Advertencia de Spoiler para los que no leyeron el manga de Bleach.
Esta es una de esas típicas historias de reencarnación que tenia en mente desde hace mucho, de hecho era un documento en word de 30 paginas que empece el mes pasado (o antepasado).
No hay emparejamientos obvios, no me gusta el romance obvio ni nada por el estilo... prefiero la aventura como tema principal.
No soy dueña ni de Bleach ni Harry Potter, solo del fic!
1.-Prologo
Lo último que Gin Ichimaru recordaba era la dureza de la loza en la que aterrizo junto con el caer de su propia zanpakuto, el dolor había sido adormilado de sus múltiples heridas aun su brazo mutilado era nada y poco a poco sus sentidos se estaban apagando al igual que su propio reiatsu… se sentía tan solitario, tan consciente de la muerte y apreciaba que lo último que sus ojos observaron era el rostro de su buena amiga Rangiku.
O la aparición del Shinigami sustituto para enfrentar a Aizen.
Cuando la oscuridad vino con el eco del llanto de Matsumoto, Gin supo que su vida concluyo en una manera algo patética en un intento de rebelión, fue algo inútil… su yo sarcástico se burlaba de sus acciones y mentalidad de enfrentar al monstruo en que se convirtió Aizen.
Pero lo intento.
Pero su consciencia no se extinguió, mantuvo su ingenio aun cuando su entorno era la nada de un silencioso eco en donde esperaba cualquier castigo o consecuencia de sus acciones ante el rey alma.
Esperando lo que en tantos años solo eran teorías inciertas de lo que le sucedía a los shinigamis al morir.
Para el traidor estuvo indeterminado período con sus pensamientos, por más que sus ojos eran abiertos no había nada que la profunda oscuridad, no podía sentir el entorno y no poseía ni frio o calor ¿un castigo? Quizás era lo más prudente de pensar.
Suspiro en pesada resignación a estar consciente en la nada absoluta por la eternidad.
Un día sin embargo, comenzó a sentir agua abrigándolo junto con un latir en sus oídos que parecía crecer conforme el tiempo pasaba con un desarrollo del sentido de tacto aumentando -¿Qué peculiar?- pensó divertido, apreciando estos niveles de rarezas a la que estaba sometido.
Si alguien lo estuviera mirando, quizás ese sarcástico capitán traidor tendría su gesto burlón característico ajeno al miedo de lo incierto, su estándar de miedo era algo que Aizen instalo en un nivel mucho mayor que su actual situación.
Tarareando mentalmente, fue inventariando el resto de sus sentidos que no eran los mejores y parecían estar en menos de sus capacidades originales, suspiro algo indiferente.
Fue en un periodo incierto, ya que uno pierde el sentido del tiempo en este tipo de lugares oscuros que fue más consciente de su cuerpo ahora desnudo entre líquido, incomodo si alguien le preguntaba y la proeza de moverse fue posible pero fue tenaz.
Golpear algo suave con su pie le mando escalofríos anotando mentalmente no volver a hacerlo.
Trago un nudo difícil, Gin Ichimaru era alguien incapaz de encogerse ante una idea… aceptaba nuevamente que Aizen instalo un nivel de tolerancia demasiado alto para acobardarlo, pero meditar la opción de ser un experimento espeluznante del capitán Mayuri era algo que lo ponía al borde.
Vacío dicha idea al no escuchar nada, después de todo… era bien sabido lo arrogante del capitán de la doceava división y lo vocal que podía llegar a ser.
Ignoro estas ideas a favor de intentar mover su torpe cuerpo de alguna manera, claro que no estirarse para no tocar la cosa suave en su entorno… pero de alguna manera término con su pulgar en la boca como un chupete en un sabor amargo en culpa del líquido que lo rodea.
Ridículo.
Entre su soledad obligada e incómoda donde la cuestión de tiempo carece de sentido o importancia, el prodigio comenzó a percatarse de ligeros sonidos haciendo eco en su entorno, eran voces y alegre de no identificar al capitán Mayuri entre ellos.
Volvió a tararear, como últimamente lo hacía de manera burlona cuando más de estas voces se aclaraban para cuando fue consciente del entorno… quería reírse de su descubrimiento.
Solo un pensamiento amargo pasando en su mente de "estoy jodido ¿no?" porque de todos los castigos o caminos que pueda tomar un Shinigami al morir esta era de lejos la que esperaba.
Era un bebe no nacido y por el idioma, en algún país que domine el inglés.
Volviendo al análisis contemplativo de esta descarada conclusión, Gin no sabía si era mejor o esperaba que en algún momento en verdad el descabellado capitán de la doceava división lo despertara con alguna excusa extraña.
No vino con el tiempo, sin embargo más de las voces se hacían presentes.
Reencarnar en el mundo de los vivos no debía ser de esa manera, con las memorias de su experiencia de larga vida como Shinigami… ¿era esto lo que les pasaba cuando uno de ellos moría? Suspiro de manera mental, incomodo por su perpetua posición cuando fue más consciente de sí mismo.
Si alguna vez vuelve a la sociedad de almas, se aseguraría de reportar la anomalía y monitorear a los shinigamis rencarnados, claro si podía y le creían… después de su fama, era lógico que nadie lo tomara en cuenta seriamente.
Ser traidor, doble cara y alguien difícil de leer era algo caro de pagar a la confianza del resto a uno "bueno diablos, era divertido" pensó en excusa al saborear otra vez su pulgar en una acción meramente incontrolable.
Prefirió no pensar en sus problemas, como alguien capaz de adaptarse a sus condiciones actuales de vida (además de no poder hacer nada) comenzó a prestar seriamente atención a quienes asumía eran sus padres.
No tenía experiencia en el asunto de familias, pero era lógico adivinar que su padre si lo quería… su madre era una existencia que no hablaba y solo por esa misteriosa conexión que siempre alegaban tener madres e hijos era fácil adivinar que no era deseado de ese lado.
Para el que creció huérfano antes de siquiera tener la presencia constante de Rangiku… era más de lo que alguna vez tuvo en el seireitei.
Un día su rutina aburrida flotante en líquido amniótico fue truncada por empujones, Gin Ichimaru no era idiota y sabía lo que esto significaba esta singularidad.
Como un ser adulto mentalmente, la experiencia fue algo que fácilmente mandaría al fondo de su cerebro solo con la intención de olvidarlo… aun para alguien tan insensible como el traidor, trataría de no pensar en cómo surgió y dedicar su mente a la idea de por fin salir.
Cuando respiro el primer aliento, Gin Ichimaru solo gorgoteo no dispuesto a llorar a pulmón vivo como dicta la norma, sin embargo aun con su trauma reciente de su nacimiento fue notable la tensión en su entorno, sus sentidos de un infante recién nacido eran poco agudos pero no era sordo -Es un niño maldito- fue la acusación audible.
Gin estaba seguro seria lanzado al suelo por su apariencia, algo preocupante pues en su actual condición seria la muerte…. Otra en tan poco tiempo era demasiado para pensar o hasta más ridícula que su primera experiencia.
Pero alguien lo sostuvo en un manto cálido, aferrado con fuertes brazos casi protector -Suficiente, es mi hijo- era la voz de su padre en un tono de advertencia con la devoción de limpiarlo, algo que atrajo un poco más de simpatía del Shinigami.
Con solo su percepción de reiatsu algo atontada, pudo diferenciar que sin contar a sus padres… habían otras dos presencias en lo que asumía era una habitación, torció la boca un poco y negaría aceptar que se acomodó en el cálido abrazo de la seguridad.
Podía percibirse sin limitador de reiatsu, pero sería tonto encenderlo sin afectarse a sí mismo como a los demás… sería triste si dañaba a su padre solo con minutos de nacido "una lastima en verdad" pensó divertido con cierto humor oscuro.
-Es un niño maldito… Regulus… mátalo antes que alguien se entere de su aspecto- otra voz nueva dijo con condescendencia -después de todo eres joven, puedes tener más- agrego como si fuera desechable, en estas alturas este sujeto ya tenía el odio del recién nacido.
-Está sano-Su padre, ahora nombrado Regulus inquirió con amenaza casi esperando que cualquiera intentara algo -Así que Lucius quita esa cara- concluyo, Gin no sabe que paso pero en un parpadeo y con una palabra extraña se sintió demasiado limpio.
Además ahora tenía un nombre que odiar.
-Ve su cabello blanco… su aspecto pálido… aunque se parece a ti, míralo esta maldito- el nombrado Lucius puntualizo, sintió el dedo acusador.
Gin no sabía cómo sería su fachada aunque aliviado de mantener los colores como antes, quizás tendría los rasgos combinado de sus padres ¿sus ojos serian todavía ese azul eléctrico? Aunque también consciente que otra vez, su aspecto atraería problemas en el futuro.
(Lucius de alguna manera sintió que el recién nacido le dedicaba una sonrisa aterradora, algo que desecho al estrés).
-No me importa- su padre repitió con vehemencia abrazándolo, el antiguo capitán solo se acurruco de manera inconsciente demoliendo su orgullo antiguo.
Penso en el tiempo en que fue niño… tan borroso lleno del pánico de sobrevivir que estos buenos tratos fueron bienvenidos.
-Lo que se esperaba de ti… querido- era la voz femenina, esa que puede decir era su madre con el tono desinteresado casi burlón en la manera de hablar.
-Si no lo quieres está bien, era claro desde el principio… - su padre lo abrazo, el tono acusador y herido era notable -yo me hare cargo- concluyo con firmeza.
-Como quieras, no es como si fuéramos pareja…- desprecio prontamente, Ichimaru también la puso en una lista de desprecio donde el sujeto Lucius tomaba el segundo lugar -aunque todavía espero una compensación, después de todo los Black son personas ricas- la codicia fue notable en su nombrada madre.
-Seguro- su padre indico con frialdad, Ichimaru solo contuvo el aliento… ¿algún tipo de noble?, medito su suerte pero también el sueño lo estaba tumbando como para mantenerse coherente.
-Nadie dirá nada… no saldrá ningún comentario de esto con nadie del circulo- otra voz se escuchó, esa otra persona que había estado silenciosa en un tono grave.
-No es como si quisiéramos decir sus gustos por sangres sucias- agrego con un bufido el segundo más odiado de la sala.
-Lucius- su padre sonó en advertencia, podía el Shinigami esforzarse en mantenerse al pendiente de esta discusión.
-Que no se entere tu prima… - aquella voz austera del tercer hombre volvió a sonar con un tono cortante.
-Sé que no dirás nada, Severus- su padre ahora le puso nombre al otro, arrullándolo torpemente aunque Gin luchaba por no dormir.
-El árbol genealógico ya lo tendrá registrado ¿Qué te asegura que nadie sabe?- pregunto Lucius condescendiente.
Un silencio amplio cayo pesado, Gin no sabía la importancia de dichoso árbol mencionado -me asegure de retrasar el brote de mi rama- su padre explico casi adolorido -por el momento registrarlo será mi prioridad, mi heredero debe sentarse… aunque sea debajo del ojo de mis padres y familia-
-estas siendo muy precavido para ser un sangre pura en todo su derecho- su madre resonó con odio infinito -Supongo que la guerra no los tiene asegurado- se burló, Gin solo hizo un gorgoteo sorprendido por dicha evidencia de conflicto.
-tú te iras y no regresaras- su padre simplemente dijo, sin entrar a detalles ante su hijo nacido que trataba de no caer dormido.
-como si quisiera regresar a este infierno- su nombrada madre espeto enojada.
-No es como si te dejáramos regresar- Severus inquirió, en la oscuridad de su ceguera Ichimaru pudo detectar un tono conocido, Aizen lo instruyo muy bien para detectar las dobles intenciones.
Escucho con atención los movimientos que se hacían, asegurando que la firma de su madre fue escoltada por el hombre en cuestión fuera de la habitación.
-Esa tonta… seguro Severus arreglara sus memorias para nunca regresar-Lucius rio divertido, confirmando al Shinigami que seguro algo harían ¿Qué? No le interesaba en ese momento.
-estoy seguro puedes ayudarme con el registro…. ¿Lucius?- su padre cuestiono con esperanza.
-Por supuesto, aun con un hijo maldito… sigues siendo mi amigo- este afirmo, Ichimaru aun lo despreciaba pero era bueno saber que todavía había lealtad a su padre.
Era fácil decir que todo concluyo en su entorno, su cuerpo era demasiado débil y ya no lucho más por dormir… Gin Ichimaru bostezo alegre de ser abrazado con un arrullo, fue en su último momento de lucidez que escucho el nombre de su nueva vida -Dafira Regulus Black-
Maldijo su nuevo nombre.
XXXXX
La vida como recién nacido era un mar de aburrimiento para la mente del antiguo Shinigami, solo comía y dormía la mayoría de su tiempo productivo, era normal… estaba en desarrollo y este nuevo cuerpo era débil como para exigirse.
El tiempo era irrelevante en las sombras de su ceguera temporal, Gin Ichimaru en ocasiones lucidas se perdía en memorias de sus antiguas responsabilidades también tratando de predecir el destino de la sociedad de almas.
¿El Shinigami sustituto habrá tenido oportunidad? o ¿este era otra ilusión de Aizen como castigo por traicionarlo? Esta última fue una idea que medito con más seriedad cuando descarto que fuera Mayuri el responsable.
Cuando era abrumado por este pesimismo, prefirió poner atención a su entorno detectando siempre a su padre junto con esos dos hombres que parecían turnarse a visitarlo… siempre se aseguraría de darle el infierno a Lucius.
Ichimaru podía ser la perdición para quienes no caen en su gracia, si no pregúntenle a Rukia-chan.
Como un antiguo capitán, también tenía la costumbre de recolectar inteligencia del entorno con cierta facilidad (mentía, con la atención de un recién nacido era difícil) pronto tuvo una imagen general del mundo muy diferente al que presencio en sus interacciones con los vivos cuando "bajaba" a verlos de vez en cuando.
Además había una variable extraña entre palabras como "muggle" "squid" "mortifagos" "sangre sucias" entre otras connotaciones que predecía eran modismos de la región (no estuvo muy expuesto a lo que asumía era reino unido o por esos lugares).
Eran pocas las veces que tenía oportunidad de obtener información, los "adultos" procuraban no platicar en su entorno con la intención de no despertarlo.
Como un prodigio pudo detectar que su actual aislamiento tenía el propósito de protegerlo, no solo por su apariencia para los prejuiciosos también tenía que ver por el estado de su madre (sabrá el rey alma que significa eso) además de su posición en esta guerra civil.
Solo la suerte de un traidor quedar en el lado contrario de los buenos, conociendo su suerte seguro termina con la mierda hasta el cuello (ya hasta comenzaba a pensar como alguien de la división 11).
Para cuando la rutina se acentuó en más aburrimiento para alguien prodigioso, desarrollo su vista y en su estado de meses, el antiguo capitán por fin pudo ver por primera vez a su padre.
Ichimaru detallo lo demasiado joven que era su padre, Regulus quizás solo era un poco mayor al Shinigami sustituto… con rasgos que deberían de ser finos, ojos grises con un cabello ondulado color negro… su ropa era otra cosa peculiar a su juicio "¿túnicas?" bueno considerando la usanza del seireitei, no juzgaría tan a la ligera la elección de guardarropa, aunque según el mundo humano tenía otras modas.
Una sonrisa ilumino a su joven padre, dedicado para el traidor -Hola Daf- saludo recordándole el diminutivo de su nombre insultante, suponía que era mucho pedir ser llamado Gin.
Ichimaru detallo su entorno por primera vez, la habitación espaciosa tenía un toque sombrío adornado con extrañas ornamentas de serpientes en lo que parecía una chimenea encendida delante de una pequeña sala y el olor persistente de encierro ahora era más notable.
-puedes verme- sonrió serenamente Regulus llamando su atención de nuevo a su rostro juvenil -sabes, no le he dicho a nadie de tu existencia… pero es mejor así, es muy peligroso allá afuera- hizo una mueca ante cualquier recuerdo.
Gin casi deseo poder arquear una ceja cuestionando su ultimo comentario a su progenitor, era un desgaste por lo cual se dejó llevar a la gran cama con dosel verde que adornaba el rincón…. Era el momento en que su padre estaba dispuesto a hablarle directamente, recostándolo a su lado para mirarlo inquisitivo.
-Eres un niño demasiado tranquilo- acuso sacando una vara pulida de madera, Gin en serio deseo poder realizar uno de sus antiguos gestos burlones… pero solo hizo un sonido de gorgoteo vergonzoso -esto es una varita… - presento como si fuera divertido.
Hizo un movimiento con esta vara y atrajo unos pequeños peluches olvidados del rincón, Ichimaru no recordaba esta destreza de los vivos, fue presentado como magia por su primerizo padre realizando algunas demostraciones básicas… quizás también explicaba como lo limpiaban rápidamente con algunas palabras.
Era muy diferente del kido, en la próxima oportunidad que tendría… donde no estuviera durmiendo… comenzaría a experimentar con su reiatsu (claro que con cuidado, no quería alertar a cada hollow de su presencia ni morir), pero hasta entonces se conformaría con la explicación de su padre de lo que llamo comunidad mágica.
Antes de que el sueño le quite la diversión.
-Supongo que puedo hablarte de la familia- aclamo con una sonrisa nostálgica al tomarle la mano con firmeza, abandonando el tema de la magia para su consternación -tu abuela se llama Walburga y tu abuelo Orion- ahora Ichimaru sabía dónde venía el mal gusto de nombres -ellos viven, pero aunque los amo… no creo que sean los indicados para saber de ti-
Ichimaru parpadeo incontables veces, era el gesto abatido de su padre… casi de conflicto, asumía que ellos eran el precursor de que ahora estuviera escondiéndolo ¿se avergonzarían de su nacimiento? Bueno no es como si le importaba… como dijo en un inicio, era más de lo que tenía en la sociedad de almas.
-Tengo un hermano mayor… Sirius- Regulus continuo lejos de las divagaciones de su heredero -creo que él es la persona más valiente ¡pudo salir de todo esto a tiempo!- rio amargamente en los recuerdos.
El Shinigami solo negó poco conmovido, el mismo tuvo elecciones que lo llevaron a su ruina algo que no deseaba de su joven padre… después de todo, sería una perdida entrañable que no admitiría en sus escaso tiempo de vida.
-Pero luchare por mis creencias, por el señor oscuro- llamo orgulloso de sus acciones, aunque todavía había algo de conflicto en sus ojos.
"típico" pensó algo frustrado de que su padre en verdad fuera algún fanático, esperaba que no estuviera al nivel de Tousen pero no tenía mucho con que comparar.
Ichimaru decidiendo que era mejor dormir que escuchar a su padre balbucear de su líder y sus creencias.
XXXXX
Severus llego al escondite cojeando, había sido una noche desastrosa y solo deseaba el descanso junto con una bebida que le quemara su garganta… suspiro apestado de toda la carga que tenia de trabajo.
Era una noche fría, el invierno venia en cuestión de días y solo acrecentaba con las casas oscurecidas de Hogsmade, el miedo era palpable… sintiéndose algo culpable sobre tal situación pero lo desecho prontamente.
La casa era una localidad famosa en sus tiempos de Hogwarts, quien diría que Regulus Black obtendría la casa de los gritos después de ciertos movimientos turbios con la intención de tener un patrimonio fuera del radar de sus padres.
Suponía que esconder un niño traía grandes esfuerzos en el actual heredero de la casa Black.
En el exterior era igual de descuidada para cualquiera que mirara de paso, de hecho aún las cadenas roídas por el tiempo eran notables en las cercas… no había vida que delatara su actual escondite, si no fuera porque las salas lo aceptaban… no vería el cambio diminuto en el edificio.
Aunque todavía la hierba mala crece a su placer en los amplios jardines, el edificio conforme se acercaba tenia ligeras mejoras que con el tiempo quizás traería su antigua gloria… Lucius ayuda por el momento en la restauración externa, Regulus no está interesado más allá de la habitación ambientada para su heredero.
Era una magia poderosa cuando se integraba a las salas Black, todavía no tan fuerte como Grimmauld place pero lo suficiente para ser seguro para los que tenían el conocimiento del lugar… además tenía la precaución que si llegara a suceder algo, cualquier rastro de su existencia seria borrada.
Para dejar en su anterior abandono la casa de los gritos (aunque dudaba de la habitación, quizás solo se sellaría).
Dumbledore no debía enterarse de esta propiedad en especial, sobre todo por la conexión con Hogwarts que no se han molestado a divulgar… aun el propio Lucius estaba apartado de dicha información y desconocía porque Regulus no regalaría dicho dato al señor oscuro.
Subió las escaleras de la residencia con esta mentalidad en su rostro neutral no había indicio del conflicto o cansancio… para Severus Snape, era importante tener cartas guardadas… como Slytherin no cuestiono a su buen amigo de mantener notas importantes de ser divulgadas.
Llego a la segunda planta sin miramientos al resto de la casa abandonada, se dirigió a una puerta en específico que abrió en un empujón de reconocimiento de su varita.
La calidez que despedía la habitación fue un grave contraste, el ambiente hogareño inexplicable al ingresar enteramente con un cerrar de puerta con el cuidado debido permitiéndose soltar un largo suspiro de alivio.
Encarar el área expandida por magia, con los adornos austeros y clara preferencia Slytherin en cada detalle en su alcance.
Una sala pequeña, una cocina bien equipada y un área para dormir donde una cama con dosel era lo más visible que ahora estaba ocupada por un adormilado Regulus Black quien asumía llegaba de alguna misión.
Severus sintió la mirada de esos inquietantes ojos plateados del primogénito que se asomaba en la cuna al otro lado de la cama, hubo un momento en silencio… mirando fijamente sin rendirse a ser el primero en ceder.
Frunció el ceño ante su tonta acción, regañándose por intimidarse ante la mirada infantil y se obligó a dar un saludo de reconocimiento.
Suspiro cuando el pequeño volvió a sus negocios infantiles, pero Snape solo lo miro evaluativamente como siempre lo realizaba cuando se quedaba a cargo.
Decidió que necesitaba beber, dirigiéndose a un estante y tomando el whisky de fuego con facilidad para sentarse en el sillón enfrente de la chimenea.
No tenía experiencia con bebes, por lo cual no tenía una comparativa justa sin embargo era de conocimiento común que este no actuaba normalmente… había momentos en que podía decirse lanzaba sonrisas burlonas o hasta comprender lo que se discutía.
Desde el momento en que el mocoso pudo ver, era obvio que mantenía una atenta vigilancia al entorno y ahora de meses solo podía crecer más agudo… esperaba que fueran sospechas, pero había algo que le daba miedo al adulto que no aceptaría ni bajo crucios.
-Buenas noches- saludo Regulus adormilado, miro a su hijo con curiosidad y este le extendió los brazos para ser cargado en el momento.
Snape se abstuvo de voltear los ojos por la pantalla tierna de alguien del nivel mortifago, pero era normal… una faceta que tuvieron que acostumbrarse, considerando las crianzas sangre pura… Regulus era muy blando con su hijo.
-El señor oscuro solicito un elfo- Severus comenzó la discusión cuando se sentó delante, el joven Black lo miro con algo de sueño mientras su hijo parecía ligeramente interesado, un atisbo de ingenio para alguien tan joven -escuche que prestaste a Kreacher-
Afirmo -Si, estoy seguro que será leal- sonrió orgulloso -aunque todavía no puedo dejar de sentirme culpable, Kreacher quiere conocer a mi hijo pero no puedo… Madre ya sospecha- afirmo con un gesto decaído, es cuestión tiempo antes de que la magia del árbol se comience a degenerar.
Snape solo se inclinó con su rostro apático, pero la comprensión brillo en sus propios ojos oscuros -Fuiste a Gringotts- cambio el tema, prefiriendo hablar de algo muy diferente a los problemas fuera de la habitación -hay gente asumiendo tanto, Lord Black esta sospechoso- menciono al actual líder, Orion Black.
Regulus solo soltó una risa amarga -Padre no sospecha nada- se encogió de hombros -fueron solo procesos estándares, bajo confidencialidad con los goblins como actual heredero Black- realizo una mueca -fue difícil, pero logre realizar ciertos arreglos para que esté en orden- explico con un largo suspiro.
Dafira miraba abiertamente el entorno con un aire de humor, Snape no se concentró mucho en esto pero una sonrisa eterna comenzaba a ser natural en el gesto del niño.
Por un momento solo fue silencio, Snape volvió a servir whisky de fuego cuando Regulus volvió a tomar la palabra con un aire ausente -no quiero que mis padres lo críen- acepto mirando a su hijo -aprecio sus enseñanzas, como un sangre pura los estándares son altos y espero lo mismo de mi heredero…- hablo mirando a su hijo -Pero, mi hijo es diferente… yo lo amo como es, pero…- dejo la palabra inconclusa.
-Entiendo- Snape era un mestizo, no creció con esos estándares que se exige a la elite del mundo mágico pero el aspecto del niño, aun cuando los muggles ya superaron en creces dichas creencias… los magos no -Crees que morirás- pregunto con cuidado.
En ese momento aquella mirada del infante se posó en su padre y este lo levanto al nivel de sus ojos demostrando que ya podía sostenerse en sus pies con la debida ayuda.
-Tengo un hijo en el que pensar, podemos ser ajenos… pero la familia es primero- Regulus sonrió ligeramente, demostrando que aunque Slytherin la prioridad en la familia siempre es lo importante algo que respeto el pocionista.
Para alguien sin esas responsabilidades, Snape todavía sentía la comprensión de ser precavidos del joven padre… suspiro apesumbrados, dando otro sorbo de su bebida y acomodándose más en su sillón ignorando abiertamente la mirada del niño a su persona.
Regulus apretó los labios, miro a Dafira con cuidado para volver a caer en su amigo -eres el padrino… Severus, pero creo que dejare la custodia a mi hermano- soltó de golpe.
Ante esto se atraganto Snape, mirando con odio a su amigo por la ligera mención de su némesis aunque aliviado de no tener que cargar con el niño maldito si llegara a suceder algo malo.
No era prejuicioso pero le incomodaba la actitud del infante.
Severus solo suspiro cuando era obvio que esperaban una respuesta -es una decisión prudente, no soy bueno con los niños- acepto, Dafira lo miro con esos impresionantes ojos plateados con una ligera mueca burlona.
Regulus rio divertido, pero negó -Seré orgulloso de mi causa, pero no creo que mi hijo sea aceptado- confirmo con tristeza.
Para el pocionista solo miro contemplativo a su joven amigo, no pudo contradecirlo si las exageradas quejas de Lucius no fueran suficiente para insinuar la carga que el pequeño cargaría con los sangre puras.
Miro al techo ajeno del convivio entre padre e hijo, con sus ojos pañosos solo pudo adivinar el futuro que le espera y deseaba que no sufriera intimidaciones… si de alguna forma pudiera evitarlo, lo haría, puesto aunque no desea la crianza del niño era su ahijado.
Esta fue la última reunión que tuvo Severus con su amigo.
XXXXX
El dolor cuando le atravesaron el torso en un salpicar de sangre que hizo su camino en el cielo de esa ciudad humana a sus espaldas… el monstruo le regreso la mirada indiferente, con esos ojos maliciosos en negro con pupilas pálidas y ese tercer en su frente sin darle importancia a su traición… una imagen del Aizen que conoció como teniente se superpuso en esa criatura.
Si fueras a convertirte en una serpiente mañana y comenzaras a devorar humanos, con la misma boca que devoras humanos me gritaras "te amo" ¿serias capaz de decirte "te amo" de la misma forma en que lo hago ahora?
Las palabras de su siempre oración mientras recordaba al teniente Aizen que le tendió su mano, Su brazo derecho fue arrancado en un patético intento de arrebatar el Hogyoku.
Gin Ichimaru sintió cada dolor en su cuerpo, abrió los ojos despertando en la penumbra de su cuna… sus lágrimas silenciosas en su rostro en un mal presentimiento ante una pesadilla que tenía mucho a la cual no recurrir, su corazón agitado busco en el entorno no percibiendo a su padre.
El recordó porque decidió convertirse en Shinigami, él quería que "ella" dejara de llorar… quería cambiar las cosas.
Estaba solo, se sentía tan vulnerable ante el mero recuerdo de su muerte y motivación inicial en su pena más grande en ese sendero que camino como Shinigami.
Sus penas eran algo que podía sobrellevar en una vida enmascarando sus emociones… pero… en esta débil vida sin embargo podía permitirse el consuelo, su padre nunca llego por más que lo llamo.
XXXXX
Era una noche tranquila, Sirius estaba arrastrando sus pies en las calles oscuras del Londres muggle donde alquilaba un departamento solo por el placer de hacer enojar a su familia cuando se enteraran de su actual vivienda… sin embargo ese fue el principal aliento para tomar dicha decisión, hoy en día… era el mejor lugar para esconderse de la guerra mágica consumiendo su propio mundo.
Aun a estas alturas, ya viviendo casi 9 meses en ese lado de la sociedad… todavía no se acostumbraba a los muggles con sus aparatos electrónicos o el uso de la luz, no era nada como lo enseñaban en Hogwarts, seguro necesitaban actualizar dicha materia didáctica.
Aunque no hay queja en el lado femenino, las mujeres eran un encanto en ese lado de la sociedad no mágica.
Con el tiempo pudo acostumbrarse, hoy fue un día tan pesado donde tuvo un conflicto con mortifagos… Sirius Black sin embargo no esperaba que la luz de su departamento estuviera encendida, menos que escuchara ruidos en el interior.
Frunció el ceño al sacar su varita, era un piso solitario al haber alquilado en su totalidad… estaba seguro las salas de protección no fueron derribadas y esta anomalía había entrado de alguna forma.
Abrir la puerta con una maldición en sus labios lo hizo morderse la lengua cuando miro al invasor -¿Kreacher?- tartamudeo, el elfo le regreso la mirada con odio pero también era evidente su estado lamentable.
Parado torpemente debajo de su puerta, Sirius medito que estaba siendo estúpido… cerrando y esperando cualquiera que sea el tormento que su madre se le ocurrió después de tanto tiempo de abandono… asumiendo que fue ella la que envió.
La criatura solo lo miro en silencio en sus harapos y esa mirada de odio infinito por un tiempo mas hasta que se mordió… literalmente… la lengua -Kreacher cumplirá la voluntad de su amo… Kreacher dejara al precioso heredero con el sucio traidor- fue lo único que le dijo en un susurro doloroso al desaparecer.
Arqueo la ceja extrañado de tales palabras, medito un poco más para maldecir al elfo fanático -bueno- dijo a la nada ingresando por el pasillo al no ver nada en la sala común, trago grueso con la varita en mano… Regulus, fue su único pensamiento y aunque amaba a su hermano, todavía era un mortifago además que no creía por completo en el mencionado heredero… después de todo, él era el mayor.
Cuando abrió la puerta de su habitación se percató que el elfo la había limpiado dejando visible solo su cama junto con su gran ropero, el siguiente detalle fue los baúles acomodados junto a la puerta… frunció el ceño, con su varita aun en mano.
La sensación de incomodidad solo creció, aquel heredero que menciona el fanático elfo no era visible… su corazón salto ante los sonidos al lado de su cama a donde se dirigió calmadamente.
Entonces lo encontró, recostado en el suelo con una manta enredada en sus pies… al parecer había bajado de la cama y tropezado, era un pequeño… menos de un año regresándole la mirada en esos ojos plateados tan Black, con el cabello blanco como la nieve con una sonrisa inquietante en su rostro de bebe.
Sirius solo se paralizo con la idea… era demasiado joven para ser padre.
Por su parte el infante solo estaba ausente en el suelo ignorando abiertamente al adulto en shock, un aire melancólico impropio en alguien de su edad se instaló cuando acepto fácilmente su suerte y lo fácil que su padre había tenido un mismo final que él tuvo ante Aizen.
XXXXX
La espada fue clavada en un movimiento lleno de rudeza y poca afinidad, sin embargo tan acertada atravesándola sin esfuerzo en un salpicar de sangre a sus pies… la pelea sangrienta que desarrollaron en órdenes del actual comandante general Kyoraku, fueron obedecidas y aquel sentimiento de inutilidad ante la invasión quincy tuvo sus incentivos.
Algo que atrasaron hace tantos años, el mundo era muy pequeño para que existan dos con el título de Kenpachi, llegando por fin a liberarse mutuamente de sus pendientes para heredar tan salvaje nombre.
Cuando la debilidad llego a todo su ser, sostenida por Zaraki quien le ordenaba levantarse para seguir luchando… solo podía pensar en lo infantil que se estaba comportando, en lo débil que era y como no era rival para este nuevo Kenpachi.
Retsu Unohana capitana de la cuarta división y la primera en recibir el título de kenpachi, estaba en paz cuando dio la bienvenida a la muerte con el grito de su adversario en un eco inconfundible.
Entro en un momento de letargo, para cuando sintió la vida del entorno se obligó a su paciencia de sanadora para no entrar en un pánico innecesario ante la oscuridad que sus ojos presenciaban delante de su persona.
Fue como despertar de un largo sueño, los sonidos nítidos en un eco inconfundible sin embargo la antigua capitana no se dejó abrumar por esto… estaba cansada y sin ánimos de investigar, entrando de nuevo en un modo hibernación con la intención de recuperar el reiatsu desgastado en su lucha.
Quien quiera que la molestara, estaría en un infierno que pagar ahora que muy fácilmente podía quitar su propio sello autoimpuesto a su personalidad bárbara… durmió, esperando la muerte como lo había hecho en manos de su colega Kenpachi.
La siguiente ocasión que fue consciente de su entorno, se sintió tan pesada e inmovilizada… una suave cama era detectada debajo pero no tenía más que un cuerpo torpe al que acceder además de una ceguera inexplicable.
No estaba muerta, era un descubrimiento entre alegre y amargo… para alguien tan antigua, el descanso no parecía concedérselo pero volvió a dormir, confiando plenamente en su división para tratarla.
La siguiente ocasión consciente desecho su idea original de haber estado en su propia división cuando más de sí misma se expandía para explorar el entorno, inmóvil como estaba Unohana obtuvo un gesto critico ante el juicio de una atmosfera ajena al seireitei… era más propia del mundo de los vivos con algo más.
Quiso hablar pero un gorgoteo inentendible fue audible ¿Kenpachi daño su garganta? Suspiro resignada, el resto de sus sentidos estaban atontados y antes de que pudiera razonar que quería esperar a alguien para que le explicara… cayo dormida.
Cada vez que el tiempo pasaba con esos ojos abiertos sin ver, ciertas sospechas se instalaban en la mente de alguien tan sabio como ella… poco fue el interés, pronto la presencia de alguien en la habitación la acompañaba sin una pizca de reiatsu pero ese algo más plagando su sistema.
Será ciega, pero todavía tenía pulidos sus sentidos médicos de percepción, uno no vive tanto sin tener ciertas ventajas.
Esta nueva presencia parecía imponerse en donde se encontraba, era extraño sentir que era muchas veces más grande ¿Quizás el capitán Komamura la vino a visitar? -Estas despierta-
Retsu no pudo arquear una ceja porque este sujeto no era ni cercas del Seireitei… menos que alguien hablara el inglés abiertamente.
-eres una niña muy calmada- siguió el extraño con su tono consolador aunque grave pero amable, obviamente el esfuerzo de la Shinigami fue en vano en expresarse -vamos a darte de comer- apremio acercándose.
Era como si un velo se levantara, ante los diferentes huecos en su memoria… si no fuera por su actitud serena, el pánico estaría recorriendo por todo su sistema… fuera peor si dejara al Kenpachi hacerse cargo de la situación incierta.
Solo pudo jurar escandalosamente en el nombre del rey alma de lo que estaba sucediendo, un infante… era un niño como tenía más de mil años sin ser, se obligó a suprimir su enloquecido reiatsu cuando sintió a la presencia tropezar y respirar con dificultad.
No era sabio azotar tanto a este personaje como a su débil cuerpo con su poder, fue descuidada al subestimar su temperamento.
Tampoco quería poner en peligro a nadie al funcionar como un farol de hollow… aunque era agradable saberse sin limitador.
Ser levantada y acunada con miedo -¿Qué sucedió?- parecía buscar en el entorno arrullándola y para alivio de Retsu, sin culparla de su arrebato -no te preocupes, papá está aquí- consoló como si ella lo necesitara.
Sin embargo esto solo insinuaba que fue muy inconsciente de lo que sucedía en su entorno un largo periodo de tiempo.
Sin embargo, ser un recién nacido no era lo peor en su larga existencia.
Ahora que su percepción de su actual situación se hundía, su rutina fue fácil de adivinar con el pasar de tiempo… en sus pocos estados de lucidez, fue consciente del entorno tenso y las airadas peleas afuera de lo que asumía era su hogar.
Un radio en ocasiones se escuchaba, anunciando una fluida información de su nuevo hogar en algún lado de Europa (no puso mucha atención por más que quiso, se quedó dormida) que ahora estaba sumergido en un tipo de guerra civil.
La suerte de la capitana, se burló oscuramente.
Unohana solo suspiraba resignada, negándose a llorar y ante la falta de movilidad solo cesaba toda preocupación a favor de su rito diario de comer y dormir.
Su comportamiento pronto trajo preocupación a su padre, no lo culpaba… ella no lloraba, aun cuando necesitara un cambio siempre seria racional y solo anunciaría en ligeros gorgoteos tales vergüenzas.
Un ¿medimago? Pronto fue la siguiente presencia que conoció en su ceguera temporal, un chequeo raro al que fue sometida entre palabras extrañas y toques con lo que asumía una vara de madera… trajo un poco de su curiosidad, pero de nuevo con su atención de infante no tuvo tiempo de investigar o el deseo por el momento.
Ella no estaba enferma, pero cargaba con la experiencia de toda una larga vida y las preocupaciones de la situación que dejo en el Seireitei en ocasiones la abrumaban.
El retorno de Yhwach fue un duro golpe, su impotencia de casi perder a Kuchiki Byakuya y no poder curar debidamente al teniente Kuchiki Rukia y Abarai Renji… ceder su título de kenpachi.
¿Su división estaba bien? ¿Sus amigos? ¿Cuántos murieron? ¿Kenpachi aprendió el nombre de su espada? ¿Los Quincy lograron su venganza? Eran alguna de las cuestiones que flotaban en su mente durante este tiempo largo de silencios.
Su padre se rindió, para Retsu era un alivio porque alguien como ella que no era capaz de recordar su propia infancia o comportamientos.
Su vista se desarrolló en tiempo óptimo, Unohana tuvo un vistazo de su cuna como primera impresión a ser rustica en comparación al estándar Shinigami… considerando que hay poca natalidad, no tenía un punto de comparación en cuanto a modas y no era muy adepta a viajar al mundo de los vivos.
Los colores eran vividos, la temperatura cálida de ese día en especial y por fin, su padre se asomó para recibirla como siempre lo hacía en las mañanas.
No sabía los estándares de edad masculina para la concepción ya que eran más amplios en comparación al femenino, pero podía asumir que su padre era demasiado mayor para ser uno según la creencia popular (aunque no podía tener mucho con que comparar, ante la diferencia de envejecimiento Shinigami).
-Ariana- le llamo con su nombre, uno peculiar aunque el entrañable Yachiru o Retsu serían siempre su elección si alguna vez se le cuestiona.
El hombre con un indomable cabello que empezaba a teñirse de blanco, ojos azules recubiertos de gafas de media luna, barba y bigote tan tupido con un aura de ese poder extraño que rodeaba su actual ambiente.
Incierta de su reacción, solo mantuvo su gesto callada atenta a este hombre que la abrazaba para cargarla sacándola de su cómoda cuna… el entorno era un nivel tradicional de esta región, podía asumirlo de esta manera pero su preferencia siempre fue el de origen japonés.
Había una presencia en el borde de sus sentidos-Un nombre peculiar- interrumpió en el momento en que era alimentada, Retsu no mostro gesto alguno de lo que cualquiera hubiera asustado… aunque viendo la tensión en su padre, quizás no era una presencia agradable.
-¿Qué haces aquí, Albus?- su padre espeto condescendiente.
-Solo vine a comprobar los rumores, Aberfoth- el otro explico con el sonar de sus zapatos en la madera del humilde hogar.
Unohana pronto tuvo la primera impresión del invasor, era algo parecido a su padre solo que más delgado y anciano con ropas ridículas agregando un sombrero a juego… sus ojos bajo anteojos centellaban en una audacia cubierta con calidez paternal, anoto mentalmente en tener cuidado en su entorno.
No es como si supiera que había un Shinigami tan antiguo en la sala, pero nunca sabría que oculta tales ojos amables en alguien astuto… Aizen era un ejemplo de lo peligroso que puede llegar a ser las personas aparentemente sociables.
-una hija ¿en tiempo de guerra?- pidió arqueando una ceja entre el infante quien miraba apática el entorno y su buen hermano.
-No te interesa- espeto el nombrado Aberfoth, Unohana comenzaba a sentir los estragos de ser alimentada en este cuerpo débil… pronto el sueño sería bienvenido.
-¿La madre?-Albus cuestiono acercándose con ojo crítico a la recién nacida, cuyos ojos eran color azul penetrantes, con un cabello oscuro que prometía ser lacio y una tez clara… era evidente que se parecía más a la madre si su opinión era la correcta.
-Poco importa-declaro su hermano apático.
Retsu de igual manera no le presto la debida atención al conflicto prefiriendo bostezar ajena, deseando tratar de entender como llego a esta situación de reencarnación un tema que aunque no es obsesiva todavía flotaba de vez en cuando en su mente.
Teniendo tanto tiempo con la agenda aburrida de un recién nacido, uno solo puede pensar.
-Es importante, Aberfoth- Albus explico con severidad volviendo a traer la atención de la antigua capitana, quien dio un gesto pasible casi aburrido.
-Para mí no- se puso de pie su padre acunándola con un cuidado extremo -ahora vete, como líder de la orden… no puedes estar perdiendo el tiempo- se burló, insinuando algo interesante al Shinigami.
-Eres parte de la orden- espeto el anciano ajustándose sus anteojos de media luna -ahora más que nunca- explico con misterio.
-Ahora no, tengo prioridades Albus- aseguro airado el hermano, sin molestarse en mirarlo para cobijar a su niña -sé que tienes bajo control a los potter, dedícate a ellos- despidió despectivo.
Albus se tensó, pero se obligó a relajarse para lanzar un gesto triste, pero en verdad tenia mucho en manos y solo deseo tener la oportunidad -ella tendrá la edad de su hijo- fue lo único que dijo al desaparecer.
XXXXX
Cuando Mimihagi-sama le fue arrebatado de raíz, Ukitake Jushiro sintió la debilidad golpeando su cuerpo con crudeza… mirando el techo abierto al cielo donde los rastros de su aliado desaparecían como si nunca hubieran estado conectados.
Se dejó caer hacia atrás débilmente con ojos pañosos a causa de lo borroso que el mundo se convertía, las siluetas de sus compañeros eran diferenciables con la clara preocupación en sus voces.
Aun el tono condescendiente del capitán Kurotsuchi cuando le diagnosticaba era poco alentador.
Había sido su intención remplazar al rey alma para traer la estabilidad rota por Yhwach que seguro estaba en el palacio muy por encima del Seireitei, Ukitake sintió que su sacrificio fue en vano y aunque el mundo dejo de temblar… el cambio era notable en el reishi, el Quincy se asentó en el poder.
La muerte llego tan tranquila mientras reposaba entre cuidados de la cuarta división con la guerra lejos de todos ellos, era ligeramente consciente de la oscuridad envolviéndolo como la peste y como su subconsciente se sumergió a un largo letargo.
Ukitake Jushiro como capitán de la división 13 y uno de los más antiguos actualmente entre la corte, esperaba el incierto final con paciencia como siempre la tuvo en toda su vida.
Paso tiempo de esta manera, con voces en eco inentendible que no se esforzó en distinguir… solo esperaba que Syunsui no fuera tan ruidoso asumiendo que era su buen amigo el que parecía flotar en su entorno.
Olvido que había muerto, olvido que Mimihagi le fue arrancado… por un momento se entregó a la idea de estar en la división cuatro en recuperación sin atender los cambios en su entorno y como el idioma no era el manejado en la sociedad de almas.
Jushiro Ukitake creo un mundo ajeno a la realidad entre esa oscuridad obligada sin sentir el ligero cambio al respirar su primer aire verdadero en meses.
Caos era lo escuchaba en la oscuridad, una total riña de gritos y protestas… el en su naturaleza pacifica intento despertarse, ver lo que sucedía y hacerla de consolador, un mediador natural pero no pudo.
Simplemente el cuerpo no obedecía acostado donde se encontraba.
Una oleada de malicia fue detectable, Jushiro no era capitán por nada por lo cual aun en su estado debilitado intento abrir los ojos, defenderse de esta situación dudosa… no podía ver, fue lo que se percató junto con el golpe de realidad ¿Dónde estaba? Pensó duramente sin obtener más que oscuridad como respuesta.
El llanto de una mujer como eco -ES MI HIJO- hablo en inglés, Jushiro sintió su desesperación y solo pudo simpatizar además de darle prioridad al infante que seguro estaba en la habitación -Por…- las suplicas murieron cuando seguro fue golpeada.
-es un niño maldito- alguien aseguro airado desde otro lugar -uno en fechas que el señor oscuro desea-
Como capitán era insulso que despreciaran a un infante, el adoraba a los niños siendo presencias casi imposibles en el seireitei (con excepción de yachiru)… como toda antigua presencia, veía que eran las futuras generaciones… el futuro de la sociedad.
-Un sucio muggle… tu primo tiene gustos nefastos- otro sumo con disgusto.
-No es mi familia- agrego una mujer con un tono enloquecido muy cerca de Jushiro -este niño no es nada mío- agrego picando con un palo de madera al antiguo capitán.
La idea fue una broma en su mente cuando era señalado con descaro, aun cuando estaba en medio de un conflicto… su situación fue hundiéndose en su mente al captar lo vulnerable que era… un niño, era un niño y esto le quito seriedad al entorno.
-encárgate de la basura… yo me hare cargo del bastardo- la que lo picaba con una vara le hizo recordar su postura.
Fue demasiado tarde cuando escucho una palabra extraña, el grito de la mujer que asumía era su madre seguido de las carcajadas burlonas de los testigos invasores.
La habían matado, aun cuando no había reiatsu… aun cuando el reishi era distinto… con su ceguera natural de recién nacido, era evidente que le quitaron la vida a la mujer que hasta hace unos pocos segundos rogaba por él.
Fue una vergüenza como capitán descuidarse, prestarse a divagaciones en momentos de crisis… el dolor de que la mujer que le dio vida muriera sin que hiciera nada dio un golpe en el orgullo… y como nunca, encendió su reiatsu para envenenar el entorno.
El siempre amable capitán, estaba molesto y las emociones en un infante eran difíciles de controlar por más mente antigua que tengas.
Sin limitador… con la amenaza de atraer un enjambre de Hollow, Jushiro estaba enojado como para preocuparle esto y lo débil de su cuerpo infantil.
-Que mierda- comenzó a gritar la mujer cercana ante los mareos repentinos, la debilidad y como la gravedad parecía atraerla al suelo en un tambalear patético.
El crío no lloro aun cuando el resto de los adultos se doblegaron al suelo, esa criatura de ojos cafés parecía demasiado enfocado en la nada para ser un recién nacido y Bellatrix supo que era el culpable… será su paranoia o su sentido de observación… pero ella no tuvo el deparo de culpar al infante, después de todo era un niño maldito no solo en su apariencia.
Por su parte el capitán había llegado al límite permitido para este cuerpo aún más débil del que portaba en la sociedad de almas, se mataría si continuaba por lo cual solo gorgoteo en un intento de hacerse ver amenazante.
Bellatrix aun sentía la presión pero fue disminuyendo, el crio miro sin brillo en sus ojos directamente y la mortifago apretó los dientes en burla salvaje… estaba por levantar la varita, eliminar a esta existencia nefasta cuando un hechizo la golpeó fuertemente en el pecho.
Jushiro no sabía que sucedía, el cansancio lo abrumo cuando una ligera pelea se hizo eco en sus oídos… sin desearlo…. Durmió pesadamente, con el lamento de nuevamente ser inútil.
XXXXX
Walburga Black miro desde el corredor la gran sala de Grimmauld Place con su rostro estoico y túnicas de luto, su marido había muerto el año pasado pero aún mantenía el decoro por su memoria.
Kreacher miro desde su escondite mientras la señora daba un barrido en total rutina en las mañanas, bajo los escalones con la intención de iniciar con una taza de un buen té en la sala y tratar de armar una pequeña agenda social para el resto del día… algo difícil, considerando la situación bélica en el mundo mágico.
Fue silencioso, triste y lleno de soledad… Walburga sabia nunca fue una persona bulliciosa, los estándares de la nobleza eran estrictos pero con solo sus pensamientos se estaban volviendo cada vez más amargada por el abandono.
No había agenda que programar para el día, pensó detenidamente al beber un sorbo de su te.
Para la viuda fue difícil levantarse de la silla mirando detenidamente en un barrido el entorno, casi sumergida en recuerdos del pasado pero obligada a la realidad por su propia voluntad para no derribarse… era demasiado orgullosa para su propio bien.
Pasar por aquel salón donde el tapiz Black descansa le obligo a detenerse de su andar al patio donde visitaría las tumbas de su familia, miro debajo del marco indecisa de ingresar… no le había dado ningún vistazo desde que la muerte de Regulus se talló en su rama.
Suspiro ingresando a dar un barrido a los tantos nombres tachados en el árbol, entre ellos su hermano Alphard Black quien murió años atrás sin familia…. Su otro hermano, Cygnus le regresaba la mirada con las ramas de Bellatrix, Narcissa y una repudiada Andromeda.
Vago a su propia imagen, los Black se habían reducido a su rama… las mujeres no pasarían el apellido perdiéndose en sus nombres de casadas… entonces miro a sus propios vástagos paralizándose de la sorpresa.
Aunque quemo a Sirius en el árbol genealógico mantuvo la magia solo por simple control de su rebelde hijo, ver una rama debajo de su nombre le causo un conflicto entre felicidad y odio por su traición aunque no podía ver quien era la madre… estaba feliz de que el apellido perduraba otra generación más.
ALPHARD II SIRIUS BLACK
Era un nombre que no aprobaba, con solo días de nacido… pero tuvo que resignarse y amargarse de no saber sobre su nieto, entonces cuando estaba por marcharse… se aquieto cuando en el lado de Regulus había un brote -imposible- susurro para sí misma mirando con sospecha considerando que su hijo estaba muerto.
Rasco para saber que no era una mancha de edad, después de todo no había dado mantenimiento al tapiz y prohibió a Kreacher limpiarlo como castigo por no decir donde estaba su preciado hijo Regulus.
Apretó los dientes al saber que alguien jugo con su árbol genealógico después de entender lo que pasaba, pisoteo a la biblioteca para recordar y en una muestra de su destreza mágica bajo a largas zancadas poco dignas de la aristocracia, señalando con su varita comenzó a lanzar encantamientos sin detenerse, rechazando lo que sea retenía la magia ancestral.
Pronto la rama creció a niveles normales, el nombre brillo conforme desplazaba la magia y solo cayó de rodillas con lágrimas en sus ojos.
DAFIRA REGULUS BLACK
Para la amargada bruja ver tal descubrimiento la lleno de júbilo, sin embargo enterarse que la custodia la manejaba su hijo rebelde solo la hizo sentir traicionada ¿Qué pensaba Regulus al dejarlo con su hermano? No lo sabía, pero cuando tuviera la oportunidad pelearía por su adorado nieto.
El futuro Lord Black debía ser criado de la manera adecuada.
XXXXX
Fin del capitulo.
Aquí inicia un proyecto, quizás corto… quizás largo… como uno de tantos que tengo en la fila y que no merecía morir como otros que no he escrito.
Si, lo se ¡cómo me atrevo a subir algo nuevo cuando tengo como tres historias inconclusas! Pero no puedo dejarla morir, era una de esas que merecían ver la luz del dia y tener un desarrollo.
Dafira.- Gin Ichimaru (es mayor dos años).
Ariana.- Unohana Retsu (meses).
Alphard.- Ukitake Jushiro (recién nacido, mismo mes que Potter).
