Capitulo 2.

Nataniel se encontraba mirando al vacío del espacio, o mas bien, estaba ocupando los ojos de un tripulante de la nave, no le costo encontrarlo y "ocupar" su cuerpo.

Bueno, en realidad esta exagerando, si bien se inserta en su cuerpo en realidad no puede controlarlo, puede influir en sus decisiones mas no hacer una posesión de ningún tipo, el sabe que eso esta fuera de sus posibilidades.

Un reloj en la mano del hombre sonó con un tic tac agresivo, el tripulante lo mira y se aleja de la ventana en la cual se encontraba mirando al espacio, las estrellas, bellas como eran, guardaba en su vientre a monstruos terribles, un conocimiento que todos en el barco tenían en la cabeza y el hombre lo expreso en sus pensamientos.

"Mejor volver al trabajo si no quiero que el vacío pueda matarnos" pensó de forma casual, una aceptación del peligro de su profesión.

Nataniel se aleja un par de metros del cuerpo.

"Bueno, supongo que el trabajo llama… ¿verdad?" le pregunto al hombre, el cual simplemente no responde, no lo nota siquiera.

Eso le golpeo un poco el ánimo.

Sabía instintivamente que no podría hablarles directamente, no tenía familiares aquí o amigos, su consuelo era que, por algún motivo, estaba completamente seguro de que los vería en un largo futuro. Pero aun y con ello el sentimiento de soledad crecía lentamente en el.

Alejándose de ese pensamiento, decide distraer su mente en lo importante.

Viajando por las presencias del capitulo, decide ver que grupo de marines esta bajo su guarda.

Dentro de una gran sala, encuentra a dos marines y varios humanos preparando una armería, o eso cree que es por las armas y muebles de metal con varios equipos militares.

Grandes estantes de metal con símbolos de pilares, los clásicos Bolters guardados en cajas especiales, maquinaria de todo tipo que acomodan distintos tipos de lo que Nataniel cree que son pasarelas con equipo especial para poner o quitar la armadura de un Astartes y demás cosas de las cuales, tenia un conocimiento extrañamente básico.

En busca de respuestas mas concretas, decide escuchar la mente de una de las mujeres que trabaja en el ensamblaje de una estantería con cascos.

"No los mires a los ojos, solo termina tu trabajo, los guerreros del emperador están para proteger a la humanidad, no a sus siervos" pensó la mujer con nerviosismos. "Solo, no hagas que te tiren por la exclusa de aire como lo hacen los Malevolent" pensó con mas miedo.

Esto le brindo información bastante interesante a Nataniel, hasta donde sabia esos imbeciles habían sido fundados en el milenio 32, una mirada mas cercana también mostraba una falta de servidores, cráneos flotantes, de hecho, a pesar de tener una estética parecida esta en lugar de verse tan sombría como en el milenio 40, se ve mas, inspiradora, algo que verías durante la época de la gran cruzada.

Por su parte también noto que hay mas miedo que admiración a los marines, entendible para los enemigos del Imperio, mas no para los habitantes del milenio 40 que son fanáticos religiosos que ven a los marines como los Ángeles del Emperador.

¿Quizá estoy en el periodo posterior a la herejía?

En busca de más respuestas Nataniel se dirige a donde se encuentran los dos marines espaciales.

Acercándose más pudo escuchar las mentes de uno de ellos.

"Que ineficiente, los humanos comunes no son eficientes, puedo ver el miedo en sus ojos, su rechazo para con nosotros" pensó mientras miraba a sus siervos con decepción. "Débiles, no me sorprende que el loco de Horus pudiera convencer a estas frágiles mentes de unirse a su causa con mentiras desesperadas" razono el marine.

Nataniel miro, casi ofendido, ese pensamiento supremacista y despectivo no le gustaba de varios capítulos de marines. Fue entonces que hablo, no tenia nada planeado, solo habló.

"Claro que son ineficientes tonto, les infundes un miedo terrible, la mierda que paso en medio imperio y Terra son tan horribles que cualquiera desconfiaría de tipos masivos de mas de dos metros que literalmente se pueden mover mas rápido que bestias cuadrúpedas en carrera y reaccionar en base a ataques hipersonidos" dije como contra argumento.

El marine, inconscientemente sintió que una idea afloro en su cabeza.

"Aunque, por otro lado…. E intentando ponerse en el lugar de estos frágiles seres de los cuales proviene, la herejía, a pesar de solo ocurrir hace unos cuantos cientos de años, todavía esta fresca para los habitantes de la galaxia, es normal que sientan miedo pues…. No me gusta admitirlo incluso si solo es mi pensamiento, los marines fallamos en mantenernos puros al Imperio, el Emperador…. La humanidad" se puso a caminar hacia las personas normales que trabajaban. "El miedo debe de gobernar mas que el respeto en sus mentes…. Mientras sirva para mantenerlos a raya deberá de bastar" pensó.

Nataniel se disgusto con eso, se estaba yendo por un camino que no le gustaba al chico.

"OH vamos, eso es basura, los Amos de la noche hicieron esa estupidez y mira como termino ¡SU MISERABLE PLANETA SE FUE AL GARETE!" dije enojado ante una lógica que era tan deficiente. "El miedo debería de ser una parte de una sociedad, no un todo, el miedo a romper las leyes debería de ayudar a mantener a los comunidades pacificas por temor a represalias, mas no debería de oprimir a su gente, debe de existir un aprecio además de ello, la gente debería de sentirse querida o recompensada para que estos tengan genuinas razones para querer servirte, porque llegara un momento en que simplemente lo único que tendrán será el miedo, y cuando solo tienes algo que no quieres, simplemente suele terminar mal" dije con mas calma.

El marine miro en silencio, sus pensamientos se volvieron mas silenciosos, un razonamiento se consolidaba.

"No, el miedo solo lleva al desastre tarde o temprano, recordadles que fuimos humanos como ellos debería de ayudar a la moral del grupo, una moral alta sirve para mantener un grupo, un ejercito o…. un Imperio, todo tiene que iniciar con un primer paso" pensó mientras guardaba su bolter y se acercaba a la mujer, esta estaba sacando una caja muy pesada.

Sudando de cansancio por la difícil tarea, la mujer se sorprendió cuando una gran mano metálica tomo la caja con facilidad, durante un momento su corazón latió con toda su fuerza, siguiendo la mano hasta su origen, miro a la cabeza del marines. Pensando que había hecho algo mal, solo espero lo peor.

Fue entonces que los escucho.

"Toma un descanso de 5 minutos, no queremos lesiones en esta nave de forma innecesaria, yo te ayudo" dijo con una voz robótica.

La mujer lo miro y se alejo.

El marine empezó a ayudarles a descargar el equipo.

"Quizá….. No todos los marines sean tan malos" pensó con algo mas de alivio.

Nataniel miro con agrado la situación, le agradaba mas esa actitud en los marines, como los Salamandras y su Primarca el gran V. Si bien ahora tenia ideas generales de donde se encontraba actualmente, necesitaría mas información para trabajar mejor, que mejor lugar que el Capellán y el Bibliotecario del capitulo.


Habían pasado 3 días desde las primeras intervenciones de Nataniel en el capitulo.

Durante ese periodo de tiempo se dieron cambios bastante curiosos en los marines espaciales del capitulo, para los habitantes no trans-humanos de las naves esto fue, cuanto menos, desconcertante, pero no por ello bien recibido.

Durante el trabajo pesado, los agotados trabajadores y marinos imperiales serian ayudados sorpresivamente por los grandes elegidos por el Emperador, ya sea con cosas simples como cargando cosas con el peso de toneladas, llevando rápidamente cargamento e inclusive resolviendo problemas prácticos de ingeniería y dándoles tutelas rápidas a los marineros imperiales.

Esto llevo a que las preparaciones de la nave terminaran rápidamente, demasiado rápido, muchos no lo creyeron hasta que los altos mandos de algunas naves dijeron por alta voz.

"Felicidades, terminamos unos días antes de lo previsto, pueden tener una jornada de descanso extra de una hora, buenas noches y que el emperador proteja"

Decir que algunas miles de mandíbulas se fueron al suelo, metafóricamente hablando, ese una forma ligera de describir la sorpresa de es día.

Esto genero un sentimiento de vergüenza en los humanos comunes, no sabían si los elegidos del Emperador los ayudaban por lastima, porque son ineficientes o porque los consideran inferiores y carentes.

Si bien los marines se estaban ganando lentamente el cariño y lealtad de los seres mortales en la nave en lugar de solo imponer miedo, también empezaron a engendrar un sentimiento extraño en ellos, uno de inferioridad aun mas profunda de la que ya tenían.

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