Hola amigos, mucho tiempo sin vernos, la verdad es que he estado ocupado en muchas otras cosas y esa es la razón por la que este año definitivamente no he publicado absolutamente nada. En fin, les quiero compartir una serie de historias que le debo a mi Aneki (Tenshi Everdeen) desde hace un buen rato, creo que también un año, en fin los dejo para que disfruten.
Cap 1.
En la escuela para señoritas Otonokizaka se escuchaban los gritos de emoción por los pasillos del segundo piso de la escuela, donde caminaba tranquilamente una chica de cabello azul y ojos dorados. A pesar de que en su hogar sus padres y abuelo le habían inculcado que siempre caminara firme y con la cabeza en alto, en ese momento estaba más bien encorvada y con los ojos en el suelo, evitando a toda costa el contacto visual con quien fuera, era como una tortuga intentando esconderse dentro de su caparazón.
—¡Umi-senpai! ¡Tu presentación de ayer estuvo grandiosa!
—¡Eres una gran estrella senpai!
Así era siempre que las clases acababan y ella tenia que ir al club, chicas de todos los grados gritándole un montón de cumplidos con los que ella no estaba del todo cómoda, a ella lo único que le gustaba era tocar su guitarra y estar con sus amigas. No terminaba de entender por que tanto alboroto, ni siquiera comprendía la repentina popularidad que cargaba en sus hombros, todo fue por que un día un grupo de chicas de la escuela fueron a la sala de conciertos y entonces, todo explotó, de un día para otro ella era de las chicas más famosas de la escuela. Aun estaba algo lejos del club y con una enorme multitud detrás de ella, no se sentía cómoda menos cuando una chica la intersectó, se notaba nerviosa y con algo escondido detrás de su espalda… Algo a lo que la de cabello azul estaba más que acostumbrada.
—U-Umi-s-senpai.
—¡S-si! —Aun cuando esto ya había pasado muchas veces, los nervios de la primera vez simplemente no desaparecían.
—¡Por favor acepta esta carta! —Dijo la chica de golpe.
Umi, con mano torpe, tomo la carta de manos de la chica, accidentalmente tocando un poco de la tersa piel de esta, algo que sobresalto a ambas. Aquella chica, con la cara con un rojo carmesí adornando su cara salió corriendo.
—¡G-gracias! —Fue lo que gritó Umi, antes de que la chica desapareciera por los pasillos.
Ella inhalo y exhalo profundamente antes de tomar el pestillo de la puerta y entrar a su destino entre un océano de murmullos. Cerro la puerta detrás de ella, encontrándose con sus compañeras de Lily White (Su banda), Rin estaba ajustando sus trolas y bombo, mientras Nozomi afinaba con ayuda de sus pedales su bajo. Mientras que, como un improvisado equipo técnico, You y Chika comprobaban el funcionamiento de las bocinas que ellas llevaban para los ensayos, así como ver que los amplificadores funcionaran.
—Hola a todas—Dijo Umi luego de recuperar un poco la compostura
—¿Qué hay Umi-chan? —Respondió Nozomi con su amigable sonrisa, repasando rápidamente una escala para estar segura de que su bajo estaba afinado a la perfección.
—¡Hola Umi-nya! —Ahora era el turno de Rin con toda esa energía desbordante que tanto la caracterizaba.
—¡Hola Umi-senpai!
—¡Yousoro! —La pequeña peligris saludaba con su señal de marinero.
La chica, ahora completamente relajada, dejo su bolso en una pequeña mesa que tenían ahí y fue directamente por su guitarra, que estaba aun dentro de su funda y recargada en una de las paredes, sin perder mucho tiempo sacó su equipo, se instaló en el amplificador de siempre para comenzar a afinar.
—¿Qué tal tu club de fans, Umi-chan? —Dijo Nozomi, preparada para iniciar en cualquier manera.
—Lo de siempre—Respondió Umi,cansada—. Un montón de chicas me siguieron por media escuela y…—De uno de los bolsillos de su falda sacó la carta de hace un momento con un leve sonrojo en sus mejillas—Mira…
—¡Nya! —Dijo Rin sorprendida—¡¿No es la novena de esta semana?!
—Si…
—Nuestra Umi-chan si que es popular—Dijo Nozomi en un tono burlón, alterando aun más a Umi que simplemente regreso la carta a su bolsillo y siguió en lo suyo—¡Umi-chan! —Dijo Nozomi como una madre regañando a su hijo.
—Se mas delicada con eso—La mayor, sin permiso, sacó del bolsillo la carta que estaba algo arrugada por el movimiento tan brusco de su destinatario—Estas cosas tienen los sentimientos de una persona que puso todo de su alma en ella, no seas grosera y trátalas con cuidado.
—L-lo siento…—Umi, tomo con más delicadeza la carta y en vez de meterla en su bolsillo, mejor decidió meterla en su mochila.
—¿Y ya haz respondido a alguna de ellas? —Ahora quien intervino fue You, quien terminaba de instalar el micrófono de Umi—Digo, tal vez aquellas chicas están ansiosas por una respuesta.
—A decir verdad…—Umi regreso a su lugar—. De estas nueve, no he podido responder ninguna, creo que incluso no las he abierto.
—¿Eh? —Ahora fue Chika—¿Por qué? Umi-senpai, eso es de mala educación, esas chicas deben estar preocupadas por que no les contestas. Seguramente han de pensar que las odias o algo parecido.
—¿Eh? ¿De verdad?
—Para ser quien escribió Love Trial eres bastante densa en cosas del amor—Dijo Nozomi, acercándose a Umi y abrazándola por el hombro—Asegúrate de leer y contestar esas cartas para mañana.
—¡Si!
—Bien, dejemos de lado la vida amorosa de Umi-chan—Intervino RIn—¡Vamos a ensayar ahora mismo! ¡Rin quiere rockear-nya!
Todas rieron con aquel comentario de la pequeña Rin, finalmente cada una tomo sus lugares, y justo en la indicación de You comenzaron con su ensayo. Si había algo que Umi amaba igual o incluso más que perderse en un buen libro o escribir alguna de sus letras, era la sensación de sus dedos contra las cuerdas de metal de su 335, el sentimiento de estar creando algo que se sentía vivo era insuperable, algo que desde el primer momento en el que escucho a Page, Hendrix o Clapton supo que era algo que quería hacer, tocar las emociones de la gente con su música tal y como ellos lo habían hecho con las suyas, moviendo cuerda que ni ella misma sabía que existían. Pronto el salón se lleno de las potentes notas del bajo de Nozomi, junto con los energéticos golpes de la batería de Rin, el complemente perfecto para su guitarra que solo usaba la ganancia necesaria para sus canciones, pues ella no busca ser agresiva simplemente tener aquel sonido tan característico del blues. Cuando llego el momento, Umi comenzó a cantar, al principio le había resultado muy difícil pues su vergüenza había resultado ser un enorme piedra en el camino pero con el tiempo, y la confianza que sus amigas habían depositado en ella poco a poco pudo cantar mejor, sorprendiéndose incluso a si misma por lo bien que sonaba, nada mal para alguien que apenas cantaba hace no más de año y medio.
Las horas se fueron volando, y poco a poco el sol se fue escondiendo dándole al cielo unos preciosos tonos rojizos que a más de uno les gustaba ver. Algo que indicaba a las chicas que ya era momento de parar e irse a descansar a casa.
—¡Genial! —Dijo Chika—Eso es todo por hoy, si seguimos así estaremos más que preparadas para el festival, hoy hicieron un gran trabajo chicas.
—Gracias—Respondieron las miembros de Lily White al mismo tiempo. Umi, rápidamente comenzó a apagar sus pedales y el amplificador, para comenzar a desconectarse.
—¿Uh? ¿Por qué tanta prisa Umi-nya?
—Es que tengo que regresar temprano a casa. Si quiero estudiar para los exámenes de la próxima semana y contestar esas cartas a tiempo, tengo que irme rápido.
—¿¡Exámenes!? —Dijo Rin preocupada—¿Y se te ocurre decirme hasta ahora? —La de cabello naranja se lanzó sobre su amiga para abrazarla por la espalda, haciendo que casi se callera.
—¡Rin!
—¡Eres mala Umi-chan! ¡Sabes que tienes que avisarle a Rin! —La chica gato se aferraba como tal haciendo casi imposible a Umi quitársela de encima—¡Sino salgo bien en estos parciales la profesora no me va a dejar participar con ustedes en el concierto!
—Rin-chan, deja en paz a Umi—Nozomi, con un poco de esfuerzo y ayuda de You, logró quitar a la chica gato—Sabía que serías una distraída como siempre, es por eso que tengo un plan de estudio para ti.
—¿Nya? —La cara de Rin cambio de la de un gato enojado a la de uno con miedo. Mientras que Nozomi sonreía pero no de una forma muy fraternal, más bien como alguien bastante sádico.
—Si, Umi y yo lo creamos especialmente para ti… Así que, te sugiero que llames a tus padres que hoy te quedas a estudiar en mi departamento ¿Verdad, chicas? —La líder volteo a ver al equipo técnico que ahora se habían vuelto su escuadrón personal.
—¡Si señora!
—¡No! —Dijo Rin en un grito dramático.
Al final todas acomodaron sus cosas y se despidieron el la entrada de la escuela, Nozomi se fue rumbo a su departamento, sin dejar escapar a Rin que buscaba la forma de hacerlo pero gracias al fuerte agarre en el brazo de la de cabellos morados, así como la ayuda de sus kouhai era una tarea imposible, sobre todo con You Watanabe estando ahí, la única persona que atléticamente podría igualar o superar a Rin. Umi solo sonreía por dentro con esa escena, sus amigas siempre habían sido así, desde que eran niñas en especial Rin, Chika y You, las cuatro eran ese grupo inseparable de amigas de la infancia, mientras que Nozomi, aun uniéndose mucho después a ellas, era el complemente perfecto al grupo, pues mientras Umi era más como el padre de Lily White, estricto pero cariñoso, Nozomi era la madre perfecta, amorosa, comprensiva pero aquella que mantenía la disciplina de todas de una manera u otra.
Ella caminaba por las calles con un ritmo más o menos apresurado, claro que tenía prisa por llegar a su casa y cumplir con sus responsabilidades, pero en momento como esos, no podía evitar simplemente perderse en sus pensamientos, dejarse llevar por el viento, mientras que la música que salía por sus audífonos era la única compañía que ella necesitaba; pronto se encontraba en uno de sus lados de la ciudad favoritos, aquel que estaba lleno de tiendas de instrumentos musicales, era como estar en un pequeño palacio dentro de la ciudad, por momentos ella se detenía a ver en los aparadores, perdiéndose en los bellos acabados sunburst tabaco de las telecaster y stratocaster de Fender. La belleza de las Les Paul de Gibson, así como los modelos para los géneros más pesados como las Super Strat de Ibanez o las ESP, ya en ese punto se le había olvidado completamente de las cartas o el estudio, era su momento y quería disfrutarlo. Dio media vuelta, con la intención de ir a la tienda que seguía pero como si nada, un montón de papeles volaron hasta ella, esparciéndose por el suelo.
—¡Waaa! ¡Por favor no dejes que se vayan!
Sin pensarlo Umi rápidamente se agacho y comenzó a recogerlos, evitando que algunos siguieran su camino con ayuda del viento, uno a uno fue levantando las hojas, sosteniéndolas con firmeza para que no fueran a escaparse una vez más, ya solo faltaban unos cuantos, recogió un par y justo cuando iba a por el siguiente, fue el calor de alguien más el que sintió sobre su mano, causando que por instinto ella despegara un momento su mirada de aquella hoja, dirigiendo sus dorados ojos al dueño de la mano que estaba sobre la de ella, estopándose de lleno con un par de preciosos zafiros en los que podía ver su reflejo, además de una cabellera con un color similar al jengibre, así como una cara de facciones adorables para cualquiera. Ambas parecían perdidas en la otra, pues, aun cuando para terceros esa escena seguramente duró solo un par de segundos para Umi ya parecían una eternidad. Aquella chica, por reflejo quitó su mano de encima de la de Umi, dejándole una extraña sensación a la de ojos dorados.
—¡Lo siento!
—A-ah, n-no, no te preocupes—Umi finalmente tomó la hoja, e intentando tomar un momento para acomodar sus ideas, miró lo que estaba en el contenido de las hojas: "Printerms en GlamStudio, mini concierto" la fecha era la de ese día.
—¡Oh! —Dijo la chica, su voz era energética y muy parecida a la de RIn—¿Eres guitarrista?
—¿Eh? —La principio Umi no entendió a lo que refería ella pero luego recordó que llevaba su guitarra a las espaladas—. Digo, si, lo soy.
—Genial—La chica tenia una expresión de fascinación en los ojos—¿Tocas en una banda o eres solista? ¿Qué genero tocas? ¿También cantas o solo haces instrumentales? ¿Qué equipo usas? ¿Cuáles son tus pedales? —Y así, como si fueran amigas de toda la vida, la chica comenzó a bombardearla de un montón de preguntas, que Umi no sabía en que orden responder—Yo…
—¡Ah, perdón! —Dijo la chica—E-es que, soy una gran fanática de las guitarras, a veces me dejo llevar.
—N-no, te preocupes…—Fue hasta entonces que Umi entro en cuenta que aun sostenía los panfletos—Aquí tienes—La chica los tomó.
—Gracias.
—Esto…
—¿Si?
—No pude evitar verlo pero ¿Por qué estas repartiendo eso a solo una hora del concierto?
—Jeje—Esa chica se rascó la cabeza—. Lo que pasa es que aun nos faltan algunas personas para llenar el lugar, sino vendíamos los boletos no nos van a dejar tocar.
—¿De verdad?
—Si, la dueña del lugar es algo estricta, pero queremos mucho a la abuela.
A Umi le sorprendía lo alegre que estaba la chica aun en aquella situación tan estresante, si fuera ella seguramente estaría dándose por vencida a esas alturas.
—¿Y cuantas personas les faltan?
—Creo que solo cinco… ¡Por eso no podemos rendirnos ahora! —La sonrisa de esa chica era extraña a los ojos de Umi, tenia algo curioso, algo que llenaba de una sensación cálida en el corazón.
—Yo…
—¡Ya se! —Sin aviso, ella tomo sus manos—¿Por qué no vienes a nuestro concierto?
—¿Eh?
—Si, velo como una ayuda entre colegas, ambas somos músicos ¿No?
—¿Eh?
—Vamos, por favor, nos costo mucho trabajo llegar hasta ahí—El agarre de las manos era más fuerte sobre sus manos, Umi no podía pensar en que decir, pues la sensación que le producía el roce de sus manos era… Extraña, simplemente extraña—. Por favor…
—Yo… Si, no es mucha molestia, aun que no tengo mucho dinero.
—¡Por eso no te preocupes, yo misma pagare tu entrada! ¡Ahora vamos…!—La Chica se detuvo en seco—¿Cuál me dijiste que era tu nombre?
—Umi, Umi Sonoda…
—Mucho gusto, Umi-chan—Sin soltarla de las manos, ella volvió a sonreír—. Yo soy Honoka, Honoka Kousaka—Una vez más, sin saber como, se perdía en aquellos brillantes ojos azules, aquel calor en su pecho incrementaba a cada segundo—¡Bien, vamos, te llevaré a la sala de conciertos!
Ambas chicas corrieron con un poco lejos de aquel lugar donde se habían encontrado, o por lo menos era lo que pensaba Umi. Ambas giraron en una esquina casi al llegar al final de la calle, corrieron otro poco y finalmente llegaron a una pequeña entrada, que estaba entre una carnicería y una verdulería, la puerta, en sus piezas de metal, estaban algo oxidadas, la madera (o lo que fuera) estaba vieja. Honoka, con toda la tranquilidad posible, abrió la puerta sin soltar en ningún momento la mano de Umi, ambas bajaron por unas escaleras algo estrechas, encontrándose con una taquilla.
—¡Eli-chan! —Gritó Honoka muy animada, acercándose a la chica rubia en la recepción con una total cara de aburrimiento—¡Una entrada para una persona!
—¿Qué dices? Sabes que si la abuela se entera de que hiciste trampa al traer gente a este lugar y no lo llenaste… Te va a vetar de por vida.
—No es para mi tonta—La de cabello jengibre no perdía la sonrisa, y con eso Umi calló en cuenta que todo este tiempo se había quedado detrás, se soltó del agarre de la otra chica y se colocó a su lado—. Es para ella—Al percatarse de esto, Honoka señalo a su nueva amiga.
—¡Oh ya veo! —El tono que Eri usó de más de una manera había incomodado a Umi, el tono era parecido al que usaba Nozomi solo que este parecía un poco menos malicioso aun que igual de indecente para los oídos de la de cabello azul. Mientras que para la otra chica no aparentaba tener algún efecto sobre ella, su expresión más bien lucia como la de alguien a la que le habían enseñado un tema muy difícil de matemáticas—. Creo que a Kotori no le va a gustar esto.
—¿Eh? ¿Por qué? —Honoka ladeo la cabeza como lo haría un cachorro—. Kotori-chan es muy dulce y se lleva bien con casi todo el mundo.
—Que inocente eres—La chica se hecho reír sobre su asiento, luego de calmarse un unos cuantos segundos, la rubia tomó uno de los boletos y se lo entregó a Honoka—Supongo que lo anotó a tu deuda.
—Por favor.
—Bien—La chica abrió una libreta que estaba sobre la mesa, que Umi no había notado hasta ese momento, anotó algo—-. Bueno, con esto ya van tres, casi llegas a tu limite. Ahora apresúrate, tus cosas ya están detrás en el camerino, todo esta instalado a tu manera.
—¡Si! —Honoka, sin decir nada a Umi, corrió fuera del lugar.
—Esa chica… Bueno, solo tienes que entrar en la puerta de la derecha y disfrutar, pero antes—La rubia no dejaba de sonreír—. Sería mejor que dejaras tu guitarra aquí, políticas de la dueña.
Umi al escuchar esto, sin siquiera pensarlo un poco, dio un paso hacía atrás mientras que con una de sus manos tocaba la guitarra a sus espaladas. Eli, simplemente suspiró y antes de decir otra cosa, soltó otra corta risilla.
—No te preocupes por tu 335—La rubia se llevó sus manos a la cintura—. Puedes confiar en mi para cuidarla, se lo valiosas que son las guitarras.
Umi, aun sorprendida por la exactitud de la rubia, bajo la guardia un poco pero aun algo renuente, se quitó la guitarra y se la dio a Eli, quien con toda la delicadeza del mundo la tomó entre sus manos y la colocó detrás al escritorio junto a ella.
—Ahora si puedes pasar, disfruta del show.
—G-gracias…
Con algo de miedo y de incomodidad por no tener la compañía de su mejor amiga, Umi empujo la puerta que le habían indicado, al dar un paso hacía dentro un fuerte olor a humedad y algo de sangre se elevaba por el aire, tal vez por la cercanía de las tiendas de cada extremo. La sala de conciertos a decir verdad, sin contar las manchas en el suelo, las luces que parecían de las mas económicas que se podrían encontrar en el mercado, incluso una parpadeaba en momentos, la tarima no estaba despegada del suelo, el telón en el fondo lucia decolorado y muy viejo, aquel color rojo ya había dado sus mejores años hace mucho. Mientras que el publico, la mayoría parecían ser chicas, desde secundaría hasta los primeros años de preparatoria así como alguna que otra mujer que se veía mayor, tal vez amas de casa jóvenes o alguna universitaria, sin embargo entre todas hacíamos no más de veinte. Sin mucha dificultad, y guiada por una autentica curiosidad de que clase de música crearía aquella chica tan curiosa, se colocó de cara al "escenario". Los murmullos se elevaban tranquilamente, siendo las mas ruidosas de las chicas de secundaria que parecían muy emocionadas, mientras que las mayores eran mas discretas. Las luces se pagaron y con un pequeño falso las luces del escenario se encendieron y tres chicas subieron al escenario, una de cabello corto color similar al de la miel, de ojos purpura con un bajo que lucia como un P. Bass de Fender, detrás de ella venia una chica bastante atractiva de cabello parecido a la ceniza, ella se llevó un par de gritos de emoción, y finalmente salió aquella chica con su guitarra a los hombros, una Yamaha pacifica, se colocó frente a su micrófono con una gran sonrisa.
—¡Mucho gusto! —Dijo aun con mucha emoción—. Nosotras somos Printerms, un gustó conocerlos—Ella acomodó su mano en el diapasón de la guitarra—¡Vamos a divertirnos juntos!
Y con esas únicas palabras, la música dio inicio. A decir verdad las cosas pasaron en un abrir y cerrar de ojos. No supe ni siquiera en que momento me había encontrado a mi misma perdida en la bella música de esas tres chicas, sobre todo atrapada por el hechizo de esa chica de cabello parecido al jengibre, y era claro que no era la única; el resto del público se encontraba igual, metidas en la música, disfrutando cada quien a su manera, algunas en silencio, otras haciendo ruido.
Umi simplemente estaba ahí, mirando atentamente a Honoka. Su técnica en la guitarra estaba bastante pulida, su sonido era bastante claro aun que un poco sucio gracias a su overdrive, la voz era bastante tranquila, con buenas notas agudas y sobre todo tenia mucho feeling, claro que las otras tres chicas no se quedaban atrás, la bajista aun que se veía algo graciosa pues su cara expresaba a todas luces el miedo que sentía de estar parada frente a la multitud, sin embargo hasta el momento Umi no había podido notar ninguna nota errada o sucia en toda su ejecución, mientras que no podía decir mucho de la baterista su conocimiento era de lo más escaso, pero si tomaba como base compararla con Rin, era fácil notar la diferencia, mientras que el sonido de su amiga gatuna era más energético y con más potencia en cada golpe; el de aquella chica de cabello cenizo era más relajado y suave, no intentaba sonar más halla de sus compañeras, sin embargo tampoco quedaba opacada sino que tenía su propia esencia en todo el conjunto de sonidos.
Y así fueron los minutos pasando convirtiéndose poco a poco en una hora de música, era curioso ver como para aquellas chicas les era tan fácil conectar con su publico, aun cuando su música podía considerarse dentro del molde del rock más clásico o incluso el pop, sin excepción alguna todos en esa pequeñísima sala de conciertos estaban siendo tocados por la voz de Honoka, aún si la canción era triste o alegre, los sentimientos de la música flotaban por cada rincón. Finalmente terminaron su presentación, solo para que aquellas chicas quedaran inundadas por un mar de aplausos, Umi estaba emocionada por tan excelente presentación, y al mismo tiempo… frustrada.
Ya había pasado un rato desde que había salido de la sala, prácticamente la luz de sol ya se había terminado por ese día, así que las lámparas comenzaban a iluminar el camino, así como los cientos de focos provenientes de los negocios, la calle no estaba concurrida aun que si había una buena cantidad de gente. Umi caminaba con tranquilidad, con las manos metidas en su saco del uniforme, ya comenzaba a llegar el invierno y el frio era inmisericorde. Por la mente de la chica de cabello azul no dejaba de pasar un y otra vez, la imagen de aquellas tres chicas dando una gran presentación, de las mejores que Umi había visto por lo menos a nivel local, sin embargo aun tenia esa extraña sensación en el estomago y no podía dejar de darle vueltas al asunto ¿Cómo era que esos tres talentos estaban tocando en un lugar tan horrible?
—Supongo que la vida no es siempre justa—Umi miró al cielo—¿Debería invitarlas a tocar con nosotras?
—¡Hey! ¡Umi-chan! —Al escuchar su nombre, y por acto reflejo, Umi volteo a ver quien era la persona que la llamaba, y para su sorpresa era Honoka.
—¿Kousaka-san?
—¡Ah! —Soltó un suspiro, claramente agitada y con algunas gotas de sudor en la frente, era más que claro que ella había estado corriendo por un buen rato—¡Hasta que al fin te encuentro! ¿Dónde te habías metido?
—¿Uh? Bueno, como vi que la presentación había terminado, decidí irme a mi casa.
—¡Que mala eres Umi-chan! ¡Se supone que eras mi invitada!
—¿Invitada? Creí que solo me llevaste para completar el cupo de personas.
—Bueno si—Honoka se llevó la mano detrás de la cabeza con una mueca algo graciosa en la cara, aun así no tardó en regresar a ese semblante "serio" de antes—. Pero ese no es el punto, pensaba que me esperarías.
—¿Eh? Bueno es que no me dijiste y tengo algo de prisa…
—Si, creo que fue mi culpa—Sin previo aviso, la chica de cabello jengibre tomo de las manos a Umi, que se sorprendió bastante, incluso sonrojándose un poco—. De todos modos ven, vamos a celebrar.
—¡¿Eh?! ¿C-celebrar?
—Si, la presentación de hoy fue increíble, así que las chicas y yo decidimos ir a comer.
—¿P-pero eso que tiene que ver conmigo?
—Bueno, es que pensé que podía compensarte el gran favor que nos hiciste, además quiero presentarte a mis compañeras de banda—La chica lucia muy emocionada, algo que de cierta forma contagiaba a Umi—. Así que ¿Qué dices? ¿Vienes con nosotras?
—L-la verdad es que yo…—Al escuchar esas palabras los ojos de Honoka parecían haberse vuelto un poco más grandes y luminosos, como los de un perrito pidiendo de comer, algo que movió fibras sensibles en el diminuto corazón de la guitarrista de Lily White—S-si no soy mucha molestia, me encantaría.
—¡Genial! —Sin pensarlo mucho, Honoka tomo con más fervor la mano de Umi para comenzar a caminar juntas—. Ven sígueme, el lugar te va a encantar.
—S-si
Y así, las dos chicas caminaron de regreso por las calles pobladas de la ciudad de Tokio, siendo caso omiso del resto de las personas, excepto para ellas mismas.
