno era color negro, teniendo grandes cuernos y de ojos rojos, otro estaba cubierto de una especie de baba verde, y el último, en lugar de tener plumas parecía tener pelo cubriendo todo su cuerpo, con un par de orejas grandes y ojos de felino, todos rodeando a los polluelos que solo los miraban aterrados, y también, cantando uno a uno...


¡Esto es Halloween!

El terror es nuestro fin.

¿Te asusté?


Dichos Guacamayos Monstruos se acercaban más y más, disfrutado mucho del miedo que su sola presencia trasmitía. Los críos estaban que temblaban de pavor, con sus emociones al máximo, siendo el terror la que más predominaba, pero, En ese instante, una voz nueva apareció, diciendo en voz alta...


¡Asi sera!


Luego de eso, y sin previo aviso, unas cuantas panteras negras aparecieron corriendo por el sitio, siendo estás montadas por otro grupo de Guacamayos, tomando a los polluelos, rescatando a todos y cada uno de ellos, llevándolos lejos de ahí. Todos miraban a los jinetes de dichas panteras, estos mismos vistiendo con túnicas negras y sombreros puntiagudos, liderados por una Guacamaya regordeta que estaba hasta enfrente, quién, acompañada de otra Spix, continuaron cantando al unísono.


Una vez, otra vez,

Todo aquí es al revés,

Bajo la luna en la oscuridad.


Las panteras continuaron corriendo un par de segundos más, hasta que los Guacamayos terminaron por dejar a los polluelos de a poco en otra zona, reuniéndose todos sanos y salvos, mientras los felinos se iban. Ya estando más seguros aquí, todos empezaron a mirar a todas partes, luego de tantos animales de aspecto aterrador, se podrían esperar cualquier cosa... excepto lo que saldría de la oscuridad.

Pues, todos ahí fuero presentes de como un Guacamayo de enorme tamaño se manifestaba frente a ellos, tenía proporciones muy humanas, y parecía estar echo de metal, con sus ojos brillando en verde y echando humo de las aberturas en todo su cuerpo, esto mientras que de unos agujeros a los laterales de su pico se empezó a escuchar una voz cantando.


¡Vamos a gritar!

¡Gritos hasta el fin!


El gran pájaro mecánico empezó a agacharse, posando sobre una rodilla en el suelo, luego, su cara se abrió, dejando ver su interior, estando ahí una Spix, con gafas protectoras negras y una bata blanca, sentada como si estuviera controlando al Guacamayo mecánico, ella solo sonrió, diciendo en un tono sereno.


Asi es siempre Halloween~


Después de decir esto, y sin ninguna razón aparente, tomo a los polluelos con las manos metálicas de la máquina, apretando un poco para que no escapen, para después, abrir una compuerta en su pecho, dejando ver mucha oscuridad ahí dentro, y finalmente, los arrojo a todos en su interior, cerrado la compuerta otra vez...

Todos cayeron en ese espacio oscuro, ya a este punto, era difícil imaginar que podría pasar ahora, sea lo que sea que Blu y compañía tenían planeado, definitivamente los lograría asombrar más y mas.

Estando ahí, en la oscuridad de aquel sitio, vieron una luz cúbica haciéndose presente, era una pantalla, de esas que tenía Blu en su nido para ver cosas, y en este caso, de esa se podía ver a un Oso Hormiguero, con cara pintada, ropa holgada y su nariz roja, sin embargo, este en lugar de cantar como el resto, solo bailo un poco mientras que de fondo se escuchaba una voz, que era quién cantaba.


¡Soy el payaso que te hace llorar!

¡mírame bien, te haz de acordar!


Al decir esto último, su cuerpo se transformó en una aberración Monstruosa, sus brazos se convirtieron en unas pinzas tipo mantis y su trompa se abrió, dejando ver unas cuántas hileras de dientes. Esto, por obvias razones termino traumatizado a los polluelos, mirando dicha escena con horror, estando paralizados, sin darse cuenta de que el enorme Guacamayo metálico los dejo salir de ese lugar, devolviendolos al exterior, alejándose para desaparecer al instante.

Los polluelos habían visto de todo ya, no tenían ni ganas de ponerse de pie, pero los pocos que si se levantaron, fueron testigos de como una gran briza de aire los empujó, los que seguían en el suelo se cubrieron, pero los que seguían de pie salieron volando, mientras que, nuevamente, se oía a alguien cantando en el ambiente, aunque en modo de susurro.


Yo soy aquel que no puedes ver,

soy el viento que te hace estremecer


El viento termino, permitiendo que ahora sí que si el grupo regresará a estar junto, cuidándose de que ahora nada o nadie fuera a causar algún lío, pero, claramente Blu se sacaría algo de la manga. Cómo la zona en la que se encontraban era completamente oscura, lo único que les iluminaba era la luz de la luna, por lo que no fue difícil llamar la atención de todos, pues, para sorpresa de ellos, una gran sombra con apariencia de cacatúa apareció en la luna, mirando con atención al grupo, también continuando con la canción.


Yo soy la sombra que te inspira Horror

Te hago soñar sueños de Terror.


La sombra abrió su boca, dejando salir de ahí un gran grupo de murciélagos, volando hacia los polluelos con intensiones nada agradables, por lo que enseguida escaparon de ahí, corriendo a otra zona más abierta. Ya estando acá, el ambiente se veía un poco más tranquilo dentro de lo que cabe, pues apenas entraron, vieron a más Guacamayos esqueléticos de colmillos y ojos rojos, jalando una carreta con unas cadenas, llevando sobre está a la creatura que habían visto al principio de este recorrido, sentada ahí, de forma melancólica, viéndolos de reojo, a la par que los esqueletos cantaban con una voz distorsionada.


Esto es Halloween, esto es Halloween...

Halloween,

Halloween,

Halloween,

¡Halloween!


Los críos miraban esto con asombro, bastante sorprendidos de todo lo que ya habían visto, realmente se la estaban pasando fenomenal.

Mientras todos miraban aquélla carroza, no se percataron de que algo venía hacia ellos a toda velocidad, siendo esta un hacha de su tamaño, la cuál se terminó clavando en uno de los árboles cercanos, asustando al grupo, haciendo que unos den un brinco por la impresión.

Justo ahí, dos criaturas más aparecieron detrás de ese árbol, una era como un Spix, pero con sus plumas decoloradas a un verde oscuro, con colmillos y dos orejas saliendo de su cabeza, y la otra era una Scarlet cómo las de antes, también con alas de murciélago y colmillos, pero bastante más pequeña que las otras. Este par de Guacamayos, también empezaron a cantar, mientras intentaban retirar el hacha del árbol.


Presten todos mucha atención

Sin temor no habrá diversión


Cuando por fin retiraron el arma del árbol, dispuestos a jugar con ella, otros dos Guacamayos Spix aparecieron, uno alto de plumas lacias y otra regordeta de plumas rizadas, ambos con el plumaje de su cuerpo desgastado, cubiertos de sangre y con partes de sus huesos a la vista, aunque el macho llevaba una chaqueta roja con dos líneas negras que caían desde los hombros hasta unirse en su cintura, mientras que la hembra solo iba así sin nada más puesto.

Estos dos enseguida les quitaron a los otros dos aquel objeto cortante, para luego cargar al par sobre sus hombros, también continuando con la canción al unísono.


El terror,

Es nuestro fin

Así es siempre Halloween


Estos Guacamayos vieron al grupo de polluelos que solo se quedaron observando con atención, luego les dieron sus alas, indicándoles que debían tomarlas, y estos, ya sin miedo alguno, lo hicieron, formando así una fila, todos tomándose de sus alas, empezando a caminar con ellos a una zona diferente.

Este sería el río más grande de la selva, lugar donde se reunieron absolutamente todos los Monstruos y criaturas que llegaron a ver en todo su recorrido: Las Scarlet de colmillos, las Spix montando panteras, aquel Guacamayo metálico gigante, el oso Hormiguero Monstruoso, los Guacamayos esqueléticos, los blancos que revoloteaban por ahí, y también a Blu, colgando de una liana, quien al verlos entrar aquí, empezó a cantar nuevamente lo mismo que había dicho hasta hace un rato.


¡Mi ciudad! te fascinará,

Si te descuidas te sorprenderá.


Blu aún estando ahí colgado, fue girando lentamente para mostrar nuevamente a los Guacamayos esqueletos, jalando la carreta de antes, llevando en esta a la creatura con cabeza de cráneo una vez más, paseando con ella por el lugar, dejando que todos la vean y admiren, mientras cantaban en su honor.


Si el flaco Jack te encuentra y te atrapa,

de un grito loco te dara un susto mortal…

¡Esto es Halloween!

¡Gritos hasta el fin!

¡Vamos a aclamar al señor de este lugar!


Ahora, todo el mundo presente, aún cantando con gusto y devoción, era testigo de como la creatura se ponía de pie sobre la carreta, ya estando aquí, Blu aún colgado en la liana se acercó para entregarle una antorcha, la cuál sujeto con sus alas, levantándola para mostrarla a todos.


El Rey Jack, gran Rey de nuestra ciudad,

Todos de pie ante el gran Rey Jack.


Luego de oír aquel coro tan melodioso, la creatura se llevó la antorcha a su pico, metiendo está directamente para asombro de los polluelos, pues, justo después de hacer esto, su cuerpo entero empezó a arder, cubriéndose de llamas, por completo, pero no se veía que le doliera, en su lugar, seguía observando a todo el mundo aquí reunido, con cierto encanto en su mirada.


Esto es Halloween, esto es Halloween…

Halloween,

Halloween,

Halloween,

Halloween...


Estando aún en llamas, teniendo el río cerca de ella, la creatura extendió sus alas y dio un salto directamente al agua, apagándose el fuego al instante, mientras que, la mayoría de asistentes se fueron acercando para ver, pero, el Guacamayo de plumaje verdoso, la de bata blanca, y una de las que montaba a las panteras se acercaron otro poco, estando más cerca del río, y ya estando estos tres Guacamayos juntos, terminaron de cantar con una voz relajada y enigmática.


Que lugar, que emoción,

todos cantemos esta canción…


Seguido de esto, del agua del río salió algo más, pues era un Spix hembra, con todas las plumas de su cuerpo completamente oscuras, también con formas de huesos en las zonas visibles, pues sobre su pecho llevaba puesto un pedazo de tela blanco con negro y una araña en la parte del centro cerca del cuello, mientras que su cara, era la de una Guacamaya común, pero pintado de blanco con líneas negras y el contorno también, aparentaba ser un cráneo. Ella extendía sus alas, mostrando su cuerpo a todos los animales Monstruos presentes, mientras estos, movían sus alas de un lado a otro, Coreando todos unidos de forma lúgubre y tenebrosa pero a la vez con una emoción indescriptible...


La La La La La La La

¡Halloween! ¡Halloween!

La La La La La La La

¡Halloween! ¡Halloween!

La La La La La La La

¡Halloween! ¡Halloween!

La La La La La La La

¡Halloween! ¡¡Halloween!!


Una vez dicho esto último, todos dieron un gran graznido al aire, dando la canción por finalizada, celebrando y aplaudiendo ya, felicitandose unos a otros, muy satisfechos con el resultado de esta organización que hicieron en conjunto y que varios días de práctica por fin dieran frutos. Mientras tanto, los polluelos que presenciaron todo de inicio a fin estaban más que extasiados de la emoción que generaba haber formado parte de esto, luego de haber tantas emociones en tan poco tiempo, era más que fabuloso y seguramente era algo que nada nunca lograría superar.

—Wooow... ¡este evento aunque estuvo Maravilloso!— decía uno de los Spix del principio, mirando a todas partes con felicidad, ahora que todo estaba más relajado, podía ver con atención los trajes y disfraces de todos los miembros del musical.

—Definitivamente, no esperaba que fuera tan... ¡Fantástico!— su compañera también se encontraba con la energía invadiendo su cuerpo, aunque ella más que nada miraban a la criatura del Rio, o mejor dicho, a Jack, quien con ayuda de Blu logro regresar a tierra firme, y ya estando está ahí, logro reconocer quién era en realidad. —Uy mira esooo— tomo a su amigo de los hombros y lo hizo mirar a su dirección.

—Ay Perla, ¡estuviste maravillosa! sin duda lograste lucirte con este papel— decía Blu con la felicidad invadiendo su ser, tomándola de las alas.

—Aww muchas gracias amor, la verdad tenía miedo de morir en cualquier momento, pero al final, me alegra haberlo logrado— Respondió la Spix con una sonrisa, bastante agradecida del cumplido de su marido. —Menos mal nadie aquí conoce a Jack, sino estarían molestos de que una hembra lo hubiera interpretado jeje—

—Aunque así haya sido, lo hiciste más que perfecto— añadió Blu rodeando a su pareja con su ala, pero enseguida las crías de estos dos aparecieron, saltando hacia su madre y padre.

—¡Vaya que esto estuvo fantástico! fue mejor que el último que hicimos cuando aún estábamos en Rio— dijo la hija mayor, Carla, quitándose un momento su sombrero de brujita, mientras se subía a la cabeza de su padre.

—¿Lo ven? Les dije que todo saldría bien si hacíamos todo justo como Papá y Yo lo planeamos— continuo Bia, retirándose sus gafas protectoras también, abrazando un poco el ala de su padre Blu.

—y vaya que tuviste razón, pero lo mejor de todo fue cuando Mamá se encendió en llamas ¡y salto por el aire como una bola de fuego!— respondió Tiaguito estando también sobre la cabeza de su madre, pero luego ella lo tomo en sus alas para cargarlo.

—Agradezco no haberme rostizado— ella carga a su pequeño hijo duende, acariciando su pico con la de el. —Bien, ahora vamos con los demás, ¡que esto aún está empezando!—

Así, la familia Gunderson, portando sus disfraces de Halloween, fueron con el resto de animales, adentrándose en la selva nuevamente, pero antes de hacerlo, Perla miro hacia atrás para ver al par de polluelos, haciendo un gesto con su ala para indicarles que los siguieran, lo cual hicieron, yendo rápido con ella y el resto.

Al cabo de unos pocos minutos, llegaron a una zona más iluminada, llenan con muchas decoraciones aterradoras, aquí todos los polluelos y adultos se estaban divirtiendo con todo lo que había, como juegos con temática de miedo, unos de los asistentes presumiendo los disfraces que llevaban puestos, otros repartiendo dulces a los más pequeños, e incluso había varias pantallas en los árboles trasmitiendo especiales de Halloween de series animadas, etc. En general, era un lugar ideal para celebrar la festividad como era debido, cosa que sin duda era maravilloso para los Guacamayos y otros animales que no habían festejado esto nunca.

—¿Porque no nacimos en la ciudad?— pregunto la Spix, maravillada con todo lo que veía, colocando sus alas en sus mejillas con cada cosa increíble que veía.

—No lo se, pero me alegro que el señor Blu nos de la oportunidad y comparta algo como esto— su acompañante la tomo de su ala y se la llevó para que jugarán por ahí, pasando justo al lado de Blu y Perla que miraban todo también.

—¿Escuchaste? ¡Están felices de que logré traer el Halloween!— decía Blu con emoción. —Menos mal logré convencer a tu padre, ¿No?—

—Blu, no convenciste a nadie, aprovechaste que mi Papá se lastimó su ala y Tulio lo llevo a Rio para que se recuperará— respondió Perla, rodando un poco sus ojos.

—Bueno, convencí a Mimi que era la que estaba a cargo jeje— continuo Blu encogiéndose de hombros.

—Aww bueno, es verdad— Perla le sonrió, conmovida de aquella ternura que caracterizaba a su esposo, el cual termino rodeando con su ala para acercarse a el, dándole un pequeño beso en su pico, el cual fue suficiente para que el Spix macho se sonrojara y estremeciera de amor. —Mascota~— le aprieta uno de sus cachetes con la ala, riendo ligeramente.

Y así fue como la tribu Spix acompañada de otros grupos de animales se dedicaron a pasarla bien durante un par de horas, aún eran las 8, así que tenían tiempo más que suficiente para divertirse, o al menos hasta las 10 PM, pues acá, el par de Spix ya se encontraban agotados, descansando bajo un árbol, con un montículo de dulces al lado, y con las barrigas algo hinchadas.

—Vaya que eso fue Delicioso...— dijo el macho, queriendo comer más, pero no le era posible.

—Y divertido, ojalá el líder Eduardo le diera permiso al señor Blu de hacer esto más seguido— la otra solo se estiró un poco, teniendo las alas bajo la cabeza.

—Si, sería genial...— se rindió, dejando el caramelo a un lado, solo descansando con su amiga, pero entonces, notaron que alguien se iba acercando, era Tiago, acercándose con toda la actitud del mundo, parándose con las alas en la cintura enfrente de ambos.

—¡Oigan! ¿No les gustaría divertirse aún más?— dijo con una sonrisa, esperando a que alguno dijera algo.

—Mmmhh, no lo sé, ¿Que más se podría hacer?— Preguntó la hembra, mirándolo aún con cansancio.

—Pues, estoy reuniendo a un grupo para ir a las profundidades de la selva, tengo algo genial que enseñarles— dijo este manteniendo el ánimo en su voz, cosa que llamo la atención de los dos.

—Podría ser... ¿Nuestros padres nos darán permiso?— pregunto el chico poniendo un ala en su mentón.

—No hace falta, iremos y volveremos antes de que se den cuenta— respondió Tiago. —Vamos, ¡les aseguro que será emocionante!—

Ambos se miraron entre si, valorando lo que el chico les estaba proponiendo, pero, luego de meditarlo un segundo, por no decir que no lo pensaron nada, aceptaron. —¡Va!—

—Muy bien, entonces... siganme— movió su ala en señal de que fueran con él, y estos sin problema lo siguieron, alejándose del evento sin que los adultos se dieran cuenta.

Tiago los guío a una zona donde había más como ellos, entre estos una Jacinto con traje de alien, pues tenía sus plumas teñidas con verde y con un par de antenas, otro que era un Guacamayo Ara Ararauna con muchas manchas rojas, simulando ser heridas en su cuerpo, además de tener una hacha falsa clavado en la cabeza, también una Guacamaya Guarouba, con las plumas de la mitad del cuerpo estando pintadas como si estuvieran quemadas, con una herida falsa en ese lado de la cara también, y por último, una Escarlata con las alas falsas de murciélago, aunque aún se veían parte de sus plumas normales, y con un par de colmillos también, forzando un poco la cara para que no se cayeran del pico, además de que también se encontraban Carla y Bia.

—Hasta que llegas, tenemos que irnos antes de que se haga más noche— decía Bia señalando a la luna.

—Si, si no lo hacemos antes de las 12, no será lo mismo— Carla también lo regaño, viendo a los dos que trajo. —Bien, tenemos a 2 más, supongo que es buen número, una lástima que los demás se acobardaron—

—Si, algo es algo— Bia se acercó a todos, viéndolos mejor. —¿Que tal? Supongo que Tiago les comento para que nos reunimos, ¿no?—

—Mas o menos, dijo algo sobre enseñarnos una cosa— respondió el Guaruoba, alzando un poco su ala.

—Si, es todo lo que dijo— la Jacinto mira un poco a todos aquí, mostrándose algo inquieta. —Este... primero que nada, ¿No deberíamos presentarnos?—

—¡Seria buena idea!— el Ara Ararauna da un pequeño salto. —Me llamo Cian, ¡encantado!—

—Yo me llamo Camil, así nada más— respondió la hembra Guaruoba, teniendo una sonrisa.

—yo soy Yessica, no Jessica, ¡Yessica!— aclaro la scarlet, levantando dos plumas de ambas alas. —y mi apellido es Mazza, por mi Mamá querida—

—Y-yo soy Paulina, pero como no me gusta ese nombre, prefiero que me digan Paula— dijo la hembra Jacinto juntando sus alas una con la otra.

—Ohh pues, emmm... Yo soy Samuel— respondió el macho Spix, inclinándose un poco hacia los demás.

—y Yo soy Bela— respondió la otra Spix, también haciendo una pequeña reverencia.

—Bien, ya nos presentamos, ahora, debemos partir, ¡La noche de Halloween no dura para siempre!— fue entonces que Tiago salió volando, seguido de sus hermanas y luego el resto de polluelos, todos siendo liderados por el travieso y caótico Tiaguito, el cual no dejaba de observar hacía bajo para no perder de vista un río que se escondía bajo los árboles.

—Entonces Bro, ¿cuál es el plan?— pregunto su hermana mayor, volando de cerca a su lado.

—Pues Mira Carlita, hace poco encontré un lugar perfecto para... ya sabes...— Tiago se le acerca, casi susurrando. —Contar historias de terrooor—

—Ooooh Claro Claro, así como el tío Nico cuando nos llevo a esa casa abandonada y nos dijo que ahí comían niños— respondió ella, riendo un poco al recordar aquello, pero luego volteo atrás, viendo al resto de polluelos. —¿Tu crees que les llegue a dar miedo?—

—Por supuesto que sí, ¿no crees Bia?— fue al otro lado, donde estaba su otra hermana.

—Depende, si les cuentas historias muy contemporáneas como los Creepypastas, lo más probable es que no les de miedo, en su lugar van a terminar confundidos— respondió está, sabiendo que era lo único que su hermano sabía con respecto al terror.

—Bueno... Es verdad, tendría que pensar en otra cosa— el chico pensó un poco, sin tener una idea clara.

—Si, pero no te preocupes, nosotras nos haremos cargo, recuerda Como te asustabamos cuando eras pequeño— dijo Carla, dándole un pequeño golpe con su ala.

—Jaja, si claro, se aprovechan de que estoy enano— refunfuña con desanimo, pero mejor lo ignoró, concentrándose en su camino.

Luego de casi 10 minutos volando, ya estando algo lejos de la tribu, Tiaguito continuo observando el río, el cual llegaba hacia los acantilados que había en estas zonas lejanas, hasta que se detuvo en seco, provocando que el resto también se pararan, viendo al chico azul mirar insistentemente hacia ahí.

—¿Tiago? ¿seguro es por acá?— pregunto Yessica, acercándose a él, preguntándose dónde los había traído.

—Claro que si, Yess, ya tiene rato que lo vi y puedo apostar una ala y la mitad de la otra a qué está por aquí— el chico inspecciono más el sitio, hasta que logro divisar lo que buscaba. —¡ahi está!—

Todos fueron para allá, acercándose con Tiago hacía una gran cortina natural de hojas y lianas, escondiendo una cueva que conectaba con el río que el Spix estuvo siguiendo, entrando directamente aquí, siendo seguido por los demás, volando por este sitio con mucho cuidado, notando que como tal no era una cueva, sino la entrada de un lugar más grande.

Avanzaron un poco más, hasta que salieron de ahí, pasando por otra cortina de lianas, llegando hacia otro acantilado pero ahora con una forma circular, pero esto no era lo que sorprendió a todos, sino el hecho de que Enmedio de este sitio había una gran torre de estilo medieval, se veía realmente antigua, pues parte de la estructura estaba destruida, sumado a la vegetación que crecía en ella, siendo consumida por las plantas de la selva.

—Ok... Esto realmente no lo veía venir— Bia solo miraba el sitio con algo de confusión, pues, de todas las cosas que espero encontrar aquí, está no era una de ellas.

—¿Como fue que encontraste este sitio?— pregunto la hembra Jacinto, tocando el hombro de Tiaguito con la ala.

—No lo sé, solo recuerdo estar buscando frutas para las decoraciones cuando me tope con este lugar, ¿¿no es genial??— pregunto con entusiasmo, aproximándose a toda velocidad hacia la torre, posando frente a la gran puerta de maderas antigua, pues esta misma tenía ciertas partes podridas por los años y el metal de las bisagras y ciertas decoraciones muy oxidadas, ni siquiera parecía que pudiera abrirse, Tiago opto por entrar por una pequeña abertura que tenía, perfecta para que él y el resto pudieran entrar igual. —Wow, ¡miren todo esto!—

Todos entraron en fila uno a uno, viendo el lugar, era como formar parte de un cuento de fantasía, pues la arquitectura y la decoración era muy idéntica a las antiguos castillos medievales, aunque tirando más a lo Victoriano.

—Esto definitivamente tiene que ser investigado, ¿que rayos hace esto acá en la selva?— preguntaba Bia, caminando por ahí mientras giraba lentamente, viendo todo con mucha atención.

—No lo sé, pero me parece fantástico— dijo Cian, también mirando todo con asombro.

—y aterrador— dijo Bela, acompañada de su amigo, quien permanecía detrás de ella, protegiéndose con miedo. —Bueno, tampoco es para tanto—

—¿Como que no?— el otro se mantuvo abrazado, mirando a todas partes, tratando de buscar sino había nadie por ahí que los pudiera atacar, pero nada más que formas sin sentido en las sombras, aunque estaba seguro que en una de ellas había un par de ojos rojos. —Ayayayay—

Todos caminaron por el sitio, llegando al centro de la estructura, decorada con una vieja y polvorienta alfombra rojo vino, o al menos eso parecía, al mirar arriba, solo vieron una interminable escalera de caracol que daba a lo más alto de la torre, Bia dedujo que podrían ser 4 plantas mínimo. Sin duda el lugar transmitía un sentimiento extraño, más porque varios se empezaron a sentir incómodos, como si sintieran la mirada de Miles de ojos encima, y no estaban equivocados, pues de las vigas de la estructura y grietas en la pared, alguien acechaba en silencio, oculto desde las sombras...

—Mmmhhh Tiago... y ¿si mejor nos vamos a casa y volvemos mañana temprano?— pregunto la Scarlet, quien también empezó a sentirse asustada.

—Ni hablar, ¡este sitio es perfecto!— el miro a todos, extendiendo sus alas con emoción, pero enseguida, alguien cayó desde hasta arriba, aterrizando justo detrás de él, este, al mirar arriba, vio a una Guacamaya escarlata, de ojos rojos y largos colmillos, mirándole con una sonrisa gentil. —Ohh... H-hola—

—¿Que están haciendo ustedes aquí? ¿No deberían estar en casa a estas horas?— pregunto tranquilamente, aunque por su aspecto, termino intimidado a todos los polluelos, mostrando su par de alas de murciélago.

—Si, ya es tarde para que unos niños estén fuera a estas horas— otra aterrizo justo del otro lado, con ese mismo aspecto, pero con una cara menos agraciada.

—E-este... No se preocupen, ya nos íbamos— Carla intento caminar pero termino chocando con otra, con las alas cruzadas y con una sonrisa burlona.

—Vamooos, ya están aquí, quédense otro rato— dijo agachándose un poco, dándole un toque a Carla con su ala en el pico.

—Si, y de hecho, pueden venir a cenar si quieren— una más apareció por el otro lado, caminando directo de la oscuridad, acariciando una pequeña araña que llevaba en su ala.

—NO NOO, gracias pero, enserio, debemos irnos— La Jacinto trato de irse volando, pero una ala de murciélago la tomo de la garra, haciéndola regresar al suelo, al voltear, vio a otra diferente, quien con una expresión seria solo la veía con indiferencia.

—Miren niños, fue una muy mala idea entrar acá... ahora, tendrán que sufrir las. consecuencias~— dijo está, abriendo su pico para mostrar sus filosos colmillos, casi como agujas.

—Hey, ¡no hagan esto!— enseguida Bela se puso enfrente de esta, confrontandola directamente, pero entonces, la recordó. —Oigan... ¿ustedes no eran las del evento de hace rato?—

—Jaja, por fin se dieron cuenta— una más salió de la oscuridad, en una pose más relajada que las demás. —Chicas, tranquilas—

—¿Que es lo que son...?— pregunto Samuel, abrazándose nuevamente a su amiga.

—Deverian saberlo... ¡Somos Vampiras!— respondió una de estás, parándose erguida con las alas extendidas y el pico abierto para mostrar sus colmillos, logrando asustar a todos menos a la Spix del disfraz de fantasma.

—Si, digo, ella está disfrazada de nosotras— dijo la de la araña, señalando a la pequeña Scarlet del grupo, la cuál solo se miró.

—Es que... Mi mamá me hizo este traje— la pequeña Yessica se abrazo a si misma, algo preocupada de lo que llevaba puesto ahora.

—Oh, ya veo, bueno, no te preocupes, hasta eso te ves adorable, ¡Eres como nosotras en miniatura!— una de ellas se acerca, cargandola desde las alas.

—Oigan, ¿entonces no van a comernos?— preguntó Bia de una vez, un poco cansada de todo esto.

—Pfff ¡Jajaja! ¡Por supuesto que no!, no nos comeríamos a las crías de Blu— dijo la más tranquila, acariciando la cabeza de la pequeña. —Él nos pidió formar parte del evento, y pues, ahí estuvimos—

—Si, de hecho nos hicimos cargo de llevar a todos los polluelos al punto de reunión porque al parecer son muy tontos y se perdían antes de llegar— dijo otra de ellas, poniendo sus alas en la cintura.

—¡Ustedes nos empezaron a perseguir!— reclamó Samuel.

—No te iba a llevar de la alita, mocoso— la primera refunfuña, escuchandose un ligero gruñido.

—¡Ya! Silencio por favor— exclamó la que llevaba la araña, colocandose está en su hombro un momento, mirando a los pequeños. —Mejor respondan, ¿Que Demonios están haciendo en nuestra casa?—

—Ay, ¿Ustedes viven aquí?— preguntó Tiaguito con incredulidad.

—Si, minimo los últimos 100 años, somos nosotras y Mamá también— respondió la única que se mantenía tranquila, mirando hasta arriba de las escaleras.

—Ay aparte hay una Mamá— Paula estuvo por desmayarse al oír eso, pero Carla la agarró para evitar que caiga.

—Si, Bueno... Este, se supone que vinimos acá para...— la Guacamaya regordeta mira un poco al resto, pero sobretodo a Tiago. —Vinimos, a contarnos historias de terror... Je—

—¿Historias de terror?— preguntó una, sorprendida por la respuesta, pero luego sonrió para todos. —¡Ah nosotras también nos gustan las historias de terror!— respondió dando pequeños saltos.

—Si, nada mejor que asustar a las víctimas antes de Devorarlas, aunque el estrés vuelve la carne dura— una de ellas se lame un poco para asustarlos, lograndolo nuevamente.

—¡Bien! entonces, ¿nos dan permiso de quedarnos? mínimo hasta las 12— preguntó Tiaguito con el enstusiasmo regresando a el.

—Deben preguntarle a Mamá primero— dijo una de las vampiras, también mirando un poco hacia arriba. —Uy—

—¿Y donde está ella?— pregunto Tiago nuevamente, y así como paso antes, alguien aterrizó justo detrás de él, en esta ocasión levantando una gran nube de polvo del sitio, apartando así a los polluelos, viendo a la criatura que había caído desde arriba.

Aquella entidad se fue levantando de a poco, dejando ver a una Guacamaya Escarlata, del doble de tamaño que las demás, también con esa apariencia Monstruosa, combinada con cierta elegancia, mirando rápidamente a sus 6 hijas, acompañadas de los polluelos, quienes no le quitaron el ojo de encima.

—Angeline, Sangrelia, Velvet, Amber, Kali, Valentina, ¿que les dije sobre meter extraños a la torre?— pregunto de la forma más tranquila que pudo, pero su sola presencia causaba mucho miedo y confusión sobre los Spix y compañía...

Continuará...


¡¡THIS IS SPOOKY MONTH!!

Digo-

¡Hola! ¿Que tal?

Aquí es donde finaliza el primer capítulo de este fanfic de Halloween, el cual tendrá una duración de 4, los cuales sin duda espero ir subiendo durante todo Octubre, de hecho este capítulo se supone que lo iba a subir el primero de Octubre pero no lo logre X'D

Pero bueno, espero aún así les haya gustado, sin duda tenía ganas de haber escrito algo así, sobretodo por el musical del principio, que la verdad tarde mínimo una semana en escribir todo lo que pasó ahí, o tal vez dos, no lo sé, pero ahí está la cosa.

También, me gustaría agradecerle al Usuario II Sine Nomine II por prestarme a sus OCs Vampiras para este fanfic, ellas son las antagonistas principales de su historia "Colmillos de Medianoche", y bueno, como realmente las adore a todas, pues le pedí permiso para usarlas en esta historia, aunque no sean tan violentas y sanguinarias como en su universo, le aseguro que le dará gusto ver el papel que tienen ellas en esta historia.

Bueno, solo espero les haya gustado y puedan leer los siguientes capítulos, que la verdad si me había mucha ilusión escribir una historia con esta temática.

Yo soy DarkMaro y por ahora me despido, les veo en el siguiente capítulo, y les deseo un excelente mes del miedo.

¡Adiós!