Hola, realmente no he estado bien últimamente, así que me tome mi tiempo para decidir si iniciar o no este proyectito mío…

Sera un Fic relativamente largo, or tanto tendrá actualizaciones ocasionales, espero que le den cuanto apoyo puedan para mantenerme motivado.

Creo que lo necesito mas que nunca.

Entre tanto seguiré subiendo los pedazos de historia que me llegan a la cabeza de vez en cuando.

Sin mas demos en primer paso en este relato.


*Poblado de Reiwa… Residencia de la familia Kagemori, 5:36 pm*

Se puso de pie perezosamente abandonando la comodidad del sillón de su sala, dejando de lado la taza de café con leche que había preparado por capricho, camino a la ventana la cual daba una vista amplia del exterior del vecindario, un hombre de complexión delgada y piel blanca, cabello castaño corto, bien peinado aun estando en la comodidad de casa y ojos color miel, vestido en una camisa blanca con el ultimo botón del cuello suelto, un pantalón gris oscuro sin cinturón con zapatos color café, este individuo contemplaba el exterior mirando pasar a los escasos transeúntes que rondaban los alrededores, ya fuesen vecinos o no.

El nombre de este individuo es Ichiro Kagemori.

Un hombre de cuarenta y dos años de edad, casado y con una única hija, una hija que ya no esta presente en la residencia de su familia el día de hoy.

Este hecho devoraba al hombre de familia vivo por dentro.

Ichiro sacrifico mucho en la vida para tener lo que tiene, perdió el contacto con sus padres y su apoyo financiero después de independizarse a la edad de tan solo veintidós años, cambio de carrera para adaptarse al entorno laboral que ofrecía Reiwa, se caso un par de años después con la mujer que estuvo a su lado durante ese difícil proceso, a una edad apropiada tuvieron una hija completando su condición de familia nuclear.

En ese entonces todo parecía ir a pedir de boca en su vida.

Pero la vida de Ichiro se volcó después de que su hija tuviese una rara transformación a mitad de su ciclo educativo en la preparatoria, Ichiro intento resolver la situación por los medios que tenia a su alcance, pero estos eran poco prometedores o esperanzadores, por lo cual poco después, Michiru Kagemori abandono su hogar con solo diecisiete años en su bolsa.

No hace falta decir la razón de porque de esto, pero lo que no era conocido es que Ichiro ha sufrido las consecuencias de ese abrupto suceso desde entonces.

Su salud emocional y física se habían visto comprometidas desde el día en que llegaron a casa para no encontrar rastros de su querida hija, además de una nota que les decía que no se preocuparan por ella, ¿no debía hacerlo? Claro que debía, estaba triste, estaba disgustado, estaba enfadado, era así gran parte del tiempo desde aquel día.

Creyó que todo mejoraría el día que recuperaron contacto con su pequeña, un día, Michiru simplemente volvió a sus vidas después de un silencio de ultratumba de mas de un año, año en el que inicio su travesía dejando la seguridad de su hogar en un estado muy delicado.

Pero además de las buenas nuevas que le decían que su hija estaba sana y salva, vino también la noticia mas dura que había enfrentado como un padre.

Ella iba a quedarse… en ese lugar… Animacity, solo escucho ese nombre una vez en la posteridad, Michiru había hablado de viajar ahí a buscar una cura para su repentina condición, estaba segura de que los Beastman sabrían como curarla, en aquel entonces el se había negado rotundamente.

Sabia que su hija siendo un manojo de pura necedad y determinación, podía ser audaz hasta las ultimas consecuencias en muchas ocasiones, pero nunca imagino que ella tomaría la decisión radical de ir por su cuenta contra todos sus deseos.

Ahora sabían que había llegado a donde quería y lo había logrado entera, pero saber que ahora viviría lejos de su hogar, del cobijo de sus padres, con los Beastman… no podía soportarlo, reacciono como cualquier padre…

Ese fue un error.

Hubiese querido que su primera charla en un año y tanto, fuese todo menos una discusión tan acalorada, Michiru era necia cuando se paraba en dos pies y defendía lo que ella creía correcto, también era difícil hacer a su hija llorar…

Pero sin desearlo realmente lo había logrado, Michiru entre lágrimas, les dijo que aun si ellos iban por ella, no podrían traerla de vuelta hicieran lo que hicieran.

¿Porque quería independizarse ahora? ¿Porque había tanta prisa? Todas preguntas racionales que producían reacciones irracionales ¿Enserio su tiempo con su hija en su yugo familiar había sido tan breve?

Esa discusión también provoco caries en su matrimonio, ningún matrimonio quedaría intacto cuando su hija anunciaba su nueva independencia de una manera tan abrupta… no, no fue el anuncio… fue su reacción ante la noticia.

Minorin, su esposa, estaba furiosa por ahuyentar a su hija de esa manera, por gritarle atraves de una videocámara, por decirle que hiciera lo que quisiera antes de colgar.

Su casa se volvió incomoda después de eso.

Cuando por fin pudieron volver a hablar con su hija con la cabeza mas fría, asimilando su nueva realidad… fue entonces cuando Michiru lanzo una segunda bomba sobre él.

Un novio… un chico… eso era lo que tenia a su hija lejos de ellos.

La niña que le había dicho a los ocho años que nunca tendría un novio y que nunca se casaría, la misma que tenia peleas casi a diario con los varones en el jardín de niños por ser bribones o maleducados, ahora tenía un novio…

Trago su billis y le dijo que todo estaba bien, era la opción inteligente.

Hablo de él por casi una hora frente a la cámara, todos los otros detalles fueron eclipsados por su7 sombra.

Nazuna estaba viva y a salvo.

Su nuevo trabajo en una dependencia de la ciudad.

Su nuevo equipo de Basseball.

Su nuevo hogar en un edificio con un matrimonio al que había conocido en su estadía y claro… su nueva pareja… su pequeña vivía bajo el mismo techo que un hombre.

Sus nuevos amigos Beastman.

No pudo poner mas atención cuando el nombre de "Shirou" iba y venia en la conversación.

Shirou…

Ichiro no atino nada mas que pedir verlo… en frente de la cámara, quería ver que era lo que tenia a su preciosa hija tan encantada, quería ver si fuese quien fuese, si era digno o no de pararse en el mismo suelo que su Michiru.

Los colores abandonaron su rostro, ella parecía tener un problema con eso, lo sabia por su lenguaje evasivo y su risa nerviosa, desapareció de la cámara por unos minutos y finalmente volvió con una fotografía, eso era todo lo que podría darle por ahora.

Era una foto de ambos, una donde ella parecía la persona mas feliz del mundo en contraste con su acompañante, que parecía haber sido tomado por sorpresa no estando muy a gusto con la presencia de la cámara, ¿era una foto reciente? Que importaba.

Eso no era un chico, era alguien que podría trabajar en la misma oficina con él y eso no le parecería raro, pero no era así, era el tipo que salía con su hija, el que la tenía al alcance de sus manos, que podía abrazarla, besarla y tocarla con el consentimiento de su propia hija.

Se quedo congelado frente a la cámara ante la tormentosa lluvia de pensamientos.

Tenia que saber su edad…

Michiru entro en pánico de nuevo, salió de cámara de nuevo diciendo volver en un momento, cuando volvió a prisas escupió un número…. Veinticinco.

Se sintió enfermo, inquieto, estresado, no podía ocultarlo de Michiru.

Ella le aseguro que todo estaba bien, siguió hablando maravillas del sujeto en cuestión, él le aseguro que estaba bien por su lado, que no había problema alguno, ninguno le creía al otro.

Decidieron dejar las cosas en ese punto, no quería desenterrar la riña de hace unas semanas atrás.

Su esposa tenia sus propias charlas con su hija, estando mucho mas animada y feliz por ella, el tal Shirou nunca se presento ante su esposa tampoco, estaba listo para saltar frente a la cámara en el momento que él apareciera.

La pareja de los Kagemori había hablado del tópico en cuestión, sus opiniones eran distintas, era difícil cuando Ichiro siempre era capaz de visualizar los peores escenarios en su cabeza.

Su esposa era todo lo contrario.

Minorin parecía demasiado optimista al respecto, demasiado para su gusto, ella siempre había sido así, pero los dos coincidían en algo… querían conocerlo.

Fue una sorpresa cuando Michiru anuncio que irían de visita, por navidad de todas las fechas…

Esto nos lleva a la actualidad, en el frio invierno de Japón, el cielo estaba cubierto por nubes blanquecinas que amenazaban con liberar delicados copos que teñirían de blanco el pueblo.

Era la razón por la cual había estado plantado en la sala, atento a cualquier señal de vida afuera.

"Esperar en la entrada no los hará llegar mas rápido Ichiro" Una voz suave lo llamo desde el pasillo, llegando a su compañía, un buen humor desprendiendo de ella,¿ como no estar de buen humor?...

Una mujer de cabellos largos y azabaches/grises, ojos color sangría y una piel blanca y tersa, vestida con un Kimono color gris con un lazo rojo en su cintura, el atuendo que siempre usaba en su tiempo libre en casa.

El hombre no se aparto de la ventana, siguió esperando como un halcón, no tenia la intención de dejar pasar la llegada de su hija y su… ugh.

"Solo quiero esperarlos, no tengo algo mas que hacer" Espeto como un suspiro sin dejar de mirar el exterior.

Minorin Kagemori negó en desaprobación con una sonrisa marcada, su buen humor era imposible de arruinar.

Vería a su hija después de más de un año después de todo.

Fuese la sugestión lo que los invoco, pero finalmente hubo movimiento en el exterior, una Van… una vagoneta de color azul celeste y una franja blanca, se estaciono justo frente a su casa.

Tres personas en diferentes asientos, parecieron hablar entre ellos después de estacionarse, la pareja del interior de la casa supo que era hora de salir.

Una chica de cabello castaño/azabache fue la primera en salir de vehículo, vestida en un abrigo rojo de corte en V, unos shorts de mezclilla y unas medias negras que abrigaban sus piernas, sus zapatillas deportivas no podían faltar.

Al ver a ambos adultos y la familiar fachada, una sonrisa se ensancho en su semblante antes de correr hacia ellos.

"¡MAMA! ¡PAPA!" Michiru cruzo el umbral de la casa y salto hacia ellos, sus progenitores recibieron su abrazo correspondiéndolo mientras envolvían a su retoño con afecto.

"Michiru, mi Michiru… no puedo creerlo, después de tanto finalmente estas aquí" Minorin no perdió el tiempo en tomar a su hija en brazos.

"No tienes idea de las noches que pasamos sin dormir, pero al fin estas en casa… estoy tan feliz" Ichiro estaba enternecido, por ver a su familia completa de nuevo.

El abrazo de reunión duro por prolongados segundos, no hubo objeto en tener mas contacto físico, Michiru estaba ahí, era real.

Una figura adicional estaba a la espera para dar sus respectivas formalidades, aunque para ellos era una cara conocida.

"¡H-hola señor y señora Kagemori!" Nazuna finalmente pronunció al ver que ya no era inoportuna en el momento intimo de la recién reunida familia.

La chica estaba vestida con un abrigo similar, pero en blanco, pantalones de yoga abrigados con unos familiares calentadores rosas en sus piernas y unas zapatillas casuales negras.

Los mayores se percataron de la presencia de la chica de cabello blanco.

"Nazuna… te ves… ¿te teñiste el pelo?" Minorin no encontró otro modo de abordarla, saber que Nazuna había estado en Animacity junto con su hija en una menuda coincidencia era ya de por si una sorpresa.

"Larga historia" Se excusó con una sonrisa apenada, en cierta manera extrañaba su viejo color de pelo, las mujeres presentes empezaron a intercambiar palabras, parecían un par de niñas dándole detalles a su madre de una gran historia, Minorin escuchaba a detalle con una sonrisa impresionada, ese ambiente estaba lleno de jovialidad, pero para Ichiro había otra prioridad en mente, miro a la van, viendo al ultimo integrante de aquella llegada.

Estaba sacando el equipaje liviano de ambas chicas del vehículo, entrando y saliendo constantemente del mismo.

La descripción encajaba, cabellera blanca y piel pálida, solo podía verlo de espaldas por el momento.

Usaba jeans negros, botas de campo color café oscuro y una polera negra debajo de una cazadora de cuero café.

Camino sin prisa por el sendero de la entrada hasta estar a un escaso metro y medio del hombre en cuestión, las chicas y su mujer no se percataron de cuando Ichiro se distancio tanto.

"¿Necesitas ayuda con eso?" Su tono se volvió involuntariamente tosco, no fue su intención en absoluto.

"No es necesario, ya lo tengo" No capto la efímera hostilidad… pero vaya que tenía toda una voz, parecía la voz que esperarías escuchar al hablar con un policía o un soldado.

Shirou puso los pies en la acera al bajar de la van con la ultima maleta del equipaje de la chica zorro.

Finalmente se vieron las caras.

Ichiro tenia planeado todo un repertorio para una conversación severa con el novio de su hija, pero eso se fue al caño al percatarse de un detalle…

Ichiro era un hombre de estatura promedio para un japonés… Shirou tenia obvios rasgos europeos, no era raro que le sacara algunos centímetros… pero eso fue suficiente para romper su temple.

"Donde esta tu padr…" Minorin se cortó al ver horrorizada a su esposo y al invitado principal forcejear e intercambiar golpes como si fueran niños…

"¡Shirou! ¡Papa!" Michiru se apresuro a separarlos al ver aterrorizada el escenario que se desarrollaba a solo unos metros de su casa, pero no pudo avanzar mas, la riña era demasiado movida para poder entrar a separarlos, además, por alguna razón, estuvo enormemente contrariada de intentar sujetar a alguno de los dos, se limito a observarlos mientras buscaba una manera de poner fin a eso.

Nazuna por su lado se congelo… no podía hacer mucho al respecto, ella solo era una porción de la estatura de ambos hombres, además era demasiado aterrador para ella.

Shirou no había devuelto los golpes, Michiru no se lo perdonaría si llegaba a propasarse con su padre, pero si era incentivo a bloquearlo o evadir limpiamente, no seria tan condescendiente con un humano y no lo dejaría pasarle por encima fuese quien fuese, realmente no tenia gran dificultad para dominarlo, Ichiro por su lado soltaba golpes ciegos con malas intenciones al rostro y de vez en cuando intentaba empujarlo contra la van.

Finalmente, en un momento donde su balance se ladeo al soltar uno de tantos golpes curvos, Shirou lo atrapo sin mas dificultad y lo redujo en el suelo en un agarre propio de una maniobra de detención.

Ichiro quedo en blanco al ver la facilidad con la que había llegado al suelo, forcejeo con todo su ser hasta que su atención cayo en los zapatos deportivos de Michiru, su vista subió y se encontró con la mirada de su hija, esa mirada, Michiru estaba mirándolo con horror y vergüenza, una mirada que lo devolvió a la realidad.

¿Que estaba haciendo?

Después de preguntarle a lo mas profundo de su ser, Ichiro se quedo inmóvil… todas sus fuerzas menguaron hasta quedar a merced del agarre del albino.

Este era el peor escenario posible.

Nada como las primeras impresiones.


Nada como empezar con la perspectiva de los personajes nuevos.

Enserio espero que sea de su agrado, si tienen criticas o comentarios para esto, estoy dispuesto a recibirlas de la manera mas madura posible, también espero que le den su apoyo a cada capitulo ya sea con upvote o fav dependiendo de donde lean esto.

Espero verlos en el próximo capitulo.