Disclaimer: Black Clover y sus personajes pertenecen a Yūki Tabata.


-Presunción de inocencia-

Prólogo. Entre las sombras


Las goteras de aquel habitáculo en el que Yami llevaba recluido durante unos tres meses eran cada vez más abundantes. El espacio era estrecho, húmedo, oscuro y únicamente tenía una cama maltrecha y poco más.

Lo alimentaban a diario, al menos lo suficiente para que no muriera de hambre, y podía asearse con relativa frecuencia. Hacía dos semanas que no recibía visitas, justo desde que se le juzgó y se hizo pública su sentencia.

El juicio fue una especie de pantomima orquestada por los altos cargos y la nobleza del Reino del Trébol, porque sabía de antemano que su destino estaba escrito desde la noche en la que decidió actuar según sus impulsos y no su raciocinio. Sin embargo, no se arrepentía de haber dejado que su sobreprotección, que su parte más primitiva y salvaje, se hubiesen apoderado de sus acciones, porque no podía perdonar al sujeto culpable del sufrimiento de su familia. Porque sabía que si no actuaba no sería capaz de seguir mirando a la cara a su mujer por las mañanas, salir a pescar los domingos al mediodía con sus hijos o deambular tranquilamente por cualquier calle del reino sin sentir que jamás se haría justicia si él no se encargaba personalmente de aquel asunto.

De lo único de lo que se arrepentía era de no haber sido capaz de disfrutar más de los suyos. De no haberle dicho a Charlotte que era preciosa y perfecta cada segundo de su vida. De no haberle enseñado a Hikari a usar la katana y su magia con precisión total. De no haberle transmitido con plena seguridad a Hana que estaba orgulloso de ella y que no le importaba que fueran diametralmente opuestos. De no haber visto a Einar soplando las velas cuando cumpliera siete años.

El principal consuelo que le quedaba era que había amado intensamente.

Yami era un hombre al que no le importaba su entorno. Jamás se preocupó por lo que pensaran, por lo que dijeran, por las múltiples formas en las que lo repudiaran. Lo único que verdaderamente le podía quitar el sueño era saber que algún mal estuviese afligiendo a uno de sus idiotas; de aquellos marginados por la sociedad a los que nadie les daba una oportunidad, excepto él.

Los Toros Negros nacieron como un grupo de gente que no servía para nada, a la que nadie quería, con sueños imposibles e incapaces de lograr los objetivos más simples que pretendían. Fue un tributo también, pero Yami no iba contando aquella historia de forma habitual.

Con el tiempo, fue dándose cuenta de que había proyectado su alma en la orden y había escogido a gente que era igual que él. Gente sin oportunidades, sin sueños, sin ganas de vivir en muchas ocasiones o que no tenía un rumbo definido en su existencia.

Por eso, no le importaba demasiado que fuera la peor orden del reino o ser él mismo considerado como un capitán nefasto, porque sabía que al menos podía darle un futuro y un hogar a un grupo de personas extraordinarias, pero que la sociedad corrompida por el dinero, la cantidad de poder mágico y el estatus social no sabía ver. O más bien, no quería.

Pero su suerte no se quedó ahí. Cuando pensaba que ya lo tenía todo y que no podía aspirar a que le sucediera algo mejor, llegó Charlotte a su vida con una intensidad arrolladora.

Al descubrir que ambos habían estado enamorados del otro sin ser capaces de decirlo de forma directa, sintió que habían desperdiciado una cantidad de tiempo enorme y demasiado valiosa, pero, en lugar de concentrarse en el pasado perdido sin remedio, decidió enfocarse en su presente y en el futuro que sabía que sería maravilloso, porque la mujer más bella y, también, una de las guerreras más capaces y poderosas del reino iba a compartir su vida con él, que a fin de cuentas era un simple plebeyo extranjero que no solía agradar a nadie.

Charlotte era una mujer muy especial y, según la percepción de Yami, muy rara también. Siendo noble, lo más normal era que hubiese actuado como los demás: con repulsión hacia él. Pero, por el contrario, fue una de las pocas personas que lo aceptó sin cuestionar su procedencia, sus hábitos o sus costumbres, que nunca habían sido demasiado ejemplares.

Tras pocos meses estando juntos, formaron una familia. O más bien, la ampliaron, porque sus escuadrones realmente ya lo eran desde hacía mucho tiempo. Nacieron Hikari, Hana y Einar en los siguientes diez años.

Además, sus idiotas lograron formar también sus propias familias, dándole a la base un aura rejuvenecida y repleta de alegría.

Y con esa imagen se quedaría. Le daban igual los últimos meses o las largas horas en las que se había detenido a pensar en todo lo incorrecto que había hecho durante su vida. Le daban igual los fallos, los tropiezos, las derrotas, las decepciones y las traiciones, porque su mente estaba inundada únicamente con los momentos en los que verdaderamente había conseguido ser feliz.

—Es la hora —escuchó desde fuera de la celda.

Se levantó del colchón, en el que se había sentado apenas dos minutos atrás, y los muelles oxidados rechinaron de forma algo irritante y estruendosa. Se dirigió hacia las rejas y el carcelero le abrió la puerta con seguridad, siendo consciente de que no escaparía, por las esposas que llevaba alrededor de las muñecas y que suprimían su magia por completo y por todas las conversaciones que había escuchado en esos meses con sus visitantes, en las que Yami había proclamado una y otra vez que aceptaría todas las consecuencias de sus actos, hasta las más graves e irreversibles.

Salió de la celda y lo condujeron hacia fuera de aquel sótano que servía como cárcel para los prisioneros más peligrosos del Reino del Trébol. El sol le dio de lleno en el rostro, haciendo que casi cerrara los ojos por completo por la molestia que le produjo la luz, la cual llevaba sin sentir en su cuerpo de forma directa durante tanto tiempo que casi se le había olvidado cómo era aquella sensación.

Tras reponerse y pensar que ojalá pudiera fumarse un cigarro justo en ese momento, abrazar a Charlotte y ver por última vez a sus tres hijos, continuó caminando hacia su inevitable destino: la muerte.


Continuará...


Nota de la autora:

¡Estoy de vuelta! Han pasado casi tres meses desde que me fui de hiatus, pero ya era hora de comenzar con esta historia, que, por cierto, me hace mucha ilusión mostraros. Como podéis intuir, va a tener mucho drama y mucho contenido de OCs, aunque sin dejar de lado los personajes canon y las parejas que aparecerán, que son: yamichar, astelle, greyche y Finral x Vanessa. Por favor, no quiero quejas. Si hay alguna pareja que no le guste a alguien, aconsejo que no lea sus partes o no lea la historia en general.

Principalmente, la historia se centrará en Yami, Charlotte y sus hijos, especialmente Hikari, pero habrá contenido de los demás ships también. Hace mucho tiempo, alguien me dijo en un comentario que quería leer una historia en la que Hikari fuese adolescente y esta es la idea que tenía. No sé si esa persona seguirá leyendo mis historias, pero aquí está.

Al empezar de esta forma, hay que explicar qué nos ha llevado hasta este punto. Los dos primeros capítulos serán dos flashbacks gigantes, que se situarán tres años antes de este incidente que lleva a Yami a prisión y, durante toda la obra, iré incluyendo otros saltos temporales hacia el pasado, porque si no, nos vamos a morir de pena xd. Los flashbacks irán en cursiva, para que no nos liemos.

Por cierto, algo que me gustaría aclarar: en este fic, Einar llamará 'tata' a Hikari. Para que no haya confusiones, en España (al menos, en la zona de donde yo soy), quien tiene hermanos mayores que le llevan muchos años, los llama 'tata' o 'tate'.

Esta historia está clasificada como contenido adulto (clasificación M), que no siempre tiene que ver con contenido sexual, sino de violencia gráfica, lenguaje malsonante y temas no aptos para menores. Como siempre digo, cada uno que sea consecuente con lo que lee.

Planeo actualizar dos veces al mes: los días 10 y 26. De momento tengo siete capítulos escritos aparte de este prólogo, que la verdad es bastante más corto que los demás capítulos, que son de 4.5k palabras de media. Si se me fuera complicando, reduciría el ritmo de publicación a una vez al mes.

Agradecimiento especial a Inma, que me ha hecho la preciosa portada, a Elle, que leyó este prólogo hace mucho tiempo y me ayudó a calmar mi ansiedad por no ir publicando, y a Lyra, que me ha dejado usar a su OC, Alistar Vangeance.

Y creo que eso es todo. Me encantaría que me vayáis comentando qué os va pareciendo la historia. Así es más divertido.

Mil gracias por leer y nos vemos pronto.