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Animacity, La misma madrugada después de la liberación del síndrome de Nyrvasil.

"Hace frío"

Una línea recurrente en su cabeza desde hace unos minutos, era evidente que hiciera frío, había salido a la azotea de la cooperativa sin su sudadera y a esa altura había constantes corrientes de viento frio que la hacían abrazarse a sí misma pese a la cobertura de su pelaje.

Viendo el panorama de Animacity, parecía que finalmente habían pasado la alerta roja.

Después de que se logró controlar el enorme jaleo en el centro de la ciudad, Shirou y la alcaldesa la enviaron directo a casa, ni siquiera los Horner estaban en el edificio, todos estaban poniendo de su parte para poner a la ciudad en marcha hasta que la vacuna contra el síndrome de Nyrvasil estuviese lista.

Pero con cierta herida en su hombro que parecía entorpecerla cada vez que se movía sin cuidado, la habían descalificado para hacer nada.

La herida que Shirou le hizo.

No le guardaba rencor alguno, fue una consecuencia, una de haber sido estúpidamente ingenua, la cicatriz que quedaría serviría de recordatorio para no volver a ser tan crédula frente a alguien con léxico sofisticado como Alan-Hijo-de-perra Sylvasta.

Aun si Nazuna volvía a estar de por medio, no volvería a faltarle al respeto al sentido común o a sus principios.

Mientras divagaba, un repentino suspiro se escuchó tras ella.

"Sigh~ ¿no puedo ni convencerte de descansar?" Era la voz de hartazgo de Shirou, no lo vio llegar.

Y no pudo evitar sonreír o sentir una reconfortante calidez en el estómago.

Shirou fue tomado por sorpresa cuando una emocionada Michiru cargo contra él, lo rodeo con sus brazos por el torso y lo abrazó espontáneamente.

¿El por qué?

No se habían visto en circunstancias normales en días, la última vez que hablo con Shirou tranquilamente, fue antes de que el segundo infectado con el síndrome apareciera, después de eso, fueron a Sylvasta, donde ella le dio la espalda y se puso del lado de Alan… solo por su estúpida cura.

Apretó aún más el agarre de su abrazo, lagrimas amargas se asomaron por sus ojos al mismo tiempo que tensaba los dientes, pero todo eso ceso cuando un inseguro Shirou devolvió el abrazo, las ganas de llorar se desvanecieron como el humo de un potencial incendio.

Todo estaba bien, ellos estaban bien, no la odiaba y eso era lo único que le importaba.

"Tu vendaje… esta manchado" le dio la atención a su dichosa herida, si, había sido descuidada, ahora el color rojo se asomaba debajo de la tela ya no tan blanca.


Le pareció cuando menos gracioso lo rápido que fue y volvió con un enorme botiquín después de enviarla a su habitación.

"Creí que volverías hasta más tarde…" Mientras le quitaba su viejo vendaje y limpiaba su herida con una gasa húmeda con solución salina, solo se le ocurrió comentar.

"Cuando le conté a Bárbara que no he dormido en tres días y que Alan me hizo un agujero en el estómago, me mando directo a… casa… " se percató muy tarde de que tampoco Michiru sabia de eso.

La mirada de horror de la tanuki la llevó a inmediatamente levantarle la camisa junto con el suéter por la fuerza, para ver y tocar insistentemente una cicatriz que parecía estarse desvaneciendo por milímetros.

Suspiro con alivio al asegurarse de que la vida de Shirou no peligraba, pero también recordó que esos abdominales bien formados eran de Shirou, dato que la hizo apartarse para desviar la mirada con cierto rubor.

Pero para el dueño, no fue nada de que espantarse, incluso una leve sonrisa amenazo con aparecer.

Shirou termino de colocar su nuevo vendaje, teniendo tanta experiencia parchándose él solo fue pan comido.

Tras comprobar que podía moverse cómodamente, ambos se encontraron en un espacio silencioso, solamente sentados en la cama, en una fresca noche que les provocaba alivio de estar en el interior.

"¿Cómo están todos?" la cabeza azul quiso romper el hielo, intentando prolongar su estadía en su habitación, nunca creyó que llegaría a este punto, pero le agradaba tenerlo cerca.

"Intentando reunir a los infectados en el estadio, es el lugar con más capacidad para contenerlos y tenerlos vigilados hasta que Rose termine la vacuna" no sabía si infectado era una palabra adecuada, pero si la única que tenían para describirlos.

"¿Qué hay de Alan?" Había severidad en su voz, sabiendo que tiene capacidades parecidas a las de Shirou, la dejaba intranquila que el mismo no estuviese vigilándolo.

"Si tiene suerte tal vez despierte la próxima semana" se había asegurado de quitarle la poca lucidez que le quedaba mientras nadie los veía.

Una retribución por haberle caído tanto en las bolas el último par de meses.

Una humorosa risa de Michiru se contagió al mayor, tras terminar, ambos se quedaron viéndose el uno al otro.

Michiru cayo en cuenta, él no dejaba de mirar su rostro.

Mierda, con esa cara de pasmarote era muy difícil descifrar lo que pensaba, pero un pensamiento inusual se manifestó para desafiar su lógica… ¿estaba mirando sus labios?

Su rostro se encendió como una guirnalda.

Todo su cuerpo empezó a alarmarse, y lo que le preocupaba, es que lo hacia para prepararse para cualquier suceso y no para evitarlo.

Y tras preguntárselo brevemente, tampoco se oponía mentalmente o físicamente, lo que fuese a pasar… si quería que pasara.

Deshizo todas sus defensas, cerro los ojos, asegurándose de verse lo más vulnerable posible.

Pero lejos de lo que anticipaba, esta vez fue Shirou quien la rodeo con sus brazos.

Frunció las cejas levemente.

"Lo siento…" Lo escucho murmurar "Todo lo que dije en el laboratorio, también por haberte lastimado, no sé qué hubiera hecho si te hubiese…" su usualmente densa voz se llenó de pesar y melancolía… fue la faceta más vulnerable que había visto en él.

Sin quererlo su propia voz empezó a quebrarse.

"… N-no es cierto, solo querías decirme lo que era obvio… si yo no hubiese sido tan idiota nadie habría salido lastimado, solo pensaba en mí misma y en la cura" lo corrigió con apuro y con remordimiento, no quería que él se culpara.

Pero Shirou aún tenía algo que sacarse del pecho.

"solo lo dije porque no quería que te fueras…" confesó finalmente, sin dejarla absolverlo de la culpa, al escucharlo de sus propios labios, el interior de su pecho se volvió mullido.

Él no quería que se fuera… solo pensar que ella le importara tanto, la hizo inconmensurablemente feliz, llevo una de sus manos a su propio pecho, dándose cuenta de que su corazón estaba retumbando.

Por muy emotivo que esto fuera, ella aun esperaba un segundo movimiento, pero para su desgracia, Shirou no parecía tener otro plan en mente.

Tras romper tortuosamente el abrazo, se puso de pie para mirarla desde el exterior de su cama con una sonrisa entrañable "Gracias por escuchar lo que tenía que decir, espero no haberte incomodado, descansa" se dirigió a la puerta cargando el botiquín de Melissa y salió sin más.

Le tomo varios minutos recuperarse del shock, apagar la luz y meterse a la cama.

Su pecho ahora se sentía… solitario, más una enorme insatisfacción que se alojaba en su estómago.

Empezó a patalear de la frustración hasta cansarse, una vez que termino, empezó a consultar algo con la almohada.

Lo había pensado desde el último par de horas, era una decisión terminante, pero estaba segura ahora…

Había decidido quedarse en la ciudad.


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