Saltó sobre los tejados recorriendo la aldea a una velocidad que bien habría podido competir con la de su padre, y sin pensarlo dos veces, activó el modo sabio para aumentar su rango de alcance e identificar todo chakra posible. Iba a encontrarlo, TENÍA que encontrar al gusano.
A estas alturas de su vida, Naruto no se consideraba a sí mismo un santo. Había cometido varios errores que pesaban en su conciencia. Podía entender los temores de un hombre ante el compromiso y las tentaciones que se podían presentar, muchas veces sin siquiera en voz baja mientras recordaba su propio historial, cuántas chicas habían pasado por sus propias manos! ¡Cuántas relaciones fallidas a las cuales había sido infiel podía acumular ya en su historial!
Aún así, la rabia que sentía en contra de este infeliz sobrepasaba cualquier sentimiento de comprensión y ningún -brocode- iba a quitarle el placer de partirle la cara. Una ira que se le hacía muy familiar a esos días en los que luchaba contra Pain le embargaba, su vista se nublaba enrojecida, quería venganza.
Mantén tus emociones a raya muchacho, no quiero ser responsable de tus desastres susurraba la voz dentro de su ni siquiera se molestó en contestarle, seguía ensimismado en sus propios pensamientos y en la cacería que estaba llevando a cabo.
Encontró el chakra de Hiroki Hyuga muy cerca de las puertas de la aldea. Apresuró, si es que era posible, aún más la marcha. No iba a dejar que se escapara.
Desde el momento en que conoció a Hiroki supo que no era de fiar. No tenía ningún motivo en especial para pensarlo, pero el tipo simplemente le caía tan mal como cuando el señor Teuchi le comentó la idea de cambiar el menú de Ichiraku por algo más "fusión".
Había tenido el desagrado de conocerlo en uno de los eventos protocolarios de la familia Hyuga. La asistencia a este tipo de actividades se había vuelto un deber cotidiano para el héroe del mundo ninja, que además aprovechaba cada uno de los momentos para entrenar ahora sus habilidades políticas. Estaba, después de todo, oficialmente reconocido como el siguiente dentro de la línea de sucesión a hokage, y solo en la casa Hyuga encontraba la audiencia perfecta para conversar sobre los temas que eran de su mayor interés políticas importantes para la aldea, tácticas de combate militares (muy a pesar de la época de paz que vivían) y perfeccionamiento de jutsu.
Había formado lazos de cordialidad y respeto mutuo con los Hyuga, ya que al final de cuentas eran el clan más poderoso de la aldea y su influencia en los asuntos de Konoha se hacía presente durante las conversaciones importantes. Incluso había tenido la oportunidad de recibir una que otra tutoría personal con el señor Hyashi. Al inicio le pareció (como le sucedía a todo el mundo) un hombre bastante frío y calculador, pero a medida que pasó tiempo con él, encontró a una persona con un esquema de valores claros, que no dudaba un segundo en defender a su clan, y que todas sus acciones eran en búsqueda de hacerlo mejor. Por supuesto llevaba el peso de querer ser un agente de cambio dentro del clan, mientras aún existían tradiciones muy antiguas, que eran defendidas a capa y espada por los ancianos, y que él, por más cabeza de la familia, no podía simplemente eliminar.
El tiempo compartido con Hiashi le dio a Naruto una nueva perspectiva del mundo. Tomar una decisión, por pequeña que fuera, no podía justificarse ya con una simple corazonada. Hiashi le había permitido ver el compromiso que un líder debe tener para con su gente, y como a veces esas decisiones podrían ir incluso en contra de los intereses personales. El hombre más poderoso del clan Hyuga le había tomado cariño y confianza, al punto de revelarle algunas tradiciones más importantes de su gente. Algunas le parecieron anticuadas, otras sumamente interesantes, y aunque Naruto como alumno fue cuidadoso en tomar apuntes de todo lo que el viejo le compartía, no hizo falta escribir en ningún lado la tradición que más llamó su atención:
Ese día estudiaban la línea sucesora de la familia, los legados más importantes de los líderes anteriores, y las aspiraciones que se tenían para las nuevas generaciones. Naruto sabía que este tema para Hiashi era controversial: durante décadas, la familia Hyuga había sido capaz de tener claro a su sucesor cuando los hijos del líder en ese momento ya tenían 13 años, y marcaban inmediatamente a los que eran considerados rama secundaria con el sello de pájaro. Pero, a estas alturas, con Hinata de 20 y Hanabi de 17, aún no se había tomado una decisión clara sobre la heredera del título Hyuga. A pesar de que Hinata había tenido un papel importante durante la guerra, y su fuerza era reconocida por su padre, los viejos de la familia aún no estaban convencidos. Ambas hermanas eran sometidas a duros entrenamientos físicos e intelectuales, para prepararlas lo mejor posible para el cargo, y muchas veces se veían forzadas, para pena de ambas y de su padre, a competir para mostrar cuál de las dos sobresalía en cada área.
La mente de Naruto divagaba que tanto se permitía Hiashi mostrar a sus hijas la preocupación que tenía cada vez que pensaba en el futuro de ellas, cuando la voz del viejo hizo eco en su conciencia:
-Ninguna mujer del clan Hyuga puede liderar sin un marido Naruto, la seguridad de un siguiente heredero es un tema que la familia se toma muy en serio y también será un punto clave en la decisión de la futura heredera del clan. Aunque no tenemos nada escrito, los pretendientes de mis hijas serán evaluados según su potencial para aumentar las habilidades del byakugan, y ayudarán a sus esposas a definir esta disputa.- Dijo el mayor mientras observaba rollos de papel con diversos nombres de sus antepasados.
-Pasó usted por lo mismo? Es decir señor, tuvieron su hermano y usted que competir por conseguir a la mujer mas apta para mejorar el kekei genkai de la familia? -
Los labios de Hiashi se curvaron en una leve sonrisa - Es correcto muchacho. Aunque en nuestro caso, esposa aparte, ya se sabia cual de los dos tenía las aptitudes para liderar a los Hyuga, por lo que la elección de mi esposa no fue tan influenciada por los ancianos, de lo contrario, es probable que yo no hubiera tenido la libertad de escoger a mi mujer.
Naruto se sentia tan tonto como cuando trataba de terminar los exámenes escritos que Iruka sensei le hacía en sus días de academia. La explicación que le daba Hiashi era llana y sencilla, pero solo despertaba en él más preguntas.
-Pero esos matrimonios no son más que contratos convenientes, dejando de lado los sentimientos? Y todos tienen que someterse a tales reglas? Y entonces por qué no pueden simplemente engendrar un heredero con quien aprueben los ancianos para quitarse de encima la presión de encima y casarse con quien les plazca?-
Hiashi no pudo evitar pensar que un hombre tan poderoso como Naruto, fuera para ciertos temas tan…inocente. -Joven Naruto, como ha tenido la oportunidad de aprender durante nuestras lecciones de historia, para los miembros del clan es un honor y un deber el sobreponer el bien mayor al propio. Todos los miembros de la familia, especialmente los de la rama principal, somos conscientes de nuestra responsabilidad, y hemos sido educados para cumplirla fielmente. Mis hijas, por ejemplo, entienden bien su puesto, especialmente Hinata. En cuanto a su consulta sobre los herederos,si bien un varon podria engendrar un heredero con cualquier mujer que se le presentase, incluso una concubina, las mujeres del clan tienen absolutamente prohibido tener sexo con cualquier hombre que no sea aquel con quien ha de casarse, bajo pena de un castigo severo, que incluye ser desterradas del clan, con la imposicion por supuesto el sello de pajaro. Es tal la regla que las mujeres portan un sello sobre su virginidad, que permite a sus padres saber si ha sido roto. Tanto para Hinata como Hanabi el castigo incluiría sin lugar a dudas, perder la posibilidad de convertirse en la cabeza de la familia - Hiashi suspiro por un momento antes de continuar- -Son reglas que pueden sonar desactualizadas y absurdas, y que de hecho me gustaría que en el futuro, trabajando en conjunto con una de mis hijas,usted como Hokage, nos ayude a eliminarlas. Es por esta razón me he permitido contarle todos estos detalles-
Naruto fue devuelto a la realidad cuando se vio cara a cara con Hiroki, y sintió su ira acrecentar aún más al notar que efectivamente era acompañado por una pequeña caravana que indicaba que se marchaba, sino por mucho tiempo, probablemente para siempre. El maldito hombre que en ese acto de protocolo había sido presentado como el prometido de Hinata y que ahora vilmente trataba de huir, después de haberse robado la virginidad de la chica y con ella, un tesoro que Naruto había jurado proteger: las probabilidades de Hinata de convertirse en la líder de los Hyuga.
