Era otro día regular para los estudiantes de Bradford Boarding Institute, un prestigioso internado en Inglaterra, donde acudían mujeres y varones por igual. Todas las actividades eran mixtas, donde únicamente los edificios con los dormitorios estaban separados, y en ellos los estudiantes compartían habitación con un compañero.

Comenzaban las clases del día y los alumnos salieron uniformados hacia las aulas. En general el ambiente era agradable, la mayoría de los alumnos lograban convivir entre sí; aunque en un salón existía una chica que, si bien no era tan sociable, solía llamar la atención de varios chicos en las instalaciones e incluso de una que otra chica gracias a una peculiaridad en sus ojos. Se notaba una cierta rebeldía en su forma de portar su uniforme y a su vez su coquetería; pese a los intentos de varios alumnos por obtener su atención, ella parecía sólo tener interés por pasar su tiempo junto a un estudiante que provenía de Japón, también portaba su uniforme con cierta rebeldía y casi no hablaba. Siempre se les veía juntos con algunos libros en mano y solían pasar las tardes leyendo en silencio bajo las copas de los árboles.

– Debe ser lindo hablar con alguien – pensaba para sí una estudiante pelirroja que los miraba a la distancia.

– ¿Dónde está mi reporte, tarada? – fue sacada de sus pensamientos al escuchar la voz que conocía bien

Un alumno alto, fornido, moreno y de cabello largo la miraba molesto. La pelirroja, quien llevaba abrazando un folder, lo miró a través de sus gafas.

– ¡No tengo todo el maldito día! – le arrebató el folder y hojeó el contenido – más vale que este sí valga un 10 o volverás a bañarte en un inodoro – le dijo en tono amenazante antes de empujarla.

La pelirroja lo miró alejarse, estaba triste y frustrada, apretó un poco la larga falda de su uniforme y sintiendo que estaba a punto de romper en llanto, corrió a los baños. Se encerró en un cubículo y se sentó en la taza con la tapa abajo. Lloraba en silencio, tratando de ocultar su dolor.

– ¿Por qué él siempre es lo mismo? – Se dijo aun llorando mientras apretaba más su uniforme.

– Porque eres una tonta – se escuchó afuera del cubículo – si no vas a usar el baño para lo que es, ¡Lárgate! Estamos quienes queremos usarlo – la pelirroja trató de secar sus lágrimas y salir sin mostrar que lloraba.

– ¿No escuchaste que te apures? – se escuchó otra voz

Antes de poderse levantar, sintió agua caer sobre ella, pudo darse cuenta que era el agua sucia con la que lavaron los baños. Se escuchó una cubeta caer, risas y luego que alguien corría.

La pelirroja se levantó en silencio y salió hacia los lavabos. Se miró toda mojada, se notaba la tristeza en sus ojos. Caminó de vuelta a su dormitorio, cada paso que daba la hacía sentir lo mojado de sus zapatos y podía escuchar a la gente riéndose. Cuando entró al edificio de los dormitorios la regañó una de las maestras por no cuidar su uniforme y le ordenó irse a bañar y cambiar.

Cuando entró a la regadera y comenzó a sentir el agua sobre su cuerpo deseaba llorar, pero simplemente no pudo hacerlo. Se encerró en su cuarto, no tenía compañera ya que una chica que siempre la molestaba, junto a sus amigas hacían que su cuarto estuviera desordenado y a veces metían algún insecto o araña para espantarla, le ponían comida en descomposición para que oliera mal el lugar y gracias a "su mala reputación" con su habitación, la mandaron una habitación que era más pequeña que las otras y estaba prácticamente en el ático del edificio, lugar al que ella había logrado acceder cuando trataba de huir de una araña. En el ático encontraba algo de paz, miraba por la pequeña ventana el instituto y dibujaba los paisajes y edificios, pero pese a gustarle dibujar, jamás se animó a meterse al taller en las tardes por miedo.

– Casi dos años más de esto y podré irme – trató de animarse la pelirroja antes de entrar a su salón para iniciar con un nuevo día de clases.

Ahí estaba nuevamente aquella chica que, pese a no hablar con muchas personas, parecía llamar la atención de casi todos; aunque recordaba que cuando llegó la trataron de molestar por su peculiar estilo, pero los hizo callar, dejando en claro que no se dejaría de los demás.

La pelirroja se sentó en su lugar habitual, preferiría sentarse hasta adelante frente al escritorio pues apenas veía bien, pese a usar lentes, pero acabó en el fondo del salón por no haber tenido valor de decir que ella se había sentado primero el primer día de clases donde todos escogieron sus asientos. Cuando la primera clase estaba por comenzar, entró el director.

– Este año tendrán un compañero nuevo, ya se le ha asignado su lugar en dormitorios – mientras el director seguía explicando entró un chico alto y pálido, con cabello pelirrojo, pero con una mirada fría y seria – su nombre es Ivanov Yuriy. Tome asiento por favor –

Después de que el director le señalara un asiento vacío en medio, pero cerca de la pared, Yuriy tomó asiento. Durante todo el trayecto la pelirroja lo miró embelesada, no podía creer que alguien como él estuviera en su salón. El profesor los hizo guardar silencio, pues todos se secreteaban sobre el chico nuevo. Le pelirroja escuchó risas y se percató que la señalaban mientras observaba al chico nuevo, se puso tan nerviosa al tratar de ocultar que lo había estado viendo que tiró su lapicera causando algunas miradas más hacia ella.

– Señorita Arakawa, compórtese por favor – el profesor llamó la atención de la pelirroja, causando que todos voltearan, incluido el chico nuevo.

– Parece que alguien trata de llamar la atención justo cuando tenemos un nuevo compañero – las palabras de Emily, la peli naranja responsable de la mayor parte de su acoso escolar, causando susurros, miradas y risas hacia la pelirroja, quien solamente se disculpó prácticamente inaudible y ocultó su rostro detrás de su libro.

El primer periodo de clases, pasó sin mayores percances, pero de vez en cuando se asomaba detrás de su libro o cuaderno para ver un poco más del pelirrojo al otro lado del salón, cuidando no ser descubierta.

Durante el descanso, igual que siempre, no deseaba salir del salón, era uno de los pocos momentos donde se sentía tranquila en las aulas, pues todos salían. Cuando vio entrar a tres alumnos del siguiente grado para ir por su compañera de clase.

– Ah, tú debes ser el chico nuevo del que todos han estado hablando – dijo un chico de pelo azul un poco más alto que la pelirroja, quien escuchaba a lo lejos tratando de no mirar demasiado – mi nombre es Kinomiya Takao – mostró una gran sonrisa – veo que ya conociste a mi hermanita, Mitzy – abrazó a la chica a la par que extendió su mano para saludar al pelirrojo.

Yuriy no respondió, lo miró serio arqueando una ceja.

– Deja de abrazarme, no me gusta la gente – Mitzy se soltó de su hermano – si vas a abrazar a alguien, abraza a tu novio – se cruzó de brazos.

– ¡shhh! Nadie debe saber – Takao tapó la boca de su hermana, mientras la pelirroja fingió no haberse percatado de su presencia escondiéndose en un libro.

– ¿Novio? – Yuriy lo miró con duda mientras Takao se ruborizó un poco y comenzó a reír nervioso

– Así es – interrumpió el rubio extremadamente alto que iba con el hermano de Mitzy y el japonés que siempre estaba con ella – mi nombre es Sergei y Takao es mi novio, pero no le ha dicho a su hermano mayor ni a su papá –

La plática siguió entre ellos y aunque Takao notó la presencia de la pelirroja, no dijo nada y al poco tiempo el grupo, junto con el chico nuevo se retiraron dejándola sola de nuevo en el aula.

Fuera de la llegada del pelirrojo, el día había sido como cualquier otro y al terminar las clases, los alumnos podían pasar las tardes en los talleres que desearan.

– ¿Qué te pasa Yume? ¿No te bastó con coquetearle descaradamente a mi novio y ahora te le vas a ofrecer al nuevo? –

Antes de poder decir algo, Emily, Garland y su pequeño grupo de amigos, quienes siempre molestaban a la chica, ya la habían llevado lejos de la vista de los profesores.

– No, yo nunca intenté nada con Gar… – Emily le soltó una bofetada

– Deja de fingir, todos sabemos lo que eres –

– Más vale que aprendas tu lugar, tarada – Garland abrazó a Emily por atrás – ni tus padres te quieren – Yume no pudo evitar reaccionar al comentario – toda la escuela sabe que eres la única que se queda en vacaciones porque nadie nunca ha venido por ti –

La pelirroja no pudo contener las lágrimas

– Basta… por favor… no sigas… –

Yume suplicaba sollozando que ya no la molestaran más. Las chicas del pequeño grupo la sujetaron y todos se dirigieron hacia los establos donde estaban los caballos de la escuela.

– Hoy te tengo una sorpresa – Emily sonrió.

Yume sentía que algo no estaba bien, estaban lejos de cualquier supervisión adulta; Emily siempre la había molestado, igual que Yume, había estado en el instituto desde la primaria y aunque antes eran travesuras «inocentes», desde que llegaron a la adolescencia las cosas empeoraron para la pelirroja, en especial cuando antes de entrar al primer año de instituto Emily obligó a Yume a hablar con Garland, diciéndole que le entregara una carta en su nombre para confesarle lo que sentía por él; pero todo fue planeado por Emily y sus amigas.

Cuando Yume le entregó la carta a Garland, fueron las chicas quienes empezaron a decir que alguien se estaba declarando, causando las miradas curiosas de varios alumnos, Garland la leyó en voz alta.

«Garland, desde la primera vez que te vi, me gustas y pienso en ti todas las noches. Yume»

Yume trató de negar haber sido ella la que escribió la nota, pero en efecto la carta estaba firmada con su nombre.

– ¿Todas las noches? Por si no lo sabes, pequeña zorra, tengo novia, además, ¿A qué clase de perdedor le gustaría una niña tan fea como tú? – los alumnos que miraban la «confesión» empezaron a reírse de Yume.

Después de que Yume quedara como «una fácil» frente a los demás alumnos, Garland entregó la carta a los profesores, quienes le llamaron a sus padres. Cuando solamente el padre de la chica apareció en el plantel, este le gritó sin importar quienes estuvieran presentes que era una vergüenza para la familia y le dio una bofetada. Después de ese día, Garland y Emily llegaron juntos, para que la peli naranja revelara a Yume la verdad.

– Te dije que te daría algo especial de aniversario, esta tarada hará todo lo que quieras por ti, trabajos, tareas y si no lo hace la puedes castigar como desees –

Y ahora llevaba poco más de un año haciendo todo lo que le decían y aun así, siempre acababa en alguna situación desagradable gracias a ellos; pero en ese momento tenía el presentimiento que algo no estaba bien.

– ¿Quieres hacer los honores? – preguntó Emily a su novio, quien mostró una sonrisa entre malvada y burlona que asustó a la pelirroja.

Los dos alumnos que la sujetaban de los brazos la hicieron arrodillarse y Garland pasó en diagonal unas tijeras que le dio su novia desde el hombro hasta el largo del otro extremo del cabello de Yume, que estaba a punto de llegarle a la cintura. Llevaron a Yume a donde estaban los bebederos de los caballos y la tiraron cerca de estos, sobre el lodo donde Emily y Garland soltaron sobre ella el manojo de su cabello.

– Vaya, no creí que pudieras ser más fea – Garland y los demás empezaron a reír alejándose del lugar, dejándola en el piso.

La pelirroja al ver que no había nadie empezó a llorar, no era vanidosa, pero cuidaba mucho de su cabello y había pasado mucho tiempo dejándolo crecer.

– No puedo creer que el insoportable de Takao sea tu hermano –

Yume trató de contener sus lágrimas al escuchar voces acercarse.

– Olvídate de él y mejor dame un beso –

Yume vio como Mitzy jaló al chico con el que siempre estaba a la parte trasera de los establos y lo «atrapó» entre la pared y sus brazos para empezar a besarlo. Yume estaba sonrojada pero no pudo alejar la mirada, en especial al ver como aquel beso comenzaba a subir de nivel y Mitzy abría la camisa del chico con cierta coquetería, dejando ver sus pectorales y su blanco torso.

– Pero qué… – dijo el chico al descubrir que eran observados – ¿Quién demonios eres tú? – reclamó mientras cerraba su camisa

Mitzy estaba molesta y se acercó a reclamar por la interrupción, hasta que notó que Yume no parecía estar ahí para espiarlos.

– Lo… lo siento – la pelirroja se trató de levantar resbalando un poco por el lodo – me iré en seguida – dijo nerviosa temiendo que ellos también comenzaran a molestarla, el odio de una pareja y sus amigos era suficiente para ella.

– ¿Estás bien? – Yume se congeló, ningún alumno le había preguntado eso antes – ¿tuviste un accidente o algo? –

Inevitablemente, Yume se puso a llorar, causando que Mitzy intercambiara una mirada de desconcierto con el chico al que estaba besando.

– Kai, creo que la llevaré de vuelta a los dormitorios – dijo en un tono algo bajo y preocupado al notar el cabello disparejo.

Mitzy se acercó a la pelirroja, pero Yume la veía asustada, ningún alumno había sido amable con ella antes y no sabía cómo reaccionar, involuntariamente su cuerpo empezó a temblar. Al verla asustada trató de tranquilizarla; la sujetó de los hombros y caminaron hacia los dormitorios seguidas por Kai, al acercarse al edificio principal se reencontraron con Takao, Sergei y al chico nuevo, Yuriy. Al ver al pelirrojo Yume se puso tan nerviosa que tropezó.

– ¿Estás bien? – esta vez fue Takao quien preguntó mientras Yume veía a todos con lágrimas en los ojos, temblando y la cara completamente roja – ¿Cómo se llama tu amiga? – le preguntó a su hermana.

Mitzy ayudó a Yume a levantarse, jamás había visto a alguien temblar tanto.

– No lo sé – todos excepto Kai la miran con duda

– No… no somos amigas – Yume trataba de mentalizarse para poder hablar – pe… perdón por molestar – intentó alejarse

– ¿Quién te hizo esto? – preguntó Takao al poner atención al cabello mal cortado, haciendo que la pelirroja llorara asustada

– No te preocupes, no te haremos nada – finalmente agregó Sergei – si no nos quieres contar no hay problema. ¿Eres nueva aquí? – preguntó tratando de ser amable, además de jamás haberla visto antes.

– … – Yume negó moviendo la cabeza mirando al piso y sujetando la larga falda de su uniforme

– ¿De verdad? Nunca te había visto antes – agregó Mitzy

– He… he estudiado aquí toda mi vida – apretó más fuerte su falda y bajó más su rostro – toda mi vida he estado en este internado –

Todos intercambiaron miradas tratando de recordar haberla visto antes.

– Estoy en el salón de Mitzy… – agregó la pelirroja

– ¡¿Qué?! – exclamó Mitzy sorprendida, pues no tenía la mínima idea de quién era la pelirroja

– Está bien – sin darse cuenta pudo hablar sin tartamudear – no soy nadie importante, es natural que no sepan que existo – hizo una pequeña pausa – siempre ha sido igual… disculpen – hizo una pequeña reverencia con la cabeza y se retiró sin detenerse cuando le pidieron que esperara o que les dijera nombre.

Gracias a que a esa hora la mayoría de los alumnos del internado se encontraban en talleres, los dormitorios estaban prácticamente vacíos, así que la pelirroja se metió a bañar, al estar en la regadera lavando su cabello, empezó a llorar al sentir lo terriblemente disparejo que estaba. Salió de la regadera ya vestida, con los años había adquirido la habilidad para meter su ropa a la regadera y bañarse casi sin abrirla para no mojarla, pues Emily y sus amigas ya habían escondido varias veces su uniforme cuando estaban aún en secundaria.

– Wow, ¿cómo puedes salir ya vestida de la regadera? –

La voz hizo saltar a Yume pegando un grito pues aún no se colocaba sus lentes.

– ¿Te espanté? Perdón – Yume escuchó una pequeña risa y colocó sus lentes para descubrir a Mitzy – Puedo arreglarlo si quieres – finalmente agregó con un tono de voz tranquilo, Yume se puso roja de nuevo y asintió en silencio.

Mitzy la llevó a su habitación, la sentó en una silla y le puso una toalla bajo el cabello para empezar a cortarlo. Cada que sonaban las tijeras los sollozos de Yume eran más fuertes.

– Listo – la llevó al espejo – no llores te ves muy tierna – Yume se dio cuenta que incluso le había colocado un listón negro haciendo un pequeño y lindo moño en la parte de arriba – ¿Me dirás tu nombre? –

– Yume… –

Aunque Mitzy trató de hablar con ella, Yume parecía incapaz de articular palabras y al verla incómoda al intentar socializar, decidió darle espacio, no sin antes agregar.

– Deberías usarlo así más seguido – refiriéndose a su peinado

Yume volvió a su cuarto, aunque estaba triste por su cabello, se sentía bien con las palabras de Mitzy.

Al día siguiente se armó de valor para peinarse igual y asistir a clases, causando algunas miradas de sus compañeros, Mitzy por fin la notó en su salón y la saludó a la distancia.

Ese día tendrían clase en el gimnasio, así que se fueron a cambiar a los vestidores, pero Emily la detuvo antes de llegar.

– Veo que lo emparejaste, tarada – tocó el cabello de la pelirroja – le diré a Garland que te lo deje más corto la próxima vez –

Emily la jaló del cabello

– Me entero que dijiste una palabra y haremos que tengas que largarte del instituto, ¿entendiste? – Yume trataba de no llorar

– ¿Qué le están haciendo? – voltearon para encontrar a Mitzy

– ¿Desde cuándo la rara es amiga de esta basura? – Emily dijo dirigiéndose a sus amigas y burlándose de ambas

– Desde que esta rara supo lo que le hacen, ¡suéltenla o…! –

– ¿Vas a defender a esta zorra? ¿No te ha contado lo que le hizo a mi novio? – Yume se espantó – esta tarada le dio una carta diciéndole que pensaba en él todas las noches – las chicas empezaron a reír

– Por favor, eso no es… – la mirada de Emily hizo callar a Yume

– Entonces la molestas por que le tienes miedo, ¿no? – Yume miró a Mitzy asustada de lo que pasaría, pero con duda a sus palabras mientras Emily estaba furiosa

– ¿Miedo a esta basura? –

– Si tuvieras seguridad hubieras ignorado lo que alguien más siente por tu novio, pero en vez de eso la amenazas. Quién diría que la molestas porque te da envidia que ella sí es bonita y quien sabe, quizá hasta podría ganarse la atención de tu novio – dijo Mitzy con una mirada que causó furia en Emily

Afortunada o desafortunadamente llegó la maestra para apresurarlas a cambiarse para la clase. Mitzy decidió permanecer cerca de Yume aunque la pelirroja la evitaba (por miedo al enojo de Emily).

La clase del día se centraría en atletismo, por parte de los varones, Yuriy, el chico nuevo, demostró poseer una gran habilidad atlética, la pelirroja lo miraba asombrada por la facilidad con la que saltaba los obstáculos mientras corría.

– ¡Señorita Arakawa! – el regaño la hizo reaccionar – es la tercera vez que la nombro, deje de perder el tiempo, es su turno para saltar los obstáculos –

Yume se puso nerviosa al ser el centro de atención. La pelirroja tomó su posición junto a tres compañeras más, a un lado de ella, estaba Emily, el silbato marcó el inicio. Yume apenas pudo saltar uno, dos obstáculos y al llegar al tercero, Emily quien llevaba el ritmo de la pelirroja a propósito, cuando Yume saltó para el tercero, la peli naranja la empujo «accidentalmente», lo que llevó a Yume al suelo, tropezando con el obstáculo, pero en el «accidente» Emily fingió caerse también, acusando a Yume de haberla empujado y por ello las dos acabaron en el piso. Mitzy intentó abogar por la pelirroja, pero el profesor la mandó a detención por mala conducta contra su compañera después de ser atendidas en la enfermería.

Mitzy iba a ofrecerse llevar a Yume, pero Emily mostrando «compañerismo» y que no le guardaba rencor por haberla empujado, dijo que ellas dos podían llegar solas, Yume no tuvo valor para negarse. Emily al sólo tener un par de raspones a diferencia de la pelirroja, quien se había torcido el tobillo, llevaba apoyada a Yume sobre su hombro.

– Veamos ahora quién te defiende tarada – susurró Emily a Yume mientras se dirigían hacia la enfermería.

Ya que el «accidente» sucedió casi al término de la clase, mientras caminaban de regreso al edificio principal, los alumnos habían salido de su clase, así que encontraron a Garland.

– ¿Qué le hiciste a mi novia? – empujó a Yume quitándola de Emily – ¿cuántas veces tengo que decirte que debes aprender tu lugar? – el moreno se aseguró que nadie los viera y la jaló metiéndose con las dos al baño de mujeres.

– Además su amiga, la rara de mi salón, se atrevió a defender a esta cosa – Emily empujó a Yume para hacerla caer

La pelirroja vio el retrete frente a ella y se giró de prisa hacia ambos.

– No, por favor, prometo no hacerlo de nuevo – dijo aún en el piso

Ver a la pelirroja «arrodillada» en el piso pidiéndoles perdón, causó una sonrisa en ambos, sabían que controlaban completamente a Yume.

– Por supuesto que no lo volverás a hacer – Garland se acercó a agarrarla del cabello – vuelves a lastimar a Emily y me aseguraré de que te saquen de este instituto en una ambulancia – inevitablemente un par de lágrimas cayeron por el rostro de Yume – es hora de tu castigo por insolente –

Antes de poder decir o hacer algo, la cara de Yume ya estaba dentro del inodoro, Garland la sacó para forzarla a tratar de tomar aire y en cuanto Yume abrió la boca la regresó al agua y Emily bajó la palanca. Garland sacó a Yume y la lanzó al piso.

– Más te vale no decir nada, ¿entendiste? – Garland puso su pie sobre el estómago de la pelirroja causando que le costara más trabajo recobrar el aliento – ¡¿Entendiste?! – gritó el moreno pisándola con más fuerza; Yume sólo pudo asentir.

– Y algo más –Emily se acercó – me entero que te juntas con esa rara de Kinomiya y tu vida aquí será un verdadero infierno – le quitó los lentes, los tiró al piso y los rompió pisándolos.

– Vamos, te llevaré a que te traten esa rodilla – Yume no pudo verlo porque no tenía sus lentes, pero Garland cargó a Emily entre sus brazos y la llevó a la enfermería.

Yume se levantó, tosiendo aún por el agua que había tragado, trató de buscar lo que sea que hubiera quedado de sus lentes. Se los intentó poner, una mica estaba completamente estrellada y no se veía nada, el armazón estaba chueco y la otra mica quedo rayada. Salió cojeando un poco por su caída durante clase, dudó de ir a la enfermería y se dirigió mejor a los dormitorios, donde tenía un par de repuestos de sus lentes.

Al llegar a su habitación y ponerse sus nuevos lentes, deseaba llorar, tocaron su puerta, la cual estaba abierta y vio a Mitzy; antes de poder acercarse a ella entró una profesora a regañar a Yume por no recoger su ropa de los casilleros y haber dejado toda su ropa tirada por el lugar (que las amigas de Emily habían tirado después de la clase) y se la llevó del brazo para que también cumpliera con su detención por la falta contra Emily.

Yume recibió un regaño por parte de la subdirectora por su mala higiene al verla mojada y oler mal gracias a su «visita» a los baños, por desordenada al haber dejado su ropa tirada en los casilleros y por haber empujado a Emily en clase. Después del sermón de casi una hora, le asignaron su castigo.

– ¿Qué pasa Mitzy? – preguntó Sergei al verla pensativa, regresándola al pequeño grupo de cuatro, pues Yuriy se negaba aún a estar con ellos gracias a la personalidad de Takao.

– Sólo me preguntaba, ¿por qué nunca noté a Yume? –

– Porque no sueltas a Kai – soltó Takao

Aunque le molestó el comentario de su hermano, sabía que era cierto. Se recargó en el hombro de Kai diciendo al aire.

– Quisiera ser su amiga… –

– Ahí está tu oportunidad – Sergei señaló detrás de Mitzy, haciéndola voltear para descubrir que Yume finalmente volvía de su castigo.

– Tengo que irme – besó la mejilla de Kai rápidamente antes de dirigirse al dormitorio

– Yume – dijo acercándose a ella – Yume – la pelirroja huyó de Mitzy – ¡Espera! – gritó

Antes de poder hablar con ella, Yume ya estaba encerrada en su habitación. Mitzy volvió a la suya para pensar en una forma de poderse volver amiga de la pelirroja, pero un grito en el cuarto de Yume la sacó de su pensamiento, Mitzy y más chicas se acercaron a ver lo que sucedía. Yume salió corriendo al pasillo y la maestra se acercó a regañarla por escandalosa, hasta que vio una rata comiendo basura en el cuarto de la chica. Sacó al animal a punta de escobazos causando gritos de todas las chicas en el edificio y generando otro regaño para Yume por su pésima higiene. Después de la conmoción con la rata, Mitzy trató de acercarse a ella, pero la pelirroja simplemente le cerró la puerta, aunque pudo ver la enorme tristeza en su mirada antes de que desapareciera a su habitación.

– Pero, ¿Qué te pasa Kinomiya? – la compañera de cuarto de Mitzy empezó a reclamar – no tenías por qué tirar toda mi ropa, te acusaré con la profesora –

Una de las maestras llegó para llamarle la atención a Mitzy, pero como era su primera falta, quedaría en una llamada de atención.

– Lo hice como protesta – respondió molesta a la profesora – mi compañera no me deja dormir por que se la pasa saliendo del cuarto – cosa que era verdad, pues era parte del grupito de Emily – así que quiero solicitar un cambio – había varias chicas en el pasillo viendo el «regaño», incluida Emily quien miraba molesta como parecía no afectarle estar en problemas.

– No le concederé su capricho, vandalizar las cosas de sus compañeras no es la forma de pedir las… –

– Quiero compartir habitación con Arakawa – todas las chicas empezaron a hablar entre sí

– Debe estar loca –

– Ella sola escogió su castigo –

Mitzy trataba de ignorar lo que decían las chicas pero estaba molesta de como se expresaban, antes de poder decir algo al respecto la profesora accedió.

– Bien, puede irse con esa chica problema, pero mañana tendrá una sanción por su rebeldía. Recoja sus cosas para cambiarse, y ustedes ¡a su habitación! – terminó «corriendo» a las chicas

La profesora se dirigió a informar a la pelirroja sobre su nueva compañera y al verla se asustó. Mitzy la saludó mientras guardaba sus cosas.

– Después de lo que tuve que hacer, ¿no piensas saludarme? – le hizo un puchero a modo de juego

– Por favor… no me hables… lo siento, pero fue un día cansado y quiero dormir –

Mitzy no dijo más, «quizá la incomodé» pensó al darse cuenta que no se fijó en las consecuencias, pero simplemente no pudo dejar ganar a quienes era evidente que buscaron meterla en problemas.

– Buenas noches – Mitzy apagó la luz y se acostó para dormir

No habían pasado muchas horas de que estaba dormida, cuando un ruido despertó a Mitzy. Iba a levantarse a ver de qué se trataba, cuando entendió que se trataba de Yume tratando de ahogar el sonido de sus lágrimas. Mitzy fingió seguir dormida, pero en verdad estaba molesta por lo que había notado que le hacían a la pelirroja.

Al día siguiente, comenzó el intento de Mitzy por volverse amiga de Yume. La saludaba en las mañanas, al llegar al aula, trataba de invitarla a comer con ella y Kai o a veces con el pequeño grupo que ahora habían «integrado» a Yuriy a pesar de su negativa.

– ¿Por qué esto es tan difícil? – dijo Mitzy enojada dejando bruscamente su charola del almuerzo en la mesa mientras tomaba asiento.

– ¿De qué hablas? – preguntó Takao, su hermano, con la boca llena de comida.

– Esto de hacer amigos es muy complicado – pasó la mirada entre los cuatro chicos – ¿Por qué Yume no quiere ser mi amiga? Soy amigable, ¿verdad? – ninguno le respondió.

Mitzy, molesta, iba a reclamar al no recibir respuesta, cuando su hermano, Takao, agregó.

– No es tu culpa haber nacido con esa cara de pocos amigos – seguía comiendo como si nada – pero si le sumamos tu personalidad, entiendo a la pobre –

– Takao… – Sergei trató de hacerle ver que su comentario había sido demasiado

– No a todos nos gusta ser obligados a socializar – agregó Yuriy mirando con molestia a Takao, quien, en su intento de volverse amigo del chico nuevo, se había invitado a él y a los demás a sentarse con Yuriy para almorzar – a diferencia de tu hermano, deberías respetar su decisión – Yuriy tomó su charola y se cambió de mesa para estar solo

En la distancia de la cafetería, Mitzy vio a la pelirroja entrar, era raro verla ahí, pues durante el receso normalmente se quedaba en el aula. Aún en la distancia, Yume se veía nerviosa, pero además de Mitzy, nadie más parecía haber notado su presencia. Un chico moreno y alto pasó al lado de la pelirroja chocando con ella, le reclamó que se fijara por donde iba antes de sentarse con Emily y un pequeño grupo de alumnos. Mitzy, pese a haberse molestado, en especial al ver que era parte del grupo de la molesta peli naranja, decidió no hacer nada recordando las palabras del pelirrojo.

– ¡Guácala! – la exclamación al unísono del grupo de Emily hizo a varios voltear – ¡Está hurgando en la basura! – dijo uno de los chicos en la mesa señalando a Yume, causando la mirada de todos.

Yume, ahora abrazando un cuaderno, empezó a temblar al verse descubierta, apretando más aquel cuaderno. Las risas y expresiones de asco se soltaron por toda la cafetería. Nerviosa al escuchar las burlas, miró un poco entre los alumnos, primero notó a Mitzy y los tres chicos, quienes parecían ser los únicos que no se burlaban de ella.

– Con permiso – la voz hizo reaccionar a Yume, quien parecía estar a nada de llorar

La pelirroja se sonrojó sobremanera al ver que quien le dirigía la palabra era Yuriy, tapó parte de su rostro con el cuaderno, dejando solamente sus ojos «a la vista».

– Con permiso – repitió el pelirrojo ahora algo molesto al no poder acercarse al bote a tirar su basura.

Sin poder articular una disculpa, Yume, pese a que sus piernas temblaban, trató de salir corriendo, causando que tropezara frente a todos. Se escucharon las risas.

– ¿Qué demonios? – escuchó la voz del pelirrojo detrás de ella.

Yume se dio cuenta que, al caer, su cuaderno estaba abierto y el pelirrojo, había visto su contenido. Se levantó torpemente y salió corriendo, no sin antes causar más risas al no poder abrir la puerta para huir rápidamente, pues estaba jalando en vez de empujar las puertas. Yuriy se limitó a recoger el cuaderno, hojeó rápidamente arqueando una ceja y salió de la cafetería.

– Ay Yume… – dijo Mitzy casi como un suspiro algo triste al recordarla llorando casi toda la noche.

En el pasillo, Yuriy notó a Yume en la distancia, planeaba devolverle el cuaderno, sin embargo, notó que la chica pelirroja parecía estar llorando así que, sin ser visto por ella, caminó hacia el otro lado.

La vergüenza de la chica había sido tal, que sintiéndose abrumada, empezó a marearse al grado de necesitar recargarse en la pared. Uno de los prefectos que siempre hacían sus rondas por las instalaciones, la encontró y al verla pálida la llevó a la enfermería.

– ¿Es idea mía, o esa chica parece siempre estar rodeada de problemas? –

Preguntaba Takao después de que la pelirroja desapareciera de la cafetería. Kai no dijo nada y Sergei se encogió de hombros, era difícil saber, pues apenas se habían enterado de su existencia en el internado. Mitzy por otro lado quería volver a los dormitorios, estaba segura que Yume habría vuelto; la chicharra anunció el término del descanso y los alumnos tuvieron que volver a las aulas.